POLITICA
Lunes 21 de diciembre de 2009
CONFLICTO DE PODERES s IRREGULARIDADES CON UN EXAMEN
Nombran juez al ganador de un concurso anulado Continuación de la Pág. 1, Col. 2 del que salió con un puntaje de 2 sobre 10 y serias objeciones a la corrección. Reclamó ante el jurado y el plenario del Consejo de la Magistratura, pero lo rechazaron. Así que apeló a la Justicia. Le fue mal en primera instancia porque el juez reafirmó que las decisiones del plenario del Consejo son “irrecurribles”. Pero su suerte cambió tras apelar. Con la firma de dos camaristas –Néstor Buján y Pedro Coviello–, la Sala I de esa misma Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal anuló la actuación del Consejo, “ordenándose que vuelva la causa a dicho órgano a fin de que se evalúe nuevamente el examen escrito”. Pero eso no ocurrió. Por el contrario, el proceso de selección se aceleró. El fallo de la Cámara fue el 25 de agosto. Dos semanas después, el 7 de septiembre, el Poder Ejecutivo envió al Senado el pliego de quien resultó ganador, Guillermo Fabio Treacy, y cuatro días después, el 11, el Consejo presentó su recurso ante la Corte Suprema con “efecto suspensivo” sobre el fallo de la Cámara. Así, el Senado prestó su acuerdo al pliego sobre tablas el 2 de este mes, mientras que dos días después el expediente judicial recaló en la Secretaría 4 del máximo tribunal. Allí continúa hasta hoy. Marinelli se siente con las manos vacías, pero satisfecho. Por un lado, porque su disputa no era con quien
resultó designado, Treacy, al que define como “un buen juez”. Y, por el otro, porque siente que no había “ninguna posibilidad” de que el Gobierno lo escogiera a él aun cuando hubiera forzado la reevaluación de su examen. Pero remarca que logró que la Cámara de Apelaciones concluyera que el Consejo actuó de manera “arbitraria” en su concurso, algo inédito. La historia que alcanza a Marinelli y Treacy es más profunda. La controversia deja en evidencia una disputa solapada entre distintos grupos por controlar el fuero Contencioso Administrativo Federal.
Antecedentes Con 16 años como juez de primera instancia, Marinelli ya participó y terminó primero en otro concurso, el 39, para esa Cámara. La terna se envió al Ejecutivo en agosto de 2005, y en noviembre de 2006 registró la inclusión del cuarto en el orden de mérito, Jorge Alemany, por la renuncia del segundo, el procurador del Tesoro Osvaldo Guglielmino. Aun así, sólo en agosto de 2007, transcurridos dos años desde el envío de la terna original, Néstor Kirchner escogió a Alemany. El segundo traspié de Marinelli ocurrió en otro concurso para camarista del fuero Contencioso, el 190. Denunció que uno de los miembros del jurado, Sergio Fernández, era amigo de uno de los postulantes, Luis María Márquez, desde hacía 30 años, y que, por lo tanto, debía excusarse
de intervenir. Sin embargo, Fernández negó dos veces esa amistad y continuó como jurado del concurso, del que Marinelli optó por bajarse. Meses después, Márquez emergió como uno de los seleccionados y comparte ahora la Cámara con su amigo y examinador. A tal punto llega la división dentro del fuero administrativo que un camarista llegó a mofarse en público de la sentencia de la Sala I que admitió el último reclamo de Marinelli en contra del Consejo de la Magistratura. “¡Qué problemas nos hicimos con ese fallo!”, ironizó el magistrado a la luz de lo hecho luego por el poder Ejecutivo, según reconstruyó LA NACION de varias fuentes independientes entre sí. Definido por propios y extraños como “decisivo” dentro del fuero, Sergio Fernández es hermano de Javier, uno de los auditores generales de la Nación (AGN). Juntos, son reconocidos como los operadores habituales del Gobierno dentro del Poder Judicial. Dispuesto a ceder frente a Treacy y a no entorpecer la conclusión del concurso 164 con la presentación de una medida de no innovar, Marinelli sí decidió avanzar contra Sergio Fernández. Lo demandó por “daño moral”. A la vez, pidió el monto de resarcimiento más bajo posible ($ 9000), que le permite apelar si rechazan su planteo en primera instancia. Porque su objetivo no es cobrar dinero, sino demostrar, otra vez, un engaño.
ARCHIVO
Luis María Cabral el día que juró como presidente del Consejo
Cabral: “Hay que reformar el Consejo de la Magistratura” El nuevo presidente del organismo dice que hay que darle más equilibrio PAZ RODRIGUEZ NIELL LA NACION En un momento de tensión extrema entre la Justicia y el Gobierno, el juez Luis María Cabral asumió la semana pasada la presidencia de un organismo clave: el Consejo de la Magistratura. Llega a su nuevo cargo con una idea bien definida de hacia dónde pretende que avance el cuerpo. Sostiene que es necesaria una ley que reforme el Consejo para restablecer el equilibrio de fuerzas, para limitar el avance de los poderes políticos y para devolverle a la Corte Suprema la plena administración de los fondos del Poder Judicial. “La Justicia necesita manejar su dinero. Si está monitoreada para eso por otro poder, no es auténticamente independiente”, afirma. Cabral presidirá durante el próximo año un Consejo acusado de ser una herramienta de hostigamiento del Gobierno. El dice que efectivamente hubo funcionarios que pretendieron usar el Consejo para avanzar indebidamente contra jueces, pero advierte que ninguno de esos magistrados terminó destituido. El nuevo presidente del cuerpo que elige y controla a los magistrados es miembro de un tribunal oral penal de la Capital Federal. Al igual que lo han hecho muchos de sus pares en los últimos días, denuncia que es “inaceptable” que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, haya decidido que la policía no iba a respetar una orden judicial. “Cuando desde las más altas funciones del Estado se interpreta cómo deben actuar los jueces, se está al menos presionando. Frente a esto, lo importante es que los jueces
estén dispuestos a defender su investidura y a resolver aun presionados, provengan las presiones de donde provengan”, sostiene Cabral. Sabe que asume su cargo en un momento delicado, no sólo por los cruces entre los jueces y el Gobierno, sino también por las sospechas de fraude que pesan sobre los procesos que lleva adelante el Consejo para cubrir vacantes en los tribunales, y anuncia que exhibir “transparencia en los concursos” va a ser una de sus prioridades.
Estilos Cabral fue elegido con el apoyo de todos los bloques del Consejo, incluso el kirchnerismo, pese a que pertenece a una línea dentro del Poder Judicial que siempre denunció con dureza injerencias del Gobierno en los tribunales. Dentro de ese grupo, Cabral tiene un estilo más conciliador que muchos de sus pares. –¿Comparte la denuncia de que el Consejo de la Magistratura es utilizado como una herramienta de presión contra los jueces? –Creo que, más que el organismo en sí, han sido algunas manifestaciones de algún miembro o funcionario de los poderes políticos. El organismo como tal nunca ha imputado a un juez mal desempeño por el contenido de una sentencia. –Pero el Consejo tuvo causas abiertas durante meses contra jueces acusados por el contenido de sus fallos ¿Eso no es una presión? –Es cierto. Y algunas de esas denuncias han sido incluso impulsadas por el Poder Ejecutivo. Hay quienes pretendieron ejercer sus funciones en el Consejo presionando sobre jue-
ces, pero es importante destacar que esas presiones nunca terminaron con una destitución. –A tres años de la reforma del Consejo, ¿qué balance hace de la nueva ley? –El nuevo diseño legal tiene muchas falencias. Creo que es preciso reformarlo. Hay que darle más equilibrio. Hoy hay predominio del sector político, que puede determinar la agenda, y esto es un inconveniente, se ejerza ese poder o no. Además, hay que incorporar a la Corte, sobre todo en lo que hace a la vida independiente, interna, administrativa y reglamentaria del Poder Judicial. Y es necesaria otra modificación: el Poder Judicial tiene que tener autarquía y autonomía financiera. Nadie puede ser independiente si no maneja su dinero. Si está monitoreado por otro poder, no es auténticamente independiente –El Consejo y la Corte tienen una relación históricamente tirante por sus facultades, sobre todo en materia de administración. Usted tiene muy buena llegada con el máximo tribunal, ¿qué posición va a tomar? –Voy a hacer todo lo posible por trabajar de manera coordinada. La relación no debe ser de subordinación, cada uno tiene sus funciones: la Corte es la cabeza del Poder Judicial y la ejecución presupuestaria está a cargo del Consejo. Trabajaremos mancomunadamente. –El senador y consejero radical Ernesto Sanz dijo que confiaba en usted para que frenara los “avasallamientos del kirchnerismo”. –Espero frenar cualquier tipo de avasallamiento.
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