AMAR A CRISTO Por Rogelio Pérez Díaz Usado con permiso Me llama la atención ver esas pegatinas en las puertas de las casas, los parachoques de autos, pullovers y gorras que dicen: “YO AMO A CRISTO”, “CRISTO TE AMA”, “DIOS ES AMOR” y, muchas más. A un cristiano le alegra sobremanera ver que las personas tienen la valentía de hacer públicas esas muestras de amor. Mucho más si sabemos, porque el propio Jesús lo profetizó, que por causa de su nombre no nos van a dar un premio Nóbel, más bien recibiremos persecución, odio, muerte. No critico esa actitud. No lo hago si tengo la certeza de que es mucho más que una “moda”. Sólo que pienso existe algo más importante: Dentro de esa casa habita un ser humano, detrás de ese volante hay un hombre, bajo esa gorra hay una cabeza, dentro de ese pullover late un corazón… ¡Ahí es donde tiene que estar ese amor! Perfecto es que lo confiese, pero bueno en gran manera sería que lo interiorizara, que estuviera en su mente y su corazón, como él quería. Cuando estaba en el mundo yo pensaba, dado el género del nombre, pues Jesús es un sustantivo masculino, que era algo así como una “desviación sexual” que un hombre confesara amar a Jesús. Pero un día entendí que hay Amor (con mayúscula) y amor (con minúscula). El primero es el que Dios nos tiene y debemos tenerle a él, un Amor más grande que todas las cosas y que no tiene nada que ver con la palabra “sexo”. El segundo es el que se siente por las demás personas. Le diría, para que me entienda, que un padre ama a su hijo y viceversa y no son homosexuales. Ahora, enfocándolo de otra forma: Un Padre Ama a su hijo y lo demuestra muriendo en la cruz por él ¿No debe entonces el hijo Amar al Padre en la misma manera? ¡Cuidado con su respuesta!... A veces no queremos comprometernos mucho con Dios, porque tenemos esposa, hijos, padres, otros familiares y amigos a los cuales amamos y necesitamos un tiempo para ellos. Pero ocurre que ese amor está en gran parte condicionado por el otro Amor. Fácilmente un padre daría la vida por su hijo. También un hijo es capaz de sacrificarse por su padre. Pero difícilmente (por no decir imposible) alguien muera por un pariente o amigo (¡Eso no lo digo yo, Dios lo ha dicho!) Y, ¿por quién murió Jesús? No lo dude: Por todos los hombres; por sus seguidores, por los conocidos; y… ¡por sus verdugos! ¿Existe Amor comparable a ese? Si usted es cristiano, ¿en qué medida es recíproco de su parte ese Amor? Si no lo es, considere que cada día hay menos cosas a que aferrarse y menos amor. ¿No cree que sería bueno volver los ojos hacia ese que, aún sin conocerlo, dio la vida por usted, entregarse a él y amarlo? Medite: En la misma manera que, como decía antes, quedan pocas cosas a que aferrarse, poco amor en la tierra y, también, POCO TIEMPO. Es un momento de decisiones. Yo voté por Amar a Jesús. ¿Lo ha hecho usted sinceramente? El autor es miembro de la agrupación paraeclesiástica cubana: Ministerio CRISTIANOS UNIDOS. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.
