Publicado en el Diario Gestión el lunes 15 de octubre de 2012.
“Vaya a donde vaya siempre combino negocios y placer” Entrevista a Carlos Arrarte – CEO de Lima Tours Egresado PDD 1986
Carlos Arrarte, CEO de Lima Tours, lleva en su sangre la pasión por el turismo. Cree que es la mejor solución para desarrollar el país. ¿Está en sus genes la pasión por el turismo? Sí, mi padre tenía la vocación de servicio. De alguna manera, una satisfacción que tenemos ahora es que no solo nos estamos nutriendo con toda la globalidad que viene de TUI (firma que compró la empresa familiar Lima Tours), sino que nosotros estamos aportando ideas nuevas para la compañía internacional. ¿Cómo hizo su padre para cuidar a sus hijos y lograr el éxito? Mi padre era una persona encantadora y ese talento lo usó para convencernos a nosotros para entrar en el negocio, y su ausencia a nivel familiar de alguna manera fue cubierta muy bien por mi madre. Cuando él estaba dedicado 100% al negocio, mi madre estuvo dedicada por completo a nosotros.
¿Cómo logra el equilibrio entre familia y negocio? Hay que tener mucha disciplina para saber dividir el negocio de la familia, más aún cuando la empresa es familiar. Y es que hablas de la familia en el directorio y hablas del negocio en el almuerzo familiar. Es importante el apoyo del cónyuge para mantener una familia y un negocio de éxito. No es fácil. El estilo tradicional, como el caso de mis padres, es como las épocas primarias, él va y caza y ella cuida la cueva. No está perfectamente balanceado para el mundo moderno. ¿Cómo ha sido en su caso? Yo personalmente no he tenido la dedicación al negocio que tenía mi padre, porque yo me he preocupado por acompañar a mis hijos en sus actividades, eso yo no lo recibí de mi padre. Cada uno busca su balance. ¿Qué es lo que más recuerda de su padre? Él nos inculcó, la creencia de que el turismo es tal vez la mejor solución para el desarrollo del país. ¿Cuáles han sido sus mejores vacaciones en el Perú? He tenido muchas. Quizá la primera vez que fui a Cusco, cuando era niño, y estuvimos en Machu Picchu. La belleza, la cultura, las grandes diferencias que hay en un país en una horita de vuelo. Desde entonces debo haber hecho cientos de viajes y cada lugar me ha dejado diferentes memorias. ¿Cuántas veces viaja al año? Por lo menos, viajo una vez al mes. Una semana a veces afuera para promover y buscar negocios, asistir a ferias.
¿No lo agota? Cuando empecé, terminando la universidad, no me agotaba. Llegaba al aeropuerto y me iba a trabajar. Ahora que estoy con casi 60 años, sí me agoto. ¿El trabajo es más lento? Todo lo hago más pausado y tranquilo, pero gracias a la experiencia, ahora le saco más el jugo. Realizo más cosas importantes y contundentes en menos tiempo. ¿Cómo suele aprovechar estos viajes de negocios? Mi esposa me acompaña, así que vaya a donde vaya siempre combino negocios y placer. ¿Parece ser un común denominador que las esposas se enfoquen a sus maridos? Sí, a eso me refiero con el balance; hacer de la esposa el complemento, hacer cosas juntos, compartir más. ¿Alguna anécdota que recuerde en un viaje? La gente pedía ciertos servicios, como agua caliente y en algunos hoteles no estaba disponible, entonces había que crearlos. ¿Todo un reto? Antes no era tan difícil mejorar las cosas. Ahora el turismo de lujo, que es al que nos dedicamos, se pone más difícil. Hay más competencia. De alguna manera innovamos, queremos hacer que la gente llore de la emoción, luego de terminar su viaje.
