Espectáculos
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Domingo 15 de marzo de 2009
TEATRO Gran estreno: dirigido a la distancia por Harold Prince
El fantasma de la Opera ya canta en Buenos Aires Continuación de la Pág. 1, Col. 1 26 de enero de 1988 se estrenó en Nueva York, donde aún continúa, además de batir un récord por ser el espectáculo de mayor permanencia en escena en Broadway. ¿Por qué esta obra redefinió al teatro musical? Porque reafirma el estilo impuesto por Lloyd Webber mismo de obra enteramente cantada, por su exquisita partitura que la acerca a una forma de ópera popular y por su impresionante despliegue visual, hasta el momento de su estreno, de una envergadura inusual. El debut porteño iba a ser en 2008, aunque se postergó para este año, que resultó más difícil en materia económica. Pero uno nunca va a comprender bien a los empresarios teatrales. No se conoce muy bien la cifra invertida, aunque es una suma multimillonaria que será un desafío recuperar. Pero aunque las entradas fluctúan entre los 290 y los 70 pesos, desde hace tres semanas, hay una casi permanente larga cola de espectadores comprando boletos. El año pasado se especulaba sobre si el director original, Harold Prince, vendría a dirigir la versión argentina. Es un asiduo visitante turístico desde que llegó por primera vez, en 1989, con la idea de montar El fantasma de la Opera, pero no encontró ninguna sala que reúna las características necesarias para la puesta. También vino a dirigir una ópera y El beso de la mujer araña. Asimismo, siempre estuvo vinculado al mundo del musical criollo, ya que fue representante mundial de Nacha Guevara durante su exilio y dirigió a Valeria Lynch en el montaje mexicano de Evita. Harold Prince es uno de los creadores del llamado “teatro musical conceptual”, una forma de concepción escénica que parte de una idea o un tronco argumental y sobre eso trabajan en forma mancomunada todos los creadores. Entre sus obras maestras como director figuran Cabaret, El violinista en el tejado, Company, Evita, Sweeney Todd y El beso de la mujer araña. Pero el gran Harold no vino. Tenía un cumpleaños. Aunque, como suele suceder en estos casos, envió a un representante. En este caso, Arthur Masella. No es desacertado plantearse, como espectador, si este sistema realmente funciona. Algunos hablan de “mcdonalización” del teatro. Pero a los resultados nos rendimos. Numerosos musicales se han estrenado en Buenos Aires con este sistema (Yo y mi chica, Cats, El beso..., La Bella y la Bestia, Los miserables, Chicago, Sweet Charity, entre otras) y dejaron sentado que este mecanismo de relojería funciona, y muy bien. En comunicación telefónica, Harold Prince explicó algo de su trabajo a distancia para una de sus “ciudades favoritas en el mundo”, según dijo. –Hace más de diez años, vino con la idea de montar El fantasma... y no se dieron las condiciones. ¿Eso hace especial este montaje? –Sí, claro. Me frustré mucho la primera vez que no pude hacerlo, debido a la ausencia de una locación. Pero ahora tengo un teatro excelente. Estoy muy entusiasmado. Lo triste es que me voy a perder el estreno por otros compromisos que asumí. Me dijo Arthur Masella que las cosas allí funcionan extremadamente bien. Tengo ganas de ir más adelante, porque cualquier excusa que tenga para viajar a Buenos Aires la aprovecho. Es una ciudad maravillosa y fantástica, y además tengo muchos amigos allí. –¿Qué le impide venir? –Tengo dos compromisos impos-
FOTOS DE MAXIE AMENA
Imágenes impactantes “Carnaval”, el impresionante cuadro que abre el segundo acto (arriba, sup.); Santiago Sirur, Mirta Arrua Lichi, Nicolás Martinelli, Walter Canella, Lucila Gandolfo y Silvina Tordente (arriba, der.); la orquesta que dirige Gerardo Gardelín, mientras canta Claudia Cota (izq.), y Harold Prince, director original (der.)
tergables. Me voy a Washington a celebrar el cumpleaños del senador Kennedy, ya que él y su esposa son muy amigos míos y me pidieron que participara de un concierto. Además, estoy trabajando de modo muy intenso en mi nueva obra, que pondré en escena la próxima temporada. –¿Y cómo hace para supervisar los ensayos a la distancia?
–[Risas] Estoy acostumbrado. En primer lugar, Arthur Masella es mi director asociado y sabe exactamente cómo funciona mi mente. Hablamos mucho sobre las audiciones, los valores de la producción, la escenografía, el vestuario, la iluminación. Y el montaje ha sido idéntico desde hace 22 años. En términos técnicos tenemos una máquina que nunca falla.
–¿Conoce a los intérpretes de esta versión? –No personalmente, pero sé de ellos, porque Arthur pasó mucho tiempo con sus audiciones. No hay un solo día en el que no me mande un fax o un e-mail. Sé mucho sobre Carlos, Juan Pablo, Claudia y Nicolás, y sobre cada uno del elenco. Arthur dice que está muy feliz. Se necesitan un enorme estilo y
energía para esta obra. El casting para El fantasma... es muy difícil. Es un melodrama victoriano y necesita ser muy bien actuado, pero es grandilocuente. Entonces, debe ser verdadero y real, y el actor no puede caer en la trampa de la sobreactuación ni esta pieza tan apasionada puede perder su seriedad. Y en la Argentina son muy apasionados.
–Ya tuvo experiencia con actores argentinos. ¿Cree que hay buenos valores artísticos aquí? –Sé que la calidad de actores en Buenos Aires es muy elevada. Son muy musicales. Son auténticos como intérpretes, muy dedicados en lo que hacen. Es un país al que llegás y no estás asustado sobre el compromiso que vas a obtener de los artistas. Obtenés lo mejor de los actores. Tuve una excelente experiencia con Madama Butterfly y con El beso de la mujer araña. –¿Por qué piensa que El fantasma... es un clásico? –Porque no existe una obra tan romántica como ésa. A pesar de que hace tantos años que se representa, cuando entrás en la sala, te perdés en otro mundo y eso es algo muy poco común en el teatro contemporáneo. Dejás los problemas en la calle y entrás en un mundo que creamos, por casi dos horas y media, y no te acordás de tus problemas, sos transportado. Mucha gente me dice que con esta obra se sintió igual que cuando era niño. Y creo que eso es lo que hacemos. Estamos en contacto con el niño en nuestro interior. –¿Piensa que es un puente para conectar más al público de teatro con la ópera? –Sí, claro. Pero eso no es lo principal. Lo importante es que la separación entre la ópera y el teatro musical es falsa. La diferencia de El fantasma... en la historia de los musicales es que su tema es serio, pero, a su vez, melodramático y extremadamente romántico. Y sobre eso han sido siempre las óperas. Pero ésta es una pieza de teatro musical. –Usted es el padre del musical conceptual... –[Risas] Sí, me lo han dicho. –¿El trabajo de gestación de El fantasma... también fue conceptual? –Sólo una vez hice un musical que estaba completamente escrito antes de comenzar con los ensayos (En el siglo XX). Y acepté porque no tenía trabajo. Siempre estoy apenas comienza el proyecto. En el caso de El fantasma..., Andrew lo mencionó como un posible proyecto mientras tomábamos café después de cenar y nos pusimos a trabajar. –Usted tiene influencias de Meyerhold y Tadeus Kantor. ¿Las utilizó en esta obra? –Así es. Hace mucho tiempo Joshua Logan, el director de South Pacific, me contó durante una cena que había estudiado con Stanislavsky, en Moscú, y que allí había un joven director llamado Meyerhold, y que mi trabajo le recordaba al suyo. Desde entonces, he estado en contacto permanente con la Fundación Meyerhold, en Moscú. No hago nada que no exprese mis gustos y El fantasma... está muy conectado emocionalmente con el modo en el que trato materiales e historias, y es muy típico e ilustrativo de lo que hago y de lo que hice siempre. –¿Le hubiera gustado dirigir Evita en la Argentina? –No. Esa obra nunca ha sido dirigida en Buenos Aires por buenos motivos. Y creo que nunca lo quise hacer por eso. Se filmó acá la película y no me pareció un buen trabajo. –¿Cuáles son sus planes como director? –Voy a hacer Paradise Found, una obra muy bella e inteligente, escrita por Richard Nelson. La música es de Johann Strauss II. Es la musicalización de una de las novelas de Joseph Roth, que murió en 1939 en París, y siempre me gustó.
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Tres rostros para una misma máscara Carlos Vittori y Juan Pablo Skrt alternan las funciones, mientras que Martín O’Connor es el reemplazante Esta versión de la obra de Lloyd Webber, Stilgoe y Hart tendrá dos “fantasmas” que alternarán según las funciones. Carlos Vittori –quien fue el protagonista de Los miserables– hará la segunda función de los sábados y las de los jueves, viernes y domingos, mientras que Juan Pablo Skrt actuará en la primera de los sábados y los miércoles. Entretanto, Martín O’Connor (Drácula, Cats, Aplausos, Víctor Victoria) será quien, en cada función, estará preparado para salir a escena en ese papel si es necesario. “El fantasma... es muy dramático e intenso en lo vocal. Demanda una entrega especial porque, además, requiere un gran trabajo físico. Yo entro a las 18.30 a maquillaje para salir a función a las 21”, explica Carlos Vittori. “Imaginate lo que es cantar con un látex que te envuelve la mitad de la cara, tres pelucas y una máscara. Por eso somos dos. Es un personaje que requiere mucho esfuerzo. Es como querer hacer La Traviata con una sola Violeta”, agrega Juan Pablo Skrt. Harold Prince destaca lo esencial que es el trabajo actoral en este personaje, concebido desde la pasión, el dolor y hasta el erotismo. “Desde el cantante no alcanza. Hay que su-
Pasión y romance Carlos Vittori, quien ya estuvo en Los miserables, tendrá a cargo la mayor parte de las funciones
mergirse muy bien en el personaje para encontrarlo en su absoluta plenitud. Si bien tiene un enorme dolor porque lleva sobre sus hombros esa deformación y marginalidad, es capaz de expresar amor y pasión tanto por Christine como por su propia música. Y de vivir en su estado de esplendor y dignidad,
para llegar al dolor, a la pasión, al animal... Nos llevó mucho trabajo con Arthur Masella llegar al tono justo. Desde lo dramático y lo escénico hay que bucear con mucha atención”, describe Vittori. Skrt es parte del elenco estable del Teatro Argentino y trabajó como cantante lírico en la Scala de Milán.
Pero también es conocido popularmente por integrar el dúo Los Tenores, en las producciones de Gerardo Sofovich. “Es muy respetuoso de la producción establecer el sistema de la alternancia. Además, está bueno porque hacemos un enfoque distinto del personaje en cuanto a colores de voz y dramáticamente. Me costó mucho porque empecé siendo el número 395, hice la cola y di como diez audiciones. Fue un proceso largo que llevó meses. A mí no me interesa tanto la comedia musical como esta obra en particular. Van a pasar cien años y, en los teatros del mundo, se va a hacer El fantasma de la Opera tanto como La Traviata. Es perfecta”, agrega Skrt. El compacto elenco de 38 intérpretes cuenta en sus roles principales a la mexicana Claudia Cota, como Christine; Nicolás Martinelli, como Raoul; Mirta Arrua Lichi, como Carlotta; Lucila Gandolfo, como Madame Giry; Walter Canella y Ricardo Bangueses, como André y Firmin; Santiago Sirur, como Ubaldo Piangi; Silvina Tordente, como Meg; y Cristian De Marco, Martín O’Connor, Christian Giménez, Enrique Cragnolino, Alejandro Maidana, Ignacio Mintz, Sebastián Russo, Hernán Kuttel y Adriana Rolla, entre otros.