A MI NIETO, ANDRÉS GERMÁN Por Arlina Cantú Como renuevo de primavera que anuncia días llenos de sol, así eres, niño, para tu abuela un buen indicio que el mal pasó. Que los dolores y las angustias, las aflicciones y el dolor, podrás borrarlos con tu sonrisa y darle a mi alma nuevo vigor. Dame tu mano, niño querido, quiero infundirte mi fe y mi amor, quiero que siempre seas bendecido por el Eterno Dios y Señor. Sé la alegría para mis años, quizás sostén para mi vejez; y, yo, el apoyo de los peldaños que irás subiendo para crecer. Marzo 1 de 1994
REGALO INMERECIDO Una vez más, Señor, Dios de los cielos, tu mirada me has dado, compasivo, y vuelves realidades mis ensueños, entibiando mis brazos con un niño. Abuela ya, otra vez, y, agradecida, bendigo tus bondades incontables, porque este niño es don para mi vida y muestra de tu amor incomparable. Reconozco, Señor, que mis afanes los compensas, amante, en este niño, y me brindas la dicha de adorarte por un regalo más, inmerecido. Gracias, Padre. Permite que en mi vida camine de la mano de este niño,
y le muestre la senda bendecida y le entregue a raudales mi cariño. Que llegue a conocer que Cristo salva, que tú eres nuestro Padre que perdona, que tu Espíritu guía nuestras almas, y que nos das promesas de tu gloria. Marzo 1 de 1994. Usado con permiso
