EFECTOS DIRECTOS A NIVEL LOCAL EFECTO EN el sistema de PARTIDOS
Uno de los objetivos de la dictadura era cambiar completamente el sistema ideológico multipartidista chileno a través de la ingeniería electoral, ya que el anterior sistema partítico presentaba un alto nivel de fraccionalización. Desde una perspectiva internacional comparada, Sartori muestra que, para el período 1945 a 1973, Chile puede ser clasificado en cuarto lugar, después de Finlandia, Suiza y la IV República Francesa, en nivel de fraccionamiento 1. El punto de partida para un análisis al respecto, debe considerar las leyes o generalizaciones de Maurice Duverger. El autor llega a la conclusión que “el sistema mayoritario se asocia al dualismo de partidos mientras que el sistema proporcional y el mayoritario con doble turno al multipartidismo” 2. Bajo este punto de vista, la mejor opción para reducir el número de partidos en Chile habría sido adoptar un sistema de mayoría simple (first-past-the post). Sin embargo, los asesores de Pinochet ya sabían por los resultados del plebiscito de 1988 que la derecha podía esperar reunir apenas el 40% de los votos. Con este nivel de apoyo, el clásico sistema de mayoría simple probablemente habría dejado fuera del Parlamento a la derecha. Sartori propuso una formulación más articulada que la de Duveger que nos da una clave para comprender mejor cómo la dictadura decidió resolver el problema. El politólogo sostuvo que: 1) el sistema mayoritario produce un sistema bipartitico en presencia de un sistema de partidos estructurado y de un electorado homogéneamente distribuido; 2) en el caso de un electorado que no esté homogéneamente distribuido, tal sistema mantiene un poder reductivo sobre los partidos menores distribuidos homogéneamente en el territorio, pero no puede eliminar a todos aquellos partidos que pueden contar sobre bolsas concentradas de un electorado mayoritario; 3) los sistemas proporcionales, si son perfectos, no tienen efectos sobre el sistema de partidos –más bien se limitan a fotografiarlo- pero, en la medida que son menos 3
proporcionales, mayor serán sus efectos reductivos – siempre en presencia de un sistema de partidos estructurado” . Para acomodar la meta de Pinochet de reducir el número de partidos (siempre dentro de un sistema proporcional) sus asesores puntaron sobre los elementos que pudieran crear , de alguna manera, un efecto reductor sobre éste. Es importante destacar que no solamente la adopción de un sistema de tipo “proporcional” obtiene ciertos efectos dentro de un sistema de partidos. Estos efectos son atenuados o ampliados por otros factores, como por la fórmula electoral. A modo de diferenciar las distintas fórmulas proporcionales, son dos los elementos fundamentales a tener en consideración : por un lado la magnitud de las circunscripciones (en Chile, m=2) y por otro la fórmula (D’Hondt) 4. La magnitud de la circunscripción no tiene que ser medida en relación a la geografía o al número de electores, más bien, exclusivamente en alusión al número de escaños en juego en esa circunscripción, que incide de manera significativa en la proporcionalidad del resultado electoral y, en consecuencia, en buena medida en la posibilidad que los partidos pequeños tienen de obtener representación parlamentaria: más amplia la circunscripción, es decir, mayor número de escaños que ella otorga, mayores son las posibilidades para los partidos pequeños de obtener escaños, a menos que, en presencia de circunscripciones pequeñas, existan sistemas de recuperación de los restos, o sea de los votos no utilizados en cada circunscipción para la asignación de escaños 5.
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Siavelis , P. (2005), “Los peligros de la ingeniería electoral (y de predecir sus efectos)”, Revista de Ciencia Política, Vol.45, Santiago, pp. 1-12. 2 Cotta, M., della Porta D., Morlino, L.(2001), Scienza politica, Bologna, il Mulino, pp. 289-90. 3 Idem. 4 Pasquino, G. (2006), Sistemi elettorali, Il Mulino, Bologna, p.28. 5 Idem.
La proporcionalidad, como bien dice von Baer6, no fue un objetivo buscado en el momento del diseño del sistema electoral, más bien se dio preferencia a la gobernabilidad que a la representación. En esta línea, Aleuy y Wilhelm plantean que el sistema favorece a las dos grandes coaliciones en desmedro de los partidos pequeños que no son parte de ellas: “El requerimiento de votación para que una lista en el sistema binominal, con tres listas en competencia, pueda tener derecho a un representante, fluctúa de un mínimo del 25% de la votación del lugar para tener posibilidades, y del 33% para tener la certeza de lograr éxito. Esta condición deja automáticamente eliminada toda posibilidad de participación a los partidos o grupos minoritarios y les impone un umbral muy alto a posibles asociaciones”7. Si bien es sabido que el binominal penaliza a los partidos pequeños que no logran entrar en coalición, el sistema de partidos chileno presenta “más proporcionalidad que las simples características estructurales del sistema electoral”8 debido a que “entrega fuertes incentivos a los partidos para permanecer unidos debido a la necesidad de una alianza en la carrera presidencial” 9 y en consecuencia, los partidos pequeños obtienen representación parlamentaria gracias a las negociaciones de las listas dentro de la coalición. Los partidos grandes están dispuestos a ceder cupos parlamentarios a los partidos pequeños que de otro modo estarían excluidos del Congreso a cambio de su apoyo durante las elecciones presidenciales.
Giannina Baccelliere Todos los derechos reservados. 06 Enero 2012
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Ena von Baer: Es una periodista, cientista política, académica, investigadora y política chilena, ex ministro de Estado del actual Gobierno de derecha del presidente Sebastián Piñera (2010-2014), y tras su salida del ejecutivo, senadora de la República. 7 von Baer, E. (2006) “Sistema electoral. Objetivos y consecuencias”, en Huneeus, C.(compilador), La reforma al sistema binominal en Chile: propuestas para el debate, Editorial Catalonia, Santiago, p.192. 8 Siavelis, P. (2005),“Los peligros de la ingeniería electoral (y de predecir sus efectos)”, Revista de Ciencia Política, Vol.45, Santiago, p.15. 9 Idem.