Prefacio al Libro del Zohar - Kabbalah Media Archive

Esto es considerado Ein Sof, y es la conexión que existe entre Atzmutó y las almas. .... Así, puesto que no podemos alcanzar al Crea-dor, nos es imposible decir ...
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Prefacio al Libro del Zohar Punto 34 34) No dejes que te sorprenda, que tal conducta encuentras en nuestra percepción corpórea también. Toma nuestro sentido de la vista por ejemplo: Vemos un mundo genial ante nosotros, y todo su relleno maravilloso. Pero de hecho, no vemos todo excepto lo que está en nuestro propio interior. En otras palabras, hay una clase de máquina fotográfica en nuestro cerebro que retrata todo lo que se nos aparece, y nada fuera de nosotros. Él ha hecho en nuestro cerebro, una clase de espejo pulido que invierte todo lo que se ve, a fin de que lo veamos fuera de nuestro cerebro, delante de nuestra cara. A pesar del hecho de que lo que vemos fuera de nosotros no es una cosa real, deberíamos agradecer a Su providencia por haber hecho ese espejo pulido en nuestro cerebro, permitiéndonos ver y percibir cada cosa fuera de nosotros. Esto es porque Él nos ha dado el poder de percibir cada cosa con conocimiento y percepción cristalina, y medir cada cosa desde dentro y desde afuera. Sin eso, perderíamos la mayor parte de nuestra percepción. Lo mismo se sostiene verdaderamente con el deseo Santo para las percepciones Santas. Si bien los cambios son todos hechos en el interior de las almas, no obstante ellas lo ven todo en el Dador mismo, porque sólo de esta manera son premiadas con todas las percepciones y la afabilidad en el Pensamiento de la Creación. Tú también puedes deducir eso de la parábola citada anteriormente. Si bien realmente vemos cada cosa ante nuestra cara, incluso, toda persona razonable sabe con seguridad que todo lo que vemos está sólo dentro, en nuestro cerebro. Lo mismo se sostiene verdaderamente a las almas. Aunque ven todos los cambios en el Dador, no tienen duda que todo lo que hay está sólo en su interior, y de ningún modo en el Dador. Examina estas palabras, pues no está en mi poder elaborar en ellas más allá.

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Shamati 3. Acerca del logro espiritual Yo escuhé

Logramos discernir muchos grados y aspectos diferentes en los mundos. Debemos comprender que todo lo que se refiere a grados y discerni-mientos, trata del alcance de las almas con res-pecto a lo que ellas reciben de los Mundos. Esto sigue la regla de “Aquello que no alcanzamos, no lo conocemos por nombre alguno”. Esto se debe a que la palabra “nombre” indica alcance, como ocurre con la persona que nombra algún objeto después de haber discernido sobre él, de acuerdo a su propio alcance. Por ende, la realidad en general se divide en tres discernimientos con respecto al logro es-piritual: 1. Atzmutó (Su Esencia) 2. Ein Sof (Infinito) 3. Neshamot (almas)

1. Nosotros de ninguna manera hablamos de Atzmutó. Esto se debe a que la raíz y el sitio de las criaturas comienzan en el Pensamiento de la Creación, donde ellas están incorporadas, tal como está escrito: “La culminación de un acto se encuentra en el pensamiento inicial”. 2. Ein Sof está relacionado con el Pensamiento de la Creación, que es “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”. Esto es considerado Ein Sof, y es la conexión que existe entre Atzmutó y las almas. Nosotros percibimos esta conexión bajo la forma de “el deseo de deleitar a las criaturas”. Ein Sof es el comienzo. Se le llama “una Luz sin Kli (vasija)”. No obstante, aquí se encuentra la raíz de las criaturas, que es la conexión entre el Creador y las criaturas, y que llamamos “Su de-seo de hacer el bien a Sus criaturas”. Este deseo comienza en el mundo de Ein Sof y se extiende hasta el mundo de Asiyá. 3. Las Neshamot (almas), que son las recepto-ras del bien que Él desea brindar. Él recibe el nombre de Ein Sof, porque esta es la conexión entre Atzmutó y las almas, la cual percibimos como “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”. No tenemos expresión alguna excepto para esta conexión del deseo de disfru-tar, y este es el comienzo de este vínculo llamado “Luz sin Kli”. Y ahí empieza la raíz de las cria-turas; o sea, la conexión entre el Creador y las criaturas, a la cual llamamos “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”. Este deseo nace en el mundo de Ein Sof y se extiende hasta el mundo de Asiyá. Todos los mundos en sí son considerados Luz sin Kli. En ese sentido, no hay apelativo algu-no para ellos. Se disciernen como Atzmutó, y en ellos no hay alcance.

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  No pensemos que allí es posible captar mu-chos aspectos. Esto se debe a que estos discer-nimientos se encuentran en potencia. Luego, cuando llegan las almas, estos discernimientos se manifiestan en las almas que reciben las Luces Superiores de acuerdo con lo que hayan arregla-do y corregido. Así, las almas podrán recibirlas, cada una conforme con su capacidad y califica-ción. Y entonces, estos discernimientos se reve-lan de hecho. Sin embargo, mientras las almas no alcancen la Luz Superior, los mundos seguirán siendo considerados Atzmutó. Los mundos son considerados Ein Sof, con respecto a las almas que reciben de los mundos. La razón de esto es que tal conexión entre los mundos y las almas, es decir, lo que los mundos dan a las almas, proviene del Pensamiento de la Creación, que viene a ser una correlación entre las almas y Atzmutó. Esta conexión se llama Ein Sof. Cuando reza-mos al Creador, y Le solicitamos que nos ayude dándonos lo que deseamos, nos dirigimos al ni-vel de Ein Sof. Allí se encuentra la raíz de las criaturas, que busca impartirles placer y deleite, lo que llamamos “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”. El rezo va dirigido al Creador que nos creó, y Su Nombre es “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”. Él es llamado Ein Sof porque se re-fiere a lo que antecede al Tzimtzum (restricción). Y aun después de la restricción no ocurre cambio alguno en Él, puesto que la Luz es inmutable y Él siempre conserva Su nombre. La proliferación de nombres se da sólo con respecto a quienes reciben. Por eso, el primer nombre que se reveló -que para las criaturas representa la raíz-, fue Ein Sof. Y este nombre permanece inalterado. Todas las restricciones y los cambios suceden únicamente con respecto a quienes reciben, y Él siempre resplandece en elprimer nombre, que es Su deseo infinito de hacer el bien a Sus criaturas. Por tal motivo rezamos al Creador, llamado Ein Sof, que ilumina sin restricción alguna ni fin. Y lo que después se convierte en el fin, estriba en las correcciones para los receptores, con el pro-pósito de que puedan recibir Su Luz. La Luz Superior consiste en dos discernimien-tos: la persona del alcance y lo alcanzado. Todo lo que decimos respecto de la Luz Superior se re-fiere sólo a la forma en que la persona del alcan-ce se impresiona por lo alcanzado. Sin embargo, ni la persona ni lo alcanzado reciben por sí solos el nombre de Ein Sof. En cambio, lo alcanzado se denomina Atzmutó, y el sujeto se denomina “al-mas”, siendo este un nuevo discernimiento que es parte del todo. Es nuevo en cuanto a que el deseo de recibir está allí impreso. Y en ese senti-do, la creación recibe el nombre de “existencia a partir de la ausencia”. Todos los mundos en sí son considerados una unidad sencilla, y no hay alteración en la Santi-dad. Este es el significado de “Yo, el Señor, no cambio”. No hay Sefirot ni Bejinot (discerni-mientos) de ninguna índole en la Santidad. Ni siquiera los apelativos más puros se refie-ren a la Luz en sí, ya que esta es un discernimien-to de Atzmutó, donde no hay alcance. En cambio, todas las Sefirot y los discernimientos tratan sólo de aquello que la persona percibe en ellos. Esto es así porque el Creador quiso que alcanzáramos y comprendiéramos la abundancia como “Su de-seo de hacer el bien a Sus creaciones”.

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  Para que podamos alcanzar aquello que Él ha-bía deseado que alcanzáramos y que compren-diéramos cómo es “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”, Él nos creó y nos confirió estos sentidos, y estos sentidos obtienen sus impresio-nes de la Luz Superior. Como consecuencia de esto, se nos han dado muchos discernimientos, puesto que el sentido general se llama “el deseo de recibir”, y se divide en muchos detalles según la medida que los re-ceptores sean capaces de recibir. De este modo, encontramos muchas divisiones y detalles llama-dos ascensos y descensos, expansión, partida, etc. Debido a que el deseo de recibir se deno-mina “criatura” y un “nuevo discernimiento”, la palabra comienza precisamente en el lugar donde el deseo de recibir empieza a recibir las impresiones. El habla representa discernimien-tos, partes de las impresiones, pues aquí ya existe una correlación entre la Luz Superior y el deseo de recibir. Esto se llama “Luz y Kli”. Sin embargo, no existe definición ni nombre respecto a la Luz sin Kli, ya que una Luz que no sea alcanzada por un receptor es considerada Atzmutó, sobre lo cual queda prohibida toda declaración, puesto que es inalcanzable. Y, ¿cómo podemos nombrar y defi-nir aquello que no logramos alcanzar? De esto aprendemos que cuando oramos para que el Creador nos envíe salvación, cura, etc., hay dos cosas que debemos distinguir: 1) El Creador; 2) Aquello que proviene de Él. En el primer discernimiento, considerado Atz-mutó, queda prohibida toda declaración, como acabamos de mencionar. En el segundo discerni-miento, aquello que proviene de Él y que es con-siderado la Luz que se expande dentro de nues-tras vasijas, es decir, dentro de nuestro deseo de recibir, es lo que llamamos Ein Sof. Representa la conexión del Creador con las criaturas, lo que significa, “Su deseo de hacer el bien a Sus crea-ciones”. El deseo de recibir es considerado como la Luz en expansión que finalmente alcanza al deseo de recibir. Cuando el deseo de recibir capta la Luz en ex-pansión, esta adopta el nombre de Ein Sof. Llega a los receptores a través de muchos velos, para que estos puedan ser recibidos por el inferior. Resulta que todos los discernimientos y los cambios se llevan a cabo específicamente según el receptor se impresione con ellos. No obstante, debemos entender la materia de hablando. Cuando hablamos de discernimientos en los mundos, nos referi-mos a potenciales. Y cuando el receptor alcanza dichos discernimientos, estos pasan a ser propiamente dichos.

en el receptor, la que estamos discernimientos discernimientos

El alcance espiritual se da cuando el sujeto del alcance y lo alcanzado se unen, ya que sin un sujeto no puede existir forma para lo logrado, debido a que no hay quien obtenga la forma de lo logrado. Por eso, este discernimiento es con-siderado Atzmutó, respecto al cual no es posible declaración alguna. Entonces, ¿cómo podemos decir que lo alcanzado tiene su propia forma?

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  Sólo podemos hablar si nuestros sentidos se impresionan de la Luz en expansión, que es“Su deseo de hacer el bien a Sus criaturas”, y que llega, de hecho, a manos de los receptores. De forma similar, cuando examinamos una mesa, nuestro sentido del tacto la percibe como algo duro. También reconocemos su longitud y su anchura gracias a nuestros sentidos. Sin em-bargo, esto no implica que la mesa se manifieste de esta misma forma a alguien que posea senti-dos diferentes. Por ejemplo: desde el punto de vista de un ángel, si examinara la mesa, la vería de acuerdo a sus propios sentidos. Por lo tanto, no podemos determinar ninguna forma con res-pecto al ángel, ya que desconocemos los sentidos que este posee. Así, puesto que no podemos alcanzar al Crea-dor, nos es imposible decir qué formas poseen los mundos desde Su perspectiva. Sólo podemos alcanzar los mundos de acuerdo a nuestros pro-pios sentidos y sensaciones, ya que esta fue Su voluntad, para que nosotros Lo alcanzáramos de esa manera. Este es el sentido de “No existe alteración alguna en la Luz”. En cambio, todas las trans-formaciones ocurren en los Kelim, es decir, en nuestros sentidos, donde todo se mide según nuestra imaginación. Nosotros medimos todo de acuerdo con nuestra imaginación. De esto se desprende que si muchas personas examinaran un mismo objeto o entidad espiritual, cada uno lo comprendería según su propia imaginación y sus sentidos, percibiéndolo cada uno de un modo diferente. Además, en una persona, la forma en sí cam-biará acorde con sus ascensos y descensos, como ya hemos explicado antes al decir que la Luz es Luz Simple, y que todos los cambios se llevan a cabo sólo dentro de quienes reciben. Ojalá se nos conceda Su Luz y que podamos seguir los caminos del Creador, y servirle, ya no con el propósito de recibir una recompen-sa a cambio, sino con la finalidad de deleitarlo a Él, y así elevar y rescatar a la Divinidad del polvo. Ojalá se nos conceda esta adhesión con el Creador y la revelación de Su Santidad a Sus criaturas.

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Prefacio a la Sabiduría de la Cabalá Punto 13 13) El tema es que, del mismo modo que los objetos físicos están separados entre sí por medio de la distancia espacial, las entidades espirituales están separadas por medio de la disparidad de forma entre sí. Esto también puede verse en nuestro mundo. Por ejemplo: Cuando dos personas comparten la misma forma de pensar, el hecho de encontrarse espacialmente en lugares diferentes, no les causa alejamiento. Lo mismo ocurre a la inversa. Cuando sus formas de ver las cosas son muy diferentes entre sí, éstos se odian mutuamente y la proximidad espacial no resultará en cercanía mutua. Por lo tanto, la disimilitud de forma en cuanto a su forma de pensar los aleja entre sí, y la proximidad de forma los acerca. Si, por ejemplo, la naturaleza de uno fuera completamente opuesta a la de otro, entonces estarían ambos tan distanciados entre sí como el este del oeste. De forma similar, todas las cuestiones acerca de cercanía y lejanía, cópula (Zivug) y unidad, que se despliegan en la espiritualidad, no son más que grados de disparidad de forma. Parten de uno a otro de acuerdo con la medida de disparidad de forma, y se juntan según la medida de equivalencia de forma. De todos modos debéis comprender que, a pesar de que el deseo de recibir representa una ley obligatoria en la criatura, puesto que es la esencia misma de la criatura y es el Kli adecuado para alcanzar la meta de la Idea de la Creación, sin embargo esto lo separa completamente del Emanante. La razón para esto que es existe disparidad de forma al punto de existir oposición total entre la criatura y el Emanante. Esto se debe a que el Emanante es puro otorgamiento, sin rastro alguno de recepción; y la criatura es pura recepción, sin rastro alguno de otorgamiento. Así, no existe oposición de forma mayor que esta. Por consiguiente inferimos que esta oposición de forma necesariamente la separa del Creador.

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Introducción al Libro del Zohar Punto 40 40) Y yo sé que lo anterior es completamente inaceptable a los ojos de algunos filósofos. No pueden aceptar que el hombre, que ellos creen es bajo y sin ningún valor, sea el centro de la prodigiosa creación. Pues ellos son como el gusano que nace dentro del rábano y piensa que el mundo del Creador es tan amargo y oscuro como el rábano en que nació. Pero tan pronto logra romper la cáscara del rábano y se asoma afuera, se asombra y dice: “¡Yo pensé que todo el mundo era del tamaño de mi rábano y ahora veo ante mí un maravilloso, hermoso y asombroso mundo!” Iguales son aquellos que están hundidos en la Klipá (singular de Klipot) de la voluntad de recibir con la que nacieron, y no intentaron tomar la especia única, que son la Torá y Mitzvot practicas, que pueden romper ésta Klipá dura y transformarla en la voluntad de otorgar placer al Creador. Es seguro que ellos deben determinar su falta de valor y vacío, como realmente son ellos y no pueden comprender que ésta magnífica realidad no fue creada sino para ellos. Ciertamente, si ellos hubieran profundizado en Torá y Mitzvot para otorgar placer a su Creador con toda la pureza requerida, y hubieran tratado de escapar de la Klipá de la voluntad de recibir con la que nacieron y asumir la voluntad de otorgar, sus ojos se hubieran abierto de inmediato para ver y alcanzar todos los grados de sabiduría, inteligencia y claridad de mente que han sido preparados para ellos en los Mundos Espirituales. Entonces ellos mismos dirían como nuestros sabios dicen: “Un buen invitado, ¿qué dice? Todo lo que el anfitrión preparó, lo hizo sólo para mí”.

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Fuentes adicionales: “34) No dejes que te sorprenda, que tal conducta encuentras en nuestra percepción corpórea también. Toma nuestro sentido de la vista por ejemplo: Vemos un mundo genial ante nosotros, y todo su relleno maravilloso. Pero de hecho, no vemos todo excepto lo que está en nuestro propio interior. En otras palabras, hay una clase de máquina fotográfica en nuestro cerebro que retrata todo lo que se nos aparece, y nada fuera de nosotros. Él ha hecho en nuestro cerebro, una clase de espejo pulido que invierte todo lo que se ve, a fin de que lo veamos fuera de nuestro cerebro, delante de nuestra cara. A pesar del hecho de que lo que vemos fuera de nosotros no es una cosa real, deberíamos agradecer a Su providencia por haber hecho ese espejo pulido en nuestro cerebro, permitiéndonos ver y percibir cada cosa fuera de nosotros. Esto es porque Él nos ha dado el poder de percibir cada cosa con conocimiento y percepción cristalina, y medir cada cosa desde dentro y desde afuera. Sin eso, perderíamos la mayor parte de nuestra percepción. Lo mismo se sostiene verdaderamente con el deseo Santo para las percepciones Santas. Si bien los cambios son todos hechos en el interior de las almas, no obstante ellas lo ven todo en el Dador mismo, porque sólo de esta manera son premiadas con todas las percepciones y la afabilidad en el Pensamiento de la Creación. Tú también puedes deducir eso de la parábola citada anteriormente. Si bien realmente vemos cada cosa ante nuestra cara, incluso, toda persona razonable sabe con seguridad que todo lo que vemos está sólo dentro, en nuestro cerebro. Lo mismo se sostiene verdaderamente a las almas. Aunque ven todos los cambios en el Dador, no tienen duda que todo lo que hay está sólo en su interior, y de ningún modo en el Dador. Examina estas palabras, pues no está en mi poder elaborar en ellas más allá. (Prefacio al Libro del Zohar, Punto 34)

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------La filosofía con respecto a su esencia Y he aquí Su Esencia, con la que la filosofía tanto gusta tratar y demostrar todas las leyes de negativa relacionadas a Ella, la Cabalá no la trata en absoluto. Porque cómo se puede definir algo que es imposible de llegar a percibir y alcanzar, ya que una definición negativa es tan válida como una positiva. Por ejemplo, si ves un objeto a lo lejos y reconoces sus negativas; es decir, todo lo que no es, esto también se considera como ver y reconocer en cierta medida, porque si este objeto está realmente fuera del alcance de nuestra vista, no se lo puede reconocer incluso en su negatividad. Por ejemplo: si vemos desde lejos una imagen negra, y de todos modos se reconoce en ella que no es ni una persona ni un pájaro, a esto se lo considera como ver, pues si estuviera más lejos, no podríamos determinar que no es una persona. Y de esto viene toda su confusión y nulidad, ya que a la filosofía le gusta jactar que reboza en entendimientos en todo lo concerniente a la negativa de Su Esencia. Los sabios de la Cabalá, sin embargo, se tapan la boca en este punto. Incluso un simple nombre no le dan, porque aquello que no alcanzamos no podremos definirlo con un nombre o palabra. Porque la palabra connota el comienzo de algún alcance de algo.

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Sin embargo, de Su iluminación en la realidad, los Cabalistas hablan y disciernen ampliamente. Es decir, de todas esas mismas iluminaciones que han logrado alcanzar efectivamente, que no es menos que un alcance tangible. (La Sabiduría de la Cabalá y la filosofía)

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------“Todos los nombres con los que Lo denominamos, no son sobre el aspecto de Atzmutó (Su Esencia), sino solamente sobre Sus Luces, las cuales se extienden de Él hacia los inferiores. Incluso el nombre sagrado Ein Sof (Infinito), citado en los libros de Cabalá, también es un aspecto de la Luz que se extiende de Atzmutó.” (Introducción al libro “De la boca del sabio”)

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