Con acento cordobés

la lluvia que golpea el parabrisas en Psicosis o en los elocuentes silencios que refuerzan la tensión de Intriga internacional. La asociación de la música de ...
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ESPECTACULOS

I

Martes 28 de junio de 2011

OPINION CINE CINE s UNA APUESTA DIFERENTE

FERNANDO

LOPEZ

Bernard Herrmann, en la memoria colectiva

L

Con acento cordobés Enrique Liporace, en una escena de Hipólito 1935, del debutante Teodoro Ciampagna CINE CORDOBES

En la provincia y en festivales, ya se conocieron tres películas propias y una ley apoyará proyectos CLAUDIO D. MINGHETTI LA NACION Existe la posibilidad de que 2011 sea recordado como el año en que Córdoba comenzó su primer gran aporte al cine nacional. Tres directores debutantes, Rosendo Ruiz, Rodrigo Guerrero y Teodoro Ciampagna, son los fundadores de la sociedad Cine Cordobés, anuncio que tuvo lugar hace siete meses en el encuentro de negocios Ventana Sur, aquí en Buenos Aires, organizado por el Incaa y el Marche du Film del Festival de Cannes, en Puerto Madero. Ellos son, respectivamente, los autores de De caravana, que participó en la selección oficial de Mar del Plata; El invierno de los raros, que como la primera fue proyectada en la muestra Pantalla Pinamar, e Hipólito 1935, las tres estrenadas de manera sui generis en la provincia. La principal consigna de este grupo de cineastas es pelear por un lugar en la exhibición, en un mundo donde cada vez es más difícil poder llegar al público con un film que no luzca alguna marca de Hollywood. El invierno de los raros, que fue presentada por ahora a título local en abril, cuenta la historia de un grupo de gente común en busca de alguna clase de amor y que se cruzan en el bastante aburrido invierno de un pequeño pueblo, días en que sus

vidas empezarán a modificarse de a poco, aunque al principio casi ni puedan darse cuenta. Sus figuras centrales son Paula Lussi, Maitén Laguna y Elisa Gagliano, acompañadas por Luis Machín y Lautaro Delgado. El proyecto tuvo una curaduría de guión en 2008, ofrecida por el Talent Campus del Festival de Berlín, y fue terminado en 2009. “No sé si el público masivo está preparado, pero sí creo que hay un público ferviente para este tipo de propuestas que se distancian de las narraciones convencionales del cine norteamericano”, ha comentado el debutante. Hipólito 1935, que tuvo un estreno provincial acotado (en noviembre último, en el Museo Municipal Marull de esa localidad), tiene como eje a un chico de siete años que sólo sabe dos cosas de su padre: una, que es radical, y la otra, que lleva su mismo nombre en homenaje al ex presidente Hipólito Yrigoyen. Es tiempo electoral y la oportunidad de encontrarlo, sólo que al mismo tiempo los conservadores se enfrentan a los seguidores de la UCR, firme candidata a ganar limpiamente la gobernación. El panorama se tiñe de sangre y mentiras camino al fraude, anticipando la que se conocerá como la Década Infame. La historia, que nació como un proyecto documental, terminó convirtiéndose en una ficción que rescata el sangriento en-

frentamiento entre policías y simpatizantes radicales ocurrida en Plaza de Mercedes, camino de Río Primero, al mismo tiempo que se cuenta la historia de amor entre la maestra que cuida al niño y el abogado de la UCR que llega al lugar para denunciar el fraude. Las figuras centrales de esta propuesta son Tomás Gianola, Analía Juan, Lucas Gamarra, Luis Brandoni, Enrique Liporace y Daniel Valenzuela. La tercera es De caravana, que compitió en el último Festival de Cine de Mar del Plata, y es la que, por ahora, mejor recepción tuvo en su estreno en la misma provincia con una interesante respuesta de público en la sala del circuito. En su trama, Juan Cruz, un fotógrafo de clase alta cordobesa, tiene que registrar una presentación de “La Mona” Jiménez y en este mundo completamente desconocido para él descubrirá a Sara, que se mueve en el universo cuartetero, una joven con la que vivirá una historia de amor y aventuras. Sus figuras centrales son Francisco Colja y Yohana Pereyra. Recientemente, y en medio de la campaña política que este año determinará buena parte de las agendas, incluso la referida a la cultura, el gobernador cordobés, Juan Schiaretti, presentó un proyecto para incrementar los fondos públicos en apoyo a la producción provincial. De acuerdo con esta iniciativa, que recuerda a la de San

Luis de hace una década, se duplicará el dinero del fondo, creado por decreto en 2008, entonces de sólo 2.500.000 de pesos, del cual estos tres films consumieron 1.500.000. En referencia a este proyecto de ley de fomento a la actividad cinematográfica y audiovisual, el gobernador expresó: “Este año se duplicará el presupuesto y pasará a 5.000.000, de manera de dar la chance a todos los largometrajes que sean preclasificados por el Incaa, y no perder el impulso dado a la producción cinematográfica. Queremos más películas cordobesas, más trabajo, más creatividad y oportunidades”, aseguró. Esta legislación expresa que los fondos destinados a las producciones tienen carácter de reintegrables y apuntalarían a la producción de dos nuevos largometrajes cordobeses en el corto plazo. La meta de este emprendimiento, aseguraron en Cine Cordobés, es generar un plan para fomentar la realización de cine totalmente local y alcanzar una mejor distribución y exhibición a nivel nacional. Recientemente, Schiaretti expresó su deseo de convertir en ley el actual fondo de fomento, pero aclaró: “Aquellos que elijan nuestra provincia para hacer sus películas tendrán que incluir recursos cordobeses en todas las etapas”. El proyecto promete, además, exenciones impositivas de diverso tipo a los proyectos cinematográficos.

SINTESIS TRIBUTO

Andá a cantarle a Gardel En el Centro Cultural Recoleta, las cantantes Lucrecia Merico y María de los Angeles Ledesma realizan un homenaje al cantor de los cien barrios porteños. El espectáculo Gardel, entre reos y criollos indaga sobre el repertorio añoso y campero del Zorzal Criollo. Su recorrido transita entre el suburbio reo que aporta la voz de Lucrecia Merico y el paisaje campero de María, más el aporte de las guitarras saavedrinas. Mañana, a las 20, en la sala El Aleph, Junín 1930. Entrada: $ 20. FALETE

Viene el rey de la copla El cantaor Falete sorprendió en su visita de 2009, por su voracidad escénica, por su cante doliente y por esa estética ambigua que lo asemeja a un personaje de una película de Almodóvar. En Falete, el cante jondo y la performance tienen un hilo conductor que sirve de puesta para sus historias de amor dolientes. Su descubridor, Jesús Quintero, dijo de él: “Falete siente como un artista, sueña como un artista, ama como un artista, sufre como un artista. Vive por el arte y para el arte. En él no hay fronteras entre el arte y la vida, son la misma cosa...”. La visita del cantaor se anunció para el 17 de septiembre en el Gran Rex. TANGO NUEVO

El hombre del piano Si hay un creador de la nueva escena tanguera que está pasando por su mejor momento es el pianista Nicolás Guerschberg. Tras el éxito junto con Escalandrum, donde tiene a cargo los arreglos del grupo, estrena ahora su nuevo disco solista junto con su sexteto propio. Movimientos porteños se llama la flamante producción que Guerschberg presentará con su agrupación de tango contemporáneo, mañana, a las 21, en Café Vinilo, Gorriti 3780. “Este nuevo trabajo es ante todo un desafío, un reto a animarnos a tomar la posta de nuestra música ciudadana”, dice el músico, que en su nuevo disco da prueba de ello.

a música de Bernard Herrmann ocupa un lugar en la memoria colectiva. Por lo menos en la de los aficionados al cine. Quien haya visto Taxi Driver, El ciudadano, Fahrenheit 451, El día que paralizaron la Tierra (la versión original de 1951), Vértigo o casi cualquier otro film de Hitchcock, y aun viejos clásicos de la TV como Dimensión desconocida, Perdidos en el espacio o Hong Kong la ha escuchado. Y si lo ha hecho, es difícil que no haya reparado, por ejemplo, en el estrecho y enriquecedor diálogo que se establece siempre entre la imagen y la música y en la influencia decisiva que ésta cobra en secuencias memorables como la loca carrera del automóvil bajo la lluvia que golpea el parabrisas en Psicosis o en los elocuentes silencios que refuerzan la tensión de Intriga internacional. La asociación de la música de Herrmann con el cine de Hitchcock es inevitable, casi tan inevitable como la de Nino Rota con Fellini. Curiosamente los dos compositores nacieron hace ahora cien años: el norteamericano, el 29 de junio; el italiano, en diciembre. El almanaque indica, pues, que es hora de ocuparse de Herrmann, a cuya obra dedica la Cinemateca un completísimo ciclo iniciado ayer en la sala Lugones con El ciudadano, precisamente el film con el que este neoyorquino hijo de judíos rusos (su padre, Abraham Dardick, había cambiado de apellido) se inició en el cine. Sin embargo, sería tan injusto considerarlo solamente un compositor de música de películas (aunque su obra en ese ámbito fue original e innovadora) como restringirlo a su colaboración con Hitchcock. Herrmann, que mostró temprana inclinación hacia la música y estudió violín desde chico y composición desde los 16 años para perfeccionarse después en la Julliard School, prefería que lo definie-

➾LA ASOCIACION DE LA MUSICA DE

BERNARD HERRMANN CON EL CINE DE HITCHCOCK ES INEVITABLE; CASI TAN INEVITABLE COMO LA DE NINO ROTA CON FEDERICO FELLINI➵

ran un músico que, entre otras actividades, solía componer para el cine: de hecho, dejó una amplia variedad de obras, incluidas una cantata (Moby Dick, 1938) y una ópera (Cumbres borrascosas, 1951). Además, como director brilló tanto con la Sinfónica de la CBS como en Londres y en Los Angeles. Sus amigos Ives y Copland estaban entre los autores que solía interpretar. La faceta por la que es más conocido no pudo tener mejor comienzo. John Houseman lo introdujo en la radio (participó de la famosa emisión de La guerra de los mundos) y Orson Welles en el cine. Desde El ciudadano mostró ideas innovadoras. Con él se acostumbró a involucrarse en los proyectos desde el comienzo, a indagar en la psicología de los personajes. Buscaba traducir su carácter, su estado de ánimo y la situación por la que atravesaban y, para eso, descartaba la formación sinfónica habitual y elegía la instrumentación que cada proyecto (y dentro de él, cada escena) necesitaba. Maderas, bronces y cuerdas, para El ciudadano; theremin, violín eléctrico y bajo eléctrico, para los extraterrestres de El día que paralizaron la tierra; una viola d’amore, para Odio en el alma... Los chirriantes violines de Psicosis o las espirales sonoras de Vértigo expresan lo que la imagen no alcanza a decir. Eso hacía Herrmann y lo siguió haciendo siempre, hasta en esa partitura contaminada por el jazz que creó para Taxi Driver, su último trabajo (murió pocas horas después de la última sesión de grabación, en la Nochebuena de 1975). Son pruebas más que suficientes de una versatilidad que le permitió abarcar un amplio espectro de géneros, de espesos dramas a thrillers, de cuentos románticos a fantasías o ciencia ficción. Se quedó con las ganas de componer para una buena comedia. “Todas se las dan a Henry Mancini”, rezongó alguna vez. Y también confesó que entre todas sus bandas sonoras prefería la de La dama y el fantasma (1947, Joseph L. Mankiewicz). Sigue siendo referencia ineludible para muchos compositores del cine de hoy. Y no faltan los que lo siguen imitando.