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La barbería original de la tienda Harrods reabrió sus puertas durante la fiesta de Negroni
Estilo
Las barberías tradicionales vuelven a cobrar vida en las calles de Buenos Aires Consecuencia de la tendencia en auge, estos locales reabren sus puertas y cautivan a jóvenes ávidos de saber cómo cuidar sus barbas Luis Corbacho PARA LA NACION
La barbería original de la Tienda Harrods –con sus sillones de peluquería intactos, los espejos antiguos deteriorados por el paso del tiempo y unos lavatorios de comienzos del siglo pasado– hace de hall de entrada para una de las fiestas más opulentas del año, destinada a revalorizar el cocktail Negroni. Allí, cuatro barbudos con semblante de dandis posmodernos (saco ceñido, moñito, chupín extremo) invitan a los asistentes a rasurarse las barbas, emprolijarse las cejas o cortarse el pelo antes de subir al salón principal. Los audaces que se animan a exponerse a un grooming treatment en vivo y en directo, frente a todos los asistentes enfundados en sus mejores galas, se transforman en la comidilla del evento. Los que no tenemos barba –porque no nos crece o nos crece mal– sentimos un vacío enorme. Cinco días después, otra fiesta: esta vez en el hotel Four Seasons, en un pequeño salón ubicado justo arriba
del Pony Line Bar, donde la exclusiva marca francesa de cremas y jabones L’Occitane celebra un evento sólo para caballeros en ocasión del relanzamiento de su línea CADE. En la puerta del evento, ocurre lo mismo que en la fiesta de Harrods. Fernando Elo, un hombre recio de barba tupida, tatuajes en los antebrazos y vestuario de los años 60, se encuentra parado frente a su sillón de barbero y anima a los asistentes a echarse un cortecito antes de entrar a tomar tragos en la fiesta. Los socialités, encantados con la propuesta, se dejan embellecer. El arquitecto y decorador Javier Iturrioz, por ejemplo, aprovecha para cortarse el pelo con navaja a merced del señor de barba extra large, una situación tan vintage que realmente pega la vuelta. El panorama no hace más que reafirmar algo que ya se sabe: las barbas han vuelto a ser un hit y los hipsters planean conquistar el mundo. Lo novedoso es que, siguiendo esta línea tendenciosa, la proliferación de barberías a la antigua en todo el mundo (léase: Brooklyn, Madrid,
San Francisco, Barcelona) se traslada a Buenos Aires con cada vez más hombres barbudos y cada vez más espacios en los que puedan sentirse caballeros de la monarquía cool. “Hace casi un año que no me afeito –cuenta orgulloso Fernando Elo, dueño de la barbería Salón Berlín y fiel exponente de este fenómeno–. Elegí el camino de ida hacia la barba para encontrar una variante estética y a la vez experimentar con la posibilidad que la naturaleza nos da a la gran mayoría de los hombres.” Es que tener barba, hoy, eleva el puntaje y hace que los hombres se vean –o crean– más sexy. Barbero desde hace 27 años, Elo asegura también que su pasión por las navajas, brochas y tijeras, sumada al valor del trabajo artesanal, fue lo que lo llevó a tener su propia barbería.“Hoy somos muy pocos los barberos profesionales y es mi sueño pasar mi experiencia a nuevos aprendices, para que la barbería tradicional vuelva a brillar en cada barrio”, dice. La Época es una peluquería sólo
una batería de beauty tips: “Me la lavo con champú siempre que hago deporte, pero trato de que sea una vez por semana porque, si no, queda como la pantera rosa cuando sale de la lavadora. Después, hay que pasarle el secador de pelo por la humedad. Además, cepillarla mucho para darle forma”, explica. Más allá de los métodos caseros, en las barberías se ocupan de un cuidado más profesional. “En Salón Berlín atendemos sólo a caballeros”, sostiene Fer Elo, y explica que los servicios del lugar incluyen corte de pelo, recorte de barba y bigote, afeitada tradicional con productos de lujo y fomentos. “Como lo hacían nuestros abuelos”, aclara, y ofrece algunos consejos más: “El mantenimiento es semanal, es importante recortarla y darle forma para guiarla, usando un cepillo de cerda que ayude a combatir la piel seca y a mantener la barba prolija y sin volumen. Es fundamental usar aceite o tónico, que aporta brillo, aroma y flexibilidad. A la hora del lavado se debe usar champú, y si tiene aspecto seco u opaco un poco de crema de enjuague”, puntualiza. Las barbas crecen y los lugares para cuidarlas parecen resurgir. Entretanto, quienes puedan hacer gala de sus pelajes tupidos están dispuestos a todo: “Hoy creo en un 90% que no me volveré a afeitar jamás. Mis pelos son como raíces en constante crecimiento, y mi meta es dejarla ser hasta los 50 centímetros”, finaliza Fer Elo.ß
LA NACION
No se sorprendan si ven a un chico paseando una salchicha con una correa por un centro comercial, o si adentro del ascensor una chica pide un “abrazo de oso grupal” a los presentes. Tampoco si alguien grita “¡Bangarang!” cada vez que lo llaman por el nombre o apodo, o si encuentran arriba de la mesa un vaso lleno de agua boca abajo, apoyado sobre una servilleta de papel y una nota al costado donde diga: “Suerte al limpiar esto :) ¡Te quiero! Bss.” La explicación y el origen de estos retos o bromas –según el punto de vista desde donde se los mire, claro– se halla en un libro que encabeza los rankings de los más vendidos en la franja juvenil. Se trata de El Libro Troll, el debut editorial de El Rubius, el youtuber más popular de España y toda una celebridad para una generación de chicos que ha crecido rodeada de pantallas. Furor en su país de origen y en América latina, en la Argentina ya lleva vendidos 50 mil ejemplares en menos de dos meses mientras que, para tranquilidad de sus fans, una partida aún mayor volverá a inyectar las librerías en cualquier momento. “Es un fenómeno que viene alimentado desde las redes sociales
b GQ Barber Shop La biblia de moda masculina adhirió a la tendencia, abriendo una barbería en el Barclays Center de Brooklyn. Una afeitada cuesta US$ 40 dólares, y sumando un corte, US$ 75 b Barbería de San Bernardo Ubicada en pleno centro de Madrid, un local de los que quedan pocos, con el savoir fare de los viejos tiempos. En Glorieta de Ruiz Giménez 4 b Barbería de Grácia Fundada en 1967, trabajan con las técnicas clásicas de la barbería, unidas a los estilos más avanzados. En Calle Briada 7, Barcelona
Esta escena en expansión reúne jóvenes (y adultos) que se disfrazan para festivales como protagonistas de comics, manga y animé japonés Franco Rivero PArA LA nACiOn
Durante la semana, Cristian Paternoster trabaja en el rubro de las telecomunicaciones, pero el fin de semana se transforma en un superhéroe, al menos por algunas horas. Cristian, como muchos otros adeptos a las películas fantásticas, animé y cómics, forma parte del mundo del cosplay, un fenómeno que es considerado un acto creativo artístico y que cuenta con muchos eventos en el país. La palabra cosplay es una abreviación de costume play y trata de una ascendente moda donde los participantes diseñan y fabrican su propia ropa y maquillaje para representar un personaje de las películas o los libros. Paternoster cuenta que prepararse para un evento lleva mucho
tiempo, sobre todo para una buena caracterización del personaje elegido: “Tengo un personaje de un manga, Paradise Kiss, que es rubio. Como yo soy morocho tengo que usar peluca –dice–. También tiene muchos piercings, así que tuve que modificar alfileres de gancho para poder usarlos como si fueran piercings sin perforarme. En definitiva, por cada personaje que caracterizo tengo 10 o 15 fotos abiertas en simultáneo en la computadora”. La variedad de personajes representados en los festivales es cada vez mayor. Walter Medina, organizador de reuniones de cosplay y animé, comenta que la temática más elegida es el animé, ya sea individual, en duplas o grupal. “Los personajes de animé proliferan por sobre el resto. Siempre aparece también algo de cómic y
El cuidado es esencial Lo cierto es que la moda crece y los lugares para recortar barbas proliferan tanto como los métodos para mantenerlas limpias, suaves y relucientes. Según los entendidos, el recorte nunca debe llegar más allá de la línea del cuello, y cualquier zona expuesta al sol debe ser protegida con bloqueador solar, incluidas la barba y el bigote. “No me afeito hace cuatro años”, asegura por su parte Sebastián Raimondi, dueño de la marca de ropa para hombres Mis Íntimos Amigos y barbudo icónico de Palermo Soho. “Empecé porque me resultaba tedioso afeitarme, pero reconozco que es un tema estético también”, asume. Con respecto al cuidado de su barba de diez centímetros, tiene
El Libro Troll, que ya vendió 50.000 ejemplares en la Argentina, propone 82 retos o bromas absurdas para practicar Fernando Massa
b Salón Berlín Funciona además como bar y punto de encuentro de caballeros. Humboldt 1411, Palermo. La afeitada completa cuesta $ 150
Fanáticos del cosplay, la fantasía de ser personajes de ficción por un día
para hombres ubicada en Caballito, que ofrece el tradicional servicio de las antiguas barberías: la afeitada señorial. “Es una ceremonia que incluye fomento y doble afeitada”, explica su dueño, Miguel Barnes. El lugar, además, tiene un café anexado y funciona a la vez como museo que exhibe reliquias del mundo barberil: jabones, hojas de máquinas de afeitar y muchos otros utensilios de las antiguas peluquerías forman parte de esta colección. En Salón Pompadour, Barber and Beauty Salon, por otra parte, reina el espíritu vintage. Las dos jóvenes socias que están al frente de este local de Palermo cultivan una estética Mad Men, con sillones de barberos, navajas afiladas, discos de pasta, colecciones de revistas Life de los 50 apiladas en la mesita ratona y afiches de la época abarrotando las paredes. El sello distintivo de este lugar es que está atendido por mujeres, a contramano de lo que dicta la tradición.
El Rubius, el youtuber que es un fenómeno editorial millones de reproducciones, número que crece a diario desde diciembre de 2011, fecha en que creó el canal. Él mismo definió el contenido de sus videos, muchos de ellos armados con su compañero de piso Mangel (otro youtuber), como algo improvisado, sin guión, donde simplemente cuenta lo que le pasa en su vida o lo que surge espontáneamente. Sí, una dinámica propia de las redes sociales. Así, bajo su autoría, puede encontrarse contenido tan variado como un relato en primera persona mientras juega a un videojuego como el Minecraft, otro más autobiográfico donde muestra la casa de sus abuelos en Noruega y recuerda anécdotas de su infancia, o aquel donde es el protagonista de una cámara oculta en la que la “broma” pasa por entrar a una pizzería e intentar hacerse de los bordes de las pizzas que comen los clientes. Siempre con el sello de sus efectos especiales, sus gags y sus comentarios sin ningún tipo de filtro, que le valieron el adjetivo de youtuber “gamberro”. El Libro Troll vendría a ser entonces un experimento de llevar esa dinámica de entretenimiento digital al terreno offline, algo así como la materialización de sus bromas en la vida real. Justamente Nicolás, fan porte-
b La Época Peluquería museo ubicada en la calle Guayaquil 877, barrio de Caballito
El Rubius propone un nuevo lenguaje, por ahora, sólo para los chicos ño de El Rubius, de 14 años, define a un troll como “una persona que le gustan mucho las bromas”. A este personaje lo conoció un día que andaba “aburrido” mirando videos en Youtube... hasta que se topó con uno que tenía muchas visitas y al que entró por curiosidad. “Desde ahí que lo sigo. Ya son casi dos años –dice–. Lo que más me gusta de él es su manera de hablar y las cosas de las que habla en sus videos,
blogs y juegos online. Me divierte.” Cuando supo que El Rubius iba a sacar un libro se sorprendió: sobre todo porque esperaba uno más clásico, sobre su vida, su familia y demás, pero no este libro de retos. “Hice algunos retos con amigos y la verdad es que nos divertimos muchísimo. Nadie se enojó. Hicimos retos inofensivos”, cuenta. En una suerte de prólogo y texto de agradecimientos, El Rubius se dirige a sus fans, a los que llama “criaturistas del señor”, advirtiéndoles que no se trata de un libro común y corriente. “No voy a contar nada de mi vida, ni me voy a inventar una historia de la edad media llena de ponis y elfos. Esto, más que un libro, es un juego que se me ha ocurrido inspirándome en todo lo que he aprendido en estos últimos años en Internet”, escribe. Por eso al que no está familiarizado con el lenguaje juvenil de las redes sociales –probablemente todos aquellos que no tengan menos de 15 años–, con contracciones como lol, con las caras grotescas y pálidas que suelen aparecer en los memes, el fetiche internauta con los gatos, los anteojos floggers, el juego Flappy Bird y tantas otras, El Libro Troll puede resultar un codigo imposible de descifrar, que a fin de cuentas sólo va a comprender y
disfrutar al máximo esa generación que ya ha conectado con sus videos. El Rubius es apenas uno de los tantos youtubers famosos (mucho más que cualquier celebritie del mundo adulto) entre los chicos. Están los que relatan sus partidas en el Minecraft (un juego de construcción de un mundo virtual), los que reseñan juegos, libros o películas y también los que hacen canciones (la mayoría en plan hip hop) inspiradas en los juegos. Cada uno de ellos tiene millones de seguidores que esperan con ansiedad cada nuevo capítulo de estos personajes para “colgarse” mirándolo y riéndose en YouTube sin que los adultos entiendan muy bien qué es tan gracioso. Entre las instrucciones de uso que presenta el libro a modo de introducción se anticipa que el objetivo es que el libro termine maltratado, quemado, machacado, con páginas cubiertas de pintura, con chicles pegados, y hasta con dos rodajas de pepino adentro. Incluso se enumeran los instrumentos necesarios para poder llevar a cabo estas tareas: un celular o dispositivo que pueda sacar fotos –infaltable, por supuesto–, útiles para dibujar, tijeras y pegamento. Si bien la idea es convertirse en un troll en la vida real, luego de cada reto el libro propone subir el resultado a Twitter con el hashtag #retotroll (y ahí se pueden ver las fotos más disparatadas que suben los chicos que son miles) Así que si ven a un adolescente de acá para allá con una banana con una cara dibujada en marcador negro, a estar preparados: recién es el primero de los retos. Sólo faltan 81 más.ß
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Subculturas
Gentileza campari
Estudios culturales
entre los adolescentes y preadolescentes. Excepto las personas con hijos de más de ocho o nueve años, ningún adulto estaba al tanto de que existía este personaje –dice Ana Wajszczuk, jefa de prensa de Grupo Planeta–. El libro se encuadra dentro de una tendencia de libros ‹‹usables››, por decirlo de alguna manera: libros para escribirlos, para mamarrachearlos, para recortarlos, como una suerte de híbrido entre una bitácora, un libro de bromas y el fenómeno del personaje en sí”. La propuesta del libro va en la misma línea que otro recientemente publicado por Paidós, Destroza este diario, de la ilustradora canadiense Keri Smith, que apunta a chicos entre 8 y 12 años. El Libro Troll, en tanto, está dirigido a un público de 10 a 15. ¿Pero quién es El Rubius entonces? Atrás de ese apodo está Rubén Doblas Gundersen, joven de 24 años, de madre noruega y padre español, que se hizo famoso gracias a una computadora y una cámara web, colgando videos en su canal de Youtube –elrubiusOMG–, canal que cuenta con cerca de ocho millones de seguidores, casi tantos como los que tiene el canal oficial de Justin Bieber. Sus videos ya superaron los 945
Nombres locales y extranjeros
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| Sábado 16 de agoSto de 2014
| Sábado 16 de agoSto de 2014
ideas y personas Hernán Iglesias Illa
Hasta los Premios Nobel procrastinan
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sta columna empieza dentro de un rato. Me ducho y empiezo. Me retrasé porque llamó mi vieja para preguntarme si íbamos a la casa el domingo. Le dije que sí. Ahora justo llegan unas notificaciones de Twitter que tengo muchas ganas de mirar. Estuve toda la mañana agrediéndome juguetonamente con un par de desconocidos y quiero ver sus respuestas. Pero no respondieron. Me ignoran. Qué interesante esta nota sobre focas ciegas en The new York Times. O ese texto enjundioso que linkean todos en un blog desconocido. Dejo las pestañas abiertas para leerlos después. Primero me pongo a trabajar. ¿Dónde dejé la lista con mis ideas para la columna? Acá está. Esta idea ya está muy vista, aquella necesitaría demasiado trabajo, con esta otra ya no estoy de acuerdo. En algún lado me había anotado otra. Por fin un lindo día. ¿Hacía cuánto que no salía el sol? Desde el lunes, por lo menos. Tengo hambre. Me hago otro café y arranco.
Encuentro, finalmente, una cita que me gusta. Cicerón, en el año 44 antes de Cristo: “La lentitud y la procrastinación son odiosas”. Opino igual. Las detesto, especialmente a la procrastinación. Me consuela un poco, pero sólo un poco, saber que el oficinista promedio pasa una hora y media cada día demorando su trabajo, inventándose actividades o excusas para esquivar el trabajo real. Un tercio de los estudiantes, según los últimos estudios, tiene severos problemas de procrastinación. Qué golazo el segundo de Cristiano el otro día. no llegué a ver quién era el defensor que cerraba. Me fijo. Ah, es nico Pareja, no lo había reconocido. ¿Treinta años tiene ya? Qué viejos estamos. Uh, un mail del banco. Es una promoción inútil, pero me recuerda que tengo que arreglar el débito automático. Podría hacerlo ahora mismo, que no estoy trabajando ni haciendo nada útil. Pero no lo hago. Se produce un juramento, pronunciado y olvidado instantáneamente: “Esta tarde sin falta”.
Disney, pero el animé es lo que más se elige, tanto de series conocidas como de culto. Por otra parte, lo que está apareciendo cada vez con más fuerza son los cosplays de los fans de League of Legends, el videojuego online”, asegura. En los eventos relacionados con el cosplay no sólo participan amateurs, sino que dentro de la esfera profesional se destacan cada vez más personas, muchas reconocidas internacionalmente. Ana Bertola, por ejemplo, comenzó con el cosplay hace más de 10 años. “Solía ir a proyecciones de animé y me pareció divertido ir disfrazada con amigos. Me gusta participar de concursos porque es una oportunidad de actuar en el escenario. Viajé al exterior en dos ocasiones, en las que tuve el honor de representar a la Argentina. Fueron experiencias maravillosas no sólo por la oportunidad de representar a mi país, sino por poder compartir el momento con cosplayers de otros países”, asegura. Cristian también es un profesional en el desarrollo de vestuario, sólo que se especializa en la creación de armaduras. “Muchas personas me escriben a mi página de Facebook (www.facebook.com/NosterCosmaker) para que les haga alguna armadura o prop (utilería de cosplay: armas, escudos o accesorios). Han llegado a esperar más de 6 meses”, explica Cristian. En cuanto a los elementos utilizados en la fabricación de la vestimenta, Paternoster detalla: “Los trajes los confecciono mayormente en goma eva, aunque mi primer cosplay, un Depredador, fue hecho con silicona fría y gomaespuma para el cuerpo, y materiales varios para los accesorios”. La psicóloga y especialista en niños y adolescentes Silvia rivero Casale sostiene que cuando en las sociedades aparecen diferentes fenómenos, como el cosplay, la tendencia generalmente es preguntarse: ¿y a estos que les está pasando? En su opinión, este tipo de prácticas no tienen una causa racional y que están relacionadas con la recuperación del juego. “no es un fenómeno nuevo, ya en la antigüedad, en los bailes de disfraces, se utilizaban máscaras y fueron muy populares por varias décadas. Es apostar a un período de transición entre lo esperado, lo rígido, inflexible e ir camino a lo deseado, dúctil, armónico; poniendo en juego nuestra creatividad nos mantendremos con mayor equilibrio”, opina rivero Casale. Además de confeccionar los trajes para competir con la personificación, los cosplayers tienen un inevitable paso por las cámaras, realizando completas sesiones de fotos, cuestión que ha abierto la puerta a una nueva
Una vez leí que Joseph Stiglitz se olvidó hace años una valija en la casa de un amigo suyo, en india. El amigo, George Akerlof, también economista, tardó ocho meses en mandarle la ropa por correo. Todas las semanas Akerlof le prometía el envío a su amigo, y todas las semanas fallaba. “El consuelo de esta historia es que hasta los Premios nobel procrastinan”, decía el autor del texto, reflejando una ansiedad compartida por casi todos. ¿Por qué tardo tanto en hacer lo que debería llevarme tan poco? Ahora los psicólogos y los economistas, como con casi todos los otros problemas de la vida, se han puesto a tratar de responder esta pregunta. Akerlof entre ellos. Una correlación que encontraron es que las personas más impulsivas son las más procrastinadoras. Fallan en ambas situaciones: cuando tienen que esperar, actúan; cuando tienen que actuar, esperan. Ponete metas fáciles, me aconsejan. Dividí el trabajo en pedacitos que puedas manejar, insisten. Yo pienso en que estoy cansado y que necesito una siesta corta, para formatear el cerebro y encarar con energía el resto de la tarde. Acostado sobre el sofá, me acuerdo de un ensayo hermoso de natalia Ginzburg sobre sus diferencias con su marido. Él era muy activo y organizado. Ella todo lo hacía laboriosamente, con dificultad e incertidumbre. “Soy muy vaga”, admitía. “Si quiero terminar algo es esencial que pase largas horas tirada sobre el sofá”. Acá estoy, vuelvo a mentirme, despatarrado en el sillón: trabajando.ß
Una fan del cosplay durante el evento Anime Friends del Centro Miguelete generación de fotógrafos. Fernando Brischetto es uno de ellos. Consultado acerca de las diferencias con un fotógrafo convencional dice: “Hay diferencias como las libertades que uno puede tomarse a la hora de plantear una situación o acting para una foto, dado el contexto fantástico o imaginario que plantean los cosplayers al representar a un personaje. Es una corriente diferente de la fotografía por estos días”, asegura. En el Jardín Japonés se organiza desde hace más de 12 años tres veces en el año un clásico denominado Manga y animé (el próximo es el 11, 12 y 13 de octubre). Sergio Miyagi, relaciones públicas del Jardín, no sale de su asombro. “realmente es muy grato y sorprendente cómo los adolescentes aman la cultura japonesa; para mí es conmovedor cuando un fan canta un tema de animé en japonés. Todo es natural, ellos aman nuestra cultura y lo manifiestan con un tremendo amor”, relata. En el exterior estas convenciones explotan, según comenta Miyagi, aunque tienen otro nivel de inversión para realizar eventos monstruosos. Los Yamato en Brasil llegan a reunir más de 500.000 personas.ß
Del Yukai Fest a los zombies Grandes ocasiones para vivir y ver de cerca a los mejores cosplayers Para asistir a un evento de cosplay no hay que viajar al exterior, en la Argentina se multiplican con la participación de cosplayers profesionales. Walter Medina es el organizador de Yukai Fest, un festival que va por su edición número 11. Este año se realizará pasado mañana en el Colegio San José, Azcuénaga 158 de Capital Federal, entre las 12 y las 19. El evento está dedicado a los fans del manga y el animé, así como en menor medida a los seguidores de los cómics y videojuegos. “Contaremos con bandas, shows en vivo, stands, salas temáticas, exposiciones, concurso de cosplay, zona gamer gratuita, juegos de cartas, concurso de dibujo, entre otras actividades y presentaciones”, detalló. El concurso de cosplay de Yukai es uno de los más importantes del país. Consiste en
en algún lugar del mundo Nathalie Kantt
Las vacaciones como un viaje en el tiempo
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DinArD
n la estación balnearia de Dinard, al noroeste de Francia, las marinières (las remeras rayadas, originalmente de azul y blanco) y los bolsos de paja no pasaron de moda. Los veraneantes franceses se dan cita por las mañanas en el mercado con productos característicos de Bretaña: ostras, sardinas, sidra, crêpes, reine claude (las ciruelas verdes y chicas), far bretón (una tarta dulce, con ciruelas deshidratadas, de contextura similar a un flan, pero más consistente), manteca salada. A metros del marché, los más chicos dan unas vueltas en una calesita de madera con autos y transportes de los años 30 a 50 y, en el medio, una estatua de Alfred Hitchcock con uno de sus pájaros en el hombro en homenaje al festival de cine británico que se organiza en esta ciudad. Al bajar hasta la playa, pasando las casetas rayadas y de espaldas a construcciones que datan de la Belle Époque, el mar es una postal de veleros. Si no fuera porque el de al lado, recostado so-
IgnacIo coló
bre su fouta (una manta que acá usan en lugar de la toalla), lee un ebook, las vacaciones en este rincón burgués de Francia –donde la discreción es la regla– podrían vivirse como un viaje en el tiempo. Además de los 85 millones de turistas que hicieron de este país el más visitado del mundo en 2013, muchos franceses eligen viajar por Francia durante sus vacaciones estivales. Tanto para la élite –uno de los herederos de la familia fundadora de Hermès elige el pueblo de Gordes en la región de Provenza, y uno de los capos de Louis Vuitton se instala en Biarritz durante todo agosto– como para la clase media y las más populares, que optan por desplazarse en camping cars, Francia ofrece lo que ellos buscan. La campiña para descansar, la montaña para escalar, las playas para surfear como en el País Vasco francés o aquellas para simplemente broncearse. Algunos aprovechan de alguna casa que desde hace años está en la familia, otros razonan en términos de pre-
una presentación en el escenario de no más de tres minutos donde deben realizar una performance libre, por supuesto mostrando el cosplay que llevan puesto. Otro evento importante que se realiza en el país desde el año último es el capítulo local de Comic-con, que en su segunda edición se realizará en noviembre. La propagación del cosplay zombie merece un capítulo aparte, gracias a la gran cantidad de series y películas que se producen en la actualidad. La moda zombie tiene, de hecho, su propio evento en la ciudad de Buenos Aires: la Zombie Walk (www.zombiewalk.com. ar), una caminata anual en la cual los participantes se lookean como zombies para recorrer un camino preestablecido por las calles de la ciudad. Ger Bernstein, organizador de este evento, asegura: “Esta será la octava edición de la Zombie Walk en Buenos Aires. En la primera éramos sólo 65 participantes y en la última, llevada a cabo en 2013, más de 35.000 personas se sumaron”.ß
supuesto. Las distancias bastante menos kilométricas que las argentinas les permiten llenar el auto y salir a la aventura. En días pico de tránsito, como a fines de julio, mediados de agosto y todos los sábados de este mes (días de recambio de los alquileres), los noticieros alertan sobre cuáles son las rutas más complicadas. Todo muy bien organizado para que el francés se anticipe, como a él bien le gusta. En las zonas de veraneo, a excepción de las más turísticas, los comerciantes no exageran con aumentos de precios desmesurados. En Dinard, por ejemplo, donde muchos padres e hijos visten igual (bermudas y náuticos), un café con leche cuesta 2 euros, la mitad que en París. Y una comida de cuatro adultos y dos niños, con crêpes (saladas y dulces, de postre) y sidra, típico menú bretón, no supera los 60 euros. El precio incluye la vista al mar. Calidad sin pretensiones excéntricas. A los ojos de un argentino, sorprende la actitud de algunos comerciantes gastronómicos que, con restaurantes que dan al mar, no cambian sus horarios de servicio en épocas de gran afluencia y siguen sirviendo solamente entre las 12 y las 14.30, mezcla de conformismo y costos laborales demasiado elevados. Para volver a la época actual basta cruzar en barquito hasta la amurallada Saint-Malo, a diez minutos, una de las ciudades más visitadas de Bretaña. O tomar un avión hasta la Costa Azul, bastión de los rusos durante la temporada alta.ß