COMO SI FUERAN ÁNGELES Por Arlina Cantú Lectura bíblica: 2 Co. 9:8-12 Texto clave: “Sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres”. Ef. 6:7 Como en un vía crucis recorrido de estación en estación, así recorrimos pasillos y pasillos en la institución médica gubernamental. Acompañaba a mi tía a sus citas para los exámenes preoperatorios, y por ser la primera vez que iba sola en su ayuda, me resultaban desconocidos todos los trámites. En una de las puertas cercanas a los cubículos del laboratorio, salía de cuando en vez una obesa enfermera que con potente voz preguntaba quién iba a entregar boleta. Desconociendo por completo aquel término que empleaba para denominar al papel impreso en donde se detallaban los estudios que iban a realizarle a mi tía, hicimos caso omiso de aquel anuncio. Pero el tiempo pasaba y permanecíamos esperando que alguien apareciera a atendernos en una ventanilla distante a aquella puerta donde aparecía la enfermera de fuerte voz. Y de repente, un buen hombre que aguardaba sentado para recibir el mismo servicio médico, se dirigió a mí para hacerme saber que lo que aquella mujer pregonaba se refería a la obligación que tenían los pacientes de pasar primero con ella y entregarle la orden de sus análisis para que los canalizara al cubículo correspondiente. De inmediato nos acercamos a cumplir con lo que aquel hombre nos había indicado y le di gracias a Dios en mi interior porque aquella voz bondadosa y comedida nos ayudó a que mi tía terminara rápidamente con sus análisis. Después siguió el cardiólogo. Recorrimos tres veces el largo pasillo del hospital sin encontrar ni recepcionistas ni enfermeras que nos dieran las indicaciones precisas de lo que debíamos hacer, ni el lugar exacto para hacerlo. Esta vez fue una mujer que, con afectuoso desinterés, dejó su lugar y fue con nosotras a indicarnos con precisión los pasos a seguir para conseguir que le realizaran el electrocardiograma. Y cuando ya estuvimos justo frente a la puerta del gabinete de cardiología, Dios tenía preparado otro corazón bondadoso que espontáneamente, en cuanto llegamos hasta ahí, nos indicó el procedimiento a seguir para que nos atendieran de inmediato. Mi corazón volvía, vez tras vez, hasta el trono de gracia para bendecir al Señor por poner en nuestro camino a esas tres personas bondadosas que acudieron en nuestra ayuda. Y cuando ya mi tía pasó a su consulta, mi pensamiento se detuvo en pensar que durante mi crecimiento cristiano aprendí que los ángeles fueron creados para morar junto al trono de Dios y adorarle por la eternidad. Empero, sostengo la teoría de que en nuestro caminar en este mundo nos encontramos con personas que actúan como si fueran ángeles con figuras humanas que Dios envía para darnos bendición.

Gracias sean dadas por cada persona que con su bondad refleja en su prójimo el maravilloso amor de Dios. OREMOS POR LAS PERSONAS QUE ACUDEN A REALIZARSE ESTUDIOS CLÍNICOS. Usado con permiso

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