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Página 12/Sección 4/LA NACION

(Intimidades )

UNA AVENTURA DE... WASHINGTON CUCURTO

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Franqueo a pagar Cuenta Nº 2 Tarifa Reducida Concesión Nº 2

Sábado 16 de mayo de 2009

Gaturro Por Nik

Aguafuertes desde la boca del Amazonas Todavía asombrado, el escritor cuenta su visita a Belem, en Brasil LSentado en el bar La Perla, el escritor Washington Cucurto mira hacia la plaza Miserere como diciendo ésta es mi zona. Claro, el Once es uno de los centros de operaciones de Cucurto; como es Flores para César Aira, por ejemplo, por mencionar una influencia de este quilmeño. Desde su descubrimiento en 2003, cuando alguien lo calificó como sucesor de Arlt y Discépolo, Cucurto no paró de moldear aguafuertes de los arrabales del siglo XXI; fábulas con personajes nocturnos, marginales y transgresores, balanceándose al compás de la cumbia. L Pero éste no es más que el imaginario de un escritor tímido llamado   

 Santiago Vega, que sin  duda comparte las vi    vencias y los deseos de    su álter ego más osado. Vega, el que se esconde        bajo el disfraz de Cucur  to como un Clark Kent de voz suave y pelo cor

tado a cepillo, tiene in      tereses filantrópicos y  aprovecha los vínculos de su editorial indepen  diente, Eloísa Cartonera,  para conocer rincones

  escondidos de América latina. En febrero último tuvo una aventura reveladora: pasó 15 días en la ciudad brasileña de Belem, especie de santuario en la boca del Amazonas, como puerta de la gran selva americana.



Batu Por Tute

FOTOS: MAURO ROLL, ARCHIVO Y GENTILEZA ANNIE ROSTAD

L“En ocasión del Foro Mundial Social, un encuentro de cooperativas y organizaciones sociales, pude viajar a Belem, un lugar inimaginable”, dice Vega, todavía envuelto en la estela del viaje. “Es otro mundo. No tenía noticias de aquel rincón del Amazonas pegado a las Guayanas, esa región que recuerdo de los mapas del colegio. Nunca imaginé que iba a visitarlo y no conozco a nadie que haya estado allí.” LAbstraído en el recuerdo, el escritor describe Belem como un lugar sobrenatural. “Es una ciudad linda, pero muy pobre. Me pareció la ciudad más lejana que haya conocido; es muy rara, como de otro mundo”, reflexiona. “Belem queda bien al Norte, pero no tiene nada que ver con el Brasil de las playas que conocemos. La ciudad está metida en el Amazonas y su gente vive en permanente contacto con la naturaleza. Es el paraíso de la naturaleza”, aclara. LLa vegetación también lo sorprendió: “Los árboles son altísimos, y las frutas muy exageradas. Los brazos del río que rodean la ciudad son poderosos como mares. Es como un lugar de fantasía, como salido de una novela de García Márquez”, sonríe. “Ahí todo es grande. Y todo el tiempo caen mangos. Los chicos se tiraban para agarrarlos. Uno va caminando y caen los mangos. Si a alguien le pegan en la cabeza lo matan.”

LPor estar la ciudad situada en la boca del río Amazonas, Cucurto padeció las inclemencias consabidas del pulmón continental. “En la ciudad llueve todo el tiempo. Llueve mucho, para, sale el sol y a los 10 minutos vuelve a llover violentamente –cuenta–. Hay ráfagas con mucha agua y uno se moja todo. Después sale un sol tremendo. Es así de extremo, todo el tiempo. Llueve como 20 veces al día, una barbaridad.” LCucurto se hospedó en un colegio preparado para recibir a las cooperativas, pero cada día lo pasaban a buscar lugareños, lo invitaban a comer y le mostraban la ciudad. “Me llevaban a sus casas y armaban unos bailes tremendos”, cuenta animado el escritor, bien conocido por su pasión bailantera. “Son muy familieros y hacen comidas riquísimas, a base de maíz, frijoles, legumbres y pescados –agrega–. Es gente que no está contaminada. Son muy buenos; ven a un turista y se vuelven locos, porque no va nadie.” LDel viaje a Belem, una travesía que incluyó cinco conexiones de avión, al escritor lo asombró comprender cómo los portugueses utilizaron este enclave para colonizar Brasil. “Era un lugar estratégico”, dice. Coincidentemente, el viaje llegó tras la publicación de 1810, un libro en el que narra hechos de la revolución en clave cucurtiana. Cambian las épocas, cambian los paisajes... ¿se amplían los horizontes del escritor? “En Belem escribí crónicas, cuentos sobre esa ciudad y algunos poemas –cuenta–. Creo que hay una apertura, pero es gradual.”

Jorge Luis Fernández

La foto que habla Por Nik

Con nombre y apellido

Jim, Jam y el otro Por Max Aguirre

Macanudo Por Liniers

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