BUSCANDO EL CIELO Por Gladys Sastré Usado con permiso He estado leyendo el libro “El Cielo” de Randy Alcorn, es realmente interesante cómo presenta nuestra última morada viviendo en completa armonía con Dios. Tantas veces hemos leído pasajes acerca de lo que el Señor nos ofrece cuando vayamos a él o venga por nosotros, pero cuando alguien hace una descripción tan detallada ayudándonos a desmenuzar y entender de manera más completa un pasaje, resulta emocionante descubrir nuestra vida futura. Digo esto porque para llegar a esa vida eterna con nuestro amoroso Señor Jesús, hay un camino que emprender para ofrecerle una vida digna. Él quiere que lo imitemos, y eso resulta en una gran lista que debemos cumplir. En mi experiencia ministerial, me ha causado un problema grande el demostrar amor hacia las personas que se comportan de una manera conflictiva y desafiante. Pero sé que debo llevarle ese reto a Dios para que a través de su inmenso amor cubra lo que a mí me falta. En estos dos últimos años, parece que este “problema” se ha incrementado. Los lugares donde he vivido, hermanos que han demostrado ser amadores… pero de sí mismos y personas que se han cruzado en mi camino que humanamente uno no consideraría para amarlos. Pero precisamente ese es el punto. Dios está tan enterado de cada asunto en nuestra vida que no pasa nada por alto. Debo amarlos, Dios quiere que ame a esas personas, sean de mi gusto o no. Él tiene un plan maravilloso no tan sólo para vivir esta vida, sino para nuestra vida futura. Daremos cuentas, seremos enjuiciados, y ¿qué diremos? Cuando estemos tan felices y emocionados por lo que nos espera, debemos considerar lo que estamos haciendo en el presente para pensar en lo que gozaremos en el futuro. El Señor me confronta, me alienta y me da las herramientas necesarias para hacer lo que me pide. No tengo excusa, oro por aquellos que no puedo amar por mí misma, pero a través del amor infinito de nuestro Jesús sé que puedo hacerlo, él dijo que era un nuevo mandamiento el amarnos unos a otros, tener amor por los demás nos identificaría como sus discípulos (Jn13:34-35, Mt 5:43-48). ¿Queremos ser discípulos o sólo llamarnos cristianos? La vida cristiana es de cada día, llevarla a todos lados, colgarla en cada lugar que visitemos, mostrarla a cada persona con las que nos topemos y exhibirla ante las situaciones más difíciles en las que nos encontremos.

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