UNA VISITA AL CEMENTERIO Por Marcos Robinson Usado con permiso En una visita al cementerio, alguien pidió a Rubén “orar por el difunto” quien era el padre de uno de los acompañantes. Aunque muchos creen que nuestras oraciones puedan ayudar a los muertos alcanzar el cielo, Rubén, siendo cristiano, sabía que orar por el difunto sería en vano porque su destino estaba trazado en el momento de su muerte. Entonces, oró así: “Padre eterno, estamos sobre los sepulcros de los que se han ido antes que nosotros. Permítenos Señor, vivir nuestras vidas de tal manera que los que vendrán después de nosotros, al estar al lado de nuestro sepulcro, podrán recordar la influencia para bien que dejamos en sus vidas. Permítenos dejar un legado que los lleve a la vida eterna.” Hay un proverbio de los indígenas Cherokee que dice: “Cuando naciste, lloraste y el mundo se regocijó. Vive tu vida de tal manera que cuando mueras, el mundo llore y tu te regocijes.” Los cementerios nos recuerdan que algún día partiremos de esta tierra. ¿Y nuestro destino? ¿El cielo o la perdición? ¿Y qué de nuestras vidas actuales aquí en la tierra? ¿Cuál será nuestro legado que dejamos a los que vienen tras nosotros? ¿Qué influencia tenemos actualmente sobre nuestra familia, nuestros hijos, vecinos y compañeros de trabajo? Mateo 5:14, 16 “Vosotros sois la luz del mundo, así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Se refiere a la luz que tenemos al seguir a Cristo en santidad, una luz que brilla en las tinieblas. Algunos se desaniman cuando ven que hay tanta oscuridad en el mundo, pero recuerda que Juan 1:5 dice: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” Hay momentos cuando pareciera que la maldad está ganando a la bondad, pero esto es solo una ilusión.” El cristiano que decide seguir a Cristo, va a nadar contra la corriente del mundo dejando un legado de luz en los corazones entenebrecidos. ¿Cómo dejar un legado de bien a los que vienen tras nosotros? Cuando ellos vean que amo a mi cónyuge y la trato con respeto y que soy fiel a ella. Ef. 5:21-25, 33 Cuando vean que hablo la verdad, aunque pareciera mejor mentir para sacar más provecho o evitar problemas. Ef. 4:25; Tit. 2:1 Cuando vivo a la luz de la eternidad, no dejándome desviar por los placeres del mundo. 2 Co. 4:1718. Cuando me doy un tiempo para estar con ellos, escuchando sus inquietudes. Gá. 6:2; Stg. 1:19. Cuando soy humilde, sirviendo a otros. Fil. 2:1-2; Mr. 10:45 Cuando hablo con humildad y calma, aun en circunstancias tensas. Ef. 4:2; Stg. 3:2 Cuando busco estar en paz con todos. Ef. 4:3; Ro. 12:17-21 Cuando comparto la Palabra de Dios con otros. 2 Ti. 4:2 Cuando practico lo que predico a otros. Stg. 1:22 Cuando ven que busco a Dios en oración. Mt. 26:41; Fil. 4:6-7 Cuando tengo los ojos puestos en Cristo, en las cosas de arriba. He. 12:2, Col. 3:1-3 Cuando vivo por fe, siguiendo el ejemplo de los grandes hombres y mujeres de Dios que se encuentra en Hebreos 11. Cuando puedo decir con Pablo “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Fil 1:21
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