Turismo
Página 6/Sección 5/LA NACION
Domingo 22 de junio de 2008
LA NACION/Sección 5/Página 7
[ BOGOTA ] Historia, noche y diversidad
DATOS UTILES COMO LLEGAR: ● Por Avianca, de Buenos
Aires a Bogotá hay cuatro vuelos semanales. Ida: martes, jueves, sábado y domingo, a las 7.35. Vuelta: lunes, miércoles, viernes y sábado, a las 22. Desde US$ 759 (incluye impuestos, salvo 18 de Ezeiza y 5 del impuesto al turismo en Colombia). De Buenos Aires a Santa Marta (ver página siguiente): US$ 939, con las mismas condiciones.
El riesgo de querer quedarse
La zona C La Candelaria es el casco antiguo y epicentro político. También un viaje en el tiempo, por sus construcciones coloniales con balcones, rejas y celosías. Y por
su historia, claro. La plaza de Bolívar es todo un símbolo, al igual que edificios como el Capitolio y el Palacio de Justicia, o la iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Es el barrio más bohemio y atractivo, con calles empinadas, estudiantes a toda hora y una decena de hostels. La juventud se destaca, mientras se está reactivando el turismo general, a partir de su sello: Zona C, justamente por Candelaria. Casi un siglo al pasado se viaja en el Café Pasaje, frente al parque de los Periodistas, donde aún se juntan cachacos con bastones y sombreros, que mantienen su esencia aristocrática y discuten sobre tiempos pasados. De familias típicas bogotanas, se diferencian de los rolos, que también nacieron en la ciudad, pero sus padres o abuelos llegaron de otras regiones, enriqueciéndola con sus diversas culturas. Entre vendedores ambulantes, algún serenatero sin orquesta y aires de melancolía, el bar es parada también de universitarios, al igual que el San Moritz, un poco más alejado (calle 16, 7). Son sitios ideales para tomarse un tinto, que en Colombia no es vino, sino café negro. Ambiente clásico, pero algo más turístico, ofrece La Puerta Falsa, restaurante cálido de tiempos de antaño, con tamales riquísimos frente a una ex puerta lateral (quedaron las marcas) de la catedral Primada. En la misma cuadra está Mama Lupe, con manjares dulces, también santafereños. Y en la esquina, el moderno Centro Cultural García Márquez. Una cuadra hacia la colina se ubica la Manzana Cultural, con la biblioteca Luis Arango y sus libros antiquísimos, además de muy buenas muestras temporales. El Museo del Oro del Banco de la República está en reparación, pero parte de su increíble material puede verse en el Museo de Arte, frente a la biblioteca. También se encuentra allí el Museo Botero. Pinturas como En el parque y El ladrón se exhiben entre 123 obras del gran artista de origen paisa, cuyas esculturas se encuentran en el segundo piso. El teatro Colón está en reparación, pero en un par de meses podrá disfrutarse
Descubre la pasión del arte.
www.andalucia.org www.spain.info OFICINA ESPAÑOLA DE TURISMO Carlos Pellegrini, 1163 - 3er piso 1009 BUENOS AIRES Tel.: 5411/4328-9619 Fax: 5411/4328-9015
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nuevamente de su interior neoclásico, sobrecargado y hermoso. A La Candelaria se puede llegar, desde el Norte, por la avenida Circunvalar (en taxi, de 8 a 10 dólares), que bordea la ciudad por la colina, evita el tránsito y permite ver el verde bogotano, que no es escaso. También se accede con el Transmilenio (www.transmilenio.gov.co), sistema de colectivos público, cuyas estaciones anuncian cuánto falta para el próximo micro y ofrece combinaciones (no hay subterráneos todavía, pero el proyecto avanza). Estos lagos ómnibus tienen carriles exclusivos, de manera que se eviA R I B E R C M A
Santa Marta
Cartagena
MAGDALENA
PANAMA
PAC I F I C O
BOGOTA.– Brad Pitt y Angelina Jolie se enfrentaban a los tiros en una Colombia siniestra. Los personajes ganaron la batalla, pero perdieron amigos: ya no son queridos aquí los señores Smith. Tampoco sus rivales ni otros miles de personajes del cine hollywoodense, siempre más parecidos a Pablo Escobar que a Gabriel García Márquez, prototipos recurrentes de un país con problemas de imagen, aunque con argumentos de sobra para revertirlos. Es difícil encontrar en el mundo mejores anfitriones que los colombianos. El país tiene, además, playas de agua turquesa, selva, bosques tropicales y ciudades envidiables como Cartagena. Es un lugar vibrante y alegre, que puede disfrutarse al margen de sus conflictos. El riesgo es que te quieras quedar, asegura su slogan, como una forma elocuente de atraer extranjeros sin tapar la realidad. “Nos escanean dos veces en los aeropuertos y comemos mucho en el avión para que no pienses que somos mulas. Y no, no se vende cocaína en las farmacias”, aclara Saúl Cardozo, como broma, pero sin reírse. El es director de Capacitación y Divulgación de la agencia estatal para la promoción del país. Dice que sería más fácil fomentar Botsuana, pero tampoco le interesa. Lleva el pin Colombia es pasión en su camisa y asegura: “El mundo se quedó con la imagen de hace veinte años”. Es cierto, hay que mostrar el bolso antes de entrar a un shopping y la policía que cuida las calles no es precisamente la Guardia Urbana porteña. Pero la situación ha cambiado, sobre todo para el turista. Hace una década nadie tomaba su auto para ir a la playa, mucho menos los extranjeros; hoy se recorre sin problemas gran parte de las rutas, muy protegidas. Tres años atrás, los cruceros pasaban de largo por sus costas; ahora casi todas las compañías promocionan el destino. Es una buena señal: los cru-
ceros no suelen detenerse en ciudades sin garantías, porque cualquier contratiempo es un gran trastorno. En Bogotá, el circuito turístico es bien sofisticado, mayormente para el viajero de negocios, que es el que predomina. La zona norte es la más concurrida, con sus hoteles, restó y locales Juan Valdez. La ubicación de estas tiendas (www.juanval dezcafe.com), de estilo Starbucks, aunque con granos colombianos y granizados imperdibles, permite conocer la distribución económica y social de la ciudad. La zona Rosa, con marcas de moda en la calle del Sol, diseño en la 82, discotecas en la 85 y tres centros comerciales, es el núcleo de la movida chic y turística. Allí, la denominada zona T es la más visitada, sobre todo por la noche, incluida la del lunes. El parque de la 93 también concentra bares y restaurantes, donde los fines de semana se corren las mesas para dejarle lugar a la rumba. Es la denominada zona G. Bogotá es una ciudad inmensa, con más de ocho millones de habitantes. Pero ubicarse es fácil ya que las calles están numeradas. Mirando hacia los cerros, a la derecha está el Sur, donde empieza la numeración, y a la izquierda, el Norte. Si uno se desorienta simplemente debe preguntar: nadie en Colombia parece dispuesto a dejar que uno se pierda; el esfuerzo de las explicaciones sorprende. Si uno igual tiene que llamar al hotel o un taxi, no escasean las formas de comunicarse. Basta mirar alrededor para encontrar un puesto callejero que promocione minutos a celular, por 200 o 300 pesos (unos 20 centavos de dólar). A modo de locutorios individuales, muchos bogotanos tienen la changuita de ofrecer su propio teléfono para llamadas públicas. Es fácil encontrarlos: llevan carteles colgados o están en las esquinas, con uno o varios aparatos para utilizar.
CE AN O
Enviado especial
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Por Martín Wain
Al margen de los conflictos están los paisajes, las playas y las ciudades, que cautivan tanto como su gente. El viaje empieza en la capital, por barrios llenos de rumba, fútbol, cultura y buena gastronomía
VENEZUELA COLOMBIA
Bogotá Cali VALLE DEL CAUCA LA NACION
MAS INFORMACION ● Embajada de Colombia en
tan los atascos de las horas pico, aunque en esos horarios viajar aquí es lo menos disfrutable. Cuesta unos 80 centavos de dólar y las precauciones que hay que tener son las mismas que en cualquier otra gran ciudad del continente. Para La Candelaria uno puede bajarse en la estación Museo del Oro, de la línea J. A la vuelta, lo mejor es tomarlo en Las Aguas, no sólo porque es la terminal y uno puede sentarse, sino también para extender su paseo por el barrio hasta los alrededores del Portal de las Aguas, con más bares y librerías.
Buenos Aires: Carlos Pellegrini 1363, piso 3; 4325-0258. Por email: turismo@embajadacolo mbia.int.ar ● Clima: En casi todo el país hay dos estaciones de lluvia: de abril a junio y de agosto a noviembre. Y dos períodos de verano. Bogotá, a más de 2600 metros sobre el nivel del mar, tiene temperaturas que oscilan entre los 5 y 24 grados. ● Moneda: por un dólar, unos 1600 pesos colombianos
Pasión de multitudes Se escucha un gol desde el interior de una imprenta. Con la camiseta xeneize, dos jóvenes miran el partido Atlas vs. Boca mientras atienden al público. El local, sobre la carrera (calle) 5, se llama La Bombonera. No son las únicas remeras azul y oro que pueden verse en el centro; incluso uno podría asegurar que hay más que en Buenos Aires. Pasa lo mismo, por ejemplo, con las de River en Santa Marta, ciudad de Radamel Falcao (ver página siguiente). Una visita al estadio Campín es casi obligada para conocer un poco más de la devoción por el fútbol que hay en la ciudad. Allí juegan de local los dos equipos grandes, Millonarios y Santa Fe, de manera que casi todos los fines de semana hay algún partido. Sus estaciones del Transmilenio son El Campín y Coliseo. También se llama La Bombonera un restaurante de Usaquén, otra zona ineludible. Es casi un pueblo dentro de la ciudad, en la altura y con atractivas propuestas gastronómicas. Un almuerzo dominguero es ideal, para aprovechar el mercado de pulgas y darse una vuelta luego por la curiosa sala Cinema Paraíso. Otra forma de conocer Bogotá es la ruta ladrillo, guiada por las construcciones del arquitecto Rogelio Salmona, que introdujo el rojo (hoy omnipresente) en la ciudad. O desde los miradores de los cerros orientales. O en teleférico, para descubrir en la altura que la ciudad es definitivamente inabarcable.
EN INTERNET
www.proexport.com.co y www.turismocolombia.com
FOTOS: FELIPE CAICEDO, CARLOS J. MARTINEZ Y MARTIN GARCIA, EL TIEMPO/GDA
La Candelaria es el barrio antiguo y bohemio, con calles empinadas sobre el pie de la colina, calles culturales y estudiantes que caminan hasta tarde por sus veredas angostas. A la derecha, la ciudad desde los cerros orientales
De rumba, entre el reggaeton y la electrónica Llega la noche y hay que salir de rumba. Colombia no sería la misma sin ella. Un recorrido puede empezar en zonas chic y tranquilas como la T y la G, donde se bebe y se baila, aunque cierran temprano. O en bares más in, como Escobar y Rosas, en plena Candelaria: con decoración farmacéutica (el local era una droguería), pasó del funk al house, y ahora que está de moda, el espacio quedó chico. Para seguir hasta el amanecer, un buen lugar electrónico es Cha Cha (Av. 7, 32, barrio Chapinero), una disco ubicada en el
piso 41 de un edificio vacío (ex Hilton). Tiene una pista grande, con estilo loft, y cuatro ambientes más chicos (dos con vista increíble de la ciudad). Hay zonas más populares, como la 1° de Mayo, donde predomina el perreo. Porque si la electrónica mueve multitudes y la salsa y el vallenato se mantienen como clásicos, es el reggaeton la estrella de los últimos años, como en toda la región. Baile descarado, con pasado marginal y presente generalizado, tiene en Colombia un lugar de privilegio en las noches de rumba.
Sabores de una capital enriquecida Si a la diversidad de las capitales se le suman recetas del mundo, chef talentosos y mucha atención en el diseño de los locales, el circuito gourmet está garantizado. Hay zonas para comer muy bien en Bogotá. Algunos clásicos, como Andrés Carne de Res (www.andrescarnederes.c om), ofrecen rumba después de la comida. Otros son mucho más sofisticados. En las zonas turísticas prevalece la comida norteamericana, con puntos altos como El Corral Gourmet, en el parque de la 93. Pero la cocina de autor es la que crece. Algunos ejemplos: ■ El Artista (carrera 14, 98-5): el chef Julián Bohm habla de amigos cocinando. Su propuesta principal es un menú de ¡diez pasos! Puede empezar por una sopa tai de pollo, con pimienta (mucha) y leche de coco, y seguir con helado de melón, cebiche a la mexicana, carne de res en ají peruano... El menú cuesta 30 dólares. El plato, unos 15. ■ Criterión (calle 69A, 5-75) y Pastelería Rausch (70, 6-37): los hermanos Jorge y Mark Rausch se formaron en Inglaterra y Canadá, respectivamente. El primero se especializó en salados y hoy se ocupa de Criterión, uno de los restó más renombrados. El segundo está al mando de la pastelería, de estilo francés y cocina tan casera como versátil. Se puede crear sándwiches a gusto, con panes, quesos y fiambres variados, que se combinan, por ejemplo, con berenjenas asadas, palta, patés y especies. ■ 29 Cocina y Bar (calle 29 Bis N° 5): en el ascendente barrio La Macarena, pleno centro de la ciudad, el corpulento Daniel Kaplan ofrece, con su cocina a la vista, una carta repleta de delicias, en la que sobresalen los risotto, las carnes y los postres. Formado en Estados Unidos y Chile, se especializa en cocina internacional contemporánea. Por personas, unos US$ 30. ■ Doña Elvira (calle 50, 20): creado en 1934, en el barrio Chapinero, pero fuera del circuito turístico, ofrece comida y ambiente criollos. Sobrebarriga, papas chorreadas, chocochuela (rodilla de res), pescuezo de gallina y chuletas de cerdo, las especialidades. Por persona, desde US$ 12. www.restaurantedonaelvira.com