CONSTRUYENDO RELACIONES Por Ellyn Davis Usado con permiso Una razón, una temporada, o toda una vida Recientemente escuché una plática sobre el “vivir el momento presente”, y en ella el conferencista decía, “las relaciones no están para hacerte feliz, ellas son para hacerte vivir el momento presente.” Mientras pensaba en esto, me di cuenta de que estaba en lo correcto. Tendemos a ver las relaciones como algo para hacernos felices, para llenar un espacio vacío en nuestras vidas, para cubrir nuestras necesidades – aún si la necesidad es dar amor a alguien más, o criar niños piadosos. Pero en realidad, las relaciones nos hacen más conscientes de quienes somos, con defectos y todo, y nos enseñan a valorar el momento. Y la parte más difícil en las relaciones, es que tienes que aprender a amar y a dejar ir al mismo tiempo. Alguien me envió esto en un e-mail y pensé que debía compartirlo con ustedes. “La gente llega a tu vida por una razón, una temporada, o para toda la vida. Cuando sabes cuál de estas es, sabrás qué hacer por esa persona. Cuando alguien está en tu vida por una RAZÓN, es usualmente para cubrir una necesidad que has expresado. Ellos han venido para ayudarte a través de una dificultad, para brindarte guía y soporte, para ayudarte física, emocional o espiritualmente. Parecerían enviados por Dios, y lo son. Están ahí por la razón que necesitabas que estuvieran. Entonces, sin que haya algo malo de tu parte, o en un momento inconveniente, esta persona dirá o hará algo para terminar la relación. Algunas veces ellos mueren. Algunas veces simplemente se van. Otras veces actúan de manera que te fuerzan a apartarte. Lo que debemos considerar es que nuestra necesidad ha sido cubierta, nuestro deseo se ha cumplido, su trabajo está hecho. La oración que enviaste, ha sido contestada y ahora es tiempo de proseguir. Algunas personas llegan a nuestra vida por una TEMPORADA, porque ha llegado tu tiempo de compartir, crecer o aprender. Ellos te traen una experiencia de paz o te hacen reír. Pueden enseñarte algo que nunca habías hecho. Generalmente ellos te proporcionan una increíble cantidad de gozo. Créelo, es real. Pero solo por una temporada. Las relaciones para TODA LA VIDA te enseñan lecciones de por vida, cosas sobre las que debes construir para tener una sólida base emocional. Tu trabajo es aceptar la lección, amar a la persona y poner en práctica lo que has aprendido en otras relaciones y áreas de tu vida. Se dice que el amor es ciego, pero la amistad ve dentro del corazón de la otra persona. La importancia de las relaciones. Creemos que hay cuatro relaciones en la vida, y nuestro bienestar emocional, físico y espiritual depende de qué tan equilibrados estemos en estas cuatro áreas de relaciones. Nuestra primera y más importante relación es con Dios. Todos se relacionan con Dios en alguna forma de conocimiento o negación. Nuestra relación con Dios es crucial, porque afecta el cómo nos relacionemos con todo lo demás. La manera en que veamos a Dios y cómo pensemos que él nos ve, se reflejará en todo lo que hagamos y en cómo tratemos las otras tres relaciones de nuestra vida. Nuestra relación con Dios nos da una sensación interna de lo más importante en la vida, del bien y del mal y de quiénes somos nosotros.
Nuestra segunda relación es con nosotros mismos. Esto no solo tiene que ver con el cuidado personal de nuestro espíritu, alma y cuerpo, sino con el cómo nos vemos a nosotros mismos, qué clase de personas somos, qué nos motiva e impulsa, nuestro valor y sistemas de creencia, nuestro sentido de significado y propósito. Lo que seamos interiormente se manifiesta en cómo tratamos nuestras mentes, cuerpos y emociones, y es un reflejo directo de nuestra relación con Dios. Nuestra tercera relación es con los demás. Nuestra cultura nos anima a considerar a las personas como desechables, como mercancía, y el obtener posesiones y placer personal como más importante que la gente. Pero Jesús dijo que el amar a otros como a sí mismo es el segundo gran mandamiento, solamente secundario al amar a Dios. Nuestra cuarta relación es con las cosas creadas: Cómo nos relacionamos con el tiempo, el dinero, el trabajo, nuestras posesiones, con los animales, con la tierra, etc. El verdadero significado de la palabra rectitud es “correcta relación” (conformidad con los verdaderos principios o la sana razón) y se refiere a una “correcta relación” con Dios. Queremos que nuestros hijos sean rectos en su relación con Dios, pero también que estén “correctamente relacionados” en cada una de las otras áreas de sus relaciones. Inteligencia Emocional •
Empatía – leer las emociones de otra gente sin que tengan que decirte lo que están sintiendo.
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Manejar los sentimientos en las relaciones, con habilidad y armonía – ser capaz de articular el sentir no expresado de un grupo, por ejemplo.
La Inteligencia Emocional “es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, para motivarnos a nosotros mismos y para manejar bien las emociones en nosotros y en nuestras relaciones” (Daniel Goleman, 1998). La IE describe habilidades diferentes de, pero complementarias a, la inteligencia académica o las meras capacidades cognoscitivas medidas por el IQ. La IE incluye: Conocer tus propias emociones. Regular tus emociones. Ser capaz de motivarte a ti mismo (auto-motivación) Reconocer las emociones de los demás. Llevarte bien con otros. La Inteligencia Emocional (IE) tiene dos componentes: a) Inteligencia interpersonal, que es la habilidad de reconocer y manejar las propias emociones b) Inteligencia interpersonal o social, que es la habilidad de reconocer las emociones en otros y usar esa información como una guía para el comportamiento y para construir y mantener las relaciones. Habilidades para cada tipo de relación Cuando se trata de educar a nuestros hijos, queremos enseñarles las habilidades que son vitales para cada una de nuestras cuatro relaciones primarias – con Dios, con los demás, consigo mismo, y con las cosas creadas. Habilidades de relación que acrecientan nuestra relación con Dios son: familiaridad con la Biblia; la destreza en usar los materiales de estudio de la Biblia; un entendimiento básico de la historia de la iglesia y sus diferentes doctrinas; quizá aun la habilidad de traducir la Biblia del original griego o hebreo.
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Existen otras habilidades espirituales, tales como una vida de oración activa, la alabanza y adoración, etc. Ninguna de estas habilidades son esenciales para la salvación, pero cada una proporciona mayor profundidad en nuestra relación con Dios. Hay ciertas habilidades que preparan el terreno para relacionarnos con los demás. Por ejemplo, habilidades en la comunicación, tales como leer, escribir, hablar, un buen lenguaje corporal, escuchar y ser observador, ayudan a construir relaciones. Los buenos modales también son importantes habilidades para las relaciones. El carácter es otra habilidad en la relación. Las cualidades del carácter son aquellas actitudes y acciones que facilitan el camino para mejorar nuestra relación con Dios, con nosotros mismos, con los demás, y con las cosas creadas, tales como el tiempo, el dinero, las posesiones y el trabajo. Además de las habilidades en la comunicación y el carácter, las habilidades sociales también son muy importantes. Las habilidades sociales incluyen cosas como: la manera de interactuar con los demás, la habilidad para tranquilizar a otras personas e involucrarlas en una conversación, maneras correctas de persuadir e influenciar a otros, saber cómo actuar en las diferentes situaciones sociales, estrategias para resolver conflictos, etc. Como esperamos que nuestros hijos tengan que unirse a la fuerza de trabajo en alguna etapa de sus vidas, incluimos las habilidades comerciales como parte de las relaciones. ¿Por qué? Porque mucho de lo que hace que un empleado sea valorado en una compañía, o por el jefe, no es la experiencia técnica, sino las cualidades de carácter, tales como la puntualidad, confiabilidad, iniciativa y honestidad, así como las habilidades de relación tales como el trabajar bien con los demás, una sana sujeción al liderazgo, etc.
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