Quejas en Japón por el alza impositiva a los autos

Lunes 25 de noviembre de 2013. El Toyota 86, en la pista de pruebas de la empresa en Nagoya, Japón. TOKIO (De un enviado especial).–. Pese a las señales ...
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economía

| Lunes 25 de noviembre de 2013

El Toyota 86, en la pista de pruebas de la empresa en Nagoya, Japón

Quejas en Japón por el alza impositiva a los autos importados. Ejecutivos de la industria dicen que no fueron

consultados; afirman que afectará negocios ya en marcha TOKIO (De un enviado especial).– Pese a las señales del nuevo gabinete de Cristina Kirchner de reanudar el diálogo con los empresarios y la supuesta intención de transmitir confianza a los inversores, las empresas automotrices, especialmente las japonesas, tomaron aquí con extrema preocupación el anuncio del envío de un proyecto de ley para aumentar al 50% los impuestos internos para los autos de alta gama, motos y embarcaciones. En el marco del lanzamiento del 43° Tokio Motor Show, una de las ferias más grandes del mundo de la industria automotriz, la noticia cayó como una bomba entre los directivos de Toyota, Honda, Nissan, Mitsubishi y Mazda, por nombrar las empresas más influyentes en el mercado argentino. El nuevo jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, había asumido con la promesa de reactivar el diálogo con los sectores y de hecho recibió a empresarios y sindicalistas en la Casa Rosada. “Mucho diálogo, pero esta medida se hizo sin consultar, no nos llamaron para explicarnos nada y va a frenar en seco la importación de autos de alta gama. No se venderá nada. Ya están los pedidos formulados a Japón y vienen en camino. Fue intempestiva y sin tiempo para planificar nada”, confió a La NaCION uno de los directivos de una empresa líder. Descuentan que el proyecto de ley será aprobado por el Congreso. El cálculo que hacía era el siguiente.

El impuesto se aplicará a los autos de lujo que superen los $ 170.000, que con impuestos cuestan 200.000. Con el impuesto interno actual, de 10%, ese vehículo se paga 221.000 pesos en la concesionaria, y ahora se pagará más de 300.000. El nuevo ministro de Economía, axel Kicillof, había prometido que “no se tomará ninguna medida que genere cambios bruscos en la economía ni que perjudique a los trabajadores, ni a los sectores de menores ingresos, ni a los empresarios”. ¿Este impuestazo no es un cambio brusco? En las automotrices que exponen en Tokio se comentó: “Esto es un manotazo de ahogado. Quieren frenar la salida de dólares y no tienen muchas herramientas, al parecer. Esperábamos un 30%, pero pusieron 50%”. También concluyeron con cierta ironía: por lo visto descartaron el desdoblamiento cambiario. La receta que hubieran recomendado los empresarios es establecer un plan de mediano plazo, con reglas de juego claras, donde el Gobierno pueda determinar los modelos y las categorías que con el tiempo puede gravar, y sobre esa base se planifica. “Pero ahora nos parte al medio. Todas las automotrices tenemos autos en viaje desde nuestras terminales, que vienen importados, hemos encargado stock y todos esos autos entrarían en este impuesto. Y no se van a vender. Perderemos muchísima plata”, dicen los ejecutivos del sector.

Pese a que renunció el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, los empresarios no se animan aún a hablar en público y todos sus comentarios son bajo estricta reserva de sus identidades. Seguramente el tema será consultado la semana próxima por los directivos de las casas matrices de Nagoya y de Tokio, que aprovechan este evento para recibir a los representantes argentinos de sus empresas. “Esto en Japón no se entiende. Seguramente vamos a tener que explicar este nuevo escenario desde el lunes”, se preocupó uno de los directivos que sufrieron la noticia. Entre los ejecutivos hay poca confianza en que Capitanich, Kicillof o la Presidenta den un paso atrás. “Esto ya está jugado, no nos van a escuchar. Si ni siquiera nos llamaron para preguntarnos. Esto destruirá la venta de autos de alta gama. No hay nada que hacer”, dijo un director de una firma japonesa. La noticia empañó la fiesta de la muestra bianual de autos. “además, el Gobierno se ufana de que la industria automotriz empujó el crecimiento de la economía. ¿Por qué avanza con un impuesto que la destruye?”, se preguntó un directivo medio de otra empresa. a lo cual otro agregó: “Pero, además, el Gobierno va a perder recaudación. actualmente todos los autos importados pagan impuestos del 30%. Si cortan la demanda de importados, no entrarán más autos y perderán ingresos fiscales”, señaló.ß

Subirán los precios de más modelos opinión Andrés Chambouleyron PaRa La NaCION

U

n análisis microeconómico elemental de la propuesta del Gobierno de gravar con un impuesto de 50% a (entre otros) aquellos autos de valor de mercado superior a $ 170.000 revela que ese impuesto no sólo repercutirá en el precio de esos vehículos, sino también en el del resto de los autos percibidos por los consumidores como “similares” o con las “mismas prestaciones”. ¿Cómo es esto? Imagine el lector una camioneta que vale $ 170.000 en el mercado y que quede sujeta al impuesto, y otra percibida por los compradores como similar a la anterior pero un poco más barata, digamos, $ 150.000, y que por ende no está sujeta al impuesto. ¿Qué ocurrirá? La camioneta más cara terminará con un precio final resultante de alrededor de $ 255.000 (170.000 más el 50% de esta cifra). ¿La más barata seguirá costando el mismo precio que antes? Claramente no, si ambas camionetas son percibidas por los consumidores como de la misma categoría: luego de la

aplicación del impuesto, la demanda de la más cara caerá, mientras que la de la más barata subirá, haciendo subir su precio. ¿Cuál será entonces su precio final de equilibrio? La teoría económica y la evidencia empírica indican que se ubicará en un valor tal que mantenga su precio relativo con respecto a la más cara en un nivel similar al de antes de la aplicación del impuesto. ¿Cuánto es esto? Ese precio relativo era antes del impuesto igual a 0,88, o 150.000 dividido 170.000. Esto significa que luego de la aplicación del impuesto la más barata pasará a costar 88% del nuevo valor de la más cara, es decir, $ 225.000 (un aumento también de 50%). La historia no termina ahí, porque también hay camionetas con valor de mercado (antes del impuesto) de $ 140.000, 130.000 y 120.000 que una porción del mercado percibe como con las mismas prestaciones que la de $ 150.000 y cuyas demandas también aumentarán luego de la aplicación del impuesto, empujando sus precios. ¿Hasta dónde se expandirá la ola de aumentos? Es probable que su impacto se haga sentir sólo en aquellos vehículos que el mercado (los compradores de autos) perciba

como sustitutos cercanos o similares o con prestaciones similares a aquellos que sufrieron la aplicación del impuesto, pero es difícil anticipar ese efecto, porque depende de las percepciones de los consumidores, y la onda expansiva de aumentos podría llegar a todo el mercado. Es importante aclarar que el aumento de precios también afectará al mercado del usado, ya que un vehículo de segunda mano es percibido por el mercado como un sustituto más barato del nuevo. Por último, la segunda preocupación que deberían tener los consumidores es que en la argentina todos los impuestos que el Congreso fija con carácter transitorio se convierten en permanentes. El Gobierno fija este impuesto de emergencia supuestamente para evitar la sangría de divisas y para evitar tener que devaluar la moneda. Esto significa que si nuestra historia se repite, la moneda se terminará (tarde o temprano) devaluando, pero el impuesto quedará y terminaremos pagando autos (y no sólo los de alta gama) a un tipo de cambio muy superior al actual, pero con un aumento adicional de 50%. ß El autor es economista