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Miércoles 11 de enero de 2012

CON NOMBRE Y APELLIDO

Punta del Este nunca tuvo tanto rock como el fin de semana pasado. El viernes tocó Gilby Clarke y el sábado fue el turno de un impensado homenaje a Pappo. Todo en el mismo lugar, el Jack Daniel’s bar, reducto rockero con caipi de maracujá, mesa de pool y cantidad de tatuados vestidos de negro que hacen a uno sentirse muy lejos de la Barra y más cerca de Los Angeles, por ejemplo, al ritmo de Blondie, AC/DC, Ramones y Rolling Stones, cosa del DJ Gorian Gray, el líder de Fantasmagoria. “Ojos de siberian husky”, fue uno de los piropos que le dijeron al ex guitarra rítmica de Guns’n’Roses en los tres días que pasó en Punta del Este, ciudad que le trae recuerdos de Saint-Tropez y El Cabo, donde iba con su familia. Cada vez que le halagaban los tatuajes, él se encargaba de estirar el brazo derecho y mostrar el de Harley David-

son, hecho por su amigo argentino, el tatuador Mariano Antonio, el mismo de la Ferrari amarilla que andaba por la zona. Y, puesto a hablar de amigos argentinos, contó buenos recuerdos de Pappo, como cuando, en varias de sus seis visitas a Buenos Aires, le prestaba alguna moto y salían a recorrer la ciudad. Ahora tiene más amigos argentinos: como los músicos de Glam Voodoo, la banda estable del lugar que lo acompañó en un show que incluyó desde el stone Brown Sugar hasta el gunner Welcome to the Jungle, pasando por sus propios hits muy 2004, Cure Me or Kill Me y Tijuana Jail. Entre el público, ahí estaban el galerista Daniel Maman, modelos como Priscila Crivocapitch, el banquero Jorge Brito Jr. y su mujer Gabriela Vaca Guzmán, el cocinero Pablo Massey, los músicos Zeta Bosio y Joaquín Levinton, y ”Corcho” Rodríguez (arriba a la derecha, con su guitarra amarilla).

Gaturro Por Nik

Humor petiso Por Diego Parés

Rodríguez, justamente, fue el alma máter del tributo a Pappo de la noche siguiente. En voz y guitarra, lideró una banda de estrellas: también en voz y guitarra, Luciano Napolitano, el hijo de Pappo, y Chizo, el cantante de La Renga; en otra guitarra más, Alambre González; en bajo, Beto, de Almafuerte; en batería, Sergio Val, ex Los Violadores, y en piano, el mexicano Lalo Toral, del Tri. Fue un desborde de éxitos como El hombre suburbano, Blues local, El tren de las 16, Sucio y desprolijo, El viejo, Pequeña ala y Una casa con diez pinos. Desde abajo, Robertino Tarantini miraba pasmado. Con calzas símil goma y una camisa a cuadros gris, la mujer de “Corcho”, la conductora Verónica Lozano, hacía las veces de presidenta del club de fans.

MAURO ROLL Y GENTILEZA JACK DANIEL’S

El Príncipe

Batu Por Tute

Jim, Jam y el otro Por Max Aguirre

Macanudo Por Liniers

La foto que habla Por Nik