La nieve transformó a Buenos Aires

10 jul. 2007 - Fue como si la ciudad hubiera quedado atrapada ... Buenos Aires y transformó la ciudad. También el .... clima se está moviendo para los extre-.
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Información general

Página 14/LA NACION

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Martes 10 de julio de 2007

Llegó un invierno histórico: sorpresa y satisfacción por el milagro blanco

La nieve transformó a Buenos Aires

Después de 89 años, la ciudad y el conurbano volvieron a quedar blancos; los porteños hicieron muñecos y guerras de nieve Por Evangelina Himitian

El día en el que los copos “taparon” la Gran Guerra

De la Redacción de LA NACION Fue como si la ciudad hubiera quedado atrapada dentro de una de esas bolas de cristal en las que nieva cuando se las da vuelta. Así, el paisaje cotidiano, ese que los porteños ven cuando miran por la ventana de sus casas, de pronto adquirió un aspecto mágico, encantado y atemporal. Después de 89 años, una nevada inexplicable e inesperada cayó sobre Buenos Aires y transformó la ciudad. También el ánimo de los porteños, que, incrédulos, salieron a las calles a comprobar si realmente esas rosetas blancuzcas que se veían caer eran copitos de nieve. Al anochecer, ya no había dudas. Los autos estaban blancos y había suficiente nieve como para hacer muñecos. También, claro, para formar bolas blancas y declarar guerra de nieve a hermanos y amigos. El día patrio se convirtió de pronto en una fiesta mucho más blanca que celeste. Gracias al feriado, casi todo el mundo tuvo tiempo para salir a jugar con la nieve. Por la noche, las plazas se llenaron de personas que miraban hacia el cielo con los brazos extendidos y que se tomaban fotos. No había dudas. Los porteños tenían la sensación de estar viviendo una jornada que, además de mágica, era histórica, de esas que alguna vez les contarán a sus nietos, prologada con un “allá, por el año 2007...”. La primera nevada llegó cerca del mediodía. Pero en la calle la gente tenía sus dudas, “es como nieve”, decían, aunque las dudas persistían porque los copitos tenían apenas forma de pelusa y se deshacían apenas tomaban contacto con el asfalto. La sospecha de todos se confirmó pasadas las 16. El frío arreció y las “pelusas” se intensificaron. El Servicio Meteorológico Nacional lo confirmó en su parte para Capital y alrededores: “Nublado con nevadas”. La temperatura era de 2,6° y la sensación térmica era de 1,2° bajo cero. Era oficial: nevaba en Buenos Aires. Los celulares canalizaron la sorpresa y la alegría que produjo la nevada. En la estación Malabia, del subte B, había un concierto de ringtones: los interlocutores cambiaban, pero todos daban la misma noticia: “Por acá está nevando mucho”. Hubo quienes no se quisieron perder el espectáculo y a mitad de camino abandonaron el tren bajo la tierra. En la superficie, Buenos Aires parecía una ciudad encantada. Erica, una venezolana que paseaba con sus primas en Corrientes y Callao, no aguantó la sorpresa. Llamó con su celular a su familia en Caracas, al grito de “estoy en Buenos Aires y está nevando”.

Por Ernesto Castrillón De la Redacción de LA NACION

FOTOS DE FABIAN MARELLI Y HERNAN ZENTENO

Nadie lo podía creer: decenas de porteños fueron anoche a la Plaza de Mayo para disfrutar del fenómeno blanco

Para los madrugadores porteños, los diarios del 22 de junio de 1918 guardaban noticias muy interesantes: por ejemplo, cómo se estrellaban contra el fracaso los estertores de la última ofensiva alemana contra París, ciudad a la que los germanos habían llegado muy cerca (apenas a 70 km) antes de ser frenados por las tropas del general francés Mangin, en la Primera Guerra Mundial. Corrían en la Argentina los primeros tiempos del primer gobierno de Hipólito Yrigoyen, con el cóctel de críticas periodísticas que no movían una línea del inescrutable rostro del líder radical. Para los porteños, sin embargo, ese sábado 22 de junio de 1918 guardaría en el cielo sorpresas más atractivas que la primera plana del diario. Porque quedaría grabado en la memoria como el día en que nevó sobre la ciudad. Una verdadera nevada, con mayúsculas, que dejaría un manto de 8 o 10 centímetros, muy distinta de las ráfagas de aguanieve que algunas veces sorprendían a los porteños. Esa vez se trató de una densa nevada, que cubrió con un tapiz impensado la silueta de plazas y edificios de la ciudad. La de los dos Congresos, por ejemplo, pasó a convertirse, por unas horas, casi en una plaza europea, con sus canteros ocultos por el manto blanco, con sus monumentos, como la reproducción de El pensador, de Rodin, cubiertos de estalactitas que asombraban a los curiosos (muchísimos) que para nada temieron a las bajas temperaturas. La nevada había comenzado a media tarde de ese día, cuando el cielo se cubrió de nubarrones oscuros. En vez del temido granizo o de una lluvia to-

Instalaciones ferroviarias bajo la nieve, en la ciudad de Temperley

Revancha tipo Mahoma Fue como la revancha de los que se quedaron en Buenos Aires durante el fin de semana largo: no fueron a la montaña, pero la nieve vino hasta sus puertas. Mariana, de Villa Urquiza, decidió levantar a sus hijos –Paula, de 9, e Ignacio, de 4– que estaban en cama con fiebre. “Paula hace días que viene diciendo que quiere que la llevemos a Bariloche para hacer angelitos en la nieve y esquiar. Al menos, vieron la nieve por primera vez sin moverse de casa”, comentó. Los chicos fueron los que más disfrutaron de este inusual fenómeno meteorológico. Jacco, de 4 años, no entendía mucho. Es argentino, pero hace medio año volvió al país, tras vivir en Holanda. Cuando empezó el invierno, le preguntó a su tía si faltaba mucho para que comenzara a nevar. La tía le explicó: “No, en Buenos Aires no nieva”. Fue hace sólo un mes. “Ahora, no me va a creer nada de lo que le diga”, bromeó la tía. Poco después de las 21, algunas zonas del oeste del conurbano, como Ituzaingó, Haedo y Moreno, estaban sin luz. En Edenor se informó que se trató de cortes puntuales, de lo que se informa en la sección Economía. También en Belgrano y en Villa Urquiza había hogares sin teléfono. Los registros del SMN se invirtieron: la máxima se registró a las 2.40 AM: fue de 5,7°. De allí en adelante, la temperatura fue descendiendo. A las 17.45, hizo 1° y la sensación térmica fue la más baja del día: -2,5°. A las 22, la mínima bajó aún más: 0,5°. Al cierre de esta edición, seguía nevando en Buenos Aires.

ARCHIVO

La Plaza de Mayo, nevada en 1918

FAMILIA PALACIOS

Coches con nieve en Bouchard al 500

Juegos con nieve en Los Polvorines

El Obelisco, a las 22, rodeado de gente y nieve

Por qué nevó ahora en la Capital El aire antártico y la baja temperatura cerca del suelo causaron la atípica nevada La invasión de aire antártico con la característica de bajas temperaturas cerca del suelo provocó ayer en la Capital y el área metropolitana que volviera a nevar después de 89 años. Fue, claro, un fenómeno extremo, como otros que vienen registrándose sobre nuestro país y el mundo. “Generalmente, por la calidez térmica de los ríos, en Buenos Aires la temperatura cercana al suelo es lo suficientemente elevada como para que no se forme nieve o para que la nieve o aguanieve se derrita antes de tocar el suelo. Ayer eso no sucedió. Hubo bajas temperaturas a nivel del suelo, una situación extrema cerca de los 0 grados”, explicó a LA NACION Osvaldo Canziani, doctor en Meteorología

y copresidente del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental de Cambio Climático. Además, dijo el especialista, la masa de aire antártico llegó más fría que otras masas que suelen ingresar desde el Sur. Consultado sobre la posible relación entre el cambio climático global y la nevada de ayer sobre la Capital, Canziani rechazó toda vinculación. “La causa fue simplemente el invierno, nada más. El cambio climático no cambió las estaciones”, sostuvo entre risas. “Se dieron las condiciones de humedad y temperaturas adecuadas para que nevara, como ya sucedió en otras ocasiones en la historia. Yo me acuer-

do de que, en septiembre de 1951, nevó desde Junín hasta Mendoza”, expresó el doctor en Meteorología.

Frecuencia Mario Núñez, director del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA), dependiente de la UBA y el Conicet, tampoco vio relación entre las nevadas registradas en el área metropolitana y el cambio climático. “Lo que sí sucede con cada vez mayor frecuencia son los eventos climáticos extremos; la nevada de ayer fue uno. El clima se está moviendo para los extremos y estamos registrando fenómenos que eran inusuales en los últimos años en los lugares donde ahora ocurren: las sequías, las inundaciones, las ne-

vadas, el calor extremo”, ejemplificó Núñez, que es doctor en Meteorología, investigador superior del Conicet y profesor emérito de la UBA. Núñez consideró que este año resulta muy atípico por los fenómenos producidos en todo el mundo: el calor en Europa y la aparición de un huracán en Brasil, entre otros. “Estamos registrando cambios. Hay algo que está afectando el clima. Pero mientras el cambio climático lo definimos como un aumento de la temperatura media del planeta, este frío parece ser lo contrario. El clima es dinámico y estamos saliendo de los valores medios de los últimos 30 años”, describió el director del CIMA a LA NACION.

rrencial, a las 15.30 empezaron a caer, sutiles primero, abrumadores después, los copos de nieve que cubrieron toda la ciudad. Una hora después, la nevada cesó. A las 20 comenzaría nuevamente, y seguiría toda la noche. A la mañana siguiente, un domingo frío y soleado, los porteños observaron el manto blanco que permanecía intacto. Chicos y grandes ganaron las calles para jugar con la nieve, y pronto comenzaron a surgir los improvisados e inusuales muñecos de nieve. Durante toda la jornada, la nieve se fue derritiendo bajo un sol apenas tibio y un cielo clarísimo que, avanzado el día, alternó con unas breves lloviznas. La temperatura de esos dos días no superó en ningún momento los 4,3 grados. Paseo Colón, Plaza de Mayo, Palermo (donde el Rosedal brindó un espectáculo inusual) y La Boca quedaron cubiertos por una gruesa capa, que duraría apenas un día. Lo suficiente como para entrar en la historia de la ciudad y en su estadística. Aquel 1918 en el que la nevada cayó sobre Buenos Aires fue un año de muy bajas temperaturas. No fue tampoco, como según la tradición, una sorpresa total. Ya el 21 de agosto de 1917, cierta radio porteña anunció la caída de nieve, tan breve que pasó inadvertida. El 13 de julio de 1920, también una muy ligera nevisca sorprendió a los madrugadores que, entonces, pensaron que, al fin, el paisaje de Buenos Aires tenía ese toque europeo que sus habitantes –ayer, y hoy también– siempre han creído ver en ella.

LECTORES ONLINE ■

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“Nieva en Buenos Aires después de 80 años, y justo en medio de una crisis energética que en su historia este rico país jamás conoció. ¿No les parece demasiada casualidad? Cuando uno escupe al cielo, ¿cómo termina? Tomen al cielo en el sentido literal.” ■



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“Hola a todos... Yo viví en el Sur muchos años, por lo que no es novedad para mí, pero ver a mis hi-

■ h-serlik “Muy linda la nieve y todo, pero no hay que olvidar la causa de esta nevada. El cambio de clima en el planeta está causando todo esto, y no creo que haya un muy buen futuro si todo sigue así. Por más lindo que parezca ver nevar, las consecuencias van a ser feas.”

jas viendo por primera vez nevar no tiene precio. Tenían que verles las caritas. ¡Impresionante!”

En Ituzaingó también nevó Andrés Sosto

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“¡Es la segunda vez que veo nevar en Buenos Aires! ¿Que cómo es eso? Yo nací el 22 de junio de 1918, que hasta hoy [por ayer] era la única vez que había nevado en la ciudad. Me llamo Marta Escudero, y tengo un segundo nombre, alusivo a ese hecho excepcional: de las Nieves.”



En bicicleta, por La Horqueta Virginia Cubas

fisico loco

“¡Impresionante! Tengo 53 años y nunca había visto nevar. ¿Y lo del calentamiento global?”

Castelar, con la pileta blanca Agustín Iuri