Obama en Cuba: una lluvia de símbolos

los participantes pasaron por la puerta santa en St. Gerard Majella. .... Saint-Étienne-du-. Rouvray ..... El padre Thomas A. Sendlein, C.M., pasó de ser vicario ...
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Abril de 2016 3

Jorge I. Domínguez-López Editor

Obama en Cuba: una lluvia de símbolos E l Domingo de Ramos llegó a La Habana el presidente de los Estados Unidos en medio de malos augurios. Esa mañana la policía cubana había reprimido violentamente una manifestación pacífica de las Damas de Blanco, un grupo opositor formado por esposas de presos y expresos políticos. El presidente de Cuba Raúl Castro no fue a recibir al presidente Obama al aeropuerto, no hubo alfombra roja ni bandas militares. El mensaje era claro: Obama había sido invitado, pero no era bienvenido. Para empeorar las cosas, al tocar tierra el Air Force One comenzó a caer un recio aguacero tropical. Los críticos del Presidente habían advertido que visitar Cuba sería como premiar a una dictadura que no ha correspondido sus gestos conciliadores. La humillación de la llegada parecía confirmar esos temores: la visita podía ser un desastre para el presidente Obama. Pero entonces se abrió la puerta de la nave. Barack Obama, paraguas en mano, bajó la escalerilla protegiendo a su esposa de la lluvia. Detrás venían sus hijas y su suegra. Para quien no haya vivido bajo un régimen totalitario es difícil imaginar el valor de esa imagen. Para los gobernantes cubanos, que nunca aparecen con sus cónyuges —ni bajo la lluvia ni en días radiantes—, aquel hombre sosteniendo el paraguas y seguido por sus hijas era el primer “escándalo” de la visita. El presidente Obama y su familia fueron del aeropuerto a recorrer La Habana Vieja, llegaron hasta la Catedral y saludaron al cardenal Jaime Ortega. Luego fueron a comer a un restaurante privado. (Durante tres décadas el gobierno prohibió todo negocio privado en la Isla.)

Obama comenzaba así su visita rindiendo homenaje a dos valores que el gobierno cubano trató de aniquilar en los últimos 57 años: la fe de los cubanos en Dios y en su propia iniciativa.

claro las diferencias que hay entre los dos gobiernos. Y lo hizo con una confesión de fe democrática: “Creo que los ciudadanos deben tener la libertad de decir lo que piensan sin miedo, de organizarse y criticar a su gobierno, y de protestar pacíficamente [...] Creo que cada persona debe tener la libertad de practicar su religión en paz y públicamente. Y, sí, creo que los electores deben poder elegir a sus gobiernos en elecciones libres y democráticas”. Lo decía en un país donde todos los días los ciudadanos son reprimidos por expresar lo que piensan, donde desde hace 57 años el líder supremo tiene el mismo apellido, donde hay un solo partido legalmente permitido y todos los medios de comunicación están en manos del gobierno; y donde la última elección democrática se celebró en 1952. Y lo dijo ante el máximo responsable de la

Más de 460 miembros del Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana evangelizaron en las calles de Jamaica, Queens, durante su Caminata anual. Desde hace alrededor de 30 años jóvenes de Brooklyn y Queens participan en esta procesión de Sábado Santo. Los jóvenes empezaron la caminata en la iglesia de la Inmaculada Concepción en Jamaica, con la bendición del Obispo de Brooklyn, seguida de la primera decena del Rosario. Además de rezar, los jóvenes repartieron bendiciones y cantaban jubilosos recordándole a la gente que Dios los ama y que Jesus vence a la muerte. Este año el recorrido fue de 5 millas y 4 iglesias, y los participantes pasaron por la puerta santa en St. Gerard Majella. El párroco lideró la oración para ganar la indulgencia plenaria en el Año de la Misericordia antes de que los Jornadistas y familiares pasarán por la puerta de dos en dos. El lema de la Caminata de este año fue una cita bíblica del libro de Samuel: "Caigamos más bien en las manos del Señor, porque grande es su misericordia". Fotos: Maria-Pia Negro Chin

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Monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brookyn dio inicio a la caminata a la iglesia de la Inmaculada Concepción en Jamaica, Queens.

Al otro día se realizó una conferencia de prensa. Antes de la inspirada —e impecable— intervención de Obama, los cubanos vieron a un Raúl Castro que a duras penas lograba leer un texto gris y desangelado. Luego vinieron las preguntas de la prensa. The New York Times describió lapidariamente la escena en un editorial: “En el Sr. Obama los cubanos vieron a un estadista elocuente a pocos meses de dejar su cargo. En el Sr. Castro vieron a un autócrata gruñón que era incapaz siquiera de formular oraciones coherentes cuando un periodista le preguntó por qué su gobierno sigue llevando a la cárcel a los ciudadanos cubanos por sus opiniones políticas”. El martes en la mañana, el presidente Obama dio un discurso en el Teatro Nacional. “Cultivo una rosa blanca”, dijo Obama en español, citando el famoso verso de José Martí. El discurso, que comienza reconociendo la complicada historia de las relaciones entre los dos países, es un llamado a poner la mirada en el futuro. Obama también dejó en

situación actual: Raúl Castro. “Yo he venido aquí a enterrar los últimos remanentes de la Guerra Fría en las Américas”, afirmó Obama. La frase puede referirse al enfrentamiento entre los dos países, pero también al anacronismo de un gobierno perpetuo que dice profesar un ideología fallida. En cualquier caso, el entierro es tarea complicada. En Cuba parecen enfrentarse dos alternativas: la reconciliación o la resignación. La reconciliación supone la superación de una historia traumática —y del sistema que la causó—, y la decisión de perdonar y mirar al futuro. La resignación equivale a aceptar que nada puede ser cambiado sin la voluntad de los que nada, en esencia, quisieran cambiar. Obama parece inclinarse por una trabajosa, pero legítima, reconciliación. No hay ninguna garantía de que su nueva política vaya a lograrlo. Las críticas a su decisión de ir a Cuba son válidas, pero el presidente Obama ejecutó su plan con una maestría y una elegancia que merecen elogio, y que los cubanos recordarán por mucho tiempo.

Monseñor Perfecto marcha junto con los fieles por las calles.

La segunda parada fue en la iglesia de la Encarnación.

La última parada fue en la Iglesia de la Presentación.

Agosto de 2016 3

Jorge I. Domínguez-López Editor

Auschwitz y la misericordia

Visitar Auschwitz en el Año de la Misericordia es contemplar los extremos del espectro humano.

Catholic News Service/Grzegorz Galazka

AV I S O O F I C I A L

Cancillería de la Diócesis de Brooklyn

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha sido informada sobre la preocupación que existe en relación con el padre Edgar Magana, O.F.M. La Provincia Franciscana de Santa Bárbara de la Orden de Frailes Menores ha informado a la Conferencia de Obispos que el padre Magana no tiene buena reputación, ni facultad alguna para ejercer como sacerdote. El padre Magana ha sido expulsado de la orden y está en espera de una decisión de la Santa Sede a su apelación. Deseamos aclarar una vez más que el padre Magana no tiene permiso para ejercer ninguna función como sacerdote.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha sido informada sobre la preocupación que existe en relación con el padre Carlos Malaver-Parada. El padre Malaver-Parada es un sacerdote de la diócesis de Great Falls-Billings, Montana, pero ha sido retirado del ministerio tras acusaciones por su mala conducta. La Diócesis está iniciando nuevos procedimientos canónicos contra el padre Malaver-Parada y ha notificado que tiene información de que el padre Malaver-Parada ha establecido contacto con otras diócesis con la intención de ejercer el ministerio sacerdotal. Ya que todo parece indicar que el padre Malaver-Parada ha estado en contacto con varias diócesis del país, advertimos una vez más que no goza de buena reputación.

individuo que se hace llamar “padre José Chamorro” se ha presentado como un sacerdote católico

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U

nos 400 jóvenes de la Diócesis de Brooklyn, muchos de ellos hispanos, acaban de regresar de Polonia, donde participaron en la Jornada Mundial de la Juventud. Allí fueron a compartir la alegría de su juventud y de la fe con chicos y chicas de todo el mundo. Y en los días de ese encuentro, los jóvenes de Brooklyn fueron a visitar el campo de concentración de Auschwitz. Recordé mi propia visita a ese lugar del horror hace muchos años, cuando era tan joven como ellos. En Auschwitz sentí miedo de ser humano. Ante el mal absoluto, sentó vértigo al pensar que aquella industria de la muerte había sido construida por seres humanos. Ves toneladas y toneladas de ropa de bebitos y párvulos que fueron asesinados allí mismo. Ves las cámaras de gas, donde cientos de miles murieron asfixiados por el Zyklon-B, y ves los crematorios donde sus restos fueron reducidos a cenizas multitudinarias. Y

recuerdas que el humo de sus huesos nublaba el cielo de Cracovia. Te espanta el mero hecho de ser humano, de saber que en ti también está esa capacidad para el mal, como lo estuvo en los administradores de Auschwitz, que en la noche iban a casa y cenaban con sus esposas y sus hijos. Lo piensas y te espantas. Y en medio de ese espanto ves la celda donde murió el padre Maximiliano Kolbe, que se ofreció a morir por un desconocido. Y el recuerdo de su sacrificio de algún modo redime al ser humano en Auschwitz. Visitar Auschwitz en el Año de la Misericordia, en medio de una celebración mundial de la juventud y de la fe, es contemplar los extremos del espectro humano. Es pensar que, de cierta manera, cada una de nuestras acciones nos aproxima a uno de esos extremos. El 26 de julio, en el segundo día de la Jornada, el sacerdote Jacques Hamel, de 85 años, fue asesinado mientras celebraba

la misa en su parroquia de Saint-Étienne-duRouvray, cerca de Ruan, en Francia. El Arzobispo de Ruan, que estaba en Cracovia, regresó a Francia para celebrar la misa por el padre Jacques Hamel. Los asesinos del padre Jacques Hamel, dos jóvenes musulmanes partidarios del ISIS, lo hicieron arrodillarse ante el altar y lo degollaron mientras gritaban “Alá es grande”. Era un recordatorio sangriento de que, como al padre Jacques Hamel, cada día hay cristianos degollados en el mundo por su fe. Y cada día hay bombardeos y atentados que matan con exacta indiferencia a cristianos, musulmanes o ateos. El camino hacia los horrores de Auschwitz sigue abierto; como también sigue vivo entre nosotros el testimonio de amor extremo de Maximiliano Kolbe.

recientemente asignado a una parroquia en Queens, que necesita fondos para mudarse desde Connecticut. Hasta el momento, ha logrado recolectar US$300 de una misma víctima. La oficina de la Cancillería de la Diócesis de Brooklyn ha sido notificada de que ha estado visitando funerarias que ofrecen servicios pastorales. Advertimos que el llamado “padre José Chamorro” no tiene permiso para ejercer el ministerio sacerdotal en la Diócesis de Brooklyn y es sumamente dudoso que sea sacerdote católico.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha sido informada sobre la preocupación que existe en relación con el padre Jesús Orlando Rengifo, sacerdote de la Diócesis de Pereira, en Colombia, que ha prestado servicio temporalmente en la Arquidiócesis de Newark, en Nueva Jersey. La arquidiócesis indica que fue retirado del ministerio después de una acusación de mala conducta, y la Diócesis de Pereira también notifica que el padre Rengifo ha sido suspendido y que ya instituyó el proceso canónico en su contra. Por su parte, la Arquidiócesis de Newark añade que el padre Rengifo se ha presentado recientemente en sus oficinas con la intención de regresar al ministerio, y lo hizo vistiendo su traje clerical a pesar de que su suspensión le prohíbe ejercer como sacerdote. Como el padre Rengifo ha decidido proceder de este modo, la arquidiócesis teme que también esté buscando oportunidades en otras diócesis. Deseamos aclarar una vez más que el padre Jesús Orlando Rengifo no tiene permiso para ejercer ninguna función como sacerdote. Si usted tiene información sobre cualquiera de los sacerdotes mencionados en estos avisos, le pedimos que se comunique inmediatamente con la Cancillería llamando al 718-399-5990.

Septiembre de 2016 3

Jorge I. Domínguez-López Editor

Lo que hemos perdido L

a campaña electoral de los Estados Unidos entra en su fase final. Pronto, como ciudadanos y como personas de fe, tendremos el deber de elegir a quien nos parezca que puede contribuir más al bien del país. Muchos de nosotros, los católicos hispanos que vivimos en Brooklyn y en Queens, llegamos a estas tierras desde países que tienen una complicada historia política. Conocemos bien, por haberlo experimentado en carne propia, lo que sucede cuando se desmoronan las normas de convivencia política.

Desde esa experiencia nace una pregunta: ¿Ha sido buena esta temporada electoral para el futuro del país? Desde ambos partidos, han surgido candidatos que han prometido cambiar radicalmente las cosas. Con discursos muy diferentes, candidatos republicanos y demócratas prometieron pasar por encima del inmovilismo de la clase política de Washington para hacer los cambios que el país necesita. En ambos casos, el tono y los detalles de sus discursos presuponían saltarse de alguna manera el orden constitucional

Dos sacerdotes en la Jornada Mundial de la Juventud Darío López Capera

L

a Jornada Mundial de la Juventud llevada a cabo en Cracovia, Polonia, del 28 al 31 de julio, reunió a más de dos millones de jóvenes y adultos de todo el mundo, entre ellos 400 peregrinos de la diócesis de Brooklyn, de los cuales 21 eran sacerdotes. Hablamos con dos de los sacerdotes que estuvieron en Polonia. El padre Carlos Quijano es el párroco del Santísimo Sacramento en Jackson Heights. Él acompañó a 22 jóvenes de su parroquia. “Esta jornada es honestamente impresionante, muy alentadora porque inspira mucha esperanza y mucha energía”, es lo primero que me dice el padre Quijano cuando empezamos a hablar de la Jornada Mundial de la Juventud. “Convergen jóvenes de todo el mundo, ahí nos damos cuenta que el pequeño rebaño que tenemos en nuestra parroquia o en la Diócesis con nuestros

problemas, nuestros desafíos pastorales o los pequeños conflictos domésticos, se relativizan y se empequeñecen con toda la grandeza de esa visión que tuvo en su momento Juan Pablo II de convocar a estos jóvenes”, agrega el padre Quijano. En las Jornadas Mundiales de la Juventud muchos jóvenes han descubierto su vocación sacerdotal, y ésta no será la excepción. “Yo estoy seguro también de que, en el caso del pequeño grupo que llevábamos, la semilla de una vocación o de un discernimiento se siembra porque es una experiencia que nos obliga a salir de la nuestra”, afirma el párroco del Santísimo Sacramento. El padre Carlos Quijano ya está pensando en la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se llevará a cabo en Panamá en 2019. “Yo tengo esa firme convicción de que valió la pena el esfuerzo,

con tal de instaurar las medidas que proponían. Donald Trump ha prometido usar la tortura, excluir a grupos religiosos de la posibilidad de entrar en Estados Unidos e instaurar medias que limitarían la libertad de prensa. Bernie Sanders, ha propuesto una revolución con millones de personas en las calles para obligar al Congreso a aceptar ideas populares —pero difíciles de hacer realidad— como la desarticulación de los grandes bancos o la universidad gratuita. Ambos discursos, aunque diferentes en el tono y los objetivos, indican un “cansancio democrático”. Ambos parten del sentimiento de que, ante los defectos de la democracia —que son cuantiosos— quizás sería preferible ignorar sus reglas. Los ejemplos más claros —pero no los únicos— de estas posiciones, han sido Donald Trump y Bernie Sanders. El número y la pasión de los seguidores de esos candidatos nos demuestras que ese cansancio es compartido por muchos. Por otra parte, Hillary Clinton ofrece un programa más continuista y convencional que los “revolucionarios” de ambos partidos. Y sin embargo,

por su historia personal y los escándalos recientes, su candidatura es un símbolo de los vicios del sistema democrático que otros quieren cambiar. Muchos creen que está preparada para ocupar la presidencia, pero pocos le creen que los 30.000 mensajes borrados por sus abogados eran sólo personales. Y muchos creen que la Fundación Clinton y el Departamento de Estado mantenían una relación que violaba, si no la ley, por lo menos todas las normas connaturales al buen gobierno. Hillary Clinton parece confirmar el temor de que la política norteamericana es un simple juego de influencias en el que la corrupción de las instituciones es también institucional. Y estas serán las opciones de los votantes: Clinton es, de cierto modo, la personificación de los defectos del sistema. Trump es la tentación a alterarlo quizás irremediablemente. Y por uno de ellos dos votaremos en noviembre. Sea cual sea el resultado de esta elección, no es exagerado pensar que “el daño está hecho”, como decía mi abuela. El “cansancio democrático” se hizo evidente

Ojalá que no tengamos que pagar muy caro el juego en que hemos entrado en estas elecciones. en esta campaña… y es probable que crezca, cualquiera sea el apellido del próximo presidente. Es peligroso pedirle a los votantes que se resignen a que “la política es sucia”. Es peligroso invitarlos a ignorar las normas de convivencia que han servido a esta sociedad por 240 años. Ojalá que no tengamos que pagar muy caro el peligroso juego en que hemos entrado en estas elecciones.

Padre Carlos Quijano

para que estos niños tuvieran una visión del mundo y de la Iglesia desde otra perspectiva, pasar esos sacrificios les ayuda a encontrarse con ellos. Tienen todo listo para ser mentores para Panamá 2019. Hemos multiplicado esa semilla en el Santísimo Sacramento para que en el 2019 no solo sean 22, sino quizás 40, 50 o 60 con todos los desafíos que implica recoger el dinero y organizar el viaje”. Para el padre Félix Herrera, vicario parroquial de Santa Juana de Arco, ésta fue su primera Jornada Mundial. “Fue una experiencia muy hermosa, es una experiencia que uno debe vivir una vez en su vida”. Para él esta visita sirvió muchísimo para su labor pastoral. “Me hace darme cuenta que es necesario entregarse más a los jóvenes porque la necesidad es grande y se nota cuando se ven muchos jóvenes que quieren aprender más de la fe. Cuando hay un evento católico, el objetivo es uno solo, al encuentro con Jesús y no hay otras cosas que los puedan distraer”. “Ahora, lo importante con esta experiencia que tuvimos en esta Jornada Mundial de la Juventud es tratar de usar eso en un estilo parroquial para que así los muchachos puedan darse cuenta que la fe no es algo aburrido, sino algo de alegría y

El padre Carlos Quijano y la hermana Heidy Delgadillo junto a varios de los jóvenes de la parroquia del Santísimo Sacramento en la Jornada Mundial de la Juventud en Polonia. Padre Félix Herrera

“Es una experiencia que uno debe vivir una vez en su vida”. tiene que ser algo personal que le toque el corazón”, agrega el padre Herrera. El padre Félix Herrera en un monumento en el sector más antiguo de Cracovia.

Octubre de 2016 3 Fotos: Jorge I. Domínguez-López

Jorge I. Domínguez-López Editor

Colombia y Venezuela: esperanza y temor D

urante la última semana de agosto estuve en Bogotá, Colombia, para la celebración del Jubileo Extraordinario de la Misericordia en el Continente Americano. En el evento participaron más de 300 obispos, así como sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos de todo el continente, desde Argentina hasta Canadá. Los que participamos podemos estar agradecidos a la Pontificia Comisión para América Latina por unir en una misma celebración a todos los países de América, desde el Polo Norte hasta el Polo Sur. Fueron cinco días de una agenda sin pausas: las sesiones comenzaban a las siete de la mañana y terminaban después de las nueve de la noche. Pero la calidad de las exposiciones, la experiencia del encuentro y la precisión de la organización justificaron ese ritmo de inmisericorde. Tanto en las discusiones formales como en las conversaciones personales, el tema recurrente fueron dos países: Colombia, donde firmaba en esos días el acuerdo de paz; y Venezuela, a la espera de una gran marcha para pedir el revocatorio. En la celebración del Jubileo de la Misericordia se habló también de los riesgos de la paz y del precio de los conflictos sociales y la guerra. Colombia “Todo el mundo quiere la paz, pero no todos creen en este proceso.” Esa frase, en todas sus variantes posibles, fue la que escuché decir a obispos y taxistas, teólogos y vendedoras ambulantes, religiosas y policías. Tras más de medio siglo de guerra, los colombianos están cansados… y reacios a la esperanza ingenua. Un obispo colombiano, de una diócesis con fuerte presencia

guerrillera, me dijo: “Tenemos miles de hombres y mujeres en la guerrilla que sólo saben de armas, de violencia y de tráfico drogas. ¿Cómo se van a integrar a la sociedad? ¿Y qué va a pasar cuando no logren integrarse?” Me habló también de los niños secuestrados por la FARC y obligados a convertirse en guerrilleros, entrenados para matar bajo amenaza. Me contó de las niñas secuestradas y violadas por los guerrilleros. Me cuenta el horror de los abortos forzados en plena selva, de los años de abusos sexuales y terror a los que han sido sometidas. “¿Qué va a pasar cuando en la tienda de la esquina se encuentren el padre de un menor secuestrado y el guerrillero que lo secuestró?”, me dijo el obispo. Las dudas son legión, y no nacen, en su mayoría, de un mezquino deseo de venganza. A muchos los motiva el espanto moral ante los crímenes que quedarán impunes, tanto de los guerrilleros como del Ejército y las Autodefensas de extrema derecha. El mismo obispo, que declinó cortésmente una entrevista formal, me recordaba que el acuerdo con las FARC no incluye al FNL, que seguirá sobre las armas. Se teme que muchos miembros de la FARC que no aceptan el acuerdo de paz se pasen entonces al FNL. Se teme también que el FNL y grupos de narcotraficante sin disfraz político ocupen los territorios que la FARC abandonará tras los acuerdos de paz. Y sin embargo, la alternativa es optar por una guerra eterna. Los colombianos lo saben también, y medio siglo de violencia parece ser una pesadilla que pocos quisieran continuar. El presidente Juan Manuel Santos participó en la sesión inaugural de la celebración

(Arriba) El Cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá y presidente del CELAM, junto al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en la sesión inaugural de la Celebración del Jubileo de la Misericordia en el Continente Americano, en Bogotá, Colombia. (Derecha) Juan Manuel Santos, presidente de Colombia: “Estamos terminando, por fin, la larga noche de dolor y de violencia”.

del Jubileo en Bogotá. En su inspirado discurso, afirmó: “Estamos terminando, por fin, la larga noche de dolor y de violencia”. “Necesitamos decidir entre el miedo y la esperanza”. Y uno no puede más que desear el triunfo de la esperanza, aun sabiendo de su precio y sus riesgos. “Hacer la paz es firmar el acuerdo, pero construir la paz es construir un país nuevo”, nos dijo el Cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, hace unos meses en este periódico. Cualquiera sea el resultado del referendo el 2 de octubre, los colombianos tienen una inmensa tarea por delante. Venezuela Venezuela fue el otro tema dominante en el encuentro de Bogotá. La entrevista que hice al Cardenal Jorge Urosa, arzobispo de Caracas (y que publicamos en esta edición), resume bien los temores y las esperanzas de la Iglesia en esa nación. La situación es desesperante. El gobierno venezolano actual tiene el rechazo de casi un 80% de la población del país. La nación está en ruinas. La gente pasa cuatro o cinco horas bajo el sol para comprar alimentos y luego regresa a casa para sufrir largos apagones. La criminalidad alcanza niveles de vértigo. Ante esa situación, el recurso del gobierno ha sido atrincherarse en un discurso

cada vez más agresivo y divorciado de la realidad. Y actuar como si no existiera en el país otra ley que no fuera la de su propia voluntad. Muchas instituciones democráticas han sido reducidas a meros instrumentos del poder. La Constitución del país permite organizar un referendo revocatorio. El gobierno sabe que lo perdería y, por tanto, se niega a hacerlo antes de enero de 2017, pues tras esa fecha conservaría el poder aunque perdiera en las urnas. De paso, tampoco parece probable que se celebren las elecciones de gobernadores que la ley estipula que se celebren este año. Mientras el marco constitucional se desmorona, el gobierno parece decidido a dar sólo dos opciones a sus opositores: la dictadura o el caos o, peor, la guerra civil. “El gobierno no es amigo ni de los encuentros ni del diálogo”, nos dijo el Cardenal Urosa. Y los hechos parecen darle la razón a diario. El gobierno venezolano, de hecho, ha excluido a la Conferencia Episcopal Venezolana de cualquier diálogo con la oposición. Venezuela se debate hoy entre

“Todo el mundo quiere la paz, pero no todos creen en este proceso.” un orden social precario y una situación económica y social desesperante. Colombia entre una guerra eterna y la opción de una paz complicada. En ambas naciones la Iglesia ha estado acompañando a los náufragos —los de la guerra colombiana y los del caos venezolano. Los obispos de ambas naciones han sido blanco de críticas que recuerdan el viejo refrán: “Palos porque bogas y palos porque no bogas”. Pero ni unos ni otros parecen amedrentados por la incertidumbre del presente ni por los retos que el futuro les promete.

EDITORIAL

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COLUMNA DEL EDITOR

Diciembre de 2016

NUESTRA VOZ

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Foto: commons.wikimedia.org

La Navidad del emigrado Jorge I. Domínguez-López Editor @NuestraVozDOB

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TRA VEZ REGRESAN LOS ARBOLITOS, las compras, las fotos con Santa en el mall, las reuniones familiares, los regalos para los chicos, los viajes… Otra vez regresa la Navidad. La Navidad es siempre una fiesta nostálgica. Si uno le pregunta a la gente cuál fue la Navidad más feliz que recuerdan, o qué significa para ellos la fiesta, o qué les viene a la mente cuando escuchan la palabra Navidad, la mayoría dará una respuesta que remite a la infancia. Todos, de alguna manera, hemos sido desterrados de la infancia. Todos somos hijos de Adán y Eva y, como ellos, hemos sido desterrados del paraíso. Hemos sido desterrados de la inocencia, de la seguridad del hogar, del cariño de los padres, de nuestras ilusiones. La Navidad era ir a casa de los abuelos y ver a los primos que venían a visitarnos. En Navidad las ilusiones se hacían realidad en los regalos debajo del árbol, el cariño se materializaba alrededor de la cena de Nochebuena. Para el emigrado, esa nostalgia se multiplica con la distancia, con la ausencia. Hablando de los años que su familia vivió en la Florida, el escritor cubano José Lezama Lima hace decir a un personaje de su novela Paradiso: “Hablar de aquellas Navidades en Jacksonville, era hablar de la Navidad única, escarchada, terrible”. Para quienes salimos de nuestros países en busca de una vida mejor, o huyendo de

NOVEDADES Y ASIGNACIONES DIOCESANAS VICARIO PARROQUIAL El padre Edmundo O. Molina, C.Ss.R., sirve como vicario parroquial en la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Sunset Park, Brooklyn. Esta asignación entró en vigor el pasado 1º de agosto. INCARDINADO El padre Johnson A. Nedungadan sirve como vicario parroquial en la parroquia San Gregorio Magno en Bellerose, Queens. Esta asignación entró en vigor el pasado 22 de septiembre. LIBRE DE ASIGNACIONES DIOCESANAS El padre August J. Iantosca pasó de ser

dictaduras, de la violencia o de la extrema pobreza, estas “Navidades escarchadas” de Nueva York no son necesariamente terribles, pero están siempre marcadas por la distancia, la ausencia de tanta gente querida. Muchos por esta época regresan a sus países, a ver a la familia, a reencontrarse con los primos, a visitar la tumba de los abuelos. En la alegría del regreso se mezcla un toque amargo. Pensamos que ya nada es igual, sin darnos cuenta que somos nosotros los que cambiamos, como nos hacen notar los amigos y los parientes que dejamos atrás. Si pudiéramos regresar por un momento a alguna de aquellas remotas Navidades de nuestra infancia tendríamos quizás el mismo desconsuelo. Y la razón sería la misma: somos nosotros los que perdimos los ojos para mirar con cariño aquella realidad que hoy nos parece desolada. Aquí hemos fundado, o hemos visto crecer, nuestras familias. Vemos en nuestros hijos las similitudes y las diferencias que la cultura, el lugar, la época y la lengua imponen. Todos los padres pasan por la experiencia de ver que sus hijos se parecen más a sus contemporáneos que a ellos. Para el emigrado esa experiencia adquiere un sabor mucho más intenso: sus hijos hablan otra lengua, pertenecen a otra cultura. El destierro profundiza casi todas las rupturas que son connaturales al ser humano. Para los inmigrantes indocumentados, estos días son especialmente difíciles. Muchos pasan largos años sin visitar sus países de origen. Para ellos no es una opción comprar los carísimos pasajes del regreso en estos días. La imposibilidad de ver a los suyos, junto a la incertidumbre en que viven debido al ambiente político actual, hará esta Navidad especialmente dura para ellos.

capellán de la residencia Queen of Peace en Queens Village, Queens, a estar libre de asignaciones por motivos médicos y se encuentra en la residencia para sacerdotes retirados Bishop Mugavero desde el pasado 1º de noviembre. RESIDENCIAS Monseñor Robert J. Pawson se trasladará a la residencia parroquial de Nuestra Señora de Lourdes en Queens Village, Queens, mientras continúa como sacerdote retirado, el próximo 31 de enero. El padre Joseph T. Freund, C.Ss.R., se trasladó a la residencia parroquial de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Sunset Park, Brooklyn el pasado 6 de noviembre.

“La Navidad marca el rumbo de nuestras vidas”. Todos esos sentimientos son legítimos, naturales, humanos. Ojalá sepamos poner el acento en lo mejor de nuestros recuerdos, en el cariño y los dones de la familia. Ojalá sepamos ser solidarios y cercanos con los que viven hoy más lejos de su familia y con menos seguridad y paz en estas tierras. ¿Seremos capaces de volver a ser niños? ¿Podremos mirar al Niño Dios con los ojos de la inocencia? Nuestras nostalgias pueden ser una fuente de reminiscencias y cariño o una tortura. En cierta medida, uno elige la manera en que va a administrar sus nostalgias. Pero no tiene sentido hablar de la Navidad sin ir a su esencia. Nos resignamos a la tropelía de los mercaderes que tratan de sacarnos hasta el último centavo. Disfrutamos la fiesta familiar, que tiene sentido y valor como expresión de cariño… aún para aquellos que no tienen una fe religiosa. Pero para el cristiano la Navidad

NO INCARDINADOS El padre Anthony O. Azuwike se trasladó a la residencia parroquial de Santa Helena en Howard Beach, Queens, el pasado 1º de octubre. El padre Anselmus Mawusi sirve como vicario parroquial en la parroquia San Carlos Borromeo, Brooklyn Heights, desde el pasado 5 de noviembre. El padre Wenbin Han sirve temporalmente en la parroquia de la Preciosísima Sangre, en Bath Beach, Brooklyn, desde el pasado 1º de noviembre. ÓRDENES RELIGIOSAS El padre Thomas A. Sendlein, C.M., pasó de

trasciende los regalos, nuestras nostalgias e incluso el cariño y la familia. La Navidad es Emmanuel, “Dios con nosotros”, ese Dios que ha venido a salvarnos en la Cruz, “escándalo para los judíos, locura para los paganos”. La Navidad, como anuncio de la cruz y de la salvación, es el hecho que marca el rumbo de nuestras vidas, como cambió también el rumbo de la historia de la humanidad. Lejos de casa y lejos de la infancia, muchas cosas —demasiadas— han cambiado para nosotros. Muchas cosas hemos perdido y ganado en esta aventura que es vivir en tierra extraña. Cristo, sin embargo, sigue siendo el mismo. Y conservar nuestra fe ha sido la manera de seguir siendo los mismos, y conservar nuestra identidad. Sí, somos doblemente desterrados. Y sin embargo, el Niño Dios nace también para nosotros. En la pobreza y la indefensión de ese Dios diminuto, humano, que nace en un pesebre de Belén, hemos hallado nuestra salvación del pecado y de la muerte. Él también nos salvará de nuestra propia nostalgia, de la distancia, de las ausencias.

ser vicario parroquial de San Juan Bautista en Bedford-Stuyvesant (Brooklyn) a servir a su orden en Filadelfia, Pensilvania, desde el pasado 17 de octubre. El padre Rodel J.B. Baal, D.C.D.H., sirve temporalmente en la parroquia Nuestra Señora de los Milagros en Canarsie (Brooklyn). Esta asignación entró en vigencia desde el pasado 7 de octubre. DIÁCONO El diácono Eugene R. Wohlfarth pasó de servir en la parroquia San Andrés Avelino en Flushing, Queens, a servir en la parroquia Sagrado Corazón de Bayside (Queens). Esta novedad entró en vigencia desde el pasado 10 de octubre.