INFORMACION GENERAL
Martes 13 de diciembre de 2011
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SURFERS URBANOS s UNA ACTIVIDAD QUE CRECE Y YA PROVOCA CONTROVERSIAS
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ACCIDENTE
Quejas por la invasión de skaters A pesar del riesgo, decenas de jóvenes utilizan la bajada de la calle República del Líbano para deslizarse GARY SHEA LA NACION Hace un año “se puso buena la bajada”. Es un lugar perfecto para “patear”: amplio, de superficie lisa y automóviles para esquivar. Pero también es un lugar con riesgos. Los fines de semana, la calle República del Líbano, junto a la plaza Mitre, en Recoleta, se llena de jóvenes provistos de skates y de longboards (tablas de grandes dimensiones) que se deslizan por la pendiente antes adoquinada para practicar su deporte favorito. Los vecinos de la zona, conocida como “La isla”, se quejan del ruido que hacen los skaters que se desplazan por la calle sinuosa a grandes velocidades y de las pintadas que realizan en monumentos públicos. Advierten, además, sobre el peligro de esta actividad, que se volvió a poner de moda en la ciudad. Para los aficionados se trata “pasar el rato” y divertirse con compañeros que comparten la misma pasión. Les resulta emocionante sortear vehículos que suben de frente, lanzarse desde las veredas que flanquean la calle de doble mano y cruzar los seis carriles de la Avenida del Libertador sin frenar. En cambio, para los residentes de este barrio residencial, con la embajada británica como telón de fondo, es un dolor de cabeza por las altas probabilidades de sufrir accidentes. “Los chicos se juntan en el monumento a Mitre. Cada grupo tiene su consigna y pintan las paredes. Los fines de semanas la calle se llena de skaters y permanecen hasta altas horas de la noche. No se puede dormir”, se lamentó Mercedes Clavier, presidenta de la Asociación Plaza Mitre, que rechaza el uso de la calle República del Líbano, que, en forma de caracol, comunica Libertador con Gelly y Obes. “No nos dejan usar las calles. No tenemos adónde ir. Seguimos reclamando una pista pública acá, pero no nos dan bola”, se defiende Sergio, tabla en mano. Hay varios Skate Parks en otras partes de la ciudad. A su lado, Federico admite que “no hay suficientes lugares para patinar” y por eso hay que “unirse siempre a las pateadas en el Día Internacional del Skate para pedir más pistas públicas”. “Nos sacan de todos lados. A ver si los policías dejan de ponerse la gorra y nos dejan tranquilos”, agregó, antes de enfilar de nuevo hacia la calle República del Líbano, que atrae decenas de entusiastas de la Capital y el conurbano.
Propuestas antagónicas Cansados del panorama actual, los vecinos presentaron quejas formales en el gobierno de la ciudad, d, la Policía Federal y la Policía Metropolitana, opolitana, para manifestar su disconformidad nformidad con el aumento del “vandalismo” ndalismo” y el daño a los monumentos ntos en las inmediaciones de la plaza aza Mitre. “Te mandan a la miércoles”, es”, dijo la vecina Andreína de Luca de Caraballo, en referencia a los patinadores. tinadores. “Ellos quieren el peligro. Es como un desafío. Después de un año o no puede ser que todavía no tengamos amos solución a este problema.” .” “La situación se vuelve lve cada vez más peligrosa, ya que el número de usuarioss es creciente, las tablas que utilizan pueden desarrollar velocidades elocidades de hasta 100 kilómetros porr hora y su principal divertimento ess esquivar los autos”, añadió. iso revelar Otra vecina que no quiso su identidad por miedo a represalias tras varios enfrentamientos tos con los skaters cuenta que “bajan an la calle surfeando” y luego “se agarran garran del paragolpes de un auto para subir de vuelta”, agazapados para ara que el conductor del vehículo no se percate de su presencia. El 25 de noviembre pasado se realizó una reunión ón entre vecinos contrariadoss y
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ARCHIVO
La actriz de televisión y teatro
Florencia Peña chocó y quedó demorada
Dos jóvenes descienden por la calle República del Líbano sin los elementos de seguridad básicos para evitar lesiones graves autoridades de la Comuna 2. La presidenta de la Asociación Plaza Mitre y algunos de sus socios acompañaron a otros residentes del barrio para expresar sus inquietudes y presentar una carta de reclamo titulada “Los vecinos de Plaza Mitre no queremos que se use la calle República del Líbano como pista de Skate”. Allí, se encontraban presentes Facundo Carrillo, flamante titular de la Comuna 2, y Guillermo Dietrich, subsecretario de Tránsito de la ciudad, quien suscitó una fuerte polémica con los vecinos al sugerir que se cerrara la calle al tránsito los fines de semana, los días de mayor concurrencia, según la gente que vive allí. Los vecinos se opusieron a la propuesta de Dietrich acerca de disponer un espacio como la calle República del Líbano para los skaters. Además, plantearon la idea poco probable de que la calle vuelva a adoquinarse para evitar que los riders sientan el apetito irrefrenable de lanzarse por esa barranca. “El gobierno de la ciudad tiene que encontrar una solución. Nosotros cumplimos con las leyes y pagamos impuestos. Queremos recuperar la paz y seguridad de nuestra zona. Somos rehenes de un grupo de personas que hacen lo que quieren en la calle”, sostuvo Clavier ante la falta de respuesta de las autoridades.
Las reuniones de noche también son motivo de protesta por el ruido y las pintadas en los monumentos IGNACIO COLO Y MAURO ALFIERI
De la contracultura de los 80 a los nuevos raiders porteños
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Las “tablas” ganaron aceptación social como ecoalternativa de transporte FRANCO VARISE LA NACION Dicen que una tabla con cuatro ruedas puede ser el mejor amigo del hombre. A juzgar por la cantidad de chicos, y no tanto, que hacen skate y longboard en Buenos Aires, los perros deben sentirse algo envidiosos. Cuando en los ochenta el skate caló hondo en la subcultura porteña con una estética, música y hábitos peculiares, nadie pensó que podría llegar tan lejos. El pelo desteñido con parafina; las tablas importadas de los Estados Unidos (hasta que salieron las Trash nacionales), la Galería Bond Street de la avenida Santa Fe; las zapatillas emparchadas con cinta (silver tape), remeras de “SK8 it’s not a Crime”… Y, sobre todo, una escena de skate rock con recitales (Massacre, Cero de Pulso, DAJ) llenos de adrenalina punk que marcó a una generación que ya sobrepasó los 40 años. También los definía el espíritu de autogestión para agruparse, construir half pipe o rampas de madera, formar una banda punk o de hardcore; escribir o comprar fanzines, buscar
alguna pileta vacía (pool) donde sumergirse o las mejores escaleras de los edificios del centro para molerse a palos contra el piso. Esos eran los skaters de los ochenta. La naturaleza urbana es al skate lo que las montañas a los alpinistas. Acá, en Buenos Aires, y en todas las grandes ciudades del mundo, hay skaters. A estas alturas es algo simbiótico. Quien alguna vez subió a una tabla, “pateó” una calle, y hasta logró alguna prueba sabe lo dificultoso, riesgoso y admirable que resulta este deporte. El skate, más allá de los estereotipos, es una actividad de alta exigencia, una manera económica de moverse por la ciudad y un facilitador para conocer personas con inquietudes similares. En la década del sesenta, los surfers de San Francisco y Los Angeles, en los Estados Unidos, inventaron la tabla con ruedas para “correr olas” en invierno sobre el asfalto: en realidad, escaleras, barandas, escalones y lo que sea. Luego el skate creció independientemente del surf y terminó extendiéndose como un virus por todo el mundo. En la Argentina apareció primero, como
los punks locales, entre los chicos de zona norte: Vicente López, Olivos, Martínez y San Isidro. Después ganó la ciudad rápidamente. Por alguna razón, en los noventa las tablas casi desaparecieron de las calles. Quedaron los bermudas y alguna que otra marca de indumentaria. No mucho más. Pero, a principios de este siglo, el skate volvió con todo. Con otro perfil y sin la carga contracultural de los ochenta. Los skaters de antes ahora son riders. La tabla corta clásica no es la única opción. El longboard, que mide hasta dos metros, se vende como pan caliente y es utilizado por adultos para ir a trabajar, por ejemplo. Hay varios skate parks del gobierno porteño en la Plaza de las Américas, en la avenida Figueroa Alcorta y Juramento, etcétera. Esta aceptación social hubiera sido impensada en los ochenta: las bandas de skaters eran consideradas peligrosas. Que un taxista le grite a un rider “bajate de la patineta y andá a laburar” es cada vez menos frecuente. Es que no sería descabellado que quien va montado en la “patineta” se dirija, precisamente, hacia su trabajo.
VEREDAS DESTRUIDAS EN PLENO CENTRO “Caminar por el centro porteño permite comprobar el poco interés que existe por el espacio público en esta ciudad –expresó el vecino Camilo Cuorre a esta sección–. Sólo en las cuadras en las que hay edificios o comercios las veredas están medianamente cuidadas, pero en aquellas cuadras donde no hay frentistas, nadie se ocupa del mantenimiento ni de la suciedad.” Para probar lo expuesto en su queja, Cuorre señaló el ejemplo de la cuadra de la calle San Martín, entre Córdoba y Paraguay, donde se encuentra la desde hace años cerrada tienda Harrods. “Las veredas están rotas, hay montículos de tierra, suciedad por todos lados y el gobierno porteño no hace nada al respecto. Algo similar ocurre en la cuadra de Viamonte, entre San Martín y Reconquista, en la vereda ocupada por el convento de Santa Catalina de Siena y la contigua playa de estacionamiento, frente al rectorado de la UBA”, agregó.
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La actriz Florencia Peña fue demorada en la comisaría 27a. de la ciudad de Buenos Aires tras protagonizar un accidente de tránsito en la zona de Villa Crespo con su vehículo 4x4. En la comisaría 27a. confirmaron a LA NACION el episodio por el cual Peña fue demorada por personal policial, luego de protagonizar un choque en la esquina de Corrientes y Malabia, donde embistió a un taxi con dos pasajeras. A raíz del impacto una de las pasajeras perdió el conocimiento y fue derivada junto con la otra mujer al hospital Durand, donde tuvieron que ser atendidas y quedaron en observación. La productora y actriz de televisión fue llevada a la comisaría 27a. de la Policía Federal, donde se le notificó la presentación de una causa penal por “lesiones culposas”. Según detallaron fuentes policiales, Peña “circulaba a alta velocidad”. La pasajera que perdió el conocimiento es la acompañante terapéutica de la otra víctima, quien está bajo tratamiento oncológico, según señalaron fuentes que participaron del caso. En la policía señalaron que en ningún momento Peña intentó darse a la fuga, y todo el tiempo se preocupó por el bienestar de las heridas.
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