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Robert Kiyosaki dice que las creencias más dañinas que enseñan en el sistema de escuelas públicas son. (1) que los errores son malos y (2) que solo hay una ...
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EL AGOTAMIENTO DE LA ESCUELA EN CASA Y CÓMO EVITARLO 2ª PARTE

Por Ellyn Davis Usado con permiso Medidas sencillas para evitar el agotamiento En el número pasado, hablamos de que una de las medidas que podemos tomar para combatir el agotamiento es el identificar a nuestros “vampiros de energía”. Estos son gente, actividades y creencias que literalmente nos “chupan” la energía y el entusiasmo. Hasta ahí, identificamos vampiros de energía de Personas y Actividades. Estos son unos más de estos “vampiros de energía” de los que debemos cuidarnos. El estilo de vida como un vampiro de energía. Un reciente artículo en el U.S. News and World Report (Noticias y Reportes del Mundo de EE.UU.) se enfocaba en la privación del sueño en Estados Unidos. Debido a nuestros acelerados estilos de vida, muy pocos norteamericanos apenas conocen la claridad del pensamiento y nivel de energía que se produce después de un completo descanso. No solo los adultos sufren de falta de sueño, sino ahora los niños están en riesgo de ser privados del sueño, porque sus vidas se han vuelto tan demandantes como las de sus padres. En su libro Margin, (Límite) Richard Swenson dice que para la mayoría de los norteamericanos, el dormir no es lo que hacen para descansar, dormir es lo que ellos hacen porque están exhaustos. Aunque esto parece elemental, la cantidad de descanso que tengas y la clase de comida que ingieras pueden tener un efecto dramático en tu habilidad para enfrentar las demandas de la vida. Algunas preguntas que podrías hacerte son; ¿Qué me hace feliz? ¿Qué es lo que me energiza? ¿Qué me hace sentir productiva? ¿Qué me conforta y renueva cuando me siento desgastada y utilizada? ¿Qué es lo que me apasiona? Tú puedes hacer grandes cambios en tu estilo de vida que te reanimen, o puedes hacer cambios menores incluyendo en tu día lo que El principio 80/20 llama “islas de felicidad” Por ejemplo, yo soy una persona que tiene necesidad de la soledad para recargarme y reconectarme con lo que es importante para mi. Sin embargo por años viví en una casa de cuatro cuartos con tres niños activos y cinco o seis empleados que entraban y salían de una oficina en el piso superior durante todo el día. Era una invasión radical a mi privacidad, y algunos días pensaba que iba a volverme loca. Tuve que forzarme a mí misma a encontrar tiempo para reflexionar, para crear “islas de felicidad” para mí misma. Algunas veces estas “islas de felicidad” eran tan simples como salir sola a caminar, o encerrarme en mi recámara con un buen libro. Algunas veces éstas tenían que ser más extremas, como volar a Dallas a participar en un seminario para jueces de equitación, o llevarme a los niños a la playa por unos pocos días, solo nosotros. En el proceso, descubrí cuáles colores, aromas, vistas y actividades me renovaban. Las creencias como vampiros de energía Piensa en ello. Aquí estamos, absolutamente aficionados, sentadas alrededor de nuestras mesas de cocina, utilizando a nuestros propios hijos como conejillos, aferrándonos a la creencia de que podemos de alguna manera darles una mejor educación que una institución americana que tiene facilidades multimillonarias y un equipo profesional, y que gasta un promedio de $5,500 dólares al año en cada

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niño. Las únicas herramientas que tenemos a nuestra disposición son nuestra buena voluntad de hacer el intento y un surtido de materiales de enseñanza modelados a partir de los que usaron en las escuelas públicas. Así que estamos rodeadas de constantes preguntas – preguntas de nuestros familiares, nuestros amigos, miembros de nuestra iglesia – que socavan nuestras convicciones. Aún peor, debemos batallar con preguntas de nuestras propias mentes tales como “¿Puedo realmente llevar a cabo esto? ¿Sé lo que estoy haciendo? ¿Estoy haciendo demasiado o muy poco? ¿Estoy usando el material de enseñanza correcto? ¿Estoy nada más desperdiciando mi tiempo? ¿Voy a aislar a mis hijos y hacerlos totalmente inadaptados?” ¡Con razón luchamos con el agotamiento! Obviamente, estas preguntas pueden convertirse en “vampiros de energía” que minan nuestra confianza acerca de lo que estamos tratando de llevar a cabo. Necesitamos rodearnos con constructores de confianza que refuercen nuestras convicciones, como los libros de John Gatto que nos hacen saber que las escuelas públicas no son todo lo grandiosas que parecen ser. O libros por Raymond Moore que nos dicen que esa vida acogedora y amorosa que tenemos en familia, superará cualquier deficiencia que pueda haber con nuestros materiales y métodos de enseñanza. O libros de Edith Schaeffer que nos hacen darnos cuenta de que nuestros hogares tienen el poder de moldear vidas con alcance eterno. Existen tres creencias principales de “vampiros de energía” que he detectado al hablar con familias de escuela en casa a través de toda la nación. Probablemente puedas identificar más creencias contraproducentes en tu propia vida, pero estas son las tres que yo noté: 1. La creencia en la escasez. Esta es la creencia en el “no hay suficiente” – No hay tiempo suficiente, energía, dinero, oportunidades, recursos etc. Cuando adoptamos una creencia en la escasez, nos limitamos a nosotras mismas. Tendemos a no salir de nuestras propias “cajas”, porque sentimos que debemos resguardar lo poco que tenemos y sentimos que no importa lo mucho que tratemos, nuestros esfuerzos no serán “suficientes”. Siempre tememos que no vayamos a tener “suficiente” tiempo, energía, dinero, oportunidades, etc., etc. Cuando elegimos creer en la escasez, no solo nos limitamos a nosotras mismas, sino que insultamos a Dios – el Dios que es suficiente, y quien, de hecho, promete darnos con medida llena, apretada, y sobreabundante. También nos encerramos en nosotras mismas con la ansiedad por la presión de las finanzas y el tiempo, y nos arrepentimos y lamentamos por el tiempo, la energía y el dinero gastados. Una de las razones por las que nuestra familia ha tratado de preservar la biografía de Hudson Taylor en la imprenta es porque él fue un hombre con una firme convicción en que Dios siempre “sería suficiente” y su respuesta a cada emergencia era, “¡Ahora tenemos una oportunidad de ver lo que Dios puede hacer!” 2. La creencia en la dificultad. La palabra “bummer” (“no vale la pena” o “qué lata”) se ha incorporado firmemente como parte del vocabulario norteamericano. Es un reflejo de la ampliamente sostenida creencia de que la vida es un fastidio, una batalla, una escalada cuesta arriba, una constante prueba de la Ley de Murphy (“todo lo que pueda salir mal, lo hará”). Si, es verdad, vivimos en un mundo caído, pero eso no significa que tengamos que enfrentarnos a todo con una actitud de “¿Qué caso tiene?”

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¿Qué pasó con la enseñanza de Jesús de que su yugo es fácil y su carga ligera? A veces los cristianos caen tanto en la mentalidad de “una lucha constante” acerca de la vida aquí en la tierra, que se olvidan de que Jesús ya ganó la guerra y que somos “más que vencedores”. Nuestras vidas no debían ser el “valle de lágrimas” sobre el cual cantaban en los viejos himnos, sino excitantes aventuras. Cuando se trata de bajar el nivel de dificultad en mi vida, una de las más importantes lecciones que jamás he aprendido fue acerca del poder de la repetición. Yo acostumbraba no hacer mi cama, porque bajaba de ella corriendo cada mañana y jamás me detenía hasta que caía en ella nuevamente por la noche. La cama sin tender siempre me molestaba, pero parecía como una tarea imposible de abordar como la primera cosa en la mañana. Sucedió que un amigo mencionó que si tú haces algo por seis meses, se convierte en un hábito y ya no requerirá de ninguna energía extra emocional o física. Tan tonto como pueda sonar, pensé, “Quizá puedo tratar de hacer mi cama por seis meses.” Bien, eso sucedió hace veinticinco años, y ya ni lo pienso cuando tiendo mi cama. Simplemente lo hago cuando me levanto. Desde entonces, he usado el poder de la repetición para eliminar el desgastante efecto de ciertas tareas que me disgustan. Encontré lo que los sociólogos llaman “competencia inconsciente” Todas las tareas, particularmente las tareas que requieren vencer una cierta cantidad de resistencia interior, tienen una curva de “competencia” en donde cuando alcanzas el nivel de maestría, ya no requerirán de ningún esfuerzo mental, emocional o físico. Vemos esto todo el tiempo cuando enseñamos a un niño a leer. Por meses parece como si no estuviéramos llegando a ninguna parte, pero de repente, nuestro niño lee sin esfuerzo. Hablando de la palabra “bummer” ¿sabías que puedes cambiar lo que sientes acerca de la vida simplemente cambiando las palabras que usas? Si encuentras que tu conversación diaria está llena de palabras como “exhausta”, “apresurada”, “agobiada”, “estresada”, “frustrada”, “desilusionada” y cosas por el estilo, probablemente quieras hacer un esfuerzo consciente para cambiar las palabras que utilizas. Encuentra palabras positivas (o aún chistosas) para reemplazar tus palabras “bummer”. Por ejemplo, puedes decir, “Estoy alcanzando la velocidad del sonido” en lugar de decir “estoy de prisa” o “estoy en la masa crítica” en lugar de “estoy agobiada”. Al cambiar tus palabras no solo te harán pensar acerca de las etiquetas que pones en tu vida, sino también harán que aquellos alrededor de ti comiencen a escucharte nuevamente. Tu familia probablemente ha dejado de escucharte porque te han oído decir las mismas cosas negativas una y otra vez. 3. La creencia en el fracaso. Robert Kiyosaki dice que las creencias más dañinas que enseñan en el sistema de escuelas públicas son (1) que los errores son malos y (2) que solo hay una manera correcta de hacer algo. Estas creencias crean un miedo al fracaso, el miedo a cometer errores, que frustra el verdadero aprendizaje. Kiyosaki dice más adelante que la mayor parte del verdadero aprendizaje proviene de cometer errores, del caerse y tratar de nuevo, como lo haces cuando aprendes a caminar o a andar en bicicleta. Así que los fracasos siempre tienen algo que enseñarnos, y con frecuencia nos enseñan que el éxito. Kiyosaki dice que no hay fracasos, solo “resultados” y él le llama errores a los “resultados con emociones adjuntas”. ¿Qué tal si realmente creemos que Dios trabaja todo para nuestro bien y aún compensa nuestros errores? Eso disiparía mucho de nuestro miedo y ansiedad. 4. La creencia de que siempre será así.

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Una de las frases favoritas de mi madre es “Esto también pasará”. Es su manera de reconocer lo inevitable del cambio. Seguramente ahora mismo estás hasta la coronilla con las cosas del bebé, tu casa es una ruina y no hay manera de que puedas tener la cena sobre la mesa a tiempo. ¡Con razón te sientes estresada y ¡abrigas pensamientos sobre mandar a los niños a una escuela militar! Pero créeme, llegará un día cuando darás cualquier cosa por tener manchas de crema de cacahuate y mermelada de tu hijo de cuatro años, que gatea hasta tu regazo, pidiéndote que le leas “Mike Mulligan and His Steam Shovel” (Mike Mulligan y su pala mecánica) por cuatrocientava vez. Estos días con tus hijos te pasarán en un instante. Todos mis hijos están ahora mucho más allá de la etapa de los pañales y la crema de cacahuate y lo que más extraño son sus acurrucadas, sus manitas extendidas hacia mí, los quejumbrosos lloriqueos por “solo un cuento más”, los orgullosos llamados de “¡Mamá, ven pronto y mira lo que hice!” ¿Cómo pude haber pensado que era una molestia leer Mike Mulligan? Con gusto cambiaría todas las casas limpias del mundo por más de estos años estresantes cuando mis niños eran pequeños y cada día les deparaba miles de nuevas maravillas por descubrir. Las creencias tienen un poderoso impacto en lo que percibimos de la vida. La próxima vez que te encuentres frustrada, ansiosa o deprimida, preguntante, “¿Qué debía haber creído para sentirme así?” El reconocer las falsas creencias, te permitirá meditar sobre la gente y las situaciones, y luego al tratar conscientemente de alinear estas creencias con la verdad de Dios, cambiará dramáticamente la manera en que afrontes la vida. Por ejemplo, si crees que tus niños son “un fastidio”, te relacionarás con ellos de manera totalmente diferente si crees que son “bendiciones de Dios”. En The Safest Place on Earth (El lugar más seguro del mundo), Larry Crabb dice: “Simplemente no creemos en un Dios que es intrínsicamente bueno, que su compromiso de ser totalmente él mismo es equivalente al compromiso de ser bondadoso con nosotros. Cuando él nos dice que él se glorifica, y se glorificará a sí mismo haciéndonos saber quién es él, podemos descansar. Es como un padre rico y generoso declarando su intención de mostrar su verdadero carácter. Sabemos que contamos con todo eso. Esto es, si somos sus herederos.” Más medidas para combatir el agotamiento. Compañerismo espiritual, tutores y consejeros cristianos. Somos seres sociales, y finalmente, todos nuestros problemas están relacionados. Todas las áreas prácticas discutidas hasta aquí en este artículo tienen que ver con cambiar la manera en que nos relacionamos con las cosas creadas (como el tiempo y las circunstancias en las que vivimos) y cambiar lo que afecta nuestra relación con nosotras mismas (nuestros patrones de pensamiento, nuestro nivel de energía, etc.) Pero hay otras relaciones que contribuyen al estrés y al conflicto en nuestras vidas. Si, podemos tener mucho que hacer y no suficiente tiempo para hacerlo, pero este problema de tiempo / espacio solo alcanza el nivel de “agotamiento” cuando existen problemas subyacentes de relación tales como la tensión entre esposo y esposa, conflictos entre padres e hijos, o desavenencias entre amigos cristianos. Usualmente la mayor fuente de estrés en las relaciones está en nuestros matrimonios, porque la mayoría de nosotras nos casamos sin siquiera haber sido enseñadas cómo hacer que funcione un matrimonio.

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Aquellas que tenemos problemas de relación no necesitamos cursos sobre el manejo del tiempo o seminarios sobre el cuidado de la casa, necesitamos amistades, tutores y consejeros espirituales, quienes nos ayuden a desarrollar una correcta relación con los demás y con Dios. ¿Qué hay con las amistades espirituales? Desafortunadamente, muchas de nosotras vacilamos en compartir nuestras más profundas luchas, porque sospechamos que otros cristianos nos tratarán como un problema que necesita ser solucionado o como material fresco para el chisme de la iglesia. Larry Crabb dice en The Safest Place on Earth (El lugar más seguro sobre la tierra) que todos los cristianos anhelan “...una comunidad de amigos que estén hambrientos de Dios, que sepan lo que significa el sentir el Espíritu moviéndose dentro de ellos mientas hablan contigo. Anhelas hermanos y hermanas que no intenten o piensen cómo mejorar tu vida, sino en estar contigo dondequiera que tu jornada te dirija. Daríamos casi cualquier cosa por ser parte de una comunidad que esté profundamente segura, donde la gente nunca se dé por vencida de unos por otros, donde la sabiduría acerca de cómo vivir surgiera de una conversación donde sea tocado lo que esté más vivo en cada uno de nosotros... donde nos sintiéramos los suficientemente a salvo para explorar significativamente confiados, quienes somos, para que el punto final sea una gozosa reunión con Dios.” La Escritura nos dice que Dios desea que el cuerpo de Cristo sea justamente eso; un lugar seguro que nutra lo bueno en nosotros y nos traiga a una “gozosa reunión con Dios”. Vale la pena buscar el compañerismo espiritual, aún si solo encontramos a uno o dos que sean nuestros amigos espirituales. Pero la iglesia rara vez es un lugar “seguro” para compartir tus problemas luchas y fracasos. Leí recientemente The Early Christians in their Own Words (Los primeros cristianos en sus propias palabras) y las lágrimas corrieron por mi mejillas ante la compasión y el amor que mostraban los unos por los otros. ¿Qué hay acerca de los tutores? Dentro del cuerpo de Cristo, las buenas ancianas fueron puestas específicamente para ayudar a otras mujeres a lograr todo lo que puedan llegar a ser como esposas, madres y amas de casa. Pero, como una vez le remarqué a una psicóloga cristiana, “¡Todas las ancianas cristianas que conozco solo aparentan serlo tan deficientemente como yo!” La mayoría de nosotras luchamos por convertirnos en las mujeres amas de casa de Tito 2 – amando a nuestros hijos y esposos, etc. – pero muy pocas de nosotras tenemos una mujer mayor que nos muestre el camino. En lugar de eso, hemos sido alimentadas y disciplinadas por mujeres que son tan inadecuadas como nosotras para cumplir con el mandato de Tito 2. Siempre he pensado de mi generación como una “generación sándwich”. Estamos en medio del “sándwich” entre una generación que nunca nos instruyó, y una generación que necesita desesperadamente que la instruyamos. ¿Cómo tratar con este dilema? Primero, necesitamos echar una buena y cuidadosa mirada a quienes son nuestras influencias principales. ¿Son estas mujeres felices y plenas como esposas y madres? ¿Pueden proveernos con un patrón de creencias y vidas santas, tanto como con habilidades prácticas que podamos duplicar en nuestras propias vidas? ¿Su influencia nos causa el ser más felices y productivas, o nos relacionamos con ellas porque “la miseria ama la compañía?” Un dicho común es que tú serás como las cinco personas con quienes pasas la mayor parte de tu tiempo, así que es importante pasar tiempo con gente a quien quieras parecerte (y dejar de gastar tu tiempo con personas a quienes no quieras parecerte.) Segundo, podemos buscar mujeres dignas de imitar. A veces esto significará que debemos conformarnos con modelos de segunda mano, leyendo libros o escuchando cintas de mujeres que son bien respetadas y

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generalmente conocidas como autoridad en la instrucción de otras mujeres. Por ejemplo, la mayoría de mis modelos de conducta son mujeres que nunca he conocido personalmente; mujeres como Corrie Ten Boom, Edith Schaeffer, y otras cuyas vidas soportarán el escrutinio. Adicionalmente a la falta de ancianas piadosas, hay una escasez de consejeros cristianos maduros. Es difícil encontrar a alguien con quien hablar y cuyo consejo no esté mezclado con tintes de psicología, o que no trate de imponer su agenda sobre tus problemas. Lo que quiero decir por “agenda” es como lo que dice el viejo dicho: “Cuando tienes un martillo nuevo, todo parece un clavo”. Todas hemos tenido la experiencia de alguien que trata de hacer que nuestros problemas se ajusten a sus doctrinas. Si sucede que estén pasando por una sanidad interior, entonces nuestros problemas se convierten en el “clavo” para su “martillo” de su sanidad interior. Si sucede que creen en demonios, entonces nuestro problema se convierte en el “clavo” de su “martillo” de liberación. No te avergüences de buscar ayuda profesional, pero cuando lo hagas, investiga a la persona tan cuidadosamente como lo harías con cualquier otro tutor. Y no permitas que nadie te trate como un “clavo”. En la 3ª Parte aprenderá acerca de “el pecado y la incredulidad como causas del agotamiento”, “Alcanzando la zona cero con Dios” y mucho más.

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