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Por Rogelio Pérez Díaz. Un majano es cualquier cosa que se coloca como marca de los límites de un área, como un lindero. Durante toda la historia del ...
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EL ÚLTIMO MAJANO* Por Rogelio Pérez Díaz Un majano es cualquier cosa que se coloca como marca de los límites de un área, como un lindero. Durante toda la historia del hombre, Dios siempre ha tratado de poner límites a la imprudencia y temeridad humanas. No porque él sea un dictador o un caprichoso, sino por el propio bien nuestro. Aunque la primera alusión directa al término aparece en Génesis 31:45-46, 48, 51-52 cuando Jacob hizo pacto con Labán después de haber huido de él porque temía perder lo que había ganado con su esfuerzo en la hacienda del suegro: “Entonces Jacob tomó una piedra, y la levantó por señal. Y dijo Jacob a sus hermanos: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y comieron allí sobre aquel majano. Porque Labán dijo: Este majano es testigo hoy entre nosotros dos; por eso fue llamado su nombre Galaad; Dijo más Labán a Jacob: He aquí este majano, y he aquí esta señal, que he erigido entre tú y yo. Testigo sea este majano, y testigo sea esta señal, que ni yo pasaré de este majano contra ti, ni tú pasarás de este majano ni de esta señal contra mí, para mal.” No es este el primer caso bíblico en que se pone límites al hombre. El primer límite lo puso Dios en Génesis 2:16-17, cuando mandó a Adán “…diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Aquí el límite o frontera es un árbol en específico. O, más exactamente, el fruto de dicho árbol. Este límite o mandamiento no era para nada gravoso. Adán podía fácilmente abstenerse de comer de él sin que sufriera perjuicio alguno. Más aún, Dios pudo fácilmente, sabiendo que iba a ser desobedecido, no poner el árbol en el huerto, al alcance del hombre. Pero de eso precisamente se trataba. Para algunos es difícil entender que Dios había hecho al hombre tan a su semejanza que era la única creación suya que podía decidir y Dios quería que decidiera aunque el hombre hiciera una mala elección. Para que usted definitivamente pueda entender el propósito divino, debe pensar que él amaba a su creación, sobre todo al hombre y esperaba, a cambio, ser amado en igual manera por éste. La diferencia entre ser una “marioneta” de Dios o un individuo con poder de decisión propia es lo que vemos acá. Si Jehová no hubiera “puesto a prueba” a Adán, éste y nosotros en igual manera, fuéramos simples marionetas. Pero no sucedió así. Adán pudo decidir y se equivocó. A nosotros nos pasa igual en nuestros días. Aunque Adán culpó, en última instancia a Dios y nosotros lo hacemos también, es evidente que Dios es “libre de culpa”. El hombre es el único responsable de su mala elección. Hace más de dos mil años fue puesto por Jesucristo, el mismo Dios hecho hombre, un postrer majano, que se mantiene incólume hasta nuestros días: la cruz del Calvario. En la cruz Cristo dijo “hasta aquí” a todo. Hasta aquí el pecado, hasta aquí la trasgresión, hasta aquí la separación del hombre de Dios, hasta aquí la ira, la hipocresía, el odio, el rencor, hasta aquí,… ¡hasta aquí! Desde entonces y por los siglos, santidad, obediencia, comunión hombre-Dios, sinceridad, AMOR… El último majano permanece inamovible, los sentimientos humanos cambian continuamente. Y tú, ¿traspasas el límite puesto por Dios para estos postreros tiempos o respetas la frontera y tratas de vivir una vida que le glorifique? *Majano: linde, mojón, muga. Montón de cantos sueltos que se forma en las tierras cultivadas como división de términos o en las encrucijadas y división de caminos. Este escrito es una contribución de la agrupación para eclesiástica cubana: Ministerio CRISTIANOS UNIDOS. Puede comunicarse con MCU al correo: [email protected] Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.

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