ACERCA DE SER ABUELA Por Arlina Cantú

Lectura: 1ª. Samuel 12:1-6 Cita bíblica: “No me deseches en el tiempo de la vejez”. Salmo 71:9 Entre las dichas más grandes que Dios me ha dado, está la bendición de ser abuela. A la edad de 42 años lo fui por primera vez y a los 44 por segunda ocasión, y he cantado de gratitud a Dios por esa dicha inmensa. Sin duda que mi amado esposo lo habría disfrutado tanto como yo, pero no alcanzó a ver esos hermosos retoñitos de vida. Después de quedar viuda he tenido la oportunidad maravillosa de viajar, a veces cerca y a veces más lejos; y fue en uno de esos viajes, cuando Julio mi nieto mayor se dio cuenta de que mi recámara estaba abierta y sola y empezó a tratar de indagar sobre mi persona. Como apenas empezaba a hablar y era muy pegado a mí, al no saber cómo preguntar por su abuela, balbuceaba repetidamente: ta, ta, tai. Desde entonces inventó para mi un nuevo nombre, una palabrita que ha endulzado mis oídos todo este tiempo: “Tatai”. Este es el nombre que decidió darme en vez de abuelita, y yo lo disfruto plenamente. Se volvió en mi entorno un vocablo conocido. Sus compañeritos del jardín me llamaban también así, de manera que mis alumnos aprendieron también a repetirlo, y mis amigas y quien llamara por teléfono a casa, sabía que si el niño hablaba de su Tatai, sin duda se refería a mí. Pero Dios en su bondad ha querido alegrar más mi vida, cuando ese pequeñito de pelo rubio aprendió a decir te amo, y con su lenguaje incompleto pero con infinito amor irradiando en su carita, se acerca a mí para decirme: “Tatai, t’amo”. Los años han pasado y aún sigo disfrutando la ternura infinita de que me llamen “Tatai”. -Oremos por las abuelas cristianas del mundo. Señor, te rogamos que te acuerdes de las abuelas del mundo, que con su experiencia en tus caminos puedan instruir a los pequeños que viven junto a ellas. Amén. Usado con permiso

ObreroFiel.com - Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.