SOCIEDAD | 17
| Lunes 5 de mayo de 2014
feria del libro | la historieta, pasión de grandes y chicos El creador de Macanudo, uno de los historietistas sub 40 más exitosos, firmó ejemplares y dialogó con sus lectores en el stand de la nacion; su admiración por Quino, Caloi y Maitena
El padre del gato más famoso, que ya fue editado en más de 80 libros, explicó ayer las razones del furor por el personaje: “A los chicos de la era digital aún les gusta irse a dormir con un libro”
Liniers. “Mi fantasía es trabajar para hacer pensar”
Nik. “Gaturro es una forma de literatura interactiva”
Texto Silvina Premat | Fotos Fabián Marelli
Texto Evangelina Himitian
R
icardo Siri, más conocido como Liniers, uno de los dibujantes más exitosos entre sus pares argentinos sub 40, fue ayer y en los últimos días atracción de grandes y chicos en la Feria del Libro. Como a Enriqueta, uno de los personajes creados por Liniers, a José Ruival tampoco le resulta fácil tomar la decisión de ir a bañarse. Y cuando Macanudo, el protagonista de la tira más famosa de este dibujante, habla del olor a las tostadas o de su amigo de peluche, Carolina Roldán siente cosquillas en el estómago. “Tengo más o menos la misma edad que Liniers y lo que hace es muy de nuestra época. Son los temas de mi infancia”, explica Carolina, de 35 años. Y también son los “temas” de José, de 12 años. “Siempre hay distintos niveles de lectura”, dijo Liniers a la nacion. Y agregó: “A mí me pasaba con Mafalda. Cuando era chico y no sabía qué quería decir Burocracia me resultaba raro como nombre de la tortuga; pensaba que el chiste consistía en eso, en que era muy extraño que una tortuga se llamara así”. En la fila de ayer en el stand de la nacion, donde Siri firmó ejemplares durante dos horas, los niños se mezclaban con los adultos. “Me gusta porque no es muy común; tiene cosas que en otros no ves. Es más serio, pero al mismo tiempo logra hacerte reír”, contó José a la nacion abrazando el libro firmado y dibu-
jado por Siri, el segundo autografiado por el artista para el pequeño. El primero fue una de sus conquistas en la edición anterior de la Feria; hizo tres horas de cola. Todas las mañanas José corre a buscar la nacion para leer la tira de Macanudo. “Es un dibujo inteligente que nos ayuda a generar diálogo con nuestros hijos”, comentó Carmen, la madre de José. “En muchos desayunos hablamos sobre algún tema que se plantea en la tira”, agregó Alejandro, su esposo. Sin saberlo, el matrimonio Ruival confirmó que Liniers está cumpliendo su objetivo. “Hay gente que trabaja para que pensemos y otros que trabajan para hacernos pensar menos. Mi fantasía es apuntar para los primeros”, afirmó Liniers. Y agregó: “Intento decir algo porque en este momento todo el mundo está hablando. Yo trato de decir algo, que no es lo mismo que hablar”. Una de las dos compañeras de trabajo a las que Carolina contagió su pasión por Siri, Eva Sosa, también confirma que la intención del artista está cumplida. “Son historias simples que sin embargo dicen mucho”, resumió Sosa. Liniers, que firmó ejemplares en distinto momentos de los últimos cuatro días de la Feria, contó que no le resulta tedioso. “Nuestro trabajo es muy escondido; lo hacemos en casa. A diferencia de los futbolistas, que cuando meten un gol se lo festejan en el instante, nosotros
El escritor argentino volvió al país para presentar su novela, La parte inventada
Rodrigo Fresán. “Escribir hoy es más arduo, cansador y lento, pero también es más interesante” Texto Loreley Gaffoglio | Foto Ricardo Pristupluk
N
o había comenzado el colegio cuando el chico de cuatro años ya contaba las horas para aprender a leer y a escribir. Tenía un firme propósito: ser escritor. Sus padres, miembros de la intelligentsia de los años 60, no le regalaban pelotas número 5, sino libros. En Santa Fe y Callao, soslayaba los cines, pero tenía pase libre para hojear a Salgari y a J.M. Barrie en Fausto. A la mesa familiar se sentaban Rodolfo Walsh, Julio Cortázar, Paco Porrúa, y, alguna vez, hasta García Márquez. Está claro que Rodrigo Fresán no podía ser otra cosa que escritor. Y esa vocación, convertida en obsesión y en apología por la buena literatura, se plasma, en forma torrencial, en su última novela: La parte inventada, que ayer, junto con su amigo Alan Pauls, presentó en la Feria del Libro. Pocos podrán vaticinar la muerte de la literatura o la precipitada agonía de la ficción en manos del
poder omnímodo de la cultura digital –y la dictadura de los 140 caracteres de Twitter–, tras leer la novena novela de Fresán, ex enfant terrible de las letras, cuando a los 27 años se consagró con un libro hoy antológico: Historia argentina. Reafirmación de que su universo ficcional es siempre metaliteratura, en tanto habla de sí misma, el escritor, crítico literario y periodista argentino, radicado desde 1999 en Barcelona, vuelve sobre ese tema: disecciona la mente de un escritor, su álter ego, y muestra, en un registro lleno de guiños culturales, de Fitzgerald a Batman, de Pink Floyd a Kubrick, cómo es el genoma literario. –¿Fue una provocación, cuando el hábito de lectura se desvanece, escribir una novela digresiva, de casi 600 páginas, con una estructura compleja? –Nunca fui un escritor estratégico. Escribo los libros que me gustarían
no nos enteramos si hicimos un gol hasta momentos como éste, en el que nos encontramos con los lectores y nos piden uno u otro personaje y nos hacen comentarios. Éste es nuestro grito de gol”. Cuando una de las madres tomó el libro que Liniers había autografiado para su hijo, se sorprendió: “Encima le hace un dibujito”. Es que Siri, confiesa, se pone del lado de quien se le acerca con uno de sus libros y recuerda cuando él era fan de otros grandes dibujantes, como Quino, Caloi y Maitena. Con paciencia, hacía largas colas. “No me interesaba tanto la firma como tener un dibujo de alguno de ellos”, admitió durante el homenaje a Mafalda, por los 50 años que cumple ese personaje creado por Quino. En aquel acto, el miércoles pasado, Liniers le contó a Quino que una vez le llevó un ejemplar de Todo Mafalda para que se lo firmara. Esperaba que le dibujara el personaje. “Me fui emocionado y cuando después abrí el libro, me desilusioné al ver que no había dibujito. Sólo decía: «Hola, Ricardo». Igual guardo el volumen con mucho cariño.” Quizá por eso Liniers se toma tanto trabajo con cada lector al que regala un original a dos colores. Y eso contagia: “Cuando lo leo me dan ganas de dibujar”, dijo Lina Rossi, de 9 años, que, como el artista, ocupa mucho tiempo en inventar historietas. ß
leer y me gusta pensar que el lector es más inteligente que yo. La concisión le preocupa al personaje, no a mí. Pero no veo que la gente hoy lea menos. –Se vuelca a las redes sociales… –Puede ser. Igual, los buenos siempre ganan. Podrán pasar años de oscuridad, pero siempre necesitaremos que nos cuenten buenas historias. Y siempre va a haber alguien que con la noche oscura del alma invente otra historia. Lo que nos diferencia de los animales es nuestra necesidad de contarnos cosas. –En tu novela sos despiadado contra Twitter y la cultura digital. ¿Cuál es la huella de las nuevas tecnologías en la literatura? –No, el enojado es el protagonista. A mí esa cultura me molesta 5 y a él, 54. Creo que en el mundo virtual se escribe peor y se lee peor. Estoy predispuesto a que aparezcan las grandes novelas de Facebook y de Twitter. Las leeré, pero no llegan. Pero esa diatriba la puse porque necesitaba que mi personaje tuviera un enemigo tonto, que lo distrajera de su verdadera lucha. Él va por el mundo dando conferencias sobre lo estéril de Internet, pero en un momento se dice: “¿En verdad me preocupa tanto esto, cuando debería estar escribiendo la gran novela y luego ver qué pasa con lo otro?” Y se responde: “No, yo tendría que estar escribiendo la gran novela, y luego ver qué hacemos con Internet”. Pero es cierto que en Twitter se lee y se escribe cada vez más mierda. –En La parte inventada elegís la tercera persona, pero se la confunde con la primera. ¿Es adrede? –Sí, busqué una tercera persona que funcionara como primerísima tercera persona, a ver si se podía. La gente lee como si fuera una especie de diatriba personal lo que cuenta el protagonista. Pero, no soy yo. Es una posibilidad de mi “yo”, exacerbada.
“L
amayoralegríaquesiento es comprobar que los chicos de hoy se siguen viendo reflejados en los libros”, sintetizó Nik ayer tras su presentación en la Feria del Libro, a la que asistieron unas 850 personas. Cristian Dzwonik, de 43 años, apenas levanta la mirada mientras habla. Está concentrado en los trazos de aquel gato que habrá dibujado ya millones de veces. El que con los ojos brillantes, como si fuera la primera vez que ve a Gaturro, es Andrés, un niño de 11 años que vino desde San Miguel con sus padres y estuvo más de una hora en la fila para ingresar a la sala Jorge Luis Borges para ese encuentro. Después de que terminó el espectáculo, volvió a formarse en otra fila interminable para llevarse su ejemplar dedicado. Cuando le tocó el turno, le extendió su libro y se quedó mudo viendo cómo en la única página que quedaba en blanco se formaba el gato. Detrás de Andrés había cientos de niños que esperaban algo parecido. Un dibujo, una dedicatoria, una foto. Nik parece haberse convertido en el sacerdote del oráculo infantil: unos 500 chicos esperan. Él los recibe y formula a cada uno la misma pregunta: “¿Qué querías?”. Y allí, con un marcador y una sonrisa, el deseo se cumple. “Con más de 80 libros editados desde sus comienzos, Gaturro se convirtió en una forma de literatura interactiva”, asegura Nik. “Por algu-
Podría haber llegado a ser yo si cumplía mi fantasía adolescente de que mi familia fuera sólo la literatura; de no tener mujeres sino musas y libros en vez de hijos. –Hay una constante reivindicación del estilo en el lenguaje. ¿Priorizás el cómo se dice frente al qué se dice? –El estilo es lo que me interesa leer y tengo una aspiración en ese sentido.
na razón, el personaje toca la fibra íntima de los niños. Creo que supo interpretar la idiosincrasia de los chicos de hoy, que están en Internet, que miran televisión, que interactúan con otros en las redes, que llevan sus tabletas a todos lados, pero que todavía valoran el libro como objeto. A los chicos de la era digital todavía les gusta irse a dormir con un libro entre los dedos”, garantiza. Gaturro nació hace 20 años e hizo su primera aparición en público en las páginas de humor de la nacion. Después llegaron las historietas, los videos, la página web y un fenómeno imparable que año tras año trae más fans al encuentro con su creador. ¿Cómo fue mutando Gaturro todo este tiempo? Los cambios no fueron sólo los de las líneas que componen al gato, asegura Nik. “Gaturro hoy es una gran comunidad de grandes y chicos interactuando en distintas plataformas”, sintetiza. Y a continuación enumera algunas: son los libros, es la serie, es la película 3D, es el canal de YouTube, es MundoGaturro.com, es Fanatics, la página de fans que se lanza el próximo viernes… “Pero fundamentalmente es la interacción de una comunidad”, agrega. Muchos de los chicos presentes ayer en la Feria llevaban consigo el libro de Lio Messi y Gaturro, que se editó especialmente para el Mundial. Todo lo recaudado por sus ventas será donado a Unicef, dijeron los organizadores. Pero Nik no baja el nivel de la mira ni siquiera un minu-
Además, hoy, con el bombardeo audiovisual, lo único que te puede dar la literatura –y que no te pueden dar otras cosas– es el estilo. Sobre esto hablaba con John Banville: “El estilo avanza dando triunfales zancadas y la trama va por detrás arrastrando los piecitos”, me dijo. Yo creo que el estilo puede darse vuelta, alzar a la trama en brazos y llevarla hacia adelante. –¿Qué pensás cuando se dice que
to. Y ya se adelanta al próximo paso. “Me gustaría hacer el libro de Gaturro y Francisco, el argentino número uno en el mundo. ¿Aceptará?”, se preguntó. Sólo Dios sabe. En la presentación ante un auditorio colmado, no faltaron ni Gaturro ni Agatha, pero tampoco los personajes que forman parte de toda esa comunidad interactiva que generó el fenómeno. Así, los presentadores fueron Jony y Mile, los conductores de los programas que se emiten por el canal exclusivo de YouTube. También hubo espacio para bailar la música del CD de Gaturro y momentos para debatir los contenidos de la revista que se edita desde hace un año. Apenas veían la chance de acercarse hasta el escenario y tocar a Nik o a alguno de los personajes, los niños desbordaban el auditorio. En varias oportunidades, los organizadores tuvieron que pedir refuerzos a la seguridad de la Feria para que el aluvión de chicos que corría hacia el frente no se desmadrara. Como si fuera una rockstar, al final de la presentación, el propio Nik tuvo que salir acompañado por dos escoltas que lo condujeron hasta el espacio en el que firmó libros a sus admiradores. “Estoy convencido de que en los próximos años los libros no van a desaparecer. Todo lo contrario, van a ser revalorizados. Pero los autores tenemos que utilizar todas las demás plataformas para canalizar, complementar y potenciar los libros”, aseguró Nik.ß
el futuro de la literatura está en las series de TV? –Que se diviertan. No es mi preocupación. Descreo de la muerte de la literatura. –Tus guiños insistentes a lo popular y la alta cultura, el rock, el cine... ¿son un juego de identificación para con el lector? –Eso está sobrevalorado. La frase más excelsa que me dedicaron en ese sentido fue “Fresán es un Borges pop”. Pero la literatura siempre fue pop en tanto siempre fue un arte popular que registra y comunica lo que pasa con el pueblo en cualquiera de sus estratos. Siempre es referencial. –¿Cómo impactan los años y la experiencia al escribir? –Empecé escribiendo de una manera; ahora lo hago de otra. Antes se me ocurrían tramas completas; ahora frases, cosas sueltas y tengo que salir a buscar. Escribir hoy es más arduo, cansador y más lento, pero también es más interesante y reflexivo. Cuesta más conformase porque uno es cada vez más exigente. Lo que no cambia es que uno quiere escribir para estar en soledad. –Tu obra gira alrededor del universo del escritor. ¿Es una temática inagotable para tu novelística? –No sé si el tema no se agota, pero no me interesa otra cosa. Mis libros transcurren como dentro de las cabezas de los autores que me interesan. Alan Pauls siempre se me dice: “¿Alguna vez vas a escribir un libro donde no haya escritores?”. Me lo propongo, pero vuelven a aparecer. –¿No hay nada que decir del país? –Soy escritor, mis raíces están en mi biblioteca. Siento que con mi libro Historia argentina ya cumplí; no tengo mucho más que decir del país. Defiendo a Borges cuando dice: “Tanto sufrimos la fatalidad de ser argentinos que tenemos el consuelo de que nuestro tema es el universo entero”. Creo en eso.ß