Espectáculos

Página 8/Sección 4/LA NACION

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Domingo 6 de septiembre de 2009

MUSICA POPULAR (Grabaciones)

Entrevista con el virtuoso pianista

Mehldau y el sabor de confrontar

la página de los discos

El músico norteamericano se presentará solo, mañana en Rosario y pasado mañana en el Gran Rex porteño Un artista que sublima la melodía, el pianista Brad Mehldau encarna en la actualidad una de las expresiones más potentes, en materia de creatividad, del jazz. Su forma de estructurar la música, su lenguaje, moderno y profundo, lo sitúan, sin dudas, como uno de los principales referentes de la escena internacional. En su tercera presentación en el país, Mehldau actuará mañana, a las 21, en el auditorio de Parque España, en Rosario y pasado mañana, a las 21, en el Gran Rex porteño. Mehldau proviene del piano clásico; en busca de una mayor precisión, de los románticos alemanes, de ahí que su estilo tenga una cierta frialdad y, al mismo tiempo, una fuerte encarnadura. Cada vez menos relacionado con los dos grandes modelos de pianistas de jazz, como lo son Bill Evans y Keith Jarrett, este pianista logró desembarazarse de aquellas influencias. Para quienes gustan de saber la procedencia de su modo de abordar la música, Mehldau proviene de la escuela de Kenny Werner, uno de los gurúes del piano en Nueva York. Un músico de aguda sensibilidad, introspectivo y de un lirismo sereno, conmovedor en buena medida. Mehldau transforma los standards (buena parte de los shows que dará están basados sobre clásicos). Para Mehldau, la libertad que impone el espíritu del jazz es responsabilidad. Lejos de pensar que la posibilidad de improvisar libera al músico del compromiso con la partitura, el artista lo asume como una forma expresiva que, invariablemente, lo deja al descubierto. “Un concierto solo representa una confrontación directa con el piano y con el público. Es muy intenso; hay más libertad en un punto

TELAM

Gandini, enfocado en el piano y sus propias sonatas

Brad Mehldau y su piano, en un intenso pasaje de intimidad EFE

pero también más responsabilidad”, expresó Mehldau en una charla a través del correo electrónico. Explicó también que va a interpretar composiciones propias y material de otra gente. “Tengo varias ideas al respecto pero aún no tengo el repertorio totalmente decidido”, agregó. Sus conciertos de piano solo son de una expresividad por momentos monumental, aunque sus repertorios muestran una saludable falta de cristalización. Concretamente, su música cambia de manera permanente. –¿Cómo es su percepción de la música que hace en relación con sus auditorios? –Sólo me percato de que la gente me está escuchando; siento que a veces le gusta lo que hago y otras veces no. Está bien que así sea, por otra parte. –¿Es a través de los aplausos que

se percata de los gustos de su auditorio? –En parte, pero confío más en lo que voy sintiendo mientras toco. Es ahí donde descubro los alcances de mi auditorio. Cuando descubro que me gusta y sobre el que puedo trabajar; encuentro que puedo hacer algo interesante, un aporte, y en eso consiste mi trabajo. –Entre sus gustos figuran composiciones no jazzísticas como Nick Drake, los Beatles o Radiohead. ¿En qué sentido le llaman la atención? –Fueron diferentes momentos en cada caso. Tal vez más consecuentemente a partir de 1996, creo. En definitiva hago la música que me interesa y no pienso en el público, sólo considero que me están escuchando cuando estoy tocando.

En relación con la situación del jazz, es optimista. “Podría decir que es un buen momento para el jazz, observo que no se caracteriza esta época por ser demasiado conservadora ni tampoco demasiado diferente a otras. Encuentro que hay algunos músicos, no muchos, muy interesantes que están haciendo algo realmente diferente y muchos otros muy competentes que realizan trabajos que no son especialmente originales”. Mehldau propondrá en sus dos conciertos un camino personal, como su forma de tocar, en la cual utiliza su mano izquierda para subrayar ciertos dibujos melódicos o tocando en espejo con la mano derecha. Un músico de enorme creatividad y una claridad de expresión superlativa.

César Pradines

Gerardo Gandini, en estado de intimidad Publicó Cuando lo imprevisto se torna necesario Más allá de las suposiciones o las implicancias entre lo imprevisible y lo que puede volverse imprescindible, categorías por demás intangibles, sobre todo si de música estamos hablando, este compacto de Gerardo Gandini, tocando obras propias y que, precisamente, se llama Cuando lo imprevisto se torna necesario, es sumamente poético, término que, por lo demás, no hace sino prolongar y extender, generosamente, las inespecificidades y las subjetividades. Gandini está próximo a cumplir sus setenta y tres –afirmación que no debe ser entendida como algún tipo de menoscabo sino, más bien, todo lo contrario– y a esta altura de su vida está muy distante de aquellas experiencias vanguardistas de los años 60 o de sus grandes producciones posteriores a 1980. Si bien nada es previsible en un compositor de su creatividad y envergadura, parece que su terreno, ahora, es el del piano y, más estrictamente, el de las sonatas. Desde hace una década, aproximadamente, Gandini se dedica a componer sonatas que él mismo interpreta. En este álbum, Gerardo toca la que, hasta ahora, es la última de ellas, la séptima, y, además, la cuarta, de 2004. Entre ambas sonatas, en ese orden, Gandini vuelve a su bien amado Schumann. Sucesivamente, están Eusebius, esa maravillosa deconstrucción/reelaboración de un número de las Danzas de las ligas de David, Elegía, de 1986, Interludio de Liederkreis, su ópera de 2000, y la novedosa Eusebius II, una segunda creación pero ahora ya no desde la base schumanniana sino desde su propio Eusebius. En general, este compacto no parece destinado para quienes estén esperando algunas de aquellas

experiencias de otros tiempos, vinculadas con algún tipo de vanguardismo intelectual, ni para los que aguarden algún tipo de contrastes notables.

Mundo musical Gandini está en estado de intimidad, recorriendo, sin urgencias, los recovecos de su aparentemente pacífico y muy expresivo mundo musical. A puro lirismo, Gerardo deambula por senderos de privacidad, deteniéndose en introspecciones y emociones casi interiores. La nueva sonata, en un solo movimiento, por ejemplo, se revela como una obra que parece haber sido escrita a partir de secretos personales, de alguna soledad tranquila, casi un monólogo de misterios privados, sin exabruptos ni efusiones de pasiones intensas. En realidad, este elogio de la poesía íntima, tal vez sea, al mismo tiempo, la única observación que se le pueda efectuar al compacto en su conjunto: independientemente de los distintos materiales y de las técnicas compositivas empleadas, Gandini circula, de principio a fin, por un único clima nostálgico general, además, igualado por un mismo tipo de enfoque interpretativo. Pero ése es otro asunto. El disco, según las voluntades individuales, puede ser escuchado de continuo o segmentado por obras o temáticas. Y lo que se encontrará será una música excelente. Después de todo, e independientemente de lo imprevisto o lo necesario, aquí están obras para piano de quien es, sin lugar a dudas, uno de los compositores más relevantes de la historia musical argentina.

Pablo Kohan

(La compactera) (The Album)

Soltame Carnaval

Wilco

Los Tekis

Wilco (the song), Deeper Down, One Wing, Bull Black Nova, You And I, You Never Know, Country Disappeared, Solitaire, I’ll Fight, Sonny Feeling, Everlasting Everything (Nonesuch / Warner).

Carnavaleando, Selección de carnavalitos, Lágrimas, Diablero, Las manos del alfarero, La maimareña; Llorar, llorar; No vuelvo a amar, y otros (Sony Music).

Wilco es una de las bandas más inestables que ha logrado permanecer a lo largo de los años. Han pasado por innumerables cambios de integrantes desde su formación (tras la partición en dos de Uncle Tupelo). También, por períodos de excesos, experimentaciones y tensiones con la industria. Por eso, que elijan poner su nombre como título de esta placa es una afirmación final de lo que son: una banda de rock con sus raíces en el country rock. Allí están los trajes a lo Parson; el shuffle de “Wilco (the song)”, otro guiño; la afirmación de que tocan instrumentos de rock y de no rock y un aire beatle que sobrevuela en varias canciones y que adopta casi definitamente el perfil del Harrison solista en “You Never Know” (¡esa guitarra!). Disco liviano y luminoso, canciones de mañana tras los miedos de la noche: “Wilco te va a amar”, prometen.

Tanto insistieron Los Tekis con la difusión del carnaval jujeño que no podían dejar pasar la oportunidad de este testimonio en CD y DVD. Hace unos cuantos años comenzaron a llevar a sus recitales un bloque dedicado a esta manifestación cultural. Era una forma de trasladar el hecho espontáneo a un show que, aggiornado, por supuesto, transmite elementos de esta fiesta popular. Los Tekis son buenos músicos. No les fue difícil fundir su repertorio con el carnaval. En el disco se escuchan 17 temas de una actuación tilcareña. Además está el DVD. Ahí no faltan carnaval y saya, harina y papel picado, diablitos bailando y ejercicio aeróbico; una frase en las remeras de los músicos, para que la gente no mezcle los tantos (“La hoja de coca no es droga”, dice) y un bonus track con el Chaqueño Palavecino como invitado.

Adriana Franco

Mauro Apicella

(Tracks) Bob Dylan, navideño. En la página oficial del cantautor norteamericano se confirmó que el 13 de octubre próximo saldrá a la venta Christmas in the Heart, un álbum de canciones navideñas. Será a beneficio de la or-

ganización Feeding America. Los artistas, en casa Cada uno a su manera los sellos buscan alternativas para llegar al público. Además de vender CD, BAU Records ofrece semanalmente una

serie videos gratuitos desde Youtube, donde los músicos interpretan una composición. Veamos este ejemplo: Adrián Iaies y la “Serenata para la tierra de uno” de María Elena Wash (www.youtube.com/ tch?v=x5gmYLGpB2c)