Una literatura sin tropicalismo

27 oct. 2007 - lluvia finita y fría que recorre abstraída las fábulas tristes de Jorge Mautner. En pocas palabras, el Brasil que presenta esta antología no es un ...
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TERRIBLEMENTE FELICES VARIOS AUTORES EMECÉ TRAD.: CRISTIAN DE NÁPOLI 288 PÁGINAS $ 34

NARRATIVA LATINOAMERICANA

Una literatura sin tropicalismo Intimismo, experimentalismo, vestigios de realismo mágico y sed de renovación formal son algunas de las características de los relatos reunidos en esta antología de nueva narrativa brasileña que agrupa quince autores de diversas promociones POR DÉBORA VÁZQUEZ Para La Nacion

L

a publicación de la antología de cuentos brasileños Terriblemente felices es una forma honesta de ir corrigiendo la miopía recíproca que suelen padecer con terquedad los países limítrofes. Dos relatos de cada uno de los quince autores –todos ellos nacidos después de 1940 y con sobradas credenciales en su patria de origen– es la dosis aconsejada por su compilador, Cristian De Nápoli, para remediar el desconocimiento generalizado de una parte importante de la narrativa que se vino produciendo en Brasil durante los últimos treinta años. Terriblemente felices es también la demostración de la imposibilidad de encasillar la literatura de la mayor de las repúblicas latinoamericanas dentro de una tradición determinada. Intimismo, experimentalismo, vestigios de realismo mágico y sed de renovación formal son sólo algunos de los matices de los que se valen estos textos para probar justamente lo contrario. No obstante, aquello en lo que sus autores se ven obligados a coincidir es en la pertenencia a su tiempo. Hijos de las utopías de izquierda que prorrumpieron en el país como contrapartida del último totalitarismo de Estado (1964-1985) y huérfanos precoces de las mismas tras la caída del régimen y el nacimiento de la moderna nación capitalista, sus intelectuales no pudieron desde entonces escaparle al escepticismo. El culto al dinero, la fruición de bienes materiales y el auge del individualismo, sumados a la brutal desigualdad social engendrada tras el éxodo hacia las grandes ciudades, son los temas recurrentes de la prosa brasileña actual y la consecuencia directa de los nuevos pilares éticos de la sociedad. André Sant’Anna, el autor que inaugura el libro con “Mis memorias” y “El importado rojo de Noé” no es decididamente una de las luminarias de la antología, pero sí quien mejor compendia el

João Gilberto Noll

El culto al dinero, la fruición de bienes materiales y el auge del individualismo, sumados a la brutal desigualdad social engendrada tras el éxodo hacia las grandes ciudades, son los temas recurrentes de la prosa brasileña actual anticlisé vernáculo. Con una impronta vecina al ejercicio de taller literario y un estilo hábil, raso y raudo que por momentos delata su profesión de redactor publicitario, Sant’Anna opta por personajes de la elite blanca y no escatima a la hora de hacerlos escupir, obsesiva e inescrupulosamente, el rosario de afirmaciones fanáticas propio de la religión del capital más ortodoxo: “Yo tengo poder de compra y no voy a admitir que la afrenta del río Tieté con el excremento de los negros y todos esos abyectos autos nacionales impida la trayectoria veloz y perfecta de mi auto rojo, importa-

do de Alemania, rumbo a Nueva York, donde está lloviendo dinero.” Dentro de esta misma línea, detractora de la gimnasia de la subestimación en la que se entrena a diario a la numerosa población parda (mestizos, mulatos y negros), se sitúan los relatos de Marcelino Freire. En “Solar de los Príncipes”, por ejemplo, un grupo de jóvenes modestos intenta filmar la vida de la clase acomodada, pero fracasan por culpa del portero con el que se topan en el umbral del primer edificio de categoría al que se aproximan: “El portero éste como si no fuera negro, dejándonos presos del lado de afuera.” En este primer bloque conformado por los más jóvenes o –como apunta en el prólogo el compilador– los escritores de “los libros de la era Lula”, sobresale Miguel Sanches Neto con sus relatos “Cabellera” y “Cazando orugas”. El primero, económico, directo, eficaz, una perfecta maquinaria de crueldad que juega con la idea del sacrificio familiar: el del hijo que cumple la promesa del padre de no cortarse el pelo para salvar a la madre enferma. El segundo, definitivamente siniestro, a caballo del realismo mágico y lo fantástico, sin por ello descuidar la realidad palpable de la diferencia de clases, flirtea con una práctica de la sexualidad tan obscena como magistralmente privada de desborde. “Cualquier cosa que yo tocase tenía que ser esterilizada porque yo venía del planeta sucio”, confiesa desanimado el manso protagonista: un huérfano expulsado del seminario que acaba oficiando de fumigador en casa de ricos. Dentro del quinteto intermedio se distingue Luiz Ruffato con dos relatos pertenecientes a uno de los volúmenes de Inferno provisório, una novela polifónica sobre la vida del proletariado de Cataguases, la ciudad natal del propio autor. Bien ritmados y sin voluntad de espantar, “La demolición” y “La solución” recuerdan por momentos a Manuel Puig en su pasmosa capacidad de ventriloquia y en la agudeza para captar

las psicologías germinadas en la endogamia del pueblo chico, de donde los más lúcidos sólo quieren huir. “No, no quería ir a casa, no quería bajar los escalones de la cortada y entrar en la cocina, (...) la madre fregando ropa en el tanque, los ojos sin color, la piel quemada de muchos soles, se te hizo tarde, hijita, ¿pasó algo?” João Gilberto Noll y Sergio Sant’Anna son sin duda los destacados del último de los bloques. “Algo, urgente” y “Mi amigo”, de Noll, narran con una prosa tersa y un estilo sin ornamentos, casi minimalista, dos tragedias descarnadas: la del mutismo recíproco instalado entre un padre y un hijo que conviven en la indigencia durante la última de las dictaduras y el obsceno asesinato de un niño de once años a manos de un prófugo. Sant’Anna, en cambio, presenta dos textos de temática bien distinta: la aberrante violación de un hijo a su madre, por un lado, y la lección magistral de un devoto de la pedagogía de la seducción, por otro. Dos relatos típicos de la estética de este autor. No es de extrañar por lo tanto que en “Un cuento nefando” prime el gusto por la perversión y la necesidad de contar en segundo grado (“Entre todas las historias posibles, ciertamente ya habrá sucedido alguna como ésta.”), como así tampoco que prevalezca en “La clase” la obsesión introspectiva de su cultivado y maniático protagonista. Ni praias brancas rodeadas de morros, ni desayunos abundantes en posadas revestidas de cal, ni compases de samba que balancean ociosas caderas. Sólo la lluvia finita y fría que recorre abstraída las fábulas tristes de Jorge Mautner. En pocas palabras, el Brasil que presenta esta antología no es un destino fácil de promocionar en agencias de viaje. Qué mejor entonces que tomar el atajo de la lectura casi inmóvil, aunque falsamente sedentaria, para ir descifrando este mapa por momentos áspero, por otros, temiblemente feliz. © LA NACION

Sábado 27 de octubre de 2007 I adn I 21