economía | 3
| Domingo 17 De febrero De 2013
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la semana que pasó
Miércoles
Miércoles
Nuevo plan exploratorio de YPF
La presidenta Cristina Kirchner inauguró en Comodoro Rivadavia el primer pozo de exploración petrolera no convencional de Chubut. Con este pozo, que demandará una inversión superior a los 60 millones de pesos, YPF busca ampliar las fronteras de los recursos no convencionales, más allá de la reserva de Vaca Muerta, en Neuquén.
Inflación acelerada
El Congreso difundió el índice de precios al consumidor para enero, que resulta de las mediciones de varias consultoras privadas. La inflación resultó de 2,58% mensual, lo que representa la variación de precios más alta desde junio de 2010. El aumento interanual fue de 26,28 por ciento. En cambio, para el Indec, la inflación fue en enero de 1,1% mensual.
ÁLTER ECO Sebastián Campanario PARA LA NACIoN
Resulta que un economista entra a un bar y le dice a otro... ¿C
onocen el chiste del economista que se tiró de cabeza a una pileta sin agua y se rompió el cuello? olvidó hacer el ajuste estacional. ¿Cuántos economistas marxistas se necesitan para desenroscar una lamparita? Ninguno: el foquito contiene en sí mismo el germen de su propia revolución. No es fácil ser economista: hay que animarse a ir por la vida pretendiendo que uno sabe lo que significan “M1” y “M2”. Y después de todo, es una carrera que vale la pena estudiar: Arnold Schwarzenegger y Mick Jagger eligieron la economía en su etapa universitaria. Y miren todo lo que lograron. “¡Y está bien!”, le gritarían a Fabio Alberti si estos fueran chistes malos de su personaje “Beto Tony y su muñeco” de Todo x dos pesos. En inglés, las palabras comic noses (narices graciosas) son, combinadas, un anagrama –tiene las mismas letras– que economics (economía), pero las payasadas no son del todo comunes en esta disciplina. Si hay una característica que manda en el estereotipo que el resto de los mortales tiene de los economistas, es la de su carácter aburrido, como lo demuestran gran parte de las burlas que aparecen en este sentido en el sitio JokEc, la mayor compilación de chistes sobre la profesión, que colecciona un profesor de economía de Helsinki, Finlandia. “Una de las ventajas que tenemos
los economistas a la hora de contar chistes es que la gente tiene expectativas bajísimas sobre nuestra capacidad de ser graciosos, y eso nos permite sorprender”, cuenta a la nacion Yoram Bauman, un estadounidense doctorado en economía que se dedica al stand up profesional (se define como “el único economista estandapero”, aunque pronto veremos que esta aseveración no es del todo correcta). “La verdad es que es una lástima que no usemos más el humor en esta profesión, porque se trata de una herramienta fenomenal para enseñar y para divulgar conocimiento”, cuenta Bauman, que también es guionista de libros de cómics en los que se explican nociones básicas de economía y milita en causas de defensa del medio ambiente. Ser serio y contar chistes Martín Lousteau recuerda que cuando el rector de la universidad donde estudiaba les presentó a Juan Carlos de Pablo como nuevo profesor, les dijo: “Es un tipo serio y sabe, a pesar de que cuenta muchos chistes”, como si ambos aspectos fueran contradictorios e irreconciliables. De Pablo, autor de “Serio, pero no solemne”, la columna de la página de al lado, repasa la lista de biografías de economistas que lleva relevando desde hace años –ya tiene acumulados más de mil– y encuen-
tra muchos colegas que tienen o que tuvieron un sentido del humor y de la ironía extraordinario, como Elías Salama, George Stigler o John Kenneth Galbraith. Bauman remarca que hay varios actores que hicieron comedia y que estudiaron economía, como Danny Glover o William Shatner, el canadiense que personificó al Capitán Kirk en Star Trek. En la Argentina, el cómico y actor cordobés “Yayo” Guridi, que en su momento se hizo famoso contando chistes de tono subido en el programa de Marcelo Tinelli, estudió economía en la Universidad Nacional de Córdoba. Allí tuvo de profesor, entre otros, a Aldo Dadone, luego imputado en la causa IBM-Banco Nación, en las materias Microeconomía l y ll. Yayo, oriundo de Villa María, trabajó evaluando proyectos de inversión en consultoras hasta que le surgió la posibilidad de ir a lo de Tinelli. Y ahí largó su vieja profesión, aunque reconoció en una nota que “los cálculos de costos y beneficios los seguís haciendo toda la vida”. Para Bauman, la economía y el stand up tienen una característica en común importante: “En ambos casos es necesario ponerse en los zapatos de otras personas, pensando en sus motivaciones y sus ideas”, sostiene. “Los economistas les damos mucha importancia a las preferencias de los individuos. Es lo
Dos que buscan hacer reír
mismo en stand up: si tengo un chiste y la audiencia no se ríe, la culpa es mía. No puedo decir que el chiste fue bueno, pero el público horrible. Entonces, el stand up necesita dar el poder a la audiencia, y aprender de ella.” En la Argentina, el economista Ricardo Bebczuk, profesor de la Universidad Nacional de La Plata y docente visitante en la de Illinois, EE.UU., publicó cuentos de humor en Sátira 12, el suplemento de Humor de Página 12, que luego compiló en su libro La gran línea de la vida y otros cuentos de humor. “Son relatos de ficción y no tienen relación con la economía”, aclara. Su reciente libro Para entender la economía (Galerna) tiene apuntes humorísticos. otro que lleva una doble vida como “eco-comediante” es Leonardo Piccioli, el actual CEo regional de la cadena de librerías Staples, que llegó a presentar su número de stand up en el Paseo La Plaza. Piccioli estudió economía en la UBA y fue uno de los fundadores de la agrupación universitaria independiente TNT, junto al actual viceministro Axel Kicillof. TNT tuvo en sus inicios como principal estrategia de difusión a los panfletos humorísticos. Siempre comienza sus monólogos diciendo: “Soy Leo Piccioli, 41 años, dos hijos. Ex nerd y ex economista. Ahora soy humano”. Está trabajando en una pieza de comedia exclusivamente
yoram bauman Doctor en economía
Se dedica al stand up profesional y también es guionista de cómics. Considera que el humor es una herramienta fundamental para transferir conocimientos y lamenta que en la profesión no se utilice más
yayo guridi economista
Estudió en la Universidad Nacional de Córdoba y trabajó en consultoras, hasta que le surgió la oportunidad de trabajar con Marcelo Tinelli como humorista. Hoy trabaja en el programa Sin codificar
Economía real
crisis. El cepo al dólar, la caída del turismo y la
suba del alquiler pusieron en jaque el negocio
señala a la prohibición de comprar divisas como una de las principales causas de la crisis del rubro. “Como nuestros clientes son mayormente internacionales, para concretar una venta tenemos que hacerlo en dólares. Pero el doble tipo de cambio no nos favorece, y al final terminamos perdiendo”, dice. El cepo cambiario tampoco impulsó el negocio de los anticuarios en el mercado local. “Aunque comprar un bien de este tipo puede ser un excelente resguardo para los ahorros en pesos, el mercado interno está muy tranquilo. La clase media argentina en su mayoría desconoce el tema de las antigüedades”, afirma Hugo Breitman, propietario de HB Antiques, un imponente local ubicado en Defensa al 1000. “Si bien es un negocio rentable, es una inversión a largo plazo. Es decir, re-
Con ganas de más George Constanza, el personaje que encarna el actor Jason Alexander en la comedia Seinfeld, sostiene en un capítulo que hay que contar el mejor chiste al final y retirarse, dejando al resto con la sensación de “querer más”. Siguiendo esta recomendación, ¿cuáles son algunas de las mejores bromas para los eco-comediantes consultados en esta columna? Va una trilogía: “Le pregunté a un economista su número de teléfono y me dio un estimado” (risas grabadas de sitcom); “¿Cómo puede saber uno si un economista está mintiendo? ¡Sus labios se están moviendo!” (aplausos y más risas grabadas, en el gráfico de Piccioli la curva tendría pendiente positiva). Y con éste nos vamos: “El médico le dice a la mujer que tiene una enfermedad incurable, con una sobrevida de no más de seis meses. Le recomienda casarse con un economista e irse a vivir a la Patagonia. «Al menos, se le va a hacer más largo», le explica”. ¡Y está bien!ß
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rios pueden resistir, aunque muchas veces signifique ir a pérdida”, afirma Breitman. Él mismo alquiló la porción de su local que da a la esquina con Carlos Calvo y puso en alquiler otra porción de su impresionante comercio. “Es más rentable que mantener este negocio”, señala. “Como tengo otras ocupaciones, puedo sostener el anticuario, que es mi hobby. Pero el volumen de ventas bajó tanto que hace que ni siquiera nos alcance para cubrir los gastos”, afirma.
Los anticuarios de San Telmo están en peligro de extinción San Telmo ya no es lo que era. Sus calles empedradas supieron ser el emblema del sector de los anticuarios en la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, desde hace algunos años el panorama está cambiando. Donde había antigüedades, hoy pueden verse cadenas gastronómicas, ropa de diseño o las cortinas bajas y carteles de alquiler. En los últimos cinco años más de cien anticuarios de San Telmo han cerrado sus puertas. La situación recrudeció a partir de la imposición del cepo al dólar, lo que hizo que durante 2012 cerca de 30 negocios de antigüedades decidieran dar por terminada su actividad. Los anticuarios de la calle Defensa, la principal arteria del casco histórico de la ciudad, coinciden: el mercado está paralizado. Gustavo Kraussen, dueño de DK Antiques,
enfocada en el tema económico, y habitualmente lleva un gráfico con sus performances. En el eje horizontal va el tiempo, y en el de ordenadas la intensidad de las risas del público.
Muchas personas entran a mirar las antigüedades, pero no compran cién podría capitalizarse cuando finalice el cepo. Y no sabemos cuándo puede ocurrir”, aclara. Además, los controles de la AFIP desalientan a los interesados en hacer sus compras. “Casi todas nuestras ventas superan los 1000 pesos. A partir de ese monto, la AFIP nos solicita muchos datos de los clientes. Por eso, muchos argentinos no se animan a invertir en antigüedades”, señala Héctor Gil, anticuario ubicado en Humberto I al 400. Los comerciantes del barrio también acusan una fuerte baja de la
afluencia del turismo, como otra de las causas de su crisis. El año pasado cerró con una caída del 4,6% del turismo receptivo, según un informe publicado a principios de mes por el Indec. “Vienen menos turistas que antes y los que visitan San Telmo tienen un poder adquisitivo menor que en otras épocas. Entonces, entran, miran, pero no compran. Se quejan de que todo está caro”, advierte Carlos, encargado de un tradicional local, ubicado a media cuadra de la plaza Dorrego. La inflación, que desanima a los
f. guastavino/archivo
turistas, también eleva los costos fijos de los comerciantes de antigüedades. De todos éstos, los precios de los alquileres son los que más treparon en los últimos dos años. “Muchos tuvieron que cerrar justamente por no poder afrontar un alquiler tan elevado”, señala Gil. Si se hace relevamiento rápido por las cuatro cuadras que van desde San Juan hasta Independencia, el epicentro de los anticuarios del barrio, puede verse que por cada cuadra, hay por lo menos tres comercios en alquiler. “Los que son dueños de sus anticua-
Avance gastronómico Los locales gastronómicos reemplazaron progresivamente a los de antigüedades y ahora pueden verse cadenas de café, pizzerías y heladerías donde antes se vendían cuadros y jarrones. “San Telmo era el mercado de antigüedades más grande de América del Sur y ahora se está reduciendo meramente a gastronomía y locales de ropa de cuero”, señala con nostalgia Gustavo Kraussen. Vicente Lourenzo, de la entidad CAME, afirma que el barrio perdió su perfil distintivo. “San Telmo está invadido por las ferias itinerantes, se ha mezclado el valor de lo histórico con lo usado.” Los comerciantes de San Telmo reconocen que el comercio de antigüedades viene disminuyendo progresivamente a nivel mundial. “No es algo que pase solamente acá. Es una tendencia en todos los países del mundo”, afirma Tristán Hernani, dueño de Hernani Antigüedades. “Se fue perdiendo el valor de los objetos históricos y ganaron terreno los que tienen valor decorativo”, dice.ß Ana Clara Pedotti