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POLÍTICA
| Sábado 2 de marzo de 2013
AsAmbleA legislAtivA | la economía
Sorpresa y malestar entre los gremios por algunas omisiones Hubo quejas porque Cristina no se refirió a la inflación y al poder adquisitivo del salario Nicolás Balinotti LA NACION
Guillermo Moreno saluda como una estrella en uno de los palcos
télam
La Presidenta y la deuda: “Hemos pagado y vamos a seguir pagando”
Ofreció reabrir el canje para los “fondos buitre”, en las condiciones que tuvieron los demás bonistas; criticó a la justicia de EE.UU. Frente a la Asamblea Legislativa, la presidenta Cristina Kirchner enfatizó que está dispuesta a pagarles a los tenedores de bonos argentinos en default sólo en las mismas condiciones que a los acreedores que entraron en los canjes de 2005 y 2010. A su lado, la aplaudía el vicepresidente Amado Boudou, que dos días antes había advertido en Nueva York que el país no iba a pagarles a los “fondos buitre”, al salir de la audiencia judicial en la que se discutió el caso. “Hemos estado pagando y vamos a seguir pagando. Estamos dispuestos a pagarles en las mismas condiciones que al 93 por ciento de los acreedores que sí confiaron en la Argentina”, dijo la Presidenta, al iniciar un largo tramo de su discurso en el que se refirió a la crisis financiera internacional y advirtió sobre los peligros de un fallo adverso al país en Nueva York. Consideró una “postura absurda” la de los “fondos buitre”, que pretenden cobrar sin quitas y en un solo pago bonos impagos por 1300 millones de dólares. “La Argentina volvería a quebrar y tampoco podría pagar.”
Poco después se conoció que la Cámara de Apelaciones de Nueva York le exigía a la Argentina un plan de pagos concreto, como parte del juicio entablado en su contra por los fondos de inversión que rechazaron los canjes anteriores (más información en Economía). “Si mejoráramos las condiciones de los canjes anteriores, estaríamos cometiendo un gran delito, estafando y defraudando al 93 por ciento de los acreedores que confiaron en la Argentina y estafando a la economía y las finanzas argentinas”, dijo la Presidenta. Añadió que el país seguirá pagando puntualmente sus obligaciones contraídas con los acreedores que entraron al canje, sin “cometer ninguna defraudación”. Sostuvo: “Lo peor de todo es que de tener razón o de triunfar esta postura absurda del 7 por ciento que quiere condicionar al 93, si la Argentina tendría que volver a pagar 170.000 millones de dólares, no podría hacerlo”. Recordó entonces la colocación a tasa baja que consiguió el gobierno de Evo Morales en Bolivia. “Pero
nosotros no tomamos deuda para pagar más deuda. Lo que quieren es que nos volvamos a endeudar.” Reiteró que su oferta es que los “fondos buitre” reciban el pago de la deuda de la misma manera que lo reciben quienes hoy están cobrando, “con la misma quita y en los mismos plazos”. Según su visión, “si hay un sistema que elige perjudicar al 93 por ciento y al equilibrio del sistema financiero del mundo, habría que dudar si es justicia”. En ese momento, advirtió que el mundo debe entender que el de la Argentina es un “leading case”, pues lo que está en juego en este litigio es cómo los países reestructurarán sus deudas para el futuro. “Hoy no somos los únicos quebrados, los únicos fundidos. Es muy probable que muchos países, más temprano que tarde, pese a los rescates, van a tener que reestructurar sus deudas con quitas importantes y plazos largos”, dijo. “¿Cómo van a pagar países como Grecia, España o Italia? Eso es lo que está en juego hoy en el mundo”, dijo.
A Italia en particular le dedicó un capítulo importante de su disertación. “Se quedó sin gobierno y sin Papa”, dijo (como si el pontífice fuera una autoridad italiana). En su análisis, la virtual “fragmentación” política que surgió de las últimas elecciones de Italia es una señal clara que debe relacionarse con el litigio argentino por los bonos de la deuda. “¿Es tan difícil leer lo que está pasando?”, se preguntó. Y añadió: “Veo a Italia, uno de los países desarrollados, que era del Grupo de los 8, sin gobierno, y digo que estamos en un mundo raro”, aseveró. En ese punto, lamentó “esa fragmentación de Italia”, y recordó: “Cuando se fue Silvio Berlusconi, me acuerdo que dije: «Va a volver y va a ganar», todos me decían: «Estás loca», y no ganó, pero por apenas 0,9 centésimos...”. También se refirió a los sorpresivos 25 puntos que obtuvo el cómico Beppe Grillo, del Movimiento 5 Estrellas. “Y el recomendado por Angela Merkel y el FMI apenas sacó el 9 por ciento”, añadió, en relación con el primer ministro Mario Monti. La Presidenta advirtió que en Italia y otros países europeos “los líderes tienen más responsabilidad, porque allí se originó la crisis, y por el tamaño de sus economías”, y lamentó que sus dirigentes “no alcancen a ver lo que está pasando”. “Es gente inteligente, que tiene experiencia, conozco a muchos de ellos, ¿cómo puede ser que quieran sacrificar países enteros por grupos pequeños, como estos «fondos buitre», que quieren imponerle condiciones a todo el mundo?”, protestó.ß
El mensaje económico osciló entre el voluntarismo y la absoluta falta de autocrítica El EscEnario Néstor O. Scibona PARA LA NACION
E
l capítulo económico del extensísimo mensaje presidencial ante la Asamblea Legislativa prácticamente no incluyó anuncios. Más bien, fue una reseña decenal del espectacular aumento del gasto público y las inversiones estatales desde el inicio de la era K en 2003, que Cristina Kirchner destacó como logro a través de un manejo tan discrecional como arbitrario de cifras y resultados. Como si no existiera, en ningún momento mencionó a la inflación durante las más de 3 horas y media de discurso; con lo cual cabría suponer que la Presidenta cree que los pesos de 2013 tienen el mismo poder adquisitivo de hace diez años. Ni tampoco al congelamiento de precios impuesto por Guillermo Moreno, que ayer precisamente cumplió un mes y al que CFK no se refirió hasta ahora públicamente, salvo cuando unos días antes dijo descreer de los controles de precios. Cristina Kirchner habló casi siempre en tiempo pasado, pero no sobre los magros resultados macroeconómicos de 2012, que cerraron la etapa de crecimiento a “tasas chinas”. Ni aportó pistas sobre la política económica para este año electoral. Sólo habló del futuro inmediato
cuando se refirió al juicio entablado en Nueva York por los “fondos buitre”, para afirmar su intención de pagarles, pero no en mejores condiciones que al 93% de los bonistas que aceptaron los canjes de 2005 y 2010 con quitas y mayores plazos. Este pronunciamiento suavizó, a destiempo, la dura posición expresada por el Gobierno dos días antes en Nueva York, donde planteó que voluntariamente no acatará el fallo del tribunal si ordena el pago total reclamado por esos fondos (US$ 1330 millones). Pero esta tardía aclaración hubiera sido necesaria mucho antes, o sea, cuando el juez Thomas Griesa no había dictado los fallos que lo condenaron a pagar. Ahora la Cámara de Apelaciones acaba de devolverle la pelota al Gobierno, al otorgarle casi un mes de plazo para que proponga la forma de hacerlo (cuánto, cómo, cuándo y con qué garantías). En esta instancia no valdrán de mucho las afirmaciones de ayer de CFK cuando sostuvo, con más voluntarismo que autocrítica, que la Argentina es un “leading case” económico y político, que puede condicionar eventuales reestructuraciones de deuda de países como Grecia, España o Italia. Mientras tanto seguirá pendiente la amenaza de un default técnico, que abriría la puerta a otros reclamos de acreedores que pueden ir de 6000 a 46.000 millones de dólares. El voluntarismo y la falta de autocrítica también campearon en otros
tramos del discurso referidos a la cuestión económica. Allí hubo tantas afirmaciones como omisiones. La Presidenta sostuvo que el 99% de los teléfonos celulares que se venden en la Argentina se fabrican en el país, pero no dijo que la mayoría de sus componentes son importados. También resaltó que la industria sustituyó importaciones por US$ 15.000 millones en 10 años, sin explicar que el déficit estructural del sector hace
Como si no existiera, en ningún momento mencionó a la inflación Habló casi siempre en pasado, pero no sobre los magros resultados de 2012 que importe más de lo que exporta (como en la cadena automotriz). Otro tanto ocurrió en materia energética con la construcción del Gasoducto del NEA (lanzado en 2005), sin precisar que la Argentina debe importar gas natural para abastecerlo y restringir otras importaciones. En 2012, las compras de gas y combustibles alcanzaron a 9200 millones de dólares (casi lo mismo que
el año anterior) y el déficit comercial energético apenas bajó de 3000 a 2800 millones. En cambio, prefirió resaltar los aumentos de cuatro dígitos acumulados desde 2003 en el salario mínimo vital (1038%) y las jubilaciones mínimas (1443%), aunque sus actuales niveles de $ 2875 y $ 2165 mensuales, respectivamente, apenas permiten cubrir el costo de consumos elementales. Pero la canasta básica del Indec para un grupo familiar registra un valor inferior a la mitad del salario mínimo, lo cual permitió que la tasa de pobreza se redujera en las estadísticas oficiales –avaladas por la Presidenta– de 54% en 2003 a apenas 6.5% en 2012. En la Argentina ideal y sin problemas descripta ayer por CFK, se destacó la compra de trenes chinos para las líneas Sarmiento y Mitre, pero no se habló de la tragedia de Once. También el desendeudamiento en dólares del sector público, pero no la caída de reservas del Banco Central para atender pagos, a falta de superávit fiscal porque el aumento del gasto supera al de los ingresos. Y aunque se resaltó que fue una “década ganada” en política exterior, la Argentina está cada vez más aislada del mundo. Incluso sin acceso al crédito de largo plazo para obras de infraestructura, cuyos costos se cargan al presupuesto de cada año (y a la “maquinita” del BCRA) para financiarlas, a costa de una mayor inflación ausente en los índices oficiales.ß
El arranque del discurso de Cristina Kirchner los dejó helados. Apiñados en un palco del segundo piso del Congreso, los dirigentes de la CGT oficialista se cruzaron miradas incómodas al advertir que la Presidenta no los había mencionado en el saludo de la apertura de la Asamblea Legislativa. Pero el asombro de los sindicalistas se acentuó al término del discurso, cuando se percataron de que la jefa del Estado omitió referirse a la inflación y a otras demandas gremiales, como el impuesto a las ganancias y las asignaciones familiares. Cristina Kirchner comenzó su oratoria con una valoración del “desarrollo laboral” y precisó la cantidad de convenios colectivos aprobados desde 2003 hasta la actualidad. Fue un relevamiento histórico, una mirada retrospectiva a la que la CGT oficialista también había apelado hace dos días para enviar gestos de alineamiento y mantener su alianza con el Gobierno. Pero los murmullos en el palco sindical comenzaron a extenderse. El referente de la CGT oficialista, Antonio Caló, evitó hacer un comentario en voz alta sólo porque a dos butacas de él se encontraba Diego Bossio, titular de la Anses. Avanzada la tarde, Caló se refugió en el silencio. “Dejame analizar el discurso, voy a opinar el lunes”, se excusó ante la consulta de la nacion. Otro jerárquico de la CGT que estuvo en el palco habló, aunque pidió mantener su nombre bajo reserva. “Cristina no mencionó la inflación ni al movimiento obrero. Y hubo cifras inconsistentes. No vivimos mil veces mejor, como los porcentajes que precisó”, dijo el dirigente, disgustado. Y agregó: “Menos mal que citó el mensaje de Néstor Kirchner de 2006 porque así mostró que sigue habien-
do problemas y que no estamos en el país de las maravillas”. El marítimo Omar Suárez se incomodó ante la consulta de la nacion sobre la inflación: “No voy a opinar, pero es importante la reflexión que hizo la Presidenta sobre la crisis y la desocupación europea. La realidad es que tenemos paritarias”. Y Oscar Lescano, también integrante de la central oficialista, señaló: “Cristina habló de las bondades de los convenios colectivos y de los salarios, pero la verdad es que un jubilado no puede vivir con 3000 pesos y que el salario mínimo es muy poco y es necesario subirlo”. La cúpula de la CGT oficialista se reunió en el sindicato de La Fraternidad antes de ir al Congreso. Los ocho dirigentes gremiales se apiñaron en el palco junto al funcionario Bossio. Escenificaron su alineamiento con aplausos y vítores. También con el aporte de militantes en los alrededores del Congreso y con una lluvia de papelitos con mensajes de apoyo a la Presidenta, que fue una iniciativa de Norberto Di Próspero. Desde el gremialismo opositor reconocieron la importancia de haber recuperado las paritarias a partir de 2004, pero se reclamó una solución a los planteos de la CGT. “No nos podemos quedar estancados en 2001. Estamos ahora en otro momento de la historia. Faltó una mención a la inflación y sobre el poder adquisitivo de los salarios. La agenda sindical sigue sin resolverse: no hubo anuncios por las asignaciones familiares, los tercerizados y sobre la salud de los trabajadores”, dijo a la nacion el moyanista Omar Plaini, diputado nacional y referente de los vendedores de diarios. La CGT que encabeza Hugo Moyano se reunirá el martes próximo. Pero ya se filtró que habrá un mensaje de rechazo a algunos índices que leyó ayer Cristina Kirchner. En la CGT oficialista, Caló anhela un llamado desde el Gobierno antes del jueves próximo, cuando está previsto un plenario de secretarios generales. Caló ya advirtió que del encuentro saldría a la superficie un rotundo malestar gremial por la inflación y la caída del poder adquisitivo de los salarios.ß
Bossio, de la Anses, junto a Rodríguez y Caló
ricardo pristupluk
dEtrás dE EscEna
Menciones, presencias y curiosidades en el Congreso
El entrerriano Urribarri, El acuerdo con Irán y el gobernador favorito la explicación directa a de la Presidenta “Betty” Rojkés Cristina Kirchner lo mencionó dos veces y los paneos televisivios lo destacaron en más de una oportunidad entre la tropa de gobernadores. El entrerriano Sergio Urribarri, un fiel kirchnerista, agradeció siempre con una sonrisa. Cristina recordó la intervención de Néstor Kirchner, en 2003, para resolver un conflicto docente. Y también se refirió al turismo interno: “Pato Urribarri me decía que el último fin de semana largo salían más autos por hora de Entre Ríos que de Mar del Plata”.ß
Beatriz Rojkés de Alperovich mantiene fuerte lazos con la DAIA y es una judía de pura cepa. Cuando Cristina Kirchner se refirió al acuerdo con Irán por el atentado a la AMIA, recientemente aprobado en el Congreso, sus explicaciones parecieron dirigidas a la senadora tucumana. “¿Por qué la firma de este memorándum? Me preguntaba Betty, ¿por qué?”, abrió el juego. Rojkés, pese al rechazo de la comunidad judía sobre el acuerdo, votó a favor. Pudo más su fe kirchnerista.ß
El cotillón “anti-Clarín” y el ingenio de dos diputados opositores
Actores y deportistas, presentes entre las barras kirchneristas
Desde los balcones del Congreso cayeron globos blancos con la leyenda “Clarín Miente”, un clásico del cotillón kirchnerista. Los diputados opositores Patricia Bullrich y Eduardo Amadeo recurrieron al ingenio y modificaron el significado de un globo que ubicaron en su banca. En lugar de “Clarín Miente”, se leía “Cristina Miente”. Bullrich, vía Twitter, dijo: “Usando los recursos del adversario, que en realidad, son de todos los argentinos. Obra remodelado globo Moreno”.ß
Además de funcionarios y militantes, Cristina Kirchner tuvo el apoyo desde los palcos de artistas y deportistas, quienes algunos de ellos reciben subsidios estatales para desarrollar sus actividades. Del mundo del espectáculo asistieron Federico Luppi, Andrea del Boca, Darío Grandinetti, Cristina Banegas, Esther Goris, Susana Rinaldi. Del deporte, se divisó a la boxeadora Marcela “La Tigresa” Acuña, a quien la televisión pública mostró en reiteradas oportunidades.ß