LOS TEMPLOS VACÍOS Por Rogelio E. Pérez Díaz. Usado con permiso Con frecuencia visitan nuestra iglesia cristianos de otras naciones y se maravillan, porque en Cuba, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares del planeta, los templos se ven llenos… y, cada día se llenan más. Me viene entonces a la mente el libro Agua viva del pastor norteamericano Chuck Smith. Porque no se trata del “éxito” del mundo, de ese “éxito” que viene a significar fama, riquezas y sentido de “realización” de quien lo obtiene. Nos referimos del otro, del éxito divino, consistente en que las personas de todos los estratos, razas, naciones, sexo o generación, sean tocados por la gracia de Dios y acepten a Cristo como Salvador y Señor. Precisamente el Pastor Smith, se refiere a ese éxito en su libro. Cito: ¿Sabe usted por qué la iglesia primitiva tenía tanto éxito? Disfrutaron del favor de Dios porque el Espíritu Santo dirigía todas sus actividades. La iglesia primitiva permitió que el Espíritu Santo les indicara hacia dónde tenían que ir y qué debían hacer. Él estaba a cargo. El Espíritu ordenaba y establecía el liderazgo de la iglesia. Como resultado, leemos como los airados oponentes del evangelio confrontaron a los apóstoles con este cargo: “Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina” (Hch. 5:28). De la misma manera, cuando el apóstol Pablo y su grupo vinieron a Tesalónica, ciertos judíos advirtieron a los magistrados, “estos que trastornan el mundo entero también han venido a acá” (Hch. 17:6). ¡Qué tremendo testimonio para la iglesia primitiva! Llenaban ciudades enteras con la doctrina de Cristo Jesús, trastornando el mundo entero. ¡Quisiera Dios que yo fuese arrestado y acusado de llenar mi ciudad con la doctrina de Cristo Jesús! Entonces diría: “póngame los cargos, señor juez. ¡Alabado sea el Señor!”. Ciertamente Chuck (perdone el atrevimiento de llamarlo de manera tan familiar, pero es tanto lo que me solidarizo con lo que dice, que siento en mi corazón el deseo de dirigirme a usted en esa forma). Ciertamente, repito, yo también quisiera ser reo de semejantes “cargos”. ¡Usted ha dado en el blanco! Todo consiste en dejar que el Espíritu Santo guíe nuestros pasos. Entonces, por supuesto que todo no se reduce a decir: “No me simpatiza el pastor y sé que a otros hermanos tampoco, entonces,… vamos a unirnos todos y formar una nueva “iglesia”… por supuesto que seré entonces pastor del nuevo rebaño, porque la idea ha sido mía.” Quizá alguien pudiera pensar que la suya es una idea descabellada y que no vale nada. Yo no lo creo así: puede que sea descabellada, pero… ¡si vale!... vale algo así como… ¡Treinta piezas de plata! ¿No le suena familiar ese precio? Si no lo recuerda permítame decirle que fue el que recibió Judas Iscariote por entregar a Jesús. ¿Le parezco implacable?... espere; aún no termino: usted es el “nuevo Judas” que condena el cuerpo de Cristo (entiéndase la iglesia) a una nueva crucifixión. Puede que usted no ame al pastor, quizá no le simpatice siquiera. Obviemos que usted está pasando por alto el mandato de amar al prójimo y, centrémonos en otra cosa. ¿Por qué no le simpatiza? ¿Será que acaso le ha “señalado con el índice” en uno de sus sermones? ¿Ya “barrió usted para adentro”?... supongo que no.
¿Una nueva “iglesia”? ¿No será acaso mejor decir, “un nuevo nombre”? A saber solo existe una iglesia, la de Cristo, ¿o es que no va a ser cristiana la suya? ¿Por qué se empeña usted en incentivar la división, en mutilar la iglesia, que es el cuerpo de Cristo? ¿Le parece buena cosa ver los templos vacíos? ¿No ve su actitud similar a la de los fariseos de los tiempos de Jesús? ¿No imagina usted, o mejor aun, no ha leído en la santa palabra de Dios que en la nueva Jerusalén estaremos todos en comunión unos con otros y con nuestro Creador? ¿No le parece, pues, bueno en gran manera, disfrutar en este mundo que cada día se pierde más, por lo menos de un “pedacito de cielo”? ¿Lo he agobiado con mi ráfaga de preguntas? Tenga paciencia conmigo hermano; le ofrezco mis disculpas por el “sermón”, pero lo hago pensando en usted. Medite en mis cuestionamientos. ¿No cree que valga la pena? El autor es miembro de la agrupación paraeclesiástica cubana: Ministerio CRISTIANOS UNIDOS. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.