Política
Página 6/LA NACION
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Viernes 2 de marzo de 2007
El año electoral: la intimidad del primer mandatario y de los militantes
Una enorme puesta en escena, con guiños proselitistas
La fiesta kirchnerista naufragó en el Congreso
Cómo se gestó el mensaje presidencial
Por Mariana Verón
Por Mariano Obarrio De la Redacción de LA NACION La intención original de Néstor Kirchner fue poner en el centro de la tradicional ceremonia de apertura de sesiones ordinarias del Congreso el protagonismo del Presidente y de su esposa, la senadora Cristina Kirchner, como principales candidatos a quedarse con el poder tras las elecciones presidenciales de octubre próximo. Según confiaron a LA NACION altas fuentes oficiales, el texto del discurso y la escenografía programada en la plaza del Congreso se dirigirían a poner de relieve a la pareja presidencial. Tuvieron un leve contratiempo. La intensa lluvia de la mañana impidió que la primera dama pudiera volar en helicóptero desde la residencia de Olivos hacia la Casa Rosada. Por ese motivo, ella debió viajar por tierra. Y el Presidente tuvo que esperarla en Balcarce 50, desde donde partieron juntos hacia el Parlamento en el automóvil presidencial. Llegaron con el tiempo justo y casi a la pasada saludaron al vicepresidente Daniel Scioli y al titular de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini. Así como llegaron, juntos, también se retirarían al terminar la sesión, lue-
La intencionalidad proselitista se notó en los elogios a su esposa, potencial candidata. Pero dejó abierta la posibilidad de su eventual reelección go de dos horas y veinte minutos de mensaje presidencial. Al salir del palacio, eso sí, se detuvieron a saludar a los pocos militantes que se acercaron. El plan se cumplió tal como se programó en Balcarce 50 en los días anteriores. Kirchner le dio a su mensaje ante la Asamblea Legislativa un tono de campaña, encendido, con descalificaciones a dirigentes opositores y a periodistas en breves improvisaciones. La oficina del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, se ocupó de poblar de militancia kirchnerista las galerías, con organizaciones sociales y piqueteros. La intencionalidad proselitista se notó en los elogios de Kirchner a su esposa, potencial candidata presidencial. Pero dejó abierta la posibilidad de su eventual reelección, en un segundo período. En la intimidad de Balcarce 50, según supo LA NACION, interpretan que no fue casual una frase: “Aún quedan materias pendientes, que en un segundo período vamos a enfrentar”. Y agregó: “La salud pública debe ser mejorada”. Antes le había enviado un guiño a la primera dama. “Como dice mi compañera Cristina: a mí me tocó ser el pre-
Apostillas Entre goteras y gritos ■ Ausentes. El diluvio que azotó la zona del Congreso durante la mañana de ayer sirvió como excelente excusa para que desde el oficialismo se explicara la escasa presencia de militantes kirchneristas. El mal clima también sirvió para explicar la ausencia del gobernador Jorge Obeid, aunque las malas lenguas hablaron de malestar por parte del mandatario santafecino con el presidente Néstor Kirchner, que demora en ungir a Rafael Bielsa como candidato del oficialismo para las elecciones de septiembre. * * *
■ Pelea entrerriana. El presidente Kirchner y el gobernador Jorge Busti pasaron un mal momento durante la ceremonia de apertura de sesiones ordinarias. Un grupo de veinte personas interrumpió el discurso, y desde las gradas superiores comenzó a gritar y agitar banderas con las leyendas “Rossi, candidato a intendente y condenado” y “Sr. Presidente: Santa Elena pide Justicia”. Luego se supo que los militantes, que decían responder al diputado Julio Solanas (enfrentado con Busti), fueron invitados a retirarse de los palcos de modo poco amable por el personal de seguridad de la casa. * * *
■ Gotera incómoda. La lluvia también provocó todo tipo de trastornos en el palacio legislativo: pisos anegados, trabajadores a toda máquina intentando desbloquear los desagotes, diputados e invitados que llegaron empapados. Lo sufrieron también el presidente Néstor Kirchner y el vicepresidente Daniel Scioli, quienes veían caer a cada rato una gruesa gota de agua desde la cúpula del antiguo edificio hacia el estrado, a centímetros de los papeles del Presidente. Cuando ello ocurría, un empleado pasaba oportunamente un trapo para limpiar el lugar.
sidente de la historia, votado sólo por 22,7% cuando la tasa de desocupación era de 27%”, dijo. Fuentes presidenciales confirmaron a LA NACION en la intimidad que la Casa Rosada trabaja para la candidatura de Cristina Kirchner. Pero dicen también que algo cambió en las circunstancias políticas que podría obligar a Kirchner a buscar su reelección. La salida al ruedo de Mauricio Macri, de Pro, como candidato a jefe de gobierno porteño para las elecciones del 3 de junio próximo podría significar un test inesperado para el Gobierno. Un triunfo macrista en junio podría unificar y potenciar a la oposición, cuatro meses antes de las elecciones presidenciales. Si la primera dama no garantiza un triunfo en la primera vuelta, Kirchner podría ir por la reelección. “Todo eso se conocerá en junio. Se observarán el nuevo escenario y las encuestas”, aseguró anoche una fuente confiable a LA NACION.
De la Redacción de LA NACION
MARIANA ARAUJO
Cristina Kirchner saluda a sus simpatizantes en las afueras del Congreso
Guiños También la idea era darle un guiño al ministro de Educación, Daniel Filmus, candidato a jefe de gobierno porteño kirchnerista. De allí los elogios del Presidente a las políticas de educación. Y hubo un mensaje a los sectores progresistas. Fue cuando criticó al FMI y defendió su relación con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. La Casa Rosada montó la escenografía en el recinto de la Cámara de Diputados. “Fuerza Kirchner”, rezaban los papelitos que se arrojaron desde las galerías cuando el Presidente ingresó hasta el estrado. Eran militantes de organizaciones piqueteras kirchneristas. El aguacero de la mañana redujo la concentración prevista para 30.000 personas con piqueteros y militantes a no más de 3000. La redacción del discurso fue esbozada en una primera versión con los aportes de todos los ministerios en un texto coordinado por el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, de estrecha relación con el Presidente. Según fuentes oficiales, Cristina Kirchner le hizo las primeras correcciones. Y el Presidente le dio la forma final. El jefe del Gabinete, Alberto Fernández, apenas participó de esa confección. Es cierto que el texto contuvo un fuerte mensaje a Uruguay en el conflicto por las papeleras y un repaso de los índices positivos de la economía, en números y logros (de lo que se informa por separado). Pero Kirchner se dedicó demasiado a embestir con ferocidad contra la oposición. Al menos, mucho más de lo que se estila en un mensaje institucional, el de un jefe de Estado ante el Poder Legislativo. “¿De qué calidad institucional me hablan cuando se votaban aquí leyes que pedía el Fondo Monetario Internacional”, exclamó, en una de sus ofensivas. Y también la emprendió contra la prensa: “Yo no les tengo miedo a los que escriben de acuerdo a cómo viene el viento”.
ANIBAL GRECO
Macri sigue de cerca el mensaje presidencial
Ausencia
PRESIDENCIA DE LA NACION
Kirchner y el célebre “bombista” Tula
ANIBAL GRECO
Un pingüino inflable desafió la lluvia
MIGUEL ACEVEDO RIU
Los manifestantes fueron pocos, pero resistieron como pudieron el diluvio
Un sándwich, una gaseosa y mucha lluvia El caótico viaje de un micro rentado por el intendente Mussi para apoyar a Kirchner El último colectivo salió de la Municipalidad de Berazategui a las 9.30. Rezagado, el “coordinador” subió con apuro y dio la orden de emprender viaje, mientras acomodaba en una mano un handy y en un asiento una bolsa de consorcio negra, con 30 gaseosas, 30 sándwiches de jamón y queso, y varias cajas de alfajores. Los otros 25 micros escolares dispuestos para la movilización ya estaban en la subida a la autopista. La mayoría, llenos de empleados municipales listos para pasar el día frente al Congreso, en medio de aplausos al presidente Néstor Kirchner. El artífice de la movida –que ordenó a sus grupos de mayor confianza reunirse en la plaza la noche anterior– fue el intendente Juan José Mussi. El mismo que en octubre de 2005 boicoteaba los actos en su distrito de la entonces candidata Cristina Kirchner y que denunciaba al Gobierno por entregar electrodomésticos en campaña. Desde enero de 2006, Mussi revisó su pasado y hoy, junto con otra decena de intendentes del conurbano, forma parte de la tropa de ex duhaldistas convertidos al kirchnerismo. “Kirchner-Mussi. Berazategui presente”, rezaban los carteles de los micros. A las 10, la caravana echó a andar. Jorge, el “coordinador”, se sentó al lado del chofer y desde ahí contó el número de asistentes. Eran casi 40. “Aprendan a llenar micros, giles”, bromeó con un grito por la ventana. Después, volvió al orden y dio un par de consejos a los silenciosos empleados: “Tengo un handy y un celular. Si se pierden, me ubican. Miren que vamos a estacionar lejos del Congreso; así que no se separen”. A su lado, una mujer hablaba por teléfono: “Mi amor, quedate tranquilo; tal vez llegue un poco tarde. Parece que vamos
La escenografía electoral montada para la ocasión naufragó ayer por las veredas de la plaza del Congreso. Solos quedaron los carteles y las banderas con la leyenda “Kirchner presidente” cuando la violenta lluvia cayó impiadosamente cerca de las 11. El día se volvió casi de manera automática en noche y la cerrada cortina de agua precipitó el fracaso del acto en el que los intendentes y militantes kirchneristas tenían previsto vivar las palabras de Néstor Kirchner en la inauguración de un nuevo período de sesiones ordinarias. Hasta tal punto perdió sentido la manifestación que ni el clásico pingüino inflable que acompaña desde lo alto las movilizaciones en apoyo al primer mandatario resistió el diluvio, y cayó al suelo. Sirvió, eso sí, para cobijar a unos cuantos militantes de Berazategui que se resguardaron entre las patas, la panza y el pico desinflados. La movilización no contó con más de 5000 adherentes, que ocuparon en segundos cuanto refugio encontraron. Hasta los baños químicos instalados casi sobre la avenida Rivadavia les sirvieron de resguardo. Los 50 milímetros caídos en una hora se acumularon en las esquinas y el agua ya superaba las pantorrillas cuando los caballos del regimiento Granaderos General San Martín comenzaron a impacientarse por el retraso presidencial. No había manta que alcanzara a taparlos, ni a ellos ni a sus jinetes. Los cerca de 600 policías que integraron el operativo de seguridad respiraron hondo antes de enfrentar el agua, resignados porque estaban desprovistos de capas.
SANTIAGO HAFFORD
Un grupo sale de la plaza Italia, en La Plata, con destino al Congreso
a Capital, creo que al Congreso”. En el piso del colectivo había 30 banderas argentinas y 30 banderas naranjas, el color que identifica a la comuna.
La espera Algunos enseguida se quedaron dormidos. Los más jóvenes intentaron piropear sin demasiada elegancia a algunas pasajeras y un par de hombres propusieron cantar la marcha pe-
ronista. Nadie los acompañó. A mitad de camino, dos colaboradores de Jorge empezaron a repartir alfajores. Eran las 10.30, había empezado a llover y la caravana estaba embotellada en el peaje de Dock Sud esperando que se abrieran las vallas. Ya fuera del atolladero, Jorge dejó de ser coordinador y volvió al oficinista: “Cuando terminemos, no volvemos a la oficina. Pero mañana [por hoy] los
Ausencia de la CGT ■ La de la cúpula de la CGT sobresalió ayer por su ausencia en el Congreso. Faltaron Hugo Moyano, José Luis Lingeri y Juan Manuel Palacios. Se dijo que los sindicalistas no fueron invitados por la Secretaría General de la Presidencia ni por la oficina de ceremonial del Senado. La ausencia tiene un contexto político: se produjo justo cuando la Casa Rosada comenzó a tender puentes con la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), enfrentada con la CGT. Recientemente, el Gobierno dio a la CTA una participación en el directorio del PAMI.
quiero a todos a las 8 para los operativos en Gutiérrez, ¿estamos?” Varios refunfuñaron. Afuera llovía a mares. A las 11.30, en medio del temporal y del caos en el tránsito, el colectivo estacionó en Entre Ríos y Estados Unidos, a ocho cuadras del Congreso. “¡Aprovechá y bañate, Mugica!”, bromeó un joven; todos se rieron. “Con esta lluvia, habría que suspender todo”, protestó una señora desde el fondo, mientras intentaba mirar por la ventana empañada. “¿A dónde tenemos que ir?”, preguntó un desprevenido que todavía no sabía dónde estaba. El handy sonó por primera vez: desde algún lugar ordenaron a todos que esperaran en los colectivos hasta que parara la lluvia. “Aprovechemos”, se entusiasmó Jorge y repartió sándwiches y gaseosas. En los alrededores se escuchaba el sonido de los bombos. “¿Y si vamos a una pizzería y vemos el acto por la tele?”, insistió uno en medio de la espera. “Que te avisen que podemos irnos a casa”, protestó otra vez la misma señora. Ya eran las 12 y Kirchner se acercaba al Congreso. El handy sonó otra vez: había que empezar a movilizarse, aunque la lluvia siguiera persistente. Pese a la orden, la caravana parecía inmóvil. De hecho, en cada colectivo sólo una decena de manifestantes agarraron sus banderas, las usaron como capuchas y bajaron para poder caminar hasta la plaza. El resto, siguió arriba. Como los empleados del colectivo de Jorge, que pese a los pedidos no se levantaron. La orden inicial ya la habían cumplido. Ahora, en cambio, pensaban en qué decir para evitar que hoy los obligaran a levantarse temprano.
Juan Pablo Morales
Los grandes ausentes fueron los movimientos piqueteros afines al Gobierno, que años anteriores acaparaban la atención de los actos kirchneristas. Apenas si se vio una escasa columna de la Federación Tierra y Vivienda, que conduce Luis D’Elía, sin su líder, aún de visita en Irán. “La gente se quedó en los micros, era imposible armar una columna”, se defendió Emilio Pérsico, del Movimiento Evita. Argumentó que llevó adherentes sin banderas ni carteles y que por eso no fueron reconocidos. “Eso habíamos acordado, pero los intendentes pusieron sus nombres. La próxima vez no les hago caso”, cuestionó. Tampoco se vieron integrantes de Barrios de Pie, la agrupación que encabeza Jorge Ceballos, ni del Frente Transversal, de Edgardo Depetri. El intendente de La Plata, Julio Alak, compitió con su par de Pilar, Humberto Zúccaro, por el primer puesto en convocatoria, los únicos que hicieron los mayores aportes de gente. La plaza estaba preparada para una gran movilización: tres gradas la enmarcaron para ordenar a los manifestantes. Pero finalmente terminaron vacías. Es que ni siquiera cuando la lluvia había mermado algunos seguidores se animaron a bajar de los micros, que quedaron estacionados en las cercanías del Congreso. Nadie tampoco en las afueras escuchó al menos una palabra de las miles que pronunció Kirchner, a pesar de que el discurso se transmitió completo a través de una pantalla gigante. Tampoco faltaron las corridas y peleas entre los escasos bandos. Un joven terminó herido luego de recibir varios golpes. Perdió cuatro dientes y debió ser asistido por personal médico. Según informó la policía, el chico estaba alcoholizado. Momentos antes, un grupo de jóvenes de no más de 18 años fumaba en ronda un cigarrillo de marihuana mientras insistía en hacer sonar desesperadamente sus redoblantes. Estaban a 20 metros de la entrada del Congreso y muy cerca del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, el único funcionario que se le animó al acto bajo la lluvia. “Si fui a buscar a Perón en el 72 cómo no voy a estar acá. Esto es una fiesta”, dijo a LA NACION. Soportó lo peor de la lluvia simplemente con un paraguas. Sus zapatos ya parecían botes diminutos. El cine Gaumont sirvió de resguardo para Luis Gerez, el militante de Escobar que fue secuestrado hace dos meses. No enfrentó el diluvio. Eligió pasar la mayor parte del acto en un bar de la zona y se perdió de escuchar la referencia a su secuestro que hizo el Presidente en el recinto. Cuando la tormenta pasó, los seguidores intentaron volver a montar la escenografía kirchnerista. Llegó entonces otro pingüino inflable con banda presidencial incluida. Y entró en escena una pingüina. Fue la única referencia a una posible Cristina candidata. Como es su costumbre, al terminar su discurso Kirchner eligió acercarse a los pocos seguidores que habían resistido en la calle. Bajó las escalinatas con su esposa y se zambulló en los brazos estirados de quienes hacían fuerza para tocarlo. A su lado, Cristina Kirchner parecía apenada al ver a sus seguidores completamente mojados.