A SOLAS CON MI PADRE Por Arlina Cantú

Lectura: Isaías 38 Cita bíblica: “Y lloró Ezequías con gran lloro y le oyó Jehová”. Isaías 38:3 En el año de 1982, mi amado padre sufrió su primer infarto que le causó un gran impacto emocional, al igual que a toda la familia. Consciente de lo que había pasado y valorando la vida que Dios quiso conservarle, lloraba y lloraba como sólo los hombres saben hacerlo. Un día, en esa íntima comunión que puede tener el alma de una hija con su padre, el Espíritu Santo me movió a leerle en la Biblia un pasaje muy bello del libro del profeta Isaías en donde cuenta de la enfermedad del rey Ezequías y donde habla de la oportunidad de vida que Dios le concedió a este rey. Mi padre se apropió el pasaje y entendió que también a él se le había concedido la misma gracia y que debía “preparar su casa” como dice la Biblia. En ese tiempo él era un hombre reacio a las cosas de Dios pero el trallazo que significan los dolores de un infarto le cambian la vida a cualquiera, de manera que mi padre alcanzó la salvación por Jesucristo. Todavía no conocemos cuántos años de gracia Dios le haya concedido pero, mientras tanto, vive amparado en la misericordia de lo alto. -Oremos por los enfermos inconversos. Dios misericordioso, te rogamos en esta hora por los enfermos inconversos, que ninguno llegue hasta tu presencia sin conocer la salvación que Jesucristo brinda; que los creyentes nos preocupemos por llevarles al conocimiento de su gracia. Amén. Usado con permiso