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Página 10/Sección 4/LA NACION
Odiadas pasiones
Metahumorfosis
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Franqueo a pagar Cuenta Nº 2 Tarifa Reducida Concesión Nº 2
Viernes 30 de marzo de 2007
Por Sergio Ibáñez
Tutelandia
Por Tute
Posibles razones por las que actuamos como masoquistas Para algunos, no se puede vivir haciendo todo el tiempo lo que uno quiere. Lo vienen repitiendo, desde hace años, maestros primarios, avisos clasificados y las obras completas de Freud. Los primeros dicen, sin cansarse, que uno no tiene que andar confundiendo libertad con libertinaje; los avisos, menos idealistas, ofrecen tareas rutinarias que poco tienen que ver con el avance irrestricto de los deseos personales y, por último, los libros del padre del psicoanálisis declaran que hay razones inconscientes, más profundas que la propia voluntad, que marcan el ritmo de nuestras acciones. Sea por alguna de estas razones o por otra, la mayoría de las personas, en algún momento, se pregunta (con la vista clavada en un programa acerca de cómo gasta su dinero un rapero multimillonario o soportando por enésima vez el mal humor del mismo mozo o atascado en el tránsito a la vuelta de un fin de semana largo), “¿por qué estoy haciendo esto si, en realidad, no me gusta?” La literatura está llena de ejemplos. Como el quejoso y reivindicativo Ignatius Reilly, de La conjura de los necios (Kennedy Toole), que no perdía oportunidad de ir al cine a comprobar la decadencia reinante e insultar durante toda la función. O la obediente Amélie Nothomb de Estupor y temblores, que soportaba humillaciones de sus jefes japoneses y limpiaba baños, aun sin necesitar de un trabajo tan denigrante. Pero no hace falta ir a los libros. No es raro que este cuestionamiento existencial surja en conversaciones más triviales. En una reunión de amigos, por ejemplo, Laura Gorín, estudiante de Arquitectura de 25 años, comenta: “No puedo dejar de ver Gran Hermano aunque lo odio profundamente. Me paso todo el programa criticándolo y mi mamá me dice: ¿Para qué lo ves? La verdad, no lo sé. Será una forma de hacer catarsis”. Otros comentarios similares: “Hay un bar, a la vuelta del trabajo, al que voy todos los días –cuenta Juan Justo, diseñador de sitios Web de 28 años–. El mozo me cae muy mal, es apático, lento. Siempre me enojo, pero vuelvo. ¡Ah!, el café es feo, pero lo tomo igual, como si me obligaran”. ¿Qué hay detrás de esa afición por cosas que odiamos? ¿Compulsión? ¿La concreción de un deseo inconsciente? Fernán Arana, licenciado en Psicolo-
“No hay mal que por bien no venga.” Mi refrán favorito revela que somos capaces de extraer significado y propósito incluso de los acontecimientos más terribles, aunque a veces necesitamos tiempo para ello. Los problemas nos brindan nuevas posibilidades de ser y estar en el mundo, nuevos objetos de amor. Esto no equivale a exaltar el dolor, sino su reconocimiento como gran maestro de la vida, como una fuerza capaz de movilizar nuestras energías y abrirnos a nuevas posibilidades de existencia. La percepción del dolor ha sido necesaria para nuestra autocon-
La foto que habla
Gaturro
gía, especialista en psicología cognitiva y docente de la UBA, dice: “Hacemos muchas cosas por una creencia, explícita o no, asociada con sus consecuencias. Si dejo de ver Gran Hermano quizá me pierda lo único bueno; si almuerzo en otro lugar, tal vez coma peor. Nos impedimos una experiencia personal de aprendizaje correctiva por lo que suponemos previamente. Uno repite porque se confirma a sí mismo en esas experiencias; uno, en cierta medida, cree ser uno porque se repite, incluso en lo que no le gusta”. Y esas repeticiones parecen ser muchas: “No soporto a los relatores de fútbol, pero pongo el volumen del televisor altísimo y me la paso criticándolos –dice Juan González Ramírez, de 32 años–. Yo soy un poco así: masoquista”. Mariela Avilleyra, empleada, de 31 años, cuenta: “Me da mucha impresión ver sangre, pero no puedo evitar clavar la tele en todos los programas sobre cirugías o exámenes forenses. Grito, pe-
servación. Si no sintiéramos dolor, nos heriríamos sin sentido. El dolor del hambre nos mueve a buscar alimento, el dolor del aburrimiento nos mueve a ocupar nuestro tiempo. El dolor y los problemas son estímulos para muchos de nuestros actos. ¿Por qué ocurre esto? Básicamente porque el dolor surge de la parte que aún no ha sido dañada y nos brinda la oportunidad de recomponer el todo. En síntesis, los problemas nos brindan algunas oportunidades: la de volvernos más sensibles, la de aprender en el sufrimiento y el error, la de acercarnos a los de-
Por Nik
Por Nik
ro es más fuerte que yo”. Y David Chevallier, estudiante de Sociología, dice: “Leo siempre el mismo diario, pero los domingos compro otro con el que no coincido ideológicamente..., creo que me gusta amargarme los ravioles”. Otro psicólogo, Luis Biondini, licenciado en la UBA, opina que estas odiadas pasiones tienen que ver con una mala interpretación del deseo: “Estamos acostumbrados a pensar en cierta linealidad para lo que queremos, en relaciones de causa y efecto directas, y no es tan así. Fuera del campo de la patología, donde las obsesiones son más complejas, todos tenemos deseos que no responden a gustos e intereses conscientes. En esas actividades aparentemente ajenas hay un resto de placer; una forma no convencional de disfrutar esas repeticiones, esas descargas de tensiones, esa sensación de superioridad, incluso, frente a lo que despreciamos”.
Santiago Craig
Lola
Por Dickenson y Clark
más, la de ganar humildad y sentido de justicia, la de abrirnos a nuevas posibilidades de vida, la de ser virtuosos aceptando con coraje y tenacidad las circunstancias adversas. La de entrenarnos en lo que necesariamente habrá de ocurrir en nuestras vidas, la de huir del tedio, la de convertirnos en médico de los demás y comprender el infortunio de los otros. Roxana Kreimer es licenciada en Filosofía y doctora en Sociología, egresada de la UBA. Además, es una de las introductoras de los Cafés filosóficos, una forma de espacio de debate inaugurada en París en 1992. Publicamos un fragmento de su libro Artes del buen vivir. Filosofía para la vida cotidiana.
Macanudo
Por Liniers
Llamando a la familia Cullen Fergus Gillespie, el heraldo mayor de Irlanda y una alta autoridad en el campo de la genealogía, vendrá al país para el gran encuentro de pasado mañana de la familia Cullen. No menos de 700 personas, incluyendo parientes venidos de Irlanda y de las Islas Canarias, se reunirán en un almuerzo el domingo, en el Golden Center, en Parque Norte (Av. Güiraldes y Cantilo). La rama argentina desciende de Domingo Cullen y Joaquina Rodríguez del Fresno, y suma más de 2400 descendientes. Para organizar este encuentro, el abogado santafecino Iván José María Cullen, convencional constituyente en 1994, reunió a representantes de 22 subramas en el Club del Progreso. Presentará el libro Los Cullen. Irlanda-Canarias-Argentina, en el que trabajó con Alejandro Damianovich, miembro correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, y el doctor Juan Cullen Salazar, de Tenerife, y desciende de un hermano de Domingo (el que inició la rama argentina). Se puede obtener más información en la Web: www.cullenreunion2007.com.ar
Palabras cruzadas
Por Stanko Jerebic (
[email protected])
En dos diagonales aparece en todos los cuadros la misma letra, que no se repite en el resto del juego. HORIZONTALES 1, imitación burlesca; 7, óxido de calcio; 10, que emite; 11, mayor distancia entre las puntas de los dos primeros dedos; 12, impulsar con los remos; 13, descienden; 14, indio fueguino; 15, empezar a mostrar; 17,
flor del rosal; 19, montaña sacra de Grecia; 21, carta de la baraja; 22, hombre bien parecido; 24, forma pronominal; 25, caucho; 26, condimento vegetal (pl.); 28, hueso de la pierna; 30, artículo indeterminado; 31, pulir con lima; 32, sanes; 34, aprehender; 35, escarcha; 36, ente; 37, tener resonancia.
un discurso; 2, placenteros; 3, versos; 4, plantígrada; 5, pinta de oro; 6, caminar; 7, pelos encima de los ojos; 8, tener amor; 9, dícese del hilo poco torcido; 11, mujer madura y gruesa; 13, calzado alto; 16, echan la sal; 18, augurar; 20, quitar el hueso; 23, sentimiento noble; 24, dinero; 25, emitir gemidos; 27, pronuncian juramento; VERTICALES 1, pronunciar 28, puse el pie encima; 29, sonidos lejanos; 31, artículo 7 8 4 7 6 8 3 9 determinado; 33, utilizo; 35, nota musical. 7 8 11 4 6 3 La solución, mañana
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