EL CRISTIANO Y EL BAILE, ¿qué dice la Biblia?, ¿sí o no? Por Enrique Vázquez (Montevideo /Uruguay) INTRODUCCIÓN: Quisiera tratar este tema con todos ustedes para que juntos examinemos lo que Dios dice en su Palabra, con el propósito de que ella sea la que arroja luz sobre este aspecto que vamos a considerar. La palabra de Dios es la autoridad máxima y a ella debemos someternos todos por igual. Con ese espíritu, vamos a escudriñarla, y también con amor a los hermanos que puedan pensar de otra manera. ¿Dónde está la enseñanza para la iglesia y para la conducta cristiana? Tenemos que ponernos de acuerdo acerca de este tema. Es fundamental. Todos estaremos de acuerdo en que toda la biblia es la palabra de Dios. Sin embargo, debemos estudiar las Escrituras en su debido contexto, por lo tanto, no es correcto —como algunos pretenden—, tomar citas de los Salmos relacionadas con las danzas y el baile judío para aplicarlas al comportamiento cristiano. Más bien, deberíamos preguntarnos: ¿QUÉ DICE EL NUEVO TESTAMENTO SOBRE EL ASUNTO? Danzar o bailar se menciona solamente tres veces: 1) Mateo 11:17 y Lucas 7:32: “Os tocamos flauta, y no bailasteis...”. 2) Mateo 14:6 y Marcos 6:22: “La hija de Herodías danzó...”. 3) Lucas 15:25: “Y su hijo mayor...oyó la música y las danzas...”. Esas son las únicas referencias que tenemos. Es interesante que ni en los Evangelios, ni en los Hechos, ni en las Epístolas haya un solo caso de alguien que danza o baila PARA ALABAR A DIOS. El único caso que describe movimientos junto con la alabanza es el del “cojo de nacimiento” (Hechos 3:2-10) que después de ser sanado “entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios”. Evidentemente eso no era baile, pero, además, vemos que en el Nuevo Testamento la alabanza a Dios está relacionada con la boca, tanto en el ejemplo del Señor Jesús, como de otros y también en la enseñanza (doctrina) de las Epístolas. Veamos algunos ejemplos: 1)
Mateo 11:25: “...Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra...”
2)
Mateo 21:16: “...de la boca de los niños... perfeccionaste la alabanza”.
3)
Marcos 14:26: “Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte...”.
4)
Marcos 10: 21: “...Jesús se regocijó... y dijo: Yo te alabo, oh Padre...”.
5)
Hechos 16:25: “Pero a media noche... Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios”.
6)
Romanos 15:9-11: “...cantaré a tu nombre... Alegraos... Alabad al Señor...”.
7)
Efesios 5:19: “...cantando y alabando al Señor en vuestros corazones...”.
8)
Hebreos 13:15: “...ofrezcamos... sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios...”.
9)
Santiago 5:13: “¿Está alguno alegre? Cante alabanzas”.
Hay otros pasajes del Nuevo Testamento que mencionan la alabanza, pero no nos aportan más cosas para nuestro tema que podemos resumir así: NO HAY DANZA NI BAILE PARA LA IGLESIA, según enseña el Nuevo Testamento. No hay ninguna mención de alabar a Dios de esa manera. Sí la hay en el Antiguo Testamento donde el orden es para Israel. La alabanza ahora tiene su cauce a través de los que podemos expresar con nuestra BOCA. La boca es la “fuente” (Santiago 3:11) por donde salen los sentimientos de un corazón agradecido (Efesios 5:19 y 20), despertados por la inteligencia del creyente (1 Corintios 14:15) y se transforman en “sacrificios de alabanza” (Hebreos 13:15) que honran y glorifican a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¿DE DÓNDE PROCEDE ESTE BAILE? En primer lugar, no podemos decir que venga de Dios, ya que en las Escrituras vimos que esa no es ahora la manera de alabar al Señor. Tenemos que decir que viene del mundo y lo vamos a explicar. Los tres enemigos espirituales que tiene el cristiano son: 1) el mundo, 2) el diablo, 3) la carne. Esto puede verse en Efesios 2:1-3. ¿QUÉ ES EL MUNDO? Para ser breves, diremos que la Biblia nos habla del mundo bajo tres aspectos distintos: 1) el mundo como el planeta que habitamos (Juan 1:10). 2) el mundo como la humanidad toda (Juan 3:16). 3) el mundo como sistema, como esfera moral y espiritual donde se vive el hombre sin Dios (1 Juan 2:15-17; Santiago 4:4). Ya que el planeta que Dios creó es algo hermoso, no tiene nada que ver con nuestro tema. Sí podemos decir que, además de hermoso, Dios lo hizo para nuestro bien y en lo posible tenemos que disfrutarlo. El segundo aspecto, la humanidad en su conjunto, tampoco es malo, ya que “Dios amó al mundo” (toda la humanidad), nosotros también tenemos que amarla y demostrarlo en actitudes bondadosas hacia los que nos rodean. Además, hemos de hacer todo lo posible para que las “buenas nuevas” lleguen a todos los seres que viven en este planeta. Pero el tercer aspecto es algo distinto porque es negativo, es malo: EL MUNDO COMO SISTEMA. El Señor Jesús, en su oración de Juan 17, afirmó: “...están en el mundo (v.11) ...no son del mundo” (vv. 14 y 16)”. ¿Qué quiso decir el Señor con eso? Dijo que los cristianos estamos en el mundo, vivimos en el planeta, nos relacionamos con la sociedad a la que pertenecemos, pero no somos parte del SISTEMA. “...No son del mundo”, es lo que vemos también en Mateo 5:13-14: “Ustedes son la sal de la tierra...ustedes son la luz del mundo”. La sal y la luz son elementos distintos a la tierra y al mundo. Aquí, el Señor no sólo indica la diferencia, sino también la función del cristiano hacia el mundo. El hermano José M. Martínez, en su libro Tu Vida Cristiana, hablando sobre esto cuenta sobre una visita a una fábrica en Portugal en que se asombró de lo que estaba viendo. En medio de una gran pecera, con peces de hermosos colores, cinco pajaritos volaban libremente. No podía entender lo que veía, hasta que acercándose, le explicaron que los pájaros estaban en una gran
burbuja de cristal que por la parte superior en forma de tubo salía fuera del agua. Por este tubo los pájaros recibían el aire y los alimentos. Aunque todos estaban dentro de la pecera, en realidad los peces y pájaros se hallaban en dos esferas distintas: unos en el agua y otros en el aire. Así es con el cristiano: está en el mundo, pero no es del mundo. Se mueve en una esfera espiritual distinta, “en Cristo”, tal como lo enseña Efesios capítulo 1. En Filipenses 2:15, dice: “Para que seáis irreprensibles y sencillos hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”. Ahí tenemos otra vez las dos esferas: “hijos de Dios”, por un lado, y “generación maligna y perversa”, por el otro. Refiriéndose a esta segunda esfera, el Señor Jesús dijo que Satanás es “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31; 14:30; 16:11). Y en 1 Juan 5:19 dice: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”. Satanás es el perpetuo instigador del mal en el seno del mundo, en el seno de esta esfera o sistema. Este “mundo” es enemigo de Dios, y por lo tanto, enemigo del creyente. Aquí es necesario detenerse y leer con atención 1 Juan 2:15-17: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Santiago 4:4 es muy enfático al preguntar: “¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. ES UN SISTEMA CONTAMINANTE La seducción de este enemigo es no mostrarse como tal, sino más bien como amigo, como alguien que tiene muchas cosas para brindarnos. En esa estrategia usa distintas cosas para contaminar la vida espiritual del un creyente. Hoy estamos pensando en una: EL BAILE. Ese baile manipulado por un discjockey, con luces que producen ciertos efectos estudiados, con un volumen impresionante de la música capaz de producir alteraciones físicas y emocionales, con letras que realmente en su mayoría son basura. Todo un entorno para dar rienda suelta a la carne; ritmo y contorsiones que incitan a lo malo y aun la vestimenta femenina, con minifaldas o ropa ajustada al cuerpo. Todo eso contamina la vida espiritual del creyente, como dice el Señor en Marcos 7:21-23. Por lo tanto, los creyentes no debemos participar de esto. Qué foto distinta de lo que es el pueblo de Dios nos muestra 1 Pedro 2:9: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes del aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Tendríamos que leer y considerar detalladamente lo que dice 2 Corintios 6:14-7:1, porque es un llamado de Dios a no juntar lo cristiano con lo mundano. “¿Y qué comunión tiene la luz con las tinieblas?”. Ninguna, sin duda. “Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis por hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. Concluimos con las palabras de Romanos 12:1-2: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo [este sistema sin Dios], sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Que así sea, para la gloria de Dios y para bien de su pueblo.
Tomado de la revista “Momento de Decisión”, www.mdedecision.com.ar Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.