Rolando Rivas, un taxista de regreso en las calles

31 mar. 2008 - –Recuerdo siempre con nostalgianostalgia es dolor– esas noches de Bue- nos Aires cuando tenía ... volvía a trabajar, lo hacía por Canal 9.
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Espectáculos

Página 2/Sección 4/LA NACION

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Lunes 31 de marzo de 2008

TELEVISION Desde mañana, a las 22, por Volver

Rolando Rivas, un taxista de regreso en las calles La recordada telenovela de Alberto Migré, que marcó una época y rompió con las convenciones del género, retorna a la pantalla chica local por primera vez desde 1979 Por Marcelo Stiletano De la Redacción de LA NACION “¿Estás loco? ¿Una novela en un taxi?” Así reaccionó Alejandro Romay cuando Alberto Migré le habló por primera vez de Rolando Rivas. En el libro de entrevistas con Nora Mazziotti (Soy como de la familia) que en 1993 publicó Sudamericana, Migré contó que cada vez que volvía a trabajar, lo hacía por Canal 9. Pero Romay no confió en la idea. “No lo vio –cuenta allí Migré–. Sin embargo, tiempo después, al concretarlo en Canal 13, recibí una llamada al terminar un capítulo. Era Romay con fervor, con emoción, diciéndome: «¿Cómo pude perderme esto? ¿Cómo no me convenciste? Debías haber insistido». Lo que el Zar dejó pasar en su momento se convirtió, nada menos, en uno de los grandes hitos de la historia de la televisión. Casi una revolución en el siempre rígido, estricto y fiel a sí mismo mundo de la telenovela. Si en el lejano 1972 Rolando Rivas, taxista marcó un antes y un después, y todavía se recuerda es por una suma de razones que incluso exceden al género con el que se identifica. A partir de mañana, en el horario original que tuvo por Canal 13 (los martes, a las 22), la señal de cable Volver comenzará a emitir las dos temporadas de Rolando Rivas, taxista, en la misma versión que se vio por última vez en 1979. “Lo primero que recupera Rolando Rivas es la novela argentina –recordaba Migré en las páginas del libro Estamos en el aire–. Ocurre en San Juan y Boedo, la callecita de su casa era Oruro y la gente lo reconocía. Las puertas, la numeración del barrio, los olores, las comidas, el patio, la familia, todo eso que había desaparecido de las novelas, vuelve. Antes eran más sofisticadas, con ambientes abstractos; podían ocurrir en París o Indochina. Acá se recupera un lenguaje popular, el café, los cines que la gente conocía y, fundamentalmente, un personaje de todos los días, como el taxista.” Además, fue la primera vez en que la telenovela argentina recurrió a imágenes tomadas en exteriores, entre otras innovaciones. “Rolando Rivas rompió estructuras, fue un programa sumamente visionario y argumentalmente muy rico. Hoy estamos acostumbrados a ver muchas escenas en una sucesión muy rápida. Acá veremos cómo cada secuencia se toma su tiempo, cómo se valoran los silencios, cómo las cámaras se detienen en cada mirada”, observa

a LA NACION Walter Sequeira, gerente del departamento fílmico de Artear y responsable de la señal Volver.

rez y dirección de cámaras del recor- na. “Faltarán entre 10 y 20 minutos dado Roberto Denis, también lo hicie- del metraje total, porque hay una seron algunos de los integrantes de un cuencia que fue eliminada de las vieelenco armado por el propio Migré. En jas cintas que encontramos en 1994 y el recuerdo de muchos están la taxista tardamos casi cuatro años en reconsMagoya (Beba Bidart), el Cortito (Car- truir. Luis Politti era el padre de Solelos Artigas), aquella malvada de anto- dad Silveyra, que es asesinado por un hermano de Rolando Rivas logía llamada Matilde con la que se lució Leonor Benedetto, que se incorpora a la guerriPARA AGENDAR y una serie de personajes de lla y muere en un tiroteo con Rolando Rila policía. Toda esa secuencia genuina estirpe porteña que, vas, taxista, a la vez, respondían a los códifue eliminada por los militatelenovela gos precisos de la telenovela: res que se hicieron cargo de de Alberto Guillermo Rico, María Elena Canal 13 para la reposición Migré, Sagrera, Elsa Piuselli, Antude Rolando Rivas, en 1979”, estrenada describe Sequeira. co Telesca, Mabel Landó, Laoriginalmente por Canal 13 Además de subrayar el “adlo Hartich, Marta González, en 1972. Pablo Codevilla y Dorys del mirable trabajo del área técniValle, a quienes se sumó Nora ca del canal” en la reconstrucVolver, a parCárpena como figura femenición de las cintas (“Hubo que tir de mañana, todos los marna en la segunda temporada, rehacer máquinas viejas para tes, a las 22. copiar las cintas”), el trabajo en reemplazo de Silveyra. Además, los televidentes más delicado para concretar (que en este caso, a diferencia el rescate definitivo era otro: de lo habitual para el género, convencer a Migré para que no sólo eran mujeres) comentaban cada cediera los derechos. Lo cuenta Sequeiaparición de un niño pecoso llamado ra: “Alberto se portó siempre muy bien. Marcelo Marcote y estaban pendientes Pero quería ver en qué condiciones esdel relato de Julio César Barton en el taba el material, porque no quería altecomienzo y el final de cada episodio. rar el recuerdo que tenía la gente. En Pero no todo lo que se vio en 1972 un primer momento, no estaba seguro podrá verse por Volver desde maña- de autorizarnos porque faltaban las escenas de Politti. Encontramos 38 capítulos del primer año y 38 del segundo, los grabamos, le dijimos que los viera con tranquilidad. Nunca estuvo seguro; estaba incómodo por lo que se había perdido. Le dijimos que no teníamos apuro, porque el material estaba bien cuidado, con calidad digital”. Una primera aproximación llegó en 2001, cuando en la celebración por los 50 años de la TV, Volver logró de un cada vez más entusiasmado Migré el aval para emitir el primero y el último capítulo, donde el autor es quien viaja en el taxi con García Satur. Pero la autorización definitiva sólo llegó a mediados del año pasado, tras el fallecimiento de Migré, por parte de quienes manejan su legado artístico. “En defintiva –apunta Sequeira–, era lo que Alberto quería. Y además mejoramos todavía más la calidad de un material que en su momento se veía muy bien en blanco y negro”. Tanto, que hasta se decía que el mismísimo presidente de entonces, el general Alejandro Agustín Lanusse, seguía desde su casa cada martes la telenovela que tal vez más historia hizo en nuestra TV y que a partir de mañana, por primera vez en casi tres décadas y media, podrá verse casi completa.

Mundo en libertad “Yira que te yira/a través de la ciudad/Este taxi mío/es un mundo en libertad”, canta Carlos Paiva en el tema original compuesto especialmente para el ciEl taxista y la clo –otra curiosidad paseñorita bien ra la época–, que pinta Claudio García de cuerpo entero al proSatur y Soledad tagonista, interpretado Silveyra por Claudio García Safueron los tur, que se enamora de protagonistas de la acaudalada estudiante la tira que marcó secundaria Mónica Heluna época en guera Paz (Soledad Silla televisión veyra), tras conocerla argentina y en un viaje. Pero no sóque esta noche lo personajes de ficción vuelve a la TV se subían al taxi manejado por Rolando Rivas. En cada capítulo, por iniciativa de Migré, también lo hacían figuras famosas: Eduardo Falú, Atahualpa Yupanqui, Nélida Lobato y destacados deportistas de la época son algunos ejemplos. Si la pareja protagónica contribuyó con fuerza al éxito de esta producción, con puesta en escena de Diana Alva-

TEATRO Se estrena El alma de papá

En tiempos de una sociedad líquida Carlos Gorostiza habla de su nueva pieza, de su vida y de una Buenos Aires en la que prima la desesperación Una nueva pieza de Carlos Gorostiza, El alma de papá, que se estrenará el sábado próximo en el Teatro del Pueblo, y su tema posibilita al autor, en entrevista con LA NACION, un repaso por algunos momentos de su vida, en una Buenos Aires que ha cambiado mucho y con la cual no se siente conforme. Gorostiza está muy resfriado. Ya lo aclaró cuando concretó realizar la entrevista en su departamento de la calle Santa Fe, arteria que por estos días ha estado algo convulsionada por los fuertes cacerolazos de los vecinos. En El alma de papá, un joven sufre una crisis ante la repentina muerte de su padre. Lleva el cuerpo a su cuarto y habla con él mientras espera que el padre muerto le envíe una señal afectuosa. La obra tiene dirección de Jorge Graciosi e interpretaciones de Jorge Rivera López, Catalina Speroni, Pablo Machado y Leandro Azamor. “Lo que vale en todo trabajo artístico es la ambigüedad –dice Gorostiza al referirse a su obra–. Siempre el autor tiene un problema: me paso o no llego. Si me paso y explico demasiado, se acaba el misterio, se acaba el arte. Pero si no llego, aparece la oscuridad. El arte no tiene por qué no ser claro. En esta obra, el hijo está hablando consigo mismo. Está en un estado de crisis muy grande debido a la muerte de su padre y no quiere aceptarla, porque quiere conversar con él. Aduce que como no vio que se fuera, el alma todavía no se murió. En el teatro inventamos que habla con el padre, pero habla con él mismo. Habla con su inconsciente. A través de todo el periplo de la obra, la gente se ríe bastante. La gente se conmueve, porque todos tenemos un padre con el cual tenemos una deuda. El hombre siempre tiene deudas con sus progenitores y no me refiero solamente al padre, sino a nuestra historia, cercana y lejana. El espectador se emociona, porque encuentra que hay un lazo de unión válido con su historia, con su padre.” Cuando se le pregunta cuál es el germen que generó esta historia, el autor

dice desconocerlo. Hace alguna relación con un cuento que escribió, pero deja esas imágenes que llegan a su cabeza como una posible referencia. “El germen está oculto – aclara–. Tal vez, tenga que ver con la relación con mi padre. Casi todos tenemos un odio o un amor oculto por nuestros padres. Pocas veces se da la comunicación total.” –Decía que siempre se tiene una deuda con los progenitores y con la historia. En este país debe haber muchos muertos con los que hablar... –Escribí en su momento una novela, Cuerpos presentes, en la que me refería a eso. Aquellos cuerpos presentes eran los muertos –Antígona– y acá tenemos muchos muertos sin enterrar constantemente. Ahora mismo aparece uno, el muerto oligarquía contra ANDREA KNIGHT trabajadores. La oligarquía es algo que desapa- Gorostiza añora el país donde “la amistad tenía vigencia” reció. La gente que hoy –En su caso, ¿qué diálogos pentiene campos no tiene nada que ver con la oligarquía vacuna de otra épo- dientes tiene? –Me hubiera gustado tener más diáca. Es más, las tierras se han dividido entre los hijos, los nietos, de manera que logo con mucha gente. Crecí en un mohan quedado porciones pequeñas. Todo mento muy especial. Estuve a la cola ha cambiado. No sólo desde el punto de de toda una generación. Fui amigo de vista físico –no enterramos a los seres Discépolo, de Cátulo Castillo, de Cavihumanos–, sino también a la historia. glia, pero un amigo juvenil, era casi Se hace mucho hincapié en que no hay un chico con ellos. Y después estuve que olvidar. Está muy bien, hay que re- como hermano mayor de la otra genecordar, pero después llega el olvido. La ración [la del 60]. Lamento no haber cultura son conocimientos olvidados. pertenecido realmente a alguna de las dos generaciones. No fui un verdadero eslabón que transportara cosas de PARA AGENDAR una a la otra. El alma de papá, de Carlos Gorostiza. –Aun así, aquel era un Buenos Dirección: Jorge Graciosi. Aires muy fuerte, y usted marcó Teatro del Pueblo, Av. Roque Sáenz un camino importante... Peña 943. Funciones: desde el 5 de abril, –Recuerdo siempre con nostalgia – sábados, a las 21 y domingos, a las 20. nostalgia es dolor– esas noches de Buenos Aires cuando tenía 18, 20 años; la

pasaba con amigos escritores, pintores, algunos dramaturgos. Era un Buenos Aires limpio y soñador, prometedor, abierto. En muy pocas oportunidades, puedo decir que todo pasado fue mejor, pero en este caso sí. Hoy Buenos Aires es otra. Como dice Burman, es una sociedad líquida. Ya no es la sociedad concreta, masiva. Todo es líquido, no se establece nada, no permanece nada. Muchas veces digo: «No, esperá, esperá, no pasemos por encima de esto, detengámonos». Este ritmo casi febril aparece en todos los sectores. No puede uno prender la TV, porque aparece el grito, que es consecuencia de esa ansiedad general. Y esto que planteo no es una cuestión de edad, sino de temperamento y cultura. La cultura que había en Buenos Aires es muy distinta a la de ahora. Antes se les daba más importancia al pensamiento, a las relaciones humanas. Este era un país clásico en el que la amistad tenía una vigencia extraordinaria. Hace poco leía que a través de Internet se habían autoconvocado en el Planetario un montón de personas para estar juntas. Esto forma parte de la desesperación, con la tecnología se compensa lo otro. Esa gente no se juntó de casualidad. El sistema provoca desesperación, angustia y se reacciona frente a eso. –Decía antes, nostalgia es dolor. ¿Le duele esta ciudad, este país? –Claro que me duele. Cuando tenía 20, 30 o 40 años pensaba: «Mañana, pasado, ya vendrá». Yo vi Corrientes angosta, cuando todo era esperanza. Y ahora es como si no tuviera de qué agarrarme. Hace unos años, no muchos, en este diario yo decía que tenía la esperanza de que Kirchner fuera el anticuerpo que necesitábamos, un anticuerpo para una sociedad enferma, para un partido enfermo. Tenía esperanzas. Hoy tengo que decir que se me fue la esperanza. Kirchner no fue y no creo que sea el anticuerpo. Pienso que esta sociedad sigue enferma y ese partido sigue enfermo.

Carlos Pacheco

El grupo Otro/Jardín pone en escena a ocho personajes sin lograr potencia escénica

Bristol, un rito caótico al borde del absurdo Regular

★★

Bristol, creación colectiva del grupo Otro/ Jardín. Con Agustín Quiroga, Alejandra Marimón, Anahí Ribeiro, Ignacio Díaz González, Javier Mele, Juan Coulasso, Luis Brenblum, Mariano Saba y Yasmín Sapollnik. Música original interpretada en vivo: Juan Coulasso. Diseño de luces: Akira Patiño. Escenografía: Otro/Jardín. Asesoramiento de vestuario: Gisela Chali. Entrenamiento corporal: Daniela Cuculiansky. Entrenamiento en clown: Vanina Grossi. Entrenamiento en bioenergética: Anahí Ribeiro. Dramaturgia: Otro/Jardín. Dirección general: Juan Coulasso. Teatro Viejo Palermo.

El amontonamiento de signos parece ser el factor común tanto en el espectáculo Bristol como en la playa marplatense en pleno enero. Y si en la playa son miles los que buscan conquistar un metro cuadrado para extender sus humanidades, en la obra que dirige Juan Coulasso cada uno de los ocho personajes parecen buscarse a sí mismos en medio de un rito caótico al borde del absurdo. Claro que, si en la playa el mismo amontonamiento produce un signo estético de tono kitsch, en este caso dicho apelotonamiento no llega a transformarse en algo que dé perso-

nalidad a la propuesta, más allá de algunas buenas actuaciones. En Bristol tanto los personajes como los elementos están ahí, desparramados en el espacio escénico, sin que se conviertan en algo potente. Puede suceder (como, de hecho, sucede) que un personaje se la pase varios minutos armando un castillo con un mazo de naipes. Todo hace presumir que en algún momento algo pasará ahí porque, de hecho, pasa. Sin embargo, la construcción se cae como si nada. En el mismo orden, el músico está en escena sin que nada, en términos dramáticos, lo justifique. La falta de síntesis radica, quizás, en la misma génesis de un texto al cual parecen sobrarle personajes. En el programa de mano los integrantes del grupo Otro/Jardín apuntan que el montaje fue inspirado en el concepto de drang (empuje, ímpetu) adoptado por Freud “para definir el factor motor de la pulsión o la suma de fuerzas que constituyen su esencia”. De todos modos, cabe pensar que los procedimientos internos que llevan a la construcción de un hecho artístico son justificaciones y/o disparadores que le sirven al grupo para el proceso creativo pero que, para el espectador, se trata de algo ajeno.

Alejandro Cruz