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febrero, por la Batalla de Salta. Si bien las paritarias docentes fueron cerradas sin ... la Guerra de Malvinas. Como que- daba ahí, en el medio, el 1º de abril.
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RécoRds históRicos de días sin clases En la Argentina, los reclamos salariales de maestros ya han tenido situaciones tan insólitas como pasar de grado por decreto o retener ministros en escuelas

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Por reiterados paros docentes sólo hubo 90 días de clases de los 180 días previstos. Los estudiantes pasaron de año por decreto

La protesta gremial que afectó al 75% de los alumnos de Chubut incluyó la retención durante 11 horas del ministro de Educación, Luis Zaffaroni, en una biblioteca

La protesta docente se extendió por más de 60 días seguidos. En 1990, por una protesta similar, los alumnos pasaron de grado por decreto oficial

Los docentes cumplieron 40 días de huelgas. Aceptaron recuperar las jornadas perdidas a cambio de que no se les descontaran los días de paro

sociedad Edición de hoy a cargo de José Crettaz | www.lanacion.com/sociedad

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Catorce días sin clase. Claves para recuperar el tiempo perdido Especialistas plantean la necesidad de focalizar contenidos, reducir jornadas de capacitación y dar más tareas María Elena Polack LA NACION

Priorizar los contenidos del aprendizaje. Dar más tareas para resolver en casa. Extender el calendario escolar para recuperar los días perdidos. Suspender las jornadas de capacitación docente o trasladarlas al receso de invierno. Declarar la emergencia educativa prevista en la ley nacional de educación (26.206). El retraso en iniciar el ciclo lectivo 2014 afecta a la mayoría de las provincias y Buenos Aires y Chubut aparecen como los núcleos más conflictivos, con 14 días seguidos de un paro que impide el acceso a las aulas a más de 5 millones de estudiantes de escuelas públicas. La sucesión de huelgas e interrupciones de clases genera inquietud sobre cómo equilibrar tiempo y contenido de aprendizaje entre los sectores más vulnerables de la población. Es que las huelgas y protestas docentes afectan al sistema público, aunque los sueldos que se perciben en las escuelas estatal y privada sean similares. El Consejo Federal de Educación había fijado, en diciembre último, un año de 190 días de clases. Almanaque de difícil cumplimiento. Cada año se suman feriados nacionales y puente, además de las jornadas de capacitación docente y de paros. Los alumnos públicos bonae-

renses y chubutenses llevan más de 100 días de vacaciones y les resultará difícil recuperar el tiempo. Las clases deben terminar el 17 de diciembre. Si se suman los 14 días perdidos, el año concluiría el 12 de enero de 2015. “Me preocuparía creer que vamos a construir una pedagogía de los paros. Los chicos tienen que estar en la escuela con sus maestros y los adultos somos responsables de que eso ocurra. Podemos buscar sustitutos, pero la escuela es una experiencia muy potente, para aprender conocimientos y muchas cosas más”, advierte Gustavo Iaies, director del Centro de Estu-

dios en Políticas Públicas (CEPP). “Ya no hay tiempo real para compensar los días perdidos. Los calendarios escolares normales están plagados de feriados, asuetos y jornadas de capacitación docente que hacen imposible cumplir con los famosos 180 días de clases, y están tan mal organizados que cierran el año sobre diciembre”, afirma Mariano Narodowski, integrante de la Escuela de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella. Será casi inevitable reducir el programa de cada materia. “Los maestros dan lo que pueden en el tiempo que tienen”, explica Iaies, y añade: “Salvo que el ministerio [de Educa-

ción] explicite el recorte propuesto y plantee una priorización”. Entre los perjuicios de la dilación del inicio de clases se encuentra la dificultad para retomar el ritmo escolar. “Recuperar hábitos de trabajo escolar es lo que más tiempo va a llevar y lo que más perjudica a la calidad educativa”, plantea Narodowski. “No importa la edad del alumno, los primeros días complican el regreso al aula, los chicos tienen que volver a las rutinas y al conocimiento”, sostiene María Pía del Castillo, psicopedagoga de la Fundación Padres. Y aventura que será “necesario ser muy creativo” para encontrar

una solución al tiempo perdido. “Habría que rever un plan más federal, en el que cada provincia adecue a su realidad el calendario escolar”, añade Del Castillo, porque “cada hora que un chico está en la escuela es fundamental en su vida por el aprendizaje, por la sociabilidad y hasta por su alimentación”. Encargar más tareas para el hogar puede contribuir a recuperar el tiempo. “Para algún nivel socioeconómico [el perjuicio del paro] tiene más bajo costo. No es lo mismo el chico que no estando en la escuela va al teatro, lee o visita un museo, por ejemplo, que el que está en la calle con sus amigos”, señala Iaies. Para la especialista en educación de Flacso, Guillermina Tiramonti, “cada escuela debería hacer su programa de recuperación para que los docentes puedan salir del esquema tradicional de enseñanza”. En 2009, en casi todo el país hubo un mes de receso escolar por la Gripe A. En aquella oportunidad muchas escuelas públicas y privadas anticiparon tareas y lecturas o las dispusieron en páginas web para que pudieran trabajarse desde el hogar. Hoy, a pesar del Programa Conectar Igualdad y de otros similares que han permitido el acceso de computadoras a los estudiantes y los docentes, no hay ninguna política de vinculación entre los alumnos y los contenidos durante los días de conflicto gremial. Desde el punto de vista institucional, el presidente de la Asociación Proyecto Educar 2050, Manuel Álvarez Trongé, reclama que se declare la emergencia educativa según lo regula la ley nacional de educación 26.206. “Si hace más de diez días que más de cinco millones de alumnos y sus familias no pueden ejercer su derecho a la educación por no tener clases en el distrito más importante del país y huelgas y problemas en 15 provincias, declarar la emergencia en las jurisdicciones que corresponda se convierte en una obligación del Poder Ejecutivo nacional”, argumenta. “Debe hacerse un diagnóstico que permita tomar medidas consecuentes para superar la crisis educativa. Se deben recuperar los días perdidos, definir los contenidos perdidos, y ver cómo se resuelven los conflictos”, expresa Álvarez Trongé. Y añade un elemento más que agrava la calidad educativa: “El ausentismo docente”. Podría oscilar entre el 22 y el 25 por ciento, pero la Argentina no maneja cifras oficiales.ß

En 2013, un ciclo lectivo normal de apenas 150 días opinión Sebastián Katz PARA LA NACION

F

ines de octubre de 2013, en la web oficial: “El ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni –acompañado por los 24 titulares de las carteras educativas–, anunció que el ciclo lectivo 2014 comenzará el miércoles 26 de febrero próximo y concluirá el 19 de diciembre, con el objetivo de garantizar los 190 días de clases”. Iniciando 2014 en un contexto de conflicto salarial en varias provincias, y la paritaria nacional docente sin acuerdo por tercer año seguido, cabe preguntarse si la caída de la calidad educativa se debe exclusivamente a la cantidad de días de clases. La respuesta es no. Ahora bien, ¿contribuye a que mejoremos que las máximas autoridades no digan la verdad? Tampoco. Calendario en mano, recorrí el 2013, semana a semana, en la escuela en la que tengo mayor carga horaria, para verificar la “sensación

de mentira” que me generan cuando dicen “190”. Después de los feriados de carnaval (11 y 12 de febrero), los docentes nos reincorporamos al trabajo, y apenas iniciada la actividad tuvimos el feriado del 20 de febrero, por la Batalla de Salta. Si bien las paritarias docentes fueron cerradas sin acuerdo a nivel nacional, en la ciudad de Buenos Aires sí lo hubo, y después de los exámenes regulares de febrero y marzo y los previos arrancamos el ciclo lectivo 2013 el 7 de marzo. El 19 tuvimos “asueto” por la asunción de Jorge Bergoglio como papa Francisco. No hubo actividad en el turno mañana de las escuelas porteñas ni en algunas provincias. Tuvimos una Semana Santa más extensa por el feriado del 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Como quedaba ahí, en el medio, el 1º de abril fue un feriado puente que, sumado a la “jornada” del 4 de abril, transformó la semana en inviable. Mayo arrancó con feriado inamovible, en miércoles, y los martes 7 y miércoles 15 hubo “jornada”. El 25

de mayo, Día de la Revolución de Mayo, feriado inamovible, fue sábado. En junio, el 6, hubo otra “jornada”, y el feriado del 20 de junio fue jueves. La muerte del general Belgrano (y no el aniversario de la creación de la Bandera, como dijo el vicepresidente de la Nación) hizo que el viernes 21 de junio, para recibir al invierno, fuera “feriado puente turístico”. El lunes 1º de julio hubo otra “jornada”, y el 9 de julio, feriado por el Día de la Independencia. Las semanas del 15 al 26 de julio fueron “receso escolar de invierno”, y al regreso, lunes 29 y martes 30, como es habitual, no hubo clases en las escuelas secundarias porque se tomaron los exámenes previos. El lunes 5 de agosto tuvimos “jornada”; el martes 13, también, y el lunes 12, en el turno mañana, no hubo actividad en las escuelas en las que el 11 se realizaron las elecciones (PASO). Como el 17 de agosto fue sábado, el 19 tuvimos el feriado nacional por el aniversario de la muerte del general San Martín. El martes 10 de septiembre, hubo

otra vez jornada, y el 11 no hubo actividad por el Día del Maestro, aniversario de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento. Al 21 de septiembre le tocó ser sábado, y nos salvamos de perder un día más. En octubre, el miércoles 9 fue “jornada”, y el sábado 12 de octubre, cuyo feriado pasó al 14, por el rebautizado Día del Respeto a la Diversidad Cultural. El 24, otra “jornada”. El 25 y el 29 hubo exámenes previos. Ese llamado a exámenes, que siempre era en diciembre, decidió hacerse en octubre. El lunes 28 de octubre pasó lo mismo que el 12 de agosto: se votó en la escuela el día anterior y no hubo actividad en el turno mañana. En noviembre, el jueves 7, hubo otra “jornada” y el flamante feriado nacional del 20 de noviembre, Día de la Soberanía Nacional, pasó al lunes 25. Y como los que arman el calendario escolar son realmente genios, el lunes 2 de diciembre tuvimos otra “jornada”. Si consideramos semana “normal” a aquellas en las que hay clases de lunes a viernes, en todos los

turnos, “anormales” a las que no, lo anormal ganó 23 a 11. En todo el año, las semanas anormales, incompletas, fueron más del doble que las normales. Los chicos que no faltaron nunca en 2013 tuvieron poco más de 150 días de clases. Muy lejos de los 190 días que las autoridades relatan. No parece traernos buenas noticias 2014. La demora en comenzar el ciclo lectivo que vemos en muchas provincias dificulta cualquier acción que se quiera emprender procurando revertir la situación. Nuestro país está entre los primeros en mayor índice de inflación y entre los últimos en las pruebas de calidad educativa. La caída de la calidad educativa no se debe exclusivamente a la cantidad de días de clases, hay muchos otros factores, pero, por favor, que los máximos responsables al menos digan la verdad.ß El autor es maestro mayor de obras y docente de Dibujo Técnico y Proyectos 1 y 2 en tres escuelas técnicas públicas de la ciudad de Buenos Aires

La Web, una alternativa llena de contenidos Útil para mantener la motivación, sin docentes su efectividad es limitada Felicitas Sánchez LA NACION

La explosiva irrupción de la tecnología en las aulas, de la mano la distribución masiva de netbooks, y un contexto de conectividad que alcanza al 75% de la población del país impulsaron la proliferación de sitios, portales, canales de video y aplicaciones móviles con contenido educativo para chicos. Las alternativas cubren todos los niveles y las propuestas van desde sitios privados y pagos hasta los portales desarrollados por el Estado. Si bien los especialistas consultados por la nacion concuerdan en que sin el apoyo de los docentes y la integración con el aula esta batería de recursos sirve de poco, ya que está todo diseñado para acompañar y complementar el trabajo docente, con un paro que lleva 14 días, el acceso a esta aula virtual infinita puede ser por lo menos un recurso provisorio para mantener a los chicos ocupados, entretenidos y, a la vez, estimulados. Para eso, es indispensable que los padres guíen y decidan sobre la manera en que los hijos usan su tiempo en Internet. “Muchas veces los padres nos dicen que sienten que no pueden poner límites o regular lo que hacen sus hijos con las computadoras. Es importante entender que los padres pueden conducir y participar en la manera en que sus hijos usan Internet”, señaló Verónica Zambonini, de la Dirección de Incorporación de Tecnologías del gobierno porteño. Entre los recursos disponibles, el más completo y amigable, para chicos y para padres, es el portal del Ministerio de Educación de la Nación, educ.ar. Allí se puede ingresar en una sección diseñada para estudiantes y familias, con recursos audiovisuales, videojuegos y tests, separados por niveles y por área. Incluso hay cursos de programación, producción audiovisual y diseño de videojuegos, entre otras cosas. Es.khanacademy.org es un portal con tutoriales, videos interactivos y ejercicios para estudiantes de todas las edades y de todas las materias. Todo el contenido está muy bien organizado por niveles y se puede empezar desde lo más básico e ir avanzando de manera escalonada. Incluso permite plantear objetivos e ir midiendo los avances logrados. Uno de los fuertes del sitio es la matemática, que se puede comenzar aprendiendo desde 1+1 y terminar en niveles universitarios. A pesar de la inmensidad de recursos, los especialistas acuerdan en que sin la integración y participación de toda la comunidad educativa son tan poco útiles como un viejo libro que junta polvo en una biblioteca. Carina Lions, directora del Citep y docente de Fundamentos de Tecnología Educativa de la UBA, señaló que “después del brote de la gripe A hubo una valoración de la tecnología en este sentido, pero lo cierto es que en ese momento los docentes estuvieron acompañando a los padres y alumnos. Los recursos disponibles son una extensión del aula, pero no sirven sin el acompañamiento del resto de la comunidad educativa”, señaló. “Los recursos online no se sostienen mucho tiempo sin la docencia”, opinó Juan Acevedo Miño, director de la Licenciatura en Tecnologías Educativas de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).ß