Por un día, el Monumental fue más maradoniano que la

29 mar. 2009 - tandartes argentinos con las caras de. Maradona... y Bilardo. No faltaron los desafíos entre las hin- chadas. El sector Almirante Brown bra- mó.
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Domingo 29 de marzo de 2009

FUTBOL

Las eliminatorias

Con calidez, el estadio de River recibió por primera vez al seleccionado dirigido por Maradona

// FOTOS DE F. M A R E L L I, G. H O ROVIT Z Y M . A L FIE R I

7x8

Todo en el mismo mensaje: elogios para Mascherano y reproches para Riquelme

Maradona tuvo un estreno dorado

El DT tuvo reconocimiento de todos lados

Por un día, el Monumental fue más maradoniano que la Bombonera Maradona se llevó todo el cariño en su debut oficial como DT del seleccionado; reproches para Riquelme, en un partido con más clima Por Francisco Schiavo

De la Redacción de LA NACION

V

enerado como una esfinge, Diego Maradona fue el soberano en el Monumental. Su cara estuvo en todas la remeras, las nuevas y las añosas. Se vendieron banderas en su honor, con su cara, con sus dichos, y, de puño y letra, se estrenaron estandartes para la ocasión, con empeño, respeto y fina letra. Todos lo saludaron en la dulce bienvenida. Aquel que no hubiese profesado la devoción maradoniana habría quedado descolocado. Hubo un tema saliente. De un lado estuvo él, el entrenador del seleccionado argentino. Del otro, según la consideración popular, Juan Román Riquelme, el hombre que lo desafió con su renuncia a la camiseta celeste y blanca. Las reacciones llegaron puntuales, una tras otra. “D10s es argentino y ¿vos?”, fue la pregunta en una bandera. La enumeración sería extensa, por eso vale detenerse sólo en algunas: “Román, el Mundial lo ves por TV”; “Román ateo”; “Riquelme: D10s no se discute”, y “Vine a ver a D10s, mi mamá me deja”, en una

muestra de fina ironía. El recuerdo para Riquelme revoloteó una y otra vez. La sucesión de goles argentinos fue una descarga. “Y ya lo ve... y ya lo ve... para Riquelme que lo mira por TV”, tronó. Enseguida, más voces: “El que no salta, abandonó...”. Diego también supo de emociones personales. Fue una tarde íntima, en familia. Con Dalma y Gianinna, sus hijas, en uno palco junto con Claudia, su ex esposa; Sergio Agüero, su yerno, entró en la cancha con Benjamín, su nieto. Y, en otro palco, Verónica, la actual pareja de Maradona. “DT: te bancamos más que nunca. Dal, Giani y Benja”, se vio. “Diego: si estuve en las malas, cómo no voy a estar en las buenas. Vero”. El afecto lo desbordó. En todo sentido. Agüero también tuvo su letrero: “Papá, yo te aliento desde la Kuna, Benja”. Pidió un Monumental colmado y apenas sobraron un puñado de plateas de las más caras. El gentío le respondió en una fecha especial. Aquel público “de teatro” que muchas veces se alió con el seleccionado tuvo esta vez algo más de calidez, con ritos exclusivamente futboleros, para bien y... para mal. Como algún intento por cerrar el paso a

Menotti estuvo, pero no fue a los vestuarios

A la carga contra Román

la gente para que bajaran los bombos, las banderas y los redoblantes que se ubicaron en la tribuna Centenario, en la que se ubican los visitantes cada vez que juega River. Se vio gente de Boca. También una bandera: “Miguel (Cedrón) presente”, en homenaje al hincha asesinado en Mar del Plata, en 2000. Llamativamente, ese grupo flameó estandartes argentinos con las caras de Maradona... y Bilardo.

Antes de que comenzara el partido ante Venezuela hubo una versión que se escuchó fuerte en el Monumental: César Luis Menotti saludaría a Diego Maradona en el vestuario. Llamativa, si se tiene en cuenta el viejo cortorcuito entre Menotti y Carlos Bilardo. “No, sólo vine a ver el partido”, dijo al paso Menotti, que se ubicó en uno de los palcos.

No faltaron los desafíos entre las hinchadas. El sector Almirante Brown bramó. “Ahí están, ahí los ve... los que no paran de correr” y “Soy de River”, se escuchó. Después, durante unos pocos segundos, el fantasma de la discriminación: “El que no salta es de Bolivia y Paraguay”. Del otro lado no hubo mayores referencia, salvo por la cercanía del superclásico, que se jugará el 19 de abril. Pero la detonación fue argentina. Y sólo conviene adentrarse en ella, entre serpentinas y papel picado, entre emoción y reconocimiento. Alcanzó con cerrar los ojos para imaginarse al DT otra vez con los pantalones cortos. “Diego, Diego...”. Aunque el “que de la mano de Maradona... todos la vuelta vamos a dar” trajo la escena a los tiempos actuales. Y, de repente, la nostalgia... “que vamos a ser campeones... como en el 86”. El desarrollo manejó los estados de ánimo. Al principio, entre los baches del juego alternaron los silencios. Al final, con el show de toques y goles, el ambiente se aflojó hasta el éxtasis. Se vitoreó a Messi, se clamó por Tevez, se aplaudió a Carrizo, se alabó a Mascherano. En definitiva, se le dio el visto bueno al equipo del Diez.