Con frecuencia, se dice que la sed debería servir de guía para beber, pero ¿qué significa tener sed? Muchas personas hablan de esta sensación aunque pocas pueden decir lo que sienten en realidad. Son muchos los autores que han estudiado la regulación fisiológica de la sed, la ingesta de líquidos y los fluidos corporales (1-6). Aquí explicamos el mecanismo fisiológico de la sed que lleva al cuerpo a la búsqueda de líquido.
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La distribución del agua en el cuerpo. Nuestro organismo contiene una determinada proporción de agua, que es del 70 % en un bebé y que disminuye progresivamente con la edad hasta un valor igual o inferior al 55 %. Aproximadamente las dos terceras partes del agua corporal se encuentran dentro de las células (espacio intracelular) y el resto, en el espacio extracelular, que consiste en los espacios situados entre las células (el espacio intersticial) y el plasma sanguíneo (7) como se esquematiza más adelante. No existen volúmenes estáticos; el agua circula entre los dos compartimentos más importantes (el intracelular y el extracelular, véase la figura) en función del gradiente de concentración que se genere entre ellos.
Esto significa que cuando se produce una diferencia de concentración de iones dentro de las células respecto al exterior, el agua fluirá desde la zona de concentración más baja hacia la de concentración más alta hasta que ambas zonas alcancen la misma concentración.
*Adapted from: Elsevier, Inc. Netterimages.com. http://www.netterimages.com/images/vpv/000/000/021/212480550×0475.jpg. See references in the text. 2
En nuestro cuerpo, la concentración ideal de soluto es aproximadamente de 300 mosmol/l, lo que equivale a 9 g de sodio por litro de agua (es decir, una concentración similar a la de una solución fisiológica que puede adquirirse en cualquier farmacia). Puesto que el sodio es el principal ión del compartimento extracelular, su concentración ofrece una idea suficientemente exacta de lo que puede ocurrir dentro del cuerpo.
La pérdida de agua corporal o el aumento de la ingesta de sal a través de los alimentos provocan un aumento de la concentración de sodio en el compartimento extracelular, por lo que el agua sale de las células para reducir el gradiente de concentración.
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Fisiología de la homeostasis del agua Unas células especializadas del cerebro, denominadas osmoreceptores, detectan esta disminución del agua celular y desencadenan el mecanismo de la sed, es decir, el proceso de búsqueda e ingesta de agua, así como la liberación de la Hormona AntiDiurética (HAD o vasopresina) al torrente sanguíneo. Como su nombre indica, la HAD actúa en el riñón para disminuir la pérdida de agua a través de la orina (antidiuresis) (8).Si se bebe agua, ésta penetra en el torrente sanguíneo tras ser absorbida por el intestino y reduce el gradiente de concentración, lo que restablece la concentración normal en ambos compartimentos.
Este efecto disminuye la concentración de HAD, permite el normal funcionamiento de las células del cuerpo y reanuda la producción de orina en el riñón. Si no se bebe en seguida o si la cantidad de líquido ingerido es insuficiente, se libera cada vez más HAD y se reduce progresivamente la producción de orina. En general, este efecto se traduce en volúmenes de orina más pequeños (es decir, se acude a orinar con menos frecuencia) y en que, a menudo, esa orina es más oscura de lo normal (9).
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Si se pierde demasiada agua También puede producirse pérdida de agua específicamente del compartimento extracelular (los ejemplos extremos son la hemorragia y el vómito) lo que produce una disminución del volumen sanguíneo. Unas células especializadas del sistema cardiovascular detectan esta disminución y envían una señal al cerebro para que se libere HAD y para que aumente la concentración de otra hormona denominada angiotensina. La angiotensina ejerce varios efectos (10): • Es vaso-activa (es decir, produce una disminución del diámetro de los vasos sanguíneos); •
Estimula la liberación de HAD y la búsqueda y el consumo de agua;
•
Estimula la liberación de otra hormona, la aldosterona;
El principal efecto de la aldosterona consiste en disminuir la cantidad de sodio excretado en la orina (mediante su reabsorción). Todos los efectos de los receptores de volumen y de la angiotensina se orientan a intentar asegurar la retención de agua y de sodio para que el volumen sanguíneo no disminuya hasta un grado peligroso para la salud. Si se empieza a beber agua, el volumen sanguíneo recuperará rápidamente la normalidad y disminuirá la concentración de hormonas, hecho que permitirá el funcionamiento normal del cuerpo. Si no se empieza a beber agua o si lo bebido es insuficiente, se sintetizará una mayor cantidad de las tres hormonas y disminuirá cada vez más el volumen de orina con el consecuente oscurecimiento de la misma.
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Se trata de un tema complejo (6) y puede depender de varios factores como los que se enumeran a continuación (11): •
Desconocimiento de los beneficios de la ingesta de líquidos
•
Olvidarse de beber
•
Aversión al gusto del agua
•
Ausencia de sed
•
Falta de disponibilidad de agua
•
Necesidad de evitar interrupciones frecuentes para ir al aseo en el entorno laboral
•
La evaluación cognitiva de la disponibilidad de lavabos puede tener importancia en la toma de decisiones sobre cuándo y dónde beber pese a la existencia de las señales fisiológicas de la sed. Estudios llevados a cabo recientemente en los que se observa una elevada osmolaridad urinaria (un signo de deshidratación) en niños escolarizados cuando llegan de la escuela, indican que la restricción del acceso a los lavabos puede ser uno de los factores que influyen en los niños respecto al momento en que beben agua (12-14). Este hecho podría indicar la existencia en el ser humano de una forma de control cognitivo para responder a las señales de la sed y que, tal vez, esta capacidad de ignorar las señales dé lugar, a la larga, a una incapacidad para percibir correctamente la sed, lo que llevaría a ciertos individuos a permanecer deshidratados durante períodos prolongados de su vida.
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La capacidad de sentir sed disminuye con la edad. Además, determinados medicamentos pueden influir en la respuesta hormonal. Con la edad, el cuerpo pierde la capacidad de responder con sensación de sed a un déficit hídrico, lo que aumenta el riesgo de deshidratación. Por tanto, para estar convenientemente hidratadas, las personas mayores deben prever las demandas del cuerpo y no esperar siempre a tener sed para beber (7). Los medicamentos diseñados para inhibir la síntesis de angiotensina y bloquear o inhibir su receptor específico representan más del 80 % de los tratamientos para la hipertensión y la insuficiencia cardíaca. Asimismo, estos medicamentos pueden emplearse para tratar otros trastornos modernos como la obesidad, la diabetes, el cáncer e incluso la enfermedad de Alzheimer (15). La liberación de angiotensina en el torrente sanguíneo es la respuesta fisiológica a la deshidratación del compartimento extracelular (16), por lo que podría existir una relación entre la deshidratación leve a largo plazo y estos trastornos modernos de la salud.
*Se agradece al Prof. Simon Thornton, de la Universidad Henri Poincaré (Nancy, Francia) la cesión del contenido en el que se basa el texto de este apartado.
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Enfoque nutricional integral para una hidratación saludable El rendimiento óptimo físico y cognitivo depende de que mantengamos unos niveles de hidratación saludables. Por este motivo, la hidratación resulta de interés tanto a individuos como a expertos en salud pública. Lograr el balance hídrico (el aporte de agua es igual a las pérdidas) depende de si el tipo de nutrición y estilo de vida proporcionan suficiente cantidad de líquidos como para satisfacer nuestras necesidades. Sin embargo, estas fluctúan en función de diversos factores psicológicos y ambientales comentados a continuación. La sed se trata de un indicador útil de los requisitos hídricos diarios pero no se puede depender por completo de este, dado que el organismo ya se encuentra levemente deshidratado cuando la señal de la sed se hace perceptible. Por consiguiente, se necesitan medidas informadas y conscientes para garantizar que nuestra vida cotidiana ofrece suficientes oportunidades de ingerir líquidos. Entre otras, estas medidas son conocer aproximadamente la cantidad de agua necesaria, revidar las pérdidas hídricas, reconocer las distintas fuentes de líquido de la dieta y tomar decisiones informadas en relación con los alimentos y las bebidas.
Las fuentes de pérdida de agua: •
Orina.
•
Heces.
•
Sudor.
•
Respiración.
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Estas pérdidas varían enormemente entre personas y dependen del estado de salud, el grado de actividad física y las condiciones ambientales (es decir, el calor, la humedad etc.) En concreto, en algunas enfermedades la micción/defecación puede ser mayor, mientras que la sudoración puede ser superior en personas físicamente activas o climas cálidos. Es importante ser consciente de estos factores si se deben reponer pérdidas hídricas excesivas con un mayor aporte hídrico procedente de diversas fuentes. El aporte hídrico procede de numerosas fuentes. Aproximadamente el 2030% procede de alimentos sólidos y el 70-80% de las bebidas y el agua potable.
Nuestro aporte hídrico procede en un 20-30% de los alimentos y en un 7080% de las bebidas
Interpretación de los aportes adecuados Mucha gente piensa equivocadamente que el “aporte hídrico” recomendado para un varón (2,5 l/día) o una mujer (2,0 l/día) adultos hace referencia únicamente al agua consumida. De hecho, la recomendación de beber diariamente de 8 a 10 vasos de líquido incluye bebidas y alimentos húmedos, así como agua. De manera que las recomendaciones oficiales consideran el agua como un componente nutricional presente en todos los alimentos y bebidas, y no una única fuente, procedente del agua del grifo o embotellada. Las bebidas siguen siendo la fuente más importante de líquido en la dieta. Aunque algunas personas pueden obtener todo lo necesario con el agua de consumo, esto no sucede así en todos los casos, especialmente si el agua no es la bebida preferida. Por tanto, una amplia disponibilidad de bebidas 9
incrementa nuestras posibilidades de lograr el aporte hídrico óptimo. La investigación muestra que el aporte hídrico diario de una persona normal está constituido por:
Otras bebidas son el café, el té, los refrescos, la leche y los zumos de fruta. Se cree que las bebidas con cafeína poseen efectos diuréticos transitorios, sin embargo, es improbable que tengan efectos sobre la hidratación en la práctica, puesto que también contienen agua y, por tanto, contribuyen al aporte hídrico total. Las bebidas alcohólicas tienen un efecto diurético en la práctica y podrían tener efectos perniciosos en términos de hidratación, según las cantidades consumidas. Todos los alimentos sólidos contienen agua. Por ejemplo, el contenido hídrico de la mayoría de las frutas y verduras por lo general supera el 85 %, mientras que el arroz y la pasta contienen alrededor de un 70% de agua. Todos los alimentos secos, como las galletas saladas, pueden contener un 5 % de agua. Los alimentos a base de agua, como las sopas, las salsas, el helado y los postres cremosos, contribuyen de manera significativa al aporte hídrico. 10
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