OPORTUNIDAD DE ORO Por Arlina Cantú Lectura bíblica:- 2 Timoteo 3:16 y 17; 4:1 y 2 Texto clave: Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Era una cena informal para festejar los 85 años de vida de Doña Cándida. Ella es la hermana mayor de mi madre. Sus hijos le organizaron el convivio invitando a sus tres hermanas que aún están con vida y a tres de sus sobrinas que íbamos en representación de quienes ya partieron con el Señor. Formamos un grupo aproximado de 15 personas. Cenamos entre risas, bromas y comentarios acerca del largo tiempo en que algunos no nos habíamos visto. Hubo dos rondas en la mesa y los que cenamos primero pasamos a charlar a la sala. Los temas eran muy variados, desde hablar de la edad, de los achaques que padecemos quienes ya pasamos de los 50, de presumir a los nietos y de nuestros logros personales. De pronto la conversación se fue haciendo como más íntima, como en voz baja, como de dos en dos, y cuando una de mis primas – después de mostrarme las fotos de su única nieta- me preguntó a qué dedico actualmente mi vida, le conté con gran emoción sobre la fecha ya próxima en que mi primer libro será publicado por Editorial Mundo Hispano. Me escuchó con atención y de pronto pareció que no le interesaba escuchar más y se levantó de junto a mí para ir a conversar con quienes estaban ahora a la mesa. Con gran sorpresa la escuché enseguida pedir que todos los presentes guardaran silencio y así, a voz en cuello, me dijo que le repitiera para que todos pudieran escuchar, lo que le acababa de contar sobre mi próximo libro. Las emociones se me atropellaban y la voz me temblaba a pesar de estar entre familia, cuando el Espíritu Santo me indicó que esa era la oportunidad de hablar de mi fe en Jesucristo –que es la esencia de mis libros- ante aquel grupo de personas de las cuales solamente dos éramos cristianas evangélicas. Fui contando a grandes rasgos lo que encierra cada uno de los libros que Dios me ha permitido escribir y era grandioso contemplar aquellos rostros atentos, aquellas miradas que casi sin parpadear seguían con entusiasmo mis palabras. Abundaron las preguntas y me regalaron la alegría de decir que esperarán a que el libro salga a la luz para adquirirlo. La bondad del Señor fue grande para conmigo al permitirme hablar de los talentos que él ha depositado en mis manos y de cómo ha ido transformando mi vida para su servicio. Esto es lo que Dios hace con sus hijos. ORACIÓN:- Señor Dios, te rogamos en el nombre de Jesús, que tu Espíritu Santo nos guíe para contarles a quienes nos rodean, de todas las bendiciones que nos das. Amén. Oremos porque sepamos testificar ante nuestros familiares inconversos. Usado con permiso

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