PREOCUPADO Por Eliseo Martínez Usado con permiso Una profunda preocupación embarga mi ser al revisar el libro de Rick Warren, Una vida con propósito, y es su hermenéutica. Este libro ha sido alabado por hombres de la talla de Luís Palau, Bruce Wilkinson, Max Lucado entre otros. Debería ser objeto de análisis en seminarios e institutos en clases de Hermenéutica Bíblica. Entiendo el lado comercial de las editoriales, pero toda enseñanza que tergiversa la palabra de Dios, por bonita y muy atractiva que sea, es digna de ser rechazada. La iglesia de Éfeso, según el Apocalipsis capítulo dos, probaba y examinaba la enseñanza de quienes se decían ser apóstoles y la conclusión a que llegó fue que eran mentirosos. Rick Warren cita Mateo 16:25, de la manera siguiente: “La Biblia dice: La autoayuda no es eficaz en todo. El sacrificio es el camino, mi camino, para encontrarte a ti mismo, a tu verdadero yo”. Este texto, ni sacado de contexto, no habla de autoayuda. Hasta el lector más sencillo entiende que Jesús está hablando del costo (precio) del discipulado. Warren impone su pensamiento al texto bíblico. En una iglesia en El Salvador, en una pequeña ciudad, donde se sigue el programa de los cuarenta días, una hermana anfitriona de un grupo me comentaba, esta es la base de las penitencias de la iglesia católica romana. La ciudad agrícola donde se me hizo el comentario es un centro en el cual el catolicismo es muy activo y los creyentes vienen de ese contexto. Otra cita de un texto muy conocido es el de Romanos 12:3. Warren dice que este texto enseña que “La única forma de entendernos a nosotros mismos con exactitud es por lo que Dios es y hace por nosotros”. La lectura del texto en su contexto sugiere, en primer lugar, el concepto que el creyente debe tener de sí mismo a la luz de la enseñanza de los once capítulos de la primera parte de Romanos. Pablo dice que el creyente no debe elevarse a una estatura más alta de la que Dios le ha dado dentro del cuerpo de Cristo (iglesia). El contexto, versos 4-8, es de dones. Cada don contribuye al bienestar de la iglesia sin importar su función, ya que sin dicha habilidad la iglesia adolece de una habilidad importante para su edificación, su crecimiento y el logro de su propósito. Esta preocupación aumenta cuando iglesias a nivel denominacional, estancadas y en franca decadencia han tomado el libro de Warren como si fuese la Biblia misma. Claramente es en busca de un crecimiento numérico olvidándose que es Dios quien agrega los que deben de ser salvos y que hay modelos bíblicos dignos de imitar, por ejemplo, 1 Tesalonicenses capítulo uno. Es conveniente que hagamos una aguda reflexión de todo lo que viene a nuestras manos y sigamos el ejemplo de la iglesia de Éfeso que examinaba y probaba si la enseñanza era apostólica o no. Y al decir apostólica, me refiero a los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Calza bien aquí lo que Jaime Balmes en su libro Criterio dice: No abdiquemos al derecho de examinar las cosas por nosotros mismos, no consintamos que nuestro entusiasmo por ningún hombre llegue a tan alto punto, que sin advertirlo le reconozcamos como oráculo infalible. No atribuyamos a la criatura lo que es propio del creador…no admita idea sin analizar, ni proposición sin discutir, ni raciocinio sin examinar, ni regla sin comprobar; fórmese una ciencia propia que le pertenezca como su sangre, que no sea una simple recitación de lo que ha leído, sino el fruto de lo que ha observado y probado. (Pág. 125) La enseñanza de Pablo es el examinar todo y retener lo bueno. Por supuesto que el exámen debe ser eficiente y con discernimiento, es decir, saber diferenciar entre lo verdadero y lo falso. Se trata de comprender con claridad el pensamiento del autor. El libro de Rick Warren es peligroso porque su problema es la hermenéutica, principalmente la del Antiguo Testamento. Verdad combinada con mentira es mentira. En su libro, página 214, por ejemplo, leemos: “Dios sabe lo que es mejor para ti y en su corazón tiene presente tus mejores intereses. Dios le dijo a
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Jeremías: Los planes que tengo para ti (son) planes para prosperarte y no para dañarte, planes para darte esperanza y un futuro”. En la lectura correcta Dios no le dice estas palabras a Jeremías, sino a Israel. MacArthur en su Biblia de estudio comenta: “Esto aseguraba las intenciones que Dios tenía de traer bendición en el futuro de Israel (capítulos 30-33)”. Si un crecimiento genuino y auténtico es lo que buscamos, repasemos la historia de la iglesia primitiva (libro de Hechos), vivamos un auténtico discipulado, imitemos modelos como la iglesia de Antioquía, de Tesalónica, de Filipos y de la iglesia del amor fraternal (Filadelfia).
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