Espectáculos
Viernes 27 de agosto de 2010
LA NACION/Página 3
MUSICA Anteayer culminó el Congreso Nacional, en San Luis
Dancing Mood: esta noche, en el Gran Rex
Una apuesta triple, de la mano de Hugo Lobo
Para pensar el folklore Hubo 26 paneles y recitales; quedó pendiente una mirada hacia adelante
Continuación de la Pág. 1, Col. 3
Por Mauro Apicella Enviado especial SAN LUIS.– Si Vitillo Abalos sale a bailar “Agitando pañuelos” con su compañera Elvira, eso es folklore. No importa si la zamba suena de acuerdo con el tradicionalísimo modo de Los Hermanos Abalos, desde un disco, o en vivo por el grupo puntano Algarroba. com, que días atrás amenizó una de las trasnoches del Congreso Nacional del Folklore, en esta provincia. En todo caso, según la versión musical, serán folklores de diferentes “eras”. A pensar en cosas como ésta, entre muchas más, fueron dedicadas las cuatro jornadas que se realizaron del congreso, organizado por la Academia del Folklore de la República Argentina, en Potrero de Los Funes. Hubo varios abordajes planteados inicialmente, aunque lo que se impuso en cada ponencia fue el lugar desde donde cada disertante se manifestó, según su desempeño: la labor académica y el trabajo artístico. Porque este congreso alternó charlas de especialistas y estudiosos con las de músicos y bailarines. Ahí estuvo la diferencia principal del enfoque y lo que hizo de este congreso una exposición y punto de encuentro tan singulares para la reflexión. En algunos pocos casos esto pudo estar combinado. Uno de ellos fue el que sirvió para conocer la experiencia del cantor y compositor Atilio Reynoso, quien daba, días atrás, una de las más perfectas combinaciones de estudio de campo con expresión artística. El lugar era una típica sala de conferencias de un hotel; lo atípico fue ese viento puntano que resoplaba entre las hendijas de las ventanas y provocaba el chiflido que podría escucharse también en la matera de una estancia bonaerense, lugar de donde este músico ha recopilado más de una canción criolla de principios del siglo pasado y de mediados del anterior. A eso se ha dedicado don Reynoso durante los últimos veinte años, además de a las grabaciones de su propia música. Y si bien su exposición fue bastante autorreferencial, la explicación práctica que dio después sirvió de ejemplo de esa mixtura que pocas veces se produce entre la investigación formal y el desarrollo artístico, en este caso a modo de rescate histórico. Con su guitarra, Reynoso comenzó a desandar todo ese camino de búsqueda; empezó a sacar
Tercera edición
Miami Horror, en la apertura
Festival de arte callejero en Recoleta Participarán artistas de aquí y del mundo Esta noche, en el Auditorio de Buenos Aires, Pueyrredón 2501, la banda australiana Miami Horror abrirá oficialmente la tercera edición de Puma Urban Art, que a lo largo de dos jornadas mostrará los trabajos de artistas nacionales e internacionales de varias disciplinas. Miami Horror debutará en el país y presentará canciones de su primer disco, Illumination, del que ya se escucha en la Argentina el tema “Sometimes”. Con entrada libre y gratuita, entre mañana y pasado mañana desfilarán por el festival de arte urbano músicos como Lucas Martí, Carca, Nairobi, Victoria Abril, 107 Faunos, Coco, Polen, entre otros. Además, participarán artistas, ilustradores y diseñadores como Clayton Brothers, Leslie Iwerks (Pixar), el brasileño Stephan Doitschinoff, Liniers, Salvador Sanz, El Niño Rodríguez y Juan Bobillo. Habrá exposiciones, instalaciones, proyecciones de films documentales y conferencias con todos los artistas internacionales que llegarán a Buenos Aires exclusivamente para la ocasión.
PABLO AYALA/ACADEMIA DEL FOLKLORE
Postales Vitillo Abalos, de charla con los medios; Atilio Reynoso toca su guitarra bajo el sol puntano. Abajo se ve a una de las pocas jóvenes parejas de baile que asistieron al Congreso y al bandoneonista y acordeonista Gabriel Cocomarola, nieto del patriarca chamamecero Mario del Tránsito
esos tesoros escondidos. Cantó estilos, milongas, valses, triunfos y tristes, acompañados por breves aclaraciones y protegidos por una coherencia estética que no sólo está en la representación musical, sino que también se nota en su decir y en su manera de pensar.
Puntos de abordaje En este congreso hubo mucho yoísmo y gestos autorreferenciales, pero también sirvió para la discrepancia. Porque no es simpático escuchar a alguien que, luego de muchos estudios realizados y bibliografía consultada, diga que ese endiablado Pujllay que se quema en los carnavales riojanos no corresponde a tradiciones de los pueblos originarios sino a una costumbre trasplantada desde Europa. El congreso sirvió para ese tipo de polémicas; también para aprender un poco de chamamé, como sucedió con la precisa exposición de Juan Pedro Zubieta, matizada por los testimonios de Mateo Villalba, Miguel López Bréard y Juan Genaro González Vedoya. Además de exposiciones hubo música en vivo, con un heredero de don Mario del Tránsito Cocomarola, su nieto Gabriel (acordeonista y bandoneonista). Y hubo más chamamé cuando llegó el turno del veterano Octavio Osuna y del guitarrista Mateo Villalba. Y por
supuesto también estuvo la música de esta región, puntana en particular y cuyana en general; sonó en el auditorio, con el espectáculo “El cuyanazo”, en las voces de artistas como Mónica Abraham, en algunos homenajes y hasta en sobremesas que extendieron las jornadas entre cuecas, gatos, tonadas y cogollos. Lo que ha faltado en este congreso es el enfoque que originalmente le dieron sus organizadores: una perspectiva para el folklore. Hacia dónde va. Excepto por algunos trabajos académicos que ayudaron a dar un panorama de la actualidad a través de estudios de campo e investigaciones realizadas en la última década, al congreso le faltaron presente y proyección por parte de los expositores. “No le tengamos miedo a la palabra renovación. Juntemos diferentes generaciones. Hay ahí temas posibles para abordar en un próximo congreso”, decía uno de los anfitriones de este encuentro. Aunque quizá también lo dijera porque fue algo que en éste quedó pendiente. Da un poco de miedo pensar que la danza terminó con “El Chúcaro”, como dijo un asistente a una charla dedicada al baile nativo. O que no haya nombres para el chamamé desde la década del 80 ni nada que decir de la canción folklórica escrita durante los últimos 20 años.
show renovado, nuevas canciones que se suman a su repertorio de standards irresistibles y un anticipo de su próximo disco, que saldrá en 2011 y será triple. “Grabamos en Londres con muchos cantantes. Fui por primera vez el año pasado, y este año volví con Los Fabulosos Cadillacs –cuenta Hugo Lobo–. Viajé 10 días antes que la banda y aproveché para terminar de grabar. Descubrí las facilidades que hoy te da la tecnología, que te permite en forma casi artesanal cosas importantes. Acá en Buenos Aires grabamos las bases de todos los temas y allá, con un protools, grabaron los vocalistas.” ¿Aguantará el escenario del Gran Rex? Habrá más de 60 músicos en escena y un total de 100 personas, si tenemos en cuenta al equipo de producción de la big band. ¿Invitados? El trompetista prefiere que la gran mayoría permanezca siendo una sorpresa, total “el público de Dancing los va a saber apreciar”. Eso sí, nos anticipa uno de nombre rutilante: el histórico trombonista jamaiquino Rico Rodríguez, uno de los precursores del ritmo al que Dancing se consagró.
Hugo Lobo, el alma de Dancing Mood