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POLITICA
I
Viernes 27 de abril de 2012
El caso Ciccone | Decisión de la Cámara Federal que favorece al Gobierno
Apartan a Rafecas de la causa Boudou Continuación de la Pág. 1, Col. 3 sobre cómo proceder en la causa en los primeros momentos de la investigación. La existencia de esos mensajes –que en parte desmienten la versión pública que dio Boudou– la reveló el propio vicepresidente, después de que Rafecas ordenó allanar un departamento de su propiedad en Puerto Madero. Esa medida la había pedido el fiscal Rívolo, que es quien hasta ahora ha impulsado la investigación contra Boudou. Hoy, la suerte de Rívolo es incierta. Como la defensa de Núñez Carmona también lo recusó a él, el nuevo juez de la causa deberá decidir si lo separa del caso. Ayer, la Cámara dio una señal clara en contra del fiscal. Dedicó un largo párrafo a alertar sobre “una posible actuación coordinada” entre Rívolo y Rafecas, cuando la ley le impone al juez mantener equidistancia entre el fiscal y los defensores. Para los camaristas, esa supuesta actuación coordinada con Rafecas “explicaría por qué el acusador no exigió su apartamiento pese a la noticia de que había informado detalles de la causa, o aconsejado a un abogado ligado a su contraparte”. Rívolo no sólo no recusó al juez, sino que además presentó un escrito en el que minimizó la importancia de los mensajes; alegó que no había señales de “una falta de imparcialidad” de Rafecas y dijo que jamás durante la investigación se había visto “impedido, coartado, presionado ni influenciado” por el juez. En aquella presentación, Rívolo coincidió con Rafecas en que Danuzzo era extraño a la causa porque no estaba presentado en el expediente. Este fue uno de los argumentos que esgrimió el juez para defender su permanencia en la causa. “No es posible considerar a Danuzzo Iturraspe un extraño ajeno al proceso –le respondió la Cámara–. El intercambio no ocurrió entre el juez y un extraño, sino entre el juez y un abogado de su confianza íntimamente allegado a uno o más imputados, sin descartar que él mismo podría aparecer de algún modo mencionado en la investigación.” Esta referencia se debe a que Rafecas sabía que Danuzzo era, además, director suplente de una empresa de Boudou y Núñez Carmona. ¿Por qué envió Rafecas estos mensajes? Según el juez, porque cuando los escribió la investigación la llevaba la fiscalía, él creía que era una causa “puramente mediática” y Danuzzo era un amigo al que vio preocupado. Según Núñez Carmona, para hacer que los acusados cometieran “yerros procesales”. Para la Cámara, la finalidad no importa porque cualquiera fuera la intención la conducta del juez encuadra en una de las causales que prevé el Código Procesal para separarlo del caso. En uno de los últimos mensajes revelados, Rafecas le decía a Danuzzo –que se había enojado por una medida del juez– que sus correos anteriores “no debían tomarse como directivas”. Los camaristas sostuvieron que para la ley eso es irrelevante. “A ella le bastan los consejos y opiniones, pues el acento está puesto en la trascendencia de que éstos provengan del propio juez de la causa, incluso sin importar su buena fe”, afirmaron, en su pasaje más benévolo para con Rafecas.
El tribunal La Sala I de la Cámara Federal es vista como un tribunal que no suele traerle inconvenientes al Gobierno. Cuestionó la validez de los mails que complicaban a Ricardo Jaime, confirmó el procesamiento de Mauricio Macri por las escuchas ilegales (con argumentos aún más duros que los del juez Norberto Oyarbide) y falló contra la validez de una grabación en el caso Skanska en la que uno de los gerentes de la constructora sueca confesaba la existencia de coimas. En este caso, el año pasado sostuvo que no había pruebas válidas de sobreprecios ni de coimas y sobreseyó a varios funcionarios. El de ayer es un nuevo fallo que disgusta a la oposición, que confiaba en Rafecas –y sobre todo en Rívolo, a quien el juez le había delegado la instrucción– para que investigaran a Boudou. “El fallo de esta Cámara confirma la tesis de que la Justicia no quiere investigar al poder”, dijo el diputado radical Oscar Aguad. El es uno de los integrantes del Consejo de la Magistratura, donde Rafecas fue denunciado por el kirchnerismo, que pretende someterlo a un juicio político. No tiene los votos para hacerlo. La oposición, casi en su totalidad, hizo una defensa cerrada del magistrado. A los no kirchneristas los mensajes les cayeron mal, pero igual creían que Rafecas era el mejor juez para investigar a Boudou. Separado del caso, es posible que ya no lo defiendan del mismo modo, admitieron algunos de los consejeros. La instrucción del expediente contra el juez le tocó, por sorteo, al senador oficialista Marcelo Fuentes. Los antecedentes del propio Consejo indican que empezó un proceso largo.
EL ANALISIS
Enfrentados
Cada vez más cerca de la impunidad
AMADO BOUDOU VICEPRESIDENTE
Es investigado por los supuestos delitos de negociaciones incompatibles con su función y tráfico de influencias. Se averigua si se interesó en el levantamiento de la quiebra de la ex Ciccone Calcográfica y si está vinculado con los actuales controlantes de la empresa que imprimirá 40.000 millones de pesos.-
Continuación de la Pág. 1, Col. 5
DANIEL RAFECAS JUEZ FEDERAL
Llegó a juez en 2004, con la firma de Néstor Kirchner y la idea de mejorar la Justicia. Renunció a ser camarista y eligió la primera instancia. Tuvo casos resonantes, como el de las coimas en el Senado o el caso del I Cuerpo de Ejército. Respetado por el kirchnerismo, ahora lo denunciaron y buscan destituirlo como juez.
Los camaristas federales que desplazaron al juez
JORGE BALLESTERO
EDUARDO FREILER
EDUARDO FARAH
CAMARISTA FEDERAL
CAMARISTA FEDERAL
CAMARISTA FEDERAL
Fue designado en el cargo por Cristina Fernández de Kirchner en 2008. Antes fue juez federal de primera instancia, función a la que había llegado de la mano de Carlos Menem.
Fue el fiscal federal que investigó las “coimas en el Senado” junto a su colega Federico Delgado. Juró como camarista en 2004; en 2011 desestimó las sospechas de sobornos en el “caso Skanska”
Juez en Mar del Plata, fue compañero de colegio y es amigo de Javier Fernández, el influyente auditor de la AGN; tras asumir en la Cámara, dirime casos en su sala y, como subrogante, en la otra.
Cronología Lunes 6 de febrero
➷ Estalla el escándalo: una mujer por radio
Martes 14 de febrero
➷ Se abre la investigación penal
Miércoles 4 de abril
➷ Allanan un inmueble de Boudou
Jueves 5 de abril
➷ Boudou sacude la Semana Santa
Martes 10 de abril
➷ Cae Righi y se conocen mensajes de texto
Jueves 26 de abril
La esposa en proceso de divorcio de Alejandro Vandenbroele, Laura Muñoz, acusa por radio a su marido de ser testaferro de Amado Boudou.
Con la denuncia radicada por un particular, Santiago Dupuy, se abre la causa penal, que queda en manos del juez federal Daniel Rafecas.
El juez Rafecas acepta un pedido del fiscal Carlos Rívolo y ordena allanar el inmueble que Boudou había alquilado a un socio de Vandenbroele.
En una exposición transmitida en vivo desde el Senado, Boudou lanza acusaciones contra el procurador Esteban Righi y el juez Rafecas.
Denunciado por Boudou, renuncia el procurador Righi; el abogado Danuzzo Iturraspe difunde sus mensajes de texto con el juez Rafecas.
A pedido del socio de Boudou, Núñez Carmona, la Cámara Federal admite la recusación de Rafecas y Rívolo queda a un paso de ser desplazado.
➷ La Cámara acepta la recusación de Rafecas
EL ESCENARIO
Un fallo que puede volverse contra el vicepresidente HERNAN CAPPIELLO LA NACION La salida del juez federal Daniel Rafecas del caso en que se investiga a Amado Boudou, a pedido de su socio y amigo José María Núñez Carmona, lejos de beneficiar al vicepresidente, puede volvérsele en contra y convertirse en un nuevo indicio sobre su presunto interés en el futuro de la ex Ciccone Calcográfica. Durante el mes y medio en que estuvo al frente de la investigación, Rafecas alternó entre el descreimiento de que hubiera evidencias contra Boudou y su convicción de que había motivos para allanar un departamento del vicepresidente en Puerto Madero. Boudou no vivía allí, sino a una cuadra, pero el estrépito político que generaron el procedimiento y sus hallazgos selló su suerte para seguir al frente del caso. En el medio del proceso, Rafecas intercambió mensajes electrónicos con Ignacio Danuzzo Iturraspe, amigo de su familia y abogado de Núñez Carmona, socio de Boudou. El letrado aparecía en el directorio de una de las sociedades investigadas. Primero lo orientó, después lo aconsejó y, a juzgar por el tono de los intercambios de mensajes de texto, pareció colaborar en la estrategia de defensa coordinada entre Danuzzo Iturraspe, Núñez Carmona y Alejandro Vandenbroele, el director de The Old Fund, que controla la ex Ciccone Calcográfica y a quien Boudou dice desconocer. “Insisto: cuiden la espalda. Parece que hay algunos desde dentro del Gobierno que quieren despegarse”,
ARCHIVO
Alejandro Vandenbroele, en un café en Tucumán y avenida Madero dice Rafecas en un pasaje. En otro momento el juez habla en primera persona del plural: “No podemos tener tanta mala suerte que no haya ningún antecedente!!”, le escribe a su entonces amigo en referencia a que la AFIP consultó a Boudou para darle una moratoria a Ciccone, algo que no se había hecho antes. Los mensajes hasta ahora no estaban en el expediente del caso Boudou. Y como sabiamente repiten en tribunales, lo que no está en el expediente no existe. Para recusar a Rafecas, el abogado de Núñez Carmona hizo uso de esos mensajes y ahora en el expediente pueden convertirse en indicios contra el propio Boudou. Ya que revelan el afán de colaboración del juez no sólo con el amigo de su
familia, sino también con Vandenbroele. “AV Cuando hace la espontánea sabes?”, le pregunta Rafecas en referencia a la presentación espontánea en la causa de Vandenbroele. En otro tramo, dicen: Rafecas (R): “Ya designó abogado AB [por Boudou]?” Danuzzo Iturraspe (DI): “Mañana o el lunes creo q se presenta... Perdón AB no se va a presentar! El que se va a presentar es AV”. Con el chat, dijo Danuzzo Itrurraspe, “buscaban utilizarlo de vía para que cierta información llegase a Núñez Carmona y posiblemente a otros imputados”. ¿Vandenbroele? ¿Boudou? Para los camaristas no importa el fin de las conversacio-
nes (ayudar a los acusados, darles tranquilidad o llevarlos a cometer errores en la defensa, como sostuvo Diego Pirota, abogado de Núñez Carmona), pero sí puede ser motivo de otra interpretación favorable a la acusación. De todos modos, tras este fallo, el futuro del fiscal Carlos Rívolo en la causa es incierto. Los propios camaristas esbozaron argumentos que no lo ayudan, cuando dijeron que al defender a Rafecas alteró el equilibrio que debe tener una causa, pues debería haber sido él mismo quien debería haberlo recusado. Fuera de la causa, la situación de Rafecas es delicada. Llegó en 2004 por un concurso a ser juez de tribunal oral, pero él mismo pidió rebajarse el cargo y el sueldo para ser juez federal de primera instancia debido a que interpretó que “no hay espacio para anteponer intereses y conveniencias personales a las demandas [de Justicia] que proviene del conjunto de la sociedad”. Respetado por el kirchnerismo, en poco tiempo se convirtió en paria. El juez “que venía a purificar el fuero” –según él mismo dijo– está en manos ahora del Consejo de la Magistratura, que abrió una investigación y lo invitó a hacer su descargo. Aún no decidieron qué harán con él. En algo más de 30 días a los investigadores del caso Boudou les fue peor que a los investigados: Rafecas dejó la causa, la continuidad del fiscal Rívolo está en duda y el procurador Esteban Righi renunció después de haber sido denunciado por Boudou y se formó un equipo de fiscales para investigarlo.
dolores de cabeza que debió soportar Boudou. Una radiografía de la justicia federal induce a creer que son realmente pocas las probabilidades de que el magistrado que en las próximas horas se haga cargo de la causa tenga las agallas para investigar hasta las últimas consecuencias un caso en el que el Gobierno, por orden de la Presidenta, ha cerrado filas en defensa de Boudou. Desde que el caso Ciccone se convirtió en un escándalo mediático, las vacilaciones estuvieron a flor de piel en no pocos hombres del kirchnerismo. La incertidumbre oficial alcanzó su punto máximo tras la pálida imagen que dejó Boudou el 6 de abril, en la conferencia de prensa sin preguntas donde apuntó hacia el ex procurador general Esteban Righi y denunció conexiones mafiosas entre Rafecas, la empresa Boldt y el Grupo Clarín, pero además intentó convencer a todo el mundo de que el ingreso del ignoto grupo The Old Fund en Ciccone era una política del gobierno nacional. Durante el fin de Semana Santa que siguió a esa controvertida exposición de Boudou, la jefa del Estado decidió convertir la crisis en una oportunidad para despedir a Righi, pese a los buenos servicios que le prestó al matrimonio Kirchner, y poner en su lugar a un hombre como Daniel Reposo, afín al vicepresidente y a Guillermo Moreno, que probablemente sería más capaz que su antecesor para persuadir a los fiscales de hacer la vista gorda frente a los casos que comprometan a funcionarios gubernamentales. Aunque difícilmente consiga los dos tercios en el Senado para imponer su designación. Casi al mismo tiempo, los abogados defensores de Boudou, de su socio José María Núñez Carmona y de Alejandro Vandenbroele (el misterioso titular de la ex Ciccone a quien el vicepresidente dijo desconocer) habrían coordinado una estrategia que concluyó en el ataque mortal a la continuidad de Rafecas en la causa. Así aparecieron los polémicos mensajes de chat entre el magistrado y el abogado Ignacio Danuzzo Iturraspe, allegado a Núñez Carmona, que terminaron hundiendo al juez. Podrá esgrimirse que a Rafecas nadie le cortó las piernas, sino que él mismo se las cortó, arrastrando posiblemente a la causa judicial, por su propia torpeza y su actitud claramente reñida con la ética. Ningún juez debería estar haciendo comentarios y menos aún aconsejando a un letrado vinculado con una persona involucrada en la investigación. Pero no podrá obviarse que el ataque a Rafecas no se justificó por ese intercambio de mensajes, que en todo caso daba cuenta de una estrecha relación entre el juez y el abogado allegado al socio de Boudou. Provino luego del allanamiento dispuesto por el juez a un departamento del vicepresidente en Puerto Madero, en el que se descubrió que Vandenbroele pagaba las expensas y el servicio de Cablevisión. Ese fue, para sus detractores, el verdadero pecado de Rafecas. También podrá concluirse que si la Cámara Federal reconoció valor a esos diálogos por chat para desplazar al juez, el próximo magistrado de la causa debería valerse de ellos para probar la relación existente entre Vandenbroele, Núñez Carmona y el vicepresidente. Por ahora, lo único cierto es que la presión del gobierno de Cristina Kirchner sobre los jueces se hace sentir fuertemente. La salida de Righi de la Procuraduría General fue un primer golpe para la Justicia. El rápido desplazamiento de Rafecas deja otra señal: ningún magistrado debe cruzarse en el camino de los hombres de la Presidenta. El juez que suceda a Rafecas llegará a la causa condicionado por esas presiones. La primera mandataria ha hecho saber que tocarlo a Boudou, a quien eligió en absoluta soledad para acompañarla en el binomio presidencial, es tocarla a ella. “Si hoy vienen por Boudou, mañana vendrán por mí”, fue su mensaje a la tropa. Del mismo modo, la caída de Boudou arrastraría a los titulares de la AFIP y del Banco Central, dado que ellos han hecho posibles la llegada de The Old Fund a Ciccone y su negocio con la Casa de Moneda. Controlar a la Justicia, controlar al poder económico y controlar a la prensa –el inminente desembarco de Cristóbal López en los medios de Daniel Hadad puede ir en ese sentido– son vitales en el proyecto oficial para avanzar hacia la impunidad, aunque aún no para concretar la utopía de controlar las conciencias.