Espectáculos
Página 4/LA NACION
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Lunes 28 de junio de 2010
DANZA
RADIO
Ballet: tras varias dilaciones, comenzó la temporada
(Protagonistas) La radio y los magos de la puesta en el aire
Manon, en el regreso al Colón Continuación de la Pág. 1, Col. 6 por la tragedia, un destino al que arrastra a su enamorado, el estudiante Des Grieux, y lo corrompe; él intenta arrancarla de las tentaciones mundanas, pero ella será deportada, como prostituta, y acabará en el horror. Asunto ideal para la ópera, sin dudas (y vaya si fue aprovechado allí), pero casi impensable para ser bailado. El maestro repositor Karl Burnett, consciente de que a McMillan le gustaban las apuestas a misiones imposibles, canalizó con pericia la espinosa dramaticidad de esta obra en los cuerpos del Ballet Estable y logró una más que aceptable plasmación escénica con las figuras locales que tuvo a su disposición. Manon, una amoral adicta a la lujuria, y el joven Des Grieux (noble y recatado) se descubren en una posada, en un primer dúo, sobre los acordes de la Elegie, de Jules Massenet (compositor del que, por lo demás, no se usa un solo compás de su ópera homónima). El segundo dúo, en la alcoba de él, es un alarde de refi-
namiento. Se sucederán otros, que irán pautando la trama de una cada vez más riesgosa pasión, amenazada por la presencia del poderoso Monsieur G. M. (asumido con certero cinismo por el experimentado Sergio Yannelli).
De las seis funciones anunciadas, finalmente sólo pudieron concretarse dos de ellas Los pas de deux de McMillan rebosan un lirismo sin afectación y proponen figuras de incomparable belleza en diseños que desafían a los intérpretes, aquí confiados a Nadia Muzyca y a Federico Fernández: él, acaso inmaduro aún para un rol de semejante compromiso,
luce una privilegiada figura, de porte apolíneo, aunque de escasa profundidad expresiva. Muzyca, en el primer protagónico importante de su carrera, despliega su presencia naturalmente grácil; luego, ingresa en el meollo dramático de la desdichada heroína y finalmente se desarma en la agonía, con sorprendente solvencia. La casa de citas del segundo acto posibilita un despliegue coreográfico de gran atractivo visual, en el que despuntan otras figuras del drama: María Rosa Magan y su eficiente Madama, Alejandro Parente como Lescaut, con los “titubeos” de una borrachera, y, sobre todo, Silvina Perillo (la Mistress), quien supera con virtuosismo uno de los solos con mayores dificultades técnicas de la obra. La directora Lidia Segni aportó 70 intérpretes del Ballet Estable para cubrir más de 150 roles, entre solistas y comparsas (excelente el grupo de pupilas del burdel), que consumaron esta formidable Manon, un desafío que esta vez pasó fugazmente, pero que ya volveremos a disfrutar en alguna temporada más feliz.
Los imprescindibles operadores técnicos
MAXIE AMENA
Con dirección de Lidia Segni, el Ballet Estable logró vencer obstáculos
Su trabajo es esencial a la hora de poner en el aire cualquier programa. Frente a una consola, de alta complejidad técnica, el operador es el encargado de abrir el micrófono, debe estar atento a que la publicidad se emita en el momento justo y poner en el aire las llamadas de los interlocutores, sean funcionarios, actores, deportistas, movileros u oyentes. Además, claro, de abrir el micrófono a los conductores o columnistas, estar atento a lo que cada uno pide y colocar música y separadores. Charly Caccaviello (45 años, 25 de carrera) fue el operador de Radio Bangkok y, actualmente, el de Chavo Fucks en Ojos bien abiertos. Máximo Vargas (53 años, 30 de carrera) es operador de Omar Cerasuolo en La Folklórica (lo acompaña hace casi 20 años) y trabajó con Víctor Hugo Morales, Mactas y Hanglin. Adrián Ajón (41 años, 25 de trayectoria, 20 de ellos en Mitre) integra el staff de Nelson Castro en Primera mañana después de haber secundado a Magdalena Ruiz Guiñazú, Biasatti, Tenembaum y Del Missier, entre otros. Reunidos para una charla, los tres coinciden en que al recuperar la democracia, tras la dictadura, las emisoras tuvieron que cubrir varios puestos vacantes; por eso, hay tanto protagonismo de los operadores desde la segunda mitad de los ochenta.
Caccaviello, Vargas y Ajón GRACIELA CALABRESE
Caccaviello: –A partir de ese momento, los operadores llevan adelante esa parte artística que antes no se tenía en cuenta. Vargas: –Alguna vez, en la presentación de grandes orquestas y radioteatros, el operador se vestía de etiqueta. La radio estaba guionada. Ahora vamos más sencillos y el guión, a veces, lo armamos nosotros. Ajón: –Cuando el operador conoce bien al profesional que está frente al micrófono, y éste confía en nosotros, el resultado es óptimo. El operador es el primero y más riguroso oyente del programa. Caccaviello: –El operador es el equivalente al director de un programa de televisión. Ajón: –Y somos operadores analógico-digitales, nos costó este cambio y, a veces, añoramos el poner los casetes en punta. Aunque ahora volvieron las bandejas que nos hacen sentir un poco DJ. Vargas: –Aunque uno ingrese en la radio casi de casualidad, pasa que en un momento si la radio te gusta, te toma entero y sabés que va a ser tu trabajo para toda la vida Ajón: –Y trabajamos fines de semana y feriados, como los médicos. En el final, entre sonrisas, dicen al unísono: “Pueden faltar todos, pero para que un programa se escuche, el operador tiene que estar”.
Alicia Petti
REUTERS
Un stone, en el Mundial:
Mick Jagger estuvo en Sudáfrica el fin de semana; llegó para ver perder, anteayer, a Estados Unidos y ayer, nuevamente a su selección, la de Inglaterra, que quedó fuera de la Copa, al ser vencida por Alemania.