Número 6 Buenos Aires - 2010

su trazado e integridad, y en la apertura de ... la topadora utilizada para la apertura de los caminos, se ...... vienesa que proponía la comprensión de las culturas.
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ISSN 1669-7456 (Edición Impresa) ISSN 1853-1296 (Edición Online)

Número 6 Buenos Aires - 2010

Esta publicación ha recibido el apoyo del Fondo Nacional de Las Artes mediante la obtención de una Beca Nacional linea CREADORES - CIENCIA (2010) Resolución 1149/10 del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Directores Ariadna Svoboda

Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA, CONICET , CENPAT Instituto de Arqueología

Ivana L. Ozán

Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA CONICET, DIPA, IMHICIHU

Comité Editorial Agustín Acevedo

Estudiante Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA Asociación de Investigaciones Antropológicas

Melina P. Bednarz

Estudiante Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA Centro de Arqueología Urbana

Dolores Carniglia

Comité Académico Dr. Alejandro Acosta CONICET - INAPL

Dra. Elvira Inés Baffi

CONICET - Departamento de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA

Dr. Ramiro Barberena CONICET, DIPA, IMHICIHU

Dr. Luis Alberto Borrero CONICET, DIPA, IMHICIHU

Dra. Adriana Callegari

Instituto de Arqueología, FFyL, UBA

Lic. María Magdalena Frère

Instituto de Arqueología, FFyL, UBA

Dr. Luis González

CONICET - Departamento de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA

Estudiante Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”

Dra. María Isabel González

Silvia Chinen

Dr. Daniel Loponte

Estudiante Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA Red de Investigadores sobre Genocidio y Política Indígena UBACYT

Nicolás C. Ciarlo

Estudiante Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano Facultad de Ingeniería, UBA

Erico Gaal

Estudiante Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”

Matías Gramajo Bühler

Instituto de Arqueología, FFyL, UBA CONICET - INAPL

Dra. Liliana M. Manzi

CONICET, DIPA, IMHICIHU - UBA

Dr. Javier Nastri

CONICET - Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, FFyL, UBA

Dr. Axel Nielsen

CONICET - INAPL - UNC

Dr. Daniel Olivera

CONICET - INAPL - UBA

Estudiante Lic. en Arqueología, UNT Instituto de Arqueologìa y Museo (IAM)

Dr. José Antonio Pérez Gollán

Joaquín I. Izaguirre

Dra. Paola S. Ramundo

Estudiante Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”

Irene Lantos

Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”

Marcelo G.Vitores Spinetta

CONICET - Director del Museo Histórico Nacional CONICET - FFyL, UBA

Dra. Myriam Tarragó

CONICET - Directora del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, FFyL, UBA

Dra. Beatriz N.Ventura

CONICET - Instituto de Arqueología, FFyL, UBA

Prof. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA CIAFIC - CONICET

Dra.Verónica I. Williams

Miriam Wagner

Dr. Hugo D.Yacobaccio

Lic. en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA Estudiante Edición, FFyL, UBA Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano

CONICET - Instituto de Arqueología, FFyL, UBA CONICET - Instituto de Arqueología, FFyL, UBA

La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología es una publicación anual, propiedad de la Sociedad Argentina de Antropología (SAA), que tiene como objetivo la publicación de los resultados de las investigaciones de estudiantes de grado y egresados recientes de carreras de arqueología o disciplinas afines. Publica artículos e informes de investigación originales que son evaluados en consulta con dos evaluadores, pudiendo ser alguno de los integrantes del Comité Académico, o bien evaluadores ad hoc. Notas breves, entrevistas y otros contenidos de la revista son evaluados por los editores. La Zaranda está incluida en el Catálogo de LATINDEX (Folio Nº 15292). El contenido de la revista es indexado por Anthropological Literature (Harvard University, Hollis Catalog Nº 010132040). Forma parte del Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas (Resolución 952/10 CONICET) Impreso en la Argentina (2010) Número 6 - ISSN 1669-7456 (edición impresa) - ISSN 1853-1296 (edición online) Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología Sociedad Argentina de Antropología Presidente: Dra.Verónica I. Williams Moreno 350 (1091) Ciudad Autónoma de Buenos Aires [email protected] - www.lazarandadeideas.com.ar

Auspicios Institucionales Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación. Resolución Nº 1715. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Resolución Nº 249/2004. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). Resolución Nº 3300. Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario (UNR). Resolución Nº 969/2004. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). Resolución Nº D-164/04. Instituto de Arqueología y Museo, Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L. Universidad Nacional de Tucumán (UNT). 08/06/04. Museo Etnográfico “Juan Bautista Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. 17/05/04. Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina (AAPRA). 5/9/04. Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta (UNSa). Resolución 1261/05. Instituto de Arqueología, FFyL, UBA. 3/11/08.

Evaluadores del Número 6 Prof. / Lic. Claudia Aranda

Dra.Virginia Pineau

Dr. Gustavo Barrientos

Dr. Mariano Ramos

Área de Antropología Biológica, Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti” CONICET y Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP)

Lic. Mara Basile

Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti” CONICET, FFyL- UBA

Dra. Mónica Alejandra Berón Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti” CONICE, FFYL-UBA, UNCEN

Dr. Pedro Paulo A. Funari

Universidade Estadual de Campinas, Brasil

Dr. Pablo Marcelo Fernández CONICET-INAPL. UBA

Dr. Ivan Briz i Godino

Investigador ICREA. Dept. d’Arqueologia i Antropologia. Institució Milà i Fontanals. Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Associated Researcher. Dept. of Archaeology. University of York

Dra. María Isabel Hernández Llosas Instituto de Arqueología. CONICET – UBA

Dr. Andrés D. Izeta

Museo de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba

Lic. Ivana Carina Jofré

Cayana: Colectivo de Arqueología. Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca. CONICET

Dra. Mariel Alejandra López Instituto de Arqueología. CONICET. FFYL-UBA

Lic. Patricia Madrid

Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría y Facultad de Ciencias Naturales y Museo. FLACSO, UNICEN

Dr. Sebastián Muñoz

Laboratorio de Zooarquelogía y Tafonomía de Zonas Áridas. CONICET- Museo de Antropología. Universidad Nacional de Córdoba

Instituto de Arqueología-FFYL-UBA Programa de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios (PROARHEP), Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Luján (UNLu). Ciafic, Conicet

Dra. Norma Ratto.

Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti. CONICET, FFYL-UBA.

Dra. Diana Rolandi

Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, Secretaría de Cultura de la Nación. CONICET, FFYL-UBA

Lic. María Lydia Varela

Universidad de Buenos Aires.

Índice Editorial ..................................................................................................................................................................

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Artículos La fuente escrita, espacio de confrontación Juan Pablo Carbonelli....................................................................................................................................

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Revisión de la determinación de los materiales arqueofaunísticos provenientes del sitio Villa La Punta, Santiago del Estero Luis M. del Papa ............................................................................................................................................ 25 Análisis de los procesos de formación cultural en el sitio Mansión Seré. Un abordaje a partir del proceso destructivo de la casona (1978-1985) Jimena Doval y Pablo F. Giorno................................................................................................................... 37 Patrimonio e identidad en Aconquija (Departamento de Andalgalá, Catamarca) María Soeldad Gianfrancisco ..................................................................................................................

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Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas: Relaciones de Género en el arte rupestre del sitio Los Cerrillos, Valle Calchaquí Norte (Pcia. de Salta, Argentina) Ezequiel Gilardenghi...................................................................................................................................... 71 Cerro Lutz: Aproximaciones al estudio de las prácticas mortuorias de las sociedades cazadoras-recolectoras del Humedal del Paraná Inferior Bárbara Mazza ............................................................................................................................................... 91 Resultados preliminares del estudio Zooarqueológico y tafonómico de los restos óseos de roedores del sitio Calera (Sierras Bayas, Partido de Olavarría, Provincia de Buenos Aires) Nahuel A. Scheifler.................... .................................................................................................................... 117 Propuesta Metodológica para el análisis descriptivo de vidrios “retocados” del Noroeste de la Provincia de Mendoza Osvaldo Sironi.................................................................................................................................................. 129 Notas El mapeo: una construcción interpretativa Eugenia Di Lullo y Mariana Maloberti..................................................................................................... 145 El cumplimiento de la Ley 25.473 de protección de patrimonio arqueológico y paleontológico Miriam Wagner............................................................................................................................................. 149

Entrevista Entrevista al arqueólogo Carlos N. Cerutti Marcelo Vitores, Melina Bednarz y Ariadna Svoboda ..................................................................

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Misceláneas Recursos de Internet: Expandiendo horizontes, ampliando perspectivas, o... ¡¿Dónde publico? por Melina Bednarz........................................................................................................................................ 167 Desde afuera: Se busca quien calce perfecto en la huella por Cecilia Parrillo........................................................................................................................................ 171 Rescate Humorístico por Marcelo Vitores ....................................................................................................................................... 173 Normas Editoriales ............................................................................................................................................. 175

EDITORIAL Un nuevo año de trabajo concluye y se materializa en la impresión del número 6 de La Zaranda, un año plagado de tareas habituales y otros tantos nuevos desafíos. Con la revista recién salida del horno, pero no sin dejar algunas ideas y proyectos pendientes en el freezer, les presentamos las novedades... Para comenzar, nos gustaría compartir una excelente noticia con todos ustedes. Muchos años de esfuerzo han sido reconocidos y La Zaranda fue seleccionada para integrar el Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas del CONICET. Recientemente la revista fue también declarada de interés cultural por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el marco de la Ley de Mecenazgo. De ninguna manera habría sido posible sin la colaboración de autores, evaluadores, distribuidores y de todos aquellos que nos acompañan en esta tarea. ¡Muchas gracias y felicitaciones a ustedes también! Asimismo queremos darle una calurosa bienvenida (no en vano la revista sale a fin de año) a los nuevos integrantes del Comité Editorial, que serán los encargados de renovar y asegurar la continuidad de la revista. Les presentamos de esta forma a Dolores Carniglia, Silvia Chinen, Erico Gáal, Matías Gramajo Bühler y Miriam Wagner. Así como una moneda tiene dos caras, el ingreso de nuevos integrantes implica que algunos compañeros de ruta tomarán nuevos rumbos. Saludamos a Joaquín Izaguirre, Irene Lantos y Marcelo Vitores, quienes sabemos que seguirán acompañándonos y apoyándonos en todo momento. ¡Los vamos a extrañar! Fue el año del bicentenario y de un nuevo Congreso Nacional de Arqueología Argentina, ciclo más que propicio para hacer un balance de nuestra disciplina y ver no sólo en qué se trabajó, sino también en qué se está trabajando y aquellas líneas de investigación con un potencial interesante por recorrer. En este número se encontrarán con que hemos recibido artículos de una gran variedad de temáticas, reflejando la amplitud de campos abiertos en este momento. Para nuestra sección de entrevistas contamos con la amable y por demás entretenida participación del Dr. Carlos Natalio Ceruti, quien desinteresadamente nos brindó su tiempo libre en el marco de dicho congreso, realizado en la ciudad de Mendoza. La diversidad se hizo nuevamente presente en los cursos y seminarios que realizamos todos los años. Contamos con la colaboración del Dr. Luis González, quien dictó el seminario “Aproximaciones al estudio de los metales antiguos. Métodos, técnicas y secretos” y con la participación de la Dra. Fabiana Bugliani, profesora del curso “De objetos, imágenes y estéticas: estudios de las representaciones visuales en arqueología”. También tuvimos el honor de tener el seminario dictado por un dúo estelar de profesores: el Dr. Marcelo Cardillo y el Mgter. Rodolphe Hoguin, quienes nos ofrecieron una “Introducción al estudio del material lítico: métodos de análisis y de investigación”. Finalmente, y para cerrar el año, la Lic. Claudia Aranda y el Dr. Leandro Luna nos introdujeron en los “Estudios de restos humanos desde una perspectiva arqueológica”. A todos ellos y muy especialmente a ustedes, que se interesaron y asistieron a los cursos, les expresamos un profundo agradecimiento. Seguiremos trabajando para la construcción de estas valiosas instancias de intercambio y aprendizaje. 7

Por otro lado, continuamos la realización de canjes con diversas universidades, tanto argentinas como de otros países de Latinoamérica. A partir de estas conexiones hemos recibido una gran cantidad de materiales, no siempre fácilmente accesibles, que donamos a la biblioteca “Raúl A. Cortazar” del Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti”. No podríamos cerrar este mensaje sin agradecerles a todos aquellos involucrados en facilitarnos las instalaciones del IMHICIHU y del Museo Etnográfico “Juan B.Ambrosetti”, desde las autoridades hasta la gente que trató día tras día con nuestros pedidos, necesidades y ocurrencias varias. Gracias por la eterna paciencia y la inestimable colaboración. Extendemos nuestros saludos y agradecimientos a las autoridades de la Sociedad Argentina de Antropología, por su apoyo y ayuda en todas las ocasiones en que lo hemos necesitado, tanto en cuestiones burocráticas, de esas que acobardan hasta a los más valientes, como por el aval que siempre nos ha otorgado para la difusión y realización de los seminarios. De ninguna manera terminaríamos nuestro mensaje inicial sin reconocer la labor de nuestros representantes y colaboradores en el país y el exterior: Arnaldo Mera (Perú), Valeria Espiro (Catamarca), María Laura López (Córdoba), Alejandra Gasco (Mendoza), Mabel Mamani (Salta), Keila Sulich (Santa Fe), Ezequiel del Bel (Tucumán), Manuel Carrera Aizpitarte (Olavarría), Marco Giovanetti y Verónica Lema (La Plata). En esta ocasión queremos saludar muy especialmente a Silvina Curleto y a Laura Roda, quienes han colaborado durante mucho tiempo con nosotros y emprendido nuevos proyectos en los que les deseamos muy buena suerte. Ahora sí, por último pero no por eso menos importante queremos destacar la colaboración de aquellos que por encontrarse más cerca suelen terminar involucrados en el proceso editorial a veces sin quererlo, aportando su punto de vista (Cecilia Parrillo), su pericia en el manejo de programas de computación (Eric F. Dans) e inluso tener que lidiar de los jóvenes editores en pleno proceso de trabajo, en especial cuando caen las últimas hojas del calendario y los tiempos apremian. Como siempre, los destinatarios de todo nuestro esfuerzo son ustedes, que lo disfruten...

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ARTíCULOS

LA FUENTE ESCRITA, ESPACIO DE CONFRONTACIóN Juan Pablo Carbonelli* RESUMEN En este trabajo abordaremos el rol de la fuente escrita dentro de la epistemología y metodología de la arqueología de tiempos históricos. A través del análisis de la relación que cada marco teórico sostuvo con las fuentes escritas, cuestionamos el uso exclusivo de las mismas como fuentes generadoras de hipótesis, pues consideramos que los documentos son categorías de igual peso fáctico que el resto de los artefactos. Las fuentes escritas forman parte del registro arqueológico y por lo tanto de la explicación y de la comprensión sobre el pasado del hombre. Acercaremos una propuesta epistemológica para trabajar con ambos tipos de objetos, los documentos escritos y los artefactos, utilizando una racionalidad particular y universal al mismo tiempo (Hernández 1993). Finalmente, indagaremos sobre la relación de la arqueología de momentos históricos con la historia, inclinándonos por un enriquecimiento mutuo y deshaciendo a su vez las fronteras con la prehistoria. Palabras Clave: Arqueología - Historia - Documentos escritos - Epistemología - Artefactos. ABSTRACT In this paper we address the role of written sources in the epistemology and methodology of archeology of historic times and analyze the relationship they have had with different theoretical frameworks.We question the exclusive use of written sources as generators of hypotheses, since we consider that documents are factual categories of equal weight as any other artifact. Thus, written sources are part of the archaeological record and therefore play an important role in the explanation and the understanding of man’s past.We propose an epistemological approach to work with both types of objects, written documents and artifacts, using a particular and universal rationality (Hernandez 1993). Finally, we will investigate the relationship of the Archeology of Historical Moments with History, seeking for a mutual enrichment and taking apart borders with prehistory. Key Words: Archaeology - History - Written documents - Epistemology - Artifacts.

* CONICET- Proyecto Yocavil - Museo Etnográfico J. B. Ambrosetti - [email protected] Carbonelli, Juan Pablo. 2010. La fuente escrita, espacio de confrontación. La zaranda de ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en arqueología. 6:9-23 . Buenos Aires.

Juan Pablo Carbonelli - La fuente escrita, espacio de confrontación.

INTRODUCCION En este trabajo, el objetivo principal es discutir el rol y la función otorgados a las fuentes escritas dentro de las investigaciones relacionadas con la arqueología histórica o, como la denominaremos aquí, de momentos históricos. No es nuestra intención establecer una génesis de la arqueología de momentos históricos en la Argentina, ni a nivel mundial. El recorrido cronológico busca reflexionar sobre la manera en que cada marco teórico en arqueología utilizó a las fuentes escritas: ya sea como parte de la interpretación, como una línea de evidencia alternativa o como generadoras de hipótesis. Partiendo de que todo objeto de análisis es producto de una construcción (Bourdieu et al.1973) efectuada por el investigador, consideramos necesario integrar al registro documental dentro de la realidad que el arqueólogo debe confrontar al interpretar el pasado del hombre. Para ello es necesario poner en tela de juicio nuestras concepciones acerca del sujeto de investigación, el objeto de análisis y la objetividad en la investigación. Si comenzamos a utilizar como investigadores tanto una racionalidad particular (que dé cuenta del contexto histórico y de las lógicas y contradicciones propias de un momento en el tiempo) como universal (que permita transmitir la información, analizarla y discutirla), es dable pensar que podremos comprender, por ejemplo, los confusos períodos de contacto dando cuenta de sus raíces como procesos de escala mundial. A N A L I S I S C RO N O L O G I C O D E L DEBATE Los documentos escritos como elementos de contrastación Para confeccionar una estrecha cronología acerca del rol de las fuentes escritas en 10

la Arqueología de tiempos históricos, consideramos pertinente observar qué tipo de relación estableció cada marco teórico con ellas. E l c a m p o p ro f e s i o n a l d e l o q u e denominaremos luego “arqueología de momentos históricos” se organiza oficialmente en 1960 con la “Conference on Site Archaelogy” y, siete años más tarde, con la formación de la Society for Historical Archaeology. Si bien ese momento coincidió con los albores de la arqueología procesual, ya en la corriente histórico cultural encontrábamos trabajos sobre momentos históricos. En el marco del pensamiento histórico cultural se mantenía una visión partitiva de las culturas individuales, como formas de vida transmitidas por pueblos específicos de generación en generación. Las culturas no eran vistas como sistemas integrados, sino como colecciones de características individuales que habían coincidido como resultado de causalidades históricas (Trigger 1992). Dentro del lineamiento teórico de dicha corriente, se consideraba a los artefactos como similares a los documentos históricos, en el sentido de que brindaban una información acerca de la historia (Orser 2000). Ambos explicaban por sí mismos la variabilidad cultural, donde una modificación en los rasgos formales de una cultura aludía a una diferenciación étnica, impulsada por los procesos de migración y difusión. Los documentos escritos fueron utilizados para poder brindar una interpretación histórica particularista, y poder describir de mejor manera, todas los rasgos esenciales de una cultura. En los Estados Unidos, hacia 1950, en las investigaciones que se realizaron sobre colonias británicas y misiones españolas, los objetivos de las excavaciones eran, principalmente, los de rescatar el mayor número de datos posibles que pudieran brindar una mejor interpretación del sitio analizado (Deagan 1982). Estos

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estudios, a la par, solucionaban los problemas de ambigüedad en la documentación escrita o la ausencia directa de información.

de la cultura americana (los afroamericanos, por ejemplo) allí donde la historia escrita nada decía acerca de dichos grupos étnicos.

Durante la década de 1970 surgen las primeras definiciones de la arqueología histórica. Las fuentes escritas, al encontrarse contenidas en dicha definición, se convertían así en marcadores disciplinarios necesarios: “… aquellos estudios que usan datos arqueológicos e históricos han sidos denominados Arqueología Histórica…” (South 1977:1)

Esta postura continúa hasta nuestros días,bajo un marco procesual neo-positivista (Pedrotta y Gómez Romero 1998). La documentación escrita permite generar hipótesis, que producen expectativas arqueológicas (Goñi y Madrid 1996). Al igual que las investigaciones de rango medio, los documentos son análogos presentes, mas no habilitan la explicación del pasado en sí misma. Simplemente, el documento es designado para el control de las relaciones entre las propiedades dinámicas del pasado y las propiedades materiales estáticas, comunes del pasado y del presente (Binford 1981).

El rol de las fuentes escritas en la praxis profesional cambia ante la llegada de la Nueva Arqueología. Dicho marco teórico se contrapuso a la Arqueología Tradicional (concebida como disciplina histórica) con la finalidad de realzar su carácter de ciencia experimental, formuladora de modelos e hipótesis a contrastar (Bárcena 1995). Dentro de dicho marco teórico, fue observada de manera cautelosa el uso de los documentos escritos, ya que fueron considerados como un mecanismo de control de las clases dominantes de la época. Dicha medida era coherente con el método científico: la Nueva Arqueología abogaba por producir conocimiento sobre el mundo circundante, conocimiento que debía ser objetivo y que podría ser verificado independientemente del sujeto que lo producía. Las fuentes de archivo no eran más que documentación simple, útil para dar trasfondo histórico o verificar la investigación (South 1977), pero por encontrarse enmarcadas en la subjetividad de quien había escrito el documento, quedaban afuera de la explicación. Los trabajos dentro del marco teórico procesual, en los Estados Unidos, colaboraron en refutar con el material arqueológico algunos contenidos incluidos en los documentos escritos, como la presunta prohibición a los esclavos norteamericanos para portar armas y cocinar comunalmente (Deagan 1982).También enfocaron sus esfuerzos en cambiar o mostrar una imagen alternativa de los grupos marginales

Por otra parte, desde la visión del marxismo, la arqueología histórica debe abocarse a estudiar los procesos sociales asociados con el surgimiento y consolidación del capitalismo en Iberoamérica (Fournier 1990), o en otras palabras, estudiar las manifestaciones de la expansión cultural europea en el mundo no europeo (Schuyler 1970). La lectura e interpretación de las fuentes escritas ofrecen desde esta postura un complemento interpretativo. Sin embargo, deben subordinarse siempre al correlato material (Fournier 1999), por temor de prostituir a la arqueología (South 1974) inmiscuyéndose en un terreno metodológico que le pertenece a la historia. En resumen, las fuentes escritas para la arqueología procesual pueden generar y corroborar hipótesis, pero no integran el registro arqueológico: el objeto material de análisis del arqueólogo. Esto se debe a que los arqueólogos procesuales sostienen un modelo físico del registro (Patrick 1985), consistente en objetos y rasgos que son efectos estáticos de causas del pasado. Toda la evidencia ha sido constituida por procesos determinados por leyes causales. Por lo tanto, el arqueólogo busca descubrir leyes generales del comportamiento humano (cercano al objetivo de la antropología), 11

Juan Pablo Carbonelli - La fuente escrita, espacio de confrontación.

considerando a la arqueología como una ciencia, no como un tipo de historia. De esta forma no es factible incluir, para la arqueología procesual, los documentos escritos como parte del registro arqueológico puesto que sólo ofrecen un aspecto particularizante, sesgado por su subjetividad y no sujeto a regularidades. La arqueología postprocesual y la fuente escrita La década de 1980 marca un quiebre y una postura diametralmente opuesta a la precedente. Ejemplo de ésto es la definición categórica de Beaudry: “…los documentos son artefactos complejos, reflejando una realidad parcial (...) los documentos codifican las conexiones entre la gente a muchos niveles…”. (Beaudry et al. 1996:5, énfasis nuestro). Dicha autora realza el contexto histórico de los hechos, a la vez que entiende que el análisis documental debe hacerse en adición y distinción de la investigación histórica. En otras palabras, aboga por una propuesta donde se realice un enfoque etnográfico de los documentos escritos. Desde esta perspectiva, la definición del registro arqueológico ya no es la misma. Con la irrupción de la arqueología postprocesual se responde a un modelo textual, donde lo registrado en el presente es un cuerpo de signos de eventos pasados, que agrupan ideas o información (Patrick 1985). Al cobrar relevancia la fuente escrita, se incluye a la par una postura emic al interpretar los datos. Bajo una epistemología subjetivista, se considera que ese es el único medio para develar las construcciones mentales de las personas (Clark 1993). Se puede demostrar que no hay pasividad en los signos materiales, por el contrario, se enfatiza la creatividad de los individuos, utilizando una perspectiva desde adentro. En este sentido, Orser (2000) sostiene que los arqueólogos deben interpretar los documentos escritos, tanto aquellos que brindan información emic, como etic. Los 12

arqueólogos deben aprender a diferenciar estas dos visiones del pasado, para integrarlas en sus estudios arqueológicos. A diferencia de lo que sucede en la teoría procesual, los documentos escritos cambian de status como evidencia; se convierten ahora en elementos vitales dentro de toda investigación, puesto que pueden construir el contexto (Beaudry et al. 1996). El contexto refiere al espacio donde el significado se localiza, se constituye y provee la clave de su interpretación al unir situaciones y eventos verdaderos, indisolublemente ligados con dicho significado. Esto último obedece a la característica relacional de la arqueología postprocesual, superando la simple verificación procesual. La intencionalidad, develada por las fuentes, forma parte de una hermenéutica textual donde los datos se conforman de una manera dialéctica: sólo son comprensibles si se conoce para quién fue escrito, cómo y para qué integran, como parte de un texto, un discurso a través del cual la gente se crea y se recrea (Beaudry et al.1996). Los enfoques postmodernos dentro de la corriente postprocesual Compitiendo con el paradigma neopositivista ya mencionado, Wylie (1993, en Beaudry et al. 1996) enuncia la posibilidad de trabajar con líneas de evidencia múltiples. De éstas, ninguna (ya sea material o textual) puede disfrutar de una seguridad completa; ninguna tiene mayor peso que la otra, pero combinadas pueden acercar al arqueólogo a una interpretación correcta. Sobre la misma noción trabajó un año más tarde Bárbara Little (1994), quien sostuvo que los datos documentales y arqueológicos pueden ser pensados como interdependientes o complementarios, además de independientes o contradictorios. En dicho sentido, al explorar las paradojas de la historia, la arqueología de

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momentos históricos concierne tanto a la gente “con historia”, quienes han escrito acerca del pasado y a la gente “sin historia”, quienes han sido excluidos de la historia oficial (Little 1994).

su propia cultura como un proceso social activo. La variabilidad individual aparece en zonas fuera del control de los grupos dominantes; hecho que hizo acentuar el foco en los estudios de etnias y géneros.

Ya en la actualidad, en nuestro siglo, uno de los métodos utilizados es el dialógico transformativo, donde dentro de los límites de cada marco teórico se busca eliminar la falsa conciencia y transformar el mundo escogiendo los conceptos pertinentes que pueden ser aprehendidos y enunciando cuales pueden ser transformados (Clark 1993). Ha hecho uso de esta metodología la investigadora Laura Wilkie (2006), quién busca en las fuentes escritas entender el contexto, asumiendo el riesgo de poder resultar engañada por los argumentos. Pero es consciente, a la vez, que la realidad es transformada por las percepciones y, en tal sentido, los documentos sólo representan una de ellas. Laura Wilkie elimina así la falsa conciencia, afirmando que: “...los documentos proveen un solapamiento de los conflictos del pasado…” (Wilkie 2006:15). Esto último coincide con los objetivos nuevos de la arqueología histórica (a partir de las postrimerías del siglo XX), como la elucidación del poder y la ideología (Little 1994).

Paralelamente, Patricia Galloway (2006) reflexiona sobre el surgimiento, por separado y de forma independiente, de los procesos de producción del texto y del artefacto. Su proyecto se inserta dentro de una corriente de la Antropología de la Ciencia, donde en el contexto de producción es necesario recuperar parte del carácter artesanal de la actividad científica mediante observaciones in situ de su práctica. Sus principales interrogantes se sintetizan en ¿cómo es que se transforman las realidades elaboradas por los científicos en afirmaciones sobre cómo se ha hecho ciencia?

Dentro de esos nuevos objetivos se encuentra llenar los silencios arqueológicos, los documentales y los de las historias orales (Wilkie 2006). Para ello es imprescindible el uso múltiple de recursos, entre ellos los documentos históricos. Wilkie le asigna tres usos a las fuentes escritas: en primer lugar, la identificación de las personas que vivían en los sitios arqueológicos; en segundo lugar entender el contexto socio-cultural del registro material y, por último, comprender el significado social de los objetos recobrados. En el primer uso es factible encontrar una de las dicotomías que estructuran al postprocesualismo: individuo – norma. Es entonces cuando a través de los documentos, es posible observar la capacidad del sujeto para generar el cambio, y para crear

Las posturas de Beaudry et al. (1996), Wilkie (2006) y Galloway (2006) sobre el registro escrito pueden englobarse en una ontología relativista: la reflexión da cuenta de que los resultados de una investigación se hallan determinados por la interacción entre el investigador y el objeto; y también de la posibilidad de la existencia de múltiples realidades, en la forma de construcciones mentales (Clark 1993). LA RELACION ENTRE OBJETO Y SUJETO La especificidad de la arqueología como ciencia reside en la particularidad de la clase de datos que utiliza (Bate 1998). Esos datos conforman la realidad de la disciplina y son los que constituyen a la arqueología como ciencia social, ya que, como sostiene Schuster (1992), las ciencias sociales son fácticas porque configuran su propia realidad. En contraposición a la postura del neopositivismo, sostenemos que los documentos escritos constituyen, junto con los artefactos, la realidad con la 13

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que se confronta el arqueólogo. Como afirma Ramos (2006), la arqueología histórica utiliza un método de investigación para los problemas del pasado de la humanidad que cuenta con más de una fuente de información: los datos del registro arqueológico y los documentos escritos. Es necesario entonces dar cuenta de ellos, de sus contradicciones y negaciones por hallarse insertos en el mundo social de los individuos. Sin embargo, adoptar dicha postura representa superar los prejuicios acerca de la objetividad planteados por el neopositivismo. Siguiendo en extenso el análisis de Hernández (1993), entendemos que la concepción de objetividad es el resultado de supuestos particulares, que cada paradigma metafísico (Clark 1993) sostiene acerca del sujeto, del objeto y de la verdad. En primer término analizaremos como estos tres supuestos se articulan en la propuesta neopositivista. A partir de la publicación de La lógica de la investigación científica (Popper 1977), se estableció que “…la objetividad de los enunciados científicos descansa en el hecho que pueden contrastarse intersubjetivamente…” (Popper 1977:105). La objetividad se centra entonces en la contrastación de hipótesis (en el contexto de justificación y no en el de descubrimiento), y por lo tanto, no importa cómo llegue el investigador a un determinado enunciado (Hernández 1993). En otras palabras, no interesa como se elaboran las hipótesis de partida (se utilice o no para este fin documentos escritos), sino cómo se las valida. Comprendamos ahora la noción neopositivista de sujeto: el investigador (el arqueólogo, en nuestro caso) en el medio de la comunidad científica confronta sus conocimientos intersubjetivamente. Dicho encuentro tiene como finalidad contrastar las observaciones/datos que cada investigador realizó por su cuenta, pero un presupuesto 14

implícito es que los acontecimientos observados sean regulares y reproducibles. De dicha noción de intersubjetividad se desprende que “…el acuerdo entre los investigadores está mediado por el objeto; esto es, que los enunciados serán objetivos si sostienen lo mismo del mismo objeto, por lo que la objetividad la confiere el objeto…” (Hernández 1993:49). De esta manera, la postura neopositivista, dentro del área epistemológica o gnoseológica (Bate 1998), sostiene la completa autonomía del objeto arqueológico (artefacto) respecto al sujeto cognoscente (arqueólogo). En el marco de la perspectiva arqueológica las hipótesis pueden ser generadas por las fuentes históricas, pero la “…adecuación entre las hipótesis de trabajo y la base empírica se logra mediante la elaboración de expectativas arqueológicas o consecuencias observacionales…” (Senatore y Zarankin 1996:119). La base empírica epistemológica de una disciplina está dada por el conjunto de las entidades, objetos físicos o por los datos de la percepción sobre los que la comunidad científica discute (Klimovsky 1985). Desde una perspectiva arqueológica (Senatore y Zarankin 1996) se consideró que la base empírica estaba conformada exclusivamente por la evidencia arqueológica. Porque la naturaleza de la evidencia histórica es diferente de la arqueológica, resulta más conveniente entonces, según esta postura, confiar la corroboración de las hipótesis sobre un objeto inerte, frío (el artefacto convencional) que sobre la fuente escrita. La misma debe ser excluida de la interpretación, pues porta toda la subjetividad de quién fuera su autor. Esto último se corresponde a la percepción existente dentro de la comunidad científica arqueológica (Ramos 1999), donde los resultados elaborados por la disciplina presentan una mayor objetividad sobre el resto de las ciencias sociales (en mayor medida de la historia), desbordados éstos por los intereses personales y de clase que existían en el pasado. En relación a esto último Fournier menciona que “De

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cualquier manera en la arqueología histórica debe darse prioridad a la interpretación de los correlatos materiales, para así evitar el determinismo inferencial dictado por el documento…” (Fournier 1999:80). El neopositivismo ve al mundo bajo una realidad objetiva y externa al observador, independiente de su percepción; le es imposible aceptar como parte de la explicación una fuente escrita. Se aferra a una noción de racionalidad absoluta, donde el camino hacia la verdad consiste en un exilio cósmico (Saraví 1993): el investigador debe ser capaz de abandonar los valores, creencias, afectos, filiaciones, formas de obrar y pensar propias de su cultura.A partir de allí, puede actuar imparcialmente. La exigencia de la objetividad forma parte de la perspectiva del exilio cósmico, por ello, el investigador debe despojarse de sus ataduras subjetivas. Lamentablemente, “...el único inconveniente es que deshacerse de estos obstáculos significa despojarse a la vez de la condición humana...” (Saraví 1993:21). Iniciamos aquí una serie de advertencias a la postura anterior: en primer término sostenemos que el carácter histórico, práctico o psico-sociológico del contexto de descubrimiento se encuentra estrechamente vinculado a las características de la sociedad donde produce el investigador (Ramos 2006). El espacio y el momento en que surgen las hipótesis son tan importantes para la actividad científica como el momento de validación de las teorías, y ninguno de los dos se halla aislado de la historia. Sobre este punto Bate afirma que “La ideología positivista que supone que la objetividad científica debe garantizarse prescindiendo de la afectividad y de los juicios de valor es, objetivamente, falsa. No existe ser humano que pueda separar su afectividad de cualquier actividad…” (Bate 1998:30). La idea positivista que concibe que el punto de vista del investigador contamina la investigación es una ilusión de la modernidad (Gadamer 1975 en Ulin 1990:140).

En segundo lugar, sostenemos que la dialéctica del proceso científico en arqueología no puede ser reducida a una alternancia sistemática de operaciones independientes, (Bourdieu et al. 1973) por ejemplo, la falsación luego de la construcción de hipótesis. Por el contrario, constantemente se produce la interacción de teorías nuevas y viejas formas de ver las cosas en la observación científica, que poco se condicen con los estándares del racionalismo crítico, enfocados en falsar las hipótesis primero y construir una teoría nueva (de mayor contenido) después. Dentro del esquema del racionalismo crítico popperiano, una teoría es científica cuando posee consecuencias observacionales (en nuestro caso arqueológicas); la ciencia se resume al control mediante la experiencia (Klimovsky 1985). Existe en dicho modelo de la filosofía de la ciencia, una confianza en la experiencia como ultima ratio objetiva de la verdad científica (Shuster 2002). En oposición a esto último, convenimos que es cierto que frecuentemente contrastamos nuestras teorías con la experiencia, pero que también analizamos la experiencia utilizando puntos de vista diferentes, o los hacemos desde el prisma de las reflexiones teóricas más recientes. La experiencia, lo palpable, las estructuras, los recintos, los fuertes, los barcos hundidos, la cerámica colonial; todos estos elementos contienen interpretaciones naturales que son ideas abstractas e inclusive metafísicas (Feyerabend 1981). Al profundizar en el último punto, seguimos a Feyerabend (1981) cuando sostiene que no existe en la práctica científica una distinción tal entre el contexto de descubrimiento y de justificación, como tampoco entre términos observacionales y términos teóricos. Dicho enunciado se aplica de igual forma para los artefactos, los ecofactos, las estructuras y los documentos escritos. La contrastación de las hipótesis de acuerdo a las expectativas arqueológicas no repara en que dichas expectativas son 15

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construcciones realizadas por el investigador. Por lo tanto, consideramos que no es coherente restringir el uso de las fuentes escritas como generadoras de hipótesis porque, como todo hecho construido científicamente, conserva el mismo valor de explicación que cualquier otro objeto. ¿Acaso es factible extraer toda la historicidad de los artefactos?, ¿acaso son inmaculados de nuestros prejuicios los objetos? Existe en la cautela con la que se trabaja con los documentos, un “…miedo de lo emic...” (Beaudry et al.1996:9). Este temor impide reconocer que tanto el registro documental como el arqueológico son constreñidos por variables sociales, económicas, políticas, que han influido sobre ambos contextos de producción del conocimiento científico (Pedrotta y Gómez Romero 1998). Las fuentes escritas, al igual que los artefactos, son objetos científicos y como tales son construidos deliberadamente y metódicamente por los investigadores (Bourdieu et. al 1973). Ambos no pueden ser despojados de la mirada y los prejuicios del investigador, por consiguiente, frente a un mismo status epistemológico: ¿por qué reducir los documentos a elementos para generar hipótesis y no introducirlos en la comprensión misma del pasado? Una idea central que surge al criticar la visión neopositivista y que resume nuestra postura, es discutir cuál es la base empírica que aceptamos para comprender la realidad con la que confronta la arqueología histórica. Dentro del escenario postempirista al cual pertenecemos, sostenemos que la subjetividad es una dimensión inseparable de lo real y que cada teoría se mueve siempre por el terreno de la interpretación (Schuster 2002). En consecuencia, la fuente escrita se inserta dentro de la problemática hermenéutica en nuestra investigación como arqueólogos. Propuesta epistemológica Ahora bien, ¿cuál es el procedimiento, la herramienta analítica necesaria para 16

comprender los documentos escritos? Partimos de la premisa ontológica de que existen una diversidad de mundos posibles donde el significado reside (Hernández et al.1993). La trayectoria histórica de los artefactos/ documentos sólo puede ser comprendida si utilizamos una racionalidad universal y relacional a la vez (Saraví 1993). Universal, porque todos poseemos un lenguaje que nos permite transmitir información, entender el pasado, dialogar y construir el registro. Esto coincide con el espíritu humanista de la Escuela de Annales en la historia: la convicción de que existe una unidad del espíritu humano, que obliga a una misma actitud científica para todas las sociedades humanas (Gros 1999). Y es una racionalidad particular, porque intentamos dar cuenta de un hito en el tiempo, con sus propias lógicas y contradicciones, con características únicas que constituyen un modo particular de vivir en el mundo (Saraví 1993). Asimismo, acordamos con Ramos en que no debemos “…considerar que el registro arqueológico y el registro documental escrito son dos fuentes de información diferentes, particulares, unívocas en si mismas…” (Ramos 1999:69). Confrontar con las fuentes documentales significa superar el obstáculo epistemológico (Bachelard 1987) que implica dar cuenta de un problema que no se repite en otras situaciones en la ciencia arqueológica. La fuente escrita representa un obstáculo, porque se incrusta en el conocimiento de una ciencia que ha hecho de aquello que puede ver y tocar la base de sus ideas y contrastaciones. Como arqueólogos que confrontamos la realidad particular de los momentos históricos (Ramos 2006), podemos comprender el pasado puesto que la objetivación del significado de una acción o texto se da en forma autónoma a las intenciones de los autores (Ricoeur 2008 [1985]). De la misma forma en que un texto se desprende de su autor, una acción se desprende de su agente (se refleja en los artefactos) y desarrolla sus propias consecuencias. El

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significado de un acontecimiento y de un texto excede, sobrepasa, trasciende las condiciones sociales de su producción y puede ser nuevamente interpretado (Ricoeur 2008 [1985]). Por lo tanto, sostenemos que las fuentes escritas y los artefactos se autonomizan y esto es la base de su objetivación.

interpretación del registro arqueológico.Yendo al caso en concreto de las fuentes escritas, las mismas pueden ser designadas de la misma manera por el investigador en historia, por el arqueólogo, por el etnohistoriador y ser explicado de manera disímil por cada uno de ellos.

O t ro p u n t o q u e i g u a l a e l s t a t u s epistemológico del texto y el objeto (como consecuencia de una acción humana), es que ambos tienen una multivocalidad que los deja abiertos a diversas lecturas (Ricoeur 2008 [1985]). Esas múltiples lecturas son equivalentes al conflicto de interpretaciones rivales, en nuestro caso, a todas las visiones factibles sobre el pasado. Esto último reduce una crítica frecuentemente hecha al postprocesualismo, la de ofrecer un panorama pesimista a la arqueología, incapaz de encontrar, ensimismada en su relativismo, un criterio interteórico de diálogo (Mcguire y Navarrete 1999). Demostrar que una interpretación es más probable a la luz de lo que ya sabemos es distinto a demostrar que una conclusión es verdadera (Ricoeur 2008 [1985]).A diferencia del neopositivismo estamos validando, no falsando una hipótesis, lo cual quita el compromiso de que únicamente se considere una sola teoría. En otras palabras, un cuerpo de datos (registros, vasijas, lozas, clavos, etc.) en un momento de la historia, no permite afirmar cualquier teoría sobre el pasado, pero al mismo tiempo no es obligatorio que valide sólo un cuerpo teórico (Schuster 2002).

Una de las factible críticas a nuestra posición es cuestionarse: ¿todo es igualmente válido?, ¿cuál es el límite de la subjetividad? (Hernández 1993). La respuesta a dicho interrogante la encontramos en la experiencia de los expertos en ciencias humanas, quienes sostienen que el texto, la fuente, es un campo limitado de interpretaciones posibles (Ricoeur 2008 [1985]). Siguiendo el análisis de Rabey y Kalinsky (1991) sugerimos que el límite de la interpretación está dado por el vínculo cognoscitivo; si rompemos con la concepción que divide al sujeto de un lado y al objeto del otro, el sujeto no puede decir cualquier cosa del objeto, ni tampoco es un ser pasivo que registra el dato pasivamente (Hernández 1993). Al contrario, observa dicho dato (fuentes escritas y artefactos) y lo construye como hecho científico. Para ello aplica una racionalidad particular, construyéndolo en un momento histórico específico. Una vez construido, el investigador (Sujeto) ya no es el mismo, interactúa tanto con el texto como con el artefacto.

Centrándonos ahora en la objetividad, punto de diálogo dentro de la comunidad científica, según nuestra mirada no pertenece ya al mundo objetivo, sino que “...su conceptualización es producto de cada época...” (Hernández 1993:51). Se instala en la relación entre objeto y sujeto, no es absoluta ni independiente del sujeto que conoce. Durante décadas ha existido en nuestra disciplina una preocupación por la objetividad, que no ha reparado en todas las variaciones psicológicas (Bachelard 1987) de la

El valor que le damos aquí a la fuente escrita no debe entenderse como una aplicación de la subordinación de la evidencia arqueológica al relato. Como bien sostuvieron Senatore y Zarankin (1996) no se trata de que la evidencia arqueológica permita materializar la evidencia documental o que simplemente se limite la interpretación del objeto arqueológico sobre la base de la información histórica. Por el contrario, nuestra postura debe ser comprendida como la exploración de un horizonte lleno de posibilidades, donde debemos confrontar entre sí las informaciones obtenidas y utilizar un esquema teórico donde conviven el análisis, la 17

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discusión y la crítica a las fuentes consultadas (Baldassarre 2006). Abogamos por un uso crítico de la noción de documento, que no es un material bruto, objetivo e inocente, sino que es fruto de las tensiones de poder en el pasado, de múltiples procesos de manipulación (Le Goff 1991). R E L AC I O N C O N L A H I S TO R I A , ¿SEPARACION DE LA PREHISTORIA? Las opiniones disímiles expuestas de cada marco teórico, nos inducen a formularnos una serie de interrogantes: ¿los nuevos objetivos a investigar (significado, símbolo, cognición, poder) son más asequibles en la arqueología histórica, por contar con fuentes documentales? (Little 1994). ¿Es la interpretación más factible?, “... ¿los documentos proveen a la arqueología histórica de una vergonzosa riqueza, o simplemente hacen a la arqueología vergonzosa?...” (Paynter 2000:10). Cabe mencionar que las discrepancias teóricas sostenidas con respecto a esa temática, son el fiel reflejo de una crisis de identidad (Deagan 1982) en la disciplina; acerca del nombre a utilizar y la propia definición de su campo de estudio. Esto último ha desatado en Iberoamérica una guerra de nombres (Fournier 1999), acerca de si debemos llamarla arqueología de sitios históricos, arqueología histórica, una arqueología documental o arqueología colonial. Implícitamente, la respuesta a estos interrogantes define una relación con la disciplina que mejor ha hecho uso de los documentos, la historia. Coincidimos con Bate (1998) y Fournier (1999) en considerar a la arqueología como ciencia social, lo cual implica que su objeto de investigación no difiere del de la historia, la sociología, el derecho, la economía, la psicología social o la antropología. Cada vez más las fronteras en las ciencias sociales se tornan lábiles, zonas grises donde resulta imprecisa la delimitación del objeto de estudio (Ramos 1999). 18

En contraposición, el neopositivismo apuesta a una separación tajante entre la historia y arqueología, excluyendo al registro documental de la participación en cualquier tipo de explicación, reduciéndolo al grado de generador de hipótesis. Esto responde al supuesto naturalista donde las disciplinas son definidas por el tipo de evidencia que maneja y por sus metodologías (Isayev 2006). Dicha concepción representa en lo epistemológico una barrera, pues significa “...reducir el problema a un nivel objetivista. En cambio, integrando ambos estudios (sobre los datos arqueológicos e históricos) en un mismo marco, es posible un diálogo fructífero y provechoso…” (Haber 1999:139). Esto último no significa, sin embargo, que la arqueología se convierta en una rama de la antropología o una ciencia “…auxiliar de la historia...” (Deagan 1982:23) proveyendo detalles o hechos que los documentos silenciaron. Toda disciplina mantiene su status como ciencia o es otra cosa (Bárcena 1995). Por el contrario, el encuentro interdisciplinario se vuelve fecundo si la arqueología puede formular nuevos cuestionamientos e interpretaciones; abarcando, en primera medida, a la gente “sin historia” (Lightfoot 1995:10), cuya vida cotidiana es invisible en el registro documental. La arqueología histórica puede re-conceptualizar la historia (Little 1994), analizar de una manera distinta las relaciones entre dominados y dominadores. Siguiendo a Little (1994) sostenemos que la arqueología debe corregir las historias derivadas de los documentos y debe atreverse a crear nuevas formas de escribir el pasado, puesto que sus narrativas sobre el pasado son tan importantes como los de la historia (Isayev 2006). Apoyándonos en la crítica que realiza para su disciplina la Escuela de Annales, consideramos que arqueología e historia comparten dos cosas en común: en primer lugar un momento de propia revisión, donde se cuestionan a sí mismas en tanto ciencia, ateniéndose a la definición

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tradicional de esta palabra en el siglo XVII, que era la de descubrir las constantes universales del comportamiento de su objeto (Gros 1984). Y en segundo lugar, afrontan el desafío de no resignarse a establecer una relación directa entre el objeto/documento y la realidad/pasado/ autor que se supone a primera vista (Gros 1984). En lugar de dos disciplinas que no tengan punto de contacto, la arqueología y la historia pueden enriquecerse compartiendo problemas y objetivos. Allí donde la composición del registro arqueológico resulta insuficiente para aportar evidencia sobre una problemática, es válido recurrir a las relaciones interdisciplinarias (Bárcena 1995; Ramos 1999). Preferimos hablar de interdisciplinariedad, porque dicho concepto indica un proyecto de investigación de largo alcance, una visión holística del pasado, donde la búsqueda de respuestas en conjunto (de la arqueología y la historia) no implica una expectativa de resultados inmediatos y concretos (Isayev 2006) La existencia de fronteras disciplinarias débiles, que indicamos más arriba, se complejiza especialmente, al considerar el inicio del período histórico en América; delimitado generalmente por los primeros contactos entre españoles e indígenas. Ante la presencia de artefactos europeos en sitios nativos, surgen cuestionamientos acerca de su asociación: ¿esos ítems fueron recibidos por los indígenas directamente de los europeos, o de la mano de otros nativos? (Orser 2000), ¿podemos comprender mediante el acceso y el consumo de los artículos importados los diferentes status económicos que existían en el contexto de la intrusión europea y el posterior desarrollo de las sociedades coloniales? (Fournier 1998). Estas circunstancias ponen en conflicto no sólo la división clásica entre arqueología e historia, sino también entre prehistoria y la arqueología de momentos históricos. Haciendo hincapié en la última dicotomía, es válido interrogarnos acerca de si la aparición de la

fuente escrita es el marcador necesario, el hito de escisión; si las culturas son prehistóricas o históricas según el descubrimiento y conocimiento de la escritura (Bárcena 1995). Para algunos especialistas (e.g. Orser 1996), la difusión de la escritura como vehículo de transformación del mundo moderno es considerada parte del objeto formal de la arqueología histórica. Sin embargo, debemos estar atentos a la advertencia formulada desde la Escuela de Annales:“La historia jamás es escritura sobre un cuerpo desnudo (…) sino ante todo texto sobre texto, conciencia histórica y su tiempo –sobre conciencia histórica- la de la época que estudia” (Gros 1984: 250). El pasado precolombino también posee un discurso, muchas veces mutilado, en retazos. Es por eso que en nuestra opinión, la postura de concebir los campos de acción de prehistoriadores y arqueólogos históricos en forma separada resta la posibilidad de entender los análisis comparativos de las transformaciones culturales que toman lugar antes, durante y después del contacto con los europeos (Lightfoot 1995). Una visión holista de la arqueología permitirá indagar y aunar los discursos anteriores y posteriores a la conquista. Coincide con esto último Haber (1999) cuando estable que es necesario oponer a la ruptura metafísica 1 , una visión de largo alcance que incluya una perspectiva prehistórica. De otra manera, si seguimos apostando por esta brecha, no daremos cuenta de los procesos de etnogénesis, de resemantización de la cultura material, fruto del contacto. Por ejemplo, Caspichango (Haber 1999), un sitio de nuestro NOA que presenta una secuencia cronológica que abarca procesos culturales antes y después del contacto, seguiría siendo conceptualizado como la decadencia de las tradiciones culturales del Valle de Yocavil, en vez de profundizar si existía o no una continuidad cultural con el Período Tardío. 19

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La separación de la práctica prehistórica e histórica de la arqueología trae como consecuencia una visión sesgada del pasado, donde se repiten, en la interpretación, los modelos de asimilación cuya metodología consistía en medir la cantidad de bienes europeos en sitios de contacto nativos, demostrando así el grado de asimilación. Estos modelos son en realidad etnocéntricos, pues no vislumbran cómo los nuevos rasgos fueron adoptados, modificados, resignificados por los pueblos no europeos. En forma alternativa Lightfoot (1995) considera el empleo de las fuentes escritas que, si son críticamente leídas, son de una riqueza inigualable en cuanto a los estudios de cambio cultural. En conclusión, al sumársele otras líneas de evidencia, la fuente escrita puede ser considerada en las interpretaciones generadas en los contextos históricos. Para ello, es imprescindible no repetir los errores pretéritos de considerar los datos etnohistóricos y las observaciones etnográficas como simples análogos para la reconstrucción del pasado. CONCLUSION A modo de síntesis podríamos retomar la pregunta, como lo hace Katheleen Deagan: “¿Es la arqueología histórica una técnica o una disciplina?” (Deagan 1982:36) Creemos que, aún siendo parte de la arqueología, su campo de estudio se halla en constante movimiento, consecuencia del diálogo con la historia y la antropología. Sostenemos que la separación de la prehistoria resulta forzada, en tanto son necesarios estudios de una gran profundidad temporal para poder comprender las regularidades y variabilidades en la conducta y cultura humana (en especial en situaciones de contacto). La denominación “arqueología de momentos históricos”, quizás sea más apropiada. No sólo 20

representa un marco unificado respecto de las miradas del pasado, sino porque a la par otorga relevancia a la presencia de un elemento insoslayable: la fuente escrita. Ella es materia irrevocable con la que debe confrontar el arqueólogo que estudie estos períodos, con la que debe contrastar entre lo que sostiene y la realidad. Los documentos ontológicamente constituyen esa realidad, pues son vehículos de la expresión del hombre, de sus intenciones. Por lo tanto, debemos otorgarle el mismo peso fáctico que al resto de la evidencia: artefactos, ecofactos, estructuras o representaciones. La consideración de varias líneas de evidencia, resulta superadora con respecto al monismo metodológico sostenido hasta entonces: el método hipotético deductivo. La versatilidad de algunos autores (Beaudry et al. 1996; Gomez Romero y Pedrotta 1998; Wilkie 2006) conduce no tanto a explicar el pasado, sino a comprenderlo (por medio de un cuerpo de textos). Para afrontar la crisis de identidad (Deagan 1982), debemos explorar toda la riqueza que nos proporciona la fuente escrita. Ella nos sitúa en una arqueología que es histórica, pues está dirigida hacia el estudio y reflexión de atributos, eventos y procesos de un particular tiempo: en especial el referido a viajes de larga distancia, contactos, procesos de urbanización y etnogénesis, producción industrial en masa, mercantilismo y difusión de la escritura. Y en parte también es una arqueología humanística (recibido este bagaje de la antropología) pues vinculando la fuente escrita con el resto del registro arqueológico podemos comprender al otro aunque se encuentre en el pasado, investigando bajo esa óptica, su organización social, política y simbólica. Creemos que incorporando la fuente escrita dentro de la generación de hipótesis como de la explicación del pasado apostamos a “…poner a la cultura científica en estado de movilización permanente…” (Bachelard 1987:21),

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superando un modelo estático de registro por un conocimiento abierto y dinámico.

Recibido en marzo de 2010 Aceptado en octubre de 2010 NOTAS: A un lado de la ruptura se encontrarían los sitios del precontacto estudiados por prehistoriadores, mientras que la Historia estudian los restos de nativos que vivieron y trabajaron con europeos (en plantaciones, misiones y ciudades). Los primeros toman una postura realista, objetivista, idealizando el pasado prehistórico; mientras que los historiadores incorporan a las culturales locales como ciudadanos de la Nación. 1

AGRADECIMIENTOS: Al Proyecto Arqueológico Quilmes donde empecé a desarrollarme y formarme en la Arqueología, gracias a Manuel y Xavier quienes me transmitieron sus conocimientos. Al Lic. Rafael Goñi por prestarme generosamente bibliografía. A la Dra. Alicia Tapia, bajo cuyo seminario de grado logré desarrollar este trabajo y me brindó toda su excelencia como profesional.

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*Juan Pablo Carbonelli es egresado de la carrera de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Este trabajo forma parte de sus intereses por investigar y discutir la bases epistemológicas y teóricas de la disciplina. Actualmente es becario doctoral de CONICET, investigando la tecnología lítica en el valle de Yocavil durante el período Formativo. Dirección de contacto: [email protected] 23

REVISIÓN DE LA DETERMINACIÓN DE LOS MATERIALES ARQUEOFAUNÍSTICOS PROVENIENTES DEL SITIO VILLA LA PUNTA, SANTIAGO DEL ESTERO Luis M. del Papa* RESUMEN Se realizó la revisión de los materiales arqueofaunísticos del sitio Villa La Punta “Guayacán” (Santiago del Estero) con el fin de reducir el error en la determinación taxonómica a través de la adición de ejemplares a la colección de referencia y del remontaje mecánico de especímenes óseos. Se compararon los resultados de la revisión con el análisis previo, observándose un aumento en la cantidad de especímenes identificados. A su vez, se contrastaron las inferencias previas realizadas sobre la subsistencia de los antiguos habitantes del sitio a partir de los índices de abundancia relativa. De este análisis se obtuvo una nueva interpretación sobre la importancia que tuvieron los diferentes recursos, en especial los roedores Dolichotinae. Palabras clave: Remontaje mecánico - Colección de referencia - Materiales arqueofaunísticos - Determinación taxonómica - Índices de abundancia relativa. Abstract We performed a revision of the archaeofaunistic remains from Villa La Punta “Guayacan” site (Santiago del Estero) in order to reduce the error of the taxonomic determination by the addition of specimens to the reference collection and the mechanical refitting of bone specimens. We compared the results of our revision with the preliminary analysis. We observed an increase in the number of identified especimens. Moreover, we tested previous inferences made on the subsistence of the ancient inhabitants of the site from relative abundance indexes. From this analysis we obtained a new interpretation on the importance that had different resources, especially Dolichotinae rodents. Key words: Mechanical refitting - Reference collection - Archaeofaunistic remains- Taxonomic determination - Relative abundance indexes.

*Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata (UNLP) - loesdelpapa@hotmail. com del Papa, Luis Manuel 2010. Revisión de la determinación de los materiales arqueofaunísticos provenientes del sitio Villa La Punta, Santiago del Estero. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 6:25-36. Buenos Aires.

Luis M. del Papa- Revisión de la determinacion de los materiales arqueofaunisticos...

INTRODUCCIÓN En este trabajo se presenta la revisión de los materiales hallados en el sitio Villa La Punta “Guayacán”, Santiago del Estero, cuyo primer análisis se encuentra en la tesis doctoral de José Togo (2004). Aquí se destaca la importancia de incorporar ejemplares a la colección de referencia pero, principalmente, el manejo de los materiales y el remontaje de los mismos. Es innegable la importancia de poder armar una colección de referencia acorde para la comparación de los materiales arqueofaunísticos, lo que nos permitirá hacer nuestras inferencias taxonómicas lo más precisas posibles según los rasgos diagnósticos presentes en los especímenes a analizar (Salemme et al. 1988; Morlan 1994; Mengoni Goñalons 1999; Reitz y Wing 1999; entre otros). Ahora bien, el remontaje de especímenes óseos ha sido propuesto como uno de los primeros pasos en el análisis de los materiales en el laboratorio, luego de la limpieza (e.g. Miotti 1998); sin embargo, en la mayoría de los trabajos zooarqueológicos no queda explicitado si este procedimiento se llevó a cabo. El remontaje óseo ha sido principalmente utilizado con algún objetivo específico, como el de evaluar el grado de resolución e integridad de los contextos faunísticos (Todd y Frison 1992; Messineo y Kaufman 2001); la distorsión espacial del registro arqueológico (Miotti 1998; Messineo y Kaufman 2001); como uno de los criterios para la formulación de los pisos de ocupación (Miotti 1998); y observar actividades de reparto de alimentos entre unidades habitacionales (Waguespack 2002). Se distinguen dos tipos de remontaje, el mecánico y el anatómico (Todd y Frison 1992). El primero de éstos consiste en la unión de especímenes que pertenecen a un mismo elemento (elementos fracturados). El anatómico se divide en remontaje bilateral (asociación de elementos pares; e.g. húmero derecho con húmero izquierdo) y remontaje intermembral 26

(unión de elementos que articulan entre sí; e.g. fémur y pelvis) (Messineo y Kaufman 2001; Waguespack 2002). En este trabajo se realiza el remontaje mecánico de los especímenes óseos que se encontraron fragmentados, con el fin de obtener una mejor determinación anatómica y taxonómica, y reducir el error en la cuantificación. Los restos que remontan presentan fracturas producidas en estado seco y podrían haberse fragmentado por diagénesis. Uno de los indicadores de este tipo de diagénesis es la gran cantidad de restos próximos entre sí que remontan, además de presentar fracturas producidas en estado seco entre otros (Villa y Mahieu 1991; Lyman 1994). Los procesos diagenéticos son producidos cuando los restos se encuentran enterrados, por un intercambio de materiales entre los huesos y el medio circundante, así como la pérdida de los componentes orgánicos de los mismos. Esta pérdida de componentes orgánicos del hueso genera el debilitamiento de los restos, lo que implica una mayor fragmentación, tanto por el peso de los sedimentos, como por la recuperación del material en la excavación y la subsiguiente manipulación por el investigador (e.g. Reitz y Wing 1999; Smith et al. 2007). A partir de la primera determinación de los materiales arqueofaunísticos se caracterizó a la subsistencia de los grupos humanos (Togo 2004). Se considera que los habitantes del sitio aprovecharon todas las potencialidades que el medio les ofrecía, siendo uno de los recursos que más utilizaron el ñandú (Rhea americana), no sólo para la obtención de su carne, sino también por el uso de sus huevos y posiblemente de sus plumas. También se infiere la importancia de los camélidos dentro de la dieta, considerando que los restos asignados a esta familia podrían ser de guanacos (Lama guanicoe), si bien no se ha realizado un estudio sistemático de la determinación taxonómica de esta familia. Entre otros recursos posiblemente utilizados se encuentran los roedores, lagartos, quirquinchos

La Zaranda de Ideas 6: 25-36 (2010)

y aves, además de caracoles terrestres (Togo 2004). A fin de contrastar el enunciado anterior, en este trabajo se ponen a prueba los índices de abundancia relativa (modificados de Bayham 1979) para aquellas especies con evidencias de ser utilizadas por el hombre. Sitio Villa La Punta “Guayacán” La población de Villa la Punta se encuentra en el extremo sur de las estribaciones de la serranía de Guasayán, departamento de Choya, al sudoeste de la provincia de Santiago del Estero y a 93 km de la capital de dicha provincia (Figura 1). El asentamiento está ubicado al este de la serranía, con pendientes suaves y múltiples cañadones, algunos de ellos con fuentes de agua permanente, que permitió la subsistencia a los grupos humanos desde una época relativamente temprana (Togo 2004). La localidad ha sido conocida por los trabajos de Gramajo de Martínez Moreno y Martínez Moreno (1992). De los rescates realizados, los autores observan la presencia de piezas que corresponden a materiales

cerámicos Sunchituyoj y Las Mercedes. Por otra parte,Togo (2004) desarrolló trabajos en el sitio denominado Villa La Punta “Guayacán” (un árbol de esta especie -Caesalpinia paraguarienses- se encuentra en el sitio), donde se comprobó la presencia de fragmentos en superficie pertenecientes mayoritariamente a Averías, y en uno de los cortes producidos por las lluvias se han recolectado fragmentos correspondientes a Las Mercedes y restos faunísticos. El terreno es irregular con suaves pendientes orientadas hacia el este, surcados por gran cantidad de cárcavas y lechos secos de pequeños arroyos que recolectan las corrientes hacia el llano cuando bajan del cerro las lluvias estivales. El suelo es pedregoso mezclado con abundante arena y arcilla. Los materiales analizados corresponden al contexto cultural Las Mercedes (agroalfarero temprano), presentando algunas variantes con respecto a otros sitios del mismo período (ver Togo 2004). La cronología del sitio corresponde a los fechados más antiguos para esta entidad cultural en la provincia, con edades radiocarbónicas de 1550 ± 60 AP (LP-1443; carbón vegetal) y 1580 ± 60 AP (LP-1438;

Figura 1. Provincia de Santiago del Estero. Ubicación del sitio Villa la Punta 27

Luis M. del Papa- Revisión de la determinacion de los materiales arqueofaunisticos...

carbón vegetal) (Togo 2007). La diferencia entre los fechados hace presuponer que la ocupación no fue prolongada, ya que los materiales analizados son homogéneos desde la base hasta los niveles superiores (Togo 2004). MATERIALES Y MÉTODOS Para este análisis se tuvieron en cuenta los materiales provenientes de dos cuadrículas, la Nº 1 (VP I) de 2 x 1.66 m de lado (dimensión establecida por la disponibilidad entre dos cañadones) y la Nº 2 (VP II) de 2 x 2 m de lado (Togo 2004). La excavación se realizó mediante la técnica convencional. La utilización de niveles artificiales en los sondeos fue para comprobar la profundidad del asentamiento y la existencia o no de niveles diferenciables de ocupación. Se determinó que los materiales

se encontraban concentrados en un estrato promedio de 40 cm de espesor, entre los 20 y los 60 cm de profundidad, con abundantes restos de huesos quemados, carbones y fragmentos de cerámica (al menos en una de las cuadrículas). Otros materiales recuperados corresponden a desechos de talla (en ópalo, cuarzo y arenisca), una placa circular de bronce, una cuenta de collar cilíndrica de piedra no local, un fragmento de aguja o punzón de hueso y una estatuilla antropomorfa similar a las asociadas a Sunchituyoj y Averías (Togo 2004). El análisis arqueofaunístico realizado previamente (Togo 2004) se caracterizó por la determinación de los especímenes y su cuantificación en forma de NISP. Una gran cantidad de restos no pudo ser clasificada por estar fragmentados o carecer de las zonas diagnósticas para su identificación.

Figura 2. Remontaje mecánico. a) Fémur de Dolichotis patagonum; b) Tibia, mitad distal de Dolichotis salinicola; c) Tibia, porción proximal de Lama sp.; d) Pelvis, acetábulo, cara interna de Lama sp.; f) Pelvis, acetábulo, cara externa de Lama sp. 28

La Zaranda de Ideas 6: 25-36 (2010)

Se emprendió la revisión de los materiales arqueofaunísticos haciendo énfasis en el remontaje mecánico de especímenes óseos (Figura 2), la determinación taxonómica y el análisis tafonómico, que por una cuestión de tiempo no fue posible de aplicar en el primer análisis de los materiales. Este trabajo se centra en la determinación taxonómica de los materiales favorecidos por el remontaje y la adición de nuevos ejemplares a la colección de referencia. La determinación anatómica y taxonómica se realizó mediante claves y material de comparación depositado en las colecciones de la Sección Mastozoología del Museo de La Plata y material cedido en préstamo por el Licenciado C. García Esponda (un ejemplar de Dolichotis patagonum y otro de Dolichotis salinicola) perteneciente a la Cátedra de Anatomía Comparada de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP. Para la cuantificación de los materiales se consideró a los fragmentos que remontaban como un solo espécimen (Clason 1972; Reitz y Wing 1999), y de esta manera reducir el error en la cuantificación. A fin de observar si las diferencias entre la revisión y el primer análisis eran significativas se realizó el test estadístico de Chi-cuadrado (x2). Para esto se tomaron como frecuencias esperadas las desarrolladas por el primer análisis y como observadas, las obtenidas por el segundo. Los test estadísticos fueron realizados mediante el software Statistica 6.0.

En el caso de la revisión de los materiales, si bien los especímenes determinados como mamíferos se han diferenciado según un rango de tamaño, para la realización del análisis estadístico se tomaron en cuenta la suma de todos los especímenes identificados a la categoría de clase para que sea posible la comparación con el primer análisis. Para observar si existen diferencias en la determinación de los materiales en relación al tamaño de la muestra de los mismos se realizará el análisis siguiendo los niveles artificiales. Para contrastar las inferencias realizadas con la primera determinación, se calcularon los índices de abundancia relativa (modificado de Bayham 1979) para aquellas especies con evidencias de haber sido utilizadas por el hombre que están mejor representadas a lo largo de la secuencia (Lama sp., Rhea americana y roedores Dolichotiinae) (del Papa 2008). Con respecto a los roedores Dolichotiinae (Dolichotis patagonum y Dolichotis salinicola), se consideraron como un sólo recurso (sumados los valores de NISP de estas especies y de los determinados a nivel de género). Si bien Dolichotis salinicola es de menor tamaño y pertenece a una zona ecológica diferente, ambas especies tienen un comportamiento similar y las técnicas de apropiación de estos recursos pudo ser parecida. El índice se expresa de la siguiente manera: taxón de interés / taxón de interés + resto de los taxa con evidencias de utilización antrópica que están mejor representados en el sitio. En este caso:

Índice de Camelidae (IC) =

NISP Camelidae NISP Camelidae + NISP Rhea americana + NISP Dolichotinae

Índice de Dolichotinae (ID) =

NISP Dolichotinae NISP Dolichotinae + NISP Camelidae + NISP Rhea americana

Índice de Rhea americana (IR) = NISP Rhea americana NISP Rhea americana + NISP Dolichotinae + NISP Camelidae

29

Luis M. del Papa- Revisión de la determinacion de los materiales arqueofaunisticos...

Dando como resultado valores que van de 0 a 1, siendo los valores altos los que indican mayor representación del taxón de interés. A su vez, se calculó el índice de Riqueza NTAXA como la sumatoria de todas las categorías taxonómicas que no se solapen (Grayson 1991). Dado que la diferencia entre los fechados hace presuponer que la ocupación no fue prolongada y que los materiales analizados son homogéneos desde la base hasta los niveles superiores (con concentración entre los 20 cm y los 40 cm), los índices de abundancia relativa serán considerados para la muestra total. RESULTADOS Las determinaciones y cuantificación realizadas en el primer análisis de los materiales se presentan en la Tabla 1. En el mismo se han estudiado 2683 restos de los cuales 1615 fueron asignados como indeterminados. En este caso se han identificado 13 taxones (Togo 2004). A partir de la revisión de los materiales se han analizado 2612 restos (óseos, dientes, valvas y cáscaras de huevo), computándose 1078 como indeterminados. Se han podido identificar 15 taxones, con distintos niveles de identificación (Tabla 2). Se determinó una especie de aves (Rhea americana) y cuatro de mamíferos (Tolypeutes matacus, Chaetophractus vellerosus, Dolichotis patagonum y Dolichotis salinicola), y en los demás casos se ha llegado a la categoría de género (Spixia, Bulimulus, Quelonoidis, Tupinambis, Lama, Dolichotis, Galea, Microcavia y Ctenomys), familia (Muridae), subfamilia (Caviinae), suborden (Caviomorpha), orden (Artiodactyla y Rodentia), superorden (Ungulata) y clase (Gasteropoda, Aves y Mammalia). Con respecto a la categoría Mammalia se ha diferenciado en mamíferos pequeños (e.g. roedores Caviomorfos y dasipodidos) y mamíferos grandes (e.g. Lama sp.), estableciéndose entre éstos el límite 30

arbitrario de 50 kg (del Papa 2008; del Papa et al. 2010). La categoría mamíferos pequeños a grandes corresponde a aquellos especímenes que no pudieron asignarse a las categorías de tamaño mencionadas (cercanas al tamaño de los 50 kg). En esta segunda etapa de investigación se ha realizado un análisis tafonómico para poder diferenciar e identificar cuáles fueron los procesos y agentes que contribuyeron a la acumulación, dispersión y preservación de los materiales faunísticos. En este sentido, se tuvo en cuenta la fragmentación de los materiales, meteorización, correlación entre el %MAU y la densidad mineral ósea, tanto para camélidos como para reidae; y las modificaciones de la superficie ósea como las producidas por carnívoros, roedores, raíces, pátinas, y aquellas producidas por el hombre -marcas de corte, fracturas con sus atributos asociados, quemado de los huesos- (del Papa 2008). De este análisis se pudo establecer el relativamente rápido enterramiento de los materiales, así como la escasa o nula acción de agentes como los roedores, carnívoros, raíces, etc. En este estudio se identificaron los taxones que fueron utilizadas por los humanos, entre ellos Lama sp., Rhea americana, Dolichotis patagonum, Dolichotis salinicola,Tupinambis sp. Para algunos taxa, si bien no se pudo afirmar el uso antrópico por no presentar evidencias claras o ser éstas indirectas, no se descarta dicha posibilidad. Entre los que presentan evidencias indirectas, dasipodidos, roedores cavinos y aves, representan una baja proporción termoalterada (del Papa 2008; del Papa et al. 2010). Resultados de la determinación Se puede observar, a partir de la revisión de los materiales, un aumento considerable en la determinación de algunos taxones (e.g. aves, Rhea americana, roedores Dolichotiinae y Caviinae); la presencia de un espécimen de tortuga (Quelonoidis sp.) y una mayor precisión en la determinación de

La Zaranda de Ideas 6: 25-36 (2010)

ciertas categorías taxonómicas más abarcativas como mamíferos, ungulados, artiodáctilos, roedores y caviomorfos (Tabla 1 y 2; Figura 3). A partir de este aumento en la determinación de los materiales, se produce también un incremento de los taxones presentes en la muestra, expresados como NTAXA (Tabla 1 y 2). De esta manera, la riqueza de la muestra aumenta.

A su vez, se realizó el test para observar si se producían diferencias en los respectivos niveles, dando como resultado diferencias significativas entre los análisis referentes a la determinación de los materiales para casi todos los niveles (a excepción del primer nivel de ambas cuadrículas) (Tabla 3). Al obser varse la variabilidad de las diferencias existentes entre los niveles se procedió a realizar un test de correlación de Spearman entre los valores de x² en relación con el tamaño de la muestra de los niveles, a través del número de especímenes obtenido de la revisión (NISP), dando como resultado una correlación alta y significativa (rs= 0,928; N=7; p < .05) (Figura 4).

Análisis estadístico de las diferencias A través del análisis estadístico (x 2 = 829,10; gl = 23; p < .01) es posible observar que las diferencias en la determinación de los especímenes evidenciadas por la revisión de los materiales son significativas.

 Taxón

VP I 1

VP I 2

VP I 3

VP I 4

VP II 1

VP II 2

VP II 3

Totales

Gasteropoda

0

1

0

0

2

0

1

4

Spixia sp.

1

14

3

0

0

0

0

18

Bulimulus sp.

0

0

1

0

0

0

0

1

Tupinambis sp.

1

21

7

0

3

1

2

35

Aves indet.

0

25

17

0

2

1

0

45

Rhea americana

2

15

15

1

0

1

3

37

Cáscara de huevo (R. americana)

34

62

37

1

5

88

7

234

Mammalia

4

130

19

6

10

6

53

228

Tolypeutes matacus

0

0

0

0

0

1

0

1

Chaetophractus vellerosus

0

5

2

0

4

0

0

11

Lama guanicoe

0

13

18

13

2

22

29

97

Rodentia

1

92

55

4

9

24

7

192

Microcavia sp.

0

7

4

0

2

3

0

16

Dolichotis sp.

0

12

21

0

0

2

0

35

Dolichotis patagonum

0

7

12

0

0

13

1

33

Dolichotis salinicola

0

23

13

27

3

1

2

69

Ctenomys sp.

0

4

5

0

0

0

0

9

Muridae

0

1

2

0

0

0

0

3

Totales

43

432

231

52

42

163

105

1068

NTAXA

13

Tabla 1. NISP. Resultados del primer análisis. VP = sitio Villa la Punta; I 1 = cuadrícula I, nivel 1; I 2 = cuadrícula I, nivel 2; I 3 = cuadrícula I, nivel 3; I 4 = cuadrícula I, nivel 4; II 1 = cuadrícula II, nivel 1; II 2 = cuadrícula II, nivel 2; II 3 = cuadrícula II, nivel 3

31

Luis M. del Papa- Revisión de la determinacion de los materiales arqueofaunisticos...

VP I 1

VP I 2

VP I 3

VP I 4

VP II 1

VP II 2

VP II 3

Gasteropoda

Taxón

0

1

0

0

2

0

1

Totales 4

Spixia sp.

4

11

3

0

0

0

0

18

Bulimulus sp.

0

0

1

0

0

0

0

1

Quelonoidis sp.

0

0

0

0

1

0

0

1

Tupinambis sp.

1

11

6

0

3

1

2

24

Aves indet.

2

51

22

5

2

1

0

83

Rhea americana

3

32

22

5

1

9

7

79

Cáscara de huevo (R. americana)

34

58

37

1

5

88

8

231

Mamífero pequeño a grande*

0

9

4

3

0

1

0

17

Mamífero pequeño

2

57

70

7

4

7

1

148

Mamífero grande

1

47

26

34

5

30

71

214

Tolypeutes matacus

1

1

0

0

0

0

0

2

Chaetophractus vellerosus

0

5

3

0

4

0

0

12

Ungulata

0

0

4

0

0

4

3

11

Artiodactyla

0

1

1

1

1

0

1

5

Lama sp.

0

18

18

12

5

21

35

109

Rodentia

5

28

7

1

1

0

0

42

Caviomorpha

0

40

46

0

10

11

2

109

Dolichotis sp.

0

9

16

0

0

6

1

32

Dolichotis patagonum

2

27

37

5

2

18

6

97

Dolichotis salinicola

1

121

66

28

4

9

6

235

Ctenomys sp.

0

1

6

0

0

0

0

7

Caviinae

0

11

12

0

0

3

0

26

Galea sp.

0

0

0

0

4

0

0

4

Microcavia sp.

1

13

4

0

0

3

0

21

Muridae

0

0

2

0

0

0

0

2

Totales

57

552

413

102

54

212

144

1534

NTAXA

379

15

Tabla 2. NISP. Resultado de la revisión de los materiales Referencias: VP = sitio Villa la Punta; I 1 = cuadrícula I, nivel 1; I 2 = cuadrícula I, nivel 2; I 3 = cuadrícula I, nivel 3; I 4 = cuadrícula I, nivel 4; II 1 = cuadrícula II, nivel 1; II 2 = cuadrícula II, nivel 2; II 3 = cuadrícula II, nivel. *mamífero pequeño a grande = especímenes que no pudieron asignarse a las categorías de tamaño mamíferos pequeños o mamíferos grandes (cercanas al tamaño de los 50 kg).

Con respecto a las diferencias existentes entre los niveles, si bien se observan las tendencias generales (aumento en el grado de determinación) en algunos casos se produce la disminución de los especímenes de ciertos taxones en comparación con el primer análisis; esto se debería a la manera de calcular los restos que remontan como un sólo espécimen para reducir el error (Tabla 1 y 2). 32

Es evidente que este cambio significativo en la determinación de los restos puede traer aparejado diferentes interpretaciones en cuanto a la estrategia utilizada, ya sea si es una estrategia generalista o especialista, si predomina una de las especies de mayor o menor ranking en relación con el tamaño de la presa, la tasa de retorno y las técnicas de captura (Smith y Winterhalder 1992; Broughton 1994; Lupo y Schmitt 2005; Jones 2006).

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VP I 1

VP I 2

VP I 3

VP I 4

VP II 1

VP II 2

VP II 3

25,75*

584,48**

662,13**

259,03**

14,04*

333,63**

53,52**

Tabla 3. Chi Cuadrado (x²) por nivel. Referencias: VP = sitio Villa la Punta;I 1 = cuadrícula I, nivel 1; I 2 = cuadrícula I, nivel 2; I 3 = cuadrícula I, nivel 3; I 4 = cuadrícula I, nivel 4; II 1 = cuadrícula II, nivel 1; II 2 = cuadrícula II, nivel 2; II 3 = cuadrícula II, nivel 3. gl= 23; * p > 0.5; ** p < 0.1

los índices de abundancia relativa para aquellas especies con evidencias de haber sido utilizadas por el hombre con mejor representación en la muestra general (Tabla 4). A través de los índices de abundancia para la muestra general para ambos análisis (Tabla 4) es posible establecer que el taxón mayormente explotado en el sitio corresponde a los roedores Dolichotinae. Le siguen los camélidos y en tercer lugar los reidae. Sin embargo, las diferencias en los índices de camélidos y dolicotinos entre el primer análisis y la revisión de los materiales, indicarían una mayor proporción de estos últimos en detrimento de los camélidos para el segundo análisis. Figura 3. NISP %. a) Primer análisis; b) Revisión

Para analizar las diferentes estrategias que pudieron utilizar los grupos humanos en la obtención de recursos a partir de los resultados obtenidos en las determinaciones, se calcularon

Es de destacar, que la mayor diferencia en la determinación de los materiales de un nivel taxonómico más preciso (género y especie) se da en dolicotinos (aumento en la determinación). D I S C U S I Ó N Y C O M E N TA R I O S FINALES En este trabajo se discute la importancia del remontaje mecánico de los especímenes y el empleo de una adecuada colección de referencia para determinar los materiales faunísticos.

Figura 4. Correlación entre tamaño de la muestra (NISP) y valores de Chi-cuadrado (x²)

Villa la Punta

IC

IR

ID

Primera determinación

0,35

0,13

0,5

Revisión

0,19

0,14

0,66

Tabla 4. Índices de abundancia relativa. Referencias: VP = sitio Villa la Punta. IC= índice de camélidos; ID= índice de dolicotinos; IR=índice de réidos. 33

Luis M. del Papa- Revisión de la determinacion de los materiales arqueofaunisticos...

A partir de la revisión se pudieron determinar con mayor precisión los materiales, tanto por el aporte de muestras de referencia para poder realizar una comparación más confiable, como por la unión de fragmentos que no contenían zonas diagnósticas para la determinación, con aquellos que sí lo tenían, o a la formación de zonas diagnósticas por la unión de restos. Este aumento en la determinación de los materiales produce también un aumento de los taxones representados en la muestra, expresado como NTAXA (Tabla 1 y 2) (Grayson 1991). De esta manera la riqueza de la muestra aumenta. Aunque conlleva mayor cantidad de tiempo y esfuerzo, el remontaje de los materiales se hace indispensable para reducir el error en las inferencias realizadas con respecto a las estrategias llevadas a cabo por los pobladores en la apropiación de los recursos. Para ello, se realizó la comparación de los índices de abundancia relativa de los taxones entre las dos determinaciones, lo cual nos permitió hacer inferencias con respecto a la preponderancia en el uso de animales de bajo o alto ranking (en cuanto al tamaño de las presas). A partir de esto se concluye que, en el sitio, los recursos principales fueron los roedores Dolichotinae con un tamaño de entre 2,7 kg y 12 kg (Redford y Eisenberg 1992; Baldi 2007); seguido en importancia por los camélidos; luego por Rhea americana; y en última instancia Tupinambis sp. (menor cantidad de restos), y posiblemente aves y dasipodidos -presentan indicadores indirectos de actividad antrópica como la termoalteración- (ver del Papa 2008; del Papa et al. 2010). Hay que tener en cuenta que el tamaño de los camélidos, y en segundo lugar de los reidae es mucho mayor que el de los roedores, y que, por lo tanto, su importancia como proveedores de recursos sería mayor. Las prácticas de captura podrían facilitar la caza de las presas de menor ranking a través del uso de trampas o captura en masa (Lupo y Schmitt 2005; Jones 2006) y así reducir los costos de obtención. 34

En la región de estudio, la preponderancia de recursos pequeños puede deberse a una intensificación del consumo de los mismos por el agotamiento de las especies locales de mayor porte debido al incremento del sedentarismo asociado a la transición a la producción de alimentos (Cohen 1989; Neme y Gil 2008). Los resultados obtenidos del sitio VP del contexto agroalfarero temprano (grupos con complemento de agricultura) (Togo 2005) sustentan lo mencionado anteriormente. En este sentido, los antiguos pobladores habrían desarrollado una estrategia de reducción del riesgo dado por la deficiencia hídrica de la zona y sus consecuencias para la predictibilidad de la agricultura. Recibido febrero de 2010 Aceptado abril de 2010 AGRADECIMIENTOS A Luciano De Santis por la ayuda brindada en la determinación de los materiales y la lectura crítica del manuscrito. A Cesar García Esponda por el préstamo de material de referencia y su ayuda en la traducción del resumen al inglés. A Reinaldo Moralejo por su ayuda con los test estadísticos. A José Togo por sus comentarios y sugerencias. A Andrés Izeta y Pablo Fernández cuyos comentarios ayudaron a mejorar el trabajo. Lo aquí expresado es responsabilidad del autor. Este trabajo forma parte del proyecto de beca doctoral otorgada por el CONICET. BIBLIOGRAFÍA Baldi, R. 2007. Breeding Success of the Endemic Mara Dolichotis patagonum in Relation to Habitat Selection: Conservation Implications. Journal of Arid Environments 68: 9-19. Bayham, F. 1979. Factors Influencing the Archaic Pattern of Animal Exploitation. Kiva 44: 219-235.

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* Luis Manuel del Papa es egresado de la carrera de Antropología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Este trabajo forma parte de su proyecto de tesis de doctorado. Actualmente es becario doctoral del CONICET, investigando el sistema de subsistencia durante la etapa agroalfarera de la región Chaco-santiagueña a través de los restos arqueofaunísticos.

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ANÁLISIS DE LOS PROCESOS DE FORMACIÓN CULTURAL EN EL SITIO MANSIÓN SERÉ. UN ABORDAJE A PARTIR DEL PROCESO DESTRUCTIVO DE LA CASONA (1978-1985)

Jimena Doval* Pablo Francisco Giorno** RESUMEN Se analizan los procesos de formación cultural del sitio Mansión Seré en el lapso posterior a su funcionamiento como Centro Clandestino de Detención (CCD) hasta su demolición total (19781985). A partir de los procesos destructivos, identificamos las prácticas sociales que influenciaron la formación del registro material. El registro fotográfico, los materiales reclamados, el registro de excavación y la memoria oral, posibilitaron la interpretación de los procesos de formación cultural (PFC) que tuvieron lugar en el sitio. Los resultados permiten observar la progresiva destrucción de la estructura arquitectónica, los nuevos usos y significaciones que tuvo el espacio durante el período de abandono, la reclamación de sus objetos constitutivos, la reutilización de muros como lienzo para dejar pintadas y el agregado de material foráneo. Esto nos permite comprender la importancia de los PFC para la interpretación de la cultura material y posibilita completar una parte de la historia de la casona ausente en otras fuentes de información. Palabras claves: Procesos de formación cultural - Mansión Seré- Registro material - Fuentes documentales - Contexto histórico ABSTRACT We are going to analyze the cultural formation processes that affected Mansión Seré from the period it functioned as a Clandestine Detention Centre (CCD) up the moment of its complete demolition (1978-1985). Since the destructive processes, we identify the influence of social practices in the creation material culture.The photographic record, the “claimed” objects, the excavation records and the oral memory made possible the interpretation of the cultural formation processes (PFC) that took place in the site.We can see through the results progressive destruction of the architectural structure, the new uses and meanings of this space during the dereliction period, the claiming of its major materials, the reuse of its walls as canvas for various graffities and the addition of foreign material.We stress the importance of PFC for interpretation of material culture wich enable us to have the complete history which is absent in other sources of information. Key words: Cultural formation process - Mansión Seré- Material record - Documental sources Historical context.

* FFyL - UBA - Área de Investigación y Producción Documental, D.D.H.H. de Morón. [email protected] ** FFyL - UBA - Área de Investigación y Producción Documental, D.D.H.H. de Morón. [email protected] Doval, Jimena y Pablo F. Giorno. 2010. Análasis de los procesos de formación cultural en el sitio Mansión Seré. Un abordaje a partir del proceso destructivo de la casona (1978-1985). La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 6:37-55. Buenos Aires.

Doval Jimena y Pablo F. Giorno - Análisis de los procesos de formación cultural en el sitio Mansión Seré...

INTRODUCCIÓN En la década del ´70 Schiffer definió a los procesos de formación que afectan al registro arqueológico diferenciándolos en dos tipos, los procesos naturales y los procesos culturales (Schiffer 1972; 1987). Este autor, considera que los procesos de formación de sitio son negativos y perturbadores para la interpretación del registro arqueológico y la historia de la vida de los artefactos. En contraposición a esa postura, Tani (1995) ha considerado el papel de los procesos de formación culturales (PFC) como un elemento positivo y necesario para comprender las pautas de comportamiento que originaron el registro material. A partir de esta última postura, partimos al análisis de los PFC que afectaron al sitio Mansión Seré (Morón, Provinca de Buenos Aires), durante los años 1978-1985 (Figura 1). Este trabajo se enmarca dentro del “Programa de recuperación de espacios y memorias vinculados al Terrorismo de Estado”, impulsado por la Dirección de Derechos Humanos del Municipio de Morón, Área de Investigación y Producción Documental1. El sitio se vincula a un contexto altamente perturbado resultante de dos grandes procesos destructivos: incendio y destrucción total. Su gran magnitud dificulta la visualización de procesos menos perceptibles. Estos últimos, aunque son difíciles de visualizar en la cultura material, se configuran como un elemento importante para observar el desmantelamiento y destrucción de la estructura. El primer gran evento destructivo se vincula al incendio intencional de la casona en 1978. Éste se produjo tras la fuga de cuatro detenidos desaparecidos, hecho que precipitó la desarticulación del Centro Clandestino de Detención (CCD.) y el abandono del predio. El segundo evento, sucedió en 1985 con la demolición definitiva de las estructuras que habían quedado en pie, como precondición para la construcción del Polideportivo municipal Gorki Grana en el actual predio Quinta Seré. La demolición, rellenado y nivelación del terreno para 38

Figura 1. Ubicación geografica

la construcción de una cancha de fútbol determinó la fisonomía y estratigrafía del sitio. Ambos son parte del proceso de ocultamiento, que tuvo lugar en torno a contextos relacionados a la aplicación del terrorismo de Estado. Esto no se limitó a la destrucción de las estructuras, en muchos casos conllevó a la desaparición y/o el ocultamiento de documentación relacionada con estos sitios. De este modo, se hace necesario el desarrollo de metodologías de trabajo que permitan llenar los vacíos en la información utilizando todos los datos disponibles. Entre los años 1978 y 1985 se dieron diferentes procesos de formación, menos visibles en el registro material, que han tenido un gran impacto sobre la estructura arquitectónica. Éstos nos permitirían explicar las ausencias/presencias de determinados materiales en el conjunto de materiales arqueológicos. El sitio Mansión Seré nos permite relacionar su historia particular con los procesos acaecidos en el contexto social, político y económico argentino y latinoamericano desde fines del siglo XIX hasta la actualidad. En el presente trabajo nos abocaremos

La Zaranda de Ideas 6: 37-55 (2010)

a los últimos años de la casona (1978-1985), donde los PFC son registrados en la cultura material, en las fotografías y en la memoria oral. La interacción entre las diferentes fuentes documentales y los elementos de la cultura material, permitirán comprender el rol que toman en cada contexto histórico particular (Beaudry et al. 1996; Orser 2000; Fiore 2006;Wilkie 2006). La progresiva destrucción y desmantelamiento de la casona posibilitó observar significaciones y comportamientos que atravesaron al espacio en el tiempo. La significación del espacio, otorgada por los individuos que la construyeron, habitaron, usaron y modificaron puede comprenderse dentro del contexto histórico en que cada uno de esos sucesos se inscribe (Tilley 1994; Criado Boado 1999; González Moreno-Navarro 1999; Azcarate 2002; Borrazás et al. 2002; Van der Hoorn 2003). En este estudio incluimos actores sociales, no comúnmente integrados en el proceso de investigación de sitios vinculados al terrorismo de Estado: el vecino y la comunidad. Su inclusión permitió darle “voz” a distintos individuos, más allá del ex detenido desaparecido, familiares de desaparecidos y Organismos de Derechos Humanos. Estas voces permitieron contar la historia de un barrio, una región y de un país desde una perspectiva diferente. Así, la investigación contribuyó a darle importancia a un momento histórico y a procesos de la vida cotidiana que no han sido tratados, hasta el momento, en la historia oficial. Una vez más la Arqueología aporta a la reconstrucción de una parte de la historia silenciada u omitida (Funari 1999), que toma forma a través de la interpretación de la cultura material. ANTECEDENTES Arqueología de la arquitectura La aplicación de los instrumentos, conceptos y problemáticas de la Arqueología al estudio

de la arquitectura es una preocupación en la Arqueología mundial desde hace muchos años e incluyó una diversidad de aspectos bajo la denominación de “Arqueología de la arquitectura” (Quirós Castillo 2002). De este modo, los análisis en cuanto a la arquitectura son muy variados y amplios (Steadman 1996). En esta oportunidad nos centraremos en los autores que toman a la arquitectura como contenedora de significados y como un medio de comunicación y expresión (Criado Boado 1991, 1999; Zarankin 1999; Azcarate 2002; Borrazás et al. 2002; Funari et. al. 2002). Así, la arquitectura no sólo se comprende a través de su materialidad y sus elementos formales, sino también en torno a su espacio circundante y en la relación que es forjada entre los individuos y los lugares en la cotidianidad, dentro del contexto socio histórico en el que se hallan inmersos (Tilley 1994; Thomas 2001). De este modo, la estructura arquitectónica es significativa desde el punto de vista histórico, desde los individuos que la construyeron, habitaron y modificaron y sobre todo desde la sociedad en la que se erigió (González MorenoNavarro 1999). Los procesos de formación cultural que afectaron a la arquitectura y la historia de vida del registro material, son abordados desde lo metodológico por Taboada (2005), con el fin de identificar sus indicadores materiales y la secuencia constructiva/destructiva. Otros trabajos se dirigen a interpretar las diferentes secuencias constructivas y cambios en el registro arquitectónico que afectaron a los edificios en los distintos contextos históricos que atravesó el mismo (Schávelzon 1991; Funari y Zarankin 2002; Diana et al. 2008). El rol de la comunidad en el desmantelamiento de un sitio, la resignificación de las estructuras y la apropiación de los objetos con diferentes objetivos de uso y significación son tratados en contextos de la Alemania Nazi, de la Guerra Fría y la Guerra Civil Española (Van der Hoorn 2003; Barker 2004, Ayán Vila 2008; Gilead et al. 2009). 39

Doval Jimena y Pablo F. Giorno - Análisis de los procesos de formación cultural en el sitio Mansión Seré...

Terrorismo de Estado La intervención de la Arqueología en problemáticas vinculadas al terrorismo de Estado, se desarrolla en el país desde hace más de 20 años con los trabajos del Equipo de Antropología Forense (EAAF.). Su misión es investigar principalmente la desaparición de personas durante la última dictadura militar (Cohen Salama 1992). Asimismo, el EAAF se ha convertido en un referente internacional, trabajando y capacitando profesionales en más de 30 países donde se dieron casos de violación a los derechos humanos (EAAF. 2009). En otros países de Latinoamérica se han emprendido diversos trabajos vinculadas a la temática, que han sentado un precedente fundamental, junto al EAAF, para la región (Funari y Vieira de Oliveira 2006; López Mazz 2006; Estrada 2007; Landaeta Sepúlveda 2007). La investigación en los ex Centros Clandestinos de Detención (CCD.), con el objetivo de rescatar evidencias materiales y la recuperación de espacios para la memoria, comenzó entre el año 2000 y el 2002. Estas investigaciones se iniciaron luego de años de reclamos y gestiones por parte de los Organismos de Derechos Humanos, familiares y compañeros de detenidos desaparecidos, favorecidos por un contexto sociopolítico nacional propicio. De este modo, se iniciaron las investigaciones en los lugares donde funcionaran los CCD. y otros espacios relacionados, funcionales al accionar represivo. Así, la Arqueología se convirtió en una herramienta que permitió generar espacios para la reflexión social en sitios vinculados a la aplicación sistemática del terrorismo de Estado (Atalivia 2008; Di Vruno et al. 2008). Varios de estos espacios, se hallan aún en pie, otros se presentan como edificios derruidos o fosas, cada uno con su propia particularidad histórica, pero relacionados desde su función como una parte del aparato represivo. Algunos de estos lugares fueron recuperados como sitios de la memoria, como el ex CCD. 40

Olimpo (Mesa de trabajo y consenso del exCentro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio [CCDTyE] “Olimpo” 2008), ex CCD. ESMA. (Secretaría de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires 2008), ex CCD.Virrey Cevallos (Ex Centro Clandestino de Detención de la Fuerza Aérea, Virrey Cevallos 628/636 2005), todos ellos en la Ciudad de Buenos Aires. En el ex CCD Club Atlético, debido a que el sitio se encontraba sepultado bajo el terraplén de una autopista, se hizo indispensable la intervención arqueológica (Weissel et al. 2002; Proyecto de Recuperación de la Memoria Centro Clandestino de Detención y Tortura Club Atlético 2005). A partir de las estructuras desenterradas fue posible la realización de un análisis de la arquitectura y la organización de su espacio interior (Zarankin y Niro 2006). Los estudios realizados por el Centro Popular de la Memoria (2003) en el caso del ex CCD Pozo de Rosario, se dirigieron hacia el trabajo con las huellas materiales, los testimonios de detenidos-desaparecidos, el relevamiento gráfico (planos y croquis de la estructura bajo estudio) y fotográfico de la estructura arquitectónica, principalmente de las paredes del sótano del edificio. En el Pozo de Vargas, provincia de Tucumán (GIAAT 2003; Arenas et al. 2005), se realizó la búsqueda y posterior excavación arqueológica de una posible fosa común, con el fin de detectar la presencia de restos humanos y proseguir a su identificación.También se realizan otros trabajos de excavación y relevamiento en un CCD. en el marco de peritajes judiciales (GIAAT. com. pers. 2009). En Morón, provincia de Buenos Aires, dentro del “Programa de recuperación de espacios y memorias vinculados al Terrorismo de Estado”, hemos llevamos a cabo el trabajo arqueológico en dos sitios de forma paralela. En primer lugar, la investigación en el ex CCD Mansión Seré o Atila iniciada en el año 2002, a partir de la excavación y recuperación de los cimientos del edificio (Di Vruno et al. 2008; Doval et al. 2010). En segundo lugar, las tareas realizadas desde el año 2007 en la ex Regional de Inteligencia de la Fuerza Aérea (ex RIBA),

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cuyo edificio se encuentra actualmente en pie (Diana et al. 2008). A partir de la reapertura de las causas judiciales en el año 2003 se generó otra vía de análisis, que permitió a los diferentes equipos de investigación de algunos de los casi 500 ex CCD que funcionaron en todo el país, aportar los resultados de su investigación como herramientas dentro del proceso judicial (Doval y Giorno 2010). LA MANSIÓN SERÉ Y SU CONTEXTO HISTÓRICO A mediados del siglo XIX la República Argentina transitaba el camino hacia la consolidación del nuevo Estado-Nación, apoyado sobre una política liberal y en el modelo agro exportador. En este momento, se comenzó a dar un fuerte crecimiento demográfico a partir del afluente de grandes cantidades de inmigrantes europeos. Las familias enriquecidas durante este período, adquirieron terrenos en los alrededores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (zona conocida como conurbano bonaerense) instalando allí sus quintas de veraneo. La familia Seré no fue ajena a este proceso. El fenómeno de las quintas en la ciudad de Morón tuvo su apogeo entre 1880 y 1930. Este proceso sucedió de manera generalizada en toda la zona, acrecentándose a partir de la llegada del ferrocarril a Morón en 1859, ciudad que se configuró como un lugar turístico donde arribaban numerosas familias porteñas. Estas quintas se erigían como grandes monumentos arquitectónicos en medio de un paisaje rural. Así, la familia Seré adquirió a fines del siglo XIX, 56 ha en Morón, cerca de la ciudad de Santa Rosa (hoy Ituzaingó), estableciendo la Quinta Seré. En la fracción de tierra que Juan Seré dejó como herencia a su hija Leocadia, ésta construyó, a finales de la década del ´20, una casa de grandes dimensiones, conocida como la Mansión Seré (Doval 2009). En la década del

`40 el predio fue loteado, conformándose el actual vecindario, y las 11 ha que correspondían al terreno donde estaba emplazada la mansión fueron adquiridas por el Centro de Previsión Social de la Ciudad de Buenos Aires. En 1976, en el marco de la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983), la propiedad fue entregada en comodato a la Fuerza Aérea como sitio para la recreación de su personal2. Allí se instaló un Centro Clandestino de Detención conocido como “Atila”, dependiente de la Fuerza Aérea Argentina en la denominada subzona 16. El mismo funcionó desde principios de 1977 hasta el 24 de marzo de 1978, fecha en que se fugaron cuatro detenidos desaparecidos. Este hecho produjo el cierre y desmantelamiento de este CCD y el incendio intencional de la casona. A partir de ese momento el predio permaneció abandonado hasta su destrucción definitiva en 1985. La crisis económica en la Argentina, caracterizada por grandes procesos inflacionarios iniciados en el año 1975 con el denominado “Rodrigazo”, se profundizó a mediados de la década del ochenta. En ese momento, se combinaron procesos hiperinflacionarios, un elevado índice de desocupación y la precarización de los salarios. Esto provocó un crecimiento de las formas de empleo informal como “el cartoneo” o “cirujeo”, basadas en la recolección de objetos abandonados o descartados para su reutilización o reciclaje, su posterior venta, o a la venta de alguna de sus partes constitutivas. Este proceso llegó en algunos casos extremos al robo de estatuas y cables del tendido eléctrico y telefónico para vender los metales de los cuales estaban constituidos. La Mansión Seré, una vez abandonada, quedo expuesta a este proceso. En 1984, en el marco del juicio a las Juntas Militares, el sitio fue reconocido por ex detenidos desparecidos. En 1985, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entregó el predio en comodato al Municipio de Morón 41

Doval Jimena y Pablo F. Giorno - Análisis de los procesos de formación cultural en el sitio Mansión Seré...

para destinarlo como centro recreativo para la comunidad. En el marco de este convenio debía derrumbarse la estructura de la mansión todavía en pie 3 . Sobre los restos de los cimientos de dicha estructura se instaló una cancha de fútbol que funcionó hasta el año 2002 y ocultó durante años la estructura de la casona. Este proceso de ocultamiento, que comenzó durante la dictadura y continuó en democracia, se trasladó a otras esferas. Así, la desaparición de documentos y archivos, la destrucción de edificios relacionados al accionar del aparato represivo, la protección de actores civiles y militares funcionales al proceso de reorganización nacional fueron parte del ocultamiento que se sostuvo durante muchos años. La mantención de la endeble democracia recuperada implicó actos antagónicos como el juzgamiento de las cúpulas responsables de los actos cometidos durante la dictadura y el dictado de las leyes de punto final y obediencia debida. Estas leyes cerraron la discusión del tema por más de una década, protegiendo a una clase de políticos, empresarios y militares involucradas directa o indirectamente con la dictadura. En el 2003, el dictado de la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final fue reflejo de un nuevo contexto político en el país y la cristalización de años de reclamos por parte de organismos de derechos humanos y diversos actores sociales. El Estado tomó un papel más comprometido en perseguir los objetivos de verdad, justicia y memoria. Esto tuvo su correlato en la sociedad, donde el tema se instaló masivamente en diferentes sectores, en muchos de los cuales anteriormente no había podido instaurarse. En nuestro caso particular, este contexto propicio, sumado al comienzo de los trabajos arqueológicos en el predio en el año 2002, generó interés en el barrio y la comunidad por el proyecto iniciado. Éstos comenzaron a hacer distintos tipos de aportes a la investigación, algunos de los cuales se desarrollarán más adelante. 42

METODOLOGÍA Abordaremos el análisis utilizando cuatro líneas de evidencia: la fotografía, los objetos reclamados de la mansión, la cultura material y la memoria oral. En primer lugar, trabajaremos con un archivo fotográfico de 129 imágenes donadas al proyecto a partir del año 2002 y que actualmente forman parte del Archivo Documental de la Dirección de Derechos Humanos de Morón. De la totalidad de las imágenes, 107 han sido donadas por 22 vecinos, 8 en forma anónima y 14 cedidas por la familia Seré Capdepont. Las fotografías se analizarán teniendo en cuenta el momento histórico particular en el que fueron tomadas, observando las características visibles del edificio y sus cambios a través del tiempo. Se prestó especial atención a aquellas imágenes incluidas dentro del lapso temporal, 1978 - 1985 y se observó el progresivo proceso de desmantelamiento del sitio a lo largo del tiempo. Además, el registro fotográfico nos permitió observar la reutilización de los espacios de la casona y de sus materiales constitutivos. De esta manera, la fotografía se configura como un medio que posibilita identificar los procesos de formación que explican, en parte, los sesgos observables en la cultura material (Manzi 2000; Fiore 2006). En segundo lugar, trabajaremos con una muestra de 30 objetos que han sido reclamados por los vecinos y donados al proyecto a partir del año 2002 (Tabla 1). Este lote de objetos se compone de partes constitutivas de la casona como rejas, escalones, teja, etc. Del mismo modo que la fotografía, estos objetos son elementos significativos, tal como se aprecia a partir de los relatos que dan cuenta de las distintas motivaciones que accionaron su extracción, guardado y donación. La existencia de numerosos objetos reclamados, que no han sido donados, es mencionada en los relatos de vecinos. La memoria oral se compone de 120 registros de campo tomados entre 2002 y

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N°obj.

Donada en

Vecino

Observaciones

1

2002

Alberto

Escalón de mármol de Carrara

2

2002

Anónimo

Reja de hierro forjado con adorno de flores 17

Anónimo

Teja francesa con cisne “Brevet fig. .S.G.D.G Tuillleries Boyer USINE a SIXFOURS (VAR) FRANCE” 18

3

05/ 2004

Vecino

Observaciones

2006

Laura

Flor de hierro. Adorno de reja

-

-

N°obj. Donado en 16

Frag. Moldura cemento

2005

Peldaño de madera, posiblemente de escalera del Anónima sótano 70,4x25,5x3,2cm

2005

Frag. de peldaño de madera. Remonta con N°20. Medidas: Anónima 69x12

20

2005

Frag. de peldaño de madera. Remonta con N°19. Medidas: Anónima 70x13

21

5/2005

Lorena

Azulejo 5x 5 cm con dibujo con barco azul sobre fondo blanco

22

2006

Laura

Postigón de madera con pintura celeste

23

2006

Laura

Postigón de madera con pintura celeste

24

2002

-

Hoja de madera de ventana tipo americana, barnizada.

Frag. Mármol de Cararra 4

12/2002

Isis

19 Frag. Mármol de Carrara

5

12/2002

Isis Flor de hierro. Adorno de reja

6

-

-

7

6/2005

Anónimo

8

2002

Alberto

9

2002

Alberto

Frag. Baldosa granítica Frag. escalón de mármol de Carrara Frag. escalón de mármol de Carrara Frag. escalón de mármol de Carrara

10

2002

Alberto

11

2002

Alejandro

25

5/2005

Listón de madera con dos aisladores eléctricos de Roberto porcelana marrón

26

5/ 2005

Roberto

Frag. De hierro de fundición con imagen de cristo

Telma

Caja con negativos de vidrio “Négatif du verascope Richard Breveté S.G.D.G.

Frag. escalón de mármol de Carrara Frag. escalón de mármol de Carrara

12

2002

Alejandro

27

9/2007

Frag. escalón de mármol de Carrara 13

2002

Alejandro

28

9/2007

Telma

“Store”, (artefacto de madera para poner el “tull” (tela) sobre la cuna)

29

9/2007

Telma

Percha de ropa de madera con gancho metálico.

30

2007

-

Base circular de madera para jarron

Frag. escalón de mármol de Carrara

14

2002

Alejandro

15

2002

Alejandro

Frag. escalón de mármol de Carrara

Tabla 1. Listado de materiales donados

2010 y 11 entrevistas extensas (4 en formato audiovisual y 7 en audio). Los registros fueron obtenidos mediante la combinación de técnicas de atención flotante y una categorización diferida del investigador (Guber 1991). Esto permitió guiar una entrevista o la actividad, manteniendo una cuota de directividad, sin interferir en el modo en el que el relato es evocado, es decir de manera semi estructurada. La memoria oral, se configura como una fuente fundamental para interpretar la significación que el espacio tomó a través del tiempo. Este conjunto de relatos hacen

mención a los distintos momentos del sitio. Nos centramos en aquellos que hacen referencia a la etapa de abandono (1978-1985). Finalmente, la cultura material nos permitió observar la progresiva destrucción de la estructura y los diferentes eventos allí sucedidos. La observación de la composición de la muestra y la frecuencia de los distintos materiales a través del nivel 1 y 2 del sector principal, nos permitió evaluar cómo y cuándo tuvo origen la formación del registro arqueológico. La cuantificación de los materiales en el registro material excavado permitió hacer 43

Doval Jimena y Pablo F. Giorno - Análisis de los procesos de formación cultural en el sitio Mansión Seré...

evidente el sesgo de ciertos materiales que no es posible explicar por preservación diferencial, alta fragmentación o termo alteración. El tratamiento de los datos se realizó tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. Desde el enfoque cualitativo, observamos frecuencias de materiales, cantidad de fotografías y relatos por año. El análisis cualitativo posibilitó acceder a información valorativa y a los significados atribuidos a ese espacio. La integración de los datos que nos brindó cada indicador de forma independiente, nos permitió inferir los procesos de formación cultural que actuaron en el sitio y avanzar hacia la reconstrucción de la historia del mismo a través de una nueva perspectiva. Esto contribuye a llenar el vacío existente en cuanto a la historia del sitio en los momentos anteriores y posteriores a su funcionamiento como CCD RESULTADOS Fotografía El Archivo fotográfico, incluido dentro del Archivo documental de la Dirección de Derechos Humanos del Municipio de Morón, contiene hasta el momento de 129 imágenes que abarcan un lapso de más de 60 años. Se compone de: 14 fotografías de la década del `30 pertenecientes al álbum familiar de la familia Seré, donadas a partir de una entrevista realizada a Juan Capdepont y a Hebe Álvarez de Lafizzondo en el año 2001 (Urso 2002), 105 fotografías que representan el período 1970 - 1985 donadas por vecinos de forma voluntaria a partir de los inicios de los trabajos arqueológicos en el predio y 10 imágenes tomadas en 1984 en el marco del juicio a las Juntas Militares durante el reconocimiento del CCD u otras instancias del proceso judicial, algunas de ellas donadas por ex detenidos desaparecidos en contacto con el equipo arqueológico. De este modo, vemos que la 44

mayor cantidad de fotografías refleja la etapa 1970-1985 y, particularmente, el momento de su abandono. Esto puede relacionarse, por un lado, con la posibilidad de acceder a la propiedad abandona, que se constituyó (del mismo modo que en la actualidad) como un pulmón verde dentro del barrio y, por otro lado, con la masificación de las cámaras fotográficas. Si bien el presente trabajo se centrará en el período 1978-1985, es importante el trabajo con fotografías anteriores que nos permiten observar las características originales de la casona y evaluar los cambios sucedidos a través de los años. Por otro lado, el empleo de fotografías de la casona semi destruida posibilitó observar características materiales y técnicas constructivas (Doval et al. 2010), así como también una serie de PFC que se dieron en la estructura a través del tiempo. Cada una de las fotografías, desde su biografía social (Edwards 2001) toma diferentes significaciones durante su producción, circulación, conservación y donación, lo que las hace un elemento complejo (Alvarado 2004; Fiore 2006; Fiore y Varela 2007; Fiore y Varela 2009). No deben verse como un mero reflejo del pasado, sino que deben comprenderse teniendo en cuenta el contexto social, político y económico en el cual fueron concebidas (González Reyero 2006). Durante el lapso comprendido entre 1978 y 1985 puede observarse, en la secuencia de fotografías, la extracción y reclamación de diversas partes constitutivas de la casona, como carpinterías, mármoles y herrajes. Este proceso extractivo se acrecentó en la década del ´80, coincidiendo con uno de los picos hiperinflacionarios que atravesó el país. De este modo, podemos observar el picado de los muros para la extracción de las cañerías de hierro y de las carpinterías de ventanas (Figura 2). Estos fenómenos pueden comprenderse como parte de diferentes procesos: reclamación por su valor económico, con objetivos vandálicos o con un fin simbólico. Así, estos procesos hacen visible

La Zaranda de Ideas 6: 37-55 (2010)

la reutilización de los muros como soportes de grafitis e inscripciones. Estas manifestaciones tuvieron diferentes objetivos y significaciones en la transmisión de un mensaje. Hallamos grafitis e inscripciones relacionadas al repudio de los hechos sucedidos en el sitio realizadas por agrupaciones políticas y otras inscripciones realizadas con el fin de dejar una marca de la presencia allí (Figura 3). De esta manera, a través de las fotografías podemos identificar diferentes PFC que se manifiestan en los eventos destructivos, la reclamación de los objetos y reutilización de las estructuras. Estos eventos, se configuran como elementos positivos en la formación e interpretación del registro material. Las imágenes no sólo nos permiten observar la funcionalidad del sitio en cada una de sus etapas, sino que posibilitan indagar las significaciones que tomó para la comunidad circundante. Figura 2. A. N° 14 año 1979/b. N° 64 año 1964. Archivo DD. HH. Morón.

la configuración de este espacio como una arena de negociación de diversas experiencias, usos, significados, identidades y memorias que se forjaron a lo largo de su historia de vida y se superponen. Además, puede observarse en las imágenes el deterioro progresivo por causas naturales como la caída de paredes interiores. La fotografía nos permitió observar

Figura 3. N° 70 año 1985. Archivo DD. HH. Morón.

Memoria oral Contamos con un registro de 131 relatos de vecinos y otros individuos que se han obtenido en distintas instancias.120 de estos registros se han tomado en el sitio o fuera, ya sea por acercamiento espontáneo y/o convocatoria a actividades, tomándose notas escritas. Mientras que 11 se obtuvieron en entrevistas extensas previamente pactadas y registradas, en 4 casos en formato de audio y en las restantes audiovisuales. Todos los registros se realizaron de forma semi estructurada (Guber 1991). Cada uno de los relatos hace alusión a diferentes momentos históricos del sitio y se vinculan a vivencias personales relacionadas con la mansión Seré. La etapa histórica con más menciones corresponde al período de 1976-1978, relacionado a su funcionamiento como CCD, que ha dejado una marca imborrable en la memoria colectiva. En segundo lugar, el momento más reiterado es la etapa de abandono entre 1978-1985, circunstancia en la cual se intensifica el uso y las actividades 45

Doval Jimena y Pablo F. Giorno - Análisis de los procesos de formación cultural en el sitio Mansión Seré...

llevadas a cabo en este espacio por parte de la comunidad. Así, los relatos nos brindan un rico caudal de información acerca de los usos y percepciones que tenía la comunidad del lugar y aportan datos faltantes en los documentos para precisar fechas, la ubicación de construcciones hoy inexistentes, información acerca de personas que ocuparon el lugar en distintos momentos, transformaciones en la fisonomía del predio relacionados con los cambios de función del mismo, etc. Muchos de estos relatos hacen mención a la extracción de numerosos objetos de la casa, la toma de fotografías o simplemente relatan las vivencias relacionadas con este espacio, ya sea propias o de otros sujetos. Además, dan a conocer las experiencias de cada de uno de los individuos y motivaciones que han llevado a la toma de fotografías, a la reclamación de materiales y a su donación posterior al proyecto de investigación. Algunas menciones de vecinos nos permiten confirmar la fuerte incidencia de los procesos de saqueo y reclamación de objetos de la casa en los años posteriores a 1978: “…venían los cirujas con carritos, masa y cortafierro a llevarse todo…hierros, caños, rejas. Yo no iba a ser menos… con un destornillador me lleve los manijones y rejas de la puerta […] quería llevarme las tejas pero cuando fui ya estaban todas rotas….me quería llevar algunas cerámicas de la chimenea porque eran hermosas…” (Luis com. pers. 2009). “Después del incendio cuando la casa estaba en ruinas, me lleve una teja porque sabía lo que había pasado allí… La tenía barnizada y colgada en el patio de mi casa”. (Anónimo com. pers. l 2003). “Los mármoles los saqué cuando la casa estuvo abandonada, como sabía que era de Carrara quería hacer una escultura que nunca hice.” (Isis com. pers. 2003) Otros relatos hacen alusión a diferentes usos de la casona y el predio, ya sea como sitio recreativo, refugio, etc.:“El incendio de la Mansión fue el 24 de junio del ´78, el día de la Fogata de San Juan, que es el día de la Caza de Brujas...Un tiempo después había gitanos que acampaban en el predio y la gente venía a fumar, a fifar, a hacer todo lo que no podía hacerse en otro lugar” (Laura com.pers. 2006) 46

En la diversidad de relatos encontramos menciones a la existencia de cirujas y/o vecinos que extrajeron el hierro (cañerías, rejas, y herrajes), aberturas, ladrillos, azulejos, etc. dado su valor económico o utilitario, mientras otros hacen alusión a individuos que se llevaron objetos por su belleza o por el significado que cada uno le atribuyó. Otros hacen referencia a reutilizaciones del mismo espacio. La memoria oral nos permite indagar en los significados, usos y percepciones que tuvo el mismo espacio para los diversos individuos, configurándose como un depositario de significados y vehículo de comunicación. Éstos se forjan activamente a partir de la relación cotidiana entre los individuos y el paisaje dentro del contexto histórico particular (Tilley 1994; Thomas 2001). Objetos reclamados Se trata de objetos extraídos durante el abandono de la mansión. De la mayoría de ellos conocemos su historia a través de relatos y fotografías y 30 han sido donados (tabla 1). La extracción de estos materiales, su conservación y posterior donación nos hizo pensar en las motivaciones de estos actos. El análisis de la memoria oral y de los relatos que acompañaron la donación de cada objeto nos permitió dilucidar que existieron tres causalidades que motivaron estas acciones: económicas, simbólicas y vandálicas. Además, la materialidad de un objeto pudo funcionar como un disparador de memorias y recuerdos vinculados a ese espacio desde la relación que ligó a cada individuo con el sitio (la infancia, el repudio, el barrio, etc.). En este sentido, la donación implicó un desprendimiento de un objeto con una alta significación para el individuo y se configuró en un modo de participación en la reconstrucción histórica de la Mansión Seré. Algunos objetos reclamados (ej.: los caños de hierro), no han sido donados y actualmente se desconoce su destino final. Especulamos que pudieron extraerse con fines económicos, en tareas de cirujeo enmarcadas

La Zaranda de Ideas 6: 37-55 (2010)

en el contexto de crisis e hiperinflación de los años ´80. Muchas de estas partes constitutivas de la casona fueron vendidas como materia prima para reciclaje o como antigüedad. No obstante, algunos objetos fueron extraídos y reutilizadas por vecinos para refaccionar sus casas (Dario com. pers. 2002; Marcela com.pers. 2007). Más allá de su destino final, la extracción de muchos de estos materiales implicó una inversión de trabajo importante tanto para extraerlos como para trasladarlos. De esta manera, produjeron una fuerte modificación sobre la estructura arquitectónica durante las tareas de picado o rotura para extraer un caño del interior de un muro, una carpintería o un escalón. Otros objetos fueron reclamados a partir de la recolección superficial de materiales que han sido hallados fuera de su contexto original como resultado de sucesivos eventos de destrucción y modificación, tanto culturales como naturales. De la totalidad de materiales donados, algunos difícilmente hayan pertenecido a la casona (ej. Nº24 o Nº7) aunque la donación en sí misma implicó un acto significativo, más allá de su pertenencia real a la casa. Otros materiales que no están representados en el registro arqueológico o por lo menos no de forma íntegra, permiten observar características de materiales constitutivos de la estructura. Por ejemplo, la única teja entera fue donada, como también varios fragmentos de los mármoles de Carrara pertenecientes a la escalinata de la entrada principal, rejas y apliques de hierro de puerta principal y una celosía de madera de una ventana, entre otros (Figura 4). A partir de las fuentes de información tratadas hasta el momento (el registro de imágenes, los relatos y los objetos reclamados), comenzamos a entender el panorama que se presenta en el registro excavado. El trabajo con estos datos nos permite comprender sesgos y sobrerrepresentaciones de algunos materiales.

Figura 4. Escalón de Mármol de Carrara donado por vecino. Objeto N° 15.

Registro de la excavación La superficie excavada hasta el momento es de aproximadamente 500 m 2 con una profundidad máxima de 105 cm sobre el sector este. La excavación del sitio se ha realizado siguiendo niveles naturales. Se han hallado 4 estratos que representan eventos de depositación naturales y antrópicos y nos permiten dar cuenta de los eventos sucedidos allí (Roskams 2003). El nivel 4 corresponde a tosca natural sobre la que se asienta la base de los cimientos de la mansión. El sedimento de nivel 3 presenta características arcillosas y es parte del relleno de la trinchera de fundación y del terreno circundante. Éste es prácticamente estéril en material cultural y en algunos sectores aparece la cresta de los muros representando la interfacie de destrucción de los mismos. Por lo tanto, los niveles 3 y 4 no serán considerados en la tabulación de materiales arqueológicos aquí presentadas. El nivel 2 es el relleno realizado con los restos del derrumbe de la mansión compuesto por los materiales constitutivos de la misma (ladrillos, mamposterías, pisos, tejas, argamasa, etc.) y algunos materiales acumulados en los años de abandono de la casa: parte de su uso como basural, pérdida de objetos en el sitio por parte de personas que realizaban diversas actividades en el lugar y/o por el relleno de nivelación del terreno en el año 1985. Este nivel muestra un alto grado de fragmentación, alteración y mezcla de los materiales. No presenta una profundidad uniforme en todo el sitio, sino que varía su potencia de acuerdo al nivel de impacto de los trabajos realizados por la maquinaria en el lugar, variando entre 5 47

Doval Jimena y Pablo F. Giorno - Análisis de los procesos de formación cultural en el sitio Mansión Seré...

y 95 cm según el sector.Además, el gran evento final de derrumbe oculta otros procesos casi imperceptibles. El nivel 1 era el piso de la cancha de fútbol emplazada sobre los restos de la mansión. Se presenta como el suelo formado desde el año 1985 compuesto por eventos de relleno de nivelación dispersos en el terreno y eventos post depositacionales a la nivelación del relleno. Así, se compone de materiales con fechas que van desde los años 1970 hasta el año 2002, momento en que se inician las tareas de excavación (Figura 5). El sótano fue la única estructura de la casona que quedó en pie y la que tuvo menor impacto, tanto en su estructura como en su estratigrafía, el evento de destrucción final. Su estratigrafía se presenta diferente al resto del sitio. Contamos con un nivel 5 correspondiente al piso de cemento alisado. El nivel 4 está conformado por el derrumbe ocasionado durante el primer evento destructivo (el incendio del año 1978) formado por materiales de la casona, muchos de los cuales se encuentran termo alterados y en posición primaria. El nivel 3 se presenta como una alternancia entre materiales introducidos en el período de abandono que transcurre entre el primer evento destructivo y la destrucción total de la mansión. Otros materiales que componen el nivel se fueron desprendiendo de la estructura por su destrucción progresiva al quedar expuesta a las condiciones atmosféricas después del incendio. Es destacable que este proceso de deterioro fue acelerado, lo que favoreció la preservación y sellado de los depósitos inferiores. Por sobre estos niveles se encuentran el nivel 2 y 1 antes descriptos. Los materiales hallados en el nivel 4 y parte del nivel 3, tal como vigas de maderas, parte de un puerta, herrerías, cerámicas esmaltadas, molduras y zócalos de madera pintados, etc., presentan un bajo nivel de fragmentación y se han conservado gracias al rápido sellado del depósito. Esta situación generó buenas condiciones para su preservación y evitó su reclamación por los vecinos y cirujas que 48

Figura 5. Planta de excavación.

accedían al lugar. Si bien no se ha finalizado el procesamiento de las cantidades totales por materiales, en el sótano fue posible determinar que gracias al sellado del depósito se han conservado materiales en cantidades y condiciones inexistentes en otros sectores de la excavación. Asimismo, las características estructurales del sótano evitaron que la acción mecánica de las maquinarias que demolieron, rellenaron y nivelaron el terreno, afecte su integridad (Figura 6). El último uso del terreno como una cancha

Figura 6. Vista sótano. Fotografía N°73 año 1984. Archivo DD. HH. Morón.

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de fútbol, produjo alteraciones sobre los depósitos inferiores. Esto es posible de observar en el sector oeste de la excavación, donde se halló, in situ, un piso de baldosas cerámicas que rodeaba toda la casa. Allí es posible observar la realización de hoyos para la colocación de los postes del arco de futbol. En el vértice opuesto también es observable otro hoyo con la misma función. Estos rasgos fueron realizados con posterioridad a la demolición, rellenado y nivelación del terreno. Han alterado tanto el nivel 1 y 2 del sitio, como parte de la estructura conservada, e introdujeron materiales más recientes en contextos más antiguos. El análisis de la frecuencia de los diferentes materiales hallados nos permitió observar

sesgos que no pueden explicarse por una preservación diferencial, alta fragmentación o termo alteración. Este sesgo es posible de explicar por la extracción de materiales del sitio entre los años 1978 y 1985. Este hecho es evidente a partir de la poca representación de materiales tales como caños de hierro, carpinterías, herrerías en general y mármoles (Tabla 2). Por ejemplo, la representación del caño de hierro en una casa de dos pisos con más de 500 m2 es de menos de 1,5 m. lineales en un total de 10 fragmentos recuperados, en muy buen estado de conservación. Tal como se explicó anteriormente, este hecho toma dimensión al contemplar los demás registros utilizados

nivel 1

nivel 1 tot

nivel 2

nivel 2 tot

azulejo

% 4.89

176

% 4.41

2,688

baldosa

% 5.67

204

% 6.8

4145

brea

% 1.27

46

% 2.72

1660

carbón

% 0.72

26

% 2.14

1306

cemento

% 0.27

10

% 0.23

146

cerámica

% 1.66

60

% 2.89

1764

cuero/cuerina

% 0.36

13

% 0.15

94

fibrocemento

% 2.08

75

% 1.2

733

fórmica

% 0.25

9

% 0.23

146

goma/gaucho

% 0.69

25

% 0.53

325

indet

% 0.44

16

% 0.41

255

loza

% 1.8

65

% 0.95

583

madera

% 1.19

43

% 1.71

1044

mamposteria

% 3.7

130

% 9.33

5643

mármol

% 0.5

18

% 0.22

134

metal

% 11.8

424

% 11.74

7154

oseo

% 4.17

150

% 3.13

1907

otro

% 1.16

42

% 1.07

652

plástico

% 14.1

507

% 11.96

7285

textil

% 5.22

188

% 1.51

5190

teja

% 2.1

75

% 8.58

923

vidrio

% 35.96

1293

% 28.09

17105

totales

-

3595

-

60,882

Tabla 2, frecuencias absolutas y relativas de materiales arqueológicos. 49

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aquí para inferir los PFC que se sucedieron en el tiempo. Las frecuencias de materiales procesados hasta la actualidad, tanto en el nivel 1 como en el 2, muestran la diferente potencia de ambos depósitos que representan los eventos que formaron a cada uno de ellos, tal como mencionamos anteriormente. El nivel 2, con una potencia máxima de 95 cm, está representado por 60.882 objetos. El nivel 1, con una potencia máxima de 10 cm, contiene 3.595 objetos. Aunque hay coincidencias en la predominancia de vidrio y plástico, esto se relaciona con la sobrerrepresentación a causa de la alta fragmentación y alteración que presentan ambos materiales. El vidrio se compone, en gran proporción, de fragmentos de botella verde pudiendo contextualizarse la mayoría en la década de los ´80, ya sea por sus marcas o por marcas de fabricación en bases. Del mismo modo, el material plástico se compone principalmente por envoltorios, bolsas de residuo, botellas, etc. que también muestran una predominancia de materiales de los ´80. En cuanto al metal, el tercer material en frecuencia, se compone predominantemente por clavos, chapitas de latas y tapas de bebidas. La tabla que representa las frecuencias de materiales tanto en nivel 1 como en nivel 2, permite observar la subrepresentación de madera, mármol y objetos metálicos relacionados directamente con materiales constructivos de la casa cuyo valor económico o simbólico fue alto (tabla 2). Más allá de las frecuencias de los materiales mencionadas, en el nivel 2 predominan en tamaño y volumen los materiales constitutivos de la casa (principalmente ladrillos, tejas, baldosas, pared, etc.), clasificados como mampostería. Teniendo en cuenta esto y las fechas mínimas obtenidas del vidrio y el plástico, es posible interpretar que la composición del relleno efectuado en el sitio se realizó mayoritariamente con materiales de la casona y con los desechos acumulados en el sitio durante los años de abandono. 50

DISCUSIÓN Las estructuras arquitectónicas pueden considerarse como “cosas inamovibles pero mutables”. Las estructuras no sólo mutan por cambios materiales como reparación, destrucción, agregados, relacionados a diferentes usos, sino que mutan desde su significado, las memorias a las que se las liga y al ambiente circundante que también cambia (Guggenheim 2009). Así, el registro arquitectónico de la mansión Seré y sus cambios (construcción, incendio, abandono, desmantelamiento, destrucción total y ocultamiento), pueden comprenderse desde la concepción de un espacio construido socialmente. Los PFC que intervinieron en la estructura arquitectónica, toman distintas significaciones a partir de las motivaciones de sus actores. La integración de los datos, que nos brindaron las cuatro líneas de evidencia tratadas en el presente estudio, permite identificar cuáles fueron los PFC que actuaron sobre el sitio, su impacto sobre el registro material y sus motivaciones y significaciones. Las imágenes fotográficas, los objetos reclamados y los relatos permitieron dar cuenta de procesos difíciles de identificar sólo desde la cultura material. De este modo, podemos plantear la existencia de tres procesos, que se dieron de forma simultánea en todo el lapso 1978-1985. Primero, la reclamación de partes constitutivas de la casona como herrerías, carpinterías, mármoles, mampostería, etc. por “cirujas” y vecinos. Esta reclamación es evidente en el registro fotográfico que representa el desarme progresivo de la estructura, en el sesgo existente en la cultura material y además es mencionado de forma recurrente en la memoria oral. Una nota del diario local El Cóndor (20 de abril de 1979) da cuenta de esta situación. Estos actos implicaron el desmantelamiento y destrucción progresiva de la estructura. Segundo, el agregado de material foráneo en forma de desechos, pérdida de objetos, uso como basural, relleno y restos de las diversas

La Zaranda de Ideas 6: 37-55 (2010)

actividades que se llevaron allí durante su abandono. La presencia de material foráneo es evidente en la cultura material y sobre todo en la frecuencia de vidrio y plástico. Su utilización como basural y espacio recreativo (que en su uso genera desechos) es mencionado en la memoria oral. Estos materiales exponen la diversidad de usos que convergieron en la misma estructura durante los años de abandono. El último proceso, remite a la reutilización de las estructuras de la mansión para diferentes fines: como soporte de inscripciones y grafitis, como lugar de refugio para individuos en situación de calle, como lugar de recreación, etc. (Figura 3 y 6). Algunos relatos dan cuenta de la diversidad de usos: “Antes de que la demolieran totalmente, estaba abandonada e íbamos a jugar” (Christian com. pers. 2002). “Era todo pasto y yuyo. Usaban una parte del predio como basural” (Alberto com. pers. 2002). “Me acuerdo que estaban las paredes escritas, paredes de ladrillos altas y rotas estaban escritas con anaranjado, todo destruido y sin techo.Ahí pusieron circos…” (Mabel com. pers. 2002). “Soy vecino del barrio desde el año ´78 y bueno el lugar lo conocí cuando era chico, bueno tenía 15 años, veníamos a tomar mate, a pasear con mis amigos, compañeros de colegio y todo eso” (José, com. pers. 2010). Tal como mencionamos anteriormente, cada de uno de los actos que sucedieron allí y sus motivaciones, son comprendidos dentro de su contexto socio histórico. Ésto se aplica tanto a aquel individuo que extrajo una parte constitutiva por su valor económico como a aquel que lo hizo por otras motivaciones. En este sentido, las fotografías y los objetos reclamados constituyen relictos de los momentos en que fueron tomadas/reclamados. El trabajo con las fuentes orales es un elemento importante para comprender las subjetividades que se encuentran detrás de estos procesos y las memorias que median entre las cosas, la arquitectura y el pasado. El uso de la memoria oral en contextos de historia reciente es

fundamental ya que brinda información presente en la memoria de las personas (Orser 2000). Así, podemos plantear que en la misma estructura convergen, simultáneamente, varios significados que revelan la existencia de “varias Mansiones Seré”. Cada una toma forma a partir de las memorias individuales y/o colectivas con las que se relacionan: como ícono de la Doctrina de Seguridad Nacional, como centro recreativo, como palacete reflejo de una “época dorada”, como proveedora de elementos con valor económico y de subsistencia, como paradigma del horror, etc. En este sentido podemos hablar de multivocalidad y multilocalidad del sitio Mansión Seré (Rodman 1992). Los objetos, las fotografías y el espacio, se configuran como relictos del pasado que son resignificados a través del tiempo por cada individuo, utilizados en un sentido metonímico, transformándose en vehículos hacia el pasado, en depositarios de las memorias y reflexiones individuales (Van der Hoorn 2003). La toma de una fotografía, el uso de ese espacio, la reclamación de un objeto y/o los relatos sobre las vivencias, pueden considerarse como una forma de exorcizar y “desmantelar” el pasado. Pasó a ser “… un lugar sagrado al revés, de miedo” (Ramón, coms. pers. 2004). A partir de los resultados obtenidos, resaltamos la importancia del trabajo a través de la integración de las fuentes documentales y la cultura material. La existencia de fotografías y relatos nos permitió dar cuenta del impacto real que tuvo cada uno de los eventos acaecidos en el sitio y que hubiesen sido imposibles de vislumbrar sólo desde la evidencia material. En este sentido, el análisis de los objetos desde una visión dinámica, nos permitió comprender que el proceso de destrucción y degradación se configuró como un hecho positivo que ayudó a recomponer una parte desconocida en su biografía de vida (De Silvey 2006). El desmantelamiento de la estructura arquitectónica de la Mansión Seré y la composición del registro arqueológico, lejos 51

Doval Jimena y Pablo F. Giorno - Análisis de los procesos de formación cultural en el sitio Mansión Seré...

de perjudicar nuestra mirada sobre los hechos pasados, nos permitió recuperar memorias, historias y datos que nos brindaron una nueva perspectiva de la relación existente entre este espacio y la comunidad.

2. Expediente Nº 189.255-76. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires 3. Expediente Nº4079-12906/85- Decreto Nº954, Concejo Deliberante, Municipio de Morón

CONCLUSIONES AGRADECIMIENTOS

El abandono que sufrió la estructura de la mansión a partir de 1978, su reutilización, el agregado de materiales foráneos y extracción de materiales constitutivos de la casona, se consideró parte de un proceso que permitió observar los comportamientos y las significaciones que atravesaron este espacio a lo largo del tiempo. La progresiva destrucción se observó a través de las fotografías donadas al proyecto, los materiales que fueron reclamados y la memoria oral. Estos elementos permitieron visualizar las características constructivas originales de la mansión y tomar dimensión del impacto de los distintos PFC fundamentales para interpretar el registro de excavación. Asimismo, permitieron ver cómo el sitio fue atravesado por una serie de prácticas sociales en un momento histórico, social, económico y político particular. Esto nos posibilitó la comprensión de los comportamientos y significados que cruzaron a este espacio y que definieron la conformación del paisaje y del registro material. El desarrollo y profundización de este análisis es esencial para avanzar en la investigación y reconstrucción de nuestro pasado reciente.

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Recibido en enero de 2010 Aceptado en julio de 2010

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NOTAS 1. El equipo de investigación se integra por profesionales y estudiantes avanzados de diversas Ciencias sociales: Lic. Cecilia Uriarte, Prof. Marcelo Levy, Sofía Loviseck, Dolores San Julián, Emiliano Rodríguez, Mariano Paciente, Pablo Giorno y Jimena Doval.

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Al doctor Matías Medina por sus comentarios y sugerencias.A Silvia, Liber, Marcela, Juan Carlos Busto, Marcelo Levy y a la doctora Lucia Porreti por su apoyo y contribuciones. BIBLIOGRAFíA Alvarado, M. 2004. La imagen fotográfica como artefacto: de la carte de visite a la tarjeta postal étnica. Revista Chilena de Antropología Visual. 4(1): http://www.antropologiavisual. cl/Margarita_Alvarado.htm (Acceso Abril de 2008). Arenas, P.,V. Ataliva; M. L. López Campeny y E. Noli 2005. La Arqueología y la Antropología en la búsqueda de identidades: El caso de los desaparecidos en Tucumán durante la última dictadura militar argentina (1976-1983). Estudios Sociales del NOA 8:136-158.

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* Jimena Doval es tesista de la Facultad de Filosofía y letras de la Universidad de Buenos Aires (U.B.A.). Este trabajo forma parte de su tesis de licenciatura donde analiza aspectos de la construcción social del espacio de la Quinta Seré en todas sus etapas históricas. Desde el año 2004 se desempeña en la investigación de diversos sitios vinculados a la última dictadura cívicomilitar argentina. Contacto: [email protected] ** Pablo Francisco Giorno es estudiante avanzado en la Facultad de Filosofía y letras de la Universidad de Buenos Aires (U.B.A.). Desde el año 2004 se desempeña en la investigación de diversos sitios vinculados a la última dictadura cívico-militar argentina. Contacto: [email protected]

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PATRIMONIO E IDENTIDAD EN ACONQUIJA (DEPARTAMENTO DE ANDALGALÁ, CATAMARCA) María Soledad Gianfrancisco* RESUMEN El yacimiento arqueológico Alamito forma parte del patrimonio cultural arqueológico del Distrito de Aconquija. Desde hace un tiempo sufre un importante proceso de destrucción que afecta notablemente su integridad física y perdurabilidad en el tiempo. Este trabajo propone una crítica reflexiva sobre factores como: el hermetismo académico, la subvaloración cultural, la desigualdad económica y la negligencia política que han llevado a que los sitios Alamito no fueran debidamente valorados y protegidos. Con el fin de atenuar este problema proponemos llevar a cabo un programa de talleres, junto a la comunidad y autoridades, donde abordaremos temas relacionados la valoración, preservación y conservación del patrimonio arqueológico, a través de los cuales los participantes puedan ir descubriendo la capacidad simbólica del patrimonio para representar identidades. Palabras clave: Destrucción de patrimonio - Identidad - Subvaloración Cultural Negligencia política. ABSTRACT The archaeological deposit Alamito is part of the cultural archaeological heritage of the Aconquija District. Over the last few years, it has suffered a substantial destruction process that affected its physical integrity. This work proposes a reflective evaluation of factors related to academic hermeticism, cultural undervaluation, economic inequality and political neglect. It also considers how these elements have generated an improper protection and valuation of the Alamito sites. In order to solve this problem, we propose a program of workshops with the community and the authorities, which would address issues of valuation, preservation and conservation of archaeological heritage. This would allow for participants to discover the symbolic capacity of heritage to represent identities. Key words: Patrimony destruction - Identity - Cultural undervaluation - Political negligence.

* INTERDEA - [email protected] Gianfrancisco, María Soledad. 2010. Patrimonio e identidad en Aconquija (Departamento de Andalgalá, Catamarca. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 6:57-70. Buenos Aires.

María Soledad Gianfrancisco - Patrimonio e identidad en Aconquija...

INTRODUCCIÓN Durante el año 2008 la Municipalidad de Aconquija desarrolló un circuito turístico de 13 km que recorre las localidades de Alumbrera, El Pantanito, El Durazno y Buena Vista. En la localidad de El Pantanito, se inauguró un parador municipal para recibir a los turistas que recorren el lugar. En esta se sitúa el sector superior (la Mesada de 1900 msnm) del yacimiento arqueológico Alamito. En dicha área también se localizan 10 sitios patrón Alamito y un sitio Inca (pucará), entre otros yacimientos arqueológicos. La ejecución de esta obra no fue comunicada a la Dirección de Antropología de la Provincia de Catamarca, actitud que no permitió diseñar un plan de manejo integral con el fin de reorientar la traza del camino para preservar la integridad de estos sitios, implicando la destrucción de un número importante de estructuras arqueológicas. Este es un ejemplo de cómo la ausencia de planes integrales de gestión, protección y presentación al público del patrimonio cultural arqueológico conduce a la pérdida de una parte de nuestro pasado que se vuelve irrecuperable. Patrimonio. Definición e Importancia Entendemos al patrimonio como un conjunto de recursos o vestigios indicadores de la diversidad y variabilidad de las actividades e interrelaciones humanas con el medio ambiente, representativos de un aspecto de nuestras historia (en sentido amplio, prehistóricos e históricos) (Molinari et al. 2001). El patrimonio a su vez posee un carácter social, participativo y dinámico ya que lo visualizamos como un repertorio de significados que continuamente son interpretados por una comunidad en la cual nos incluimos. En estos términos, patrimonio es la base fundamental o la prueba tangible de nuestra identidad, los elementos y valores a través de los cuales socialmente nos reconocemos y somos reconocidos (Molinari 58

et al. 2001). Es a su vez un recurso frágil, no renovable y específico al espacio que ocupa (Sosa 1996). Partiendo de esta definición, si nuestro patrimonio cultural arqueológico es un recurso que representa valores comunes y constituye parte de nuestra identidad ¿por qué no se toman los recaudos necesarios para su correcta conservación? Creemos que la problemática de la ausencia o defecto en la conservación se relaciona fundamentalmente con la idea y el valor que le otorgamos a nuestro patrimonio. Para que el patrimonio se constituya como tal debe ser inventado, recontextualizado, legitimado y consensuado. No cualquier objeto antiguo constituye un bien valorable en estos términos, sino que debe ser asumido y reconocido por quienes lo usan y disfrutan.Y es aquí donde el valor que les otorgan los diversos actores sociales puede entrar en conflicto en función de los diversos intereses y visiones que ellos detenten (Chaparro y Soria 2008). Si obser vamos a nuestro alrededor, podremos ver que áreas vitales de nuestra sociedad -como salud, educación y medio ambiente– presentan un grave deterioro y carecen, aún, de una política clara y eficaz que permita revertir tal situación. Entonces cabe preguntarse cómo podrán funcionar y ser eficaces los restantes campos de la sociedad (entre ellos la protección y conservación del patrimonio) si aquellas esferas que son básicas para el desarrollo de cualquier pueblo se encuentran a la deriva (Molinari et al. 2001). Desde hace tiempo, una de las vías más significativas que se asoció al patrimonio como sinónimo de desarrollo económico es el turismo. Aparentemente, las políticas públicas provinciales intentan desarrollar, de forma masiva, productos turísticos con el fin de reactivar la abatida economía regional de ciertas zonas. Sin embargo, la ausencia de programas integrales de gestión está

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impactando negativamente en la preservación del patrimonio cultural arqueológico. Para que el desarrollo local de regiones poco favorecidas realmente ocurra es elemental la identificación, la valoración y el debate abierto entre los distintos actores sociales involucrados sobre cómo aprovechar el patrimonio, su rentabilidad social, ambiental y también económica. El sitio

el valor científico, cultural y patrimonial es único en Argentina. En otras palabras, no se han registrado en otro lugar del territorio estructuras tan complejas tanto por su arquitectura ceremonial vinculada a espacios colectivos (grandes patios centrales, montículos de desechos, cobertizos, entre otros) como por el manejo del espacio reflejado en el patrón general de organización de sus estructuras.

El yacimiento arqueológico en cuestión se encuentra ubicado en el Departamento Andalgalá, Distrito Aconquija. Los sitios se localizan al sur de la localidad de Alumbrera (al noreste del Campo de Pucará), a los 27° 35’ S y 66°° W. (Figura 1). Los sitios se distribuyen en tres zonas situadas en las cotas de 1700, 1800 y 1900 msnm. Los distintos niveles presentan un mismo tipo de asentamiento, con atributos formales de características excepcionales en el Noroeste de Argentina.

El modelo espacial y edilicio que responde al típico patrón Alamito definido por Núñez Regueiro (1998), tiene la forma de un anillo constituido por dos plataformas rectangulares de paredes de piedra rellenadas con tierra. Estas se sitúan al occidente; junto a recintos circulares techados o cobertizos carentes de paredes (recintos C). Asimismo, este patrón se caracteriza por un conjunto de recintos con paredes de tierra revocadas con barro que completan el anillo. Dentro de este

A la altura de 1700 m se ubican 55 estructuras (26 sitios patrón Alamito), en la zona de 1800 m 28 estructuras (14 sitios del patrón antedicho) y en la cota de 1900 m 10 sitios también con patrón Alamito. Las restantes estructuras registradas corresponden a: a) siete muros de contención de piedra, b) 13 montículos bajos y aislados con fragmentos de cerámica en superficie; c) un petroglifo aislado; d) 29 recintos de paredes de piedra; e) 12 recintos circulares y f) 15 rectangulares. A excepción de dos estructuras situadas a 1800 m y 1900 m que corresponden al período incaico, todas las demás son del período Formativo1 (Figura 2). Estos sitios de distinguen de otros yacimientos arqueológicos del Período Formativo presentes en el Noroeste Argentino por la presencia de arquitectura ceremonial, espacios de uso colectivo (grandes patios, montículos, plataformas, entre otras) y una planificada organización espacial de las estructuras que los conforman. Por esto,

Figura 1. Ubicación del área de estudio. Los números 1, 2 y 3 corresponden a la ubicación de las mesetas de 1700, 1800 y 1900 msnm (figura tomada y modificada de Núñez Regueiro 1998). 59

María Soledad Gianfrancisco - Patrimonio e identidad en Aconquija...

Figura 2. Área de estudio, meseta de 1900 msnm, con indicación sitios afectados (tomado de Gianfrancisco 2002). 60

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patrón se distinguen: i) recintos alargados de planta trapezoidal (recintos B) y ii) recintos de planta cuadrangular o ligeramente trapezoidal (recintos A). El primer tipo posee paredes altas, entre 6 y 15 m de largo y casi 5 m de ancho máximo; mientras que el segundo se caracteriza por poseer paredes bajas y dimensiones menores al anterior. El montículo mayor es considerado un basurero ceremonial teniendo en cuenta su relación con las dos plataformas de piedra y el hallazgo de restos humanos desarticulados. Tartusi y Núñez Regueiro (1993) plantean que los recintos A funcionaron posiblemente como talleres metalúrgicos, los recintos B como habitación destinadas al alojamiento de personas encargadas del culto (jefes-shamanes) y los recintos C como habitaciones/talleres para artesanos especializados. Las plataformas tienen una función ceremonial o religiosa evidente, debido a su estructura monumental y a los elementos que se le asocian como entierros humanos, huesos desarticulados y cabezas clavas, entre otros. Los mismos autores consideran que, teniendo en cuenta el plano general de distribución de los recintos y la información aportada por las excavaciones2, es posible observar que el montículo mayor, las plataformas, los recintos C y A integran lo que se puede considerar un área ceremonial. Esto significa que más de la mitad de las estructuras tuvo una finalidad íntimamente vinculada con la esfera ritual. Sobre la base de un modelo jerárquico se asume que la pequeña población local estaba sumamente organizada y dedicada a actividades ceremoniales para el servicio de otros grupos, constituyéndose dentro de una escala más amplia, verdaderos centros ceremoniales. La secuencia local de ocupación se extiende aproximadamente desde el 200 d.C. al 500 d.C. (Núñez Regueiro 1971, 1998) y se considera que constituyen los centros cúlticos de Condorhuasi (denominados Condorhuasi-Alamito).

Estos grupos desarrollaron una tecnología en el tallado de la piedra aplicada a fuentes, recipientes, tallas cefalomorfas, entre otras. Muchos de los elementos de compleja elaboración, como las esculturas líticas y los artefactos de metal pudieron haber sido producidos por artesanos estrechamente ligados al culto y distribuidos entre otras poblaciones. Este mecanismo explicaría la amplia distribución de muchos objetos cuya semejanza estilística y complejidad tecnológica estarían indicando que son el producto de una producción artesanal altamente especializada (Tartusi y Núñez Regueiro 1993; Núñez Regueiro 1998). En suma, todo esto nos demuestra el importante rol que jugaron estos sitios en la cimentación de la creciente complejidad característica de las sociedades del Formativo del Noroeste Argentino. La obra La obra pública ejecutada consistió en la ampliación de una antigua huella de camino que rodeaba a los sitios arqueológicos sin afectar su trazado e integridad, y en la apertura de nuevos tramos de éste para construir la ruta turística (Figura 2). En consecuencia, debido a estas acciones muchas de las estructuras que componen diferentes sitios con patrón Alamito fueron arrasadas. El grado de destrucción que sufrieron las estructuras fue variable y sólo fue posible identificar con seguridad los sitios E (2), F (2) y H (2) (Figura 1). Debido a la acción de la topadora utilizada para la apertura de los caminos, se cortaron estructuras por la mitad y otras desaparecieron completamente (Figuras 3 y 4). Más aún, en un caso en particular (recinto C o cobertizo) se construyó un contrapiso de cemento que sirvió de base para la instalación de una casilla (Figura 5). Las estructuras que forman parte de los sitios patrón Alamito se presentan en el 61

María Soledad Gianfrancisco - Patrimonio e identidad en Aconquija...

Figura 3. Posición original de plataforma 2 y montículo mayor.

terreno actual como montículos fácilmente visibles que al formar el anillo dejan una hondonada en el centro. Dentro del conjunto de estructuras, las que más se destacan son las plataformas ceremoniales por estar cubiertas de rocas; y el montículo mayor debido a sus dimensiones.

Durante el trabajo de campo se pudo comprobar que cualquier persona situada a una distancia de hasta 100 m podía observar claramente la disposición radial de las construcciones arqueológicas, asumiendo entonces que en ese sector existió una intención de construir un espacio

Figura 4. Ubicación original de cobertizo y montículo mayor 62

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extraordinario. Con esto queremos señalar la imposibilidad por parte de quienes dirigían las maquinarias para la ampliación de la ruta de que no haya visualizado e identificado en su camino una construcción de estas características. En algunos tramos de la construcción del camino se arrasó con parte del muro de contención y plataformas ceremoniales, ambos construidos con piedras de gran tamaño que conforman una barrera sólida de acentuada visibilidad. A esta situación se le debe sumar la calidad realmente baja que presenta la obra ejecutada. Por un lado, el pavimento colocado no supera los tres centímetros de profundidad, luego el sistema de desagüe está incompleto y finalmente los perfiles que quedaron expuestos representan un peligro potencial para pobladores y turistas que transiten por la zona. El perjuicio de este último caso se acentúa durante los meses de verano en los cuales se producen tormentas torrenciales que ocasionan el lavado de los perfiles de textura franco-arenosa, friables y en ocasiones alternados con bloques de piedra que provocan desprendimientos y eventuales derrumbes.

Sobre el origen del problema Entre las acciones que se llevaron a cabo en el sitio hubo una “omisión” que generó muchas preguntas y preocupaciones. Básicamente esta consistió en negar sistemáticamente la presencia de los sitios arqueológicos aledaños a la ruta turística. En ningún tramo del camino se colocaron indicaciones como cartelería, señalización, planos de los sitios y/o croquis de ubicación que expliquen al visitante las características y el valor de los mismos. Ahora bien ¿es posible que las autoridades de la zona no conozcan acerca de su existencia? Nosotros pensamos que no, debido a que somos testigos de que al menos parte de la comunidad conoce la ubicación de estos sitios3. Por otro lado, en cada viaje de campaña que realizamos a la zona desde el año 2001 conversamos con autoridades de la policía y la municipalidad a fin de informar de nuestras actividades de prospección y excavación en el área. Entonces nos preguntamos ¿qué llevó a que las autoridades de la Municipalidad de Aconquija diseñaran un circuito turístico dentro de un

Figura 5. Contrapiso de cemento construido sobre habitación tipo B 63

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yacimiento arqueológico sin protegerlo? ¿Será que ignoran la importancia a nivel científico y cultural que éste posee? ¿Será que no lo han incorporado a su realidad porque no sienten que forma parte de su identidad como pueblo? Nosotros consideramos que los factores que intervienen en casos como éste obedecen a múltiples causas como ser las que describimos a continuación. (1) Hermetismo académico Para comenzar deberíamos efectuar un cuestionamiento, a modo de mea culpa, sobre nuestro rol como arqueólogos e investigadores en la sociedad, ya que en muchos casos es notable nuestra falta de involucramiento con las comunidades en las cuáles trabajamos. En general esto tiene mucho que ver con el rumbo histórico-cultural y con el enfoque positivista que caracterizó a la arqueología de la década del `60 en donde se debía dejar de lado la influencia del contexto social en el desarrollo de la arqueología, olvidando las implicancias sociales de la misma (Binford 1962). Posteriormente esto fue cambiando en virtud de los planteamientos de la arqueología feminista, indigenista y marxista en sus distintas corrientes (por ejemplo Sanoja y Vargas 1974; Bartra 1975; Bate 1978; Montané 1980; Lumbreras 1981; Sanoja 1984; Hodder 1988; Patterson 1994; Portugal Loaysa 1997; Avilés 1997; entre otros). Estas últimas corrientes llevaron a un proceso de autoreflexión y una toma de conciencia sobre el compromiso social del arqueólogo, es decir, la necesidad de tomar una posición frente a determinados procesos sociales. En muchos casos nuestra preocupación ha sido estudiar al “otro del pasado” y no así al “otro del presente” con el cual el arqueólogo interactúa cotidianamente (Ayala 2003). Nos preocupamos por desarrollar esta disciplina con rigor científico pero terminamos quedando atrapados en un hermetismo absoluto que no nos permite divulgar a la 64

sociedad los conocimientos producidos en nuestras investigaciones. Esto se debe -en gran parte- al producto del perfil de investigación desarrollado y aplicado por el CONICET donde los temas de transferencia no ocupan la agenda que deben ocupar. Por lo tanto si nuestra intención es generar una conciencia real por parte del ciudadano común de respetar y proteger el patrimonio cultural, entonces debemos establecer una vía de comunicación práctica y real que nos devuelva el resultado de nuestras investigaciones, de manera que la comunidad cuente con fundamentos concretos a la hora de conservar y defender su patrimonio. (2) Subvaloración cultural Esta actitud de indiferencia también se percibe en la propia comunidad de Aconquija que rodea los yacimientos arqueológicos. Allí no parece haber raíces ni reemplazo poblacional. El aculturamiento histórico muy probablemente estimuló al olvido y la indiferencia. Los datos históricos nos revelan que, luego de la temprana ocupación del área por parte de los grupos Condorhuasi-Alamito, en el siglo XVI la población indígena estaba formada por los indios Aconquijas al noroeste y por los Mallengues al sur y sudoeste. A partir de 1560 se entrega Aconquija a distintos encomenderos, en 1611 llegan los jesuitas con su obra evangelizadora y a fines del siglo XVII Aconquija es donada a éstos hasta su expulsión en 1773 (Guzmán 1985). Cuando se produce el Gran Alzamiento Calchaquí en 1630, los indios Aconquijas y Mallengues se pliegan inmediatamente a la revuelta siendo derrotados en dos oportunidades. Luego de esto se los desterró, trasladándolos a los llanos tucumanos; Aconquija queda despoblada. Con el tiempo algunas familias vuelven a poblar su antigua tierra, se entregan nuevas encomiendas y el pueblo de

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indios se transforma en estancias de españoles (Guzmán 1985). Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas se saca a remate Aconquija que es adquirida en 1844 (desde el Arroyo del Lindero hasta Río Potrero) por Manuel José Navarro quien se desempeñaba como gobernador de la provincia de Catamarca. Navarro no se interesa por esta adquisición y la hereda su hijo, el General Octaviano Navarro. Este militar y político logra activar la abatida economía local y para fines del siglo XIX convierte a su estancia (Estancia de Suncho) en una factoría y emprendimiento agrícola ganadero regional pujante (Córdoba Navarro 1999). Es así como los núcleos de poblaciones nativas y mestizas de Aconquija se agrupan por familias en los puestos de hacienda de lechar y fundamentalmente alrededor del casco principal de la estancia de Navarro. Sin embargo, hubo un grupo poblacional relativamente disperso, descendiente de los indios Aconquijas y Mallengues. Estas familias y sus tierras han ocupado y ocupan actualmente con pequeños y medianos latifundios, la región sur del actual distrito.Vale destacar finalmente que con la llegada del ferrocarril, la economía de la población de Aconquija se ve perjudicada, quedando marginada del progreso por estar situada en un rincón montañoso periférico a este medio de transporte (Guzmán 1985). Hoy el distrito de Aconquija es conocido coloquialmente como Las Estancias y constituye una villa turística de pobladores de la Provincia de Tucumán y Catamarca que poseen residencias de veraneo y de fin de semana. El cultivo de tubérculos y la cría de ganado vacuno tienen un lugar destacado en la economía local. Ahora bien, los datos históricos que expusimos señalan que la actual comunidad de Aconquija no posee lazos históricos o genéticos con las sociedades que se establecieron a comienzos de la era en Campo de Pucará. Entonces ¿será por esto que la comunidad no

incorporó en su imaginario a las ruinas de los sitios Alamito como propias? Creemos que no, pues el pasado puede ser entendido como una dimensión permanente de la conciencia humana, un componente obligado de las instituciones, valores y demás elementos constitutivos de la sociedad humana (Hobsbawn 1998). Sin embargo, esta situación de “desconexión cultural” plantea inconvenientes al retrotraerse temporalmente e influye directamente en la actual significación del patrimonio arqueológico y construcción identitaria. Esto no quiere decir que esta población no considere que tenga una raigambre indígena, sino que la existencia material de un pasado que se encuentra inmediato en el paisaje y, por lo tanto, presente no ha sido valorada y resignificada para ser entendida como parte de su patrimonio cultural. Esto mismo genera actitudes hacia el patrimonio cultural que poco tiene que ver con su protección y conservación. Por otro lado, esta situación también es responsabilidad de la falta de contacto de los arqueólogos que vienen trabajando en el área desde 1950 y la población residente. Al respecto, la historia de la arqueología entrega algunos antecedentes que ayudan a comprender este conflicto, ya que muchos de los sitios arqueológicos de esta zona fueron excavados usando técnicas de excavación muy destructivas, quedando los sitios arqueológicos sin tapar con el riesgo que esto implica para su conservación. Por otro lado, se mantuvieron relaciones distantes con las comunidades, relación que hasta hace diez años atrás sólo estaba signada por la contratación de mano de obra de pobladores locales para la ejecución de las actividades de excavación. Se consideraba a la población como un elemento más del paisaje, pasivo, con quienes los arqueólogos no tenían relación de ningún tipo fuera de la contractual. Éstas y otras situaciones pudieron incidir en la imagen negativa que tienen los pobladores de los arqueólogos y que actualmente ha planteado una serie de cuestionamientos al quehacer arqueológico. 65

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Ésto forma parte de una historia de desencuentros que en los últimos años ha comenzado a revertirse a través del desarrollo de diferentes líneas de acción para tratar de subsanar el distanciamiento entre comunidades e investigadores. Con miras a establecer vínculos más fluidos entre los habitantes y los investigadores se dictaron charlas en las escuelas de la zona y se realizó la visita al domicilio de cada uno de los propietarios de las tierras en la cuales se emplazan los sitios para comentarles sobre el desarrollo de nuestras actividades acercándoles bibliografía al respecto ya que consideramos que es de vital importancia difundir el conocimiento científico acumulado hasta el momento dando a conocer y validando ante la comunidad la labor realizada por arqueólogos. Es nuestro objetivo lograr una labor conjunta en favor del estudio, manejo, preservación y conservación del patrimonio cultural, a pesar de tener un largo camino por recorrer. (3) Desigualdad económica y negligencia política Los datos históricos del apartado anterior exhiben en forma clara el crecimiento que tuvo Aconquija desde mediados del siglo XIX hasta la llegada del ferrocarril, que los sumió en un estancamiento económico. Es por esto que en pueblos en los que el presente está signado por la escasez material y de oportunidades, el fomento y desarrollo de la actividad turística resulta importante ya que se le asigna (como elemento de manifestaciones culturales) la calidad de motor de desarrollo económico. Actualmente el Distrito de Aconquija no forma parte de ninguno de los circuitos turísticos que promociona la provincia y su único atractivo cultural divulgado, conocido y visitado es el “Pucará de Aconquija”, construcción de filiación Inca situada en el ángulo SE de la planicie de Campo del Pucará. Debido a la falta de oferta turística que posee la zona, los dirigentes del lugar impulsaron el desarrollo de esta obra con el fin de atraer a un mayor 66

número de visitantes. Sin embargo, está claro que la perspectiva desarrollista y renovadora, que subyace en los modos de hacer política, lleva a que se viva una carrera vertiginosa por inaugurar obras con su nombre sin medir el impacto destructivo. Este hecho destruye el patrimonio en pos de los beneficios económicopolíticos a corto plazo. Esta situación es, entre otras cosas, producto de la ausencia de políticas de estado con respecto al patrimonio culturalarqueológico. Con el objetivo de revertir esta situación que padece la Provincia de Catamarca en general se ha llevado a cabo un proyecto de Turismo Eco-Cultural para la Provincia de Catamarca, en el que no sólo se habla de convertir al turismo en una actividad sustentable, sino que se hace referencia al turismo ecológico y turismo cultural como concreción de esa sustentabilidad. En el caso de la provincia de Catamarca, tal decisión política quedó plasmada en las bases del Plan Estratégico Consensuado (1996) en el que se llevo a cabo un proyecto tendiente a “Promover al desarrollo turístico de la provincia, quebrando la marcada estacionalidad actual y adaptar la oferta a las nuevas tendencias y modalidades según los segmentos. Dentro de este marco se incluye específicamente la Puesta en valor de atractivos turísticos con orientación cultural, especialmente ruinas arqueológicas, para ser incorporados a los circuitos provinciales” (Ratto 2002: punto 3.t.2.3.). En este sentido, la provincia de Catamarca cuenta con la ejecución del Proyecto Relevamiento y diagnóstico del patrimonio arqueológico de la provincia de Catamarca (C.F.I Exp.3947 – Experta Norma Ratto), siendo la Dirección de Antropología de Catamarca la contraparte y contralor provincial.  El proyecto apuntó a la creación de una base empírica para reflejar el estado en que se encuentran doce sitios arqueológicos previamente seleccionados, ya sea en cuanto a su estado de conservación, tenencia de la tierra y variables ecotopográficas que describieran el ambiente

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en sus esferas cultural y natural (Ratto 2000, 2002), entre los que se encuentran los “Sitios Alamito”. Sin embargo, en la localidad de Aconquija esto ha sido prácticamente ignorado al momento de ejecución de la obra ya que en ningún momento se ha contemplado la ejecución de un Plan de Manejo para los sitios arqueológicos, tanto en sus aspectos de conservación, vías de acceso, información turística, protección y monitoreo, entre otros aspectos necesarios. De esta manera, la negligencia política ha sido un factor determinante en la falta de protección y conservación de los sitios arqueológicos. Si bien creemos que es hora de dejar de considerar al patrimonio cultural-arqueológico como un “símbolo cultural estático” y empezar a concebirlo como “recurso” con valor cultural, económico y educativo, tenemos que cuidar que esta explosión polivalente no termine destruyéndolo, sino –por el contrario- que sirva para lograr una resignificación de los elementos patrimoniales que promuevan la protección. Ésta debe involucrar a los turistas y residentes de la zona, manejando cuidadosamente la seguridad que se les brinda. Como expusimos en un principio, en Campo de Pucará, la destrucción del patrimonio no sólo se produce debido a la ejecución de obras, sino también por la actividad de huaqueo efectuada por los propietarios de las tierras y por lugareños en busca de piezas atractivas para vender. Por lo dicho hasta aquí, consideramos que es la combinación de estos cuatro factores, a saber, hermetismo académico, desigualdad económica, negligencia política y subvaloración cultural, lo que afecta directa e irreversiblemente la integridad del patrimonio cultural-arqueológico de este lugar. Al mismo tiempo creemos que es posible revertir esta situación con un resultado positivo, evaluando y modificando desde nuestro lugar de investigadores comprometidos en la defensa, protección y conservación del patrimonio, la mayor cantidad posible de factores.

El trabajo con la comunidad: Concientización y acción Las personas que integran la comunidad de Aconquija no tienen una posición definida respecto a su identidad, por lo tanto hemos planteado llevar a cabo un trabajo de concientización con los distintos grupos que componen la comunidad. Para esto estamos desarrollando un plan de educación patrimonial en varias etapas. Partiendo del concepto de patrimonio esperamos que la comunidad pueda formular una “identidad”, esto es, con qué elementos se identifican/diferencian, generando así un sentido de pertenencia/exclusión social. Plantear la problemática patrimonial que genera la actividad turística y agrícola puede generar contradicciones y tensiones, es por esto que nos parece fundamental en una primera etapa de trabajo realizar conversaciones abiertas con docentes, ex-funcionarios, funcionarios actuales y pobladores en general. Con esto esperamos generar un primer acercamiento con la comunidad, en su totalidad, comentándoles sobre nuestra labor e intentando comprometerlos a participar de charlas relacionadas a nuestras investigaciones. De esta manera, creemos que les brindaremos el conocimiento que nosotros y otros investigadores hemos adquirido sobre el desarrollo socio-cultural que tuvo lugar en Campo de Pucará. En una segunda etapa de trabajo pensamos diseñar un taller donde abordaremos temas relacionados con el patrimonio, su importancia y conservación. Este taller persigue el objetivo de crear un espacio de diálogo y discusión constructiva promoviendo la elaboración de nuevos significados patrimoniales mediante los cuales los participantes puedan ir descubriendo la capacidad simbólica del patrimonio para representar identidades. A partir de estas primeras reflexiones comenzaremos a trabajar en la conceptualización sobre patrimonio, a través de diversas actividades como interpretación de mapas de los sitios, demostraciones sobre el 67

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estado de conservación de lo que se encuentran y sus factores de deterioro, el estado actual de nuestra investigación, agendas, etcétera. La intención es generar interés y compromiso en los participantes de modo que sean capaces de demandar políticas de conservación preventiva a los miembros del Estado. También creemos que en esta instancia es oportuno tratar la cuestión de la “propiedad” del patrimonio y los conflictos en torno a quiénes pueden o tienen derecho de investigarlo, usufructuarlo o explotarlo económicamente. Sabemos que gran parte de la población desconfía de nuestro trabajo, temiendo que nos llevemos los bienes patrimoniales rescatados. Es por esto que creemos es muy importante explicar cómo trabaja un arqueólogo, por qué es importante conservar el contexto de hallazgo, cómo se pierde información cuando las piezas son extraídas en actividades clandestinas, entre otros temas. A través de estos talleres esperamos que la comunidad en general, y las autoridades en particular, comprendan que si bien el patrimonio arqueológico puede ser considerado como un recurso económico y ser explotado como tal, es importante conservarlo dado que de esta manera protegen la propia historia de su pueblo. Esto va a permitir materializar esta “resignificación” del patrimonio. Hay que acercar lo lejano, y movilizar lo estático. Para ello es necesario trabajar en la recuperación histórica del patrimonio, que le otorgue vida y sentido ante la sociedad, y que le permita ser incorporado al proceso de socialización de la población. Otra área que desarrollaremos es el trabajo conjunto con los docentes de nivel primario y secundario, ya que nos parece sumamente importante que se difunda adecuadamente el conocimiento sobre el patrimonio local y regional y la importancia de su conservación y protección. Creemos que este es muy importante dado que, históricamente, a nivel 68

nacional, los manuales escolares poseen escasa información sobre la diversidad cultural argentina, arrastrando consigo la destrucción de numerosos referentes significativos. Para esto estamos elaborando cuadernillos con información, geográfica, ambiental y arqueológica de Campo de Pucará para que sean incorporado por los docentes en sus clases. El objetivo último que perseguimos a través de nuestra intervención es llegar a constituir desde un marco interinstitucional (municipalidades, universidades e instituciones varias)  una organización reflexiva y ampliamente participativa de todos los actores sociales que componen la comunidad de Aconquija a los efectos de llevar a cabo un diagnóstico de las relaciones sociales, económicas y ambientales de la comunidad y su área de influencia. El objetivo es contar con datos básicos sobre los recursos potenciales existentes, su estado de conservación y las ventajas y amenazas implicadas en su manejo para el desarrollo futuro de esta comunidad. A partir de esto esperamos poder crear comisiones consultivas para planificar los objetivos o propósitos de desarrollo vinculados a las potencialidades destacadas previamente. CONSIDERACIONES FINALES En este artículo reflexionamos sobre los factores que han llevado a la destrucción del patrimonio cultural arqueológico de Aconquija. A su vez, hemos esbozado un plan de educación patrimonial con el objetivo de generar espacios de discusión y diálogo para analizar las consecuencias que puede traer para la identidad y la memoria local la falta de valoración y protección del patrimonio cultural. Para que esto realmente ocurra tenemos que dejar de circunscribirnos a un trabajo académico en gabinetes y aulas universitarias. Debemos comprometernos a trabajar con la sociedad en general y con la población local de cada área

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de investigación en particular. De nada nos sirve producir conocimiento sólo para que sea trasmitido en congresos y revistas de divulgación científica, esto simplemente conduce a una falta de conciencia real sobre la importancia del respeto que se debe tener hacia el patrimonio cultural. En el año 1984 se promulgó la ley N° 4218, esta es la ley de protección del patrimonio arqueológico y antropológico de la Provincia de Catamarca. Posteriormente, en el año 2003 se sancionó la Ley de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico 25.743, que contempla no sólo el registro oficial de yacimientos arqueológicos y paleontológicos, sino también el registro oficial de colecciones u objetos arqueológicos. Entonces, existe un marco legal de protección que no se aplica. Es hora de que nos ocupemos de aquello que tanto nos motiva a trabajar.

Recibido mayo 2010 Aceptado julio 2010 AGRADECIMIENTOS Quisiera agradecer profundamente a M. Cecilia Castellanos, Soledad Ibáñez, José C. Dlugosz, Alejandro Richard, Fernando Villar, Luis Monti y José Coronel por acompañarme en los trabajos de campo efectuados en Alamito.

NOTAS 1- Utilizamos el término Formativo siguiendo el esquema de periodización para el NOA utilizado por Tartusi y Núñez Regueiro 1993, equivalente al Temprano propuesto por González (1955).

(de hecho varias personas poseen colecciones privadas excepcionales). En esta dirección vale destacar que algunos individuos nos cuentan de cómo se venden piezas por bolsas de azúcar a coleccionistas privados, otros nos relatan historias de las primeras excavaciones efectuadas en la zona y de cuando “Don Núñez Regueiro” los contrataba como peones. También están los propietarios de las tierras en las que se emplaza el yacimiento que en algunos casos nos han prohibido (y aún nos prohíben) excavar dado que conocen la importancia de dichos sitios y temen que nuestra intervención les signifique un impedimento para seguir cultivando.

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2- Para una comprensión más acabada del tema consultar Núñez Regueiro 1998.

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3- Los mismos pobladores nos acercan las piezas arqueológicas que extraen en actividades de huaqueo

Gianfrancisco, M. S. 2002. Análisis de estructuras posiblemente destinadas a corrales en Campo del Pucará. Trabajo Final de la Carrera

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María Soledad Gianfrancisco - Patrimonio e identidad en Aconquija... de Arqueología, Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, UNT, San Miguel de Tucumán. Guzmán, G. 1985. Historia Colonial de Catamarca. Editorial Milton, Buenos Aires. Hobsbawn, E. 1998. Sobre la Historia. Editorial Crítica, Barcelona. Hodder, I. 1988. Interpretación en Arqueología: Corrientes actuales. Editorial Crítica, Barcelona. Jones, S. 1997. The Archaeology of Ethnicity: Constructing Identities in the Past and Present. Routledge, Londres. Lumbreras, L. G. 1981. La Arqueología como Ciencia Social, 2da. Editorial PEISA, Lima. Molinari, R.; L. Ferraro; H. Paradela; A. Castaño y S. Caracotche. 2001. Odisea del Manejo: Conservación del Patrimonio Arqueológico y Perspectiva Holística. Ms. en archivo, II Congreso Virtual de Antropología y Arqueología. Argentina. Monné, M. y M. Montenegro 2001. He preguntado a los indios para conocer sus creencias acerca de las ruinas…Pacarina: Revista de Antropología y Arqueología 3:235-239.

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*María Soledad Gianfrancisco es Arqueóloga, alumna avanzada de la carrera de Doctorado en Ciencias Naturales orientación Antropología en la UNLP. Actualmente se desempeña como Becaria Doctoral de CONICET, investigando sobre la organización y uso del espacio en Campo de Pucará (Departamento de Andalgalá, Catamarca). Miembro fundadora del grupo de Investigaciones Transpersonales y Antropología de la Conciencia.

LOS NENES CON LOS NENES, LAS NENAS CON LAS NENAS: RELACIONES DE GÉNERO EN EL ARTE RUPESTRE DEL SITIO LOS CERRILLOS,VALLE CALCHAQUÍ NORTE (PCIA. DE SALTA, ARGENTINA)

Ezequiel Gilardenghi* RESUMEN De un tiempo a esta parte, los estudios de género en arqueología han tomado relevancia dentro de la arqueología mundial (ver Gero y Conkey 1991; Brumfield 1996; Escoriza Mateu 2002; entre otros). En nuestro país, sin embargo, este tópico ha sido prácticamente inexplorado. Este trabajo propone analizar la manera en que fueron representadas las relaciones de género en un sitio del Valle Calchaquí Norte durante el Período Tardío -900/1470 DC- (Tarragó 1974). Partiendo del estudio de los grabados rupestres del sitio Los Cerrillos y tomando como objeto de análisis sólo las representaciones antropomorfas presentes, se avanzará en el conocimiento acerca de cómo eran producidas y reproducidas las relaciones de género a través de la narrativa manifiesta en el arte rupestre de Los Cerrillos. Del análisis realizado se concluye que las representaciones de las figuras femeninas y masculinas son cuantitativamente diferentes, representando esto un discurso explícito en donde se resaltan las diferencias sociales de cada género. Palabras clave: Género - Arte rupestre - Grabados - Período Desarrollos Regionales Discurso ABSTRACT In the last decades, gender archaeology has gained increasing importance in world archaeology (see Gero and Conkey 1991; Brumfield 1996; Escoriza Mateu 2002; among others). Nonetheless, in our country this topic has been scarcely explored. In this paper, I seek to analyze the way gender relations were represented in a particular site of the Northern Calchaqui Valley during the Late Period -900/1470 DC- (Tarragó 1974).Through the study of the petroglyphs found in Los Cerrillos site, and centering in the analysis of anthropomorphic representations, I aim to explore the way gender relations were produced and reproduced through the narrative that Los Cerrillos rock art offered. I conclude that the male and female representations are quantitatively different, expressing an explicit discourse through which gender differences were highlighted. Key words: Gender - Rock art - Petroglyphs - Regional Developments Period - Discourse * DIPA, IMHICIHU - [email protected] Ezequiel, Gilardenghi. 2010. Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas: relaciones de género en el arte rupestre del sitio Los Cerrillos, Valle Calchaqui Norte (Pcia. de Salta, Argentina). La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 4:71-89. Buenos Aires. 71

Ezequiel Gilardenghi - Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas...

INTRODUCCIÓN En este trabajo se evaluarán las formas en que fueron plasmadas las relaciones de género en el arte rupestre del sitio Los Cerrillos ubicado en el Valle Calchaquí Norte (VCN de ahora en adelante), provincia de Salta, durante el período caracterizado como Tardío -900/1470 DC- (Tarragó 1974). Con este objetivo se analizarán las representaciones antropomorfas presentes en los petroglifos del sitio en cuestión y se examinará cómo fueron representados los distintos géneros dentro del mismo. Para ello, se buscará identificar rasgos de género que permitan caracterizar las representaciones antropomorfas dentro de Los Cerrillos. Esperamos que en un futuro ésta caracterización propuesta pueda hacerse extensiva y/o compararse con otros sitios de la región para avanzar en el conocimiento de las relaciones de género en el Valle Calchaquí Norte. El siguiente trabajo representa un acercamiento preliminar, por lo que, si bien se presentarán algunas conclusiones, no se pretende dar por finalizada la discusión del tema en cuestión sino comenzar a indagar en ciertos aspectos y actores del pasado que no fueron tomados en cuenta por la arqueología argentina. En los últimos años los estudios de género han tenido un fuerte desarrollo dentro de la arqueología en cuanto a cantidad de trabajos realizados (Gero y Conkey 1991; Brumfield 1996; Diaz Andreu y Sorensen 1998; Escoriza Mateu 2002; Lazzari 2003; entre otros).A pesar de ello, en nuestro país no ha sucedido lo mismo salvo contadas excepciones (Azcarate 2000; Scattolin 2002; Velandia 2005). Por otro lado, los trabajos que estudian las relaciones de género suelen criticar el sesgo androcéntrico de la arqueología que focaliza en las experiencias y logros de los hombres, olvidando de esta manera las contribuciones de las mujeres en la vida social de un grupo (Voss 2006). Así, uno de los puntos primordiales en la agenda de la arqueología de género es “encontrar” 72

a las mujeres en el registro arqueológico (Gero y Conkey 1991). Sin embargo, este ítem fundamental resulta, en muchos casos, en un excesivo énfasis en la presencia de la mujer, olvidando así la participación y existencia de los hombres en el pasado, y reproduciendo de esta manera los mismos criterios que son criticados. De esta forma vuelven a obviarse actores importantes en la constitución de las relaciones que se presentan en las poblaciones prehistóricas quedando nuevamente sesgado el conocimiento producido. A lo largo de este estudio se desarrollará una visión en donde prime la importancia de las relaciones entre los géneros antes que el acento en los hombres o mujeres, lo que permitirá avanzar en la comprensión de cómo fueron conformadas y reproducidas esas relaciones dentro del entramado social. EL SITIO LOS CERRILLOS El sitio estudiado se encuentra dentro del VCN, el cual se extiende aproximadamente 160 km desde el poblado Puerta de la Paya hasta el Abra del Acay, desde donde se accede a una región fitogeográfica diferente: Puna. Los Cerrillos se ubica 15 km al norte de la localidad de Cachi (Figura 1) y consta de una cadena longitudinal de cerros de baja altura que se extiende a lo largo de 8 km. Esta formación rocosa se ve atravesada en ciertos sectores por cerritos islas de menor tamaño que la cortan transversalmente pertenecientes a la misma formación geológica. En la mayoría de estos cerros islas se encuentran representaciones rupestres de distinta índole: figuras esquemáticas (líneas, zigzag, chevrones, guardas, círculos, espírales, etc.), zoomorfas (en su mayoría camélidos con y sin lazos y posibles huellas de aves), y representaciones antropomorfas, las cuales en ciertos casos se hallan asociadas a figuras zoomorfas en representaciones de escenas y/o compartiendo un mismo soporte e incluso un mismo panel.

La Zaranda de Ideas 6: 71-89 (2010)

Figura 1. Mapa del Valle Calchaquí Norte, el rectángulo indica la ubicación del sitio Los Cerrillos.

En cuanto a las técnicas utilizadas en la ejecución del arte rupestre sólo se han encontrado grabados; esto se repite en toda la extensión del VCN pero no así en el Valle Calchaquí Sur donde han sido halladas grandes cantidades de pinturas (Ledesma 2005). La única excepción al predominio de la técnica de grabado en el sitio Los Cerrillos está representada por un grabado en forma de círculo con restos apenas visibles de lo que podría llegar a ser pigmento rojo. Es posible que ésto se deba a que los sitios con arte rupestre del VCN -entre ellos Los Cerrillos-

se encuentran a cielo abierto, expuestos a las inclemencias climáticas y, por lo tanto, a la pérdida de material pigmentario, a diferencia de los sitios del Valle Calchaquí Sur que se hallan en abrigos rocosos y cuevas. Es de destacar la ubicación del sitio Los Cerrillos ya que éste se encuentra en un espacio estratégico clave para la región. En esta porción el valle se empieza a ensanchar notablemente y el sitio se convierte en paso obligado para llegar a uno de los lugares arqueológicos más importantes de esta zona como lo es el sitio 73

Ezequiel Gilardenghi - Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas...

incaico de Potrero de Payogasta, así como al sitio de Cortaderas, también de filiación incaica (Acuto 1999). Si bien los incas han pasado por esta ruta, como lo indica en Los Cerrillos la presencia de una plataforma en donde se han hallado restos de cuentas y cerámica inca provincial, no se han encontrado representaciones rupestres que remitan a esta sociedad. Otro rasgo importante de Los Cerrillos es su posicionamiento en la intersección de tres ríos: Potrero, Blanco y Calchaquí. Esto podría dotar al sitio de una importancia simbólica particular ya que dentro del pensamiento andino los lugares con características geográfico-espaciales diferenciales conocidos como Taypi representan parte fundamental de la cosmogonía. En cuanto a la cultura material hallada en el sitio -además del arte en sí mismo-, se pueden mencionar apenas algunos pocos fragmentos cerámicos muy erosionados hallados en superficie. Respecto de la relación de Los Cerrillos con otros sitios de la región -con arte y de habitación-, es de destacar la ubicación del mismo ya que se encuentra a 4,5 km del sitio de habitación más cercano -un poblado Tardío conglomerado llamado Buena Vista- y a 6 km de El Diablo, un sitio con arte no estudiado hasta el momento. Es posible sostener que Los Cerrillos se encuentra alejado de otros sitios de la zona desde los cuales se trasladaron los individuos de los poblados de la región para grabar los soportes disponibles. Esto es importante ya que, a simple vista, Los Cerrillos no participaba de una esfera social de cotidianeidad durante el Período Tardío sino que el traslado de la gente y los implementos necesarios para realizar los grabados fue un acto con una carga per se que podría haber implicado cuestiones simbólicas que exceden el propósito de la actual investigación. El resto de los sitios con arte rupestre de la región han sido prospectados en su totalidad hallando similitudes con Los Cerrillos. Dichos parecidos responden a los tipos de motivos representados, la forma de caracterización de la figura humana y el 74

emplazamiento de los sitios. Si bien no se han realizado estudios específicos del tema, es posible aseverar que no existen patrones particulares que relacionen la ubicación de los sitios, los motivos hallados en ellos y la representación de mayor o menor cantidad de figuras femeninas o masculinas. TIEMPO AL TIEMPO: CRONOLOGÍA EN EL SITIO LOS CERRILLOS La cronología del sitio es un tema complejo en sí mismo por varios motivos: 1) Como se dijo en el apartado anterior el sitio no cuenta con material pigmentario plausible de ser fechado por el método radiocarbónico1. 2) Tampoco se han realizado excavaciones en Los Cerrillos, por lo cual no se han podido registrar hallazgos contextuales que ayuden a ubicar cronológicamente a los grabados. Si bien se han hallado fragmentos cerámicos en superficie, éstos presentan un alto grado de erosión que impidió realizar su caracterización cronológica. Más allá de éstos fragmentos cerámicos no se han hallado en superficie otros restos significativos de cultura material que puedan brindar alguna pista acerca de la temporalidad del sitio. 3) En lo que respecta a la arquitectura, se realizó el hallazgo de una plataforma semicircular con piedras acomodadas y algunas estructuras circulares con un grado muy bajo de visibilidad. En la plataforma semicircular se encontraron fragmentos de cerámica inca muy erosionada y dos cuentas de un material todavía no determinado. Los restos cerámicos hallados en superficie permitieron adscribir dicha estructura a momentos incaicos. En cuanto a las estructuras circulares, fueron halladas 4 localizadas a 600 m aproximadamente de los cerros islas analizados. Los restos visibles en superficie son muy escasos y consisten en rocas acomodadas con un patrón circular, sin acompañamiento de cultura material de otro tipo (cerámica, material lítico,

La Zaranda de Ideas 6: 71-89 (2010)

etc.) en asociación que posibilitara ubicar cronológicamente las estructuras. La única posibilidad de adscribir cronológicamente los grabados del sitio Los Cerrillos es a través del análisis de las similitudes estilísticas con el arte rupestre de otras regiones del Noroeste Argentino ya trabajadas por otros autores y que han sentado una base en la interpretación cronológica del arte rupestre del NOA. Además hemos realizado una comparación estilística con los trabajos de Lanza (1996a y b) realizados sobre los bloques con petroglifos depositados en el Museo Arqueológico de Cachi “Pío Pablo Díaz”, tema que retomaremos a continuación. Por todo lo dicho en los párrafos anteriores, en este trabajo se realizarán las interpretaciones correspondientes a partir de una cronología de grano grueso. En investigaciones ulteriores se espera poder aclarar éste panorama realizando excavaciones en el sitio Los Cerrillos y en otros sitios con arte rupestre de la región. La comparación regional del arte rupestre del sitio Los Cerrillos se realizó utilizando la caracterización propuesta por Lorandi (1966), obteniéndose como resultado que gran parte del arte rupestre del sitio coincide con el Estilo II propuesto por la autora. El Estilo II se caracteriza por elementos geométricos -curvilíneos en especial-, huellas de ave, figuras de ñandú, cruz de contorno curvilíneo y figuras humanas esquemáticas simples que a veces portan objetos en sus manos así como figuras humanas relacionadas con figuras zoomorfas (Lorandi 1966). Además de estas coincidencias estilísticas es relevante destacar el hecho de que el tipo de sitio donde se realiza este estudio concuerda con la descripción de la autora de los sitios “típicos” de este período donde el Estilo II adquiere máxima expresión. Estos sitios tienen la característica de ser “campos de petroglifos” que poseen grandes bloques de roca grabados (Lorandi 1966). También se han hallado en el sitio Los Cerrillos ciertos motivos que pueden

adscribirse al Estilo IV de Lorandi; caracterizado por la presencia de escudos, figuras humanas complejas vestidas o portando armas y bastones de mando y figuras ornitomorfas. Cronológicamente los Estilos II y IV se ubican en el momento de Desarrollos Regionales Temprano y Tardío/Pre-Inca respectivamente (Lorandi 1966). Siguiendo este esquema el arte del sitio Los Cerrillos puede ubicarse entre el 900 y 1470 DC, durante el Período Tardío (Tarragó 1974). Si bien los sitios que analizó Lorandi (1966) para realizar dicha cronología se ubican en la provincia de Catamarca -Puerta del Corral Quemado, Campo del Ingenio y Ampajango entre otros- la autora aclara que el estilo IV posee una dispersión que abarca el departamento de Yavi en la actual provincia de Jujuy, los valles altos de Tucumán y sitios del Valle Calchaquí como Tolombón y El Carrizal en la provincia de Salta. Continuando con las comparaciones estilísticas de trabajos realizados por otros investigadores podemos destacar que las representaciones de camélidos del sitio Los Cerrillos poseen una notoria similitud con el patrón H3 definido por Aschero (2000) para los camélidos de Antofagasta de la Sierra, cuyas características más notorias son “la representación de una sola oreja de perfil (…) solo dos patas diseñadas (…) y una esquematización geométrica rectilínea lineal” (Aschero 2000:27) y que el autor ubica dentro del Período de Desarrollos Regionales. Muchos de los camélidos del sitio Los Cerrillos se hallan en los mismos soportes en que se representan las figuras antropomorfas, bajo la misma pátina y directamente asociados a ellas, lo que podría indicar una posible contemporaneidad entre los dos tipos de motivos. En forma complementaria a este análisis se realizó la comparación estilística de las figuras antropomorfas de Los Cerrillos con las representaciones humanas presentes en los trabajos realizados por Lanza (1996a y b) 75

Ezequiel Gilardenghi - Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas...

sobre los bloques con petroglifos depositados en el Museo Arqueológico de Cachi. Del mismo modo, también se realizó la comparación con una tableta de alucinógenos que se encuentra en exhibición en el mismo museo. Los bloques con petroglifos que hemos tomado para comparar se han hallado en superficie en sitios (La Banda 1 y 2, y Quipón) del Río Calchaquí que cronológicamente se ubican dentro del Período Tardío. Las representaciones humanas constan de figuras esquemáticas simples con cuerpos lineales y extremidades en U invertida o flectadas hacia abajo. La tableta para aspirar alucinógenos posee en una de sus caras una representación humana de frente con piernas y brazos en U invertida que posee un tocado circular, dicha tableta fue hallada asociada a cerámica Santamariana en estratigrafía dentro del sitio Tero excavado por Pío Pablo Díaz -como dicho especialista no realizó trabajos publicados sobre éste sitio nos basamos en la libretas de campo que se encuentran en el museo-. Las representaciones de éstos dos soportes del Período de Desarrollos Regionales poseen grandes similitudes con las existentes en Los Cerrillos en cuanto a sus características formales, debido a esto podemos pensar que dicha similitud puede referir a una contemporaneidad cronológica de estas figuras. Además de lo dicho anteriormente, hemos utilizado otro método para contextualizar cronológicamente al sitio. En el departamento de La Poma se encuentra el sitio Campo Negro que posee bloques grabados dispersos en una explanada al pie de una cadena de cerros; en ese lugar se halló un bloque grabado con la representación de un hombre escudo de adscripción tardía (Aschero 2000) o Santamariana. En la misma cara de ese soporte y bajo la misma pátina -que indicaría una posible contemporaneidad- se halló una representación -denominada y reconocida por los lugareños como “hombre-cóndor”- que se encuentra en repetidas ocasiones en el sitio Los Cerrillos en asociación con gran cantidad de las figuras 76

antropomorfas analizadas para este estudio (Figura 2 a y b). Para reforzar esta interpretación se ha realizado un análisis macroscópico de las pátinas de todos los soportes que contenían este motivo, lo que ha arrojado como resultado la posible contemporaneidad de los mismos por el tipo de pátina presente sobre el soporte. Sabemos que las comparaciones de grado de pátina deben realizarse entre soportes con la misma orientación y cercanos entre si para evitar posibles sesgos en su interpretación. Si bien la comparación realizada en éste trabajo se hizo sobre dos sitios lejanos entre si geográficamente (Campo Negro en el Dpto. de La Poma y Los Cerrillos en el Dpto. de Cachi), la gran mayoría de los soportes analizados en Los Cerrillos se hallan orientados de forma similar. Además, no hemos hallado diferencias entre las pátinas de los soportes que se hallan en los distintos cerros-islas así como tampoco entre las que existen dentro de un mismo cerro-isla pero que están orientados diferencialmente. Queremos destacar, además que este análisis macroscópico no pretende ser definitivo sino solo brindar una línea de evidencia independiente que refuerce la adscripción cronológica del sitio. No obstante, relativizamos el resultado de dicho análisis por todo lo mencionado anteriormente. De esta manera, se utilizó la figura del hombre cóndor como “fósil guía” para contextualizar cronológicamente las figuras asociadas a esta representación y dar así mayor fuerza a la ubicación cronológica estilística realizada anteriormente. Los trabajos realizados por Lanza (1996a y b) sobre los petroglifos de diferentes sitios del VCN apuntaban a la caracterización temporal de los grabados así como a su adscripción cultural (Lanza 1996b). El análisis se basó en criterios morfológicos, tecnológicos y sobre el estado de conservación -pátina- de cada uno de los bloques grabados. La conclusión a la que arriba la autora refiere a la ubicación cronológica dentro del Período Tardío de los petroglifos

La Zaranda de Ideas 6: 71-89 (2010)

Figura 2a. Bloque grabado del sitio Campo Negro. A la izquierda de la imagen se aprecia la representación del hombre escudo de adscripción tardía (Aschero 2000) y a su lado las dos representaciones llamadas por los pobladores del lugar como hombre cóndor.

Figura 2b. Bloque grabado del sitio Campo Negro. A la izquierda de la imagen se aprecia la representación del hombre escudo de adscripción tardía (Aschero 2000) y a su lado las dos representaciones llamadas por los pobladores del lugar como hombre cóndor. Se han contorneado las tres imágenes con color negro debido a que la calidad de la fotografía es mala y no se aprecian las tres representaciones claramente. 77

Ezequiel Gilardenghi - Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas...

provenientes de los siguientes sitios: La Banda 1,7,9; Quipón 1, 5 y 10 y finalmente Buena Vista 4 y 5. Para esta adscripción temporal se utilizaron indicadores estilísticos que permitieron establecer relaciones entre las representaciones rupestres y las representaciones presentes en el arte mobiliar (Lanza 1996b). Los antropomorfos se caracterizan por ser figuras esquemáticas simples con los brazos en alto, las piernas en U invertida y asociados a motivos de camélidos, a pisadas de auquénidos, a cruces con contorno simple y a escutiformes (Lanza 1996a).

PRODUCIENDO IDENTIDADES: ARTE RUPESTRE Y GÉNERO

Independientemente de si la relación con ciertos lugares y paisajes sea cotidiana o no, las personas tienen presente (consciente o inconscientemente) su existencia, y por ende también es que esos lugares adhieren en los individuos las formas de percibir y entender el mundo. De esta manera, se entiende la relación individuo/paisaje como una forma dialéctica de mutua constitución a la cual debería sumarse un tercer concepto para terminar de definir una tríada interconectada: sociedad/paisaje/ individuo. Es necesario, entonces, comprender al paisaje como constructor y constituyente de la subjetividad y relaciones sociales de las personas, las cuales a su vez constituyen y producen los paisajes y lugares. Esta doble función contemporánea -tanto del paisaje como de los individuos- de productor/producto influye en las relaciones que la gente, los paisajes y lugares comparten siendo necesaria entonces la existencia de uno para que el otro exista plenamente. De este modo se genera una dialéctica paisaje/individuo-individuo/paisaje en donde una persona se constituye como sujeto completo al insertarse, embeberse y habitar en la espacialidad del mundo (Thomas 1996) con sus paisajes y lugares. De la misma manera, un lugar se conforma totalmente sólo al ser percibido, observado y vivido por sus productores que son a la vez su producto -las personas-. Es necesario entonces, para estudiar el pasado -teórica y metodológicamente-, abordar su comprensión desde la escala corporal y desde el “estar en el mundo” (Acuto y Gifford 2007). Finalmente se considera al paisaje como algo mutable, en constante movimiento, como un constructo social desde donde se generan cambios en los individuos y como un receptor de los cambios generados por esos individuos en la sociedad.

Este trabajo parte de la idea que contempla a los seres humanos en una interrelación constante con los paisajes y lugares. Más allá de la ubicación física de una persona, los paisajes y lugares existen y están presentes en la constitución mental y física del individuo.

Ahora bien, ¿por qué el arte rupestre para estudiar el género? El arte rupestre es una representación de la realidad y como tal “… are integral to experience of the World, structuring conceptions of the world and positions and actions in that World” (Berger 1972:123). De

En el sitio Los Cerrillos algunos de los antropomorfos analizados poseen características similares a las descriptas por Lanza (1996a) y se encuentran asociados a los mismos motivos definidos por ésta autora. Asimismo Lanza ha definido motivos esquemáticos simples -líneas curvilíneas formando laberintos, líneas en zigzag, círculos unidos entre si, etc.- como pertenecientes al Período Tardío por haber sido hallados en sitios de dicha cronología. Estos motivos también se hallan en los grabados rupestres del sitio que analizamos en este trabajo. Si bien estas figuras muchas veces se hallan no asociadas con representaciones antropomorfas, se encuentran ubicadas dentro de los mismos cerros-islas donde aparecen las figuras humanas, compartiendo la misma orientación en los soportes y la misma pátina sobre ellos. Si bien estas afirmaciones no alcanzan para definir terminantemente la cronología de Los Cerrillos sirven para reforzar nuestras interpretaciones respecto a su adscripción temporal.

78

La Zaranda de Ideas 6: 71-89 (2010)

esta manera, tomando el arte como vehículo que posee la doble función de transmitir ideas y mensajes o generar respuestas en el receptor, se nos presenta la posibilidad de ver cómo es diagramado el paisaje social de un grupo en lo referido a las relaciones de género. Además, como sostiene Soresen “… el arte rupestre, junto a los enterratorios, son los dos mejores modos de ver género en el registro arqueológico por su ubicuidad y por su persistencia en el tiempo lo que implica, a su vez, una menor posibilidad de sesgo gracias a su conservación” (Soresen 1992:132). Si bien Soresen (1992) realiza su trabajo en Islandia, lugar donde el arte rupestre se encuentra en cuevas y abrigos rocosos -lo que permite su mejor conservación- su visión es aplicable al sitio Los Cerrillos ya que el mismo se encuentra en un excelente estado de conservación. El arte rupestre también tiene la capacidad de representar identidades grupales e individuales (Hays-Gilpin 2004) y es utilizado como modo de enseñanza implícita y explícita del corpus social ya que a través de él se constituyen y refuerzan normas, valores y significados sociales. Entonces, el arte, además de representar situaciones y sucesos que se perciben inmediatamente, representa -mediatamente- la ideología de un grupo. Esto es así porque “…toda forma expresiva obra -cuando obra- desarreglando contextos semánticos de manera tal que propiedades convencionalmente atribuidas a ciertas cosas son atribuidas de manera no convencional a otras, que entonces se ven como poseedoras de tales propiedades (...) las conjunciones establecidas entre los objetos y sus cualidades quedan alteradas y los fenómenos (...) adquieren el ropaje de significantes que normalmente apuntan a otros referentes” (Geertz 1987:367). De esta manera, el arte rupestre se convierte en el vehículo a través del cual ciertos significantes son puestos de manifiesto. Así, el símbolo -la representación humana femenina o masculina- tiene la doble función de ser significado y significante, es significado porque se presenta y representa a sí mismo, pero es a la vez significante porque

representa y presenta algo que no es inmediato, en este caso, las relaciones de género. PA S O A PA S O : H A C I A U N A METODOLOGÍA DEL GÉNERO Antes de delinear los análisis realizados en este trabajo es necesario definir ciertos conceptos teóricos que tuvieron una gran importancia a la hora de llevar a cabo el estudio del arte rupestre; entendiendo las bases teóricas y metodológicas como indefectiblemente interrelacionadas, ya que las primeras definen, en cierta medida, a las segundas. En este trabajo se comprende al arte rupestre como una variable de carácter politético (Troncoso 2003) y polisémico, formado por varias capas de significados superpuestas las cuales pueden ser percibidas y vividas de maneras diferentes según los antecedentes culturales de los individuos. Es necesario, asimismo, definir la noción de estilo el cual se concibe aquí como un conjunto de normas determinadas por un sistema de saberpoder (Foucault 1992) que define la utilización de ciertos signos que son la representación gráfica y material de tal sistema. En el arte rupestre del sitio Los Cerrillos se analizaron solamente aquellas representaciones que entran dentro del rótulo antropomorfos (ver Tabla 1), tratando de definir su adscripción sexual femenina o masculina a partir de la presencia de caracteres sexuales como testículos (Figura 3) y pene en el caso de los hombres, o vagina, mamas y evidencias de embarazo en el de las mujeres (Figura 4). Se analizó además la ubicación de las figuras de cada género para definir si la misma responde a una lógica de mayor o menor visibilidad con respecto a las otras imágenes. El tamaño de las representaciones también fue tenido en cuenta para determinar si un género era sobre o sub-dimensionado 79

Ezequiel Gilardenghi - Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas...

ser utilizados para diferenciar cada género en particular. Finalmente se observó si los géneros caracterizados se representaban en actividades diferenciales lo que definiría las esferas de acción de cada uno de ellos (Escoriza Mateu 2002).

Figura 3. Grabado de antropomorfo con posible representación de testículos.

respecto al otro, lo que representaría un interés manifiesto por magnificar o empequeñecer ciertas figuras sobre otras. Se sistematizó la cantidad de veces que aparecían los motivos masculinos y los femeninos teniendo esto en cuenta como una variable que evidencia una sobre o sub-representación de los géneros. Del mismo modo, se tuvieron en cuenta en el análisis las posiciones/rasgos corporales que como sostiene Scattolin (2002), pueden

En base al análisis de la presencia o ausencia de caracteres sexuales primarios en las representaciones -vulva, mamas, testículos, falos- se determino que: de las 100 figuras antropomorfas analizadas 64 de ellas son indeterminadas (ver Figura 5 y 6) -respecto a la indicación de características sexuales-, 30 poseen rasgos masculinos y solo a una se le pudo asignar una adscripción femenina. Las localizaciones de las figuras no manifiestan una ubicación especial de ninguno de los tipos caracterizados por sobre los otros; este mismo tipo de análisis hecho extensivo a los soportes mostró como resultado la nulidad de la ubicación particular de los mismos según el tipo de figura que poseen -masculinas, femeninas, indeterminadas-. Es decir, no existe una ubicación espacial particular de los soportes

Figura 4. Grabado en donde se aprecia una figura femenina posiblemente embarazada y su calco correspondiente. 80

La Zaranda de Ideas 6: 71-89 (2010)

en el sitio -mayor o menor visibilidad- tengan éstos representaciones femeninas, masculinas o indeterminadas. El análisis del tamaño de las figuras no determinó ninguna asociación fehaciente entre el tamaño y el tipo de representación existente, lo que implicaría la ausencia de exaltación de una figura sobre otra. El análisis de las posiciones o rasgos corporales muestra que las figuras identificadas como masculinas poseen las piernas en forma de “U” o de “V” invertida. Del mismo modo, algunas figuras indeterminadas también poseen las piernas en “U” o “V” invertida lo que podría estar indicando que también son masculinas. La figura identificada como femenina, a partir de las características de su vestuario -falda- y de una protuberancia en su zona abdominal -posible embarazo-, posee piernas paralelas y un punto sobre su cabeza (Figura 4). Existen otras 7 figuras indeterminadas que cuentan con puntos similares al descrito para la figura femenina sobre la cabeza o entre las piernas, pudiendo indicar que el punto haya sido utilizado como rasgo de identificación femenino. En cuanto a las actividades en las cuales están representadas las figuras antropomorfas no se identificó diferenciación por género; la gran mayoría de las imágenes no suelen representarse en actividades determinadas.

Las figuras estudiadas se encuentran asociadas a diferentes tipos de motivos como: círculos, líneas curvas, líneas rectas y en algunos casos camélidos. Sin embargo no se ha hallado patrón alguno de recurrencia entre tipo de figura antropomorfa presente (masculina o femenina) y motivos asociados salvo el caso específico del punto ya mencionado anteriormente. No obstante, no negamos que futuros análisis puedan brindar más información al respecto. En resumen, es posible definir ciertos resultados preliminares que se deberán poner a prueba en futuros estudios. Existe una sobre representación -mayor cantidadde figuras denodadamente masculinas y posiblemente masculinas por sobre aquellas femeninas. La ubicación y tamaño de las figuras analizadas no se muestra ningún tipo de patrón que permita distinguir algún tipo de jerarquización o resaltamiento entre ellas. En cuanto a las actividades, no se hallaron diferencias significativas ya que las figuras no fueron representadas realizando actividades particulares por lo cual no he logrado diferenciar esferas de acción masculina o femenina. Por último, sostenemos que la adscripción de géneros a partir de posiciones/ rasgos corporales puede ser de utilidad en futuros trabajos tanto dentro de nuestra zona de estudio como en otras regiones con arte rupestre del país

Figuras 5 y 6. Ejemplos de figuras sin indicación de sexo (indeterminadas). 81

Ezequiel Gilardenghi - Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas...

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES Si bien a continuación se detallan las conclusiones a las que hemos arribado, éstas no dan por terminado el estudio del tema en cuestión sino que esperamos sirvan para generar nuevos debates e interpretaciones acerca de la arqueología de género en el Noroeste Argentino y en el país. En base a los resultados obtenidos a partir del análisis del arte rupestre creemos que el mismo evidencia la construcción de un discurso de invisibilidad en el cual el género femenino fue subrepresentado, justificado esto en la menor cantidad de figuras femeninas representadas respecto a las figuras masculinas. Dentro del registro rupestre las mujeres fueron ocultadas -borradas, escondidas o, literalmente, no representadas- negándoseles así su existencia como sociales activas en la constitución social del grupo. En estrecha relación con esto, el género masculino fue resaltado brindándosele -al menos discursivamente a través del arte rupestre- una preeminencia social que intentaremos dilucidar a futuro si fue tal en los hechos y la vida cotidiana. Es de destacar que si bien existen gran cantidad de figuras indeterminadas, éstas pueden, a primera vista, adscribirse al género masculino ya que la mayor presencia de figuras realmente masculinas brindan al observador desprevenido una falsa sensación de extensa superioridad numérica de un género sobre otro, léase del masculino sobre el femenino. Es posible que esta sensación no sea simplemente una casualidad sino que, al contrario, haya sido construida adrede, pudiendo además estar dirigida a los individuos que transitaban por el sitio observando las imágenes pero no contando detalladamente cuántas veces estaba representado cada género. Asimismo, el género masculino ha sido mayoritariamente representado a partir de sus caracteres sexuales primarios resaltando su sexualidad activa, cuando en el caso del género femenino lo que se produce es una cancelación de su 82

sexualidad a través de la no representación de sus órganos sexuales. Así, la construcción del orden simbólico corporal femenino ha sido cercenada a través de una narrativa de sumisión y ocultamiento.Todo lo anterior podría indicar que el arte rupestre del sitio Los Cerrillos fue un espacio de producción y reproducción masculina en donde el género femenino no representó su propio orden corporal. Esto no quiere decir que el género femenino no participó en la realización de los grabados de este sitio sino que el género masculino tuvo mayor preeminencia al ser plasmado en un discurso de superioridad. A modo de cierre, es necesario destacar que las representaciones plasmadas en el arte rupestre del sitio Los Cerrillos nos brindan pistas acerca de qué se habla en cuanto a la identidad social de este grupo. Por ende, la representación o no de los diferentes géneros, así como de las distintas posturas identificadas para cada uno nos acerca al tipo de categorías conceptuales y perceptuales utilizadas en el sistema de categorización (Scattolin 2002) de la sociedad del VCN durante el Período Tardío.

La Zaranda de Ideas 6: 71-89 (2010)

Descripción de la figura antropomorfa

Dimensión de la Rasgos sexuales figura

Cerrito

Soporte

Panel

Figura

A

1

1

1

De pie con extremidades en V 0,09 x 0,06 m invertida

No

Línea simple conectada al brazo izquierdo

C

1

1

1

Solo con tren superior y brazos flexionados hacia arriba

No

Línea simple

M

1

1

1

De pie con extremidades en V 0,19 x 0,11 m invertida

Falo entre las piernas

Dos figuras antropomorfas, huella de ornitomorfo y línea serpentiforme simple

M

1

2

2

De pie, piernas en v invertida y brazos horizontales

0,10 x 0,09 m

No

Dos figuras antropomorfas, huella de ornitomorfo y línea serpentiforme conectada con su brazo derecho

M

1

1

2

De pie, piernas en u invertida y brazos horizontales

0,12 x 0,20 m

Falo entre las piernas

Dos figuras antropomorfas, huella de ornitomorfo y línea serpentiforme simple

N

1

1

1

De pie sin extremidades sup., 0,35 x 0,24 m piernas en V invertida

No

Línea simple paralela al cuerpo

S

1

1

1

De pie con extremidades en V 0,60 x 0,50 m invertida

No

Antropomorfo y cruz de contorno simple con relleno

S

1

1

2

Mascariforme con indicaciones 0,13 x 0,12 m de ojos y boca

No

Antropomorfo y cruz de contorno simple con relleno

S

2

1

1

Mascariforme con indicaciones 0,11 x 0,06 m de ojos, boca y nariz

No

No

S

3

1

1

De perfil con posible falda. Vientre abultado, posible 0,19 x 0,06 m embarazo

Ventre abultado, Punto sobre la cabeza posible embarazo

S

4

1

1

De pie con piernas en V invertida 0,16 x 0,12 m y brazos en U invertida

Falo entre las piernas

Antropomorfo con la cabeza conectada al brazo izquierdo

S

4

1

2

Con piernas en U invertida y brazos horizontales 0,12 x 0,08 m

No

Antropomorfo con su brazo izquierdo conectado a la cabeza

X

1

1

1

Con piernas en V invertida y brazos en U invertida

0,20 x 0,20 m

No

Línea simple conectada con su brazo izquierdo. Camélido y antropomorfo

X

1

1

2

Sin extremidades inferiores y brazos horizontales

0,09 x 0,09 m

No

Antropomorfo, figura zoomorfa (camélido o cánido) y línea simple

X

3

1

1

Con piernas en V invertida y brazos horizontales

0,14 x 0,08 m

No

Dos figuras antropomorfas

X

3

1

2

Con piernas en V invertida y brazos horizontales

0,11 x 0,06 m

No

Dos figuras antropomorfas

X

3

1

3

Con extremidades en V 0,08 x 0,04 m invertida

No

Dos figuras antropomorfas

X

4

1

1

De pie con piernas en V invertida. Brazo izquierdo 0,08 x 0,07 m posado sobre la cabeza

No

Línea recta simple y línea curva simple

X

2

1

1

De pie con piernas en V invertida 0,10 x 0,03 m y brazos horizontales

No

Punto bajo sus piernas. Dos figuras antropomorfas. Figura esquemática en forma de cuadrado y serpentiforme

X

2

1

2

De pie con piernas en V invertida 0,12 x 0,09 m y brazos horizontales

No

Punto bajo sus piernas. Dos figuras antropomorfas. Figura esquemática en forma de cuadrado y serpentiforme

0,10 x 0,10 m

Representaciones Asociadas

83

Ezequiel Gilardenghi - Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas...

84

X

2

1

3

De pie con extremidades en V 0,10 x 0,05 m invertida

No

Punto bajo sus piernas. Dos figuras antropomorfas. Figura esquemática en forma de cuadrado y serpentiforme

X

5

1

1

De pie con piernas en V invertida y brazos flectados hacia abajo 0,15 x 0,07 m apoyados sobre su tronco

No

Camélido. Punto

X

7

1

1

Mascariforme con indicaciones 0,17 x 0,10 m de ojos, boca, nariz y cejas

No

No

X

6

1

1

Solo con tren superior y brazos flexionados hacia arriba

No

Línea recta simple paralela al cuerpo del antropomorfo

U

2

1

1

Con extremidades en U 0,10 x 0,08 m invertida

Testículos y falo

No

U

1

1

1

De pie con extremidades en U invertida

No

Línea simple meandriforme

U

3

1

1

Con extremidades en U invertida. Indicación de dedos 0,14 x 0,12 m en las manos

Falo entre las piernas

Dos figuras antropomorfas

U

3

1

2

Extremidades horizontales 0,12 x 0,13 m respecto a su cuerpo

No

Punto entre su brazo y pierna derecha. Dos figuras antropomorfas

U

3

1

3

De pie con extremidades en U invertida

0,10 x 0,13 m

No

Dos figuras antropomorfas

Y

2

1

1

De pie con piernas en V invertida 0,18 x 0,08 m y brazos horizontales

No

Figura esquemática rectangular sobre la cual esta representado

Y

3

1

1

Piernas en U invertida, brazo izquierdo horizontal. Sin brazo 0,14 x 0,07 m derecho

No

Figura esquemática en forma de T

Y

1

1

1

De pie, pierna izquierda flectada hacia abajo, sin pierna derecha. 0,15 x 0,17 m Brazos en U invertida

Falo entre las piernas

Tres figuras antropomorfas

Y

1

1

2

De pie. Extremidades en V 0,10 x 0,07 m invertida

No

Tres figuras antropomorfas

Y

1

1

3

De pie. Piernas en V invertida. Sin brazos.

0,08 x 0,30 m

No

Tres figuras antropomorfas

Y

1

1

4

Piernas en V invertida. Representación del tronco y 0,04 x 0,05 m brazo izquierdo horizontal. Sin cabeza

No

Tres figuras antropomorfas

Z

2

1

1

Piernas un U invertida. Brazo derecho felctado hacia arriba 0,09 x0,085 m e izquierdo horizontal

Falo entre las piernas

Línea simple conectada al brazo izquierdo. Posible bastón de mando

Z

1

1

1

Piernas en U invertida, brazos 0,07 x 0,05 m en U

Falo entre las piernas

Tres figuras antropomorfas y líneas simples meandrosas

Z

1

1

2

Piernas un U invertida. Brazos 0,14 x 0,10 m en U

Falo entre las piernas

Tres figuras antropomorfas y líneas simples menadrosas. Unido a antropomorfo 3 a través de una línea simple

Z

1

1

3

Piernas en U invertida. Brazos 0,12 x 0,10 m horizontales

Falo entre las piernas

Tres figuras antropomorfas y líneas simples menadrosas. Unido a antropomorfo 2 a través de una línea simple

Z

1

1

4

Piernas en U invertida. Brazos 0,10 x 0,13 m en U

Falo entre las piernas

Tres figuras antropomorfas y líneas simples meandrosas.

0,12 x 0,07 m

0,14 x 0,14 m

La Zaranda de Ideas 6: 71-89 (2010)

Z

1

6

1

Solo con tren superior y brazos flexionados hacia arriba

0,21 x 0,18 m

No

2 huellas antropomorfas

Z

3

1

1

De pie con extremidades en U invertida

0,25 x 0,15 m

No

Huella antropomorfa

Z

3

2

1

Indicación de cuerpo y cabeza

0,12 x 0,15 m

No

Antropomorfo y zoomorfo

Z

3

2

2

Con extremidades en U 0,06 x 0,07 m invertida

No

Antropomorfo y zoomorfo

Z

7

1

1

De pie con extremidades en U invertida

0,30 x 0,19 m

No

No

Z

4

1

1

De pie con piernas en V invertida y brazos horizontales. 0,10 x 0,06 m Cabeza con tocado

No

Antropomorfo

Z

4

1

2

Piernas en U invertida , sin brazos

No

Antropomorfo

Z

8

1

1

Piernas en U invertida, brazo derecho flectado hacia arriba 0,15 x 0,07 m e izquierdo horizontal

Falo entre las piernas

Antropomorfo,dos figuras esquemáticas y una huella humana

Z

8

1

2

Piernas en V invertida y brazos horizontales

Falo entre las piernas

Antropomorfo, dos figuras esquemáticas y una huella humana

AB

2

1

1

Solo con tren superior. Brazos 0,08 x 0,08 m en V invertida

No

Dos círculos concéntricos, líneas simples meandrosas, posibles camélidos

AB

1

1

1

Solo con tren superior y brazos flexionados hacia arriba

0,12 x 0,11 m

No

Antropomorfo y posible zoomorfo (serpiente)

AB

1

1

2

Solo con tren superior, brazos en U invertida orientados hacia 0,11 x 0,12 m un costado. Cabeza triangular

No

Antropomorfo y posible zoomorfo (serpiente)

AB

3

1

1

De pie con piernas en V invertida. Brazo izquierdo 0,10 x 0,06 m flectado hacia arriba y derecho horizontal

No

Camélido, línea esquemática simple, dos círculos con cruz en su interior y línea en zigzag

AB

4

1

1

De pie con piernas en V invertida 0,15 x 0,09 m y brazos horizontales

No

Punto entre sus piernas. Seis figuras antropomorfas, dos círculos, tres líneas rectas simples

AB

4

1

2

De pie con extremidades 0,11 x 0,075 m flectadas hacia abajo

No

Punto entre sus piernas. Seis figuras antropomorfas, dos círculos, tres líneas rectas simples

AB

4

1

3

Extremidades horizontales 0,08 x 0,08 m respecto a su cuerpo

No

Seis figuras antropomorfas, dos círculos, tres líneas rectas simples

AB

4

1

4

De pie con piernas un U 0,11 x 0,07 m invertida, sin brazos

Falo entre las piernas

Seis figuras antropomorfas, dos círculos, tres líneas rectas simples

AB

4

1

5

De pie con piernas en V invertida 0,15 x 0,07 m y brazos horizontales

No

Seis figuras antropomorfas, dos círculos, tres líneas rectas simples

AB

4

1

6

Solo con tren superior, brazos 0,08 x 0,08 m en flectados hacia abajo

No

Seis figuras antropomorfas, dos círculos, tres líneas rectas simples

AB

4

1

7

De pie con piernas en U 0,12 x 0,11 m invertida sin brazos

Falo entre las piernas

Seis figuras antropomorfas, dos círculos, tres líneas rectas simples

0,10 x 0,08 m

0,18 x 0,10 m

85

Ezequiel Gilardenghi - Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas...

86

AD

1

1

1

De pie con extremidades en V 0,05 x 0,05 m invertida

No

Dos figuras antropomorfas

AD

1

1

2

De pie con piernas verticales y brazos en V invertida

0,09 x 0,07 m

No

Dos figuras antropomorfas

AD

1

1

3

Solo con tren superior y brazos flexionados hacia arriba

0,11 x 0,06 m

No

Dos figuras antropomorfas

AD

3

1

1

Piernas en U invertida y brazos en V invertida

0,13 x 0,08 m

Falo entre las piernas

Camélido y figura esquemática rectangular rellena de líneas simples

AD

2

1

1

Tronco y cabeza con brazo derecho horizontal

0,11 x 0,09 m

No

Dos figuras antropomorfas

AD

2

1

2

Extremidades en U invertida

0,20 x 0,09 m

Falo entre las piernas

Dos figuras antropomorfas

AD

2

1

3

Extremidades en U invertida pero con ausencia de parte de 0,18 x 0,10 m la pierna izquierda

Falo entre las piernas

Dos figuras antropomorfas

AD

6

1

1

Extremidades en U invertida pero con ausencia de parte de 0,10 x 0,075 m la pierna derecha

Falo entre las piernas

No

AD

4

1

1

Solo con tren superior y brazos flexionados hacia arriba

0,11 x 0,12 m

No

Línea simple en forma de medialuna

AD

5

1

1

De pie con piernas en U invertida y brazos en V invertida

0,14 x 0,09 m

Falo entre las piernas

No

AD

7

1

1

De pie con piernas en V invertida 0,16 x 0,05 m y brazos en U invertida

No

Dos figuras de camélidos y líneas simple meandrosa

AD

8

1

1

De pie con brazos en V y piernas 0,14 x 0,17 m en V invertida

Falo entre las piernas

Línea simple que une brazo y pierna derecha. Círculo con relleno conectado a la pierna izquierda

AE

1

1

1

Extremidades en U invertida

Falo entre las piernas

Antropomorfo conectado a su brazo derecho. Escutiforme

AE

1

1

2

Extremidades horizontales 0,11 x 0,10 m respecto a su cuerpo

No

Antropomorfo conectado a su brazo derecho. Escutiforme

AE

9

1

1

Extremidades en V invertida, parece estar moviéndose por la 0,27 x 0,14 m posición de sus piernas

Falo entre las piernas

Posible zoomorfo (camélido o cánido)

AE

11 Bis

1

1

Piernas en U invertida y brazos horizontales respecto a su 0,10 x 0,04 m cuerpo. Cabeza incompleta

Falo entre las piernas

Esquemático en forma de rectángulo con divisiones internas lineales

AE

13

1

1

Tronco incompleto, brazos horizontales y piernas en V 0,13 x 0,05 m invertida

Falo entre las piernas

No

AE

2

1

1

Extremidades en U invertida

Falo entre las piernas

Camélido

AE

12

1

1

Extremidades en U invertida con tocado circular en forma 0,38 x 0,08 m de medialuna

No

No

AE

16

1

1

Extremidades en U invertida, indicación de dedos en mano 0,08 x 0,05 m derecha

Falo entre las piernas

No

AE

7

1

1

Escutiforme con piernas paralelas e indicación de 0,15 x 0,10 m cabeza

No

No

0,13 x 0,085 m

0,17 x 0,10 m

La Zaranda de Ideas 6: 71-89 (2010)

AE

4

1

1

Extremidades en V invertida

0,08 x 0,05 m

No

Cuatro antropomorfos, figuras de camélidos asociadas a las antropomorfas por líneas simples, corral de camélidos

AE

4

1

2

Piernas en V invertida y brazos horizontales

0,13 x 0,08 m

No

Cuatro antropomorfos, figuras de camélidos asociadas a las antropomorfas por líneas simples, corral de camélidos

AE

4

1

3

Piernas en V invertida y brazos horizontales

0,06 x 0,07 m

No

Cuatro antropomorfos, figuras de camélidos asociadas a las antropomorfas por líneas simples, corral de camélidos

AE

4

1

4

Extremidades en V invertida, parece estar moviéndose por la 0,13 x 0,08 m posición de sus piernas

No

Cuatro antropomorfos, figuras de camélidos asociadas a las antropomorfas por líneas simples, corral de camélidos

Falo entre las piernas

Cuatro antropomorfos, figuras de camélidos asociadas a las antropomorfas por líneas simples, corral de camélidos

AE

4

1

5

Extremidades en U invertida, con objeto indefinido en su 0,05 x 0,035 m brazo

AE

6

1

1

Escutiforme con piernas paralelas e indicación de 0,10 x 0,12 m cabeza

No

Escutiforme, y línea simple curva

AE

3

1

1

Piernas en V invertida y brazos horizontales

0,15 x 0,12 m

No

Conectado a posible camélido. Antropomorfo con movimiento

AE

3

1

2

Extremidades en V invertida, parece estar moviéndose por la 0,13 x 0,09 m posición de sus piernas

No

Antropomorfo y posible camélido

AC

1

1

1

Piernas en V invertida y brazos flectados hacia arriba

0,10 x 0,06 m

No

Tres camélidos, antropomorfo , cruz simple con relleno y rectángulo concéntrico

AC

1

1

1

Piernas en V invertida sin indicación de brazos

0,15 x 0,10 m

No

Tres camélidos, antropomorfo , cruz simple con relleno y rectángulo concéntrico

AD

5

1

1

Extremidades en V invertida

0,12 x 0,12 m

Falo entre las piernas

Huella antropomorfa

AB

9

1

1

Piernas en V invertida y brazos horizontales

0,11 x 0,07 m

Falo entre las piernas

Antropomorfo

AB

9

1

2

Piernas en V invertida, brazo derecho horizontal e izquierdo flectado hacia arriba

0,04 x 0,04 m

No

Antropomorfo

AB

8

1

1

Piernas en V invertida y brazos flectados hacia arriba con 0,12 x 0,095 m tocado semilunar

No

Tres antropomorfos

AB

8

1

2

Piernas en V invertida y brazos flectados hacia arriba con 0,12 x 0,08 m tocado semilunar

No

Tres antropomorfos

AB

8

1

3

Piernas en V invertida y brazos flectados hacia arriba con 0,12 x 0,08 m tocado semilunar

No

Tres antropomorfos

AB

8

1

4

Piernas en V invertida y brazos en U

0,12 x 0,05 m

No

Tres antropomorfos

AB

6

1

1

De pie con extremidades en V 0,14 x 0,14 m invertida

No

No

Tabla 1.Ubicación y descripción de todas las figuras antropomorfas y de las representaciones asociadas a las mismas. 87

Ezequiel Gilardenghi - Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas...

Recibido en marzo de 2010 Aceptado en diciembre de 2010 Notas 1. El fechado de los pigmentos se puede realizar solamente si el mismo posee material orgánico, ya que es éste el utilizado para llevar a cabo el método de datación referido.

AGRADECIMIENTOS Agradezco a los editores de la revista por su predisposición al momento de corregir este manuscrito. Sus aportes fueron fundamentales para que dicho trabajo sea más llevadero a la hora de la lectura, asimismo quiero agradecer a los dos evaluadores/as por los comentarios aportados que ayudaron a enriquecer mi trabajo en gran medida. No obstante, todo lo vertido aquí es plena responsabilidad del autor. Al Dr. Félix Acuto por apoyarme en la elección del tema de Tesis. A mis amigos del equipo, Ale, Martín, Claudia, Marisa, Lucila y Marina por las increíbles noches cachenses. A Martin, por su ayuda incansable en el relevamiento de los datos y en las caminatas sin sentido. A Lucas por la ayuda con la tabla de antropomorfos. A Barby por ayudarme con el abstract y con la revisión de este trabajo. Finalmente, y aún mas importante, a Marina por ser una excelente compañera y una mejor amiga. BIBLIOGRAFÍA Acuto, F. 1999. Paisaje y dominación: La constitución del espacio social en el Imperio Inka. En Sed Non Satiata. Teoría Social en la Arqueología Latinoamericana Contemporánea, editado por A. Zarankin y F. A. Acuto, pp. 33-75. Ediciones del Tridente, Buenos Aires. Acuto, F. y C. Gifford 2007. Lugar, arquitectura y narrativas de poder: Relaciones sociales y experiencia en los centros Inkas

88

del Valle Calchaquí Norte. Arqueología Suramericana 3(2): 135-161. Aschero, C. 2000. Figuras humanas, camélidos y espacios en la interacción circumpuneña. En Arte en las rocas. Arte rupestre, menhires y piedras de colores en Argentina, editado por M. Podestá y M. de Hoyos, pp. 17-44. Editorial Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires. Azcarate, J. 2000. Símbolos, piedras y espacios: una experiencia semiológica. En: Arte en las rocas. Arte rupestre, menhires y piedras de colores en Argentina. Sociedad Argentina de Antropología y AAINAPL, Buenos Aires. Berger, J. 1972. Ways of Seeing. Penguin, London. Brumfiel, E. 1996. Figurines and the Aztec State: Testing the effectiveness of ideological domination. En Gender and Archeology: Research in Gender and Practice, editado por R. Wright, pp. 143-166. University of Pennsylvania Press, Philadelphia. Diaz Andreu, M. y M. Sorensen 1998. Excavating Women:A history of Women in European Archeology. Routledge, London. Escoriza Mateu, T. 2002. Representations of Women in Spanish Levantine Rock Art: An intentional fragmentation. Journal of Social Archaeology 2 (1): 81-108. Foucalt, M. 1992. Microfísica del Poder. Barcelona, Ediciones de La Piqueta, Barcelona. Gero, J.M. and M.W. Conkey (eds). 1991. Engendering Archaeology: Women and Prehistory. Basil Blackwell, Oxford. Geerzt, C. 1987. Juego profundo: Notas sobre la riña de gallos en Bali. En La Interpretación de las Culturas, pp. 339-372. Gedisa, Barcelona. Hays Gilpin, K. 2004. Ambiguous Images: Gender and Rock Art. AltaMira Press, Walnut Creek. Lazzari, M. 2003. Archaeological Visions Gender, Landscape and Optic Knowledge. Journal of Social Archaeology 3(2): 194-222.

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*Ezequiel Gilardenghi es estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente participa en el equipo de Félix Acuto. Sus áreas de interés en arqueología son la teoría, la corporeidad, los estudios de género y la performance. Actualmente se encuentra investigando las relaciones de género durante el Período Tardío en el Valle Calchaquí Norte. 89

CERRO LUTZ: APROXIMACIONES AL ESTUDIO DE LAS PRÁCTICAS MORTUORIAS DE LAS SOCIEDADES CAZADORASRECOLECTORAS DEL HUMEDAL DEL PARANÁ INFERIOR Bárbara Mazza* RESUMEN El sitio Cerro Lutz, ubicado en el sector de planicies inundables del sureste de la provincia de Entre Ríos, posee un minucioso registro de las prácticas mortuorias de sociedades cazadorasrecolectoras. Se han encontrado tanto entierros primarios como secundarios, con variedad en sus posiciones y orientaciones, diferenciación según categorías sexo-etarias, uso continuo del espacio como cementerio y una configuración espacial pautada y organizada de las inhumaciones. Estas características hacen de Cerro Lutz un área formal de entierro propiamente dicha, radicando su importancia en la diversidad de prácticas mortuorias registradas. Este trabajo, junto con otros recientemente publicados, reinicia el análisis sistemático de los comportamientos mortuorios en el área. Palabras claves: Cerro Lutz - Humedal del Paraná inferior - Prácticas mortuorias - Entierros primarios y secundarios - cazadores-recolectores. ABSTRACT The Cerro Lutz archaeological site, located in the flood plains of southeast of Entre Ríos, evidences a detailed mortuary record of hunter-gatherer societies of the area.There were found primary and secondary burials in different positions and orientations, differences related to sex and age categories, a continued use of space as a cemetery and an organized distribution of burials. These characteristics classify Cerro Lutz as a typical formal disposal area, which importance lies in the variety of mortuary practices registered. This work, together with others recently published, reinitiates the systematic analyses of mortuary behaviors in the area. Key words: Cerro Lutz - Inferior Parana wetlands - Mortuary practices - Primary and secondary burials - Hunter-gatherers

* Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) - barbara_mazza@

yahoo.com.ar Mazza, Bárbara. 2010. Cerro Lutz: Aproximaciones al estudio de las prácticas mortuorias de las sociedades cazadoras-recolectoras del Humedal del Paraná Inferior. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 6:91-116. Buenos Aires.

Bárbara Mazza - Cerro Lutz: Aproximaciones al estudio de las prácticas mortuorias.......

INTRODUCCIÓN El área bajo estudio pertenece al humedal del Paraná inferior (de aquí en más HPI), ubicada al sur de Entre Ríos y al norte de la provincia de Buenos Aires (Figura 1). Esta zona fue habitada hacia fines del Holoceno Tardío (3500 - 500 años AP) por sociedades cazadorasrecolectoras (que en algunos casos tuvieron un componente productivo como francamente horticultoras; ver síntesis en Lothrop 1932; en Loponte 2008 y en Loponte y Acosta 2008a), y por poblaciones denominadas genéricamente como Guaraníes (Torres 1911; Lothrop 1932; Cigliano 1968; Rodríguez 2001, 2004; Loponte y Acosta 2007a, 2008b; entre otros). Las primeras de ellas son las que ocuparán nuestro foco de análisis en este trabajo. Estas sociedades se caracterizaban a grandes rasgos, por poseer un alto grado de estabilidad residencial, una alta densidad demográfica, una economía basada principalmente en la pesca y en la caza de ungulados (Blastocerus dichotomus y Ozotoceros bezoarticus) y roedores (Myocastor coypus y Cavia aperea), con su respectivo sistema tecnológico especializado.Además, integraban un circuito de

intercambio mediante el cual adquirían materias primas y bienes suntuarios, algunos de los cuales poseen un origen extra-regional. Sin embargo, aún no se ha documentado arqueológicamente la existencia de desigualdad social institucionalizada (para más detalles ver Loponte 2008). Este trabajo tiene como objetivo contribuir al conocimiento de las prácticas mortuorias de las poblaciones cazadoras-recolectoras del HPI, con el fin de avanzar en la comprensión de su organización social. A tal fin, nos enfocaremos en el sitio Cerro Lutz, analizando los modos de inhumación, las orientaciones y posiciones de los entierros, la composición sexual y etaria de la muestra y la relación espacial entre las inhumaciones. Se pretende aportar datos para la discusión acerca de la presencia de diferenciación social (Binford 1971, Tainter 1978; Brown 1981; Carr 1995), territorialidad (Dyson-Hudson y Smith 1978) y su consecuente apropiación de áreas del paisaje destinadas a fines mortuorios por parte de las sociedades prehispánicas del área (Saxe 1970; Chapman y Randsborg 1981; Goldstein 1981; Chapman y Randsborg 1995; Schroeder 2001).

Figura 1. Ubicación del HPI, del sitio Cerro Lutz y ciudades cercanas. 92

La Zaranda de Ideas 6: 91-116 (2010)

Antecedentes mortuorios del HPI El HPI se encuentra caracterizado, a nivel mortuorio, por una gran variabilidad de modos de inhumación. El espectro de variación incluye tanto entierros primarios y secundarios (paquetes, acumulaciones óseas y cráneos aislados), como incineraciones. Cabe aclarar que esta última modalidad ha sido colocada en una categoría separada dado que se desconoce si proviene de contextos de inhumación primarios o secundarios. Por otro lado, los entierros fueron encontrados en diversas posiciones y orientaciones (Zeballos y Pico 1878; Torres 1903, 1911; Greslebin 1931; Lothrop 1932; Gatto 1939; González 1947; Gaspary 1950; Petrocelli 1975; Caggiano et al. 1978; Loponte 2008). Si bien el componente mortuorio de estas sociedades siempre formó parte de los trabajos de investigación arqueológica, éstos han sido llevados a cabo de manera superficial y descriptiva, sin interesarse por los condicionantes organizativos y sociales que dieron como resultado dichos patrones funerarios. Es sólo a partir de los últimos años que los estudios bioarqueológicos constituyen una línea de investigación propia dentro del área, analizándose, entre otros tópicos, los distintos modos de inhumación presentes en la región (Feuillet Terzaghi et al. 2007; Loponte 2008; Mazza 2009, 2010), su distribución geográfica en relación con la posible existencia de límites sociales (Mazza 2009), la presencia de patologías e indicadores de stress mecánico en los huesos y dientes (Kozameh et al. 2007, 2010) y la composición de la dieta a partir del análisis de isótopos estables (Loponte 2008; Loponte y Kozameh 2009).

lugar excavado por R. C. Lafón y colaboradores (Lafón 1971) bajo la denominación de “El Aserradero” (33° 37’ latitud sur y 58° 38’ longitud oeste). Esta conclusión se deriva de las notas de campo de Lafón (1968), en las cuales señala la existencia del sitio en la misma estancia donde se encuentra el lugar actualmente bajo estudio.

Descripción del sitio Cerro Lutz

Cerro Luz fue redescubierto a raíz de una fuerte tormenta que provocó la caída de los álamos que cubren gran parte del mismo. Los tocones de los árboles caídos presentaban, entre sus raíces, una abundante cantidad de material arqueológico, situación que incluía la presencia de restos óseos humanos. El sitio fue excavado durante dos campañas entre el 2005 y 2006 bajo la dirección de Alejandro Acosta y Daniel Loponte (Acosta y Loponte 2006; Loponte y Acosta 2007b). Entre otras actividades, se realizaron una serie de pequeños sondeos estratigráficos para delimitar la extensión del emplazamiento, siendo el tamaño estimado de unos 400 m de largo, en su eje N-S, y de 80 m de ancho en sentido E-O.También se definieron varias unidades de excavación, entre las que se destacan, por ser las únicas en dónde se ha encontrado material bioantropológico (Tabla 1) Tocón 1, Tocón 3 y Cuadrícula 2. La totalidad de la superficie excavada es de 19 m² aproximadamente. Las tres unidades de excavación comparten no sólo la presencia de inhumaciones sino también la ubicación estratigráfica de las mismas en el horizonte A (entre los 10 y 40 cm de profundidad), con presencia de una importante acumulación de de valvas Diplodon sp. debajo de ellas, fragmentos cerámicos y restos arqueofaunísticos (para mayor información ver Acosta y Loponte 2006; Loponte y Acosta 2007b).

Cerro Lutz se ubica sobre un albardón localizado en la margen izquierda del arroyo Martínez, cerca de su intersección con el arroyo Sagastume Chico, a los 33º 38’ 47,4’’ latitud sur y 58º 36’ 20,8’’ longitud oeste (Figura 1). Es probable que Cerro Lutz corresponda al

El sitio posee cuatro fechados radiocarbónicos, tres de ellos realizados sobre restos óseos humanos, pertenecientes a tres inhumaciones registradas en los distintos sectores de la excavación mencionados. El cuarto fue efectuado sobre restos de Canis 93

Bárbara Mazza - Cerro Lutz: Aproximaciones al estudio de las prácticas mortuorias.......

Modo de entierro

N° de entierro

NMI

Sexo

Edad

Unidad de Excavación

Orientación

Posición

Primarios

1

1

M

20-35

Tocón 1

SE-NO

D. ventral

3

1

F

ad

Tocón 3

NO-SE

D. ventral

6

1

M

ad

C2

SO-NE

D. dorsal

10

1

M

35-50

C2

SO-NE

D. dorsal

11

1

M

35-50

C2

SO-NE

D. dorsal

12

1

F

35-50

Tocón 3

NNE-SSO

D. ventral

14

1

M

35-50

C2

SO-NE

D. dorsal

15

1

I

0-3

C2

NE-SO

D. ventral

16

1

M

35-50

C2

SO-NE

D. dorsal

19

1

I

3-12

C2

SO-NE

D. ventral

20

1

F

20-35

C2

NE-SO

D. ventral

21

1

F

35-50

C2

SO-NE

D. ventral

5

2

M

+50

C2

NE-SO

Indeterminado

M

ad

F

ad

C2

SO-NE

Indeterminado

M

20-35

M

ad

M

ad

I

20-35

C2

Indeterminado

Indeterminado

C2

Indeterminado

Indeterminado

Paquetes

9

Ac. Óseas

13

23 1

Cráneos aislados

Secundarios Indeterminados

4

8

2

I

ad

I

12-20

I

12-20

I

12-20

I

ad

I

ad

I

ad

F

ad

M

12-20

cráneo 1

1

F

35-50

C2

SO

Indeterminado

cráneo 2

1

H

35-50

C2

NE

Indeterminado

cráneo 3

1

I

ad

C2

S

Indeterminado

17-18

4

C2

Indeterminado

Indeterminado

F

20-35

M

35-50

M

ad

M

12-20

Tabla 1. Cerro Lutz. Detalle de inhumaciones. Sexo: (M) masculino, (F) femenino, (I) indeterminado. Unidad de excavación: (C2) cuadrícula 2. 94

La Zaranda de Ideas 6: 91-116 (2010)

Modo de entierro

N° de entierro

NMI

Sexo

Edad

Unidad de Excavación

Orientación

Posición

Indeterminados

4

3

I

ad

Tocón 3

Indeterminado

Indeterminado

8

1

I

ad

C2

Indeterminado

Indeterminado

12A

1

M

ad

Tocón 3

Indeterminado

Indeterminado

22

1

I

ad

C2

Indeterminado

Indeterminado

SW

1

I

subad

C2

Indeterminado

Indeterminado

SA

1

I

subad

C2

Indeterminado

Indeterminado

Tabla 1 (continuacion) Cerro Lutz. Detalle de inhumaciones. Sexo: (M) masculino, (F) femenino, (I) indeterminado. Unidad de excavación: (C2) cuadrícula 2.

familiaris, extraídos en un sondeo de 1,20 m x 70 cm ubicado a 6 m de la cuadrícula 2. Es importante destacar que en este sondeo no fueron hallados restos humanos, lo que podría deberse a lo limitado del área abierta en dicho sector. Dichos fechados ubican a las inhumaciones coetáneamente hacia fines del Holoceno Tardío: 976 ± 42 años 14C AP (AA77310; hueso humano; tocón 3; entierro primario N° 3); 916 ± 42 años 14C AP (AA77312; hueso de cánido); 796 ± 42 años 14C AP (AA77311; hueso humano; cuadrícula 2; entierro secundario tipo paquete N° 9) y 730 ± 70 años 14 C AP (LP-1711; hueso humano; cuadrícula 2; entierro primario N° 10). MATERIALES Y MÉTODOS En el análisis mortuorio se distingue entre inhumaciones primarias, secundarias e indeterminadas. Entendemos a las primeras como aquellos entierros en los cuales la relación anatómica entre las partes del esqueleto no ha sido culturalmente alterada. En cambio, los entierros secundarios implican un proceso mediante el cual el cuerpo es desarticulado y, en ciertas ocasiones, reestructurado nuevamente, pudiendo las partes del esqueleto diferir significativamente de su posición anatómica original (Campillo y Subirá 2004; White y Folkens 2005). Las inhumaciones indeterminadas son aquellas en las cuales la distribución y el ordenamiento

espacial de las unidades anatómicas no nos permiten conocer con certeza si se trata de modalidades primarias o secundarias. Por lo general, suelen pertenecer a esta última categoría aquellas que han sido perturbadas por procesos posdepositacionales. Dentro de las secundarias se puede discriminar entre paquetes, acumulaciones óseas y cráneos aislados. Los paquetes mortuorios fueron identificados por ser un conjunto, en su mayoría, de huesos largos, ordenados de manera superpuesta siguiendo el eje axial, con un cráneo en uno de sus extremos. En cambio, las acumulaciones óseas, si bien también se componen en su mayoría de huesos largos superpuestos, no guardan un patrón espacial organizado simétricamente y tienen ausencia de cráneos (Mazza 2010). Dada la existencia de actividades de arado en Cerro Lutz, aún no se han descartado completamente que estos conjuntos óseos estén modificados por esta actividad u otros procesos posdepositacionales (O´Shea 1981, 1984). Sin embargo, los huesos que integran las mismas no poseen evidencias de impacto o de exposición meteórica, y se encuentran a la misma profundidad y en el mismo sector del sitio en donde se hallan entierros primarios que se mantienen intactos. Se analizaron para cada tipo de entierro las respectivas orientaciones y posiciones. Para el caso de los entierros primarios, se tomó como parámetro de orientación el eje axial. Para los paquetes mortuorios se estableció en base a 95

Bárbara Mazza - Cerro Lutz: Aproximaciones al estudio de las prácticas mortuorias.......

la orientación de la calota, ya que el cráneo se encuentra siguiendo el mismo eje axial de los huesos largos que conforman el paquete. Para los cráneos aislados se ha tomado como indicador de su orientación el punto cardinal del área facial. En el caso de las acumulaciones óseas no se pudo establecer la orientación, debido a la falta de organización de las unidades anatómicas que nos permitiera saber su disposición según ejes cardinales. Por otro lado, en cuanto a las posiciones de las inhumaciones sólo fueron registradas las de las primarias, cuyas categorías son: decúbito dorsal, decúbito ventral y/o lateral flexionado. Una vez obtenidas las orientaciones y posiciones se efectuaron sus cálculos de frecuencia para establecer cuál de ellas es la más usual. Luego, para el estudio de las relaciones espaciales entre las inhumaciones, nos hemos focalizado en la unidad de excavación denominada Cuadrícula 2, dado que es la que posee la mayor cantidad de entierros pasibles de ser sometidos al análisis. Para ello, la unidad de excavación fue dividida en sectores, definidos por espacios cubiertos de valvas con ausencia de restos humanos. Por otra parte, debido a que los entierros secundarios constituyen inhumaciones múltiples y, a su vez, ciertos entierros primarios presentaron diferentes niveles de fragmentación (producto de la acción del arado principalmente) que pudo enmascarar la cantidad real de individuos inhumados, se efectuó la cuantificación de restos óseos, mediante la aplicación de cálculos de abundancia relativa utilizados en análisis faunísticos (Lyman 1994). El cálculo del número mínimo de individuos (NMI, White 1953) se logró empleando el mínimo número de elementos (MNE, Binford 1984). Este último se calculó sobre la frecuencia con que se hallaron representados cada uno de los elementos anatómicos que componen al esqueleto. El NMI se obtuvo por la frecuencia que le corresponde al elemento anatómico 96

más abundante en la muestra. A la hora de realizarlo, se tuvo en cuenta la lateralidad (White 1953) y el estado de fusión de las epífisis (Bökönyi 1970). Otra medida de abundancia relativa utilizada fue el número mínimo de unidades anatómicas (MAU, Binford 1984), el cual se obtuvo dividiendo el número mínimo de elementos, o MNE, de cada unidad anatómica por las veces que esa parte está presente en el esqueleto completo. Luego, el resultado fue estandarizado en una escala del 1 al 100, respecto de aquella unidad anatómica que posee el MAU más alto (MAU%). El MAU y MAU% fueron aplicados en los entierros secundarios (paquetes y acumulaciones óseas), ya que el primero de ellos nos permite conocer la configuración interna del conjunto, mediante la comparación de las frecuencias calculadas para sus diferentes unidades anatómicas, y el MAU% nos posibilita comparar diferentes conjuntos entre sí. De esta manera, en base a los elementos anatómicos representados, hemos sometido al análisis a una estructura mortuoria que fue alterada por procesos de formación, para determinar si originalmente pertenecía a un entierro primario o secundario. A continuación, una vez estimado el NMI, se determinó la composición sexual y etaria de las inhumaciones. Para la estimación etaria de los adultos se tomaron los indicadores de los coxales (cambios en la superficie auricular del ilión y de la sínfisis púbica- Todd 1921; Lovejoy et al. 1985; Brooks y Suchey 1990), como así también la obliteración de las suturas craneales (Meindl y Lovejoy 1985; Krogman e Isçan 1986 en White y Folkens 2005; Mann et al. 1991; Buikstra y Ubelaker 1994). Para los subadultos se consideró el estado de fusión de los distintos centros de osificación de los huesos largos y la erupción dentaria (Buikstra y Ubelaker 1994; Scheuer y Black 2000; Baker et al. 2005; White y Folkens 2005)2. Una vez obtenidos estos datos, se construyó un perfil etario de muerte con los siguientes intervalos: feto (nonato), infante (0-3 años), niño (3-12 años), juvenil (12-20 años), adulto joven (20-

La Zaranda de Ideas 6: 91-116 (2010)

35 años), medio (35-50 años) y senil (más de 50 años) (White y Folkens 2005). Para la asignación del sexo se tomaron como puntos indicadores aquellos correspondientes al cráneo (inión, proceso mastoideo, márgenes y arco supraorbitales y eminencia mentoniana) y los coxales (escotadura ciática mayor, arco ventral del pubis, concavidad subpúbica y rama isquiopúbica) – (Phenice 1969; Buikstra y Ubelaker 1994; White y Folkens 2005). Para los secundarios, además de la utilización de los indicadores mencionados, se hizo una aproximación macroscópica de los huesos largos, comparando el diámetro de la cabeza del fémur y del húmero, las inserciones musculares y su aspecto grácil o robusto, con aquellos pertenecientes a los entierros primarios, de los cuales pudo estimarse el sexo por métodos convencionales. Esto se basa en que el nivel de dimorfismo sexual entre los primarios suele ser muy evidente y, por lo tanto, es fácilmente extrapolable hacia los secundarios. Sin embargo, debe considerarse preliminar la clasificación de género de los huesos largos, sujeta a su posterior confirmación en base a parámetros más formales. Esta aproximación metodológica alternativa permitió ampliar la muestra de femeninos y masculinos, como así también evaluar la distribución de los distintos sexos en las diversas modalidades de entierros. Cabe destacar que se ha identificado como individuos con sexo indeterminado a aquellos que no poseen indicadores sexuales como para ser asignados a alguna categoría con un margen de certidumbre adecuado. RESULTADOS De los tres sectores excavados (Tocón 1, Tocón 3 y Cuadrícula 2) se han recuperado 43 individuos, distribuidos entre inhumaciones primarias (NMI=12), secundarias (NMI=23) e indeterminadas (NMI=8). Los entierros secundarios están compuestos por cráneos aislados, paquetes mortuorios y acumulaciones óseas. Al compararlos con los primarios en

términos de cantidad de estructuras halladas, estos últimos predominan (57,1%) por sobre los secundarios (42,8%). Pero, al comparar la cantidad de individuos inhumados en cada una de las modalidades, los secundarios son los que poseen mayor cantidad de restos. Esto está relacionado con que las estructuras secundarias se caracterizan por ser entierros múltiples (ver Tabla 1). Los entierros secundarios se diferencian entre sí no sólo por dividirse entre paquetes, acumulaciones óseas o cráneos aislados, sino también por su composición anatómica y sexoetaria. En este apartado analizaremos solamente su composición anatómica, mientras que la sexo-etaria será discutida más adelante. Si bien tanto los paquetes como las acumulaciones óseas se encuentran conformados en su mayoría por huesos largos, los paquetes cuentan con una mayor representación de elementos de los miembros superiores y la presencia de al menos un cráneo. En cambio, en las acumulaciones óseas se destacan los elementos de los miembros inferiores y la ausencia de cráneos. Esto puede observarse en la Tabla 2, en donde se ha calculado el MAU y el MAU% para los paquetes y la acumulación ósea encontrada. A su vez, el cálculo del MAU% nos ha sugerido la modalidad de inhumación de una estructura mortuoria (N° 17-18), tal vez afectada por el arado y/u otros procesos postdepositaconales, la cual, previamente al análisis, había sido catalogada como indeterminada (Figura 2). En la imagen se observan dos cráneos a cada extremo de la misma, un sacro, huesos largos con fractura en estado seco y valvas Diplodon sp. Al estimar el MAU% (Tabla 3), el resultado nos muestra una alta proporción de miembros inferiores, con lo cual se podría tratar de una acumulacion ósea como la N° 13 de este sitio (ver Tabla 2). Sin embargo, la presencia de dos cráneos y la orientación axial de los huesos largos indican que son probablemente dos paquetes 97

Bárbara Mazza - Cerro Lutz: Aproximaciones al estudio de las prácticas mortuorias.......

Paquete N° 5

Paquete N°9

Ac. Ósea N° 13

MNE

MAU

MAU%

MNE

MAU

MAU%

MNE

MAU

MAU%

Cráneo

1

1

50

1

1

50

0

0

0

Mandíbula

1

1

50

0

0

0

0

0

0

Maxilar

1

1

50

1

1

50

0

0

0

Clavícula

0

0

0

1

1

50

0

0

0

Húmero

1

0.5

25

4

2

100

1

1

22.2

Radio

2

1

50

2

1

50

0

0

0

Cúbito

4

2

100

1

0.5

25

0

0

0

Fémur

2

1

50

1

0.5

25

9

4.5

100

Tibia

2

1

50

2

1

50

4

2

44

Peroné

0

0

0

3

1.5

75

1

0.5

11.1

Coxales

0

0

0

0

0

0

0

0

0

Sacro

0

0

0

0

0

0

0

0

0

Coxis

0

0

0

0

0

0

0

0

0

Rótulas

0

0

0

0

0

0

2

1

22.2

Metatarsos

0

0

0

1

0.1

5

5

0.5

11.2

Metacarpos

0

0

0

1

0.1

5

0

0

0

Falanges*

0

0

0

1

0.03

1.5

0

0

0

Omóplato

1

0.5

25

0

0

0

0

0

0

Costillas

1

0.04

2

2

0.08

4

10

0.41

9.11

Axis

0

0

0

0

0

0

1

1

22.2

Atlas

0

0

0

0

0

0

0

0

0

Vértebras**

0

0

0

0

0

0

13

0.5

11.1

Calcáneo

0

0

0

0

0

0

1

0.5

11.1

Astrágalo

0

0

0

1

0.5

2.5

0

0

0

Esternón

0

0

0

0

0

0

0

0

0

Carpos

1

0.12

6

0

0

0

0

0

0

Tarsos***

0

0

0

0

0

0

1

0.2

4.4

Tabla 2. MAU y MAU% correspondiente a los individuos de los paquetes funerarios N° 5 y 9 y de la acumulación ósea N° 13. * Se han incluído las falanges de las manos y de los pies. ** Fueron incluídas todas las vértebras, exceptuando C1 y C2. *** Se refiere a todos los tarsos con excepción del astrágalo y el calcáneo.

desestructurados. Otra explicación válida sería la existencia de una mayor variabilidad entre los tipos de inhumaciones secundarias que la señalada. Es decir, que existirían dos clases de paquetes: uno con predominancia de huesos largos de las extremidades superiores y otros de las inferiores, ambos con presencia de cráneos; o bien, dos clases de acumulaciones óseas compuestas en su mayoría por huesos largos de miembros 98

inferiores, pero algunas con y otras sin cráneos. Esta potencial variabilidad será contrastada con la amplitud de la muestra en un futuro. No obstante, si bien la cantidad de inhumaciones secundarias es reducida como para establecer criterios fijos de identificación fehaciente sobre la estructura mortuoria N° 17-18, se puede decir que pertenece a un entierro secundario, compuesto por cuatro individuos (tabla 1).

La Zaranda de Ideas 6: 91-116 (2010)

Figura 2. Inhumación N° 17-18.

Por otro lado, en relación con la ubicación de los entierros en el espacio, la orientación más usual entre las modalidades de inhumación es hacia el suroeste (52,9%), seguida por los orientados hacia el nordeste (23,5%), noroeste, nornordeste, sur y sureste (todas con 5,8%).Al comparar las orientaciones entre las estructuras primarias y secundarias, notamos que ambas comparten las modalidades hacia el suroeste y nordeste. En cambio, el punto cardinal sur fue encontrado sólamente entre las modalidades secundarias, y el del noroeste, nornordeste y sureste sólo entre las primarias (Tabla 4). En cuanto a las posiciones de los esqueletos procedentes de los entierros primarios, predominan las de decúbito ventral (58,3%) por sobre las de decúbito dorsal (41,6%). Estas tienen la particularidad de estar estrechamente relacionadas con categorías sexo-etarias, como veremos a continuación.

MNE

MAU

MAU%

Cráneo

2

2

100

Mandíbula

1

1

50

Maxilar

1

1

50

Clavícula

1

0.5

25

Húmero

1

0.5

25

Radio

0

0

0

Cúbito

2

1

50

Fémur

4

2

100

Tibia

0

0

0

Peroné

2

1

50

Coxal

0

0

0

Sacro

0

0

0

Coxis

0

0

0

Rótula

1

0.5

25

Metatarsos

0

0

0

Metacarpos

1

0.1

5

Falanges*

4

0.1

5

Omóplato

1

0.5

25

Costillas

16

0.6

30

Axis

1

1

50

Atlas

1

1

50

Vértebras**

15

0.6

30

Calcáneo

0

0

0

Astrágalo

1

0.5

25

Carpos

1

0.1

5

Tarsos***

1

0.1

5

Tabla 3. MAU% para la inhumación N° 17-18. * Se han incluído las falanges de las manos y de los pies. ** Fueron incluídas todas las vértebras, exceptuando C1 y C2. ***Se refiere a todos los tarsos con excepción del astrágalo y calcáneo.

N Estructuras

%

N Primarios

%

N Secundarios

%

Suroeste

9

52.99

7

58.33

2

40

Noroeste

1

5.88

1

8.33

0

0

Nornordeste

1

5.88

1

8.33

0

0

Nordeste

4

23.53

2

16.66

2

40

Sureste

1

5.88

1

8.33

0

0

Sur

1

5.88

0

0

1

20

Totales

17

12

5

Tabla 4. Orientaciones de las estructuras primarias y secundarias.

99

Bárbara Mazza - Cerro Lutz: Aproximaciones al estudio de las prácticas mortuorias.......

Composición y diferenciación sexoetaria

aislados están conformados únicamente por individuos adultos.

Dentro de la muestra, compuesta por un NMI de 43, se han podido asignar categorías sexuales a 25 individuos (32% femenino y 68% masculino) y etarias a 22 de ellos (Figura 3). En estas últimas, a nivel general, se observa una mayoría de individuos adultos entre los 35 y 50 años. De todos modos, es importante destacar la presencia de individuos de todas las edades. Al considerar la distribución de las categorías etarias entre las inhumaciones primarias y secundarias notamos que, si bien los adultos están presentes en ambas modalidades de entierro (a excepción de los mayores de 50 años), no sucede lo mismo con los subadultos. Los infantes (0-3 años) y niños (3-12 años) se encuentran ausentes en los secundarios; y los juveniles (12-20 años) y adultos mayores de 50 años no se hallan representados en los primarios. A su vez, también dentro de los secundarios, los juveniles fueron encontrados sólo en la acumulación ósea junto a otros adultos, mientras que los paquetes y cráneos

Otra de las diferencias encontradas entre los individuos sobre la base de la distribución de las categorías de sexo y edad, se encuentra exclusivamente entre las inhumaciones primarias. Todas las mujeres adultas y los individuos subadultos fueron colocados en posición decúbito ventral, mientras que los hombres adultos fueron inhumados en decúbito dorsal. Asimismo, estos últimos fueron orientados hacia el suroeste, mientras que a las mujeres se las encuentra en varias orientaciones (noroeste, nornordeste, nordeste y suroeste). El único individuo masculino que difiere del resto es uno con signos de violencia3, que se encuentra decúbito ventral y orientado hacia el sureste. A pesar de estos contrastes, no se han encontrado indicadores de diferenciación social vertical entre los individuos. Todas las inhumaciones fueron halladas desprovistas de artefactos y de adornos personales que

Figura 3. Composición etaria de Cerro Lutz (NMI general=22; NMI primarios=10; NMI secundarios=12). 100

La Zaranda de Ideas 6: 91-116 (2010)

señalaran algún tipo distinción social. Sólo se han encontrado, en el sondeo ubicado a metros de la Cuadrícula 2, dos tembetás en T, confeccionados en valva Diplodon sp., sin asociación con restos humanos. A su vez, se hallaron cuatro inhumaciones (entierros N° 4, 9, 14 y 16) con evidencia de ocre rojo, por debajo y sobre los huesos. Sin embargo, aún no se ha podido establecer su significado.

primarias, si se traza una línea recta imaginaria por los cráneos y rodillas, podemos observar que los entierros del sector 1 se encuentran alineados con los del sector 2 y 4 (a excepción del femenino con orientación nordestesuroeste del sector 4). A su vez, como ya ha sido señalado, todas las inhumaciones primarias masculinas se encuentran decúbito dorsal y las femeninas y subadultos decúbito ventral.

Configuración y organización espacial de los entierros

Por otro lado, los individuos de ambos sexos no comparten los mismos sectores. Es decir que el espacio se encuentra diferenciado según categorías sexuales. Los masculinos ocupan los sectores 1 y 2, mientras que los femeninos se ubican en el sector 4. A su vez, en la unidad de excavación del Tocón 3 sólo fueron encontradas dos inhumaciones femeninas; y en el Tocón 1, sólo el individuo masculino con signos de violencia.

Tal como se explicitó en el apartado metodológico, se analizará la configuración y organización espacial de las inhumaciones procedentes de la Cuadrícula 2, ya que es donde se han encontrado la mayor cantidad de entierros primarios y secundarios. A nivel general, en la cuadrícula señalada, las inhumaciones se estructuran de manera pautada y organizada, segmentadas en cinco sectores separados por acumulaciones de valvas (Figura 4). En cuanto a las inhumaciones

Los entierros secundarios también se encuentran organizados espacialmente. Los dos paquetes del sector 1 se encuentran alineados

Figura 4. Disposición de las inhumaciones primarias y secundarias en la Cuadrícula 2 con sus respectivos sectores. De izquierda a derecha: inhumaciones primarias N° 16, 14 y 10, paquetes mortuorios N° 9 (arriba) y 5 (abajo), primarios N° 6, 11 y 7 (éste último se encuentra por encima del 11), acumulación ósea N° 13 y cráneos 1, 2 y 3 (ubicados por debajo de la acumulación ósea), inhumaciones secundarias N° 17 y 18, primario N° 19, 20 y 21, acumulación ósea N° 23. 101

Bárbara Mazza - Cerro Lutz: Aproximaciones al estudio de las prácticas mortuorias.......

en un mismo eje axial con los cráneos ubicados a cada extremo del eje.A su vez, la acumulación ósea del sector 2 se encuentra alineada con la acumulación ubicada en el otro extremo (sector 5). Si bien todavía no sabemos el significado de esta segmentación espacial, se están analizando mediante estudios de ADN las potenciales relaciones de parentesco entre las diferentes estructuras. DISCUSIÓN El sitio Cerro Lutz puede ser caracterizado como un cementerio en los términos de Pardoe (1988) y Littleton (2002), dado que es un área exclusiva en el paisaje destinada al depósito de un alto número de individuos, con un arreglo espacial estructurado y con un uso continuo a través de varias generaciones. Las explicaciones acerca de la existencia de cementerios han sido adjudicadas a sistemas de baja movilidad residencial, a la presencia de territorialidad y/o al desarrollo de grupos corporativos de descendencia lineal o linajes (Saxe 1970; Goldstein 1981; Charles y Buikstra 1983; Goldstein 1995), concepto que ha sido seguido en nuestro país por diferentes autores (Goñi y Barrientos 2000; Barrientos 2001, 2002; Luna et al. 2004; Martínez et al. 2006; Loponte 2008, entre otros). En relación, Saxe (1970) postula que en aquellas zonas donde los recursos se encuentren restringidos, las poblaciones legitimarán su uso por medio de los ancestros a través de las áreas formales de entierro. Esta situación se encontraría correlacionada con el surgimiento de un comportamiento territorial (Saxe 1970; Goldstein 1981, 1995). Sin embargo, en los últimos años se han elaborado posturas teóricas que relacionan la existencia de cementerios con aspectos más de índole religiosa, social y de manipulación política por parte de los vivos (Hodder 1988; Parker Pearson 1990). Aunque por el 102

momento desconocemos las connotaciones sociales que habrían tenidos los cementerios como Cerro Lutz para aquellas poblaciones del área, en relación a una hipótesis sobre la existencia de comportamientos territoriales sería esperable encontrar en grupos de baja movilidad y estabilidad en el paisaje, como son las sociedades cazadoras-recolectoras bajo estudio (Loponte 2008), evidencias de conflictos interpersonales y grupales (ver un resumen de diferentes posturas en Loponte 2008). En Cerro Lutz, la evidencia al respecto es contundente, ya que el esqueleto 1 posee una vértebra traspasada por un ápice de una punta ósea. No obstante, si bien se han empezado a delinear los primeros análisis sobre la temática (David Pau com. pers. 2010), el registro de la zona todavía no ofrece una cantidad de casos como para discutir acerca de una situación generalizada al respecto. Pese a esta carencia, los entierros secundarios en forma de paquetes podrían implicar una forma de apropiación de un espacio socialmente significativo (el área de inhumación final), ya que sería un lugar previamente pautado donde se llevarían los restos de los antepasados de un grupo o grupos particulares. Si bien las explicaciones para la existencia de este tipo de entierro secundario han sido discutidas por varios autores (Hertz 1907, en Carr 1995; Metcalf 1981; Byrd y Monahan 1995; Goldstein 1995; Schroeder 2001), una posible explicación es la muerte de los individuos lejos de los lugares de entierro formales y su posterior traslado hacia ellos (Moreno 1874 en Della Negra et al. 2010; Byrd y Monahan 1995; Goldstein 1995; Schroeder 2001; Barrientos 2002; Martínez et al. 2006; Bracco Boksar et al. 2008; Morano Büchner et al. 2010). Estos sitios son, por lo general, cementerios señalizados, utilizados por linajes o grupos de descendencia lineal, o por filiaciones grupales y/o étnicas (Saxe 1970; Binford 1971; Charles y Buikstra 1983; Byrd y Monahan 1995; Goldstein 1995; Barrientos 2001; Schroeder 2001; Barrientos 2002; Luna et al. 2004). Cerro Lutz sería una

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Figura 5. Paquete N° 5 con marcas de posible atado.

de estas áreas, como queda demostrado por la alta presencia de individuos inhumados en entierros secundarios, su uso exclusivo por varias generaciones y la estructuración espacial que lo caracteriza. Una evidencia arqueológica que refuerza la hipótesis de un traslado de los paquetes, pertenece al entierro número 5 del sitio bajo estudio, que contiene marcas paralelas similares a hoyos de disolución química, ubicados transversalmente en las caras de las diáfisis que no hacen contacto con otros huesos del paquete (Figura 5). Esta característica no fue encontrada en los otros entierros circundantes, con lo cual queda descartado que pueda deberse a particularidades del contexto de inhumación. Estas marcas podrían ser el resultado del atado de los huesos con fibras vegetales y su posterior colocación en un saco de cuero u otro material perecedero (Mazza 2010). Debemos mencionar al respecto que el

traslado de restos en forma de paquetes ha sido registrado en la región por los cronistas del siglo XVI (Lozano 1874 en Lothrop 1932; Rosales 1877 en Gaspary 1950) y también en distintas zonas del territorio argentino y uruguayo (Moreno 1874 en Della Negra et al. 2010; Barrientos 2001; Martínez et al. 2006 y trabajos allí citados; Bracco Boksar et al. 2008; Morano Büchner et al. 2010; entre otros). Otras de las evidencias que han sido fuertemente discutidas en relación a la existencia de cementerios, son aquellas relacionadas con la presencia de diferenciación social (Binford 1971; Tainter 1978; Brown 1981; Carr 1995; entre otros). En Cerro Lutz, si bien no ha sido registrada una jerarquización social vertical entre los individuos inhumados, se observa una distinción en base a categorías de sexo y edad. Las inhumaciones primarias de individuos masculinos adultos difieren en la posición de los 103

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individuos femeninos adultos y de los subadultos, y para los entierros secundarios hay diferencias en la conformación etaria de los paquetes y de las acumulaciones óseas. Estas evidencias nos están señalando ciertas diferencias sexuales y etarias que pudieron estar presentes durante la vida de estas personas, que a la hora del entierro fueron mantenidas.Al respecto, varios autores (Binford 1971; Flanagan 1989) señalaron que en sociedades cazadoras-recolectoras sin diferenciación social, las distinciones entre los individuos se basarían en el sexo y la edad de los mismos. Esto es posiblemente lo que esté sucediendo en Cerro Lutz. Este patrón de diferenciación mortuoria también se podría aplicar en otros sitios del humedal del Paraná inferior (Petrocelli 1975; Caggiano et al. 1978) y ha sido hallado en distintas zonas del territorio argentino (Aranda 2007; Cassiodoro y García Guraieb 2010). Por ende, esta práctica funeraria no se remite a sólo un sitio en particular, sino que podría ser consecuencia de prácticas sociales y de creencias compartidas. En relación con la distinción personal, otra particularidad del HPI que se repite en Cerro Lutz es la carencia de adornos personales o de ajuar mortuorio. Dentro del área, son pocas las inhumaciones que se han encontrado con algún objeto que las distinga del resto (Torres 1911; Lothrop 1932; Petrocelli 1975; Loponte 2008). Esto nos lleva a formular la hipótesis de que los adornos personales eran quitados en algún momento previo a la inhumación final, lo cual se encuentra relacionado también con el hecho de que algunos de estos adornos (como por ejemplo tembetás y cuentas) fueron encontrados a metros de los entierros, sin asociación a restos humanos. La ausencia de marcadores suntuarios en las inhumaciones de Cerro Lutz nos impide considerar la existencia de diferencias jerárquicas, pero esto es claramente insuficiente para descartarlas. Aún se debe avanzar con la identificación de eventuales diferencias en los estados nutricionales y de actividad, entre otras variables. 104

CONCLUSIONES Cerro Lutz constituye uno de los mejores registros mortuorios del área hasta la fecha. El complejo escenario funerario se compone de una gran variabilidad de modos de inhumación, diferencias sexo-etarias en las mismas, una configuración del espacio mortuorio ordenada y pautada, y un uso continuo y exclusivo a lo largo de varias generaciones con el mismo fin. Estas categorías han permitido catalogar a Cerro Lutz como un cementerio (Pardoe 1988; Littleton 2002). Su existencia denota la presencia de una apropiación del espacio, hecho reforzado por la evidencia del transporte de restos y posiblemente con el rastro de violencia interpersonal señalado en una inhumación (Moreno 1874 en Della Negra et al. 2010; Byrd y Monahan 1995; Goldstein 1995; Schroeder 2001; Barrientos 2002; Martínez et al. 2006; Bracco Boksar et al. 2008; Morano Büchner et al. 2010). En relación con este último aspecto, a medida que se sumen más análisis y aumente el tamaño de las muestras, se podrá evaluar la pertinencia de la afirmación acerca de la existencia de conflictos intergrupales. Por otro lado, se ha señalado la relación de los cementerios con sistemas de desigualdad social o grupos corporativos de descendencia lineal (Saxe 1970; Binford 1971; Charles y Buikstra 1983; Byrd y Monahan 1995; Goldstein 1995; Barrientos 2001; Schroeder 2001; Barrientos 2002; Luna et al. 2004). En este caso, hemos visto que hasta el momento no se hacen evidentes diferencias que puedan ser tomadas como jerárquicas. En este sentido, aún debe ser explorado este punto mediante la adición de nuevos casos de estudio y análisis. Este trabajo constituye sólo una vía de estudio más que, unida a otras, nos ayudará a entender más acabadamente la organización social de estas poblaciones. Esperamos en el futuro efectuar mayor cantidad y variedad de análisis para aumentar nuestro conocimiento sobre las prácticas mortuorias de estas sociedades. Por medio de ellas podremos

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acceder a aspectos organizativos, sociales, políticos y simbólicos que son difíciles de inferir a partir de la consideración de otros componentes del registro arqueológico (Saxe 1970; Binford 1971; Goldstein 1981; Hodder 1988; Parker Pearson 1990; entre otros). Recibido en marzo de 2010 Aceptado en septiembre de 2010 NOTAS 1. Esta acumulación ósea todavía permanece en el sitio, con lo cual es probable que su NMI se vea modificado cuando se retire, alterando así la totalidad de individuos presentes en la muestra. 2. Las estimaciones etarias para los individuos subadultos deben considerarse como aproximativas, ya que si bien fueron calculadas según los métodos citados, deben ser evaluadas mediante otros más exactos, como ser el grado de calcificación dental. Estos análisis se encuentran programados a efectuarse en el corto plazo, con el objetivo de evaluar los métodos que mejor representen las edades de los individuos inhumados. 3. La inhumación N° 1 presenta una de sus vértebras dorsales un ápice de un instrumento óseo, penetra por el área de la lámina vertebral y se detiene en el canal medular.

AGRADECIMIENTOS Le quiero agradecer a mi director, Daniel Loponte, por apoyar mi trabajo y efectuar una revisión crítica del artículo, a Joaco por su predisposición en confeccionar el dibujo computarizado de la Cuadrícula 2 en una tarde, a los evaluadores, Claudia Aranda y Gustavo Barrientos, por sus comentarios y sugerencias, las cuales lograron mejorar sustancialmente este artículo, y a Ale por ayudarme con el resumen en inglés y, principalmente, por la contraposición y discusión de ideas sobre este artículo y en general.

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Comentario 1 Lumila Paula Menéndez** FCNyM, UNLP – CONICET. Considero que el artículo es un aporte sumamente interesante al conocimiento sobre las prácticas mortuorias que se encontraban presentes durante el Holoceno Tardío en Sudamérica. La autora realiza un estudio a partir del análisis de un conjunto de variables: posición y orientación de los entierros, relaciones espaciales entre los mismos, cuantificación de los restos óseos, composición sexual y etaria de la muestra. A partir de los resultados obtenidos concluye que el sitio Cerro Lutz corresponde a un cementerio que habría sido utilizado por distintas generaciones (durante, por lo menos, cerca de 300 años) de grupos cazadoresrecolectores de la región. Hay algunas cuestiones del trabajo que quisiera destacar y otras poner en consideración: 1- Es notable la variabilidad de inhumaciones presentes en el sitio. Sin embargo, respecto a las incineraciones que la autora menciona, si bien aclara que no serán tenidas en cuenta para los análisis del presente trabajo, sería deseable

contar con una caracterización de las mismas mediante su descripción e importancia en el sitio para poder entender mejor la variabilidad de modalidades de entierro presentes. 2- La autora hace referencia a que el presente sitio podría corresponderse con “El Aserradero” excavado por Lafón. Teniendo en cuenta que el sitio Cerro Lutz se encontraba alterado al momento de comenzar su excavación sería interesante retomar estos trabajos, integrar y establecer comparaciones con aquellos materiales excavados por Lafón, ya que pueden permitir una mejor comprensión. 3- Con respecto a los entierros de tipo secundario me parece que sería conveniente un análisis más minucioso de las marcas de corte para determinar si la desarticulación de los entierros secundarios se produce perimortem (inmediatamente después de la muerte) o si es considerablemente posterior a la misma, y en función de esto saber si los individuos fueron enterrados en primer lugar de manera primaria, desenterrados y luego se produce la desarticulación de sus esqueletos, o si la desarticulación se produjo en momentos posteriores y cercanos a la muerte de esos individuos. 4- Me parece interesante la relación que la autora establece entre la composición y diferenciación sexo-etaria respecto de la configuración espacial de los entierros, lo que la lleva a confirmar la hipótesis de que las diferenciaciones en grupos cazadoresrecolectores se basan principalmente en sexo y edad. Sin embargo, me parece que no puede definirse con claridad a que grupos pertenecen los individuos del sitio. Sobre todo considerando la presencia de algunos elementos como los dos tembetás, que si bien no están asociados claramente a los entierros, tampoco puede descartarse su coexistencia.Asimismo el interés de la autora por conocer si existen diferencias jerárquicas, es decir contrastar la hipótesis que las diferencias están basadas sólo en sexo y edad, 109

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si bien no puede establecerse a partir de los análisis de este sitio, no debe descartarse en un futuro. En este sentido, cabe destacar la presencia de ocre en algunos individuos que puede estar indicando una diferenciación de algún tipo, ya que lo presenta una minoría (9%) dentro de la muestra analizada del sitio. La presencia de ocre es un factor importante a considerar ya que se presenta en otros sitios de regiones adyacentes para los mismos momentos. 5- La cuantificación de los restos óseos mediante cálculos de abundancia relativa (NMI, NME, MAU, MAU%) le ha permitido a la autora precisar una buena descripción y caracterización de los paquetes funerarios y acumulaciones óseas. De esta manera, es posible realizar comparaciones con otros sitios pertenecientes a regiones adyacentes así como para futuros estudios en la región de estudio. Para finalizar quiero recalcar la importancia de este trabajo para la comprensión de la variabilidad de prácticas mortuorias sudamericanas durante el Holoceno Tardío. Es decir, la implicancia de la presencia de distintos tipos de entierros en un mismo sitio arqueológico como los abordados en el presente trabajo en otras regiones más o menos alejadas para el mismo momento. Asimismo es destacable la importancia de estos estudios acerca de las prácticas mortuorias teniendo en cuenta el contexto arqueológico en relación a la disposición y distribución de los elementos óseos para poder integrarlo a otros conocimientos de la región y poder aproximarse a conocer la complejidad cultural de estas sociedades en el pasado. Comentario 2 Paula Miranda*** INAPL Considero que el trabajo presentado constituye un gran aporte al conocimiento de las prácticas mortuorias del área del humedal del Paraná inferior. Sin embargo, no queda claro a que refieren algunos de los conceptos que utiliza 110

la autora en el análisis. Por ejemplo: prácticas mortuorias, área formal de entierro, bienes suntuarios, desigualdad social institucionalizada, componente mortuorio, marcadores suntuarios, diferencias jerárquicas, apropiación de un espacio socialmente significativo, entre otros. Lo ideal sería que los mismos fueran definidos, así queda claro a que hacen referencia. Asimismo, sería necesario definir de manera clara las variables que se analizan dentro de lo que la autora denomina como un análisis mortuorio. Por ejemplo, cuando se menciona que se evaluaron “indicadores de diferenciación social vertical entre los individuos”, si bien se puede esbozar a partir de la lectura de los resultados que para este fin se analizó la presencia y/o ausencia de artefactos y de adornos personales (que señalarían algún tipo distinción social), este paso no está especificado. En cuanto a la metodología propia del análisis bioarqueológico, en el trabajo se afirma que se realizó una “aproximación macroscópica de los huesos largos, comparando el diámetro de la cabeza del fémur y del húmero, las inserciones musculares y su aspecto grácil o robusto” sobre los restos de los entierros primarios, de los cuales pudo estimarse el sexo por “métodos convencionales” y que considerando que el “nivel de dimorfismo sexual entre los primarios suele ser muy evidente”, estos resultados se extrapolaron a los restos de los entierros secundarios. Si bien se señala que este análisis es preliminar, una afirmación como “el dimorfismo sexual es evidente” necesita algún tipo de evaluación previa en la que es ineludible el uso de métodos cuantitativos para establecer con certeza un punto de corte que permita separar entre restos correspondientes individuos femeninos y masculinos. Asimismo, en la Tabla 1 se indican los resultados de la determinación del sexo en base a las categorías Femenino; Masculino e Indeterminado. Es llamativo que en todos los casos el sexo haya sido establecido en base a esas categorías y que en ningún caso

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se haya categorizado como Probablemente Femenino o Probablemente Masculino. En la misma tabla, en lo que se refiere a la edad estimada, figuran las categoría ad y AD, las cuales no aparecen en las referencias. Por lo tanto, no queda claro que significan. En cuanto a la evidencia de conflictos interpersonales y/o grupales, el registro que se presenta para sostener esta hipótesis es muy poco (un caso de un esqueleto que posee una vértebra traspasada por un ápice de una punta ósea) por lo cual no es suficiente para plantearlo como una evidencia “contundente”. Comentario 3 Violeta A. Killian Galván**** CONICET Existiendo la posibilidad de reducirse a un artículo descriptivo, Mazza demuestra la potencialidad de la confluencia de diferentes líneas de análisis del registro bioarqueológico, para adentrarnos en aspectos tales como la diferenciación social y la territorialidad en grupos cazadores recolectores complejos. Es justamente sobre la diversidad en cuanto a la disposición de los restos óseos lo que me ha entusiasmado a unirme a la discusión y quizá ofrecer nuevas líneas de trabajo para abordar las dos problemáticas arriba mencionadas. En este caso, la autora brinda una síntesis de investigaciones que permite caracterizar el tratamiento de la muerte en el humedal del Paraná inferior y que lejos de clausurar debates nos permite generar nuevas preguntas. En lo que refiere a la inferencia sobre determinados aspectos constitutivos de la organización social – como por ejemplo las relaciones de desigualdad – son llamativas las diferencias sexo-etarias encontradas en los diferentes patrones mortuorios. De la lectura del artículo, se desprende la importancia del área en términos territoriales, dada la presencia de patrones secundarios de enterratorio,

resultantes de la reubicación de esqueletos traídos desde otras localizaciones, lejanas al área estudiada. Pero ¿cuál era el rol de este espacio y qué relevancia tenía dentro del ciclo anual de movilidad entre los grupos horticultores? Si consideramos este caso de estudio, las modalidades primarias de enterratorio presentan diferenciación sexual en la disposición del cuerpo, lo cual, lleva a la autora a entenderlo dentro de un modelo de organización esperable para grupos cazadores recolectores sin desigualdad social institucionalizada, ocurriendo lo mismo en cuanto a lo etario. Esto se encontraría complementado con la ausencia de acompañamientos mortuorios (usualmente utilizados como marcadores de jerarquías), prevaleciendo a su vez, una fractura con lo cotidiano al enterrar a los muertos sin sus adornos personales.Ahora bien, restringiéndonos al marco teórico de la autora, podemos plantear el análisis de la pauta de residencia y sus implicaciones sociales como un área de análisis que sería interesante desarrollar. En este sentido, me refiero a la distinción de la movilidad relativa de los sexos, o a la existencia de un ciclo de movilidad diferente para hombres adultos y jóvenes, con la posibilidad de su deceso lejos del territorio propio. Una estrategia metodológica posible, es el análisis de las relaciones isotópicas de estroncio ( 87Sr/ 86Sr) y oxígeno (δ 18O) (Bentley et al. 2005). De tal modo, considerando las señales isotópicas de diferentes provincias geológicas, serían esperables rangos isotópicos acotados entre las mujeres, ocurriendo lo contrario con los hombres. Esta estrategia nos permitiría discutir un modelo de matrilocalidad, en el que las pautas de enterramiento halladas no estarían reflejando necesariamente diferencias sociales en vida, como ocurre cuando la pertenencia a un determinado grupo sexo-etario manifiesta por ejemplo, el acceso diferencial de cada individuo a los recursos. En lo referente al uso del espacio, la territorialidad señalada sobre Cerro Lutz 111

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(donde incluso la incineración de individuos pudo ser funcional a la reutilización de espacios socialmente connotados), no termina de vincularse, por ejemplo, a un área de captación de recursos. Asi mismo, la autora decide ser cauta a la hora de señalar una hipótesis alternativa sobre una opción no económica para el emplazamiento de los enterratorios. En este sentido, una futura línea de análisis sería continuar con los estudios paleodietarios a través de la metodología isotópica que ya está en curso a nivel regional, para comprender si la presencia de valvas de moluscos, componente predominante en el área de inhumación, halla su correlato en el consumo de los individuos allí encontrados. Señalo esto, dado que el descarte de las mismas no se extiende homogéneamente en el registro del Humedal del Paraná Inferior (al menos en lo mencionado en Loponte 2008) y posiblemente se encuentren diferencias en los valores en el registro isotópico humano de las diferentes áreas formales de entierro. Para finalizar, la lectura de artículos como el de Mazza, invita a la reflexión crítica sobre tópicos como los expuestos, que muchas veces son controvertidos y, sin duda, objetos de acalorados debates al interior de nuestra disciplina. Bibliografía Bentley, R. A., M. Pietrusewsky, M. T. Douglas y T. C. Atkinson 2005. Matrilocality during the prehistoric transition to agriculture in Thailand. Antiquity 79: 865-881. Loponte, D. 2008. Arqueología del Humedal del Paraná Inferior. Bajíos Ribereños Meridionales. Alejandro Acosta y Daniel Loponte (eds.) Arqueología de la cuenca del Plata. Serie monográfica, Vol. 1. Ediciones del Riel, Buenos Aires.

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Respuesta Bárbara Mazza* INAPL Ante todo, quisiera agradecer a las colegas por sus comentarios y el tiempo dedicado a tal efecto. A continuación, ampliaré un par de cuestiones que me parecieron interesantes. He dividido las respuestas en base a los ejes temáticos que fueron comentados: marco teórico, antecedentes, metodología y características de las inhumaciones. Marco teórico A lo largo del artículo he utilizado diferentes conceptos teóricos relacionados con las prácticas mortuorias que, sin embargo, por cuestiones de espacio, no he podido desarrollar. A continuación definiré algunos de aquellos términos. Las prácticas mortuorias son un conjunto complejo de actividades, en donde la depositación del cuerpo es sólo una parte de un todo que comprende una gran cantidad de simbolismo no material y despliegue ritual (Chapman et al. 1981; Parker Pearson 1999). Estos rituales mortuorios son llevados a cabo, generalmente, dentro del paisaje natural en zonas específicas destinadas a la depositación del cuerpo, denominadas áreas formales de entierro o, comúnmente, cementerios. Pardoe (1988) y Littleton (2002) los han definido como un área exclusiva en el paisaje destinada al depósito de un alto número de individuos, con un arreglo espacial estructurado y con un uso continuo a través de varias generaciones. Algunos estudios sobre las prácticas mortuorias, se han abocado principalmente al análisis de la organización social, haciendo hincapié en las diferencias sociales presentes (Kroeber 1927; Binford 1971; Peeble y Kus 1977; Tainter 1978; Brown 1981; entre otros). La diferenciación social es una característica de la mayoría de las sociedades pasadas y presentes, la cual está basada en diferencias entre los individuos que son respetadas y establecidas socialmente. Ellas

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pueden estar pautadas según categorías de sexo y/o edad (lo que se denomina estatus adscripto), o sobre otros aspectos obtenidos en vida como, por ejemplo, el mérito personal o la afiliación grupal -estatus adquirido- (Flanagan 1989).Ahora bien, hay ciertas sociedades que están basadas en relaciones de diferenciación social vertical (cuando existe un acceso diferencial a las riquezas), o de estratificación social (cuando la sociedad se encuentra dividida en clases sociales con un acceso diferencial a los recursos básicos para vivir). Por otro lado, puede haber desigualdades horizontales, basadas principalmente en la distinción de roles, sin que ellas impliquen un acceso diferencial a recursos o riquezas. Lo que hemos encontrado en Cerro Lutz son diferencias en base a categorías de sexo y edad, que, como fue señalado, también fue encontrado en otros estudios sobre sociedades cazadorasrecolectoras. Descartamos momentáneamente la presencia de desigualdad social vertical o de estratificación social dado que no hemos encontrado ajuar mortuorio (elementos colocados en la tumba intencionalmente, que, según la literatura señalada, han sido tomados como indicadores de desigualdad social). Sin embargo, dicha aproximación es de carácter preliminar, ya que el hecho de no encontrar ajuar mortuorio junto a las inhumaciones no necesariamente está correlacionado con una falta de jerarquización (Ucko 1969 en Chapman y Randsborg 1981; Pearson 1999). La adición de otras líneas de evidencia (como ser indicadores de actividades cotidianas, de salud y alimentación) nos conducirán a corroborar o refutar su existencia. Antecedentes Si bien el sitio fue previamente excavado por Lafón y colaboradores hacia la década del ´70, al momento sólo contamos con su libreta de campo, algunos restos óseos humanos sin información sobre su contexto de inhumación y materiales diversos en procesamiento. Al remitirnos a sus anotaciones hemos notado la gran coincidencia entre los elementos materiales rescatados por ellos, entre los que se destacan: los tiestos cerámicos, la fauna

local y las inhumaciones sobre valvas, como así también la coincidencia en la ubicación geográfica entre El Aserradero y Cerro Lutz. Seguramente, cuando se terminen de analizar los materiales extraídos, tanto por Lafón como por el equipo de investigación actual, se podrán realizar mayores comparaciones. Metodología Tal como señala Miranda, en la Tabla 1 se tendría que haber discriminado entre “probablemente femenino” o “probablemente masculino” en la asignación sexual de los entierros secundarios. Es necesario que se los considere como tal, ya que la aproximación sexual ha sido determinada sólamente de forma macroscópica sin ningún tipo de análisis cuantitativo. Cabe destacar que dichos análisis se encuentran en curso en estos momentos. A su vez, la discriminación entre Ad y ad se debe a un error de escritura, ambos significan “adultos”. Por otra parte, es muy interesante lo planteado y sugerido por Killian en relación a la presencia de entierros secundarios y sus posibles patrones de movilidad. Si bien el registro arqueológico del área muestra rangos de acción limitados al ambiente del humedal para los grupos humanos y las lecturas isotópicas son similares tanto en presas típicas de este ambiente como de los individuos que se recuperaron en los sitios (Loponte 2008), los análisis de isótopos de estroncio se encuentran bajo estudio, no sólo del área del sur de Entre Ríos, sino también de la zona de Bajíos Ribereños Meridionales, justamente para evaluar los patrones de movilidad de aquellas poblaciones cazadoras-recolectoras. Inhumaciones Ante todo, quisiera mencionar que no hay incineraciones en Cerro Lutz. Ellas fueron encontradas a nivel regional en diferentes sitios (Greslebin 1931; González 1947; Gaspary 113

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1950). Sin embargo, González (1947) aclara que, al menos en el sitio estudiado por él, las incineraciones pueden deberse a una combustión previa del sedimento sobre el cual fueron depositados los restos óseos. Esta observación incita a ser cautos a la hora de evaluar la presencia de este tipo de inhumación en la región. Por otro lado, Menéndez ha hecho mención a la presencia de marcas de corte en los entierros secundarios. Si bien sería lo esperable como consecuencia del descarne y de la desarticulación de los elementos óseos, no hay marca alguna que señale la utilización de elementos cortantes para tal fin. Posiblemente, esto se deba a la formación de adipocira luego de que haya pasado cierto tiempo desde la muerte del individuo, provocando que las partes blandas sean fácilmente extraíbles, sin necesidad de elementos filosos (Mazza 2010). Para responder a la inquietud de la colega en cuanto a si eran procesados inmediatamente después de su muerte o enterrados de forma primaria y, luego de un tiempo, en forma secundaria, me inclino a argumentar en favor de la segunda opción. Caso contrario, deberíamos haber encontrado huellas de corte, principalmente en las articulaciones, producto de la desarticulación y descarne. Posteriormente, Menéndez, en el punto 4 de sus comentarios, dice “Sin embargo, me parece que no puede definirse con claridad a qué grupos pertenecen los individuos del sitio”. Ahora bien, si se refiere a su afiliación grupal, lamentablemente no podemos establecer con exactitud su adscripción. En las crónicas del siglo XVI (García en Madero 1939; Ramírez en Madero 1939; Schmidl 1948) se menciona la existencia de varios grupos cazadoresrecolectores (Mbeguá, Chaná-Mbeguá, Timbú, Corondá, Chaná-Timbú, Colastiné) y horticultores (Guaraníes) ubicados en el sector deltaico, los cuales se encontraban distribuidos en el espacio, con una aparente demarcación territorial y con ciertas características que eran 114

compartidas entre las distintas poblaciones, mientras que otras eran distintivas de cada grupo (ver resúmen en Lothrop 1932). Sin embargo, no podemos trasladar aquellas delimitaciones hacia el período que estamos tratando, más allá de contrastar la hipótesis sobre la existencia de límites sociales y evaluar los aspectos por medio de los cuales se diferenciaban (Loponte 2008; Mazza 2009). Luego, en el mismo punto, hace alusión a las diferencias sociales sexo-etarias encontradas en las inhumaciones del sitio.Tal como se explicitó en el artículo, las diferencias encontradas a nivel mortuorio son evidentes. Sin embargo, para evaluar que las mismas también hayan estado presentes durante la vida de estos individuos se realizarán análisis biomecánicos y de isótopos estables. En relación con la presencia de ocre, claramente puede estar connotando algún tipo de diferenciación social, pero, por ahora, no hemos podido establecer relaciones de esa índole. Otro tema tratado fue el de la violencia interpersonal. Si bien el registro bioarqueológico de Cerro Lutz es escaso al respecto, es válido recalcar que es contundente, ya que la única forma que dicho individuo posea un ápice de un instrumento óseo en una de sus vértebras es por medio de una agresión interpersonal. Sin embargo, aún el registro de la zona ofrece muy pocos casos con posibles evidencias de conflictos (Pau 2010) para adjudicarla como una característica de estas sociedades. Bibliografía Binford, L. 1971. Mortuary Practices: their Study and their Potential. En: J. A. Brown (ed.) Approaches to the Social Dimensions of Mortuary Practices, pp. 6-29. Washington DC., Society for American Archaeology Memoirs 25. Brown, J. A. 1981. The Search for Rank in Prehistoric Burials. En: R. Chapman, I. Kinnes y K. Randsborg (eds.), The Archaeology of Death, pp. 25-38. Cambridge, Cambridge University Press.

La Zaranda de Ideas 6: 91-116 (2010) Chapman, R. , I. Kinnes y K. Randsborg (ed.) 1981.The Archaeology of Death. Cambridge, Cambridge University Press. Flanagan, J. G. 1989. Hierarchy in Simple “Egalitarian” Societies. Annual Review of Anthropology 18:245-266. Gaspary, F. 1950. Investigaciones arqueológicas y antropológicas en un “Cerrito” de la Isla Los Marinos Publicaciones del Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore “Dr. Pablo Cabrera”. vol. XXIII. Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba. González, R. A. 1947. Investigaciones arqueológicas en las nacientes del Paraná Pavón Publicaciones del Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore “Dr. Pablo Cabrera”. vol. XVII. Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba. Greslebin, H. 1931. La estructura de los túmulos indígenas del Departamento de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, Argentina. Revista de la Sociedad Amigos de la Arqueología del Uruguay:5-51. Kroeber, A. L. 1927. Disposal of the Dead. American Antrhopologist 29 (3): 308-315. Littleton, J. 2002. Mortuary Behavior on the Hay Plain: Do Cemeteries Exist? . Archaeology in Oceania 37:105122. Loponte, D. 2008. Arqueología del Humedal del Paraná Inferior. Bajíos Ribereños Meridionales. Alejandro Acosta y Daniel Loponte (eds.) Arqueología de la cuenca del Plata. Serie monográfica, Vol. 1. Ediciones del Riel, Buenos Aires.

2010. Avances en el conocimiento de los entierros secundarios del humedal del Paraná inferior. Ponencia expuesta en el simposio “El mundo funerario y la sociedad: aportes de la Arqueología de la Muerte (II)”, del XVII Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Mendoza. Pardoe, C. 1988. The Cemetery as Symbol. The Distribution of Prehistoric Aboriginal Burial Grounds in Southeastern Australia. Archaeology in Oceania 23:1-16. Parker Pearson, M. 1999. The Archaeology of Death and Burial. Texas, Texas A&M University Press. Pau, D. 2010. El espacio de la violencia: Una aproximación preliminar a través del análisis de casos del registro bioarqueológico. Ponencia expuesta en el simposio “Indicadores arqueológicos de violencia, guerra y conflicto en sociedades prehispánicas”, del XVII Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Mendoza. Peebles, C. y S. Kus 1977. Some Archaeological Correlates of Ranked Societies. American Antiquity 42 (3): 421-448. Schmidl, U. 1948. Crónica del Viaje a las Regiones del Plata, Paraguay y Brasil. Buenos Aires, Schmitt, D.N. y K. D. Lupo. Tainter, Joseph 1978. Mortuary Practices and the Study of Prehistoric Social Systems. En: M. B. Schiffer (ed.) Advances in Archaeological Method and Theory, pp. 105-141. vol. I. Tucson, University of Arizona Press.

Lothrop, S. 1932. Indians of the Parana Delta, Argentina XXXIII. New York, Annals of the New York Academy of Scienses. New York. Madero, E. 1939. Historia del Puerto de Buenos Aires. Ediciones Buenos Aires, Buenos Aires. Mazza, B. 2009. Los compor tamientos mor tuorios del humedal del Paraná inferior. Una aproximación a la variabilidad mortuoria. Tesis de licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires

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* Bárbara Mazza es egresada de la carrera de Ciencias Antropológicas con orientación Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (2009). Este trabajo forma parte de sus investigaciones sobre los aspectos mortuorios del humedal del Paraná inferior. Dirección de contacto: [email protected] ** Lumila Paula Menéndez es Licenciada en Antropología con orientación en Antropología Biológica de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Actualmente es becaria doctoral de CONICET y trabaja en la División Antropología del Museo de La Plata. Se encuentra realizando el doctorado en Ciencias Naturales en la FCNyM-UNLP, donde también es docente de la Licenciatura en Antropología. Su tema de tesis es: Diversificación morfológica craneofacial en la región Centro Oeste de Argentina durante el Holoceno tardío. Dirección de contacto: [email protected] *** Paula Miranda es egresada de la carrera de Ciencias Antropológicas con orientación Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (2009). En la actualidad, como parte de su proyecto de Doctorado, se encuentra realizando investigaciones sobre el estado de salud de las antiguas poblaciones de la Puna Argentina. Dirección de contacto: [email protected] **** Violeta A. Killian Galván es Profesora de Enseñanza Media y Superior en Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Es becaria de CONICET y actualmente se encuentra realizando su doctorado en Arqueología (FFyL, UBA), siendo su campo de desarrollo la investigación sobre el impacto del consumo de maíz en la alimentación del Noroeste Argentino en sociedades arqueológicas a partir del análisis de isótopos estables y elementos traza. Dirección de contacto: [email protected]

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RESULTADOS PRELIMINARES DEL ESTUDIO ZOOARQUEOLÓGICO Y TAFONÓMICO DE LOS RESTOS ÓSEOS DE ROEDORES DEL SITIO CALERA (SIERRAS BAYAS, PARTIDO DE OLAVARRÍA, PROVINCIA DE BUENOS AIRES) Nahuel A. Scheifler* RESUMEN El sitio Calera, localizado en las Sierras Bayas (partido de Olavarría, provincia de Buenos Aires), estaba conformado por una serie de rasgos transgresivos (denominados cubetas) de dimensiones variables, que contenían una gran cantidad de materiales arqueológicos. Los estudios realizados hasta el presente plantean un origen antrópico, tanto de los rasgos como de los materiales, los cuales serían producto de ofrendas y/o basura ritual generadas durante períodos de agregación de bandas de cazadores-recolectores en el Holoceno Tardío (ca. 3400 a 1750 años AP). En este trabajo se efectúa el análisis zooarqueológico y tafonómico de los cráneos y mandíbulas de roedores provenientes de la cubeta Nº 2. Los resultados obtenidos sugieren que estos restos fueron originados por diferentes agentes y procesos, tanto naturales como producto de la acción humana, y que habrían ingresado a la cubeta por diferentes mecanismos, como el entrampamiento natural, la depositación antrópica y mecanismos secundarios, tales como transporte eólico y/o fluvial. Palabras clave: Sitio Calera - Región Pampeana - Roedores - Procesos de formación natural - Acción antrópica. ABSTRACT The Calera site, located in the Sierras Bayas (Olavarría, Buenos Aires province), consists of a number of features (called pits) with variable dimensions that contained a large quantity of archaeological material. The analysis performed to date indicates a cultural origin of both features and material remains, which may be the product of ritual offerings and/or ceremonial garbage generated during periods of hunter-gatherer band groupings in the Late Holocene (ca. 3400 and 1750 years BP). In this article, the taphonomic and zooarchaeological analysis of the rodent mandibles and skulls from pit No. 2 is presented. The results suggest that these faunistic remains were originated by different processes and agents, both natural and human, and were incorporated into the pit by different mechanisms such as natural entrapment, cultural deposition and secondary processes, such as eolic and/or fluvial transport. Key words: Calera Site - Pampean Region - Rodents - Natural formation processes - Human action. * Facultad de Ciencias Sociales, Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (U.N.P.B.A) - nahuel_ [email protected] Scheifler, Nahuel. 2010. Resultados preliminares del estudio zooarqueológico y tafonómico de los restos óseos de roedores del sitio Calera (Sierras Bayas, partido de Olavarría, provincia de Buenos Aires). La Zaranda de Ideas Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 6:117-128. Buenos Aires.

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INTRODUCCIÓN En este trabajo se presentan los resultados preliminares de la investigación que forma parte de mi proyecto de tesis de licenciatura, el cual involucra el análisis zooarqueológico y tafonómico de los restos óseos de pequeños vertebrados del sitio Calera. Dicho sitio se ubica en la cuenca superior del Arroyo Tapalqué (partido de Olavarría), en el sector occidental del sistema serrano de Tandilia (Figura 1), a 200 msnm, en un valle intraserrano enmarcado entre sierras de baja altura. El único curso de agua permanente dentro de este sector serrano es el arroyo San Jacinto, el cual se encuentra a aproximadamente 500 m del sitio. En lo que refiere a la cronología, seis fechados radiocarbónicos obtenidos sobre huesos y dientes de guanaco permiten ubicar al sitio en el Holoceno Tardío, entre ca. 3400 y 1750 años AP (Figura 2) (Politis et al. 2005; Messineo y Politis 2007). Calera fue descubierto en marzo de 2005 durante trabajos de ingeniería llevados a cabo en la fábrica Cementos Avellaneda S.A., la cual permitió el rescate arqueológico de los materiales que se encontraban in situ y expuestos por el accionar de las máquinas.

Debido a que no se disponía del tiempo necesario para llevar a cabo una excavación detallada y sistemática, los hallazgos no fueron registrados tridimensionalmente; sino que sólo se consignó el nivel artificial de extracción (de espesores variables) y la cuadrícula. El sedimento de cada uno de estos niveles fue cernido en el laboratorio con una malla de 1 mm. Se tomaron fotografías, a través de las cuales se construyeron los mapeos de la distribución de los materiales. En total se excavó una superficie de 6,5 m2. El sitio estaba conformado por cuatro rasgos transgresivos contiguos, denominados cubetas, que se encontraban a una profundidad de aproximadamente 1 m desde la superficie (Figura 2). En base a los estudios geoarqueológicos, se infiere que éstas fueron excavadas antrópicamente en el Holoceno Tardío, con posterioridad al depósito de sedimentos del Miembro Río Salado (Steffan et al. 2005).Algunas de las cubetas presentaban divisiones internas formadas por varios niveles de piedras calizas, las cuales también se hallaron en el contexto inmediato al sitio (N = 728). Durante la excavación, se recuperaron 5986 artefactos líticos, confeccionados tanto

Figura 1. Ubicación del sitio analizado (tomado de Kaufmann y Álvarez 2007).

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Figura 2. Perfil estratigráfico de las cubetas y fechados 14C obtenidos de los diferentes niveles de excavación del sitio (tomado de Álvarez 2009).

sobre materias primas locales como alóctonas. Entre ellos se destacan tres puntas triangulares pedunculadas pequeñas, un fragmento de hacha pulida, artefactos de molienda, etc. (Barros y Messineo 2007). Además, se identificaron 310 tiestos cerámicos, 1760 restos de pigmentos minerales de diferentes colores (blanco, rojo, rosa y amarillo, entre otros), cuatro caracoles marinos (Voluta calocynthis), una cuenta de valva, tres instrumentos óseos, un bezoar de guanaco decorado y una gran cantidad de macrorestos vegetales carbonizados (Politis et al. 2005; Messineo y Politis 2007). El conjunto faunístico está formado por 16 especies de mamíferos, seis de aves y tres de peces. Entre los mamíferos predomina el guanaco (Lama guanicoe), seguido por restos de venado de las pampas (Ozotocerus bezoarticus). También se reconoció la presencia de restos de piche (Zadeyus pichiy), mulita (Dasypus hybridus), peludo (Chaetophractus villosus), vizcacha (Lagostomus maximus) y coipo (Myoscastor coypus). Además, se registraron cinco especies de carnívoros, entre las que se destacan: zorro extinto (Dusicyon avus), zorro gris (Lycalopex gymnocercus), puma (Puma concolor), gato del pajonal (Leopardos colocolo) y zorrino (Conepatus sp.). En lo que refiere a los restos

de aves, se registraron huesos de ñandu (Rhea americana), pato cuchara (Anas platalea), sirirí pampa (Dendrocygna viduatta), perdiz colorada (Rhynchotus rufescens), gallareta de ligas rojas (Fulica armillata) y bandurria (Theriscus sp.); mientras que entre los peces se identificó anguila criolla (Synbranchus marmoratus), limpiavidrios (Corydoras cf. Paleatus) y bagre cantor (Pimelodella sp.) (Kaufmann y Álvarez 2007; Álvarez 2009). Los restos óseos de guanaco (MNE = 625), venado de las pampas (MNE = 76) y carnívoros (NISP = 77) provenientes de la cubeta Nº 2 presentan una alta integridad. En este sentido, los mismos se caracterizan por una baja incidencia de agentes tafonómicos naturales y por la presencia de trazas (e.g. huellas de corte, alteración térmica, fracturas antrópicas, etc.) que indican al agente humano como el principal responsable de su formación (Álvarez 2008, 2009). En lo referente a su funcionalidad, el sitio fue interpretado como un depósito ritual, producto de las ofrendas y/o basura ceremonial generadas durante períodos de agregación de bandas de cazadores-recolectores (Politis et al. 2005; Messineo y Politis 2007). Álvarez (2009),

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Nahuel A. Scheifler - Resultados preliminares del estudio zooarqueológico ...

en base a sus estudios de los restos óseos de mamíferos ya mencionados y a la información contextual, propone que la formación del sitio podría comprenderse bajo el concepto de festines definido por Hayden (2001, en Álvarez 2009). MATERIALES Y METODOLOGÍA En el presente trabajo se presenta la información obtenida del análisis de los cráneos y mandíbulas de los roedores recuperados en las 9 extracciones de la cubeta Nº 2 del sitio. Para dicha cubeta se cuenta con el análisis faunístico de los mamíferos grandes (Álvarez 2008, 2009), lo cual permitirá integrar la información que se genere del estudio de los restos óseos de pequeños vertebrados. La cubeta Nº 2 medía 100 cm x 50 cm x 90 cm y el sedimento que se encontraba dentro de ésta era de origen fluvial (Steffan et al. 2005). Para la misma se cuenta con tres fechados radiocarbónicos: uno en la base (extracción 9) que brindó una edad de 3008 ± 44 años AP, el segundo a una profundidad intermedia (extracción 6) que dio 3005 ± 66 años AP y el tercero, en los niveles superiores (extracción 2), que arrojó una edad de 2075 ± 44 años AP (Politis et al. 2005; Messineo y Politis 2007) (Figura 2). Estos fechados indicarían que existieron al menos dos eventos que contribuyeron a la formación de dicho rasgo. Las determinaciones taxonómicas presentadas en este trabajo se realizaron a partir de la comparación con ejemplares actuales depositados en el Laboratorio de Arqueología de la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría (UNCPBA). Se llevaron a cabo medidas de abundancia taxonómica (NISP y MNI) y de partes esqueletarias (MNE) (Binford 1978; Grayson 1984; Klein y Cruz-Uribe 1984; Lyman 1994). Para el análisis tafonómico, las trazas fueron agrupadas en dos clases. Por un lado, aquellas 120

que pudieron ser asignadas de manera directa a una acción causal-efector-agente (sensu Gifford-Gonzalez 1991). Por otro lado, aquellas que requirieron un nivel más detallado de evaluación y discusión. Entre las primeras se incluyeron las siguientes variables: alteración térmica (Buikstra y Swegle 1989; David 1990; entre otros), manganeso (Gutierrez 2004), meteorización (Andrews 1990), huellas de corte (Shipman 1981), marcas de dientes de carnívoros (Haynes 1980; Binford 1981), de dientes de roedores (Binford 1981; Shipman 1981), acción de raíces (Behrensmeyer 1978) y pisoteo (Olsen y Shipman 1988). En la segunda categoría se incluyeron las siguientes variables: pulimento, redondeo y hoyuelos químicos. La no asignacion de manera directa de estas trazas durante el análisis a una acción causal-efectoragente responde a que las mismas poseen complejos problemas de equifinalidad. Para resolver esto se eligió utilizar diferentes lineas de evidencia relacionadas con el contexto del sitio, así como algunas propuestas recientes, obtenidas a partir de estudios actualísticos, centradas en patrones de distribución de estas trazas según el agente actuante (White 1992; Fernández-Jalvo y Andrews 2003; entre otros). El análisis tafonómico fue llevado a cabo con lupa binocular, con un aumento de 20X y 40X. El pulimento se evaluó estimando el brillo de las superficies óseas a partir del incremento de la reflectancia, al ser observado a través de la lupa binocular (Fernández-Jalvo y Andrews 2003). Del mismo modo, se determinó el pulimento de las superficies de las partes sobresalientes, de los bordes naturales y de fractura de los elementos óseos, teniendo en cuenta si las mismas se encontraban redondeadas. Estas trazas pueden ser causadas por la abrasión hídrica y/o sedimentaria (Fernández-Jalvo y Andrews 2003; Gutierrez y Kaufmann 2007), la acción de ácidos gástricos (Andrews 1990; Fernández-Jalvo y Andrews 1992; Schmitt y Juell 1994) y por el hervido antrópico (White 1992).

La Zaranda de Ideas 6: 117-128 (2010)

Se observó si las superficies de los especímenes óseos analizados presentaban evidencia de disolución y esculpido (hoyuelos químicos) por acción de agentes químicos. Esta traza puede ser generada por la acción de vegetales (Gutierrez 2004) y por los ácidos gástricos (Andrews 1990; Fernández-Jalvo y Andrews 1992; Schmitt y Juell 1994). Se estimó el grado de meteorización de los restos óseos, siguiendo los criterios y categorías establecidos por Andrews (1990) para mamíferos cuyo peso es menor a 5 kg. Además, se evaluó el grado de fragmentación de los mismos siguiendo lo propuesto por Andrews (1990) y Fernández-Jalvo y Andrews (1992). La fragmentación del cráneo es indicada por la proporción de cráneos completos y maxilas que retienen el arco cigomático. La fragmentación de las mandíbulas es señalada por la proporción de completas y con el borde inferior roto. Se calcularon dos índices propuestos por Pardiñas (1999): de tamaño (It) y de supervivencia (Is). Es necesario señalar que no se calcularon los índices de actividad y de predictibilidad propuestos por el mismo investigador, debido a que un gran porcentaje de los elementos no pudo ser identificado a nivel de especie. Para realizar el It se consideraron los elementos (100% mandíbulas) que fueron asignados a Cricetidae dentro del conjunto de pequeños/medianos (sensu Pardiñas 1999), debido al tamaño de las mismas. Para realizar los análisis tafonómicos y comparar los datos se decidió dividir dicho rasgo en dos conjuntos. Para esto se tomaron como referencia los fechados radiocarbónicos, los remontajes de elementos óseos y restos cerámicos y las características del depósito, lo que estaría indicando que hubo, al menos, dos eventos de depositación en lo que respecta a la cubeta Nº 2 (Politis et al. 2005; Messineo y Politis 2007). El primero (conjunto superior), abarca desde el inicio de la secuencia hasta la

extracción número cinco; y el segundo (conjunto inferior), incluye desde la extracción número seis a la número nueve. Las cuantificaciones se realizaron para toda la cubeta así como para los dos conjuntos definidos. RESULTADOS Taxa identificados y cuantificación Con respecto a los análisis cuantitativos (Tabla 1), se registró para toda la cubeta un NISP de 129 y un MNE de 127. Las especies identificadas corresponden a Holochilus brasiliensis (MNE = 36, MNI = 12), Ctenomys sp. (MNE = 16, MNI = 10), Reithrodon auritus (MNE = 12, MNI = 4), Akodon sp. (MNE = 5, MNI = 4) y Cavia aperea (MNE = 4, MNI = 3). Cabe destacar que una gran proporción de elementos (MNE = 54) no pudieron ser determinados a nivel de género y/o especie, asignándose 53 elementos a la familia Cricetidae y uno a la familia Caviidae. Los análisis cuantitativos indican, para el orden Rodentia un NISP y MNE de 40 para el conjunto superior (CS), mientras que para el conjunto inferior (CI) se registró un NISP de 89 y un MNE de 87. Para estimar si el NISP obtenido para roedores podría estar relacionado con el volumen excavado en cada extracción, se realizó una correlación de Spearman que resultó muy baja y no significativa, indicando que la cantidad de especímenes recuperados no se relacionaría con la cantidad de cm3 de cada extracción. En el CS se determinó la presencia de Holochilus brasiliensis (MNE = 11, MNI = 4), Ctenomys sp. (MNE = 3, MNI = 3), Cavia aperea (MNE = 1, MNI = 1) y Akodon sp. (MNE = 2, MNI = 2). Un MNE de 22 perteneciente a la familia Cricetidae no se pudo determinar taxonómicamente en un nivel más detallado. A partir de estos se estimó un MNI de 10. También se destaca la presencia de un elemento 121

Nahuel A. Scheifler - Resultados preliminares del estudio zooarqueológico ...

que se pudo asignar a la familia Caviidae (MNI = 1) (Tabla1). En el CI se determinó la presencia de Holochilus brasiliensis (MNE = 25, MNI = 7), Ctenomys sp. (MNE = 13, MNI = 7), Cavia aperea (MNE = 3, MNI = 2), Reithrodon auritus (MNE = 12, MNI = 4) y Akodon sp. (MNE = 3, MNI = 2). Por otro lado, 31 elementos pertenecientes a la familia Cricetidae no pudieron ser identificados taxonómicamente en un nivel más detallado. A partir de estos se estimó un MNI de 13 (Tabla 1). Tafonomía El análisis del grado de fragmentación dio como resultado que en el CS un 17,85% (N = 5) de las mandíbulas se encontraban enteras y un 82,14% (N = 23) fragmentadas. En lo que respecta al CI, un 83,60% (N = 51) de los especímenes estaba entero, mientras que el 16,39% (N = 10) se encontraba en la categoría de fragmentados. En ambos conjuntos, el 100% de los cráneos se hallaba en la categoría de fragmentados. En lo que respecta al estado de las superficies, se observa que en el CS un 82,5% (N = 33)

de los especímenes presentaba evidencia de pulimento, mientras que el restante (17,5%, N = 7) de pulido y redondeo. A su vez, en el CI, en un 64,04% (N = 57) de los restos se observó pulimento, en un 20,22% (N = 18) pulido y redondeo y en un 15,73% (N = 14) no se registró evidencia de estas trazas. Por otro lado, el análisis de las superficies de los bordes naturales y/o de fractura de los elementos analizados, muestra para el CS que un 22,5% (N = 9) de los especímenes se encuentran pulidos y redondeados, un 45% (N = 18) pulidos y en un 32,5% (N = 13) no se observaron evidencias de estas trazas. En el CI un 44,94% (N = 40) de los especímenes presentaba pulido y redondeo, un 21,34% (N = 19) pulimento y en un 33,70% (N = 30) no se registraron estas trazas. En 20 molares in situ correspondientes a nueve mandíbulas y dos maxilas (Tabla 2), se observaron características que podrían asignarse a la corrosión por ácidos gástricos (e.g. pulimento de la superficies, hundimiento y redondeamiento de los ángulos salientes, remoción del esmalte, etc.) (Figura 3-a-b-c). Con respecto a su distribución, seis mandíbulas y dos maxilas se encuentran en el CI y tres mandíbulas en el CS. La totalidad de los molares se hallaba en la categoria fuerte/extremo

Conjunto superior Taxones

Conjunto inferior

MNE

NISP

MNI

MNE

NISP

MNI

Akodon sp.

2

2

2

3

3

2

Cavia aperea

1

1

1

3

3

2

Ctenomys sp.

3

3

3

13

13

7

Holochilus brasiliensis

11

11

4

25

25

7

Reithrodon auritus

-

-

-

12

12

4

Caviidae

1

1

1

-

-

-

Cricetidae

22

22

10

31

31

13

Indeterminados

-

-

-

-

2

-

Total

40

40

21

87

89

35

Tabla 1. Cálculos de abundancia taxonómica de roedores de la cubeta Nº 2 del sitio Calera. 122

La Zaranda de Ideas 6: 117-128 (2010)

(Andrews 1990; Fernández-Jalvo y Andrews 1992). En el caso de la meteorización, todos los especímenes analizados se encuentran en el estadio 0 definido por Andrews (1990). Índices El índice de tamaño (It) resultó en un valor de 1,33 para el CS y de 1,18 para el CI. Esto indica que para ambos conjuntos hay un predominio de roedores de tamaño pequeño y mediano por sobre los de tamaño grande y muy grande. Por otro lado, el índice de supervivencia (Is) para el CS arrojó un valor de 2,33 y para el CI de 2,34, lo que muestra una mayor proporción de mandíbulas por sobre las maxilas en ambos conjuntos. En la muestra analizada no se registraron huellas de corte, marcas de dientes, de pisoteo,

ni hoyuelos por disolución química y sólo un espécimen presenta evidencia de acción de raíces (Figura 3-d). Por otro lado, si bien no se observaron evidencias de alteración térmica en los elementos craneales analizados, es necesario destacar que sí se han observado elementos del esqueleto postcraneal (extremidades de los huesos largos y vértebras) con este tipo de alteración (Figura 3-e-f). DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS Los datos obtenidos hasta el momento, a partir del análisis de los elementos del esqueleto craneal del conjunto óseo de roedores, no permiten generar hipótesis concluyentes respecto a las causas de formación del mismo. Sin embargo, a partir de algunas de las variables analizadas se han logrado algunos

Nº Colección

Extracción

Especie

Molar

Elemento

Lateralidad

FCS.C.15437

3

Ctenomys sp.

m2

mandíbula

izquierda

FCS.C.15437

3

Ctenomys sp.

m3

mandíbula

izquierda

FCS.C.15414

4

Ctenomys sp.

m1

mandíbula

izquierda

FCS.C.15414

4

Ctenomys sp.

m2

mandíbula

izquierda

FCS.C.15415

4

Akodon sp.

m1

mandíbula

izquierda

FCS.C.15380

6

Ctenomys sp.

m3

mandíbula

izquierda

FCS.C.15381

6

Holochilus brasiliensis

m1

mandíbula

izquierda

FCS.C.15381

6

Holochilus brasiliensis

m2

mandíbula

izquierda

FCS.C.15381

6

Holochilus brasiliensis

m3

mandíbula

izquierda

FCS.C.15392

6

Reithrodon auritus

m1

mandíbula

izquierda

FCS.C.15392

6

Reithrodon auritus

m2

mandíbula

izquierda

FCS.C.15174

7

Holochilus brasiliensis

m1

mandíbula

izquierda

FCS.C.15174

7

Holochilus brasiliensis

m2

mandíbula

izquierda

FCS.C.15174

7

Holochilus brasiliensis

m3

mandíbula

izquierda

FCS.C.15006

9

indet

m1

mandíbula

derecha

FCS.C.15007

9

Akodon sp.

m1

mandíbula

izquierda

FCS.C.15007

9

Akodon sp.

m2

mandíbula

izquierda

FCS.C.15017

9

Holochilus brasiliensis

M1

maxila

izquierda

FCS.C.15022

9

indet

M1

maxila

derecha

FCS.C.15023

9

indet

M2

maxila

derecha

Tabla 2 . Molares in situ con trazas asignadas a corrosión gástrica. 123

Nahuel A. Scheifler - Resultados preliminares del estudio zooarqueológico ...

resultados que permiten empezar a proponer y discutir algunas ideas. En principio se considera que la nula meteorización (100% de los especímenes analizados corresponden al estadio 0) indicaría que los restos óseos de roedores no estuvieron expuestos por largos períodos de tiempo a las condiciones de la intemperie. Esto sugiere que el lapso entre el momento en que se originaron los restos y el momento de su incorporación a la cubeta fue corto o que la cubeta correspondió al lugar de depositación primaria de los mismos. Esta característica tafonómica también ha sido observada en el 71,7% de los restos de guanaco, venado de las pampas y carnívoros (Álvarez 2008, 2009). Se plantea que, por el momento, sólo dos

Figura 3. Especímenes con trazas tafonómicas: (a) molares de mandíbula de Holochilus brasiliensis (FCS.C.15174) mostrando remoción parcial del esmalte, pulimento y redondeo de su superficie; (b) m1 de Reithrodon auritus (FCS.C.15392) en donde se observa el pulimento y redondeamiento de los bordes de la superficie oclusal; (c) vista superior del espécimen anterior en donde se aprecia el resquebrajamiento de la dentina; (d) mandíbula izquierda de Holochilus brasiliensis (FCS.C.15001) con trazas originadas por acción química de raíces; (e) epífisis proximal de fémur de roedor con alteración térmica parcial; (f) epífisis proximal de cúbito de roedor con alteración térmica total. Escala= 1mm. 124

mecanismos de incorporación explicarían esta tendencia del conjunto óseo de roedores: 1que, al igual que los restos óseos de mamíferos grandes y medianos, el ingreso responda a un enterramiento humano de manera inmediata a su aprovechamiento; o 2- que los pequeños mamíferos se hayan incorporado de forma natural a la cubeta por entrampamiento. No obstante, los especímenes afectados por ácidos gástricos habrían ingresado al rasgo por otros mecanismos. Por otro lado, se propone que el alto porcentaje de especímenes con superficies pulidas, y el pulimento y redondeamiento de las superficies de los bordes en los restos óseos de roedores de ambos conjuntos habría sido causado por la acción hídrica/sedimentaria. Esta hipótesis se apoya en que tanto el redondeo como el pulimento (de la superficie de los bordes y de partes sobresalientes) se distribuyen homogéneamente en los restos óseos analizados, tal como ha sido observado en aquellos especímenes de pequeños mamíferos sometidos a abrasión hídrica sedimentaria experimental, en contraste con la acción digestiva, la cual deja estas trazas de forma sectorizada (Fernández-Jalvo y Andrews 2003). Álvarez (2008), en un primer momento, para explicar el alto porcentaje de especímenes de guanacos, venado de las pampas y carnívoros con abrasión geológica (85% en los estadios 2 y 3 de Gutiérrez y Kaufmann 2007) planteó que las actividades humanas que dieron origen a los restos se desarrollarón en un contexto fluvial (planicie de inundación) o en cercania al mismo, y que después fueron depositados por el agente humano en la cubeta. Posteriormente, en base a lo propuesto por Steffan (2009), quien considera que la abrasión registrada en los gasterópodos se habría generado in situ, deja abierta la posibilidad de que pudiera haber ocurrido lo mismo con los restos óseos (Álvarez 2009). Es necesario mencionar que los artefactos líticos también muestran trazas (e.g. playas de abrasión, puntos brillantes, alteración atípica), que habrían sido causadas por abrasión

La Zaranda de Ideas 6: 117-128 (2010)

sedimentaria (Pal et al. 2008). En este trabajo, al igual que lo planteado por Álvarez (2009), se considera que sólo a partir de experimentos actualísticos, que se están desarrollando en las cercanías del yacimiento para comprender las condiciones bajo las cuales se genera la abrasión, se podrá resolver de que forma se generó esta traza sobre los restos óseos y demás materiales que conforman el sitio. En relación a lo expuesto en el párrafo anterior, el análisis de restos malacológicos indica la presencia de especies de moluscos lacustres (Drepanotrema, Biomphalaria,Antillorbis, Aplexa, Pisidium), terrestres (Retidiscus reticulatus, Miradiscopus sp.) e hidrófilos (Succinea meridionales, Omalonyx unguis) (Steffan 2009). Esto podría estar mostrando que en la cubeta Nº 2 hubo momentos en que el agua estuvo presente y momentos en que no, lo que permitió el desarrollo de especies de moluscos que no conviven en los mismos microhábitats. Quizás estos momentos alternantes estén vinculados con el régimen hídrico estacional de la microregión, que habría ocasionado la incorporación de agua a las cubetas por diferentes mecanismos (e.g. aumento de las napas freáticas, lluvias, escurrimiento superficial por aumento del caudal de los cursos de agua, etc.). Para explicar la presencia de especímenes con características que podrían haber sido causadas por ácidos gástricos (entre ellas el pulimento de las superficies), se propone la incorporación al sitio de fecas de carnívoros y/o egagrópilas de aves rapaces que fueron depositadas en los alrededores del sitio por diferentes agentes e incorporados con posterioridad al rasgo por diferentes procesos secundarios (e.g. viento, escurrimiento fluvial, limpieza humana, entre otros). La categoría de digestión (fuerte/extremo) en la que se encuentran estos especímenes y la presencia de perforaciones, hoyuelos, arrastres y bordes crenulados en un bajo porcentaje (2,24%) de los huesos de mamíferos grandes y medianos

(Álvarez 2009) apoyarían la idea de que estos restos fueron generados o modificados por carnívoros. El índice Is muestra que en ambos conjuntos hubo un comportamiento similar respecto a la supervivencia diferencial de las mandíbulas en relación a los cráneos completos y maxilas. Esto indicaría procesos de destrucción similares que se relacionan con la capacidad de resistencia de estos elementos óseos. Sin embargo, si bien el análisis del grado de fragmentación de los cráneos muestra que en ambos conjuntos es idéntico (sólo se registraron maxilas), se observa un comportamiento diferente en las mandíbulas, registrándose una mayor fragmentación en el CS. Esto sugiere que los procesos de formación postdepositacionales que actuaron sobre el sitio afectaron de forma levemente diferencial a los restos óseos de ambos conjuntos definidos. Se plantea que la mayor cantidad de elementos presente en el CI (que no guarda relación con el volumen de sedimento extraído), podría deberse a dos razones: 1- que en este conjunto esté representada una mayor cantidad y/o diversidad de eventos de depositación (tanto antrópicos como naturales) y/o 2- que en el conjunto superior los procesos de formación postdepositacionales hayan actuado con mayor intensidad, destruyendo una mayor cantidad de restos óseos de roedores. Ambas ideas sólo podrán ser evaluadas a partir de futuros análisis, aunque tal como se expresó arriba el Is sugiere que en el CS los procesos postdepositacionales actuaron con mayor intensidad, lo que le daría por el momento mayor sustentabilidad a la segunda idea. Si bien en los elementos analizados en este trabajo no se hallaron trazas que permitan proponer y discutir el aprovechamiento humano de los roedores, una observación preliminar del esqueleto postcraneal permitió determinar la presencia de huesos de estos animales con evidencia de alteración térmica, 125

Nahuel A. Scheifler - Resultados preliminares del estudio zooarqueológico ...

lo que sugiere la posibilidad de considerar el procesamiento y consumo humano de estos animales. Se destaca que los elementos afectados (huesos largos y vertebras) y la distribución parcial de la alteracion sobre los mismos, se corresponde con los modelos planteados para el aprovechamiento humano (Pardiñas 1999). Es importante señalar que el It indica un conjunto con características que no serían esperables para ser producido únicamente por humanos. Las expectativas para un tipo de conjunto antrópico es el predominio de roedores de tamaño grande y muy grande, teniendo en cuenta la relación que hay entre tamaño de presa y predador (Pardiñas 1999). Sin embargo, esta observación puede estar sesgada debido a la no incorporación de los molares sueltos en el análisis. Además, debe tenerse en cuenta la posibilidad de que si una parte de los restos de roedores fue generada por humanos, su elección quizás no se enmarcó en pautas económicas sino más bien en cuestiones vinculadas con la esfera simbólica, en relación a la función propuesta para el sitio (ver discusión en Politis et al. 2005; Messineo y Politis 2007; Álvarez 2009). Para finalizar, se plantea la idea de que los restos de roedores tuvieron un origen tanto natural como antrópico y que los mismos ingresaron por diferentes mecanismos. Esto permitiría explicar la presencia de restos con trazas asignadas a agentes diferentes, de aquellos que no presentan ningun tipo de traza y de taxones en asociación que en la actualidad viven en microambientes diferentes.

2007; entre otros). Sin embargo, tal como señala Pardiñas (1999), su estudio presenta una gran cantidad de problemas metodológicos, entre los que se destacan como los más importantes las determinaciones taxonómicas y cuantificaciones incompletas y/o inadecuadas y el uso de argumentos no emergentes del estudio de los restos en sí mismos. Como se ha visto en este trabajo, se presentaron algunas de estas problemáticas; pero, se sumaron otras vinculadas al complejo problema de equifinalidad que presenta el estudio de los pequeños mamíferos y que se pone en evidencia al momento de proponer hipótesis sobre los posibles mecanismos de incorporación a los contextos arqueológicos. Por los motivos mencionados, las ideas planteadas en este trabajo son sólo aproximaciones preliminares para empezar a entender las causas de formación del registro de pequeños vertebrados del sitio Calera. En este sentido, las evidencias mencionadas, con las cuales se cuenta hasta el momento, permiten plantear que el ingreso de los roedores a la cubeta Nº 2 podría haber sido consecuencia de distintos agentes (e.g. predadores naturales, acción humana, etc.) y procesos de incorporación (e.g. entrampamiento, ingreso por mecanismo secundarios, depositación antrópica, etc.), aunque aún no puede determinarse el grado de importancia de cada uno de ellos. Esto sólo podrá ser evaluado cuando se analice la totalidad de los elementos óseos del esqueleto axial y postcraneal y se resuelvan los problemas metodológicos que se presentaron a lo largo de este estudio. Recibido marzo 2010 Aceptado octubre 2010

CONSIDERACIONES FINALES AGRADECIMIENTOS La importancia del estudio de pequeños vertebrados recuperados en asociación a restos arqueológicos ha sido resaltada por numerosos investigadores (Andrews 1990; Stahl 1996; Pardiñas 1999; Gómez 2000; Escoteguy 126

Este trabajo forma parte del Programa de Investigaciones INCUAPA (Investigaciones A rq u e o l ó g i c a s y P a l e o n t o l ó g i c a s d e l Cuaternario Pampeano), dirigido por el Dr.

La Zaranda de Ideas 6: 117-128 (2010)

Gustavo Politis. Deseo agradecer a las Lics. María Clara Álvarez y Mariela González, y a los Dres. Pablo Messineo y Cristian Kaufmann por la lectura y revisiones críticas de diferentes escritos que resultaron en el presente trabajo. A Daniel Rafuse y Agustina Massigoge quienes me ayudaron a realizar el resumen en inglés. Al Lic. Hernán Marani, quien me ayudó con las fotografías y realización de las figuras.A la Dra. María Paula Barros por su constante aliento para terminar con las cosas que empiezo. Quiero aclarar, que soy el único responsable de lo aquí expresado. BIBLIOGRAFÍA Álvarez, M. C. 2008. Zooarqueología y Tafonomía del sitio Calera (partido de Olavarría, provincia de Buenos Aires). Tesis de Licenciatura, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Olavarría. 2009. Análisis de los restos faunísticos del sitio Calera (Sierras Bayas, partido de Olavarría). Un Aporte a su funcionalidad a través del estudio de los mamíferos. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXXIV: 29-52. Andrews, P. 1990. Owls, Caves and fossils. Natural History Museum Publications, London. Barros, M. P. y P. G. Messineo 2007. Producción lítica y cadenas operativas en el sitio Calera (Sierras Bayas, Región Pampeana). En Arqueología en las Pampas, vol 2, editado por C. Bayón, A. Pupio, M. I. González, N. Flegenheimer y M. Frère, pp. 721-744. Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires. Behrensmeyer, A. 1978.Taphonomic and Ecologic Information from Bone Weathering. Paleobiology 4:150-162. Binford, L. 1978. Nunamiut Ethnoarchaeology. Academic Press, New York. 1981. Bones: Ancient Men and Modern Myths. Academic Press, New York. Buikstra, J. y M. Swegle 1989. Bone Modification due to Burning: Experimental

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*Nahuel Scheifler es tesista de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (U.N.C.P.B.A.). Este trabajo forma parte de su tesis de licenciatura que involucra el análisis zooarqueológico y tafonómico de los restos óseos de pequeños vertebrados del sitio Calera. Dirección de contacto: [email protected]

PROPUESTA METODOLÓGICA PARA EL ANÁLISIS DESCRIPTIVO DE VIDRIOS “RETOCADOS” DEL NOROESTE DE LA PROVINCIA DE MENDOZA Osvaldo Sironi* RESUMEN En este trabajo se presenta una propuesta metodológica para el análisis descriptivo de materiales de vidrio que presenten características de retocado y/o refuncionalización. Dicha propuesta surge en base a los escasos antecedentes regionales sobre el tema y a la necesidad de sistematizar criterios para el abordaje analítico descriptivo del registro vítreo del Noroeste de Mendoza. La intención de este trabajo es contribuir al conocimiento de los patrones de refuncionalización, confección y utilización de instrumentos de corte y/o raspado por grupos humanos del Noroeste de Mendoza, a través de los criterios desarrollados a tal fin. Palabras claves: Noroeste de Mendoza - Arqueología Histórica - Recursos Vítreos - Criterios de Análisis Descriptivo - Experimentaciones. ABSTRACT We present a methodological proposal for the descriptive analysis of glass materials that present retouched and / or reuse features.This proposal arises due to the few regional precedents of the topic and the need to systematize the criteria for the analytical description of the glassy record of the Northwest of Mendoza.The goal of this paper is the development of criteria to the knowledge of the reuse patterns, production and use of cutting-scraping instruments by human groups of Northwestern Mendoza. Key words: Northwestern Mendoza - Historical Archaeology - Glassy Material - Criteria of Descriptive Analysis - Experimentations.

* Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco, Municipalidad de Mendoza - [email protected] Sirioni, Osvaldo. 2010. Propuesta metodológica para el análisis descriptivo de vidrios “retocados” del Noroeste de la Provincia de Mendoza. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 6:129-143. Buenos Aires.

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Osvaldo Sironi - Propuesta metodológica para el análisis descriptivo de vidrios “retocados”...

INTRODUCCIÓN

ANTECEDENTES

Debido a recientes hallazgos en un sitio arqueológico histórico de precordillera del noroeste mendocino (Chiavazza y Prieto Olavarría 2008) en el que se recuperó material vítreo que presenta improntas presumiblemente vinculadas a tecnología de talla, y a la falta de información sobre análisis y descripción de instrumental vítreo del noroeste de Mendoza, es que decidimos llevar a cabo una sistematización de los escasos antecedentes de investigación acerca de vidrios “retocados” y/o “refuncionalizados”.

Estudios del material vítreo en la región

Se procuró construir una propuesta metodológica para el estudio descriptivo de los materiales vítreos que presenten evidencias de talla para posibles funciones de cor te y/o raspado acorde a las particularidades de nuestra región. Dicha propuesta surge a partir de los planteos teórico-metodológicos para los análisis de talla y/o retoque de instrumentos elaborados en materias líticas (Semenov 1981; Mansur 1983; Winchkler 2005) correspondientes a obsidiana (Aoyama 1989) y de los trabajos de investigación de arqueología histórica que presentan casos de vidrios retocados y/o refuncionalizados (Jackson 1991a, 1991b; Ramos 1997; Conte y Gómez Romero 2003; Ramos y Helfer 2004; Tapia et al. 2004; Sironi 2009). Asimismo, es de suma importancia tener en cuenta tanto los criterios de análisis correspondientes a los factores internos y/o externos posdepositacionales que actúan sobre el registro arqueológico vítreo, como así también los recursos brindados por la arqueología experimental, ya que cada ambiente y contexto arqueológico presenta un complicado conjunto de características que pueden llegar a modificar las ubicaciones espaciales de los objetos arqueológicos y, eventualmente , generar rasgos que suponemos tecnológicos (Ramos 1997; Ramos y Helfer 2004). 130

El estudio de los objetos arqueológicos vítreos en Mendoza fue, en su mayoría, de tipo descriptivo. Las investigaciones realizadas sobre esta temática corresponden al fuerte histórico de San Rafael (Lagiglia 1983) y al Cabildo de la ciudad de Mendoza (Bárcena y Schávelzon 1991), como así también la excavación de un basurero de una casa colonial emplazada en el área fundacional (Chiavazza y Tamiozzo 2002). Estos trabajos permitieron reconocer tipologías y cronologías. Hasta el momento, contamos con cuatro trabajos analíticos con metodologías más específicas que toman a los materiales arqueológicos vítreos de manera particular, aplicando ciertas variables de análisis que atienden a las cualidades propias que presentan estos materiales, a través de un desarrollo y una aplicación metodológica más minuciosa y sistemática que la simple observación descriptiva. El primero de los cuatro estudios analíticos fue realizado en un sitio de explotación minera en precordillera, caracterizando tipológica y cronológicamente los materiales hallados, aunque no se explicitan las metodologías aplicadas a esa determinación (Durán et al. 2002). El segundo trabajo consistió en la aplicación de una metodología más precisa para los objetos arqueológicos vítreos provenientes de las Ruinas de San Francisco emplazada en el Área Fundacional (García y Quiroga 2002). El tercero analizó la utilización y aplicación de criterios específicos de análisis para los vidrios arqueológicos procedentes de las excavaciones en el predio mercedario de la ciudad de Mendoza, y brindó información acerca de preferencias de consumo y patrones de uso-descarte de los vidrios en el sitio eclesiástico La Merced (García 2005). El último trabajo detalló los análisis realizados sobre los objetos arqueológicos vítreos provenientes del

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emplazamiento minero Los Hornillos (LHEM). El objetivo principal fue determinar la tipología, la cronología y la función del registro vítreo para determinar conductas de consumo, como así también la refuncionalización de fragmentos vítreos como posibles artefactos de raspado y/o corte (Sironi 2009). Estudios sobre talla vítrea Según Conte y Gómez Romero (2003), existen registros arqueológicos y etnohistóricos entre aborígenes de America, África y Australia, que hacen mención a la reproducción de algunos instrumentos que ya conocían y manufacturaban con soportes líticos (puntas de flechas y raspadores), utilizando como materia prima el vidrio (Lothrop 1928; Cooper 1963; Gusinde 1986; Knoblock y Vanderpot 1997 citados en Conte y Gómez Romero 2003). Entre los estudios sobre talla vítrea con metodologías líticas se encuentran dos trabajos de Donald Jackson (1991). El autor analizó un conjunto de raspadores de vidrio a través de las características morfo-tipológicas, la forma de elaboración, y la función y uso de estos instrumentos utilizados por los Aónikenk de Dinamarquero en la Provincia de Magallanes (Chile) (Jackson 1991a). En el otro trabajo del autor se describió un conjunto de raspadores e instrumentos de uso corte-desgaste elaborados sobre vidrio provenientes de la Costa de Bahía Santiago, Estrecho de Magallanes (Chile), interpretando una coexistencia entre indígenas y colonos hacia finales del siglo XIX (Jackson 1991b). Los trabajos de Shaeffer (1961), Clark (1981), Wilkie (1996) y Silva Macedo (1997) utilizaron la presencia de retoque como indicador de un uso seguro. En el escrito de Wilkie (1996) se distinguieron dos grupos de artefactos en vidrio: los no retocados (utilizados como cuchillos) y los retocados (usados como raederas/raspadores). El estudio de Clark (1981), quien diseñó un trabajo experimental

en el que raspó madera durante 20 minutos y comparó los resultados con fragmentos de vidrio de un sitio histórico, también hace referencia a la clasificación de fragmentos de vidrio como utilizados o no utilizados. En Argentina, los estudios y análisis correspondientes a tallas en vidrio y objetos vítreos refuncionalizados son escasos. Los ejemplos más relevantes son los realizados por Ramos (1997), Conte y Gómez Romero (2003), Tapia et al. (2004) y Ramos y Helfer (2004). Mariano Ramos (1997) realizó un estudio en el Fortín Miñana en el Partido de Azul (Buenos Aires) acerca de las tallas en vidrio que grupos aborígenes habían realizado, reutilizando el material vítreo como materia prima (Ramos 1997). El trabajo de Conte y Gómez Romero (2003) tuvo como objetivo analizar microscópicamente los fragmentos de vidrio con presencia de filos “retocados” y compararlos con fragmentos vítreos obtenidos experimentalmente por fractura, pisoteo, retoque intencional y uso. Tapia et al. (2004) dedujeron, a partir de los materiales de vidrio encontrados en un sitio Ranquel (La Pampa), que los habitantes de esa región no reutilizaron los elementos vítreos como materia prima ni realizaron tallas de vidrio, pero sí consumieron y descartaron productos de alimentos y bebidas alcohólicas provenientes de las campañas militares del siglo XIX realizadas por Juan Manuel de Rosas y Julio Argentino Roca (Tapia et al. 2004). El estudio específico de estos autores consistió en el análisis de composición química de la pasta, aspectos funcionales y morfológicos de los fragmentos, relaciones cronológicas con material asociado al contexto y contrastación de resultados con documentación fotográfica y escrita. Por su parte, Ramos y Helfer (2004) detallaron los distintos análisis tecnológicos, observaciones y comparaciones llevadas a cabo sobre las fracturas de vidrio en muestras obtenidas experimentalmente y en registros arqueológicos provenientes de tres contextos diferentes (Ramos y Helfer 2004). 131

Osvaldo Sironi - Propuesta metodológica para el análisis descriptivo de vidrios “retocados”...

I M P O RTA N C I A D E L E S T U D I O VíTREO Los seres humanos, durante el transcurso del tiempo y de diversos modos, han logrado adaptarse a su medio ambiente, y de él han obtenido los insumos necesarios para su subsistencia diaria. Sin embargo, la carencia de ciertos recursos dentro de su entorno, como así también las condiciones laborales y sociales en las que se han desenvuelto los grupos humanos, los obligó a crear mecanismos necesarios para satisfacer sus necesidades por medio del intercambio con poblaciones de otras regiones o a través de la búsqueda de recursos alternos. La denominada Revolución Industrial del siglo XVIII y su posterior versión de fines del XIX incorporaron, por intermedio de las potencias económicas capitalistas de la época, bienes y objetos particulares, como así también ritmos y modos de distribución del mercado de consumo. Uno de estos recursos, ampliamente utilizado y distribuido en el Noroeste de Mendoza principalmente durante todo el siglo XIX y comienzos del siglo XX, fue el vidrio. Dicha materia prima fue utilizada para la fabricación de recipientes de diversos productos (bebidas, alimentos, productos medicinales, etc.); así como también para confeccionar herramientas de uso doméstico a partir de los desechos y de los fragmentos descartados de esos mismos contenedores (Jackson 1991a, 1991b; Ramos 1997; Sironi 2009). Asimismo, fue considerado como un bien comercial intercambiado regionalmente y convertido en un objeto de status social (e.g. en el uso de copas y ornamentos). Los fragmentos de vidrio son uno de los materiales más frecuentes de encontrar en el registro arqueológico histórico debido a su perdurabilidad y permiten, a través de su estudio, establecer diversas características tipológicas, morfológicas y funcionales de dicho registro. Los objetos de vidrio hallados 132

en las excavaciones arqueológicas pueden ser utilizados como indicadores temporales que nos facilitan la datación relativa de los contextos arqueológicos. Esto se debe a que la variación en las técnicas utilizadas para la elaboración de piezas vítreas deja huellas que nos permiten establecer aproximadamente la época en las que fueron manufacturadas. El análisis de las diferentes variables nos facilita identificar cronologías, origen, usos y cuantificar su incidencia en los diferentes tipos representados. Los artefactos e instrumentos vítreos tienen un enorme valor arqueológico, ya que estos nos pueden dar claves de estructuras tecnológicas, sociales y económicas de los grupos humanos de tiempos históricos. La manufactura de herramientas de vidrio es un proceso de diferentes secuencias de selección y reducción de la materia prima vítrea que da como resultado distintos tipos de herramientas y desechos. Por lo tanto, el análisis tipológico y funcional de los productos y desechos que genera la reducción vítrea daría una luz sobre algunos aspectos del comportamiento de las diversas poblaciones que habitaron el Noroeste de Mendoza. GENERALIDADES DE LOS VIDRIOS INDUSTRIALES Y VOLCÁNICOS Antes de explicar el porqué de la importancia y la necesidad de realizar un marco metodológico para analizar los fragmentos de vidrio con características de retocado y/o refuncionalización, es necesario mencionar algunas generalidades de los vidrios industriales y los vidrios volcánicos, ya que ambas variedades comparten características en su composición. El vidrio (sustancia amorfa e inorgánica) se origina a partir de la fusión y fundición de: sílice (SiO2) en un 70 a 73%; óxido de sodio (NA2O) y óxido de potasio (K2O) en un 13 a 15%;

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óxido de calcio (CaO) en un 8 a 13 %; y otros componentes secundarios. Las propiedades del vidrio común se caracterizan por la densidad a temperatura ambiente (2,5 g/cm3), la dureza superficial -resistencia al ser rayado- (6,5 en la escala de Mohs) y el peso específico [(entre 2,5 g/cm3 y 2,62 g/cm3 -en casos de vidrio de botella y ventana - Enciclopedia Britannica Deluxe 2008]. La composición del vidrio producto de la industrialización, es diferente a la de las rocas ya que carece de estructura cristalina (Mari 1982; Fernández Navarro 1985). En palabras de Mari (1982), “…los vidrios son materiales sólidos que se obtienen por enfriamiento rápido de una masa fundida, impidiendo su cristalización…” (Mari 1982:8). La producción del material vítreo, a través del paso del tiempo, fue produciendo cambios en su tecnología que modificaron sus características y su comportamiento (Traversa et al. 2002). El 90% de la fabricación de vidrio se basa en los denominados “vidrios sodo-cálcicos”, que son usados “para vidrios planos, objetos prensados y soplados y otros tipos de productos para los que no se requiere una alta durabilidad química ni una alta resistencia al calor” (Traversa et al. 2002:609). La durabilidad del vidrio industrial está condicionada por los valores de pH, ya sean ácidos o alcalinos.Tanto en suelos con pH alto como bajo la meteorización en los vidrios es alta, mientras que en suelos con pH neutro, el grado de corrosión es menor (Purdy y Clark 1987). Respecto a la problemática de la corrosión del material vítreo, que produce una pátina característica (capa superficial), autores como Sanford (1975) afirman que “…los vidrios que fueron debilitados por la remoción de colorantes o modificados debido a que éstos se encuentran enterrados en un medio ácido o alcalino, se tornarán frágiles, quebradizos y delicados…” (Sanford 1975:60). Según Traversa et al. (2002), el vidrio sufre diversos procesos de deterioro, “…debido

a las características de constitución y/o a la composición química del material. Pueden presentar, entonces, cambio de coloración, escamado más o menos intenso y llegar, en casos extremos, a la pulverización” (Traversa et al. 2002:608). De acuerdo con estos autores estas causas internas de degradación se deben al contacto que tienen los materiales vítreos con medios corrosivos y las causas externas están relacionadas con el grado de humedad sumadas a las características agresivas que circundan en el medio ambiente. Asimismo Lorrain (1968) afirma que “…el grado de patinado depende de la composición química del vidrio y de las condiciones ambientales a las cuales el objeto de vidrio esté expuesto (suelo, agua, aire, sol, etc.)” (Lorrain 1968:43). Por otra parte, el vidrio volcánico es el producto amorfo de magma que se enfría rápidamente. La obsidiana, desde el punto de vista geológico, es una roca ígnea extrusiva o volcánica formada por el brusco enfriamiento de lavas riolíticas (alto contenido de sílice). El descenso abrupto de la temperatura de ese tipo de lavas provoca que no se formen estructuras interatómicas bien definidas (estructura atómica desordenada e inestable), es decir, no se forman cristales y por esta razón se denominan mineraloides (sustancia natural inorgánica y amorfa). En consecuencia, la obsidiana es considerada como un vidrio volcánico (Ortega 1989). Este vidrio volcánico posee una composición química de silicatos alumínicos yóxidos sílicos (80% aproximadamente) y presentan las siguientes propiedades generales: densidad (valor medio se acerca a 2,35 g/cm3), dureza (6 en la escala de Mohs) y peso específico (2,6 g/ cm3) (Enciclopedia Britannica Deluxe 2008). Como se observa en los valores presentados, existen semejanzas en las propiedades generales entre los vidrios volcánicos (obsidiana) y los industriales (vidrios comunes). Planteadas estas propiedades, consideramos pertinente adaptar, aplicar y modificar las variables planteadas por 133

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varios autores (Semenov 1981; Mansur 1983; Winchkler 2005) para los análisis de talla y/o retoque de materiales líticos, con el fin de realizar el estudio descriptivo (observación macroscópica) de los registros arqueológicos vítreos que presenten improntas tecnológicas vinculadas al proceso de confección de instrumentos de trabajo. P R O P U E S TA M E TO D O L Ó G I C A PA R A EL ANáLISIS DE FRAGMENTOS RETOCADOS Y/O REFUNCIONALIZADOS La importancia que tiene el análisis de los fragmentos de vidrio retocados se debe a que dicho registro arqueológico presenta huellas y/o marcas de retoques que aparentarían cumplir una función instrumental. En cuanto a la metodología aplicada para los análisis tipológicos, morfológicos y funcionales de los objetos arqueológicos vítreos refuncionalizados o con presencia de talla en su composición, utilizaremos las variables de los autores mencionados anteriormente. Este tipo de análisis se divide en tres etapas: análisis general, caracterización de los filos y caracterización del retoque. La etapa de análisis general contempla un estudio sistemático de todos y cada uno de los fragmentos recuperados que presenten evidencias de talla en su composición. Este primer acercamiento a los materiales, inspirado en los planteos de Aoyama (1989) y García (2005), nos brinda información generalizada de los fragmentos y objetos en el momento de su cuantificación, ya que nos permite identificar características tecnológicas y morfológicas que se tuvieron en cuenta a la hora de seleccionar los fragmentos para ser refuncionalizados y/o retocados. El análisis morfológico y descriptivo de los artefactos consistirá, en un primer momento, en la observación macroscópica, es decir, a simple vista o con poco aumento en una lupa binocular (10X). 134

Categorías propuestas para el análisis Análisis general - Sitio: procedencia del material a nivel regional (e.g. LHEM). - Sector: procedencia del material a nivel particular (e.g. Habitación 5). - Cuadrícula: subdivisiones de las excavaciones (e.g. Sondeo 1). - Extracción: indica los niveles de la excavación (e.g. Nivel 2, de 5 a 10cm). - Sigla: nos permite acceder a la cuantificación del registro (e.g. H17). - Tipo Genérico: se clasificaron los vidrios en planos, recipientes u otro tipo de objetos. - Medidas y Espesor: se toman las medidas del largo, ancho y espesor de la pieza. El eje de orientación que utilizamos para los fragmentos retocados es el morfológico (selección arbitraria del eje de mayor longitud por el perpendicular en el sector de mayor ancho). Las medidas contribuyen a tener una idea aproximada de la fragmentariedad del registro ocasionada por el descarte y los procesos posdepositacionales sufridos posteriormente. Es importante señalar que las dimensiones que presentan las “materias primas” vítreas seleccionadas, inciden fuertemente en el artesano tallador al momento de confeccionar el tipo, diseño y dimensión del instrumento de trabajo deseado (Ramos y Helfer 2004). - Color, Translucidez y Tono: el color nos determina el tipo de recipiente, ya que actúa como indicador tipológico y funcional. Según Schávelzon (1991), los frascos marrones y azules eran utilizados para contener fármacos. El color también nos define si son productos locales o importados a través del tipo de mineral utilizado para lograr colores

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específicos (Schávelzon 1991). Como atributos descriptivos se añade si es translúcido u opaco, como así también el tono para determinar si es claro u oscuro.

- Estado Fragmentar io: indica si el “instrumento” está completo o incompleto, y si es posible remontarlo y/o ensamblarlo para reconstruir la pieza.

- Estado de Rodamiento: se reconoce por el filo de los bordes, si son cortantes o están rodados. Este estado puede ser producido por agentes naturales o antrópicos luego de su descarte, o por posibles evidencias de retoque y/o refuncionalización.

- Uso: el tipo de recipiente y su función ayudan a establecer tendencias de consumo y evidencian el patrón de uso-descarte. Esta variable se asocia con la variable Recipiente Tipo. Los objetos vítreos se clasifican en: comercial (botellas de todo tipo); productivo (frascos en general, medicinales y cosméticos, etc.); consumo (vasos, tazas, platos, etc.) y cierre (ventanas).

- Marcas y Huellas Posdepositacionales: e l e s t u d i o d e l a s m a rc a s y h u e l l a s posdepositacionales, junto con el estado de rodamiento, permiten comprender los agentes que actúan sobre el registro vítreo, y así poder discernir rasgos que suponemos tecnológicos. Estas huellas se clasifican en: líneas (raspaduras y/o rayas); exfoliado (desprendimiento de láminas de vidrio de la superficie); trizaduras lineales; tornasolado -instancia previa a la exfoliación- (luminosidad azul violácea que refleja la superficie de los objetos a la luz); craquelado (trizaduras no lineales por estallido del vidrio); termoturbación (alteraciones recibidas por cercanía a fuentes de calor); meteorizado (superficie del vidrio con asperezas, perceptible al tacto); adherencias (sustancias aglutinadas a la superficie del objeto, e.g. óxido, cemento, etc.). - Recipiente Tipo (Forma base): se determina y define el tipo de objeto (e.g. vaso, botella de vino, frasco medicinal, etc.) que fue seleccionado para confeccionar instrumentos vítreos para deducir las preferencias de “materias primas”. Debemos tener en cuenta el tipo de recipiente de vidrio y los diferentes sectores (partes presentes del recipiente) que lo componen, ya que estas características pueden condicionar aspectos tecno-tipológicos al momento de desarrollar tal o cual objeto. - Parte presente del recipiente: se especifica qué parte del objeto (e.g. base, cuerpo, pico, etc.) fue seleccionada para su reutilización.

- Cronología Relativa (en siglos): es importante conocer, aproximadamente, el momento de fabricación del objeto de vidrio, ya que de acuerdo a esta situación el recipiente posee determinada calidad en la sustancia y presenta formas más definidas, precisas o acabadas. Por lo tanto, el artesano debería adaptarse no solamente a la materia prima elegida, sino también a las dimensiones y formas que ofrece la sustancia elegida para la realización de los instrumentos, como a la calidad y homogeneidad de la pasta de esa materia prima (Ramos y Helfer 2004). - Marcas de Fabricación: se describen las marcas dejadas por la elaboración de la pieza (si hay presencia o ausencia de marcas de molde, diferencias dimensionales en paredes, impurezas y alvéolos de aire en la pasta, etc.). Debemos tener en cuenta las características particulares de la manufacturación de objetos vítreos, ya que nos permitirían, en principio, suponer ciertas maneras especiales de actuar sobre el material por parte del artesano tallador, que podríamos entender como condicionamientos (Ramos y Helfer 2004). - Observaciones: la anotación de cualquier rasgo que no se encuentre incluido dentro de las categorías o variables. Puede ser una característica del artefacto que deba ser tomada en cuenta para el análisis o interpretación de los resultados. 135

Osvaldo Sironi - Propuesta metodológica para el análisis descriptivo de vidrios “retocados”...

Como nuestro principal punto de interés se centrará en los análisis e interpretaciones funcionales, es sumamente útil contar con datos correspondientes a las características de los filos y los retoques que presentan los conjuntos artefactuales vítreos con improntas tecnológicas de talla y/o refuncionalización. Sólo después de haber completado el estudio tipológico y técnico del material se procederá a efectuar las interpretaciones sociales y económicas de las poblaciones humanas. Caracterización de los filos En este tipo de análisis, tendremos en cuenta los diferentes tipos de filos que presentan los materiales catalogados como “instrumentos”. Según Mansur (1983), el filo “…se define como todo borde potencialmente activo (susceptible de ser retocado o utilizado)…” (Mansur 1983:15). Consideraremos las siguientes categorías: - Localización (de acuerdo a coordenadas): se refiere a la posición que ocupa el filo. - Forma Primaria: es una forma de describir el contorno del borde retocado (normal regular, normal irregular, filo natural). - Ángulo Sección Transversal (Ángulo del Filo): se mide el ángulo formado por el filo según las siguientes categorías: menor a 45º (corte, agudo); entre 45º y 65º (semi-abrupto, raedera); mayor a 65º (abrupto, raspador). - Delineación: es otra forma de describir el contorno del borde retocado. Las categorías son: rectilíneo o recto, convexo, cóncavo, cóncavo-convexo, semicircular o circular. - Extensión del Filo: se refiere a las proporciones de los lascados en relación a las caras de la pieza retocada (restringido, corto, largo, extendido y perimetral). - Rastros Complementarios: estos análisis nos permitan observar las características de 136

uso que se le dieron al artefacto a partir de la presencia de las siguientes categorías de análisis: microlascados aislados o melladuras (1 a 2 mm), ultramicrolascados (menores a 1 mm), muescas pequeñas, astilladuras, microastilladuras, marcas de percusión (aislados). Caracterización del retoque Siguiendo a Mansur (1983), el retoque de una pieza vítrea sería la modificación parcial, por medio de la talla (por percusión o por presión) de uno o varios bordes de fragmentos desechados con la intención de fabricar instrumentos de corte y/o raspado. En donde: - Morfología: se refiere básicamente a la forma de los negativos de lascados. Las categorías son: escamoso, escalonado, paralelo o sub-paralelo. - Posición: alude a la posición (unifacial o bifacial) que ocupa el retoque respecto a los lascados. - Distribución: significa cómo se reparten los retoques a lo largo de un borde. Esta distribución se puede presentar de la siguiente manera: discontinuo, continuo o parcial. Siguiendo con los lineamientos de García (2005), este tipo de propuesta metodológica es original para los estudios realizados en la provincia, ya que no se han tenido en cuenta hasta el momento todas estas dimensiones en el análisis de vidrios, tanto para los utilizados para determinar “formas” (García 2005), cronologías y tipos de recipientes, como así también para las variables aplicadas en los fragmentos retocados y/o refuncionalizados. Arqueología experimental y análisis microscópicos Diagnosticar el uso de fragmentos de vidrio “retocados” puede resultar complicado, ya que las alteraciones posdepositacionales

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pueden confundir y/o enmascarar los rastros de uso. Los análisis microscópicos de los conjuntos artefactuales vítreos, disponiendo de los recursos necesarios (e.g. lupa binocular -hasta 90X- y microscopio metalográfico -entre 100X y 500X-), nos permitirán identificar tanto los rastros y micro-rastros de uso (a saber, estriaciones agrupadas y orientadas, redondeamientos y micropulidos sobre bordes, etc.) como así también las mencionadas alteraciones posdepositacionales que producen diversas improntas sobre los fragmentos de vidrio. Las presiones y movimientos del sedimento, las condiciones ambientales (principalmente la humedad y la acidez o alcalinidad de los suelos), la composición química de los vidrios, el deterioro superficial y los puntos defectuosos de la superficie vítrea son manifestaciones a tener en cuenta en este tipo de estudios, ya que dichas variables contribuyen a generar posibilidades de fracturas y/o microfisuras posteriores a su depositación (Conte y Gómez Romero 2003; Ramos y Helfer 2004). De este modo, proponemos realizar una segunda etapa de análisis que consistirá en: a) someter el registro arqueológico vítreo analizado en la primera etapa (observación macroscópica) a estudios microscópicos y b) realizar un plan de pruebas experimentales (recolección de vidrios actuales en diversos lugares, fractura y pisoteo, retoque intencional y uso) con materias primas vítreas para obtener muestras comparativas confiables, que luego sean comparadas con aquellos objetos que son hallados en contextos arqueológicos. El objetivo de estas experimentaciones es “…aislar tipos de fracturas que eventualmente no respondieran a gestos tecnológicos precisos o procesos de confección debidamente identificados” (Ramos y Helfer 2004:246). Este plan de pruebas experimentales se clasifica como exploratoria (Conte y Gómez Romero 2003), ya que la intención de estos recursos

experimentales es “observar si los rastros de uso que se forman sobre los vidrios son representativos de las distintas materias trabajadas y si éstos pueden ser reconocibles en los materiales arqueológicos” (Conte y Gómez Romero 2003:115). Para comprobar los aspectos relativos a la explicación de la presencia de una serie de negativos de extracciones (“retoques”) en algunos de los fragmentos de vidrio, es necesario, a modo comparativo: utilizar fragmentos de vidrio actuales y realizar retoques sobre los bordes para producir negativos de lascados; fracturar botellas para someterlas a un proceso de pisoteo; usar fragmentos de botellas, frascos y vidrios de ventana (retocados o no) para raspar pieles secas y diversos tipos de madera (fresca y seca), con el fin de observar cómo se forman los distintos macro y micro-rastros de uso y poderlos reconocer en los materiales arqueológicos (si es que estos fueron utilizados). Según los estudios experimentales realizados por Conte y Gómez Romero (2003), los fragmentos de vidrio actuales recogidos en diversos lugares podrían confundirse con melladuras producidas por el uso o el retocado intencional, ya que pueden presentar bordes con negativos de extracciones (tipo retoque), pátinas, abrasiones, estrías, redondeamientos de filos, etc. Los rastros que podrían registrarse en vidrios con experimentaciones en fractura y pisoteo son: estrías; abrasiones; resquebrajaduras y fracturaciones junto a los bordes; ondas de expansión de fracturas en laterales; lancetas indicando la dirección de la fractura y melladuras. En cuanto a los rastros tecnológicos que podrían registrarse tras la percusión de un borde de un vidrio son: estrías; abrasiones (de diversas formas, anchuras y profundidad); resquebrajaduras junto al borde y formación de “conos de Hertzen” en puntos de impacto (Conte y Gómez Romero 2003). La cantidad y tamaño de las melladuras que se producen en los bordes del vidrio, 137

Osvaldo Sironi - Propuesta metodológica para el análisis descriptivo de vidrios “retocados”...

consecuencia de acciones como raspar y/o raer, “dependen de la dureza del material trabajado, del tiempo de uso, de la presión ejercida durante el trabajo y del ángulo del filo utilizado” (Conte y Gómez Romero 2003:115). Según las experimentaciones que realizaron los autores, los micro-rastros de uso debidos a las acciones de raspar/raer en madera que podrían presentarse son: melladuras abruptas y de formas variadas (trapezoidales, semicirculares, etc.) tanto en la cara de contacto como en la cara contraria; mellamientos en bordes utilizados; redondeamientos con micropulidos; surcos y estrías de diversas formas y dimensiones (anchas, cortas, profundas, fondos oscuros, etc.) con orientaciones determinadas. Asimismo, los micro-rastros experimentales debidos al raspado de piel seca podrían presentarse en: estrías en cara de contacto; redondeamientos de filos con micropulidos; melladuras; micro-melladuras; y estrías tanto con orientación indefinida como determinada (Conte y Gómez Romero 2003). A partir de los planteos formulados (Semenov 1981; Mansur 1983; Conte y Gómez Romero 2003; Ramos y Helfer 2004;Winchkler 2005) los fragmentos de vidrio con negativos de extracciones (tipo “retoque”) deben presentar regularidad en las dimensiones y continuidad en las improntas. Estos fragmentos, analizados microscópicamente, se complementan y coinciden con algunas de las variables propuestas en las caracterizaciones de los filos y los retoques de las observaciones macroscópicas. Las categorías de análisis a considerar en un proceso de confección o retoque de artefactos son: - Rastros y/o micro-rastros de uso: se indica si hay ausencia o presencia de los rastros característicos de uso. Estos rastros se clasifican en: 1- melladuras (1 a 2 mm), 2micro-melladuras (menores a 1 mm), 3- estrías, 4- surcos, 5- resquebrajaduras, 6- fracturas, 7abrasiones, 8- pátinas, 9- no presenta. - Rastros y/o micro-rastros de percusión: hacen referencia a los rasgos tecnológicos que 138

presentan negativos de lascados: 1- ondas de expansión, 2- formación de conos de Hertzen, 3- lancetas indicando la dirección de fractura, 4- estrías, 5- abrasiones, 6- no presenta. - Distribución: se refiere a cómo se reparten los rastros de uso. Esta distribución se puede presentar de la siguiente manera: 1- regular, 2- irregular. - Extensión: alude a las proporciones de los rastros de uso en relación a los negativos de extracciones: 1- continuo, 2- discontinuo, 3- parcial. - Orientación de los rastros de uso: este análisis nos indica la trayectoria que se atribuye a un uso en relación con la línea del filo. La orientación de los lascados, respecto del eje morfológico, se define de modo: 1- transversal, 2- oblicua. - Cara que recibe la presión ejercida durante el trabajo: 1- cara de contacto, 2- cara contraria. - Melladuras y/o micro-melladuras: en caso de presencia de estos rasgos se describirán sus formas (1- trapezoidal, 2- semicircular, 3triangular, 4- escaleriforme, 5- escamoso), sus ubicaciones (I- yuxtapuesta, II- superpuesta) y sus terminaciones (a- plana, b- abrupta) - Estrías y/o surcos: si se observan rastros se estudiarán sus formas, anchuras, profundidades, fondos y ubicaciones. Las estrías y/o surcos se clasifican en: 1- cortos, 2- largos, 3- anchos, 4- angostos, 5- profundos, 6- superficiales, 7fondo claro (o liso), 8- fondo oscuro (o rugoso), 9- paralelas al filo, 10- oblicuas al filo. - Micropulidos y/o redondeamientos de filos: se indica si hay ausencia o presencia (1presenta, 2- no presenta) del brillo específico (micropulido) que caracterizan los usos de los bordes, principalmente en acciones de raspar/raer. El grado de redondeamiento del filo depende de la dureza y del estado del material vítreo, del tiempo de utilización, de la

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presión ejercida durante el uso y del tipo de trabajo que se realice con el instrumento vítreo (Conte y Gómez Romero 2003). En caso de presentar redondeamientos de filo se indicarán: el grado -sólo puede determinarse por el simple contacto manual, es decir, de modo subjetivo(Winchkler 2005): a- alto, b- medio, c- bajo; y la extensión del redondeamiento en el filo: I- completo, II- parcial.

regulares o irregulares) son consecuencia de modificaciones antrópicas. Las distintas experimentaciones de pisoteo llevadas a cabo por Conte y Gómez Romero (2003)

- Observaciones: la anotación de cualquier rasgo que no se encuentre incluido dentro de las categorías o variables. Puede ser una característica del artefacto que deba ser tomada en cuenta para el análisis o interpretación de los resultados. CONSIDERACIONES GENERALES No todos los fragmentos de vidrio recuperados en excavaciones arqueológicas que presenten negativos de extracciones (sean continuos o discontinuos, abruptos o planos,

Figura 1. Instrumentos de corte y raspado confeccionados con cuellos de botellas de vino provenientes del sitio arqueológico “Los Hornillos Emplazamiento Minero” (LHEM)

Figuras 2 y 3. Raspador retocado perimetralmente y manufacturado con cuerpo de botella de vino proveniente del sitio arqueológico “Los Hornillos Emplazamiento Minero” (LHEM). 139

Osvaldo Sironi - Propuesta metodológica para el análisis descriptivo de vidrios “retocados”...

han mostrado que se pueden producir, en los bordes de los fragmentos de vidrio, unos levantamientos que son susceptibles de ser confundidos con un retoque intencional y/o con los producidos por el uso. De este modo, creemos que el detalle de cada una de las categorías y sus variables que hemos presentado para el análisis descriptivo de los fragmentos retocados y/o refuncionalizados, nos permitirán afinar las escalas de análisis para determinar si las características del filo y/o del retoque son instrumentos confeccionados por grupos humanos o simplemente agentes posdepositacionales que afectan al registro arqueológico vítreo. Esta determinación se logrará a partir de la observación microscópica (Semenov 1981; Conte y Gómez Romero 2003) de los fragmentos que son considerados instrumentos. S i n e m b a r g o, s e d e b e p r o c e d e r cautelosamente, ya que los análisis microscópicos,

en algunos casos, pueden ser interrumpidos por las alteraciones posdepositacionales (por presiones y movimientos de sedimento, etc.) que presenten los registros arqueológicos. Según Conte y Gómez Romero (2003), estas alteraciones producen numerosas estriaciones y abrasiones en la superficie de los objetos vítreos que le confieren un aspecto de corrosión, por lo que no podríamos identificar con claridad los rastros de uso y, por ende, asegurar su utilización como instrumento de trabajo -raspadores, etc.-. En definitiva, consideramos que este tipo de estudios y experimentos pueden aportar información sobre aspectos relacionados con los diferentes procesos de cambio producidos en los objetos arqueológicos al transcurrir un período de depositación (estudios tafonómicos), y asimismo contribuir al conocimiento de los patrones de refuncionalización, confección y utilización de instrumentos de trabajo en el Noroeste de Mendoza.

CRITERIOS DE ANÁLISIS PARA CLASIFICACIÓN DE FILOS Y RETOQUES EN VIDRIOS (OBSERVACIÓN MACROSCÓPICA) (siguiendo a Aoyama 1989 y García 2005) - Procedencia: (Sitio, Sector, Cuadrícula, Extracción, Sigla). - Tipo Genérico: 0-indeterminado, 1- planos, 2- recipientes, 3- otros. - Color: 1- transparente, 2- verde, 3- marrón, 4- azul, 5- negro. - Translucidez: 1- translúcido, 2- no translúcido. - Tono: 1- claro, 2- oscuro. - Estado de rodamiento: 1- no rodado, 2- rodado (se manifiesta por los filos redondeados, estrías y marcas). - Huellas postdepositacionales: 1- craquelado, 2- líneas, 3- estrías, 4- trizado, 5- tornasolado, 6- termoturbación, 7- meteorizado, 8- exfoliado, 9- adherencias. - Recipiente tipo(forma base): 0- indeterminado, 1- botella, 2- ventana, 3- frasco en gral. (no determinado), 4- frasco medicinal, 5- otros (conserva, alimenticios, etc.), 6- damajuana. - Parte: 0- indeterminado, 1- cuerpo, 2- base, 3- pico, 4- borde, 5- cuello, 6- hombro, 7decantador, 8- tapa. - Estado fragmentario: 1- completo, 2- incompleto. - Uso: 0- indeterminado, 1- comercial, 2- productivo, 3- consumo, 4- cierre. - Cronología relativa (en siglos): 1- XVIII, 2- XVIII-XIX, 3- XIX, 4- XIX-XX, 5- XX. - Marcas de fabricación: 1- presenta marcas de fabricación (burbujas, marca de molde, etc.), 2- no presenta marcas de fabricación. En caso de presentar marcas, realizar su respectiva descripción. 140

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El eje de orientación de los fragmentos retocados es siempre el morfológico (largo natural de la pieza por ancho natural de la pieza, más espesor). 1- CARACTERIZACIÓN DE LOS FILOS (siguiendo a Mansur 1983). 1.1 - Localización (de acuerdo a coordenadas)

1.2 - Forma primaria: 1- normal regular, 2- normal irregular, 3- natural. 1.3 - Ángulo sección transversal (ángulo del filo): 1- menor a 45º (corte, agudo), 2- entre 45º y 65º (semi-abrupto, raedera), 3- mayor a 65º (abrupto, raspado). 1.4 - Delineación: 1-rectilíneo o recto, 2- convexo, 3- cóncavo, 4- cóncavo-convexo, 5semicircular, 6- circular. 1.5 - Extensión del filo: 1- restringido, 2- corto, 3- largo, 4- extendido, 5- perimetral. 1.6 - Rastros complementarios: 1- microlascados aislados o melladuras (1 a 2 mm), 2ultramicrolascados (menores 1 mm), 3- muescas pequeñas, 4- astilladuras, 5- microastilladuras, 6-marcas de percusión (aislados). 2- CARACTERIZACIÓN DEL RETOQUE (siguiendo a Mansur 1983) 2.1 - Morfología: 1- escamoso, 2- escaleriforme 3- sub-paralelo, 4- paralelo. 2.2 - Posición: 1- unifacial, 2- bifacial. 2.3 - Distribución: 1- discontinuo, 2- continuo, 3- parcial. CRITERIOS DE ANáLISIS PARA CLASIFICACIóN DE FILOS Y RETOQUES EN VIDRIOS (OBSERVACIÓN MICROSCÓPICA) - Rastros y/o micro-rastros de uso: 1- melladuras (1 a 2 mm), 2- micro-melladuras (menores a 1 mm), 3- estrías, 4- surcos, 5- resquebrajaduras, 6- fracturas, 7- abrasiones, 8- pátinas, 9- no presenta. - Rastros y/o micro-rastros de percusión: 1- ondas de expansión, 2- formación de conos de Hertzen, 3- lancetas indicando la dirección de fractura, 4- estrías, 5- abrasiones, 6- no presenta. - Distribución: 1- regular, 2- irregular. - Extensión: 1- continuo, 2- discontinuo, 3- parcial. - Orientación de los rastros de uso: 1- transversal, 2- oblicua. - Cara que recibe la presión ejercida durante el trabajo: 1- cara de contacto, 2- cara contraria. 141

Osvaldo Sironi - Propuesta metodológica para el análisis descriptivo de vidrios “retocados”...

- Melladuras y/o micro-melladuras: Forma (1- trapezoidal, 2- semicircular, 3- triangular, 4- escaleriforme, 5- escamoso), Ubicación (I- yuxtapuesta, II- superpuesta) y Terminación (a- plana, b- abrupta). - Estrías y/o surcos: 1- cortos, 2- largos, 3- anchos, 4- angostos, 5- profundos, 6- superficiales, 7- fondo claro (o liso), 8- fondo oscuro (o rugoso), 9- paralelas al filo, 10- oblicuas al filo. - Micropulidos y/o redondamientos de filos: Presencia (1- presenta, 2- no presenta). Grado de redondeamiento del filo (a- alto, b- medio, c- bajo). Extensión: I- completo, II-parcial. Recibido en marzo de 2010 Aceptado en octubre de 2010 BIBLIOGRAFÍA Aoyama, K. 1989. Estudio Experimental de las Huellas de Uso sobre Material Lítico de Obsidiana y Sílex. Mesoamérica 17: 185-214.

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*Osvaldo Sironi es egresado de la Licenciatura en Antropología de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Este trabajo se basa en su tesis de licenciatura defendida en Mayo de 2009. Actualmente es adscripto a la cátedra de Seminario Final (orientación arqueología) de la carrera de Antropología de la UNR y profesor titular de la cátedra “Antropología de la Salud” en el Instituto Universitario del Gran Rosario. Dirección de contacto: [email protected]

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notas

EL MAPEO: UNA CONSTRUCCIÓN INTERPRETATIVA Eugenia Di Lullo* Mariana Maloberti** Este trabajo parte de la idea que los conceptos, las metodologías y las técnicas, lejos de ser definitivos y estáticos, deben ser constantemente repensados y reestructurados de manera crítica. Es así como en el marco de nuestras prácticas arqueológicas, fuimos comprendiendo que tras la aparente objetividad de la disciplina, se escondían sujetos con intereses, motivaciones, intenciones y deseos que más que reveladores de “verdades”, eran constructores de éstas. Uno de los momentos en los cuales experimentamos este cambio conceptual con mucha claridad fue en las tareas de relevamiento, que en un primer momento habíamos concebido como la instancia en que se captaba lo real para ser luego expresado gráficamente en un mapa. La debilidad de esta idea quedó pronto manifestada cuando diferentes operadores que habían relevado una misma área arqueológica, produjeron mapas muy distintos. Entonces, si supuestamente el mapa era un reflejo de la realidad, ¿cómo se explicaba esto? Un camino para comprender este fenómeno consiste en adoptar un posicionamiento alternativo acerca del relevamiento: considerarlo como una instancia de construcción interpretativa, que se configura como una relación dialéctica entre sujeto y objeto. Dado que el sujeto está enmarcado en un contexto histórico particular, es portador de sistemas de significación, de intereses y de una enciclopedia determinada, la relación que establezca con el objeto tendrá matices diferentes, derivando en múltiples interpretaciones de una misma “realidad”. Siguiendo esta idea, el mapeo aparece más como un diálogo que como una traducción literal de una superficie, alejándonos de la visión (o versión) del relevamiento como una tarea de resultados aparentemente unívocos. El mapa, como producto final de esta relación, más que reflejar una realidad objetiva, refleja las interpretaciones subjetivas de sus productores. Una vez constituido, éste puede ser incorporado en diversas estrategias, ya que al estar creados por y para el hombre, tienen intencionalidades. No por nada fueron herramientas fundamentales para la colonización. Como señala Bender (2006:307) “…the mapping of landscape was not just an adjunct to exploration and colonization, it helped create the conditions for such enterprises.” Todo lo anteriormente mencionado no queda en el plano meramente teórico, y por el contrario es una experiencia que se materializa en nuestra práctica arqueológica.A continuación, citaremos dos casos que ejemplifican esta situación y que estimularon la realización de este trabajo.

* Insituto de Arqueología y Museo - Facultad de Ciencias naturales e instituto Miguel Lilo - UNT - eugedl@ gmail.com ** Insituto de Arqueología y Museo - Facultad de Ciencias naturales e instituto Miguel Lilo - UNT marianamalobertiyahoo.com.ar Di Lullo, Eugenia y Mariana Maloberti. 2010. El Mapeo: una construcción interpretativa. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 6:145-148. Buenos Aires.

Eugenia Di Lullo y Mariana Maloberti - El mapeo: una construcción interpretativa

El CASO DEL SITIO ALTO JUAN PABLO El sitio Alto Juan Pablo, es un emplazamiento agrícola ubicado en el  actual poblado de Nacimiento de San Antonio, al norte del Valle El Bolsón (Departamento Belén, Provincia de Catamarca). La primera detección arqueológica del sitio Alto Juan Pablo, fue llevado a cabo a través de una fotointerpretación (Korstanje 2005) en la cual llamó la atención sus características y particular emplazamiento, ya que se visualizaba como un sitio aislado siendo identificable únicamente parte del sector productivo sin asociarse a un área residencial. Al comenzar el trabajo de campo, nuestra percepción del sitio fue influida por lo que sabíamos que se había observado en la foto aérea, centrando nuestros primeros esfuerzos en el área que había sido previamente visualizada. En este punto lo que ya sabíamos nos influía desde la definición misma del problema. Sin embargo, a través de las tareas de reconocimiento in situ, el paisaje que en un primer momento parecía “mostrarse” solo parcialmente, ahora invitaba a ampliar la visual, ya que, poniendo a prueba la idea de su aparente aislamiento (y en parte para decidir algunas cuestiones técnicas relativas al relevamiento), se recorrió más allá de los límites con los que habíamos demarcado inicialmente el sitio, hallándose de esta manera una ampliación del mismo; redefiniedo y reinterpetándose así el Alto Juan Pablo, bajo una nueva re presentación. En esta instancia, relevar y revelar parecían confundirse en el diálogo con el paisaje a través del cual éste iba siendo construido. Este diálogo interpretativo no fue experimentado únicamente por nosotros, sino que en el año 2001 alumnos de la carrera de arqueología, realizaron por separado prospecciones en el sitio en cuestión, confeccionando cada grupo de trabajo 146

un  croquis de las estructuras productivas. Cuando tuvimos la posibilidad de observar esos croquis, (y al compararlos con el nuestro), la sorpresa devino del hecho que eran muy diferentes entre sí, incluso podría pensarse que se trata de representaciones de sitios distinto (Figura 1). ¿Cómo ocurrió esto si el objeto registrado era el mismo? Para encontrar una posible respuesta, más que centrarnos en el objeto, podemos enfocarnos en la relación planteada entre objeto – sujeto, ya que al fin y al cabo, se trataba de sujetos diferentes, cada uno con sus propias enciclopedias, dialogando de manera distinta con ese paisaje. La pregunta entonces se reformula: ¿Cómo no esperar que hayan llegado a construir múltiples interpretaciones?

Figura 1. Sitio Alto Juan Pablo. Dos ejemplos de croquis realizados por distintos operadores.

E L C A S O Q U E B R A DA D E L O S CORRALES La Quebrada de Los Corrales es un yacimiento arqueológico que se ubica en el Abra de El Infiernillo, Departamento deTafí delValle, Provincia de Tucumán. Éste se compone de dos cuevas y numerosas estructuras agrícolas, pastoriles y residenciales que se distribuyen a lo largo de la cuenca del río (Oliszewski et al 2008).

La Zaranda de Ideas 6: 145-148(2010)

El primer relevamiento de estructuras domésticas comenzó a realizarse en el año 2009. Por cuestiones logísticas y a modo de trabajo experimental, éste se hizo mediante GPS. Era el mes de octubre, y poca gente había asistido a la campaña, por lo que una de nosotras comenzó las tareas de mapeo absolutamente sola. Habían pasado tres días y la velocidad a la que estaba realizando el trabajo era impactante: la pantalla del aparato se había llenado con la silueta de unas 40 florcitas de pétalos circulares, que no eran más que las plantas de las estructuras residenciales patrón margarita, que se componen por un recinto central, en cuyos alrededores se adosan otros más pequeños. Al cuarto día, con motivo del cumpleaños de la autora que estaba llevando a cabo la tarea de relevamiento (y en parte por aburrimiento), se le pidió a un compañero que la acompañe a registrar las estructuras que aún no habían sido mapeadas. Lo que días anteriores había parecido un tarea fácil y rápida, se transformó pronto en un dolor de cabeza. Sencillamente veíamos cosas distintas, por lo que no lográbamos coincidir en la definición de los recintos. Por esta razón, decidimos recorrer juntos lo que cada uno consideraba un muro, y así fue como, lo que antes emergía en el GPS como una pequeña flor, aquél día apareció como un plato de fideos (Figura 2).

CONSIDERACIONES FINALES A través de un reposicionamiento teórico en relación al relevamiento, que ya fue propuesto por varios autores, el mapa puede ser concebido como un texto, y como tal, es susceptible de múltiples interpretaciones y usos, no estando exento de intencionalidades; como establece Quesada (2008), las cartografías son instrumentos de poder y pueden ponerse al servicio de diferentes intereses. Nuestras experiencias en los sitios Alto Juan Pablo y Quebrada de los Corrales, nos alejaron de la concepción ingenua según la cual el mapa se presenta como una proyección casi fotográfica de lo real, convocándonos a ser concientes de los lugares de enunciación y recepción de los mismos. Coincidiendo con Haber et al (2005:62), consideramos al relevamiento como “…una metodología constructiva y dialógica en el curso de la cual son creadas las observaciones, interpretaciones y representaciones, así como las competencias académicas y los sujetos involucrados en las mismas.” Más allá de que nuestra visión de los mapas se haya modificado, los seguimos considerando de gran valor en la investigación arqueológica ya que a través de ellos podemos expresar contenidos imposibles o difíciles de visualizar directamente en el terreno, como por ejemplo las propiedades químicas de los suelos o las relaciones topológicas entre estructuras u objetos. De esta manera se constituyen como valiosas herramientas disparadoras de preguntas, ideas y discusiones. AGRADECIMIENTOS

Figura 2. Quebrada de Los Corrales. Mapeo de estructuras patrón margarita: (a) un operador; (b) dos operadores.

Agradecemos a nuestros directores Dra. Alejandra Korstanje, Dra. Nurit Oliszewski y Dr. Marcos Quesada por sus colaboraciones y guía en nuestra formación. 147

Eugenia Di Lullo y Mariana Maloberti - El mapeo: una construcción interpretativa A Matias Gramajo Bühler y Ana Muntaner por sus valiosos comentarios e incondicionalidad. A Julieta, Araceli y Mariela, amigas e infaltables compañeras de campo. Finalmente, a la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Tucumán (CIUNT) por apoyar a los estudiantes con sus becas.

Recibido en marzo de 2010 Aceptado en abril de 2010 BIBLIOGRAFIA Bender, B. 2006. Place and Landscape. En Handbook of Material Culture, editado por C. Tilley, W. Keane, S. Kuechler, M. Rowlands, P. Spyer, pp. 303–314. Sage Publications, London. Haber, A. F., M. N Quesada, y M. Ramos 2005. Tebenquiche Chico en la superficie del tiempo. Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales 029:61–79. Universidad Nacional de Jujuy, San Salvador de Jujuy. Korstanje, M.A. 2005. La organización del trabajo en torno a la producción de alimentos en sociedades agro-pastoriles formativas (Provincia de Catamarca, República Argentina). Tesis Doctoral Inédita. Facultad de Ciencias Naturales. Universidad Nacional de Tucumán. Oliszewski, N., J. Martínez y M. Caria. 2008. Ocupaciones prehispánicas de altura: el caso de Cueva de los Corrales 1 (El Infiernillo, Tafí del Valle,Tucumán). Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXII 33. Sociedad Argentina de Antropología. Buenos Aires. Quesada, M.N. 2008. Discursos cartográficos y territorios indígenas en Antofalla. En Intersecciones en Antropología 10:15–26. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

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* Eugenia Di Lullo está finalizando la carrera de Arqueología de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán. Actualmente es becaria estudiantil de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Tucumán (CIUNT) y está realizando su tesis de grado en la Quebrada de los Corrales, El Infiernillo, Tucumán, bajo la dirección de la Dra. Nurit Oliszewski y el Dr. Marcos Quesada. Dirección de contacto: [email protected] **Mariana Maloberti está finalizando la carrera de Arqueología de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán, llevando a cabo su trabajo final de carrera en el sitio Alto Juan Pablo (Nacimiento de San Antonio, Catamarca), bajo la dirección de la Dra. Alejandra Korstanje y el Dr. Marcos Quesada. Actualmente es becaria estudiantil de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Tucumán (CIUNT). Dirección de contacto: marianamaloberti@ yahoo.com.ar

El cumplimiento de la ley 25.473 de protección de patrimonio arqueológico y paleontológico Miriam Wagner * En el año 2003 se aprobó la Ley Nacional Nº 25.743 de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico en la Republica Argentina. A partir de entonces, los arqueólogos deben realizar una serie de trámites relacionados con la obtención de los permisos para desarrollar trabajos de campo y con los traslados de materiales arqueológicos dentro y fuera del país. Estas líneas resumen brevemente los trámites que deben realizarse para cumplir con la Ley Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico y de esta manera salvaguardar, desde su lugar de investigadores, los sitios y los materiales de estudio. ORGANISMOS DE APLICACIÓN DE LA LEY El carácter federal de la Ley genera la creación de diversos organismos de protección del patrimonio arqueológico en el país. Ésta federalizaciónimplica que el dominio de los bienes arqueológicos y paleontológicos debe respetar las jurisdicciones que se establecen en el Código Civil y en la Constitución Nacional. El papel del Estado Nacional es el de ejercer la tutela jurídica y/o legal de todo el patrimonio arqueológico y paleontológico del territorio nacional. Es así que a partir de Artículo 5° se establece que el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, sea el Organismo Nacional de aplicación de la misma. Para llevar a cabo las acciones que exige la Ley, se aprobó por Resolución 1134/03 la creación del Registro Nacional de Yacimientos, Colecciones y Objetos Arqueológicos (RENYCOA). Se estableció que el mismo es de primer grado cuando los bienes o infracciones corresponden a la jurisdicción nacional y de segundo grado cuando se trata de cuestiones relacionadas a las diferentes jurisdicciones provinciales. De esta manera, de acuerdo a su lugar de trabajo, los profesionales deberán enviar sus papeles a uno u otro organismo. 1. Permisos y concesiones para realizar tareas de campo Ante la posibilidad de que las fuerzas policiales detecten a individuos que no sean arqueólogos saqueando o trasladando materiales arqueológicos en el país, la Ley incita a los investigadores a solicitar concesiones de trabajo a las autoridades competentes correspondientes al ámbito jurisdiccional en que se encuentran los sitios arqueológicos y en los cuales se tienen planificadas tareas para el estudio de los mismos (Art. 23 a 34). * RENYCOA - INAPL - [email protected] Wagner, Miriam. 2011. Los trámites que deben realizar los arqueológos en relación al cumplimiento de la ley 25743 (de protección del patrimonio arqueológico y plaeontológico). La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 6:149-152. Buenos Aires.

Miriam Wagner - Los trámites que deben realizar los arqueólogos ...

Este trámite es el primer paso que se debe resolver en el inicio de una investigación y antes de ir al campo a realizar cualquier actividad. Cada organismo de aplicación se organiza de manera diferente, pero en general se solicita una serie de requisitos básicos en relación a los proyectos de investigación, áreas de estudios y títulos universitarios (la Ley 25.743 establece que sólo los individuos con título habilitante pueden estar al frente de trabajos arqueológicos en el país, nunca estudiantes). Es importante mencionar que cuando la concesión es solicitada por un investigador o institución científica extranjera, se exige trabajar en forma conjunta con una institución científica estatal o universitaria argentina y es necesaria la autorización del gobierno nacional. Recorrido de los papeles

materiales. En este sentido, es fundamental la incorporación de fotos para cada pieza y/o lote. Las FUR son ingresadas en el Sistema Nacional de Registro del RENYCOA a partir del cual, en caso de ser necesario, se enviarán los datos a las fuerzas correspondientes (INTERPOL, otros). Ficha Única de Registro Colección La ficha fue pensada para informar de manera general acerca de una colección en particular. La misma es importante porque configura la puerta de ingreso al Sistema de Registro Nacional. En ella se solicita información sobre la institución en las que se encuentra la colección, el investigador a cargo, los materiales que fueron recuperados, entre otros. Puede ser llenada en base a diversos criterios (por ejemplo una colección por sitio). Ficha Única de Registro Yacimiento

2. Registro de colecciones arqueológicas. Fichas Únicas de Registro (FUR) La Ley establece la obligación de registrar los materiales en las Fichas Únicas de Registro (FUR) por parte de los investigadores. El objetivo, por un lado, es tener el estado de situación patrimonial de los bienes arqueológicos en nuestro territorio; y por otro, contar con descripciones lo más detalladas posibles a efectos de facilitar la tarea de búsqueda a los agentes de recuperación de piezas. Con la finalidad de cumplir con este requisito se elaboraron las Fichas Únicas de Registro para Colecciones, Objetos, Lotes y Yacimientos arqueológicos. En las mismas se solicita información imprescindible que permitirá, en caso de presentarse alguna situación delictiva, detectar con rapidez los 150

La finalidad de esta FUR es la de completar un registro nacional donde figuren cada uno de los yacimientos arqueológicos del país. Esta información confidencial será utilizada para prevenir, detectar y determinar situaciones de riesgos de los sitios arqueológicos en el territorio argentino. Ficha Única de Registro Objeto Este registro sirve para identificar cada objeto dentro de una colección y por lo tanto, se pide que se llene una serie de variables que hacen a la descripción del mismo (el sitio de donde proviene, formas medidas, decoración, deterioro, etc.). Ficha Única de Registro Lote Un lote está constituido por objetos que no pueden ser descriptos individualmente pero presentan igual materia prima. Un ejemplo de esto son los fragmentos de cerámicas, óseo animal, etc. Es importante respetar el pedido

La Zaranda de Ideas 6: 149-152 (2010)

de una foto general de los materiales para su identificación por parte de las fuerzas de seguridad. Las FUR con sus instructivos se encuentran en la página Web del INAPL: www.inapl.gov.ar en Registro Nacional de Yacimientos Colecciones y Objetos Arqueológicos. (Ante cualquier duda se puede consultar por teléfono o vía mail al RENYCOA: [email protected]). Recorrido de los papeles según registro de segunda y primera instancia:

realizar los papeles administrativos que habiliten el traslado. En estas fichas se deben volcar los datos del arqueólogo, la institución a la que pertenece, objetivos del traslado, permisos institucionales, lugar de salida, aduana, medio de transporte, el destinatario, nombre y número del proyecto, foto, sitio del cual procede y firma del responsable y en caso de que el traslado sea temporario, seguro puerta a puerta, fecha de regreso del material, etc. En el caso de traslado de restos óseos humanos se necesita además la autorización de los organismos de aplicación jurisdiccionales. SOLO EL INAPL OTORGA LA AUTORIZACIÓN DEFINITIVA LUEGO DE LA EVALUACIÓN DE LA SOLICITUD.

3.Traslados permanentes o transitorios de evidencia arqueológica La ley expresa que los bienes arqueológicos sólo pueden salir de la Argentina con fines de exhibición y/o científicos; y establece que para el traslado de materiales (dentro y fuera del país) se debe contar con la autorización del organismo nacional competente (Art. 50 y 51). Se contemplan dos casos de exportaciones: temporarias para exhibiciones (realizadas por instituciones y/o particulares) y temporarias y/o permanentes con fines científicos (análisis de laboratorio relevantes para las investigaciones, por ejemplo ADN, isótopos, termoluminisencia, dataciones, entre otros). Para el cumplimiento de lo establecido por la Ley se ha desarrollado para todos los casos mencionados, una única Ficha de Exportación de Bienes Arqueológicos. En las mismas se pide una serie de requisitos necesarios para poder

En caso de que necesite realizar un traslado permanente o transitorio con fines científicos y las muestras pertenezcan a instituciones nacionales, la solicitud se envía directamente al INAPL. Es importante mencionar que es necesario realizar los pedidos de traslados de material con tiempo suficiente, debido a cuestiones administrativas. Las fichas están disponibles en www.inapl.gov.ar ALGUNAS PREGUNTAS -¿Qué se puede hacer si no funciona correctamente el organismo de aplicación provincial de la Ley? En el caso de que pueda existir alguna dificultad con el organismo de aplicación provincial, el arqueólogo puede dirigirse al RENYCOA y consultar si puede enviar directamente los papeles. El registro se encargará de comunicarlo a la provincia en cuestión. - ¿Qué debo hacer cuando regresan los materiales al país luego de haber realizado análisis no destructivos? 151

Miriam Wagner - Los trámites que deben realizar los arqueólogos ...

El trámite de traslado transitorio termina cuando el arqueólogo comunica que los objetos ya están en el país. - ¿Se puede enviar muestras o trasladarlas presentando fotocopias o faxes de los permisos a las autoridades? Las distintas fuerzas de seguridad no deberían aceptar papeles escaneados, fax o fotocopias - ¿El RENYCOA puede rechazar un pedido de traslado de material o de salida permanente para fines de investigación? S o l o e n c a s o d e n o p re s e n t a r l a documentación con los avales pertinentes, no tener un título habilitante o de existir sospecha de alguna clase de delito. -¿Qué sucede si se vencen los plazos de los materiales llevados al extranjero para su análisis no destructivo? Se debe presentar nuevamente los permisos provinciales o de las instituciones nacionales con las nuevas fechas de extensión del préstamo, ya que pueden existir problemas con la aduana tanto para sacar materiales del país como para entrarlos. Contacto Ante cualquier duda se puede consultar al RENYCOA: TE 47843371/ 47836554 int. 13 o por Email. [email protected]. Horarios: 10 a 18 hs. Recibido en julio de 2010 Aceptado en octubre de 2010

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*Miriam Wagner es Licenciada en Antropología con Orientación Arqueológica, egresada de la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarria (UNCPBA) en octubre de 2004. Estudiante de la Carrera de Edición, Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Integrante desde el año 2005 del Registro Nacional de Yacimientos Colecciones y Objetos Arqueológicos, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL). Dirección de contacto: [email protected]

ENTREVISTA AL ARQUEÓLOGO CARLOS N. CERUTI

Marcelo Vitores* Melina Bednarz** Ariadna Svoboda*** INTRODUCCIÓN Aguijoneados por el deseo de conocer la historia reciente de nuestra disciplina, continuamos entrevistando a sus testigos y protagonistas. Como siempre, aprovechando sus aprendizajes, opiniones y perspectivas; para poder conocer aquel pasado, comprender este presente y formular rumbos futuros. En esta ocasión nos encontramos en la ciudad de Mendoza, durante el desarrollo del XVII Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Nos dirigimos con el entrevistado al exterior de la confitería de una facultad de la Universidad de Cuyo. Nos ubicamos en una mesa de plástico con sombrilla e hicimos el pedido. Nuestra atención se dirigió entonces a Carlos N. Ceruti, un investigador de referencia para el noreste de Argentina. Nos apostamos con anotador, grabador y cámara frente a este arqueólogo de barba y pelo blanco peinado con raya al costado. Viste camisa amarilla de mangas cortas (que resulta abrigo insuficiente para el confort del entrevistado, a medida que en el campus oscurece y refresca). De la camisa pende el gafete de participante del congreso, y del cuello cuelgan sus anteojos. Por momentos, durante el relato, su mirada se pierde en el

horizonte, como visualizando los recuerdos.Al contar las anécdotas más graciosas, gesticula animadamente, aunque por lo general conserva una postura tímida con los brazos a los lados del cuerpo. Pero de ninguna forma es distante, más bien se muestra abierto y casi familiar: responde nuestras preguntas con amabilidad, buen humor y complicidad; de su bolso saca un álbum de fotos para presentarnos a su nieta y, demostrando interés y curiosidad, también nos pregunta por La Zaranda y sus participantes, lo que constituyó prácticamente una entrevista en sí misma. Cuando llegó el café, fue nuestro turno de preguntar.

* Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural - CONICET- [email protected] **Centro de Arqueología Urbana -UBA- [email protected] *** Centro Nacional Patagónico - CONICET - [email protected] Vitores, Marcelo, Melina Bednarz y Ariadna Svoboda. 2010. Entrevista al arqueólogo Carlos N. Ceruti. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 6:153-164. Buenos Aires.

Vitores et al. - Entrevista al arqueólogo Carlos N. Ceruti

ENTREVISTA ¿Cómo llegó a la Arqueología? Mi padre era coleccionista. Era farmacéutico en Humberto Iº, un pueblo de la provincia de Santa Fe, y en esa época a la farmacia caían todas las cosas raras que se encontraban. Así, vimos entrar plantas extrañas, ofidios que se guardaban en alcohol, y de vez en cuando cerámica recolectada en las costas del Río Salado, que pasaba a algunos kilómetros del pueblo. En un viaje de vacaciones fue a Villa Rumipal, en Córdoba, y recolectó para nuestro “museo” familiar (donado luego al Museo de Cs. Nat. y Antropológicas “Prof. Antonio Serrano” de Paraná, Entre Ríos) una cantidad de material arqueológico: fragmentos cerámicos, puntas de proyectil, moletas… algunas conanas. En el tren de regreso se encontró con Antonio Serrano1, que lo llevó a su casa en Córdoba, le mostró su colección particular y desde entonces le remitió los materiales que iba publicando. De manera que mi incorporación a la Arqueología fue una cosa natural, a través de mi padre y las publicaciones de Serrano. Cuando empecé el secundario ya tenía definido qué iba a seguir en la Universidad. Mi familia quería que fuera médico, pero como el que financiaba era mi padre… Un aliado… Sí, un aliado importante. Y bueno, llegado el momento pedí los programas. No fui a la UBA porque vi que en la carrera había Latín y Griego, y me gustó más La Plata, con orientación encaminada hacia las Ciencias Naturales. En el viaje para inscribirme me acompañó mi padre; recuerdo que en el Museo vimos pasar una persona de guardapolvo blanco, y lo interrogamos. Resultó ser el Dr. Humberto Fabris, entonces Vicedecano y que luego sería mi 154

profesor de Botánica. Mi padre le contó cuáles eran mis intenciones y le preguntó si se podía vivir de la Arqueología; me acuerdo que le dijo que “…vivir sí, pero nunca va a ser rico. Pero vivir dignamente, sí”. Como era la respuesta que ambos esperábamos, me inscribí. ¿Quiénes fueron sus profesores más influyentes, favoritos o no…? Mis profesores favoritos... primero el Dr. Alberto Rex González. Con él dábamos Arqueología Argentina. Sus clases podían ser extrañas; tenía una gran cantidad de cajas con fichas, y con ellas organizaba sus clases. Pero las fichas tenían la mala costumbre de desordenarse, y reacomodarse en un orden extraño que no siempre era el requerido. El se daba maña para reordenarlas, y cuando encauzaba la conversación podía ser apasionante. Como éramos muy pocos, siete u ocho, no dábamos clase en un aula sino en su escritorio. Recuerdo sobre todo una de esas clases, cuando tomó el tema de Sierras Centrales… hizo una combinación entre Arqueología y Etnohistoria tan vívida que todavía ahora me estremece cuando me acuerdo; a tal punto que tuvo que abrir la puerta e invitarnos para que nos fueramos, porque habíamos quedado duros, pensando, sin movernos del asiento. A pedido nuestro dio Chile, que no estaba en el programa. Otro profesor que me marcó fue un geólogo, el Dr. Francisco Fidalgo. Con él dimos Geomorfología y también Geología del Cuaternario. En alguna forma, era la contraparte de González, absolutamente ordenado y sistemático. En Geología del Cuaternario le hicimos un paro de 20 días en demanda de menores exigencias (era la única materia con teóricos obligatorios). Dijo que respetaba nuestra decisión, pero que no estaba de acuerdo. Y no aflojó. Cuando volvimos a clase, a pesar de los días perdidos, se las arregló para terminar todo el programa en

La Zaranda de Ideas 6: 153-164 (2010)

tiempo y forma. Eso sí, ¡para tomarle apuntes a la velocidad que hablaba, nos quedamos sin dedos! También lo tuve al Ing. Cardich 2 en Americana I. Fui alumno de Cigliano 3 en Prehistoria…., de Ana María Lorandi… Teníamos un buen plan, el plan ‘66; yo era del ‘65 pero me pasé al ‘66, que estaba dividido en tres orientaciones, y tenía varias materias optativas. Uno debía elegir un profesor asesor y juntos planificar la carrera. González fue mi asesor, y tomé algunas de las materias optativas de la carrera de Geología. Había hecho Fundamentos de Geología, y Geomorfología, que eran obligatorias, y elegí, entre otras, Aerofotointerpretación y Geología del Cuaternario. También tomé Botánica Económica –que era Etnobotánica con otro nombre-, con la Dra. Dawson. Fue una carrera más encaminada a las Ciencias Naturales que a las Humanidades. Entonces no estaba la Facultad, como ahora, y todas las clases se daban en el Museo. Después, Antropología Cultural pasó a Humanidades. Nosotros, los de Arqueología, prácticamente vivíamos en el Museo 4. Y lo hacíamos con gran alegría… una alegría que siempre sentí al concurrir a los congresos de Arqueología y reencontrarme con la gente. Ya que estamos en un congreso podemos preguntar ¿Cómo fueron cambiando? El primer Congreso Nacional 5... yo era estudiante todavía. Se hizo en Rosario. Lo organizó María Teresa Carrara. Entrábamos en una sala, así que todos escuchábamos a todos. Nuestro grupo de estudiantes tenía a José Togo como coautor de una de las exposiciones. Era nuestro crédito. Es interesante que mencione el rol de los estudiantes en los congresos, porque siempre se está reviviendo la discusión.

El rol de los estudiantes en los congresos fue cambiando permanentemente. En general fue así: en un congreso se autoriza que participen con todas las prerrogativas. Hay problemas, y en el congreso siguiente pueden participar pero con el aval de un profesor; en otro congreso se organizan las mesas de estudiantes porque solicitan tener su espacio propio, y en el congreso siguiente piden volver al régimen anterior… Ha sido cíclico. …el eterno retorno… Sí, como el eterno retorno… es variable, de acuerdo a las circunstancias. Lo que ocurre en cada congreso determina lo que va a pasar en el próximo. Volviendo a Rex y a otros personajes que son parte importante de nuestra disciplina ¿hay alguna otra anécdota o caracterización que le gustaría compartir? Y.... trabajar con Rex era difícil, sobre todo para mí que no estaba en el noroeste, porque le llevaba el apunte a demasiadas cosas. Era una persona que no se negaba a nada, entonces para consultarlo había que hacer siempre una cola porque venía muchísima gente a verlo. Le pedían conferencias o asesoramiento de cualquier lado, y nosotros estábamos en la cola con los papeles para mostrarle, y él, ocupado con una delegación que venía a hablar, y otro que venía a pedirle conferencias,… y seguíamos haciendo cola. Pero... era una persona que tenía un conocimiento muy grande y una gran intuición. Y que había trabajado en muchos lados. Se había recibido en Columbia; en el año 1948, recién llegado de EEUU realizó la primera excavación estratigráfica del Litoral. Venía de trabajar en el sudoeste de EEUU, en el área de los Pueblo, y tenía en la cabeza las estructuras de Pueblo Bonito, las kivas ceremoniales6... (niega con la cabeza)… cavó 42 cuadrículas buscando estructuras en las islas 155

Vitores et al. - Entrevista al arqueólogo Carlos N. Ceruti

frente a Goya (continúa entre risas)… Creo que sigue siendo la excavación más grande que se hizo en el Litoral... ¡Pero no encontró ni un agujero de poste! Era muy creativo. Sobre cualquier proyecto que se le llevara, tenía algo que decir. A veces parecía que no se interesaba, pero lo miraba así (extiende la mano emulando el gesto) y decía: “Mirá, me parece que lo que tenés que incentivar es esta parte porque acá vos definís...”. Y yo decía “¿¿cuándo lo leyó??”. Después, era bastante olvidadizo. En esa época, la situación era difícil en El Museo. Había dos divisiones: la División Arqueología y la División Antropología, y no tenían demasiado contacto entre sí. Cigliano era el jefe de Antropología, que estaba abajo.Y arriba estaba la división Arqueología, donde el jefe era Rex. No había laboratorios suficientes para todos. Los laboratorios eran compartidos hasta el máximo, y los que habíamos llegado últimos trabajábamos en cualquier lado. Yo trabajé durante una época en uno de los balcones que tiene El Museo -que dan al hueco central- arriba de una vitrina que tenía material Nazca, un balcón abierto donde en invierno hacía un frío terrible. En otra época trabajé en uno de los depósitos, que está al lado del garage y de Paleontología, junto con Ana María Lorandi. No tenía ventilación, así que cada media hora teníamos que salir a respirar porque era insoportable... ¿Y usted viajaba desde Entre Ríos? No, yo vivía en La Plata.Viví diez años allí. Me llama la atención la figura de Rex González como alguien desordenado y olvidadizo, porque me acordé de algo que alguna vez él escribió: que la ciencia es “un afán estético de orden”. Y sospecho que estar tratando de ordenarse a si mismo era... 156

Claro, un afán. ¡No dijo que lo hubiera conseguido! Era una mezcla extraña, de orden, de planificación... y desorden en lo cotidiano. Recuerdo una vez que estaban de moda las historias sobre platos voladores, las pirámides, la Isla de Pascua y demás. Entonces a Rex le hicieron organizar una conferencia en Buenos Aires, sobre la Isla de Pascua. ¡Parecía que los extraterrestres le manejaban el proyector! Teníamos proyector de diapositivas; no existía ni siquiera el aparato de filminas, menos el cañón. Las diapositivas salían todas al revés. Entonces él decía: “…bueno, éste es un moai7; salió al revés, pero ustedes imagínense...”. Entonces teníamos que dar vuelta la cabeza para tratar de ver... Y después se cortó la luz directamente. Me acuerdo que adelante mío iban unas mujeres, y una le preguntaba a la otra “¿qué te pareció?”, [y la otra le contestó] “y... interesante; pero mucho mejor es Favio Zerpa8…”. ¿Quiere explayarse un poquito sobre ese interés que comentó, esa fascinación en una de sus primeras clases sobre la Etnohistoria? Claro… según exponía Rex en sus clases, la Arqueología argentina había tenido dos grandes etapas. Una etapa en la cual la teoría se había hecho partiendo del positivismo, con base en las Ciencias Naturales, con algunos investigadores europeos que habían llegado a la Argentina en las épocas de Urquiza y Sarmiento, y que él personificaba en Ambrosetti9. Y otro período en el cual la investigación científica en Arqueología par tía de la interpretación con base en la Etnohistoria. Para personificarla: Boman y Debenedetti10. Él decía que eso había atrasado la Arqueología argentina 50 años. Entonces, como contrapartida, en la década de 1960 se produjo un rechazo bastante grande hacia la Etnohistoria, porque durante todo ese tiempo la Arqueología había estado subordinada a la interpretación con base

La Zaranda de Ideas 6: 153-164 (2010)

etnohistórica. Fue la época de los trabajos de Márquez Miranda 11 , por ejemplo: los restos arqueológicos de cualquier época eran interpretados de acuerdo a las crónicas de la época hispánica y post-hispánica; el rechazo de la interpretación etnohistórica de los procesos arqueológicos conllevaba también la negativa a estudiar la historia. Rex tenía una formación neoevolucionista, sus maestros habían sido Julian Steward y Leslie White12, pero no rechazaba las crónicas. Por el contrario, había contado con el apoyo de su suegro, el Teniente Coronel Aníbal Montes, a quien respetaba muchísimo. Montes fue un personaje multifacético: naturalista, paleontólogo, geólogo y etnohistoriador. Proporcionó el apoyo histórico que necesitaba Rex para su trabajo en Córdoba, primero, y después en el Noroeste. Si revisan el Nº 1 de la Revista de la Escuela de Antropología de Rosario (entonces Instituto de Antropología13), editado cuando González era su director, encontrarán un muy importante trabajo del Teniente Coronel Montes sobre el gran alzamiento diaguita14, una de las obras que complementaba el trabajo arqueológico de Rex. Es decir, él no interpretaba la arqueología local a partir de la crónica, como Boman, y es evidente que la cronología tampoco era chata en sus trabajos, pero manejaba muy bien las crónicas y los trabajos de Montes, los tenía siempre presentes sobre todo para la época de contacto. Sus clases eran un ir y venir constante entre la documentación histórica y la arqueológica. A veces nos decía: “Bueno, pero ustedes esto ya lo saben por Etnografía, ¿no es cierto?” y nosotros no sabíamos nada de Etnografía. Habíamos cursado Etnología con el Dr. Armando Vivante, que se vanagloriaba de ser el último exponente de la Kulturkreise15 en la Argentina. Había sido discípulo de José Imbelloni, y nos obligaba a tener el “Epítome de Culturología” como libro de cabecera. Etnografía era solamente un complemento de esa otra materia, y la veíamos en función de las “Areas Culturales” de Brinton.

Nosotros estábamos en contra de la Kulturkreise.... lo sufríamos a Vivante; y sufrí mucho cuando ví que nos englobaban a todos bajo el rótulo de “Histórico-Culturales”. Creo que no fue justo. En cuanto a la investigación básica, ¿nota usted que haya habido muchos cambios en temáticas, metodología, nuevos acercamientos a la investigación, constituyendo tal vez modas? Empezamos la carrera en una época en que no había en absoluto salidas al campo. Te hablo de La Plata, pero en la UBA no era muy diferente, ustedes lo pueden averiguar con lo profesores de allá. En la UBA los estudiantes directamente no participaban en las actividades de campo; el que empezó a llevarlos fue Ciro Lafón16. En La Plata cada profesor llevaba en general un grupo de sus alumnos, pero no había fondos como para trasladar cátedras enteras. Tampoco éramos muchos. En mi grupo, había solamente ocho o nueve, mayoritariamente chicas. En 1965, en primer año, los ingresantes a todas las carreras del Museo entrábamos en un aula, la sala donde después pusieron la maqueta de la Tierra, creo que éramos un poco más de 100. Después, hubo un gran crecimiento en la matrícula; en 1973 Antropología sola tenía más de 100 inscriptos, especialmente en Antropología Social que después se separó y fue a Humanidades, y en Arqueología quedaron los diez o doce de siempre. Había que hacer horas de campaña, pero no había fondos, así que uno se inscribía en los viajes de Geología o de lo que fuera, que en general tenían más presupuesto. Yo terminé la carrera con una semana de campo hecha con la cátedra de Cigliano, de Técnica de Investigación Arqueológica, en el Salto Grande, y comencé a investigar siendo estudiante todavía. En 1974 pedí una beca al CONICET y me la denegaron, aclarando que eso no implicaba “… desconocer méritos personales o intelectuales”, sino que habían gravitado otros factores, 157

Vitores et al. - Entrevista al arqueólogo Carlos N. Ceruti

como: naturaleza del trabajo a realizar, número de candidatos, grado de interés del tema y posibilidades presupuestarias. Nunca supe qué lugar había ocupado en el listado, y sospecho que ni siquiera se leyó mi proyecto. ¿En qué consistía...? El Plan de Trabajo era para hacer Arqueología Regional en el centro y este de la provincia de Santa Fe. Rex me tramitó un subsidio de CONICET y empecé a trabajar en el campo, solo. No fue fácil; tuve que hacer mi experiencia a solas. No había bibliografía. Me acuerdo que entre las revistas que llegaban al Museo de La Plata se editaba muy poco sobre Arqueología, y menos del Litoral. Un poco más del Noroeste o Cuyo… en cambio se recibían varias revistas europeas, con eje en Prehistoria del Viejo Mundo, como L’Anthropologie… creo que todavía recibían una Revista de Asiriología que había pedido Menghin17 cuando fue profesor… La biblioteca tenía poco espacio; las revistas se exhibían durante un tiempo en una mesa, y luego iban a un depósito hasta que se las pudiera fichar. En una oportunidad se llovieron los techos y parte de las revistas se arruinaron. Me acuerdo específicamente del trabajo de Goggin18 sobre mayólica. Nunca lo pude leer, porque quedaron todas las páginas pegadas... Eran condiciones bastante duras. ¿Cómo fueron cambiando tus intereses de investigación? ¿Se fueron dando fortuitamente o fue una búsqueda? Era distinta la investigación en esa época, no había tanto interés ni tantas facilidades para estudiar teoría antropológica. Las publicaciones eran pocas, y el énfasis en la teoría vino después, eso es algo de la década del ‘80 y del ‘90. En primer año leí “Qué sucedió en la Historia”, de Gordon Childe 19, y “La dialéctica de la Naturaleza”, de Federico Engels20, dos libros 158

que me dieron vuelta la cabeza. Los vendían en el Centro de Estudiantes. En esa época, y con esa pequeña base teórica, me sentía capaz de cualquier cosa… después vino la Ecología y las obras de Willey21… Nunca me interesé ni comprendí al Estructuralismo, y cuando llegó Binford ya no estaba en la Facultad, me las tenía que arreglar solo en Santa Fe y Entre Ríos. Traté de moverme siempre en el marco de la Arqueología como Ciencia Social, pero muy ligado a las Ciencias Naturales. Si en aquella época hubiera existido la Arqueología del Paisaje, quizás hoy podría reivindicarme como precursor. En general en ese tiempo se construyeron corpus de datos muy importantes. Por ejemplo, tu trabajo de la cerámica monocroma…,. Claro, pero tenía mucho de empírico el trabajo. A lo mejor se construía teoría sin saberlo. No fue fácil, yo estaba aislado, prácticamente no tenia contacto con la universidad, no había internet, no había GPS, no había ningún elemento técnico de los que puedan manejar en la actualidad. En Santa Fe no había prácticamente con quién hablar. La carrera en Rosario estaba bastante reducida, casi sin gente en Arqueología: María Teresa Carrara, Víctor Núñez Regueiro, Myriam Tarragó, y algunos alumnos que tardaban en recibirse; hubo profesores y alumnos que fueron perseguidos durante la dictadura... “las” dictaduras. En Entre Ríos, en la costa del Uruguay solamente estaba Jorge Rodríguez.Yo no tenía contacto prácticamente con ninguno de ellos, mis contactos seguían siendo con La Plata, cuando podía viajar. Entre Ríos me pagaba, dos veces al año, diez días para hacer actualización bibliográfica. Entonces cargaba el bolso con materiales y me iba a La Plata, donde lo buscaba a Eduardo Tonni22 y, con mate de por medio, abría el bolso y sacaba los huesos que llevaba para que me los revisara, porque no teníamos quién hiciera Arqueozoología, no había quién hiciera Arqueobotánica.

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¿Cómo ve el panorama actual? Yo creo que tienen más posibilidades, primero porque hay un mayor desarrollo teórico, hay mayor acceso a la bibliografía, y hay más posibilidades de financiación. El CONICET actual no tiene nada que ver con el CONICET que conocí yo, las posibilidades de acceso son mayores, no los sueldos, pero sí las posibilidades de acceso a la carrera. En la época en que yo egresé había que dividir por tres: un tercio de los Antropólogos podía trabajar en la profesión, un tercio estaba sub-ocupado y hacía otras cosas; y un tercio se recibía y se alejaba de la disciplina. No sé cómo será la proporción en este momento, pero era difícil conseguir las becas de CONICET, de hecho yo nunca tuve beca, aunque sí subsidios. Por otra parte había una división muy grande, una separación entre los dos centros mayores de investigación en Arqueología: la UBA y La Plata. Prácticamente no había relaciones, sobre todo en los niveles intermedios y entre estudiantes. ¿Entre los mismos estudiantes no había vínculos? No, no había vínculos. El planteamiento de relaciones fue gradual, y se produjo no hace mucho tiempo.Yo ya no estaba cuando empieza a vincularse la UBA con La Plata. Siempre recuerdo con afecto a Ernesto Piana, porque en 1972, cuando todavía éramos alumnos y nos encontramos en el Congreso de Cipolletti, intercambiamos información y bibliografía. No era nada frecuente. ¿Qué nos puede decir de las condiciones en los ‘60 y ’70, que fueron décadas bastante complicadas? Cuando entré a la Universidad, estaba todavía el gobierno tripartito. No era cuatripartito: los no-docentes no formaban parte del gobierno de la Universidad. Había problemas de presupuesto.

Recuerdo que la primera manifestación a la que fui era por presupuesto, justamente. Después vino el golpe de Ongania23 y se terminó el Centro de Estudiantes, se terminó el gobierno tripartito y la Universidad fue intervenida, no cerrada, pero sí intervenida. Fueron épocas bastante duras, había mucha actividad política estudiantil pero semiclandestina, el Centro estaba cerrado. En 1968 empecé a trabajar en la cuenca del Saladillo Amargo. Me recibí en el ’73; para entonces era no-docente en la Facultad de Arquitectura, era dactilógrafo; me casé y viví tres años en La Plata, y después renuncié a Arquitectura y me fui con un contrato bastante... (ladea la cabeza en ademán de sopesar la palabra justa) ... “endeble”, a la provincia de Santa Fe, que era mi lugar de origen, al Museo Etnográfico. Luego estuve contratado tres años en el Departamento de Folklore y Artesanías y finalmente entré en Entre Ríos cubriendo una vacante que se había producido en el Departamento de Antropología del Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas. Y ahí estuve el resto del tiempo como Jefe de Departamento y como Director durante seis años. En el ‘83 ingresé a CONICET manteniendo el trabajo en Entre Ríos, donde opté finalmente por la jubilación anticipada, cuyo cobro suspendí manteniendo el total de horas en CONICET. Y desde entonces estoy en esa situación. ¿Quisiera agregar algo acerca de la relación cambiante entre la práctica profesional y el contexto político y social general? ¿Algo tal vez en relación a la Arqueología de Rescate? Y bueno, después de Onganía, y hasta la llegada de Cámpora24, tuvimos dictadura militar. La carrera de Antropología en Buenos Aires y en La Plata no desapareció, pero alternativamente se cerró una o se cerró la otra. Mar del Plata se cerró, Rosario estuvo cerrada con expulsión de profesores. Paradójicamente la Universidad con carrera de Antropología que nunca se cerró ni tuvo mayores problemas era la única en que explícitamente existía la 159

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carrera de Antropología Social: Misiones. Las demás tuvieron períodos de cierre. Rosario tuvo cierre y reducción de los años de la carrera; y se dictaban las materias solamente para que los alumnos que las tenían que cursar, terminaran. Yo no hice docencia, salvo en la época en que fui auxiliar de cátedra: en primer año (Fundamentos de Antropología) y después con Ana María Lorandi en Altas Culturas. Sí puedo hablar de las tareas de Arqueología de Rescate, la otra pregunta que hacen ustedes. Gran parte de mi actividad al respecto fue en relación al Proyecto del Paraná Medio25. En esa época, comienzos de los años ’80, ya estaba en la Provincia de Entre Ríos, y conseguimos que se firmara un convenio entre la Subsecretaría de Cultura y la Empresa Agua y Energía, por el que cualquiera de las dos partes podía publicar independientemente los resultados de las investigaciones. Fue una idea muy interesante, porque el Proyecto del Paraná Medio... vamos a decirlo así: estaba “monitoreado” (Ceruti levanta la mirada al cielo mientras pronuncia la frase). Las cosas que podían afectar al desarrollo de la represa... había restricción para publicitarlas, todo lo que se hacía público debía ser en apoyo del proyecto. Fue muy notorio, por ejemplo, cuando se tocó un tema del que se habló mucho en esa época, acerca de la incidencia que podían tener las fallas sobre el futuro de las represas. En la India se había producido un problema con una represa que se derrumbó y arrasó poblaciones; pero el tema se ocultaba. Hubo una reunión de geólogos, por ejemplo, en la que se comentaron los problemas que existían en cada una de las represas en construcción o construidas, y fue notable porque Paraná Medio parece que era la única en que todo andaba perfecto, no tenía problemas ni se preveía que los tuviera. Yo trabajaba en equipo con un geomorfólogo, el Dr. Martín Iriondo26 y pudimos publicar algunas cosas sobre problemas geológicos gracias a que teníamos ese convenio que nos daba cierta independencia. La represa Paraná Medio, si 160

se construía, iba a hacer un daño tremendo a los sitios arqueológicos. Tenía tres cierres planificados, pero en general se hacía la campaña publicitaria sobre uno solo, el cierre Chapetón, del que se llegó a terminar el proyecto ejecutivo. Había otro cierre más, a la altura de Esquina27, y otro más que no se publicitaba y del que nadie hablaba, que quedaba en el delta. La versión completa del proyecto, para que funcionara con efectividad, debía tener los tres cierres. Entonces se discutía mucho si las represas de llanura detenían inundaciones o no detenían, y una serie de factores técnicos que iban anexos: la cantidad de tierras productivas que se iban a inundar, la navegación, la erradicación de poblaciones… Las represas de llanura no detienen las inundaciones, porque el vaso de la represa no puede vaciarse para contener el agua porque entonces no produce energía, que es su función principal.Además, cuando el nivel de una creciente supera el nivel de la represa –sobre todo teniendo en cuenta todas las que existen en Brasil, aguas arriba- debían abrirse las bocas para que el agua siguiera y no rebasara el cierre, con riesgo para toda la estructura. La represa de Salto Grande se llevó casi todos los sitios arqueológicos que quedaban aguas abajo. Y la represa del Paraná Medio iba a destruir todos los sitios que hay desde muchos kilómetros aguas arriba de Esquina hasta el delta. Yo todavía conservo por ahí algunos de los planos donde está la extensión de tierra que iba a inundar y no quedaba nada, todo está bajo cota de la represa: las tierras bajas, prácticamente todas las islas del Paraná Medio, y el delta. ¿Qué prioridad piensa que se le tiene que otorgar, en el trabajo arqueológico, a la relación con el resto de la sociedad -sea una empresa privada, sea el público en general-? Cuando uno hace Arqueología de Rescate, trabaja bajo condiciones que no son las de la Arqueología académica.

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Me acuerdo que en el organigrama de Agua y Energía había una repartición que se llamaba algo así como “Medio Ambiente, Sanidad y Desarrollo”, en la cual estaba metido todo lo que fuera medio ambiente, arqueología, relocalización de poblaciones, sanidad, relevamiento de fauna y flora... Era una bolsa de gatos. Todo lo que era “secundarísimo” para el proyecto pero que pudiera causar escozor, estaba ahí metido. Como no entendíamos el lenguaje que hablaban los ingenieros, hubo que aprenderlo. Me acuerdo que había palabras que no podíamos decir. Cuando yo hacía las planificaciones por ejemplo escribía “investigación arqueológica”, entonces me la tachaban y me decían “investigación no, poné rescate” y yo decía “no, investigación, porque en Arqueología tenemos que investigar, y planificar la investigación”, “no, poné rescate”. Al fin un día me dijeron que los organismos financieros como el Banco de París tenían en el léxico “rescate”, y rescate significaba más dinero o aprobación del proyecto. Un proyecto que no tuviera la palabra “rescate” tenía menos posibilidades de ser financiado. Los tiempos no los poníamos nosotros, los tiempos estaban establecidos por el proyecto ejecutivo, y con el dinero pasaba lo mismo. Rex González quiso en su momento que hubiera una parte de la financiación estipulada que fuera para rescate arqueológico. Pero nunca se consiguió que figurara eso, se pactaba cada vez la cantidad de dinero que nos iban a proveer, no un porcentaje del total de la financiación prevista sino que cada vez nos daban una suma distinta y de acuerdo a lo que planificábamos hacer. De cualquier forma era una condición financiera mucho mejor que la que habíamos tenido hasta ese momento; era mucho más segura y más grande que la que podíamos conseguir a través de CONICET. Los subsidios de CONICET eran, en todo caso, un complemento. La Arqueología de Rescate se puede sintetizar en pocas palabras:“Hacer todo lo que se pueda, lo mejor que se pueda y en el menor tiempo posible…. y lógicamente, con el menor costo para la Empresa”.

¿Y en qué circunstancias similares le pasó así, de tener ese contraste con la comunicación, en cuanto a qué hacemos, qué sabemos y lo que sabe la gente o quiere saber? Bueno, eso es otra cosa que hubo que aprender. Así como aprendimos el léxico de las empresas, hubo que aprender a manejarse con la gente. Porque al no haber fondos, la única posibilidad de hacer arqueología era contar con el apoyo de las comunidades locales. En el área donde yo trabajé no había comunidades de pueblos originarios. Sí había comunidades locales. En La Paz, por ejemplo había muchas instituciones (en las cuales frecuentemente se repetían los nombres), que eran las que podían proporcionar apoyo. Y después estaban las comunidades isleñas con las que había que llevarse bien. En Entre Ríos nunca tuve problemas con los pobladores de las islas. Otra dificultad era la gente que se llevaba al campo: nunca pude contar con un número suficiente.Al no tener universidad cerca no tenia el aporte de estudiantes, así que mis trabajos de campo siempre fueron con dos o tres personas más, algunos voluntarios y otros pagos; generalmente peones municipales que me servían como auxiliares de campo y como guías. Imposible entrar y salir de las islas sin tener vehículo (lancha o canoa) y guía. ¿La Paz es una ciudad de Entre Ríos? Sí, La Paz es una ciudad de Entre Ríos, al norte de Paraná. Ahí tenía mi centro de acción, en el Museo Regional. En las localidades del interior, casi todos los museos son regionales, así que tienen de todo: un poco de Historia local, un poco de Ciencias Naturales, un poco de Arqueología. El de La Paz tenía también una sección de Arte. A veces instalaba mi “residencia” en la casa de la regente del museo, y en una campaña instalé mi dormitorio en el depósito de cuadros del museo, que estaba en 161

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un Centro Cultural y de Turismo dependiente de la municipalidad. El lugar, que había sido aduana, tenía baño y cocina, y en la piecita del depósito de cuadros yo tiraba la bolsa de dormir. Era difícil conseguir recursos (suspira). Mi guía y compañero de campañas era un empleado municipal que tenía una pequeña canoa con motor Villa, sin timón. A modo de timón usaba un remo que colocaba bajo el brazo, y en esa canoa íbamos a las islas. A veces los dos solos, a veces con algún voluntario, y a veces conseguíamos algún otro municipal. Nunca más de cuatro o cinco personas. Si yo tenía subsidio, le pagaba algo extra. Si no, dividíamos mi viático. Para llegar al sitio Las Mulas28 tardábamos siete horas de ida y cuatro horas de vuelta, porque entonces teníamos la corriente a favor. En dos oportunidades combinamos una campaña con un curso para docentes y estudiantes secundarios y terciarios, y fuimos todos a hacer una experiencia de campo. Condiciones durísimas… Y sí, había que llevar absolutamente todo, el equipo, la comida y el agua, porque no se podía tomar el agua del arroyo, y no había cómo aprovisionarse de nada. Sin contar las veces que me tuve que quedar solo o con un único acompañante, sin vehículo, hasta que con un subsidio de la OEA pudimos comprar una piragua. Tal vez, a modo de cierre y para no quitarle más de su tiempo, ¿podría hacer una última reflexión? ¿Tiene algún consejo para los estudiantes que se están incorporando al mundo de la arqueología? Bueno yo creo que los estudiantes tienen que aprovechar las oportunidades que se les presentan. No soy docente, no he sido docente desde que me fui de La Plata, y quizás eso me ha dado una ventaja, porque no me preocupó 162

la relación docente-alumno. A la gente con la que fui al campo o que trabajó conmigo en el laboratorio, la consideré como compañeros con diferente nivel de formación o con distinta experiencia. Les diría a los estudiantes que empiecen a trabajar desde temprano, que traten de aprender todo lo que puedan, que se preocupen por los temas teóricos, pero que no dejen de lado los aspectos empíricos, que son los que van a tener que enfrentar en el campo o el laboratorio, y se aprenden fundamentalmente con la observación, la práctica y la experiencia ajena generalmente no escrita. Hace más de 100 años, en su libro “Del socialismo utópico al socialismo científico”, Federico Engels decía que el intento que hicieron los griegos de la época de Aristóteles por reconstruir la Historia Natural con manejo de la dialéctica, pero sin un aparato suficiente para clasificar la naturaleza, había impedido que ese anhelo se cumpliera. Que en los siglos posteriores surgió el Positivismo como herramienta necesaria para eso, pero que tenía un problema: la naturaleza que clasificaba era una naturaleza muerta, y nunca podía ser una herramienta suficiente para el objetivo que se había planteado la ciencia de los griegos, que era la reconstitución de la historia de la vida. El Neopositivismo fue más allá que el Positivismo del siglo XIX: no sólo clasificó las especies vivas, incluyendo el hombre: también ha clasificado a la ciencia y a los científicos (entre ellos los Arqueólogos) y no siempre lo ha hecho bien (guiña un ojo). Está bien la preocupación de los estudiantes por la Epistemología, por la clasificación de las ciencias, pero nunca debe olvidarse cuáles son, en cado caso, las posibilidades individuales. Para juzgar a una persona, en este caso profesores o investigadores, hay que tener cierta experiencia personal. No basta con acumular información que viene de otros investigadores, se debe adquirir experiencia propia; quien critica tiene

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que haber hecho por sí mismo al menos una parte de lo construido por la persona criticada, por el simple hecho de que no hay techo que se sostenga sin paredes, ni pared que se construya sin ladrillos.

sueco Eric Boman (1867-1924), quienes, al igual que Ambrosetti, sentaron bases para la arqueología del noroeste argentino.

Notas:

12. Julian Steward (1902-1972) y Leslie White (19001975), antropólogos norteamericanos que sentaron el precedente de los enfoques ecológicos y evolucionistas luego desarrollados por la arqueología procesual.

1. Antonio Serrano (1899-1982), arqueólogo argentino. 2. Augusto Cardich (n.1923), arqueólogo peruano radicado en Argentina. 3. Eduardo Mario Cigliano (1926-1977), arqueólogo argentino. 4. Se refiere al Museo de La Plata (Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP). 5. Este fue, en efecto, el Primer Congreso Nacional de Arqueología Argentina, que se llevó a cabo del 23 al 28 de mayo de 1970 en la sede del Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc, Rosario. 6. Las kivas son estructuras típicas de los “Pueblo” del sudoeste de EEUU. Generalmente son recintos circulares semienterrados, para fines rituales como se ha dicho. Su función está convalidada por documentación histórica y etnográfica hasta nuestros días (e.g con los hopi). 7. Los moai son las famosas estatuas de piedra de la Isla de Pascua, objeto favorito de populares especulaciones pseudocientíficas. 8. Favio Zerpa (n.1928), actor y periodista uruguayo residente en Argentina que trascendió por su dedicación a la investigación sobre el fenómeno ovni. 9. Juan Bautista Ambrosetti (1865-1917), naturalista, folklorólogo y arqueólogo argentino, considerado uno de los padres de la Arqueología argentina. 10. Se refiere al arqueólogo y antropólogo argentino Salvador Debenedetti (1884 -1930) y al arqueólogo

11. Fernando Márquez Miranda (1897-1961), arqueólogo argentino.

13. En 1968 se crea la Universidad Nacional de Rosario y, al año siguiente, el Instituto de Antropología, que luego, en 1985, daría lugar a la Escuela de Antropología. 14. Montes, Aníbal. 1959. “El gran alzamiento diaguita (1630-1643)”. Revista del Instituto de Antropología I: 81-159. El gran alzamiento fue un levantamiento general de todas las poblaciones diaguitas desde los Valles Calchaquíes hasta el sur de La Rioja, iniciado en 1630 y aplacado en 1636. Los vencidos fueron masacrados y trasladados a gran distancia. 15. La kulturkreise era la escuela historico-cultural vienesa que proponía la comprensión de las culturas (y La Cultura) en base a los “ciclos culturales” y que, con variaciones, fue el marco interpretativo de varios investigadores en Argentina cuando ya no se empleaba en otros países. 16. Ciro René Lafón (1923-2006), arqueólogo argentino. 17. Oswald Menghin (1888-1973), arqueólogo austríaco, radicado en la Argentina en la posguerra. 18. John Mann Goggin (1916-1963), antropólogo cultural norteamericano. Sus trabajos se enfocaron en etnología, historia cultural y tipología artefactual de sitios históricos. 19. Vere Gordon Childe (1892-1957), arqueólogo australiano que tempranamente introdujera una perspectiva marxista en arqueología y la expresara en libros de divulgación general como “Man makes

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Vitores et al. - Entrevista al arqueólogo Carlos N. Ceruti himself” (1936) y “What happened in History” (1942), cuya versión castellana se refiere aquí. 20. Friedrich Engels (1820-1895), pensador alemán, estrecho colaborador de Karl Marx. 21. Gordon Willey (1913-2002), arqueólogo norteamericano que hiciera influyentes aportes metodológicos. 22. Eduardo Pedro Tonni (n. 1945), paleontólogo investigador de la Universidad de La Plata. 23. Juan Carlos Onganía (1914-1955) fue presidente de facto de la Argentina entre junio de 1966 y junio de 1970. 24. Héctor José Cámpora (1909-1980), presidente argentino en el año 1973. 25. El proyecto del Paraná Medio surge a mediados de los ‘80 en un intento de hacer una gran represa con avanzados estudios conjuntos de ingenieros rusos (entonces URSS) dirigidos por el Ing. Malischov, con ingenieros de Agua y Energía de la Nación, que pretendían una megaobra sobre el río Paraná, con cierre sur en la Isla Chapetón, 17 km al norte de la ciudad de Paraná, Entre Ríos. Éste generó el rechazo de entidades ambientalistas y de gran parte del mundo científico. 26. Se refiere al geomorfólogo Martín Iriondo (n.1942), investigador del CONICET. 27. Ciudad ubicada en el suroeste de la provincia de Corrientes, a 336 km de la capital provincial. 28. Se refiere al sitio Las Mulas, sobre el arroyo homónimo, al norte de La Paz, Entre Ríos.

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Marcelo Vitores es Profesor en Ciencias Antropológicas de la UBA. Actualmente es becario doctoral de CONICET. Su tema de investigación es la cerámica de los grupos cazadores recolectores del noroeste patagónico, tópico al que se dedica en el marco de los proyectos de la cuenca del río Limay,  dirigidos por el Dr. Eduardo Crivelli. Asimismo ha  prestado colaboración como adscripto en las cátedras de Arqueología Argentina y Prehistoria del Viejo Mundo de la UBA, y es miembro del comité editorial de La Zaranda de Ideas. Dirección de contacto: [email protected] Melina Bednarz es estudiante de Ciencias Antropológicas de la UBA. Colabora en las investigaciones del Centro de Arqueología Urbana. Es docente de la carrera de Conservación y Restauración del IUNA, adscripta en la càtedra de Fundamentos de Prehistoria de la UBA y miembro del comité editorial de La Zaranda de Ideas. Dirección de contacto: [email protected] Ariadna Svoboda es Licenciada en Ciencias Antropológicas, orientación en Arqueología de la UBA. Su tema de tesis de grado se basó en el estudio de la economía de sociedades agropastoriles en el Noroeste, a partir del análisis de las arqueofaunas. Actualmente, es becaria doctoral de CONICET. Su tema de investigación se vincula con las prácticas económicas de cazadores-recolectores en ambientes ribereños y lacustres de Patagonia Central, enmarcado en los proyectos dirigidos por la Dra. Julieta Gómez Otero y el Dr. Eduardo Moreno. Ha colaborado como adscripta en la cátedra de Fundamentos de Prehistoria y forma parte del comité editorial de La Zaranda de Ideas. Dirección de contacto: ariadnasvoboda@ hotmail.com

Misceláneas

RECURSOS DE INTERNET Expandiendo horizontes, ampliando perspectivas, o... ¡¿dónde publico?! por Melina Paula Bednarz* En esta nueva edición les proponemos explorar la Web en busca de revistas, boletines y publicaciones varias que nos permitan mantenernos dentro del término inicial del tan trillado como temido binomio publish or perish... Al principio la búsqueda se centró en publicaciones que admitieran colaboraciones tanto de estudiantes como de jóvenes graduados. Sin demasiado asombro, descubrimos que los problemas para publicar los resultados de labor científica en los inicios de la carrera de investigador son un factor común en toda la dimensión internacional de nuestro campo (por no decir en todas partes...). Es así que nos hemos encontrado con proyectos similares a La Zaranda en países latinoamericanos tales como Ecuador, Perú, Colombia e incluso paseando por el Viejo Mundo nos cruzamos con una propuesta en Inglaterra... En una segunda instancia, de las numerosas publicaciones halladas, filtramos los resultados priorizando aquellas que siguieran en funcionamiento (sería interesante analizar las dificultades que se presentan a la hora de sostener un proyecto editorial, pero eso lo dejamos para otro capítulo...). En síntesis, la idea básica es dar a conocer ámbitos similares a nuestra revista para establecer nuevos vínculos entre colegas y mostrar nuevas opciones de publicación para todos y todas, sin que eso signifique haber agotado las opciones presentes en la Web. Adelante, pasen y vean... ARGENTINA Comechingonia Virtual - http://www.comechingonia.com/inicio.htm Esta publicación nos ofrece, tanto en su versión electrónica como en papel, un espacio para publicar trabajos de arqueología, ya sea desde Argentina o el resto de América Latina. Promueven la participación tanto de estudiantes como de jóvenes investigadores, reconociendo las limitaciones de los ámbitos tradicionales y fomentando la interacción entre una mayor cantidad de colegas. Existen diversos formatos de trabajos aceptados por esta publicación: artículos, reseñas, informes, colaboraciones especiales (orientada a artículos escritos por investigadores senior de la especialidad, arqueólogos profesionales u otros investigadores), bibliográficas/virtuales (de portales Web) y proyectos (tanto de Equipos de Investigación, como Tesis Doctorales y de Licenciatura).

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Recursos de Internet

COLOMBIA Inversa - http://www.inversa.galeon.com/ Inversa se trata de una publicación de periodicidad semestral, producida por estudiantes del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia, de la sede Bogotá, que busca constituir un espacio de divulgación de los trabajos e investigaciones desarrolladas por los estudiantes de pregrado, postgrado y ex-alumnos. Los tipos de artículos que pueden ser publicados en Inversa son todos aquellos relacionados con la antropología y que realicen una contribución crítica, teoórica o metodológica de la disciplina. Los diversos formatos aceptados son: artículos de investigación científica y tecnológica, revisiones de temas (documento resultado de la revisión de la literatura sobre un área de interés particular), traducciones e informes de monografía. ECUADOR En este caso particular, hemos tenido la oportunidad de ponernos en contacto con los editores de Apachita, quienes muy amablemente nos han contado un poco de su experiencia, así que dejaremos hablar a los protagonistas... Apachita - http://www.arqueo-ecuatoriana.ec/es/home “El Boletín Apachita nació en 2004 por inquietud de un grupo de estudiantes de Arqueología (Escuela de Antropología, Universidad Católica del Ecuador, Quito) de contar con un órgano de comunicación. Nos decidimos por un Boletín de carácter divulgativo, modesto en su versión papel, que se distribuye gratuitamente entre los estudiantes de la Escuela de Antropología, la comunidad universitaria, las instituciones culturales del Ecuador y colegas interesados. El gran público accede a sus contenidos a través del sitio Web que ayudamos a crear junto con los colegas Francisco Valdez y Gaetan Juillard, ambos del IRD de Francia. En la cultura andina, la apachita es un sitio a la vera de un camino, generalmente de alta montaña, donde los viajeros depositaban una piedra en agradecimiento a los apus por una feliz travesía. En este contexto, cada Boletín Apachita es una especie de guijarro “intelectual” acopiado en pos de construir un edificio de sólida preparación académica para los futuros arqueólogos. Al Boletín contribuyen los estudiantes de arqueologia de la PUCE, los estudiantes y jóvenes arqueólogos de otros países, como Colombia y Perú, en fin, colegas ecuatorianos e investigadores independientes. Su formato incluye artículos de “fondo”, noticias arqueológicas, anécdotas de campo, bibliografías de publicación reciente, eventos importantes, obituarios, documentos de relevancia arqueológica, etc. Las contribuciones son cortas (1000-2000 palabras, generalmente), de lectura fácil y de temas diversos, no necesariamente ecuatorianos. Apachita va ya por el número 16, y estamos publicando dos números por semestre. Por cierto, Apachita está abierta a las contribuciones de estudiantes o colegas argentinos que deseen participar.” Ernesto Salazar, Editor

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PERÚ Abra Andina - http://revistas.pucp.edu.pe/abraandina/ Esta publicación fue gestada por estudiantes de distintos programas de Maestrías en el área de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, como una propuesta para superar la falta de sistematización y socialización de los resultados de las investigaciones. El objetivo fue crear un espacio para comunicar resultados e intercambiar experiencias, por medio de la publicación en sus secciones de Debate, Informes de investigación y artículos académicos. Buscando aprovechar los recursos que ofrece la informática, ofrecen una sección Audiovisual que admite formatos que exceden la palabra escrita y que se hacen cada vez más presentes en la cotidianeidad del investigador. Una sección novedosa que ofrecen es la de Bitácora, que permite la publicación de diarios de campo, fomentando el intercambio entre colegas de experiencias positivas y otras que no lo son no tanto (de esas que sabemos, suelen omitirse de los papers finales por diversas razones). Por ultimo, promueven la comunicación y los comentarios acerca de números anteriores, a través de la sección Cartas al editor. Arkeos - http://mileto.pucp.edu.pe/arkeos/ Se trata de un revista electrónica, surgida también en el marco de la Pontificia Universidad Católica del Perú, con el fin de generar un espacio de debate acerca de los trabajos realizados por sus estudiantes y graduados en arqueología. Asimismo, buscan alcanzar al público general, en función de la educación, la defensa del patrimonio y la construcción de identidades, entre otros. Pueden remitirse trabajos a ser considerados en sus secciones de artículos, crónicas y notas. ESPAÑA (con)textos - http://www.con-textos.net/es Esta publicación difiere un poco de las anteriormente presentadas, no sólo en su origen sino también en su temática, ya que surge por iniciativa de doctorandos de antropología social y cultural vinculados a la Universitat de Barcelona. El principal objetivo es dar a conocer los trabajos de investigación que se están llevando a cabo en el marco de la etapa doctoral, además de generar un espacio de debate, reflexión y formación en el ámbito de la antropología social. Los textos que se publican generalmente se tratan de análisis etnográficos y/o de reflexión teórica, así como reseñas de publicaciones, tesis y tesinas del ámbito de la antropología social, y reflexiones derivadas de la experiencia etnográfica. No obstante, se aceptan también trabajos procedentes de otras ciencias sociales y humanas que se acerquen a la antropología, ya sea tomando sus planteamientos teóricos o adoptando enfoques etnográficos.

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Recursos de Internet

INGLATERRA Para los más audaces, he aquí una propuesta angloparlante.... The Post Hole - http://www.theposthole.org/ En este caso, presentamos también una revista creada por y para estudiantes, pero con la salvedad de que aquellos interesados en publicar deberán hacerlo en idioma inglés. Este proyecto nace en el Departamento de Arqueología de la Universidad de York y aspira a incluir a colegas de todos lados. De hecho, en su página Web (donde se pueden consultar los números anteriores y actuales) ofrecen la posibilidad de traducir los contenidos a los principales idiomas hablados en la Unión Europea, entre los que felizmente se encuentra el castellano. Esperamos que esta breve guía los inspire para seguir navegando en busca de opciones para continuar publicando, aprendiendo y creciendo…

*Melina Paula Bednarz es estudiante de Ciencias Antropológicas con orientación en Arqueología en la UBA, colabora en las investigaciones del Centro de Arqueología Urbana (FADU-UBA), y es miembro del Comité Editorial de La Zaranda de Ideas desde 2008. Dirección de contacto: [email protected] 170

DESDE AFUERA

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“SE BUSCA QUIEN CALCE PERFECTO EN LA HUELLA…”1 Cecilia Parrillo* “…lo disuadieron dos consideraciones: la conciencia de que la tarea es interminable, la conciencia de que era inútil. Pensó que en la hora de la muerte no habría acabado de clasificar todos los recuerdos de la niñez”.2 Sigmund Freud establece que la tarea preliminar del psicoanalista –dentro de un tratamiento psicoanalítico- tiene que ver con “construir” o más bien “reconstruir” lo olvidado, lo que ha sido reprimido por el analizante o paciente y ha quedado inconsciente a partir de los indicios que lo reprimido deja tras de sí. Freud denominó a este proceso los sustitutos de lo olvidado. En otras palabras, no hay forma de acceder a lo inconsciente sino a través del material que nos proporcionan los sueños, los actos fallidos, los lapsus, los chistes, los síntomas, la transferencia (el tipo de vínculo afectivo que se arma con el psicoanalista) por citar algunas de las formas más conocidas. Pero tal vez lo más interesante de esta cuestión sea el hecho de que Freud haya encontrado “vastas coincidencias” entre el trabajo del psicoanalista y el del arqueólogo. ¿En qué podrá parecerse el psicoanálisis, una labor tan poco asequible a mediciones cuantificables u observaciones objetivables tan lejanas a la ciencia -motivo por el cual también es tan criticado – a la arqueología? Según Freud, el trabajo de construcción o reconstrucción de las piezas olvidadas por un paciente se asemeja3 al del arqueólogo que exhuma hogares o monumentos sepultados y destruidos. La diferencia entre ambos reside en que el analista trabaja en mejores condiciones al disponer de un material vivo, no destruido. Lo que nos quiere decir Freud con esto es que lo reprimido es inaccesible para un sujeto pero en algún lado se halla presente; lo que se ha olvidado no se ha destruido por completo. El arqueólogo, en cambio, suele tratar con objetos parcial o totalmente destruidos cuyos fragmentos mucha veces se han perdido irremediablemente. Ahora bien: “…así como el arqueólogo a partir de unos restos de muros que han quedado en pie levanta las paredes, a partir de unas excavaciones en el suelo determina el número y la posición de las columnas, a partir de unos restos ruinosos restablece los que otrora fueron adornos y pinturas murales, del mismo modo procede el analista cuando extrae sus conclusiones a partir de unos jirones de recuerdo, unas asociaciones y unas exteriorizaciones activas del analizado. Y es incuestionable el derecho de ambos a reconstruir mediante el completamiento y ensambladura de los restos conservados”. (Freud 1937)4. Esto último nos permite preguntar si el psicoanalista podría en realidad lograr que un paciente lo recuerde todo. Considero que más bien nos da la pauta de que el trabajo de construcción o reconstrucción analítica se hace también –muchas veces a su pesar- con fragmentos, con piezas que faltan, por lo cual siempre quedará un enigma, un secreto sin develar y no por ello será imposible la tarea. Y tal vez en esto resida –a mi entender– su mayor riqueza y su mayor coincidencia con el trabajo arqueológico. 171

Desde Afuera

Me atrevo a decir que los arqueólogos y los psicoanalistas pensamos un pasado que está vivo en esas “piezas” que hallamos. El valor del pasado reside en las huellas, en las marcas. Si bien al psicoanalista no le importa tanto fechar al modo del arqueólogo, a veces cae en esa tentación porque necesita localizar los acontecimientos en una historia o en una prehistoria; pero en realidad no importa tanto si algo es más o menos antiguo, lo que importa es que las huellas insisten por ejemplo en los sueños –a veces de un modo repetitivo- y también se actualizan en el presente todo el tiempo con un carácter de novedad. Volviendo al terreno arqueológico, podríamos decir que -si sólamente es posible retratar el pasado a partir de las huellas y de los fragmentos- el arqueólogo, a pesar del rigor científico, aporta algo de sí mismo en esa búsqueda y hace en este sentido de sus descubrimientos algo novedoso; también revive el pasado mediante sus excavaciones. Pero en realidad, el arqueólogo da vida a esas piezas que encuentra porque si no hubieran sido descubiertas por él éstas no habrían existido nunca. Notas 1 Título tomado de la letra “Los que quieran” del escritor Pablo Ramos, del disco “El hambre y las ganas de comer” (2010). 2 Pequeño fragmento del cuento “Funes el memorioso” de Jorge Luis Borges, publicado en el libro “Ficciones” (1941-1944). 3 En realidad dice que es idéntico, pero no quiero crear tanta polémica. 4 Freud, Sigmund. 1937. Construcciones en el análisis. Tomo XXIII. Obras completas, Amorrortu.

Cecilia Parrillo es Licenciada en psicología (diez años no es nada) y Psicoanalista. Es docente en la cátedra “Salud Mental I” de la carrera de medicina de la UBA; atiende a sus pacientes en su consultorio particular y en el Hospital Ramos Mejía. Además, continúa su formación académica en la Escuela de Orientación Lacaniana; es colaboradora estable y escribe en la “Revista Enlaces” (del Dpto de “Estudios sobre la familia” de la EOL). Es amante –entre otras cosas- de sus gatas, del sol de su balcón y de las manifestaciones artísticas (cine, literatura, música, plástica, fotografía) y a veces logra sus propias creaciones. 172

rescate humorístico por Marcelo Vitores

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Rescate Humorístico

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normas editoriales 1. POLÍTICA EDITORIAL La Zaranda de Ideas es una publicación anual con referato que tiene como objetivo la publicación de los resultados de las investigaciones de estudiantes de grado y egresados recientes de carreras de arqueología o disciplinas afines. Consideramos egresados recientes aquellos que no hayan superado los cuatro años de haber defendido su Tesis de grado (o fecha de egreso en caso de no realizar Tesis) al momento del llamado para publicación y que no hayan completado una carrera de postgrado. Los autores envían sus contribuciones, las cuales se someten a consideración del Comité Editor, en forma de Artículos, Informes, Notas Breves, Entrevistas y Reseñas de Libros, pudiendo asimismo enviar colaboraciones a la sección Misceláneas. Todas las contribuciones deberán ser inéditas y podrán presentarse en forma individual o en coautoría, siempre y cuando al menos el 50% de los autores sea estudiante y/o egresado reciente. Los editores se reservan el derecho de selección de las colaboraciones a publicar. La selección de artículos, ensayos e informes de investigación se realizará a partir de la evaluación que de ellos hagan un referato anónimo integrado por un mínimo de dos profesionales especializados en cada tema. La clasificación de un manuscrito como Artículo, Informe de Investigación o Nota Breve es decisión última del Comité Editor, en consulta con los evaluadores del mismo, aunque los autores deben sugerir a que sección presentan su trabajo. Los artículos son usualmente más extensos y abordan tópicos de mayor importancia y alcance para una amplia audiencia. En contraste, los Informes de Investigación pueden ser más técnicos, describen proyectos de investigación en curso, y aportan información de base tanto de actividades de campo como de estudios de laboratorio. Las Notas Breves pueden implicar comentarios que corrigen errores de hecho o proveen nueva información directamente relevante a un artículo publicado previamente en una de las revistas; también pueden aportar información sucinta sobre proyectos de investigación en curso, tales como resultados preliminares de trabajos de campo, análisis de laboratorio, etc., así como información y discusión relativa a cuestiones académicas, científicas y/o profesionales, conclusiones adoptadas en congresos, etc. Las contribuciones a la sección Misceláneas refieren al ámbito cotidiano de la práctica arqueológica: anécdotas de campaña, recursos de internet, la visión de la gente no dedicada a la arqueología, relatos, fotografías, humor, etc. Alentamos la colaboración en cualquiera de las subsecciones, así como la sugerencia de nuevos tópicos. 2. INFORMACIÓN PARA LOS AUTORES 2.1. Responsabilidades del Editor Los Editores se reservan el derecho a no considerar aquellas colaboraciones no pertinentes al perfil temático de la revista o que no se ajusten a las normas de estilo. Los Artículos e Informes de Investigación serán evaluados por el Comité Editor en consulta con dos evaluadores, pudiendo ser alguno de los integrantes del Comité Académico, o bien evaluadores ad hoc. En caso de haber discordancia entre las evaluaciones, el trabajo será remitido a un tercer evaluador a fin de desempatar. Los editores serán quienes seleccionen, con el asesoramiento del Comité Académico, los evaluadores pertinentes para cada trabajo. Los informes de los evaluadores serán anónimos, a menos que éstos decidan hacer pública su evaluación. Las decisiones finales serán responsabilidad de los editores. Los autores tienen derecho a recusar o excusar hasta dos posibles evaluadores, enviando a los editores una carta fundamentando dicha decisión. Las Notas Breves, Entrevistas, Reseñas de Libros y colaboraciones a la sección Misceláneas serán evaluadas por los editores. El Comité Editor se reserva el derecho de rechazar o devolver para su corrección aquellos trabajos que no respondan a las modificaciones sugeridas por los evaluadores y/o por los editores. Las correcciones de los trabajos deberán ser enviadas por los autores en las fechas que los editores oportunamente consignen. En caso contrario, los editores podrán optar continuar con el proceso de evaluación y publicar la versión definitiva del trabajo en un número posterior de la revista. Los autores serán notificados tan pronto como se sustancie la decisión de aceptar o rechazar el manuscrito. La aceptación será a condición de que se realicen las modificaciones de estilo y forma que los editores y/o 175

Normas Editoriales evaluadores sugieran. Asimismo, si fuera imposible publicar la totalidad de los trabajos aceptados, los editores seleccionarán algunos para ser publicados en el siguiente número de la revista. Aquellas contribuciones que hayan sido aceptadas serán remitidas a los autores por correo electrónico en un archivo PDF, una vez realizada la prueba de edición del correspondiente número de la revista, con el único objeto de controlar posibles errores tipográficos. No se admitirá reescritura del texto en esta instancia.Todo cambio o adición representa tan sólo una sugerencia, que puede no ser tenida en cuenta por los editores. Las contribuciones son voluntarias y los editores no cobran por la publicación en la revista. Los autores recibirán un ejemplar gratuito del número en que aparezca publicado su trabajo. 2.2. Responsabilidades del Autor Los autores firmantes son responsables del contenido de sus escritos, de adecuar sus trabajos a la presente guía estilística, de la exactitud de los datos consignados y de la correcta atribución de las citas y referencias bibliográficas, de los derechos legales por la publicación del material enviado y del apropiado manejo y tratamiento de las cuestiones relacionadas con la coautoría del mismo. No podrán presentarse manuscritos que están a consideración de otras publicaciones. Los autores deben firmar una declaración donde reconocen su responsabilidad sobre los contenidos de las colaboraciones, la precisión de las citas efectuadas, el derecho a publicar el material y la autorización para citar aquellos materiales inéditos que se incluyan en la publicación. Asimismo deberán completar un formulario con sus datos personales (uno por cada autor). Ambos documentos pueden descargarse en la siguiente dirección de internet www.lazarandadeideas.com.ar/normas.htm y deberán ser enviados en conjunto con el trabajo impreso. Los autores son responsables de enviar los trabajos, con las modificaciones sugeridas por los evaluadores y/o el Comité Editor, en las fechas que éstos estipulen para ser admitido para su publicación. De lo contrario aceptarán que la versión definitiva sea publicada en un número posterior de la revista. 2.3 Presentaciones Los trabajos deben enviarse en las fechas estipuladas en el llamado para publicación de dos maneras: a) dos copias impresas del texto, las tablas y las figuras a: Sociedad Argentina de Antropología, Revista La Zaranda de Ideas - Museo Etnográfico - Moreno 350 (1091) Ciudad de Buenos Aires. b) y una copia digital por correo electrónico a [email protected]. El texto debe enviarse en un archivo de Word con tablas y figuras incrustadas en el mismo. Además las tablas y figuras deben enviarse en archivos aparte cuyo nombre sea “Figura 1”, “Tabla 1”, etc. Las Tablas deben enviarse como archivos de Excel (.XLS). Las Figuras deben estar en blanco y negro o en escala de grises, y deben consignarse en formato BMP, JPG o TIFF, con una resolución no inferior a 300 dpi. Las figuras de tipo gráfico de barras, histogramas, etc, generados con Excel deben enviarse como archivos de ese programa. Idioma: para todas las secciones se aceptan colaboraciones en castellano y en portugués, o bien bilingües castellano-idioma original. Tamaño de papel: A4, impreso en una sola cara, todas las hojas numeradas. Márgenes: superior, inferior y derecho 2 cm, izquierdo 3 cm. Fuente: texto arial 12 / bibliografía, notas y agradecimientos arial 9 Párrafo: sin sangría ni tabulaciones, alineación justificada sin silabeo, interlineado sencillo, con un espacio entre párrafos. Extensión: La extensión máxima para Artículos e Informes será de 20 páginas, incluyendo notas, agradecimientos, figuras, tablas y bibliografía. Las Notas Breves, Entrevistas, Reseñas de Libros tendrán como extensión máxima 5 páginas. Las colaboraciones en la sección Misceláneas no deberán exceder 2 páginas. 176

La Zaranda de Ideas 6 (2010) 3. GUÍA DE ESTILO La guía estilística de La Zaranda de Ideas está basada en las correspondientes a las revistas Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, Intersecciones en Antropología y Latin American Antiquity. Las consideraciones siguientes son aplicables a todas las contribuciones, salvo los resúmenes (en castellano y en inglés) y las palabras clave (en castellano y en inglés) que sólo deberán ser incluidas en Artículos e Informes de Investigación. 3.1 Secciones del manuscrito -Título -Autor/es -Resumen en castellano -Palabras clave en castellano -Resumen en inglés -Palabras clave en inglés -Texto (Tablas y Figuras incluidas) -Notas -Agradecimientos -Referencias citadas 3.1.1 Título El nombre del trabajo debe estar centrado y en mayúsculas. 3.1.2 Autor/es A dos espacios por debajo del título y alineado a la izquierda. Debe incluirse nombre y apellido del o los autores, incluyendo la pertenencia institucional y dirección postal y/o electrónica. 3.1.3. Resúmenes y Palabras Clave Los Artículos e Informes de Investigación deben estar acompañados por un resumen en castellano y otro en inglés de alrededor de 150 palabras cada uno. La pertinencia y correcta realización del resumen son tomadas en cuenta en la evaluación. Sugerimos efectuar una síntesis de los contenidos y conclusiones del escrito, referir datos novedosos allí presentados y aludir especialmente a la relevancia del manuscrito. El resumen no debe ser una introducción al trabajo, ni restringirse a enumerar las secciones que este último contiene, sino que debe presentar un panorama de los puntos temáticos sobre los que versa, invitando al lector a interesarse por el material. Deben incluirse cinco palabras clave en castellano y en inglés. Sugerimos utilizar términos generales de la problemática que abarca el trabajo. Evite incluir palabras que se encuentren en el título del mismo. Las palabras claves son fundamentales para la indexación de los artículos, por lo tanto si son muy específicas pueden resultar irrelevantes. 3.1.4 Encabezados Los encabezados principales deben estar en mayúsculas, los secundarios en minúsculas con negrita, los terciarios en minúsculas cursivas y los subsiguientes en minúscula normal. Siempre alineados a la izquierda, a dos espacios del texto que le precede y a uno del que le sigue. 3.1.5 Citas - Las referencias bibliográficas irán en el texto siguiendo el sistema autor-año. Ejemplos: (Rodríguez 1980) o (Rodríguez 1980, 1983) o (Rodríguez 1980a, 1980b) o Rodríguez (1980). - Se citan hasta dos autores; si son más de dos se cita el primer autor y se agrega et al. - Citas con números de páginas, figuras, o tablas especificadas: (Smith 1977:3), (Jones y Wilson 1971:Figura 2), (Brown 1968:533-534) Utilice los dos puntos para separar el año de publicación con el resto de la 177

Normas Editoriales información adicional. No debe existir un espacio entre los dos puntos y la información adicional. El número de páginas debe ser solamente indicado cuando se utiliza una cita textual en el trabajo. - Autores diferentes citados dentro de un mismo paréntesis o comentario siempre se deben ordenar cronológicamente. Ejemplo: (Coe 1965; Ashmore 1986; Freidel y Schele 1989). Separe las citas de diferentes autores con un punto y coma. - Evitar la referencia op. cit. - Las frases citadas textualmente que tengan menos de 8 líneas tipeadas deben incluirse dentro del texto entre comillas (“”). Las citas textuales que alcanzan 8 o más líneas tipeadas deben ser separadas del texto como una cita en bloque, con una línea de espacio arriba y abajo del bloque. Luego de la cita textual, cite entre paréntesis al autor, el año de la publicación, y el número de página(s). 3.1.6. Referencias Citadas La sección referencias comienza bajo el encabezamiento primario de BIBLIOGRAFÍA. Cada referencia debe tener un espacio con respecto a la siguiente, incluso cuando son varios trabajos del mismo autor. Los autores se hacen responsables de que las referencias sean exactas y estén completas. Todas las referencias citadas en el texto deben aparecer en la lista de la sección referencias citadas (excepto las comunicaciones personales y los materiales de primera fuente), y todas las entradas en la lista deben estar citadas en el texto. Los autores se ordenan alfabéticamente por apellidos. Utilice sólo las iniciales de los nombres (con espacios entre ellos) para primer y segundo nombre de autores y editores, del modo que aparecen en el título de sus trabajos. Sólo la inicial del nombre del primer autor va en el orden reverso. Los nombres de los siguientes autores se separan por comas. Dos o más trabajos del mismo autor deben ser listados cronológicamente. Dos o más trabajos del mismo autor o autores, en el mismo año, deben ser listados en el orden en el cual fueron citados en el texto y diferenciados por letras minúsculas seguidas de la fecha (i.e. 1991a, 1991b). Para números ordinales de edición use: 1ra, 2da, 3ra, etc., separados por puntos. Ordene las partes de cada referencia de la siguiente manera: Autor/es. Fecha. Título. Publicación, número, páginas. Editorial, Lugar. Ejemplo de lista bibliográfica: Ashmore, W. 1991. Site-Planning Principles and Concepts of Directionality Among the Ancient Maya. Latin American Antiquity 2:199-226. Fritz, J. M. 1978. Paleopsychology Today: Ideational Systems and Human Adaptation in Prehistory. En Social Archaeology: beyond Subsistence and Dating, editado por C. I. Redman, M. J. Berman, E.V. Curtin, W. T. Langhorne, Jr. N. M.Versaggi y J. Wanser, pp. 37-59. Academic Press, Nueva York. Schiffer, M.B. 1976. Behavioral Archaeology. Academic Press, New York.

La presente es una versión resumida de la guía estilística; la versión completa incluye mayores especificaciones que deben ser tomadas en cuenta en la preparación de los manuscritos y puede ser solicitada al e-mail de la revista: [email protected] o bajada de la siguiente página web: http://www.lazarandadeideas.com.ar/normas.htm 178

Se terminó de imprimir en Diciembre de 2010, en Rolta (4865-7337), Ecuador 334, Buenos Aires. Cantidad de ejemplares: 100