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I

Sábado 5 de noviembre de 2011

CON NOMBRE Y APELLIDO

N MAURO ROLL

U

n repentino corte de luz hizo que la presentación porteña de Steve Jobs, la biografía del cofundador de Apple, escrita por Walter Isaacson y editada aquí por Random House Mondadori, se mudara de los blancos salones del Faena Arts Center al hotel del mismo dueño. Los invitados caminaron en dulce montón la cuadra que separa las dos locaciones y llegaron al espacio donde los esperaba un bandejeo de sándwiches de berenjena, bocados de salmón y vino espumante. La procesión fue motivo de broma entre los presentes y causó desencuentros como el de Nacha Guevara, impactante en un vestido colorado hasta el piso, que perdió a su acompañante, al que le indicó por teléfono: “¡Venite al patio del palo borracho!” Una vez instalados en la parte trasera del restaurante El Mercado, el sacerdote de la ceremonia fue Charly Alberti, que además de haber sido el baterista de Soda Stereo tiene el cargo de Apple Master, una suerte de embajador de la firma, desde fines de los años 90. Y, mientras posaba para las fotos, su novia le sostenía el iPad que luego usó como ayudamemoria para dar la presentación.

B

Mientras Alberti se refería al CEO de Apple como su único ídolo, y al libro como la columna vertebral de un mito, Ricardo Darín hizo una entrada silenciosa entre la gente, acompañado por su hija, Clara. Cuando terminó la presentación, el actor y el músico se sacaron fotos, los dos en jeans y zapatillas, como solía mostrarse Jobs.

uen programa para el jueves último, en el hipódromo de San Isidro: la primera edición del Prix de Barón B, breve carrera de caballos que incluyó cóctel, música ambiente a cargo de una banda de jazz, apuestas simbólicas, premios, gran catering, baile y cantidad de burbujas. Con una lejana inspiración en encuentros elegantes de turf como el Prix de Diane y el Royal Ascot Hats, los invitados tuvieron que ir de etiqueta y las mujeres, de sombrero. Dress code un poco forzado, eso sí, pero cumplido en su mayoría. Aunque algún invitado echó mano a una galera de cotillón y cantidad de mujeres prefirieron tocados más bien discretos. No fue el caso, claro está, de la cocinera DoMaru Botana y de la diva Nacha Guevara, que con siete décadas fue la más linda y sexy, y también la que más brilló en la carpa-pista de baile, donde también se sacudieron, entre muchos otros, los diseñadores Benito Fernández, Fabián Zitta y las ex modelos Analía Maiorana y Julieta Kemble. Durante el cóctel, los asistentes podían apostar entre seis caballos y depositar el voto en la urna del elegido. Ganó Barón B Brut Nature. De todos los apostadores al caballo se extrajeron en un sorteo tres

Gaturro Por Nik

Humor petiso Por Diego Parés

ganadores. El premio, tentador: el peso propio en botellas de Barón B. El proceso, no tan tentador: había que pesarse en público. Pero los favorecidos estaban en línea, como si lo hubieran previsto: la empresaria Rosi Frías, con 56 kilos, y Cristiano Rattazzi, con 88. “En realidad peso 85, pero con la ropa y los dos teléfonos aumento un poco”, declaró el presidente de Fiat.

oches atrás, varias celebridades se acercaron hasta el Cinema Soho Orfeo, en Honduras al 4700, al preestreno de Antes del estreno, de Santiago Giralt. En los ambientes de la casa chorizo que alberga la sala, llena de sillones y hasta con una biblioteca con la Enciclopedia Británica, los invitados fueron sentándose y también circulando. Los actores Nahuel Mutti, protagonista de la película, y su mujer, Catarina Spinetta; Mercedes Morán, Ludovico Di Santo, los hermanos Anita y Nicolás Pauls –que se saludaron con un fuerte abrazo–, Julieta Sylberberg, los músicos Emmanuel Horvilleur y Lolo Fuentes, de Miranda!, entre otros, disfrutaron de unos vinos y gaseosas antes de entrar a la función, mientras una VJ proyectaba sobre una pared escenas del film musicalizadas en clave electrónica. Fabiana Cantilo, otra de las presentes, se mostraba contentísima. En un momento de relax, sentada en un futón, dio a conocer el motivo de su alegría: su último CD, Ahora, que sacó de la cartera y mostró a amigos y conocidos. Pinturas de su autoría, con motivos de desnudos –de ella misma, claro– y colores estridentes, lo ilustran. “Estás como chico con juguete nuevo”, le comentó alguien. “Por supuesto”, asintió.

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