POLÍTICA | 5
| Martes 27 de enero de 2015
POLÍtica
Reapareció Cristina Kirchner dejó de lado Facebook y volvió a usar la cadena nacional; de blanco y en silla de ruedas, un mes después de su última aparición pública decidió doblar la apuesta: repartió culpas en el caso Nisman y anunció un proyecto de ley para reformar la SIDE
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La muerte deL fiscaL | fuerte respuesta de la casa rosada
La Presidenta volvió a sugerir que fue un crimen y apuntó a Lagomarsino En su primera aparición pública desde la muerte de Nisman, por cadena nacional dijo que se debe investigar al dueño del arma, al que señaló como “un feroz opositor” y vinculó al Grupo Clarín; también involucró a espías de la ex SIDE Jesica Bossi LA NACIoN
Con insinuaciones y relaciones que tildó de sospechosas, la presidenta Cristina Kirchner volvió a plantear su propia hipótesis sobre el fallecimiento de Alberto Nisman. Anoche, en un mensaje por cadena nacional emitido en el horario central que ocupan los noticieros en la TV, puso en el centro de la escena a Daniel Lagomarsino, colaborador cercano del fiscal y dueño del arma que lo dejó sin vida. Sin matices, la Presidenta sembró dudas sobre el proceder del técnico en computación, cuya situación judicial se agrava cada vez más, y le endilgó un nuevo nexo: lo vinculó con el Grupo Clarín, enemigo íntimo del kirchnerismo y al que el Gobierno suele adjudicar –junto con el Poder Judicial– “intentos de desestabilización”. Así, le atribuyó ser hermano de uno de los gerentes de informática del multimedio, de nombre Gerardo, que además trabaja para el estudio jurídico Sáenz Valiente, “socio” de la firma, según desgranó en el último tramo de su discurso, después de repasar el “compromiso” de la gestión oficial con el esclarecimiento del atentado contra la AMIA, anunciar el envío de un proyecto de ley para disolver la Secretaría de Inteligencia y la creación de una Agencia Federal de Inteligencia, y tildar de “absurdos” los argumentos de la denuncia de Nisman. La impronta de aportar un elemento más en el ajedrez del hecho policial estuvo en sintonía con la estrategia que bajó a funcionarios, legisladores del oficialismo y también se vio plasmada en el documento del PJ, el jueves pasado. Aún sin pruebas concretas, el objetivo de la Casa Rosada es dar una fuerte disputa en la opinión pública, apabullando con nuevos datos y circunstancias que sirvan para desligar al gobierno nacional y delinear una línea en la investigación. Rápido, el Grupo Clarín distribuyó anoche un comunicado en el que lamentó “volver a desmentir una declaración presidencial” y negó que esa persona hubiera trabajado o tuviera alguna vinculación con la empresa. En varias oportunidades, Cristina machacó con que Lagomarsino era de “íntima confianza” de Nisman y que fue el último en verlo antes del desenlace trágico, después de que le acercó a su departamento en la torre Le Parc, de Puerto Madero, la pistola Bersa calibre 22 de la que salió el disparo que le quitó la vida. Desde ayer, está formalmente imputado en el expediente caratulado como “muerte dudosa”. En la Casa Rosada, hace días que deslizan comentarios intrigantes sobre el verdadero papel del joven empleado de la fiscalía especial del caso AMIA. No sólo por el contrato de 40.000 pesos mensuales que tenía, una cifra que sugieren llamativa para su función, sino haciendo hincapié en un vínculo tan “estrecho”, que incluía asistir al fiscal a cualquier hora y en su residencia. Esa misma línea subrayó la Presidenta ayer por cadena nacional. Cerca de Stiusso También advierten, en reserva, sobre la relación del técnico con el mundo de los espías –básicamente lo ligan, al igual que a Nisman, con Antonio “Jaime” Stiusso, ex agente de la SIDE, recientemente desplazado– y califican de “armada” la versión que dio sobre lo que pasó el sábado en el edificio de Puerto Madero. “Hizo un relato que le sirve como coartada. ¿Por qué aclaró que no salió por la puerta de servicio, como otras veces, y lo hizo por la principal? ¿Por qué dice que no pudo saludar a Nisman porque justo venía el ascensor, en el que había unas mujeres?”, se preguntan, suspicaces, en un despacho de Balcarce 50. Siempre por lo bajo, remarcan que es un actor clave para ese sorprendente final. Basada en información de organismos del Estado, la Presidenta
De blanco y en silla de ruedas: ayer, Cristina utilizó la cadena desde Olivos en su primera aparición pública en un mes reveló ayer, con estilo sugerente, que Lagomarsino comenzó a tramitar el pasaporte el 14 de enero, cuando el fiscal Nisman presentó la denuncia judicial contra la Presidenta, funcionarios y figuras del oficialismo por un supuesto intento de encubrimiento de Irán en el atentado contra la AMIA. Dio así la impresión de que el documento era un requisito necesario para una posible salida del país. “Ante los hechos de público conocimiento, se le retuvo el pasaporte y no se le entregó”, aclaró la Presidenta, para luego, en un gesto para moldear los próximos pasos, advirtió que “seguramente la fiscal o la jueza de la causa requerirán la información al Ministerio del Interior”. Cristina Kirchner, además, le endilgó un perfil anti-K. “Esta persona es un feroz opositor al Gobierno, pudimos ver en su Twitter las groserías... Esos agravios e insultos de tinte machista dirigidos a la persona de la presidenta de la República”, señaló. En lo que pareció contradecir la versión del secretario de Seguridad, Sergio Berni, Cristina también comentó detalles de cómo se enteró de la noticia. “Me enteré que algo estaba sucediendo el lunes a las 0.30 cuando se comunica conmigo la ministra de Seguridad [Cecilia Rodríguez] para informarme que había sucedido un incidente en la casa del fiscal.” “¿Me estás haciendo un chiste?”, contó que fue su primera reacción. La confirmación, de acuerdo con su relato, llegó entre las 2.30 y las 3, cuando se constató que era el hombre que hacía pocos días la había denunciado el que yacía desplomado en el baño, sobre una mancha de sangre. Con una referencia a la mitología griega, la Presidenta comparó la muerte de Nisman con el “hilo de Ariadna” y la leyenda del Minotauro. Expuso que la resolución de lo que considera el crimen del fiscal puede llevar a desentrañar otros enigmas, como los autores de la voladura de la mutual judía, en 1994, y los posteriores vaivenes de una investigación plagada de intereses cruzados.ß
Cristina KirChner Presidenta
“Es necesario que la Justicia comience a repensarse [...] hemos visto una calesita permanente que interviene en expedientes judiciales, manejan jueces y que es necesario cortar de cuajo” “No hay un solo abogado, doctrinario o magistrado que pueda creer que [la denuncia de Nisman] haya sido escrita por un abogado y muchos menos por un fiscal” “La muerte del fiscal Nisman está relacionada con el Memorándum de Entendimiento y la voladura de la AMIA, pero parece que nadie quiere investigar” “Es descabellado pensar que nuestro Gobierno pueda siquiera ser sospechado de eso. Es tan absurda la denuncia que no cabe delito” “Lagomarsino es un feroz opositor al gobierno y hermano de un socio del estudio Sáenz Valiente, de estrechos vínculos con el Grupo Clarín”
Para Clarín, es “una aberración” ^b^b^ Minutos después del extenso discurso de la Presidenta, el Grupo Clarín se defendió de las imputaciones que hizo Cristina Kirchner. ^b^b^ A través de un comunicado, Clarín lamentó que, “una vez más, un coro de exabruptos oficiales perfectamente guionados intentan, con un nivel de alucinación y perversidad llamativo, basándose en mentiras insostenibles, vincular (al grupo) con el caso del fiscal Nisman”. ^b^b^ Según los firmantes, “estos disparates serían sólo una anécdota grotesca si no involucraran un
hecho de enorme dramatismo y gravedad institucional para la Argentina”. ^b^b^ “Que se intente vincular a Clarín con un supuesto clima de presión que habría vivido el fiscal ofende la inteligencia y parece una burla a la misma sociedad y a quien llevó adelante esta investigación que involucra al corazón del poder”, afirmó el Grupo Clarín. ^b^b^ “Que se pretenda culpabilizar a los medios que justamente le dieron espacio a Nisman para difundir su trabajo es de una aberración pocas veces vista”, finalizó.
presidencia
Sin autocrítica. Sin pruebas. Sin pésame el ANÁlISIS Martín Rodríguez Yebra
LA NACIoN
Viene de tapa
La trama explica también las denuncias de corrupción que se acumulan contra ella y su entorno. Nada es casual, como le gusta decir. Hasta la puesta en escena reforzaba la idea. Eligió mostrarse vulnerable, sentada en una silla de ruedas y con la bota ortopédica a la vista, lejos del escritorio que suele usar para sus discursos por cadena nacional. Ajena a cualquier autocrítica, Cristina Kirchner intentó construir un alegato de defensa de su gestión de la causa AMIA, pero terminó por redondear un relato inquietante del Estado que ella conduce desde hace ocho años. Un país en el que oscuros agentes de los servicios de inteligencia son capaces de comprar voluntades, extorsionar y hasta matar para defender su poder. La respuesta que ofreció fue una reforma del aparato estatal de espionaje preparada de urgencia durante el fin de semana. Así, enmarcó la muerte de Nisman en la guerra paraestatal desatada en los últimos años y que su gobierno falló en controlar. Pero el cambio propuesto aporta poco más que un cambio de nombre. La futura Agencia Federal de Inteligencia retendrá gran parte de las funciones de su predecesora. Se le encomienda explícitamente involucrarse en investigaciones de delitos complejos, entre los que se incluyen los “económicos y financieros” –una puerta abierta a las arbitrariedades del Gobierno–. Al nuevo organismo le quitará el área de escuchas telefónicas: decidió transferírsela a la Procuración General. Es decir, le entrega el monopolio de los secretos a Alejandra Gils Carbó, la abanderada de la justicia militante. La reforma saltea a la inteligen-
cia militar, bastión del cada vez más influyente general César Milani. El kirchnerismo no perderá el control de un resorte de poder del que hizo uso y abuso en los últimos 12 años. Al dinamitar la vieja SIDE, la Presidenta intenta dibujar un ideólogo en las sombras de la muerte de Nisman. Del asesinato, aunque se cuidó de no decir la palabra. La lógica implícita de su discurso por cadena nacional es que Stiusso y el sector de los servicios que se opuso al acuerdo con Irán por la causa AMIA convirtieron a Nisman en un instrumento de venganza. Le escribió la denuncia de encubrimiento y se encargó de eliminarlo para que las sospechas embarraran al Gobierno. Puesta a dilucidar el misterio, insinuó que Lagomarsino podía ser algo más que el hombre que le prestó un arma a Nisman un día antes de morir. Presentó dos pruebas irrefutables: el hombre es un “feroz opositor” al kirchnerismo de acuerdo con sus expresiones en Twitter y, para colmo, uno de sus hermanos trabaja en una firma del Grupo Clarín –algo que la empresa desmintió al instante–. No ofreció hipótesis alguna para explicar por qué las fuerzas de seguridad a su cargo no pudieron proteger a un funcionario judicial que estaba bajo amenaza y que había presentado una denuncia incendiaria contra la cúpula del Gobierno. Desde anoche la fiscal y la jueza que investigan cómo murió Nisman cuentan con la presión adicional de saber qué resultado espera la Presidenta. “A mí no me van a extorsionar. No les tengo miedo”, dijo Cristina Kirchner sobre el final de su discurso. Una población que esperaba mensajes tranquilizadores en este verano de espanto se encontró con la declaración de otra guerra imaginaria. Tan carente de empatía que ni siquiera fue capaz de incluir el cortés consuelo de un pésame a la familia de un hombre muerto.ß