Lección Técnica 02 – Las Cuatro Fases de la Luz Directa. (de “Wondrous Wisdom” por Michael R. Kellogg) (pag. 86) Discutamos ahora por un momento l forma en la que la Cabalá nombra a la Luz. Esto será más fácil si se refieren a la siguiente lista. Tenemos cinco fases: •
Fase Cero – Shoresh, llamada Keter
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Fase Uno – Aleph, llamada Hochma
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Fase Dos – Bet, llamada Bina
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Fase Tres – Gimel, llamada Zeir Anpin
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Fase Cuatro - Dalet, llamada Malchut
Un rápido vistazo a un diccionario Español/Hebreo confirmará que Aleph, Bet, Gimel, y Dalet son las cuatro primeras letras del alfabeto Hebreo. Es importante notar que los nombres, Keter, Hochma, Bina, Zeir Anpin, y Malchut no son nombres de creaturas, sino nombres de fases en el proceso de la creación. Así que cuando decimos Malchut, estamos hablando acerca de la creatura en la forma en la que es en esa etapa. En cada fase, hay un diferente tipo de Luz, al menos desde nuestra perspectiva. En realidad, nunca hay nada más que una sola Luz, y la diferencia que sentimos es completa y totalmente a causa de nuestra propia percepción. La Fase Raíz, Fase Cero, Shoresh, corresponde a una Luz llamada Keter. La Fase Uno, Hochma, corresponde a una Luz llamada Hochma. La Fase 2, Bina, corresponde a una Luz llamada Hassadim. La Fase 3, Zeir Anpin, corresponde a una combinación de las dos primeras luces, ambas Hochma y Hassadim. La Fase 4, Malchut, corresponde a la Luz de Hochma una vez más. FASE
NOMBRE
Tipo de Luz
MUNDO
Deseo
(Behina/S efira) Keter
Ohr Keter
Adam Kadmon
Otorgar
Ohr Hochma (Sabiduría)
Atzilut
Deseo inconsciente de recibir
Beria
Deseo de dar sin recibir Luz
(raíz;cero) Aleph (uno)
Hochma
Ohr Haya (Vida)
KLI
Nivels po encima d la Creación
Shoresh
Bet (dos)
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Bina
Ohr Hassadim (Misericordía)
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Gimel (tres)
Zeir Anpin Gran Ohr Hassadim Yetzira (ZA) / Tifferet (90%)
Deseo de recibir mientras se da
Pequeño Ohr Hochma (10%) Dalet (cuatro)
Malchut / Olam Ein Sof (Mundo Infinito)
Ohr Hochma toma control Ohr Hassadim
Assiya (Reino de deseos)
Deseo expresado de recibir
(pag. 87) La palabra Hebrea para Luz es Ohr. Aquellos astutos lectores verán la correlación entre Ohr Hochma y el Creador dando placer, así como Ohr Hassadim, la creatura rechazando placer.
Nuestra existencia entera se basa en un único hecho. Todo lo que existe en este universo entero es el deseo del Creador pro deleitarnos y nuestro deseo por tal placer. Todo en el universo sucede en la forma en la que lo hace gracias a esta ley. Estamos completa y totalmente bajo su dictamen. Todos los diferentes tipos de existencia, ya sean, inanimado, vegetal, animal, o parlante, cada una de las cosas quiere recibir placer, recibir una chispa de la Luz. Fuimos creados con un único propósito, que cuando recibimos la Luz del Creador, sentimos placer infinito y eterno, no de forma egoísta, sino en una forma perfecta y absoluta. Si la Luz entra en la Vasija y la llena completamente, entonces esta Vasija ya no puede recibir porque el deseo es saturado pro la Luz, y en la ausencia de un deseo, el placer pasa también. Es un círculo vicioso. Queremos placer, recibimos
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pacer, el placer mata el deseo, y así el placer ya no se siente. Este es el preciso que el sistema espiritual de la Cabalá cura. Solamente podemos recibir sin fin cuando no recibimos por nuestro propio bien, i.e. disfrutamos pro el bien de Aquel que Da. Entonces la Luz que entra en la Vasija no neutraliza el deseo de recibir. A raves de la experiencia todos sabemos que cuando tenemos hambre y empezaos a comer, después de cierto tiempo ya no sentimos hambre, aún si los platillos más deliciosos se ponen a nuestra disposición. El placer se experimenta en el límite entre el placer mismo y el deseo por el. Sin embargo, en cuanto el placer entra en el deseo y empieza a satisfacerlo, este deseo lentamente se desvanece. Y si el placer es más fuerte que el deseo, esto puede guiar hasta la repulsión. (pag. 89) Así que aquí tenemos un problema, pero la buena noticia es que tenemos una solución también. El Creador ideó un sistema que da a Su creatura un remedio para si predicamento. Si elegimos sentir placer mientras satisfacemos a otros en lugar de sentirlo dentro de nosotros mismos, el placer nunca termina. Ven, este placer se basa en cuanto es lo que pueden dar. Entre más placer den a la gente, más placer llegan a llegan a sentir. En otras palabras, vivo fuera de mi mismo, fuera de mi propio deseo de recibir. Esta condición produce una existencia eterna, el estado de perfección, el cual es uno de los atributos del Creador. Este es exactamente el estado al que el Creador quiere guiarnos. A primera vista, esta idea parece totalmente absurda. Pero piénsenla por un momento. Supongan que todo como lo conocen era realmente al revés, y en lugar de experimentar placer cuando alguien hace algo por ustedes, fuera al contrario. Imaginen que cada vez que hicieron algo por alguien más, recibieron este increíble placer mucho mayor a cualquier otro placer que jamás hayan recibido a hacer algo por ustedes mismos o por recibir de alguien más. En ese caso, estaríamos haciendo fila para dar, y a quien diéramos no tendría ninguna diferencia. Entre más diéramos, mas placer recibiríamos. En un abrir y cerrar de ojos, nuestro mundo entero cambiaría. Y por muy loco que pueda sonar, este es exactamente el destino al que nos dirigimos. Si la creatura, la Vasija, elije únicamente recibir, se encuentra a sí misma en una trampa. El problema es que al recibir para sí misma, únicamente siente lo que está en su interior. Si la creatura puede sentir el placer del Creador al deleitar a la creación, experimentaría sin fin el placer, tal y como una madre, quien ni egoísmo alguno da a sus hijos. Pero en su estado actual, todos pierden. (pag. 90) Afortunadamente, tenemos un sistema absolutamente perfecto en el cual existir, y de igual forma desafortunadamente, elegimos no existir en el. Al alcance de nuestras manos tenemos conocimiento ilimitado, existencia infinita, una sensación de eternidad y harmonía. Dentro de este sistema, el Creador constantemente vierte Luz para su creatura. Pero la creatura únicamente recibe la Luz si al hacerlo deleita al Creador. La Cabalá se refiere a este sistema como la Luz que Regresa (Ohr Hozer), como opuesta a la Luz Directa (Ohr Yashar) que el Creador envía. Ver Figura 3. Pero para que este sistema exista, la creatura tiene que primero tener un deseo que atraiga la Luz Directa hacia ella. Previamente hablamos ya acerca de una pantalla que refleja, tal y como un tímpano o una retina. Es aquí donde esa pantalla entra en acción. Una pantalla tiene que ser colocada entre la Luz Directa y la creatura.
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Esta pantalla, conocida en la Cabalá como Masach (pronunciado ma-saj) previne a la creatura de recibir pro su propio bien. Únicamente permite a la creatura aceptar una cantidad de Luz en proporción a su propia fuerza; aceptándola únicamente por el bien del Creador. La Cabalá llama a esta acción “recibir para otorgar”. De esta forma el siguiente intercambio se lleva a cabo: el Creador envía placer a la creatura, quien lo acepta bajo la expresa circunstancia de que al hacerlo complacerá al Creador. Baal HaSulam cita un ejemplo muy simple y eterno, el del invitado y el anfitrión. El anfitrión presenta a su invitad una mesa llena de delicias. El invitado se sienta a la mesa pero no se atreve a comer porque no quiere estar en la posición de recibir y no está seguro de si el anfitrión es sincero en cuanto a su deseo por deleitarle. El invitad esta avergonzad porque no tiene nada que ofrecer a cambio y únicamente puede recibir mientras el anfitrión da. Es por ellos que el invitado rechaza lo que se ofrece para entender el verdadero deseo del anfitrión. Si el anfitrión insiste, pidiéndole al invitado que honre la comida y asegurándole que estará muy complacido si así lo hace, entonces el invitado empezará a comer. Lo hará porque está convencido de que esto complacerá al anfitrión y ya no siente que está recibiendo del anfitrión, sino que le está dando, i.e., le da placer al anfitrión. (pag. 91) Los roles se han invertid. Aun si es el anfitrión el que ha preparado toda la comida y actúa como el que invita, claramente entiende que la satisfacción de su deseo de complacer depende únicamente de su invitado. El invitado tiene la llave para el éxito del banquete y consecuentemente domina la situación. El Creador ha hecho especialmente a la creatura de tal manera que bajo la influencia de la Luz se sentirá avergonzada de solamente recibir. La creatura, usando libremente su libertad de elección, finalmente alcanzará un nivel en el que no experimenta el placer egoístamente, sino para complacer al Creador. Estos divinos atributos, estos sentimientos, están, más allá de la descripción y no podemos entenderlos. La entrada a los mundos espirituales adquiriendo solo un grado de similitud con el Creador ya significa eternidad, placer absoluto, y obtención. La ciencia de la Cabalá estudia el desenvolvimiento de la creación. Describe el sendero pro el cual nuestro mundo y todos los otros mundos –de hecho el universo entero- debe seguir mientras alcanza su corrección progresiva (Tikkun) para alcanzar el nivel del Creador, el último nivel de perfección y eternidad. Debemos tomar este trabajo de corrección mientras vivimos en este mundo, en nuestras circunstancias diarias y vestidos en nuestros cuerpos. Los Cabalistas ya han alcanzado este nivel de perfección y lo han descrito para nosotros. Todas las almas, sin excepción, tienen que alcanzar este último nivel en cierto tiempo. Cada uno de nosotros tiene que empezar desde el punto de inicio y eventualmente alcanzar el punto final. No hay libertad de elección en este respecto. Ni tampoco hay libertad de elección para nosotros para alterar el camino, porque todos tenemos que pasar por todas las fases y sensaciones y progresivamente integrarnos a ellas. En otras palabras, tenemos que “vivir” el sendero.
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