MI AMIGA LA MONJA Por Arlina Cantú Lectura: Hechos 8:26-39 Cita bíblica: “¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?”. Jeremías 23:24 Fuimos compañeras de estudio y desde entonces dijimos que seríamos amigas para siempre. En aquel entonces yo no era creyente en Jesucristo. Mi amiga decidió irse de monja. Cierto día ella regresó y llamó para saludarme y decirme que su madre estaba enferma, y que en el convento le habían dado permiso por varias semanas para cuidarla. Grande fue mi sorpresa al ver a mi amiga completamente ciega. Dice ella que de pronto apareció esa enfermedad que le causó la ceguera con gran rapidez. Cuenta que en el convento todo le es más fácil, ya que conoce los lugares por los que debe transitar y para el trabajo que debe desarrollar, le tienen asignado un lugar específico, y le acercan todo lo que va a necesitar de manera que se le facilite. Me contó cómo había aprendido a escribir y a leer en braille. También me dijo en voz bajita, con tono de complicidad, que si yo era capaz de guardarle un secreto. Por supuesto que dije que sí y esperé. Y mis ojos se abrieron con la sorpresa cuando me contó que allá en la soledad de su convento, cuando trabaja y trabaja en silencio, utiliza un walkman ¡para escuchar una radiodifusora evangélica de la cadena Radio Manantial! Sé que no traiciono el secreto, porque ella se refería particularmente a sus autoridades conventuales y a varios miembros de su familia. También sé que es útil el comentario para que todos los creyentes nos gocemos al comprobar que el Espíritu Santo está obrando y es real, que no hay paredes ni conventos, ni lugar alguno donde el Dios Omnipresente no logre llegar para alcanzar a alguna de sus ovejas. Grande es el gozo de mi alma porque sé que la palabra de Dios no volverá vacía sino que cumplirá el propósito de Dios en la vida de mi amiga y que, verdaderamente, seremos amigas para siempre porque podremos gozarnos en el Señor por toda la eternidad. Oremos:- Por las mujeres que aíslan su vida en los conventos. -

Señor, te rogamos en el nombre poderoso de Jesús, que tu mensaje llegue hasta los más recónditos lugares de los conventos y alcance las almas que has escogido para salvar por la sangre de la cruz. Amen.

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