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Se cuenta que un rey fue a visitar a los presos en la prisión. Se acercó a la celda de uno y preguntó porque estaba allí. El reo le contó una historia triste y larga ...
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Por Marcos Robinson Se cuenta que un rey fue a visitar a los presos en la prisión. Se acercó a la celda de uno y preguntó porque estaba allí. El reo le contó una historia triste y larga de como fue acusado falsamente. Al hablar con otro, este también proclamó su inocencia. Y así iba el rey preguntando de celda en celda el motivo por su presencia en la prisión. Todos le contaron algo diferente, pero todos negaron ser culpables del los crímenes de los cuales fueron acusados. Por fin llegó a la celda de un hombre con cara triste. “¿De qué le acusan?” Preguntó el rey. “Por robo señor.” le contestó. Al preguntarle si era culpable el reo le respondió: “Si, señor, soy culpable y merezco estar aquí pagando mi crimen.” Al escuchar esto el rey llamo al carcelero y le dijo: “Saque a este hombre de aquí y déle su libertad. El es culpable de un crimen y si le dejamos aquí entre todos estos reos inocentes, pudiera contaminarlos.” Siembra con honestidad y cosecharás el perdón y la confianza de otros. Trata de ocultar la verdad y serás condenado a sufrir la desconfianza de otros. ¿Qué tan importante es para el cristiano decir la verdad? Bueno, hablar la verdad es una característica de todo cristiano que quiere agradar a Dios. Primero, hay que ser honesto con Dios. Decir la verdad es la esencia de confesión de pecado. Confesar es decir a Dios con honestidad lo que hemos hecho, sin tapar nada. 1 Juan 1: 8 dice Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. No engañamos a Dios, solo a nosotros mismos. Si vivimos engañados, seguimos esclavizados por nuestros pecados. 1 Juan 1:6 “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” ¿Qué es andar en luz? En un sentido, es andar en honestidad. Andar en luz no significa la perfección, sino reconocer su error y arrepentirse cuando peca. Permite que la luz ilumine y desenmascare al pecado que no se ve cuando uno anda en tinieblas. Pero, cuando la luz revela que algo está mal, ¿qué haces? El que anda en luz es honesto y dice: “Dios perdóname por lo que he hecho.” Aprovecha la promesa de 1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. En contraste, el que se esconde de la luz, tapa su pecado. Lo niega o lo justifica. Por lo tanto no experimenta la limpieza que trae el perdón. Segundo hay que ser honestos con nosotros mismos. ¿Cuántos cristianos hay en nuestras iglesias que viven derrotados, sin victoria? Han oído los testimonios de otros cristianos y mensajes sobre la vida victoriosa, pero la victoria siempre se les escapa. ¿Por qué? Una razón es su falta de honestidad. Mantienen una vida secreta aparte de su vida pública. Tienen su vida en la iglesia, y su vida del mundo. Justifican su comportamiento mundano y si alguien les llama la atención, le acusan de ser legalistas. Es cierto que hay legalistas que juzgan a todos los que no se conforman a sus reglas, pero, tener normas no es legalismo. Abstener de lo que no nos edifica es sabio. Abstener de lo que nos perjudica es esencial. Pablo

dijo en 1 Corintios 6:12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Honestidad es decir las cosas como son, sin secretos. Es ser transparente. Es también tener los ojos abiertos a los peligros del mundo que nos quiere esclavizar. ¿Y él que cree que puede andar en el mundo y al mismo tiempo estar bien con Dios? O se miente a si mismo o es ingenuo. Tercero, hay que ser honestos con otros. Confesar nuestras ofensas a otros es simplemente reconocer la verdad, sin excusas, justificaciones, acusaciones o recriminaciones. Es no atacar a otros para defendernos. Honestidad es aceptar la responsabilidad por lo que somos o lo que hacemos. Es estar dispuesto a escuchar a los que nos aman, ¿qué piensan? ¿Qué sienten? Cuando decimos, “Yo sé que no está bien, pero así me crearon” tratamos de justificar nuestro mal carácter, echando la culpa a otros (padres, pobreza, mala suerte, etc.). Es vivir engañado, creyendo que de alguna manera está bien porque no es nuestra culpa de que seamos así. En conclusión: Seamos honestos con Dios, con nosotros mismos y con otros. Debemos: Reconocer nuestro pecado.....abrir los ojos. Ser responsables por él.....dejar de justificarnos. Arrepentirnos de corazón…cambiar nuestra forma pecaminosa Recibir el perdón de Dios....creer que nos ha perdonado.

Aquí hay algunos pasajes para estudiar más sobre el tema de la verdad: Juan 3:21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Proverbios 20:6 Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará? Proverbios 16:6 Con misericordia y verdad se corrige el pecado, Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal. Proverbios 12:22 Los labios mentirosos son abominación a Jehová; Pero los que hacen verdad son su contentamiento Proverbios 28:20 El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; Mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa. Romanos 1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad

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