Perséfone la primavera, el paso de las estaciones del año
¿Por qué entre las historias de dioses y diosas hay un mito como el rapto de Perséfone? Si los humanos no hubiéramos admirado y valorado la renovación periódica de la naturaleza, admirado el hecho mismo de la vida, relatos como éste no hubieran formado parte del patrimonio de la humanidad. Son fruto de una mirada hacia la realidad de la que se desprenden aprendizajes que orientan la vida humana. El mito invita a abrir los ojos hacia el misterio de la vida, su maravillosa improbabilidad. Y nos invita también a preguntarnos sobre el papel de los humanos en el despliegue de la vida… ¿Cuál es nuestra aportación? “Bueno, quizás lo contaban así porque no sabían lo de las vueltas de la Tierra alrededor del sol, y los giros sobre sí misma…” –podría decir alguien–. Pero no… Los relatos míticos, como los poemas, no pretenden ofrecer una lección de astronomía o de biología. Son cantos a la vida que buscan movilizar la comprensión: invitan a mirar en profundidad. Si los recibimos desde el que es su propio código de comunicación, no se contradicen para nada con el análisis del astrónomo. Como tampoco lo hace una pintura o una sinfonía: estamos ante lenguajes de índole distinta, que apelan a la pluralidad de niveles cognitivos. Y, todos, todos ellos, pueden ayudar a despertar el sentido de la maravilla. Ojalá podamos decir, como el médico-‐músico-‐teólogo Albert Schweitzer1, “Cuanto más fina y penetrante es la descripción científica, mayor es la admiración ante el misterio de la existencia, ante el irresoluble enigma de la presencia de una gota de lluvia, o de un copo de nieve. Me esfuerzo por no dejar morir la capacidad de soñar, espoleándola con los mil prodigios que se pueden contemplar a cada instante, y cuantos más años pasan, más se multiplican éstos.” La existencia de cualquier forma de vida, ya sea una hormiga, un ser humano o una brizna de hierba, ha requerido procesos de millones y millones de años. En cada ser están presentes las inalcanzables dimensiones del espacio y el tiempo cósmicos…
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Albert Schweitzer. Souvenirs de mon enfance. Istra, 1951. p.66.
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La vida en la Tierra es pura improbabilidad…. Sólo pensar en cuál sería el escenario si faltara el “pequeño detalle” de la cercanía de nuestra Luna... Una vez más, proponemos una serie de actividades en torno a un tema para invitar a saborear la realidad, a alimentar el sentido de su valía. Sabemos que es un proceso lento, que pide la participación de todos nuestros sentidos y capacidades. Las actividades que proponemos se han generado en latitudes en las que el año se divide en cuatro estaciones bien distintas. Allá donde los cambios los marca la estación seca y la estación lluviosa, o invierno/verano, seguro que el acervo cultural (narraciones, poemas, etc.) se alimenta de esos fenómenos naturales. Sean cuales sean los ciclos naturales, ni basta con (ni se trata de) bombardear con datos sobre las transformaciones de la naturaleza, el cambio climático o el movimiento de los astros. Ya sean las estaciones, ya sea el tema que sea, ¿qué podemos hacer para invitar al “cuerpo-‐corazón-‐mente” a tener tiempo para “recibir la noticia”? Sabemos bien que para que ese tipo de “noticias” logren pasar de la cabeza a las entrañas hace falta darles la oportunidad de empapar todos los sentidos, tiempo para que nos penetren de verdad hasta que la intuición profunda pueda hacer su peculiar “clic”, conecte. En este caso, tiempo para que la primavera pueda realmente llegar a tocarnos, a instalarse en nosotros dejando ir alguno de sus secretos, haciéndonos sentir aquel agradable sabor del gozo del descubrimiento…. Recordemos una vez más aquellas palabras de Kieran Egan que no dejan de acompañarnos: “Desde el punto de vista educativo lo importante es llegar a contemplar la maravilla que esconde aquello que parece tan evidente.” Algunos elementos al servicio de variedad de itinerarios Cuentos, poemas, adivinanzas, músicas, dibujos y pinturas… la primavera se derrama por todas partes. No nos faltarán recursos para invitar a descubrir el “efecto primavera”. Aunque… no es fácil que algo tan “normal y natural” como la primavera, o como el paso de las estaciones, nos sorprenda de verdad. Recursos hay muchísimos. Tampoco se trata de empalagar a base de motivos “primaverales”. El objetivo es hacer lo posible para que, un día, llegue a brotar en nuestro interior la admiración, la celebración y el agradecimiento por esa vida que palpita en cada rincón: adultos y pequeños. Así pues, teniendo en cuenta las condiciones del grupo y del espacio en el que nos encontremos, imaginaremos un itinerario que nos permita “tocar” con todos nuestros sensores el hecho de la renovación de la naturaleza, acercarnos con el corazón, con el cuerpo, con la mente, sentirnos parte de ello. Cada entorno ofrece elementos que nos pueden ayudar. Y cada edad es distinta. Para los pequeños será más adecuado un cuento, a partir de los 9-‐10 el relato de Perséfone y Deméter puede dar de sí. Mientras que abrir interrogantes sobre el papel que juega la luna en nuestro escenario de vida, puede ser una manera de movilizar a los más mayores… Lo único es no perder de vista que, aquí, el objetivo no es adquirir más conocimientos de la primavera sino ofrecer la oportunidad para 2
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despertar aquella mirada interior que nos permite ver aquello que no se ve a simple vista… Entonces… el objetivo sí es ”saber más”, pero de ese “saber” que no tenemos interés en evaluar o medir … A continuación ofrecemos: -‐ algunas sugerencias de cuentos -‐ poemas -‐ músicas -‐ propuestas de obras de arte (http://www.otsiera.com/es/la-‐primavera-‐pintura-‐y-‐musica/ )
-‐ alguna propuesta para ejercitar la mirada atenta -‐ el mito del rapto de Perséfone (versión ilustrada, en pdf, aparte) -‐ información complementaria sobre la Luna (archivo para descargar: “¿Qué pasaría si no hubiera luna?”
El punto de arranque
Los primeros pasos irán dirigidos a despertar algún interés, algún interrogante. Un buen momento puede ser en pleno invierno, cuando aun no hay ni rastro de la primavera. Con los árboles desnudos, el frío, la nieve… ¿Y si…? Por ejemplo si en el patio o en la calle hay algún árbol de hoja caduca, puede ser una buena ayuda. Vestido aún de invierno, cuando apenas despuntan las yemas, podemos observarlo unos minutos... -‐ ¿Qué os parece? ¿Y si este año no quiere echar hojas? ¿Os parece que sí que va a hacerlo? ¿Por qué? Y si le da pereza, ¿qué? Podemos conversar, comentar… y luego dejar un rato de observación. Si pudiéramos meternos dentro del árbol… ¿Qué debe estar pasando ahora por dentro? Lo tocamos, acercamos el oído al tronco. ¿Notamos algo? Nos podemos proponer “vigilar” el árbol. El primero/la primera que vea aparecer un poquito de hoja, ¡que avise! O también valdría si lo que podemos observar es algún arbusto o un frutal… Quién vea despuntar la primera flor… Si vivimos cerca de bosques o árboles de hoja caduca no hace falta decir que la visita a los árboles desnudos es obligada. Observaremos árboles y arbustos, les desearemos que crezcan bien, que tengan la humedad y la luz que necesiten para hacerlo, ¡que los estamos esperando! Encontrar formas de romper las rutinas e “inquietar el espíritu” (en expresión de Juan Delval)… ¿Y si este año no…? Formas de despertar el deseo de ver aparecer las primeras hojas, las primeras flores. • La propuesta de algún año puede ser hacer una foto cada día durante un mes, desde el mismo lugar, pasando del árbol desnudo al árbol verde o florecido. Imprimir y colgar toda la colección; o hacer un pequeño vídeo.
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Hay cuentos y poemas que hablan del estallido de la primavera, pero también los hay relacionados con el tiempo de espera. Por ejemplo: El secuestro de la primavera, de Joan de Déu Prats (ilustraciones de Francesc Infante. Edición: La Galera), un cuento con aires de cómic. El detective Marc Trena es contratado porque ha desaparecido la primavera, y eso es muy grave: la gente está resfriada, no salen las flores ni cantan los pájaros y la gente no se enamora…
O este Soneto invernal de Christina Rossetti: “Dijo un petirrojo: La primavera nunca llegará, más nidos no he de construir. Dijo un rosal: Tanta helada me destruirá, mi savia no me ha de volver a nutrir. La Media Luna dijo: La noche es algo tan largo, lento, que no quiero crecer ni menguar. El Océano dijo: Hace mucho que estoy sediento pues los ríos de la tierra son un erial. Pero vino la primavera y construyó el petirrojo, y en su garganta vibró un canto de amor. Se marchó la escarcha, y el color rojo vistió la savia de tallo, hoja y flor. Brilló La Luna. El Océano el sol bebió, y si su azul rizó, su sed nunca apagó”.
Podríamos alargar el poema con más voces que duden del regreso de la primavera, como hacen el petirrojo, el rosal, la luna, el océano, … El canto del mirlo Negro como la negra noche, en los últimos amaneceres de invierno, cuando el sol, tú y yo todavía estamos durmiendo, resuena dulce el canto del mirlo. Cada bosque, cada parque, tiene su esforzado mirlo, cantando desde antes del amanecer. ¡Incluso en lo alto de los árboles de las aceras! ¡Qué sabio es el mirlo! Fijaos como combina notas de melancolía con notas de esperanza. ¿Qué debe estar diciendo? Parece como si acariciara a los árboles con su canto, despertando en ellos la nostalgia de hojas tiernas, el recuerdo de colores, de cantos y nidos. “¡Espabilad!” – parecen decir los mirlos con mil argumentos–. Madrugada tras madrugada, y también 4
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al anochecer, insisten incansables con un canto irresistible hasta que, ¡por fin! Los árboles despiertan. Podremos entonces oír al pitirrojo, al jilguero y al pinzón… Pero antes, antes que nadie tuviera ganas de cantar, gorjea el mirlo su poderoso canto solitario, con notas de esperanza, de luz y de vida. El canto del mirlo: Audio Canto Mirlo y Video Canto Mirlo
Celebrar la primavera Despuntan las primeras yemas, se abre alguna flor, empiezan a desplegarse las hojas. Para celebrar la llegada de la primavera, material no nos va a faltar. Algunas sugerencias:
Jung Hee Spetter. Ana y Ton en primavera. (SM)
Grégoire Solotareff. Cuentos de primavera. (Anaya)
¿Qué sabes de...? La primavera (Edebé)
Cuentos del bosque Un álbum bellamente ilustrado en el que un niño y una niña descubren los cambios del bosque en las distintas estaciones. (http://www.aprendiendoconmontessori.com/2015/12/cuentos-‐del-‐bosque-‐un-‐cuento-‐de-‐leticia.html)
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Con todos los sentidos Procuraremos propiciar momentos para sentir la primavera cerca, observando, oliendo, tocando. Insistimos, una vez más, que la lista de sugerencias no pretende más que ayudar a hacer conexiones, a que cada uno diseñe su propia propuesta. Cada año será distinto, tenemos unas posibilidades u otras, el grupo es de una edad u otra…. No se trata, pues, de hacer muchas cosas, ni de empalagar de primavera. Se trata de gozar de unos momentos de calidad, en contacto con el “efecto primavera”. Crearemos las condiciones que nos permitan la observación, la escucha, dejar volar la imaginación, disfrutar de olores y sonidos… • Fuera, en el exterior, un rato de observación: recoger hojas o flores distintas, observarlas, compararlas. • Mantenernos quietos y alertas a la que nos llegue el canto de un pájaro. ¿De dónde viene? Seguir su música, sin perderlo. ¿Es un solo, o será una sinfonía? Observar cuántos cantos distintos intervienen en el concierto, los que podamos distinguir. Con cada nuevo canto que aparece podemos hacer un gesto de aviso, o recogemos una piedrecita y vamos haciendo un montón, a ver cuántas habrá dentro de un rato (piedras, hojas…) • Actividad de interior. Cerramos los ojos, imaginamos la primavera. Los colores, los olores que nos evoca. Audición de una pequeña grabación de cantos de pájaros.
• Contemplar algún pequeño vídeo con imágenes a “cámara rápida” del nacimiento de plantas, flores… etc. Por ejemplo, éste.
• Práctica contemplativa. Cada uno trae algún elemento relacionado con la primavera. Los reunimos, los observamos. Nos mantenemos unos minutos en observación silenciosa. Comentamos porqué hemos escogido ese elemento o aquél otro. Qué nos evoca. Lo compartimos. La primavera… ¿qué me muestra, qué me dice, de qué me doy cuenta…? Si miro fuera, en la naturaleza… ¿Y en mí? ¿Cómo es el “efecto primavera” en mí, en cada una de las personas del grupo? 6
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Celebrar colaborando Sean las que sean las actividades que llevemos a cabo, no olvidaremos crear ese momento en el que podamos poner nuestro granito de arena en el renacer de la vida. En un ambiente festivo, propio de una celebración de aniversario (pues de eso se trata ¿no? de celebrar que un año más, la naturaleza se renueva), podemos… • Arreglar algún espacio del patio, plantar, abonar, limpiar, pintar… • Salir al parque, al bosque: limpiar, plantar… ¡Celebrar! Merendar bajo un árbol en flor, cantar… • Cerrar los ojos; pensar qué desearíamos para los árboles, para las plantas. De qué les daríamos las gracias. Escribirlo en cintas de colores y engalanar los árboles con ellas. O colgarles “collares de buenos deseos”. Cada niño, cada niña, hace una flor de papel que simbolice su deseo, o el motivo de su agradecimiento; o lo escribe en una banderola, etc. Reuniremos todas las aportaciones en una guirnalda. No hay cultura humana que no haya celebrado la vida de la naturaleza. En Japón existe la tradición de Hanami (ver flores): entre marzo y abril viajar para poder presenciar la floración de cerezos y melocotoneros, y festejarlo comiendo a su sombra.
En la tradición judía, el 15 del mes Svat (principios de febrero), coincidiendo con la floración de los almendros en Israel, se celebra la Fiesta de los árboles (Tu Bi-‐Svat), plantando árboles y comiendo una variedad de frutos…
• ¿Cómo vamos a celebrarlo este año? ¿Qué vamos a hacer en honor de la naturaleza, del árbol del jardín, de las flores del patio, de las plantas del parque, etc.?
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Música y pintura
• Audición de alguna composición relacionada con la primavera. Teniendo en cuenta que el fragmento no sea demasiado largo. Más vale quedar cortos y dejar con las ganas de repetir la experiencia otro día, que no empalagar o cansar. Todas las propuestas las encontraréis también en El rincón del arte de esta web. Por ejemplo:
El vals Voces de primavera, de Johann Strauss Jr. De Beethoven, algún fragmento de la Sonata para violín y piano, no. 5 en fa mayor, op. 24, Primavera. De Vivaldi, la Primavera, de la obra Las Cuatro Estaciones. Según las características del grupo, se puede proponer la escucha de uno de los tres movimientos de la Primavera o la pieza entera (9 minutos). O espaciarlo en distintos días. Destacaríamos el segundo movimiento (a partir del min. 3,23 de esta grabación). El primer movimiento (3 minutos). Igor Stravinsky. La consagración de la Primavera. Este enlace ofrece la obra en 4 fragmentos.
• Observar, contemplar sin prisas, alguna obra de arte. En el Rincón del arte de esta web, ofrecemos algún ejemplo. ¡Los bancos de imágenes nos ponen muy fácil el acceso al arte universal, música, pintura, fotografía…!
En clave simbólica Como la música i las artes visuales, los poemas y los mitos nos “hablan” de la primavera en un código que no pretende describir, sino sugerir, despertar la mirada para que vaya más allá de lo que ve a primera vista. A diferencia de la música, o de las artes visuales, los poemas y los mitos utilizan las palabras. Pero las palabras de los mitos y de los poemas se ponen a nuestra disposición para que la imaginación, el sentir, la comprensión, puedan volar bien lejos o zambullirse hacia el interior: penetrar la realidad y dejarnos penetrar por ella… Qué nos dice, qué nos sugiere, qué descubro, qué saboreo, a qué me invita... Estamos tan habituados a utilizar las palabras desde el código descriptivo, el código que nos ayuda a interpretar la realidad, que no es buena idea pretender entrar en contacto con poemas y mitos “en frío”, porque difícilmente los podremos “escuchar” desde su propio código, el código simbólico metafórico en el que comunican sus mensajes. Pero tras alguna actividad que nos haya permitido empezar a tomar contacto con la primavera (sea cual sea la actividad: observación, música, cuentos…) ya estaremos más preparados para recibir las pistas de algún poema y dejarnos conducir por él. Para cada grupo habrá textos más adecuados que otros; ofrecemos, como muestra, algunos ejemplos, pero seguro que cada uno tiene en su alacena poemas de su predilección. 8
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Lo mismo diríamos en relación a los mitos. En este caso, hemos elegido el mito griego del rapto de Perséfone: para los griegos, Perséfone raptada por Hades, Plutón y Proserpina en Roma. Leeremos el mito despacio, creando las condiciones adecuadas para que pueda llegarnos su sabor. Lo comentamos, qué nos ha sugerido, qué es lo que nos parece que quiere subrayar, etc. Después, terminada la actividad centrada en la lectura del relato, podemos acercarnos a la hueste de divinidades del mundo clásico y situar en él a los protagonistas del mito. Pero no antes; o no convirtiendo la lectura del mito en una “clase de mitología”. Se trata de una lectura que requiere crear las condiciones necesarias para que la imaginación pueda vivir las escenas de la narración y que, de este modo, llegue a cobrar vida.
Poemas
Primavera Abrí el balcón y vi la maravilla: estaba ahí la primavera. ¿Cómo pudo ser todo así, tan simple? Algo raro ocurrió. El balcón de una casa cualquiera, en una calle de una ciudad cualquiera. Abrí y miré. Eso tan sólo hice. Y sucedió el prodigio. Qué cosa tan extraña. Mi casa era un palacio. Yo era el rey de la vida. El balcón daba a marzo, a un día de jilgueros. (Eloy Sánchez Rosillo) La escuela de las flores En medio del prado hay una escuela a donde van las flores y las abejas.
Amapolas y lirios, violetas pequeñas, campanillas azules que, con el aire, suenan.
En medio del prado hay una escuela, y un margarita que es la maestra.
(Gloria Fuertes)
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Esta primavera en mi cabaña Absolutamente nada Absolutamente todo. (Yamagushi Sodo. 1643-‐1716) ¡Qué gloria! Las hojas verdes, las hojas jóvenes bajo la luz del sol. (Matsuo Basho. 1644-‐1694) El ciruelo florece el ruiseñor canta; pero yo estoy solo. (Kobayashi Issa. 1763-‐1827)
Primavera llamando Ya va llamando la Primavera deja una flor en la enredadera. Abre su mano sobre las zarzas, puebla de pájaros las enramadas. En su bolsillo, la campanilla, el brote de árbol, flor amarilla... Cigüeña en vuelo, risa del río... Está llegando y sueña contigo.
(Mª Rosa Serdio)
Felicidad ...Cantan pájaros únicos, no sé si en estos árboles o en los de la otra orilla -‐el paraíso-‐. El aire tiende puentes, de todo a todo; y el corazón va y viene, en paz, por ellos, loco, juguetón, libre. ¡Y qué olores lo pasan, de flores conocidas y desconocidas. (Juan Ramón Jiménez)
A continuación ofrecemos el mito del rapto de Perséfone. A punto para imprimir, podéis descargar también un pdf con dos versiones: una con ilustraciones y otra sin ellas.
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EL RAPTO DE PERSÉFONE, LA HIJA DE DEMÉTER (relato de la antigua Grecia)
En aquellos tiempos, Deméter, la hermana de Zeus, era la diosa que se ocupaba de las cosechas, protegía el trigo y toda planta viviente. Cada año maduraba el trigo dorado y a finales de verano todo el mundo se sentía agradecido por la generosidad de la Tierra. Vivía en la montañosa Sicilia con su única hija, Perséfone, inteligente y bella. Pero de repente su vida pacífica y feliz cambió violentamente. Perséfone había salido a pasear un día, y no volvió. Se hizo de noche y nada, ninguna señal de la joven. Deméter estaba preocupadísima, todos se movilizaron buscándola, pero nada, ¡ni rastro! Para que la búsqueda no se detuviera, ni de noche ni de día, Deméter encendió antorchas usando el fuego del volcán Etna. Pero Perséfone seguía sin aparecer. Deméter, en su aflicción, olvidó la tierra y su vegetación... Se secaron las cosechas, las plantas y los árboles murieron, la tierra se convirtió en un erial. El día de su desaparición, Perséfone había estado por los campos recogiendo flores. Andaba por ahí cerca un pastor con su rebaño. Él sí que había visto lo que había pasado, pero quién se atrevía a decírselo a Deméter… ¡el disgusto que iba a tener! Aunque tal y como estaban las cosas, no quedaba más remedio que hacer de tripas corazón y contárselo. Así que el pastor fue al encuentro de Deméter y le contó lo que había visto: de repente había aparecido un hombre conduciendo un carro de oro, tirado por dos caballos negros; agarró a la joven y se alejó tan deprisa como había venido, hasta desaparecer por una hendidura que se había abierto en la ladera de la montaña.
M. Simone Pignoni
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El pastor no había visto el rostro del hombre pero Deméter adivinó de quién se trataba: era Hades, su hermano, el señor de los Infiernos, quién había hecho prisionera a su hija. Deméter se irritó mucho contra Hades, pero también contra Zeus, porque seguro que estaba al corriente y lo había consentido. Triste y enfadada, continuó sus viajes mientras la Tierra permanecía yerma. Zeus comprendió que tenía que hacer algo. Envió su hijo Hermes a los infiernos para liberar a Perséfone, algo que sólo podría ser posible si ella no había comido nada en las tierras infernales, ya que quien comía algo en las tierras infernales pertenecía ya para siempre al reino de Hades. Hermes encontró a Perséfone, pálida y entristecida, mirando las sombras. -‐ Nada he comido desde el día en que fui raptada –aseguró Perséfone-‐. Cada día me ofrecen deliciosos manjares para tentarme, pero no he comido nada. ¡Devuélveme a la luz del sol, por favor, Hermes! Y Hermes llevó a Perséfone hasta la superficie, superando mil peligros y obstáculos. Cuando Perséfone bajó del carro de Hermes y abrazó a Deméter, fue como si el mundo hubiera vuelto a nacer. Así como se desvanece la niebla, desapareció el cruel invierno y los campos se mostraron frescos y verdeantes, con el trigo tierno. Las flores volvieron a tapizarlo todo de colores. Deméter y Perséfone volvieron gozosas a casa. Su felicidad duró poco. En los infiernos Hades había convocado a sombras y espíritus inquiriendo y preguntando. Hasta que Ascálafo le dijo que había visto a Perséfone cogiendo una granada para calmar la sed y que, accidentalmente, se había tragado una semilla. ¡Qué contento se puso Hades! Perséfone le pertenecía y la reclamó. Deméter se opuso con todas sus fuerzas. Zeus se encontraba ante un grave problema. Convocó a todos los dioses y tras una agitada discusión, llegaron a un acuerdo. Durante nueve meses al año, Perséfone viviría con su madre, pero los tres restantes volvería al lado de Hades y reinaría en los infiernos. Deméter tuvo que avenirse a este compromiso ya que sino, la alternativa era perder a su hija.
Deméter nunca se conformó con esos meses de separación. Cada año, mientras su hija estaba lejos de ella, se vestía de luto. Las flores se marchitaban, los árboles perdían las hojas y la tierra se enfriaba y quedaba adormecida. Hasta los pájaros dejaban de cantar. Pero cada año, con la vuelta de Perséfone, la vida estallaba por todas partes. Las flores crecían a su paso, las hojas brotaban y retornaban los cantos de los pájaros. Sólo cuando las cosechas habían madurado plenamente, y la vendimia se había llevado a cabo, Perséfone regresaba de nuevo a los infiernos, para pasar el invierno entre las sombras. (adaptación de: M. Gibson. Mitologia grega: Déus, homes i monstres. Barcelona, Barcanova, 1984. pgs. 25-‐28)
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Sugerencias
Hemos preparado dos versiones del texto: con y sin ilustraciones. Si se les va a proponer que dibujen, no tener delante ninguna ilustración condiciona menos la imaginación. Después de haber realizado los propios dibujos, ya habrá tiempo de ver obas inspiradas en este relato. Aprovechamos para aclarar que el famoso cuadro "La Primavera" de Sandro Botticelli representa otro mito, recogido en las Metamorfosis de Ovidio: de la ninfa Cloris (la Pureza, en la mitología griega) dependía la florecida de los árboles (exhalaba flores al respirar). Céfiro, el dios del viento frío, se enamoró de ella y la tomó por esposa a la fuerza. Arrepentido, le regaló un jardín en el que siempre reinaría la primavera; y la convirtió en engendradora de flores. A partir de entonces tomó el nombre de Flora (o también Venus Armonía). Esta transformación es la que plasma Botticelli en el cuadro "El nacimiento de Venus". La investigación sobre el significado de estos cuadros puede formar parte del conjunto de actividades relacionadas con la mitología clásica que proponemos como último paso.
S. Botticelli. La Primavera (fragmento)
Actividades previas
Llevaremos a cabo alguna de las actividades mencionadas más arriba, para despertar algún interés hacia los ciclos de la naturaleza y las estaciones del año, poniendo así las condiciones para una mejor escucha atenta. Por ejemplo, • Imágenes de paisajes en diferentes estaciones del año. ¿Con qué estación la relacionamos? ¿Por qué? O contemplación del vídeo del crecimiento de las plantas. • Audición de algún fragmento de las músicas propuestas. O también de sonidos naturales de lluvia, viento, mar, cantos de pájaros ... Relacionarlos con las estaciones. Comentar.
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Lectura del mito
Van a continuación algunas actividades para propiciar el saborear el mito, y tomar conciencia del hecho mismo de utilizar este tipo de relatos para explicar cosas importantes. • Ya dispuestos a leer el relato... ¿Alguien sabe quién es Perséfone? Recogida de conocimientos previos. • Lectura pausada, creando las condiciones para que la imaginación pueda vivir las escenas de la narración, para que el relato pueda cobrar vida. • ¿Qué nos cuenta la historia? ¿Qué pone de relieve? • Qué os parece: ¿pensaban que la primavera era como una persona, o era una manera de poder expresar algo? Imaginar y crear personajes, ¿ayuda a comprender y a explicar? (por ejemplo, en la película Inside Out, "Al revés", las emociones cobran forma). Este punto lo podemos sobre la mesa para ser continuado más adelante, u otro día, con actividades para explorar y comprender la mitología clásica. • Dialogar sobre los ciclos de la naturaleza, los ciclos de la vida: nacer, crecer, morir... • Dibujar el relato. Dar tiempo para que la imaginación se implique y el relato pueda madurar. • Impregnados de todo esto, invitar a la contemplación. Contemplación de indicios de la primavera en un entorno natural cercano a la escuela (calle, jardín, campo ...). O de algún elemento relacionado con la primavera que hayamos podido llevar a clase. En este punto, mejor algún elemento natural (flores, un arbusto con sus yemas a punto...) que fotografías. • También puede ser un buen momento para una pequeña audición de alguna de las músicas propuestas, u otras. Y para, finalmente, expresar de algún modo el agradecimiento, o el placer, o la celebración, por la renovación de la naturaleza. Tirando un poco más del hilo
Finalizada la actividad entorno a la primavera, podemos continuar explorando el tema de los dioses y diosas. Hemos visto el sentido de personificar la primavera. No sólo de "personificar", sino de "deificar": Diosa, ¿por qué diosa? ¿Por qué, qué nos dice?... • ¿Qué elementos de la naturaleza convertiríamos en dioses, cuáles en héroes, cuáles personajes malignos, etc? Lo comentamos. • Listado de los nombres griegos y romanos de las divinidades, los que ya saben, y los que encuentren (nombres, parentescos, lo que representan, símbolos que los identifican...) • Rompecabezas, o mural, de divinidades griegas y romanas y de lo que representan.
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A modo de conclusión Como ya hemos dicho en otras ocasiones, los itinerarios pueden ser muy variados. La figura de Perséfone, adentrarnos en la lectura del mito y explorar el relato, puede ser el tramo final de un itinerario que invite a abrir los ojos a la renovación de la naturaleza, a la toma de conciencia de la existencia de invierno y primavera, de los ciclos de la vida... O puede ser, por qué no, el inicio de un recorrido que, dando vida a un mito determinado (Perséfone, en este caso) explora el lenguaje simbólico y la mitología clásica; nos familiariza con el lenguaje simbólico como vía para abordar y expresar aspectos importantes del devenir de la vida, del universo, de la especie humana... ¡Que los dioses nos ayuden a abrir cada día un poco más los ojos, la mente y el corazón al misterio de la vida y a la belleza del legado de sabiduría que nos llega a través de imágenes, colores, palabras, sonidos…, el fruto del anhelo de tantas generaciones que nos han precedido!
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