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DOMINGO 12 Y 09 Y 2010
TENIS: EL US OPEN
FINALÍSIMA
Ante Federer, Djokovic consiguió su primer triunfo sobre un top ten en este año // FOTOS
DE E FE Y A FP
NADAL IRÁ EN BUSCA DEL ÚNICO GRAND SLAM QUE LE
FALTA; EN LA DEFINICIÓN, SE MEDIRÁ CON DJOKOVIC, QUE DERROTÓ A FEDERER EN CINCO SETS INOLVIDABLES POR ARIEL RUYA ENVIADO ESPECIAL
N
UEVA YORK.– El cielo puede esperar. Azul, brillante, colosal, le hizo una finta al deseo. Un engaño al partido de los sueños. El choque de planetas será otra vez. Hubo un atrevido genial, un bromista de excelencia, que se tomó el juego muy en serio. ¿El mundo anhelaba disfrutar otra vez del músculo de Rafael Nadal y el talento de Roger Federer cara a cara? Con el serbio, todo puede ocurrir. Como ganarle al más grande de todos los tiempos, derribarlo de la posición número 2 (desde mañana, el Gran Roger será N° 3) y alcanzar la final del cemento azul…, como el cielo. Nadal debe haber visto el juego de titanes cómodamente instalado en su sillón favorito en la ciudad que nunca duerme. Debe haber gozado con las 3h44m de un tenis brillante, con el desgaste físico de Djokovic para ganarle a Federer por 5-7, 6-1, 5-7, 6-2 y 7-5. El intruso será su muro, su escollo, su contracara en el gran juego decisivo de hoy, no antes de las 17.30 de nuestro país, en otra jornada de salón en el Arthur Ashe. Seguramente, con 23.771 personas, como ayer. Como si fuese el Colón: de pie. Nadal sabe que escribe la historia viva del juego de las raquetas. Por primera vez alcanza la final del último grande que le queda. Por primera vez, quizá, se derrita con la gloria de ser parte de un Grand Slam: haber ganado los cuatro grandes. No ha perdido un solo set en el torneo del calor y el viento: el de ayer fue un trámite bancario, uno de esos papeleos que son precisos antes del último banquete. Mikhail Youzhny (12°), ruso y de destacada tarea en todo el torneo, cayó en su garra arrolladora: 6-2, 6-3 y 6-4, en 2h13. Eso, durante el mediodía. Una
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Nadal llega al partido decisivo sin haber cedido un set en todo el torneo
es la cantidad de veces que llegó Nadal a la final del abierto norteamericano y su puesto en el ranking mundial. Hasta aquí, el español tiene 8 títulos de Grand Slam: 5 Roland Garros, 2 Wimbledon y un Abierto de Australia.
NO SÉ CÓMO HICE PARA GANARLO; ES EL TIPO DE PARTIDOS QUE UNO RECUERDA TODA SU VIDA. ESTOY CANSADO, PERO LLEGUÉ A LA FINAL
SIEMPRE LLEGABA CON PROBLEMAS A ESTE TORNEO. PARA MÍ ES UN SUEÑO JUGAR POR PRIMERA VEZ UNA FINAL EN LA CANCHA MÁS GRANDE DEL MUNDO obra de arte de solidez y agresividad: Rafa ha logrado una ambición que no parecía de su calaña. Su poderío está a la vista de todos; se siente su efervescencia en el ambiente: ni un suizo, ni un serbio pueden derribar su sabiduría. Claro: los partidos hay que jugarlos. Eso mismo debe estar meditando el Gran Roger. Los dos match-points perdidos, sus envíos erráticos, esa manera intimidada, impropia en su estirpe,
cuando el serbio lo apuraba desde la red. El público le daba fuerzas desde las gradas, pero Nole, el bromista que suele tomarse el tenis muy en serio, tenía preparado otro festín. Cortarle a Roger, por ejemplo, sus seis finales seguidas en Nueva York. Vengarse de una de ellas: la de 2007. Resultó un juego inolvidable; seguro, fue el mejor del certamen. Se sacaron chispas. El serbio levantó los brazos, sin moverse, en el centro de la escena. Le agradeció al
MAMÁ CLIJSTERS, OTRA VEZ CAMPEONA, CON UNA TAREA DEMOLEDORA NUEVA YORK (De un enviado especial).– Deliciosa, la pequeña Jade disfrutaba de una jugosa sandía. El partido, entre mordisco y mordisco, se le habrá pasado de largo a la niña de rulos rubios y ojos cristalinos. Porque mamá Kim –que no es otra que Clijsters, la belga que regresó como un huracán– resolvió cortito y al pie la partitura de la final de damas frente a la nerviosa rusa Vera Zvonareva. Fue un sencillo y fulmi-
nante 6-2 y 6-1, que confirma una teoría: en el cemento, es la reina de Nueva York. Un año después, otra vez, con la gloria entre sus manos que casi no transpiraron. Más de una vez, Kim contó que su pequeña –jugueteaba con relojes, charlaba con vecinos, casi no se percataba que había acción en la pista– es su centro del universo. “Me quita de la locura y la vorágine del circuito”, suele describir la belga.
Pues bien: anoche se lo tomó al pie de la letra. Un concierto de voleas y tiros ganadores frente a una inexpresiva tarea de la rusa. Kim tuvo una versión de sinfonía: disfrutó de su tenis, lo sufrió su adversaria y el público se quedó con las ganas de ver tenis compartido del bueno. Una derecha cruzada resolvió el desarrollo, de apenas una hora. Lo que siguió, fue solo emoción. En vivo y para todos.
cielo azul, se arrodilló, besó el suelo… azul y se rindió ante el público por el cariño contenido. Tantas veces lo han acabado a Roger y tantas veces ha regresado. Tiempo al tiempo: los grandes, verdaderamente grandes, nunca se acaban. Pero cuando la tarde se convierte en noche en Flushing Meadows, el pasillo central es para Djokovic, el intruso que borró el cartel de “la final soñada”. Habrá otro nombre, otro apellido en la galería de campeones. Se lo merece Nole: su éxito sobre Federer fue, además, su primer impacto sobre un top ten en este año. Se mueve como una serpiente, sus piernas corren tan rápido como su cerebro. Se lo merece, claro que lo merece. Casi tanto como Don Rafa, el mallorquín que sólo cuenta las horas para escribir la historia en letras de molde: conseguir el Grand Slam. Ya rubricó buena parte de la obra. Sólo le queda firmar el final de una temporada de colección. Para, algún día, mostrársela a sus nietos...
2 Es la posición que ocupará Djokovic en el ranking desde mañana, y también es la cantidad de finales para él en Flushing Meadows; en la primera, en 2007, perdió con Federer. El serbio, hasta aquí, sólo ganó un Grand Slam, el Abierto de Australia 2008.
VELOTTI PERDIÓ EN LA SEMIFINAL Agustín Velotti, último junior en carrera, cayó ante el norteamericano Denis Kudla por 6-3 y 6-2, en la semifinal.